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Rescatame por alexriden02

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Notas del capitulo:

Los celos seran el motor de la vanganza, la bondad la perdicion, el amor estara prohibido... Cuan enredada estará la vida  un simple muchacho que deseaban ser un gran chef.

(cap. re-editado por el autor)

 

 

En total silencio, Jaejoong  sólo podía  observar atentamente a Junsu, él ladea la cabeza intentando salir de su asombro. La limusina transita por la ciudad, hasta  llegar a la parte más adinerada de Seúl. En donde estaban los grandes negocios y las grandes compañías, así como los más lujosos departamentos.

 

- ¡Hey! ¡Vamos! – dice Junsu sonriendo –  Disfruta el paseo.

- ¿Eh? … ¿qué? – dice Jaejoong escuchando la aguda voz de delfín de Junsu, realmente él estaba desconcertado.

- Vamos… no me mires así – dice Junsu con un puchero al inflar sus mejillas  – Yo tampoco se para que quiere vernos mi hermano.

- ¿eh? ¿él  está detrás de todo esto?

- Si – responde Junsu con total calma.

 

De alguna forma Jaejoong respira aliviado, le alegraba saber que aquel dulce muchacho no podía ser como Yunho.

 

Bastante apenado Jaejoong describe el motivo de haber robado la camisa a Junsu esa noche.  Al despertar su madre había  lavado y planchado la prenda para devolvérsela. Fue lo único que alcanzo a coger  cuando los bestiales hombres fueron por él.

 

- Ah…. esto – mira la prenda que Jaejoong le estaba entregando – Quédatela – dice de manera despreocupada.

- Pero tu hermano me dijo…

- Solo le costó  1000 dólares, no es gran cosa. Además tengo miles como esa en mi casa – dice Junsu sonriendo de manera muy amable – Quédatela o tírala,  haz lo que quieras con ella.

 

Jaejoong no dijo más nada, las palabras de aquel sujeto eran como una orden.

 

Nuevamente Jaejoong estaba en ése edificio donde todo su drama había dado inicio, el lugar  donde estuvo a punto de perder la vida… pero tal vez  había perdido algo más valioso: su voluntad. Ahora era esclavo de Yunho, su vida le pertenecía a él y a nadie más.

 

Yunho  estaba detrás de su escritorio, mostrando su imponente presencia masculina, seguido por Heechul su mano derecha.  Con un movimiento de su rostro hizo que Junsu tomara asiento en la silla frente a su lujoso escritorio y con otra  mirada frívola obligo a sentarse a Jaejoong. Era de esas personas que no necesitaban hablar para hacerse entender, solo una mirada bastaba y Jaejoong parecía comprenderlo.

 

- ¡¿Para qué me trajo aquí?! – preguntó molesto, Jaejoong quería gritarle de mil maneras a Yunho, pero temía las represarías de éste. Lo mejor era hablar con cuidado.

-  Se te olvido lo que te dije la ultima vez – dice Yunho mientras se  acomoda un mechón rebelde que se desplomo sobre su frente – Por salvar a Junsu no puedo matarte, pero después de lo que viste no puedo dejarte ir – dijo prendiendo su cigarrillo y llevándoselo a la boca – Además debo respetar lo que mi hermano me pidió… por eso no te matare.

-  Y… ¿desde cuándo haces lo que yo deseo? – pregunta  riéndose irónicamente por las palabras de su hermano– Además no recuerdo haberte pedido algo como esto…

 

Al apagar su cigarrillo Yunho  ordena a Heechul que llevase a Jaejoong a su nuevo puesto de trabajo. Claramente Jaejoong opuso resistencia y se negó a ir, de alguna forma esperaba que Junsu dijera algo, pero éste se quedo en silencio apoyando  su mano bajo su barbilla, observando a Yunho sin ninguna expresión en su rostro; como si intentara leerle la mente.

 

- ¡Me niego a trabajar en un lugar como este! – exclamo molesto, que más haría si nadie parecía escucharlo.

- Te equivocas – Yunho se levantó de su lugar con la intención de ir hasta Jaejoong

- ¿Por qué? 

- Para que sea un trabajo alguien debe recibir dinero, cosa que tú no recibirás… Solo es para mantenerte bajo nuestro control – mientras hablaba centraba su atención en Junsu a pesar de que le hablaba a Jaejoong.

 

 

Bastante furioso Jaejoong llamo idiota a Yunho, lo que causo gracia a Junsu provocándole  una pequeña carcajada, pues nadie en su sano juicio le había hablado de esa manera a su hermano.

 

Yunho clavo una mirada asesina  hacia Jaejoong. El más alto estaba a un paso  de matar a Jaejoong  pues  estaba enfadado  por haberlo dejado de alguna manera en ridículo frente a Junsu.

 

- No entiendes tu posición – se refirió a Jaejoong, quien lo miro  descontento – No estás en condiciones de exigir nada, sino de obedecer.

- ¡Qué! ¡Está loco! – dice Jaejoong aún  más molesto – No tengo porque obedecerle, además no hice nada más que salvarle la vida a su hermano.

 

 

En ese momento Junsu volteo rápidamente hacia Jaejoong, si bien tenía vagos recuerdos sobre esa noche de alguna forma recordaba las suaves manos de Jaejoong cuando lo cogió para salvarlo de caer y el calor de su espalda cuando era llevado a  cuesta, hasta el perfume de su pelo recién bañado. Aun para él, los recuerdos de esa noche eran vagos ni siquiera recordaba porque estaba en las vías del tren solo recordaba a Jaejoong, solo a él.

 

- Esto es un seguro para nosotros y para ti – dijo finalmente  Yunho al ver como su hermano tenía un serio interés en Jaejoong. Apagó su cigarrillo en el cenicero que estaba en una esquina cercana a Jaejoong – Además no olvides que se dónde vives. No queras que a tus padres y amigos les pase lo mismo que a los Yakuza.

 

 

El temor invadió el cuerpo de Jaejoong, las palabras de Yunho nuevamente lo habían dejado sin voluntad alguna. Estaba a merced de aquel imponente hombre, ya que no podía hacer nada si quería evitar la muerte de sus padres y amigos. Debía protegerlos pasara lo que pasara, aun sí era a costa de su propia vida.

 

Con un rostro lleno de satisfacción Yunho le explicó a Junsu el motivo de su llamado. Era para aclararle los movimientos de la mercadería que desembarcaría en el muelle y de cómo debía distraer a la policía. Además le decía que dejara de emborracharse y ser salvado por muchachos como una damisela. Yunho pensaba que era mucha coincidencia aquel asunto con Jaejoong y  el motel, sentía que Junsu le ocultaba algo más.

 

 Junsu tan solo sonrió ante los comentarios de su hermano, tomo las ordenes y  salió de la oficina azotando la puerta.

 

 Por más que  Yunho intentase mostrarse calmado, estaba intranquilo. Él  podía controlarlo todo, pero sentía que estaba perdiendo el control. Jamás tolero perder algo  contra alguien, siempre controlaba  todo y a todos, él era el titiritero y los otros sus títeres, pero las reacciones de Junsu le hacían dudar de su poder.

 

En el piso bajo la oficina de Yunho, estaban sus guardaespaldas y matones, ese lugar era su punto de encuentro entre ellos. Además la mayoría esperaba hasta ser necesitado por su jefe. Cuando Jaejoong ingresó a la habitación, su cuerpo estaba temblando de temor recordando la paliza recibida la noche anterior.  Por su mete pasaban imágenes del tipo de trabajos que haría, asesinatos, trafico, drogas, secuestros… cada nuevo pensamiento lo llevaba a horrorizarse pues él no era una persona violenta y menos un asesino de sangre fría.

 

- ¡Quita eso de tu imaginación! – dijo Heechul entregándole unos sobres a Jae – Esos son los clientes que no le pagaron a Yunho, tu deber es que paguen.

- ¡Que! ¡Espere! – Jaejoong intentó  detener a Heechul, pero este se había marchado.

 

 

En esa habitación estaban la mayoría de los matones y Jaejoong temía por su seguridad. Pero su capacidad culinaria le ayudo a no ser despedazado por esos hombres, pues empezó cocinándoles el almuerzo ya que desde hace años esos hombres sólo comían comida enlatada y de caja. Cada uno de ellos se mostro agradecido con Jaejoong por los deliciosos platillos que preparaba. De alguna forma Jaejoong se convirtió ese día en la madre de esos hombres, claro, por su esplendida cocina y su amable forma de tratarlos.

 

Después Jaejoong fue a cobrar a esos cliente,  pero nadie lo tomaba enserio; pues no tenía el rostro ni la actitud de un matón. Si bien aún podía asistir a la universidad y ayudar en la cafetería de sus padres, el trabajo de las cobranzas lo dejaba muy exhausto y más cuando le negaban los pagos.

 

- Luces bastante cansado – dice Yoochun bebiendo un taza de café y casi viendo unas ojeras bajo los ojos de Jaejoong.

- ¿Eh?... puede ser pero… –  no terminó su frase por un bostezo que indicaba sus pocas horas de sueño.

- Tus padres me dijeron que conseguiste un trabajo… ¿puedo saber de qué?

-  Este… yo… cocino – dice con una sonrisa amable intentando no levantar sospechas en su mejor amigo – Si, concino en un edificio para los empleados de un empresario.

- ¡Eh! Cocinas para empleados –  dice  Yoochun bastante exaltado,  molesto al saber que su mejor amigo trabajaba alimentando  a simples empleados  – Deberías cocinar en los mejores restaurantes, tu comida es la mejor.

- Vamos, vamos… no es tan malo… -dijo Jaejoong tranquilizando a Yoochun.

- Eres muy amable – dice Yoochun mientras frotaba el cabello de Jaejoong como quine acaricia a una delicada mascota  – Eres un niño muy amable y tengo miedo que alguien se aproveche de tu bondad.

 

Jaejoong tan solo sonreía  sin poder decir ningún otro comentario, ya que debía callar su verdadero trabajo o sino causaría la muerte de su mejor amigo.  Jamás  permitiría que algo malo le sucediera a Yoochun  la persona que lo había cuidado desde pequeños como un verdadero hermano.

 

 

Ya había pasado un mes desde que Jaejoong inicio con sus cobranzas y nadie le había pagado un solo won. Cosa que molestaba a Yunho ya que no podía creer la inutilidad de una persona. Como amenaza le dijo a Jaejoong que si no tenía el pago en tres días pagaría un alto precio.

 

 Con el ánimo por el suelo Jaejoong no encontraba consuelo, pues su vida nuevamente corría riesgo. Cruzando la calle se encontró con Junsu quien le comento no haberle dado las gracias por haberlo salvado y como compensación lo invitaba a comer.

 

Desde lo alto de su oficina Yunho observó fijamente como Junsu y Jaejoong caminaba  juntos,  eso lo ponía nervioso y molesto, tanto que estrello su mejor vino contra la pared.

 

 

Desde hace algunos días Jaejoong no había estado comiendo bien por lo que inmediatamente devoró su almuerzo y sin darse cuenta hasta el de Junsu. Con una dulce sonrisa Junsu expreso  admiración sobre la voracidad para comer de Jaejoong. Pero esa sonrisa hizo que Jaejoong se sonrojara y dejara de comer como un animal hambriento.

- Veo que aun no cumpliste con tu encargo – dice Junsu bebiendo vino. Acción que incomodo a Jaejoong – Lo hombres que le deben dinero a mi hermano no siempre pagan.

- Eso lo sé pero… no deberías beber tanto.

- ¿Eh? No soy un niño… además –  Junsu se levanto de la mesa  – !Ven¡ –  cogió  la mano de Jaejoong y lo saco a la fuerza del restaurante.

 

La suavidad de las manos de Jaejoong le traía viejos recuerdos a Junsu, esas manos eran similares a otras. Otras manos que lo acariciaban tiernamente por su cuerpo, que rozaban cada extremo de su cintura; manos que eran capaces de llevarlo a la locura.

 

La naturaleza de Junsu era sumamente amable y de buenos sentimientos, a pesar del negocio de su familia. Y siguiendo sus principios, notaba que Jaejoong estaba en problemas con su hermano así que decidió darle una ayudita, tal vez como compensación por los problemas en los que había metido a Jaejoong sin quererlo.

 

 Era evidente que Jaejoong no podía ser muy persuasivo con las cobranzas y por eso le negaban los pagos, además no aparentaba ser una persona mala y eso le jugaba en contra. Además la mayoría eran dueños de casinos clandestinos y bares ilegales.  Por lo tanto no solo bastaba una actitud vulgar para amedrentar a eso dueños morosos y como favor especial Junsu acompaño a Jaejoong en cada una de sus cobranzas. Ya que la presencia de Junsu imponía respeto, pues en el mundo de lo oscuro e ilegal él era conocido como el querido hermano de Yunho.

 

En tan solo un día había logrado lo que en un mes no había podido, Jaejoong estaba muy contento ya que había cumplido su trabajo antes de lo que Yunho le había pedido. Estaba tan feliz que sin pensarlo salto a los brazos de Junsu dándole un abrazo,  cuando se dio cuenta soltó al joven disculpándose por su atrevimiento. Bajo una tenue luz del atardecer  Junsu sonrió amablemente y  pidió disculpas, ya que si Jaejoong  no lo hubiese salvado en las vías del tren jamás estaría en ese problema.

 

- No fue tu culpa – dice Jaejoong con una amable sonrisa, casi tan brillante como el ocaso – Además esto no es tan malo, pues te conocí… y podemos ser amigos.

- ¿amigos? – dice  Junsu bajando la vista como si le avergonzara decir lo que estaba pensando desde que conoció a Jaejoong   – Jaejoong-ah… yo… yo…

- ¿Qué sucede?

- Este… yo…  – toma la mano de Jae rápidamente y le deposita un paquete en ella – Esto es para ti.

- ¿para mí? – preguntó  Jae abriendo el paquete y viendo el contenido del mismo – Un teléfono celular… pero yo – dice trastabillando con sus propias palabras, quería negarse a tal obsequio, pero la encantadora sonrisa de Junsu se lo impidió. Parecía realmente un ángel que observaba su buena acción, quien era Jaejoong para negarle esa satisfacción.

- Mi número es el primero de la lista… llámame cuando necesites algo – sonríe Junsu.

- Pero… pero… yo…

- No te preocupes, llámame siempre que necesites algo – dijo Junsu viendo su reloj de mano – Debo irme, pero no olvides llamarme si necesitas algo – sonrió de manera angelical antes de despedirse de Jaejoong.

 

 

Después de varios fracasos y días de frustración, Jaejoong empezaba a sonreír como un niño al cual le dieron su primer regalo de navidad. De alguna manera  Junsu  se preocupaba por él  y eso lo hacía sentirse importante, claro después de tantas humillaciones por parte de Yunho.

 

 

Bajo la tenue oscuridad de su limosina Yunho estaba observando cautelosamente los movimientos de su hermano. Lo había seguido después de ver el encuentro con Jaejoong. De alguna forma su mente imaginaba una relación clandestina entre su hermano y ese otro muchacho, al cual empezaba a odiar cada vez más. Su mente retorcida malinterpretó las pequeñas muestras de afecto de Jaejoong con tácticas de seducción hacia su hermano. Sentía celos, un sentimiento que desconocía hasta el instante de conocer a Jaejoong, deseaba dejar de de sentirse así; pues estaba perdiendo el control sobre sí mismo y no podía permitírselo. Su mirada se tornaba cada vez mas diabólica, su corazón estaba rabioso y su mente estaba perturbada.

 

 

Sin prisa alguna Jaejoong transitaba por los páramos de las veredas, camino hacia su casa observando con desinterés el paso de camiones, furgonetas de reparto y automóviles lujosos ya que de alguna manera estaba recordando el gentil gesto de Junsu.  Sin que se diera cuenta unos hombres se ponen por detrás,  lo toman por la espalda muy fuertemente y cuando Jaejoong quiso pelear para no ser capturado le cubren la boca con un pañuelo. Aspira un aroma fuerte del pañuelo y  pierde el conocimiento.

 

Al despertar se sentía perdido, todo estaba oscuro. Estaba encerrado en un lugar muy oscuro donde no podía ver absolutamente nada. Sentía su cuerpo bastante pesado, cuando intento levantarse no pudo. Alrededor de su cuello tenía una cadena, lo habían encadenado como a un perro, su cuerpo estaba acalorado y le temblaban las piernas. No podía ver quienes o quien lo tenía encerrado como un animal, pero escuchaba música y gente riéndose, hasta aplausos. Su pecho estaba al descubierto, solo llevaba puesto sus pantalones.

 

Teniendo libre las manos, busco en los bolsillos del pantalón  si hallar nada. Cuando finalmente decidió buscar en sus zapatos, donde había guardado el teléfono celular que Junsu le había obsequiad. Lo había guardado en ese sitio como prevención ya que  no quería perderlo o que se lo robasen. Con sus manos temblorosas marco el número de Junsu, el teléfono sonaba, pero nadie contestaba. Estaba desesperado ya que escuchaba pasos acercándose, esos pasos le parecían las notas de la muerte y lo llenaban de angustia. Finalmente Junsu contesto muy animado como era su costumbre, Jaejoong respiraba agitado y con dificultad, apenas podía mantener sus ojos abiertos.

 

- Junsu… ayúdame… no sé donde estoy… me tienen encerrado… ayúdame – cayó al suelo inconsciente.

 

 

Antes de que Junsu dijera algo el teléfono fue colgado. Jaejoong yacía desmayado en aquella oscura habitación, en donde solo entraba una tenue luz por la puerta. Del umbral  estaban  ingresando sus secuestradores. Entre susurros aquellos hombres levantaron a Jaejoong para trasladarlo a otro sitio. Aún  inconsciente Jaejoong podía escuchar a sus captores, pero su cuerpo estaba casi paralizado para reaccionar, sentía que estaba  muerto en vida.

 

<<Junsu, Junsu resctame>> susurro en su mente como una plegaria.

 

Notas finales:

¿Podra el bondadosos Junsu encontrar a Jaejoong? ¿Podra salvarlo?

¿quién lo habra capturado? Los Yacuza? Si fueronn ellos cuales serian loss motivos... o tal vez fue otra persona?

 

hermana espero que os guste (n_n)


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