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Rescatame por alexriden02

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 Jaejoong despertó ese día más feliz que otros. Sus padres notaron esa especial  jovialidad en su hijo al momento del desayuno.

 

La mesa estaba adornada con colores cálidos y deliciosos pastelillos elaborados por Jaejoong. Él estaba tarareando una canción mientras sus padres lo observaban absortos la escena pues su hijo no cantaba hace mucho.

 

—¿Celebramos algo?

 

El señor Kim preguntó antes que su esposa.

 

Jaejoong volteo con una enorme sonrisa y corrió a abrazar a sus padres diciendo lo mucho que los amaba. Sus padres correspondieron al abrazo,  después de todo  hace tiempo no recibían una demostración de cariño de su hijo.

 

Ese día Jaejoong brillaba con un aura alegre que contagiaba a todos a su alrededor. A pesar del frio invernal, el sol estaba radiante a lo lejos. Jaejoong se quedo viendo la puerta pensando en Yunho y hasta especulando que estaría haciendo él en estos momentos.

 

—¡Oppa!

 

La alegre voz de JiYeon  lo sacó de su ensoñación. Ella atravesó la entrada de la cafeterita  muy alegre y robando suspiros de los clientes masculinos a su paso. Los padres de Jaejoong tampoco quedaron ajenos a tan bella señorita junto a su hijo.

 

—¡Es todo tan navideño!

 

Exclamó JiYeon viendo con los ojos vidriosos  cada rincón con mucha admiración pues tenía ese tinte navideño que siempre amó.

 

Los ojos de la señora Kim brillaron y a su mente vino la idea que siempre estuvo esperando: una novia para su hijo. En solo cuestión de segundos ella imaginó a la bella muchacha de blanco junto a su hijo, una casa y muchos nietos con las mejillas rojas.

 

—Así que ella es la razón por la que nuestro hijo estaba tan feliz.

—¿Sera? – se permitió dudar el señor Kim.

—Si – respondió con una sonrisa en sus labios. – Al fin nuestro Jaejoong se enamoro. ¡Y mírala, es hermosa y parece que se lleva muy bien con nuestro hijo!

 

JiYeon tomo con mucha confianza el brazo de Jaejoong y las ilusiones de la señora Kim se vieron reflejados en su rostro.

 

Jaejoong no descifró el motivo de la sonrisa de su madre, estaba demasiado concentrado pensando en el día que le esperaba.

 

—Ella es Park JiYeon y ellos son mis padres.

 

JiYeon hizo una corta reverencia para saludarlos  sin perder su algarabía.

 

—Ella me acompañara a grabar con Max Changmin.

—¿Una cita? – preguntó la señora Kim y vio en JiYeon un ligero sonrojo. Eso alegro a la mujer, después de todo, su futura nuera era hermosa y tan inocente.

—Una cita – Jiyeon repitió con voz suave y cogió alegre las manos de Jaejoong. – Es nuestra primera cita fuera del trabajo.

 

Las palabras de JiYeon eran todo lo que esperaba la señora Kim mientras que Jaejoong pensaba lo contrario.

 

—Estoy tan emocionada.

—Nos tenemos que ir o llegaremos tarde al set – dijo Jaejoong revisando su celular y leyendo el mensaje del staff de Changmin.

—Fue un placer conocerlos.

—El nuestro también – dijo cortésmente el señor Kim.

—Cuando quieras puedes venir a visitarnos.

—¡Eso me gustaría! ¡Prometo volver!

—Nos tenemos que ir.

 

Jaejoong cogió la mano de JiYeon así alejarla de su madre y salir lo antes posible.

.

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.

 

Siwon revisaba los oficios de contabilidad y los números que veía le gustaban. A lo lejos escucho pequeños salto que no tardaron en irrumpir su oficina. Una sonriente Ye Eun corrió hasta llegar a los brazos de su padre.

 

—¡Appa, mira los nuevos guantes que tío DongHae me regalo!

 

La niña le enseñó a Siwon los guantes que en los dedos simulaban arcoíris.

 

—¿Te gustan mucho los arcoíris? – indagó Siwon sabiendo perfectamente la respuesta.

 

La pequeña en su regazo asintió enérgica y pegó un fuerte grito.

 

—¡Sí!

—¿Quieres ver uno?

 

Ye Eun dudo en responder, su maestra le había dicho que los arcoíris se forman después de la lluvia y en ese momento el sol brillaba por la ventana.

 

—Pero no llueve. Appa, lo arcoíris se forman después de la lluvia.

 

Siwon acarició el cabello de su pequeña hija mostrando en cada caricia su amor.

 

—Si mi princesa quiere ver un arcoíris, appa conseguirá un arcoíris.

 

Él bajó de su regazo a su hija y esculcó en uno de los cajones de su oficina.

 

—Cierra los ojos.

 

Obediente, Ye Eun lo hizo. Se prometió a sí misma no espiar, pero la curiosidad la ponía impaciente. Ella escuchó unos pasos alejarse y eso la ponía más inquieta.

 

—Abre los ojos.

 

La pequeña no lo pensó dos veces y quedo atrapada por la hermosa visión que tenia frente a ella.

 

—Un… arcoíris.

Ye Eun empezó a seguir el haz de luces y vio a su padre junto a la enorme ventana. Él le sonreía mientras sostenía unos cristales en la mano.

 

—¡Magia! – rió a carcajadas mientras saltaba intentando agarrar los colores que se reflejaban.

—No es magia.

—¿No es magia? – preguntó corriendo para ver como su padre creaba un arcoíris.

—Esto es una barra de prisma – enseñó el cristal y Ye Eun vio desaparecer el arcoíris. – Cuando la luz del sol pasa a través de este, la luz se descompone en un haz de siete colores – volvió a poner el cristal en contacto con la luz de sol.

—¡Ciencia!

—Sí, es un experimento científico.

—Tengo un papá científico. Tengo un  papá científico – empezó a cantar Ye Eun y eso logró una carcajada de Siwon.

 

La razón de seguir y vivir cada día, Siwon la encontró en su pequeña hija. Ella lo necesitaba tanto como él necesitaba de su hija. Él sabía que hizo cosas malas, pero lo único bueno que resaltaba entre la oscuridad era ella, su arcoíris.

 

—Disculpe que moleste – DongHae irrumpió intentando no sonar tan alarmado –Hay un asunto que te necesita Siwon. 

 

Siwon pudo leer la expresión de DongHae, había problemas.

 

—Quédate aquí con tío DongHae hasta que regrese – le ordenó a Ye Eun mientras le daba el prisma. – Ahora es tu turno de crear un arcoíris.

 

Ye Eun asintió, portándose siempre como niña buena, no haciendo preguntas y esperando a que su padre regresara. Cuando su padre desapareció por la puerta se mostro triste.

 

—¿No quieres estar conmigo? – le preguntó a la niña DongHae.

—Yo te quiero mucho tío, pero…

—Sabes que tu padre tiene que trabajar, gracias a él muchas personas tiene trabajo y no están en la calle.

—Lo sé.

 

Ye Eun escondió  la mirada conteniendo sus lágrimas. Ella sabía que su padre era un hombre muy ocupado y apreciaba cuando estaban juntos, pero aun así quería  más.

 

— Cuando tu madre estaba triste Siwon siempre le compraba estos chocolates.

 

DongHae entregó la barra de chocolates a Ye Eun y ella se mostro sorprendida.

 

—¿A mi madre le gustaban los chocolates?

—Eran sus favoritos, decían que lo dulce aplastaba lo amargo.

—Gracias tío – abrazó a DongHae. – Gracias por hablar de mi madre. Appa no habla mucho de ella y yo, no la recuerdo.

—Tu madre te amaba mucho y desde donde este ella te cuida.

 

Ye Eun sonrió al ver el chocolate, a ella le gustaba pensar que su madre era un hermoso ángel que siempre la cuidaba desde el cielo y que al llegar la noche se transformaba en una estrella. 

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Changmin no esperó ver a Yunho, de pie  junto al director cambiando varias líneas de guion antes de grabar con Jaejoong.

—Si no lo conociera diría que esta celoso.

—¿De quién hablas? – preguntó KangTa viendo su celular.

—No es nada. ¿Qué tanto miras?

—Twitter esta revolucionado, se filtraron las noticias del ganador y tenemos a una legión de tus fans en la puerta.

 

A KangTa le disgustaba ese gran revuelo pues la grabación se vería retrasada.

 

—Oye, cuida el tono de tu voz, son mis fans.

 

Kangta sonrió de costado.

 

—Veo que tienes preferencia por las fans lindas.

—No, yo solo cuido de mis fans.

—Y yo nací ayer – dijo al golpear a Changmin con la tablet.

—¡Eso dolió!

—Se un caballero y deja de mirar a la amiga de Kim.

—No la miro, solo contemplo una obra de arte.

 

Kangta resopló cansado y Changmin cubrió su cabeza con ambas manos.

 

—Tienes suerte porque en cinco empezamos a grabar – Changmin asintió – Deja de exagerar que tiene la cabeza dura.

 

 

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De la larga lista de problemas, Siwon no se esperaba verla ahí, de pie y en la entrada de su edificio. La mujer vestida con un abrigo blanco  caminó hasta él como si fuera una felino al asecho pero Siwon no le temía.

 

—Se que ella esta acá. Déjame verla.

—Vete y deja de dar un espectáculo.

—No  impedirás  que la ve. Si tengo que gritar sobre mí…

 

Siwon la cogió del antebrazo arrastrándola al ascensor. La empujó con  rudeza y casi cae la mujer de sus finos tacos.

 

—No te través a decir que es tu hija – dijo al cerrarse las puerta del ascensor.

—¡Es mi hija!

 

Al escuchar aquellas palabras de la boca de esa mujer hizo que Siwon quisiera golpearla, pero se contuvo.

 

—Im Yoona está muerta, tú solo eres un fantasma.

 

Yoona sabía muy bien que Siwon jamás la perdonaría, pero había llegado a su límite. Ella no quería ser un fantasma y menos para su hija.

 

—Siwon – ella se arrodillo –. Por favor, es mi hija.

—¿Ahora es tu hija? – la zarandeo hasta levantarla y enfrentarla mirándola a los ojos –. Entonces, ¿Quién la abandono al nacer? ¿Quién casi la mata?

—Por favor – suplicó con lágrimas en sus ojos y eso enfado más a Siwon.

—¡Ahora pides por favor, te suplique que no lo hicieras, pero tu elegiste estar con ese asqueroso de Psy!

—¡No es lo que tú piensas!

—¿No es lo que yo pienso? – la empujo contra el frio metal –. Vamos a refrescarte la memoria.

 

Yoona tembló, no quería volver a recordar su pasado.

 

—Psy te levanto de la calle y maldigo ese día. Te ame como jamás imagine amar a alguien, pero  tú ambición pudo más y te convertiste en un monstro.

—¡Tu eres igual, decirle a mi hija que estoy muerta!

 

Siwon deseo ahorcar  a esa mujer y hacer realidad su mentira.

 

—Planeabas que le dijera, tú madre intento matarte al séptimo mes y por eso naciste prematura.

—E-eso no es verdad. Ese día yo…

—¡Te vi huir del hospital! ¡No te importo si vivía o moría mi hija!

 

Yoona agacha la mirada dejando salir sus lágrimas mientras cubría su boca. Eso ultimo enfureció a Siwon que la zarandeo por los hombros y con una mano libre le apretó el cuello.

 

—¡No vuelvas a aparecer frente a mis ojos o los  de Ye Eun porque no dudare en acabarte con mis manos!

 

Yoona sintió el agarre, no era lo suficiente fuerte como para matarla, pero si para ponerla en alerta.

 

—Tú padre – logro decir evitando llorar –. Él no me quería a tu lado y me obligo a…

—¡No mientas! – apretó con más fuerza su cuello. – Se perfectamente el trato que tuvieron con mi padre. Mucho dinero y la posibilidad de que Psy te adoptara.

 

Yoona intentó empujar a Siwon para poder respirar mejor, pero fue inútil.

 

—Felicidades – Siwon susurro  al oído de Yoona. – Ahora eres una de las herederas de Psy y tienes el dinero de mi padre.

 

El aire se iba del pecho de Yoona poco a poco.

 

—¡Siwon suéltala! – DongHae intervino cuando las puertas del ascensor se abrieron.

Con la llegada de DongHae, Yoona pudo volver a respirar mientras el otro hombre intentaba calmar a Siwon.

 

—Sera mejor que te vayas – le pidió DongHae cuando ella pudo ponerse de pie.

 

A Yoona la hería  la forma en que Siwon la trató. No era la primera vez que ella lo buscaba, pero nunca se imaginó que al fin su primer amor podría matarla.

 

—No vuelvas nunca  más – le dijo Siwon lleno de resentimiento y odio.

 

La bella mujer secó sus lagrimas, se arreglo la ropa y sujetó su cartera, ella no estaba dispuesta a perder. No negaba su error, pero quería su hija junto a ella y estaba dispuesta a todo por tenerla.

 

—Te guste o no, ella es mi hija, pero no tuya.

 

Siwon palideció al escucharla. ¿De qué hablaba Yoona?

 

—No fuiste el único  hombre en mi vida.

 

DongHae temía por el veneno que pudiera escupir Yoona y la reacción de Siwon al escucharla.

 

—Vete, no voy a escuchar tus mentiras y menos ahogarme en tu veneno.

 

Ella, lejos de irse se quedo y habló sin miedo a Siwon. Con la carta que tenia bajo sus manos no temía a jugar con fuego.

 

—Yo quería llegar a Yunho.

—¿Ahora eres su amante? – Siwon preguntó de manera burlona.

—Más que eso.

—Si yo no te mato será él quien lo haga.

—Yunho es diferente a ti, él me ayudara a recuperar a mi hija.

 

Siwon rió fuerte y sin gracia alguna. Le era ridículo escuchar que Yunho ayudaría a Yoona y más sabiendo a donde estaba la mira de su enemigo.

 

—Lo hará – dijo ella dando un paso fuera del ascensor. – Hay algo que nos une.


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