Changmin ante las cámaras sonreía y conversaba con Jaejoong sobre el delicioso aroma que estaba invadiendo a sus sentidos. Para nadie era un secreto su amor a la comida.
—Este cambio de último momento no me agrada – gruño Yunho maldiciéndose a sí mismo por abrir la boca y comentar que Jaejoong podía cocinar.
—El presupuesto saldrá del bolsillo de Changmin – comentó KangTa al ver como de Yunho abría los ojos indignado aun mas.
—El dinero no me preocupa.
—Entonces, ¿qué es lo que te preocupa?
—Mejor olvidémoslo. Voy a tomar algo.
La idea de Jaejoong cocinando para Changmin, sea un platillo sencillo o elaborado, a Yunho le dejaba un sabor amargo. A su edad era infantil sentir celos de Changmin y querer monopolizar a Jaejoong, pero no podía evitarlo.
—Soy un hombre adulto, no puedo comportarme así – se dijo a sí mismo intentando entrar en razón.
—Entonces compórtate como uno.
Heechul llegó y sin una mínima muestra de cortesía empujo unos documentos a Yunho.
—Cuando Changmin dijo que estarías como un mosquito en su set de filmación, debí imaginar la razón – dijo viendo de reojo a Jaejoong asando algunas verduras mientras reía con Changmin. – En menos de media hora tienes una reunión con el CEO de Turquia sobre los productos textiles.
Yunho cogió el puente de su nariz recordando lo importante de su reunión, la cual había olvidado por completo.
—Lo olvidaste.
—No es eso…
—Deja de jugar al novio perfecto y vámonos – Heechul dijo lo ultimo sin levantar la voz pero sonaba como si estuviera gritándole. Después de todo, le irritaba ver el interés de Yunho por Jaejoong.
—No es un juego.
—Es más importante en estos momentos la empresa que discutir sobre esto. Cientos de empleados como sus familias dependen que logremos un convenio con la empresa turca.
Yunho respiro profundo, después de todo su primo tenía razón. Él era un hombre de negocios no un adolescente enamorado.
—Está bien, no es el momento.
Yunho peino su cabellera a un costado con la mano y anudo mejor su corbata.
—El chofer nos espera en la entrada.
Con una mirada triunfante Heechul observó a los lejos a Jaejoong, que seguía metido en la grabación, no parpadeo y sonrió al verse ganador. «Jaejoong sonríe hasta donde puedas, porque después solo tendrás lagrimas y soledad»
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HimChan miró a su alrededor con curiosidad, cajas de cartón a medio abrir, una habitación pequeña de paredes rosa perla y con un sillón a medio camino, justamente en el que estaba sentado.
—Lamento el desorden, pero hace poco me mude y no tengo muchos muebles.
—Imagine algo así.
—¿HimChan quieres un té?
Él asintió esperando no ser una molestia. Cuando SungRyung salió de lo que parecía ser la sala, HimChang empezó a buscar su celular y hacer una llamada a su amigo por llegar tarde a su reunión.
—Estoy bien, es solo que no puedo ir – «No puedo dejar que me veas así» esa era la verdad y esperaba que Bang no siguiera preguntando y colgó antes de eso.
SungRyung garraspo suavemente así llamar la atención del más joven que tembló de inmediato al escucharla.
—Lo lamento. No quise asustarte.
—No, soy yo quien debe disculparse.
Ella se acercó con la taza de té a HimChan.
—Es uno de mis sabores favoritos, bébelo y te sentirás reconfortado.
En silencio HimChan cogió la taza y bebió unos sorbos.
—Vainilla – sonrió, también era uno de sus sabores favoritos.
—Puedes quedarte el tiempo que quieras – dijo SungRyung moviendo una caja a la esquina y sacando de su interior algunos platos.
—Puedo ayudarla a desempacar, ¿si gusta?
—Claro siempre es bueno un poco de ayuda – sonrió amablemente –, pero antes termina tu té.
HimChan se tranquilizó al ver la sonrisa de la mujer, algo en ella le era familiar y cálido. Con más entusiasmo bebió su té esperando ayudar a quien apareció ante sus ojos como un ángel.
Unas horas después lo que era una precaria sala ahora estaba amueblado con una mesa en la entrada, una pequeña mesa ratona junto al sillón y muchos libros en el bibliotecario junto a la ventana.
—Trabajaste muy bien HimChan, lamento las molestias.
—No, fue divertido amueblar este lugar. Ahora tiene un aura hogareña.
—Gracias, es lo que intentaba lograr.
—Señora SungRyung, ¿usted vino del extranjero?
—Volví de un largo viaje del cual, por ahora, no quiero hablar – dijo SungRyung con un suave suspiro.
—Veo que hay una fascinante historia que no desea contar.
Sung Ryung sonrió.
—Entonces ambos tenemos fascinantes y tristes historias para contar, pero hoy no será el día.
HimChan asintió sintiéndose un tanto incomodo en hacer más preguntas, pues las palabras había escapado de su boca sin pensarlo.
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Sin expresar su descontento, invitó a MiRah a tomar asiento frente a su escritorio a la hermana menor de su esposa.
—Cuñada, ¿a qué debo el honor de tu visita?
MiRah observó de reojo el asiento ofrecido por Dong Wan, lo rechazó quedándose de pie pues su visita seria corta.
—Sung Ryung, ¿Dónde está?
Dong Wan se puso de pie dándole la espalda a su cuñada y mirando por el cristal de su oficina que daba a la calle.
—En este momento no lo sé.
—¡Es tu esposa!
—¡Y tu hermana!
Las miradas desafiantes en ambos hicieron que MiRah se tranquilizara. Ella no entendía el cambio de Dong Wan y debía averiguarlo.
—Así que el amor que enterraste volvió a resurgir. ¿Tanto la amas como para perdonarla?
—Mi amor por Sung Ryung nunca murió, mi amor no es como el tuyo y no va a ser manipulado.
Ella sonrió con ironía al escuchar a su cuñado y adivinaba la razón de su cambio.
—Nos traiciono y soy yo la manipuladora. ¿Acaso soy la culpable de todo?
—Ese día… en mi mente es confuso. Amo tanto a Sung Ryung, pero ese día…
MiRah volvería a matar el amor de Dong Wan por su hermana, una vez más. Ella castigaría a Sung Ryung por traicionarlos y si ella sufría también lo haría Dong Wan.
—Volvías de un viaje y con Sung Ryung te organizamos una recepción. Ella estaba tan feliz…
—Basta.
La mujer que alguna vez mostro piedad estaba cubierta de oro y diamante siendo fría y cortante. Bajo su bella madurez de mujer se escondía el más alto sufrimiento y sed de venganza. No se detendría, aun sin ver la expresión de Dong Wan ella presentía que estaba sufriendo y recordando aquel día.
—Ese día al verte ella parecía feliz, fingía muy bien y Woo Sung también.
Dong Wan presiono sus puños, él recordaba fugazmente lo sucedido y lo que sus ojos vieron. Mentía. Él recordaba todo como si el tiempo no hubiera pasado.
—Quedamos tú y yo en un momento despidiendo a los invitados, cuando fuimos a buscar a Sung Ryung y mi esposo, ambos estaban en el balcón bes…
—¡Basta! – se volteo a verla no pudiendo disimular su rostro adolorido y rabiado.
—¡Ella nos traiciono!
—¡También fue Woo Sung quien nos traiciono!
—¿Ahora es mi esposo el culpable?
Él miro a la mujer frente a sus ojos, ahora entendía que ese día MiRah puso toda la culpa en Sung Ryung desconociendo lo que Woo Sung le confesó y no quiso escuchar. había tardado años en entenderlo, el tiempo no solo le trajo unas incipientes canas sino la madurez que no tuvo en ese momento.
—Ese día deposite toda la culpa en ella porque era así. La odie al punto de querer matarla aun sabiendo que era mi hermana.
Ahí estaba de nuevo esa palabra en boca de MiRah: era. El pasado no volvería y ella mato a su hermana. Ese día todo amor y compasión murieron junto a la vieja Sung Ryung.
—Woo Sung era mi mejor amigo, un hermano y gracias a él conocí a Sung Ryung. Lo que no sabía era que Woo Sung estaba enamorado de ella en ese entonces.
—Recuerdo muy bien ese día, fui muy feliz porque al fin Woo Sung se daría por vencido y tal vez me miraría.
—¿Sabías que él estaba enamorado de Sung Ryung?
—Era tan obvio, solo la tonta de mi hermana nunca se percato de ello.
—Entonces…
—¡Woo Sung me dijo que ese beso no significo nada, que fue ella la culpable y me amaba!
Dong Wan lanzó los papeles que tenía en su escritorio de la rabia.
—¡Deja de mentir, Woo Sung nunca diría algo así! – golpeo sus piernas tratando de controlarse. Inalo una, dos, tres veces. – Él fue un caballero, pero yo me marche del país enfadado por lo que vi y negando a mi hijo, Woo Sung vino a mí explicándome todo. Que estaba ebrio y fue un impulso, no significo nada porque te amaba, pero también la amaba a Sung Ryung.
»—Fue un impulso, para ella no significo nada. Lo lamento, amo a mi esposa pero nunca pude dejar de amar a Sung Ryung. Ella es inocente.
MiRah no creía en las palabras de Dong Wan, él era un idiota al que manipular no ser manipulada.
—¡Es ella la que quiso robarme a mi esposo! ¡Siempre juntos, eligiendo ropa para el bastardo sabiendo que yo no tenía posibilidades de volver a tener hijos! ¡Ella hizo todo lo posible para seducirlo!
—¡No hables así de mi esposa! – enfrento a MiRah como estaba seguro que no hizo en el pasado – Menos de mi hijo.
Mira empezó a carcajearse desaforadamente al punto de asustar a Dong Wan. El solo podía ver como su cuñada estaba perdiendo la razón, ahora él entendía la razón de sus acciones y veía en ella un espejo de su pasado.
—Ella te odia y ese bastardo está muerto. ¿Quién me ayudo a encerrarla y a desaparecer a ese niño?
A Dong Wan no le agradaba recordar ese día, el niño que había nacido de Sung Ryung, recordar el llanto del niño le helaban la sangre. Ese día cegado por su rencor y venganza alejo al niño de su esposa dándolo por muerto y a ella por loca.
»— Llévatelo lejos – entregó al niño en brazos de MiRah.
»— ¿A dónde?
»— No lo sé, no quiero volver a verlo… él nunca existió.
Con los años Dong Wan recapacito, sabiendo bien que ese niño que mando a abandonar con MiRah en algún orfanato era su hijo y no de Woo Sung. El error de hace veinte años atrás no podía reparar lo de un día a otro, aun así viviría con la culpa hasta encontrar a su hijo. Al menos quería hacer feliz a su esposa antes de que él dejara ese mundo.
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Yunho salió de su oficina e hizo una corta reverencia para despedir al CEO turco quien acomodo su túnica antes de marcharse con sus secretarios como escoltas. Cuando el hombre desapareció, Yunho cogió su teléfono celular respondiendo la llamada de Changmin.
—¿Lo olvidaste?
—¿Qué olvide?
—El cumpleaños de tu propio hermano nada más ni nada menos.
Yunho sonrió al escuchar la ironía en las palabras de su amigo. Nunca una palabra amable, asi era Changmin después de todo.
—No olvide nada, el regalo de Junsu estará llegando a ti en este momento.
—¿No vendrás a tu casa?
—Solo que llegare un poco tarde.
Heechul escuch{o lo ultimo no gustándole lo que oía. Él sabía perfectamente a donde se desviaría Yunho de camino a su casa.
—Sabes a donde voy, no importa si es un juego o es real, soy lo suficientemente adulto para saber lo que hago.
No fue ajeno a Yunho las miradas de su primo.
—Claro que eres un adulto, pero no olvides como empezó todo.
Yunho sabía perfectamente cómo empezó todo, un juego que llevo a una venganza absurda contra Jaejoong.
—Ahora todo cambio desde ese día.
—¿Te das cuenta de quién eres y quien es él?
—Si no lo supiera no sentiría lo que siento. Así que tranquilo, no estoy confundiendo nada.
—Entonces, siguiendo tu lógica cualquiera está bien.
Yunho no comprendía a su primo y menos cuando lo jaló al interior de su oficina acorralándolo contra la puerta.
—¿Qué es lo que te pas…?
Heechul no lo dejo seguir, las palabras fueron silenciadas al hacer contacto con los labios de Yunho. Labios que había soñado alguna vez probar y lo había logrado.