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Rescatame por alexriden02

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Notas del capitulo:

Vale!!! para que no sentais perdidas os dire que esto seran unos recuerdos de Junsu durante el beso de Yoochun. Aun Jae siggue desparecido y supuestamente ambos lo estaban buscando (n_n)

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La desolada alma de Junsu jamás hubiese imaginado tener nuevamente a Yoochun a su lado, a unos centímetros de su tiritante cuerpo. El beso de ese hombre había sido capaz de despertar nuevamente aquellos sentimientos que Junsu intentó enterrar en lo más profundo de su ser. Cada rose de esas varoniles manos eran  caricias que lo llevaban a despertar el deseo en su cuerpo. El aroma embriagador del cuerpo de Yoochun le impedía contener sus deseos corporales emergentes del interior de su pecho y la parte baja de su cintura.

 

Aquellos besos lo transportaban hacían un tiempo en donde ambos estaban juntos, un pasado donde sus deseos corporales no se reprimían y podían salir a flote sin medir las consecuencias. Ese  glorioso pasado era recordado una y otra vez por Junsu. Añorando volver y revivir aquellos maravillosos días junto a Yoochun.  Aunque debía admitir que esos recuerdos eran parte de un tiempo que no volvería. Él lo sabía.

 

En ese tiempo Junsu terminó la secundaria y decidió  ingresar a la academia de policías de Seúl. Si bien su hermano mayor estaba contra su decisión, decidió aceptarla no porque quisiese sino que diversos acontecimientos lo llevaron a esa decisión. Desde la muerte de su padre Junsu había estado actuando de forma extraña, encerrándose por días dentro de su habitación negándose a hablar y menos con su madre o Yunho. Fueron días muy angustiantes para  Yunho, ya que no podía ayudar a su hermano,  no podía calmar el angustiante dolor por la pérdida de un padre. Un padre que ante los ojos de su pequeño hermano era su héroe. Cuando finalmente Junsu decidió hablar fue para expresar su deseo de ser policía e irse a un internado para conseguir su meta.

 

La academia policial de Seúl era una de las más reconocidas del pais, se dedicaba no solo a formar policías sino a buscar a los mejores hombres que pudieran ascender a la central de inteligencia Coreana.

 

- No olvides que este sábado pasare a buscarte – asentó Yunho frunciendo el ceño.

- Hermano recién estoy empezando y ya estas buscando la forma de sacarme…– recrimino Junsu algo enfadado porque su hermano lo seguía tratando como un niño pequeño-

- Lo que no entiendo  es que esta academia también sea un internado – se cruzo de brazos molesto – me preocupa tu seguridad…

- Hermano – dijo Junsu señalando el cartel que daba la bienvenida a la academia – Es una academia de policías ¿dónde más podría estar más seguro? – abrió los ojos en señal de obviedad por la respuesta.

- Tal vez… – Yunho frunció nuevamente el ceño – No entiendo que es lo que le ves de interesante en ser un  patético policía….

 

Junsu esbozó una pequeña carcajada pues hasta él desconocía los motivos que lo llevaron a elegir esa profesión. Tal vez fue cuando tenía 14 años. En ese entonces él era un adolescente bastante despreocupado sin ninguna meta aparente, más que divertirse. Su mayor admiración era su hermano mayor, quien estaba en el último año de la secundaria Yonsei. Yunho era bastante popular en la escuela y fuera de ella, sus notas rebasaban el promedio, su atlético cuerpo podía desempeñar cualquier deporte sin ninguna dificultad, en especial las artes marciales como el taekwondo. Deporte en el cual destacaba ya que había sido el campeón por 7 años consecutivos en el Torneo Nacional de Taekwondo de Corea.

 

Con la esperanza de enfrentarse a su querido hermano mayor, Junsu había entrado al torneo nacional de taekwondo. No para fanfarronear su victoria, sino para que su hermano dejase de tratarlo como a un niño pequeño y lo viese como el hombre en el cual estaba buscando convertirse. Aunque no pudo conseguirlo ya que fue derrotado en las semifinales por alguien un año menor que él y que tenía el cuerpo de un adulto. Su orgullo estaba destruido  no solo por haber perdido sino porque su hermano ni siquiera participo del torneo. Solo esperaba que su contrincante no gánese el torneo, porque  ese engendro de la genética lo había subestimado tanto que lo llego a tratar como una niña, cosa que a Junsu le irritaba demasiado.

 

- ¿Quieres que le rompa las piernas? – dijo Yunho con los brazos en ambos bolsillos, denotando facilidad en romperle las piernas a un ser humano

- ¡Hermano! – esbozo Junsu molesto por los dichos de su hermano, pues siempre actuaba como un vándalo – Como dices algo así llevando puesto el uniforme de la Academia Yonsei… ¿no temes ser expulsado?

- No… aun así… ese gigantón caerá como David por haberse atrevido a ponerte una mano encima… – dijo marcando una mueca desafiante en su rostro.

- Hermano – suspiro Junsu – No querrás decir que caerá como Goliat…

-  ¡Eso dije! – volteo su rostro avergonzado pues no era muy bueno con los dichos – Vamos a casa.

 

Fingiendo no escuchar a su hermano  Junsu se quedo para ver las finales. Si bien su ex rival era un gigante bastante desarrollado, centro su atención en el otro finalista. Venia de un modesto instituto y estaba en su segundo año de secundaria. Aun así sus patadas, sus movimientos corporales eran tan certeros a la hora de golpear que Junsu dudaba que alguien pudiese derrotarlo. No sólo llamo su atención las magnificas técnicas de combate del estudiante  sino su rostro, ya que peleando o recibiendo los golpes siempre tenía una dulce expresión de alegría. Parecía disfrutar el combate, pero no con la cizaña de la victoria, sino como si realmente amase y respetase ese deporte.

 

 Esa expresión en el rostro de aquel estudiante capturó toda la atención de Junsu, quien no podía dejare de seguirlo con la mirada. Estaba completamente hipnotizado por esos ojos oscuros, su piel pálida, su pelo al estilo rock star, su escultural cuerpo de deportista, sus gestos al moverse y sobre todo su risa, eso era lo que más le fascinaba a Junsu. Como se esperaba aquel estudiante obtuvo la victoria. Su corazón se acelero de solo verlo sonreír al obtener el trofeo del campeonato, rogando porque voltease a verlo.

 

El corazón de Junsu se detuvo cuando aquel estudiante volteo hacia las filas donde él estaba observando, la fila de los aficionados. Aunque comprendió  que ese chico no lo estaba saludando a él, sino a un grupo de personas que estaban detrás de su fila. Una mujer bastante joven, la madre pensó Junsu; acompañada de una pareja de anciano y otra de adultos que tenían a su cuidado a un niño. Si bien identifico todos los rostros, el de aquel niño le era imposible pues llevaba una gorra. Todos saludaban muy enérgicos al nuevo campeón y este los saludaba con una dulce sonrisa, sin notar la sola presciencia de Junsu o la forma en la que este lo estaba viendo, lleno de ilusión.

 

Cuando uno de los jueces le entrega la última medalla decide preguntarle acerca de los deseos futuros del joven campeón. El estudiante mantuvo su resplandeciente sonrisa afirmando que se convertiría en un agente de la policía  en honor a la memoria de su difunto padre.

 

Desde ese día Junsu no había vuelto a ver a ese chico. Con la esperanza de volver a encontrárselo en algún momento de su carrera policial fue que decidió tomar ese camino. Aunque también comprendía la posibilidad  de no volver a verlo nunca.

 

Fue en su primera clase de práctica como cadete en el campo de deportes en el que sus esperanzas se  desplomaron. Había recorrido la academia entera y no había rastros de ese chico, lo que le llevaba a suponer dos cosas: uno, ese chico asistió a otra academia y dos: ese chico ya se había graduado.

 

 Formado en aquella línea recta de reclutas sus esperanzas caían en un vacio inmenso. Como no sabía el nombre de aquel estudiante jamás pudo rastrearlo y temía jamás volver a verlo.

 

Escuchó  las voces de sus superiores, pero su depresión le impidió mantener la vista en el frente. Uno de los deberes de los alumnos más avanzados era convertirse en los instructores deportivos de los nuevos cadetes.

 

- Firmes – dijo con vos aguda – Soy Park Yoochun, estoy en tercer año y seré su instructor de taekwondo.

 

Esa voz hizo despertar el decaído interés de Junsu, levantó la vista y clavó sus titilantes ojos sobre Yoochun. No podía creer lo que estaba viendo, tenia frente a sus ojos el objetos de su deseo; aquel muchacho al que añoraba  ver desde hace tantos años. Su sorpresa fue tan impactante que apenas lograba respirar, sentía como si después de Yoochun no existiese nadie más, tenía un inmenso deseo de correr a sus brazos y llorar de felicidad. Yoochun estaba tal cual lo recordaba, seguía manteniendo esa espectacular sonrisa que lo había atraído desde un principio, aunque ya no era un jovencito sino un hombre bastante alto, atlético y llevaba el pelo más corto. El pequeño cuerpo de Junsu no pudo asimilar tanto asombro al verlo nuevamente, por lo  que colapso, desvaneciéndose a mitad de la presentación.

 

Cuando volvió en sí, se encontraba recostado en la cama de la enfermería de la academia.

 

-Veo que ya despertaste – dijo uno de los superiores de quinto año- Si no detenían tu caída no estarías despertando – dijo con una carcajada.

- ¿Eh? ¿Quién detuvo mi caída?

- ¡Yo! – entró Yoochun con una sonrisa y una expresión en su rostro de total despreocupación.

- oh… ya regresaste… me estaba cansando de reemplazarte. Te lo dejo es todo tuyo – el superior abandono la habitación con una carcajada.

 

 

Junsu no podía creer lo que estaba escuchando, Yoochun no solo había detenido su caída sino que lo estaba cuidando en la enfermería. Su corazón empezó a brincar de alegría, tanto que se sonrojo.

 

- Cadete – volteo Yoochun hacia Junsu - ¿Tienes fiebre? – apoyó su mano sobre la frente de Junsu.

- Este… no… yo estoy bien – dijo Junsu apartándose de Yoochun pues temía no poder controlarse y saltar a sus brazos.

- ¡oye! Tranquilízate… se lo duro que es ser nuevo pero ya pasara, ya verás que pronto te acostumbraras – sonrió cálidamente hacia Junsu.

 

Solo aquella sonrisa era capaz de hacer latir el corazón de Junsu y volver a tranquilizarlo. Estaba tan feliz de encontrar a Yoochun, pero no sabía cómo actuar, aunque tenía una cosa segura; lo había encontrado y jamás lo volvería a perder de vista.

 

La academia era un lugar muy amplio con diversos campos de deportes, un polígono para las prácticas de tiro, el edifico central donde se impartían las clases y el sector de los dormitorios en donde estaba los estudiantes. Como si fuera azar del destino a Junsu le había tocado compartir la habitación junto a Yoochun, ya que era la única disponible pues generalmente no se mesclan cadetes con superiores.

 

Yoochun le explicó los movimientos del edificio de estudiantes, las duchas se abrían  las 7:30 de la mañana y si no se despertaba temprano perdería el baño. Además de que la habitación debía  estar limpia pues había revisiones sorpresas en las mañanas y si no había algo pulcro sería castigado.

 

Tímidamente Junsu hizo una reverencia a su superior para agradecerle por ayudarlo en el campo de deportes y evitar su caída.

 

- Así no es como debe saludar un cadete a su superior –reprochó Yoochun.

- Pero… ¿Cómo debe hacerlo?

 

Con suma paciencia Yoochun le explicó pausadamente a Junsu sobre el saludo oficial. Básicamente consistía en llevara la mano derecha con los dedos juntos a la sien.

 

-  Así – dijo Junsu intentando imitar la acción de Yoochun.

- Bueno – se acaricio la pera en señal de descontento – Debes tener  los dedos más juntos – tomó la mano de Junsu para acomodarla - ¿Te sucede algo? – preguntó notando cierto temblor en las manos de Junsu.

- No… ¿Por qué lo dice? – dijo Junsu intentando calmar a su acelerado corazón pues jamás imagino que su superior le tomase la mano.

- ¿Estas todo rojo? – dijo viendo como Junsu volteaba hacia un costado.

-  Son… son ideas suyas… me… mejor hay que descansar ya es muy tarde – se recostó en el respaldo de su almohada para disimular su nerviosismo.

-  Que descanses – dijo Yoochun acomodándose en su cama. Pensaba que el repentino nerviosismo de su compañero de habitación era como el de cualquier cadete en su primera semana sin notar que era su culpa.

 

Con el pasar de las semanas Junsu empezó a destacar en las diferentes prácticas deportivas como policiales, lo que llamo la atención de todos sus superiores, especialmente de su compañero de habitación que lo empezaba a ver como un rival y no como un simple cadete.

 

Cada noche Junsu dormía bajo el velo de la misma habitación que Yoochun, pero desde que inicio no pudo mantener una conversación fluida con su superior. Sólo eran los típicos saludos al despertarse y antes de  acostarse al dormir. Yoochun estaba muy compenetrado en sus deberes sin notar algunas veces la presencia de su compañero de habitación.

 

La reputación de Junsu iba en ascenso, era considerado el mejor en cualquier área de la academia desde natación hasta ajedrez, aunque solo le faltaba sobresalir en una deporte. Pero esa área era propiedad exclusiva de Yoochun, el taekwondo.

 

Cuando Yoochun tuvo que enfrentarse en un combate de prueba contra Junsu, este sucumbió sin emitir un solo golpe certero. Esa victoria inmediata no conformó a Yoochun ya que conocía los grandes potenciales de su compañero y no comprendía esa patética forma de pelea. Sentía que había sido menospreciado o hasta subestimado en su área. Desafiante interrogo a Junsu, preguntándole el motivo que le llevaba a no pelear seriamente.

 

- ¿me estas menospreciando? – recriminó Yoochun ya que sentía que sus capacidades habían sido subestimadas y menospreciadas por Junsu.

- ¡No, jamás haría algo como eso! – baja la cabeza, acomodándose en su cama – superior… yo… yo… – aferro sus dedos a la sabana – Yo lo admiro. Por eso jamás me atrevería a levantarle la mano – dice  a medida que empieza a llorar.

- Tonto – suspira molesto, pues detestaba ver llorar a las personas –  Debes saber que la compasión no existe en este trabajo… eres muy débil.

- Superior… ¡Por favor no me odie! – clamó Junsu en un suplica, cayendo a los pies de Yoochun – Yo… yo solo quiero ser tan fuerte como usted.

- No te odio – intento tranquilizar al joven cadete mientras lo levantaba del suelo, dibujando una sonrisa en su rostro trató de explicarse  – Creo… que nadie me había admirado con tal intensidad – seco las lagrimas de Junsu – Yo también te admiro y creo que estaba un poco celoso desde tu llegada.

- ¿Celos de mi? – dijo Junsu algo nervioso  sin creer que ese imponente hombre lo admirase hasta el punto de sentir celos.

- Si, te veía como mi rival – giró los ojos  apretando sus labios por la vergüenza – Pero creo que si trabajamos unidos, podemos mejorar la seguridad del país… ¿No lo crees?

- Si…  - ríe con más ánimos - Creo cada palabra que usted diga – sonríe cálidamente a Yoochun, casi irradiando luz.

- Así que esa es la famosa risa del ángel de la academia – divago Yoochun en vos alta al ver la risa de Junsu.

- ¿Eh? ¿Qué dijo superior? – preguntó intrigado.

- Este… no dije nada – volteo pues había llamando a Junsu por el sobrenombre que los demás superiores le habían asignado. Lo denominaban el ángel de la academia no solo por su espectacular talento sino por su delicado rostro y su sonrisa angelical.

 

Yoochun comprendía que su compañero de habitación no era una persona con actitudes soberbias y pusilánimes, sino que era una dulce y bondadosa persona muy hábil para desempeñarse en el campo de la policía, aunque un tanto ingenuo. Esa ingenuidad característica de Junsu lo levaba a ser considerado un ángel, pues no había un ápice de maldad en su interior. Tal vez  podrían llegar a ser bueno amigos, pensó Yoochun. Pensamiento que Junsu no compartía pues estaba empezando a reafirmar sus sentimientos hacia su superior, sentimientos que clamaban salir del interior de su corazón.

 

Notas finales:

Espero que os gustes y me disculpo por la tardanza (U_U)

La historia va teniendo giros inesperados cada vez que la estoy escribiendo... me cuesta encaminarla a la trama central, es por eso que escribo, borro, escribo, borro... así hasta darle forma a la historia. Es otra de las razones por las que me tardo, además de mi acotado tiempo universitario.

Nuevamente me disculpo por la tardanza. Disculpen si no voy directo a la trama pero creo que hay cosas  en una historia que no deben saltearse y esta es una de ellas.

Os agradezco por todos vuestros comentarios lectoras del fic, son muy monos vuestros comentarios y me animan a seguir escribiendo.

 

Vale!!! Sigan leyendo. Hasta la próxima (n_n)


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