Junsu se mordió el labio inferior cuando sintió el hueco de su cuello ser chupado como una paleta de caramelo por la lengua del hombre atractivo. Apretó fuerte los dedos hasta transformarlo en puños y mordió su labios así ahogar sus gemidos <<-¡Ah… quiero más… más… más fuerte!>> pensó.
- Hoy tomare mi pago – susurro Yoochun recorriendo toda la extensión del cuello del más joven.
- ¡Basta de juegos! – exclamo Junsu mirando fijamente al más alto, para luego desviar la mirada a un costados – Solo… solo ve al punto… Vuelve a usarme como lo hiciste hace años.
Yoochun se relamió los labios como si el néctar de la esencia de Junsu fuese un dulce.
- Estas equivocado – dice él mientras ve como los ojos del más bajo se cristalizan por la decepción – No te use jamás.
- A no, perdón… quise decir que fui un maldito sustituto – dijo con furia mientras se impedía a si mismo llorar. Se trago las nacientes ganas de llorar, estaba decidido a no derramar una sola lagrima por ese hombre.
El más alto no dijo nada estaba enfadado, pero consigo mismo y su paciencia era vulgar cuando estaba cerca de aquel rostro tan angelical. De un tirón rompió la camisa de Junsu, los botones volaron para luego caer al suelo.
- Idiota, era mi camisa favorita – exclama molesto, pero nota como sus pezones ya estaban duros sólo con la lasciva forma en la que Yoochun lo observaba.
- ¿no has tenido acción con tu noviecito? – afirmó con una sonrisa de costado – Tu hermosa piel no tiene marcas.
El más joven acachó la mirada intentando cubrirse el torso, pero Yoochun se lo impidió. Le deleitaba verlo así de perfecto y sin moretones de besos de otro amante.
- Alguien puede entrar – alego esperando que Yoochun se marchase y lo dejase. Y así fue, Yoochun dio media vuelta y se aproximo a la puerta, pero no se marcho.
La habitación había sido remodelada para instalar un nuevo dispositivo de seguridad en la puerta. Un sistema de software con código para abrir o cerrar dicho lugar. Yoochun conocía perfectamente ese tipo de sistemas de seguridad, tanto para burlar la entrada o para sellarla desde dentro. Tecleo en la pantalla una serie de códigos y cuando al fin logro su cometido, sellar la puerta para hacerla impenetrable, voltea para reclamar su paga.
- Ahora nadie nos interrumpirá.
Sin poder negarse Junsu sintió que no tenía salida. A pesar de que su cuerpo clamaba por Yoochun, mantuvo su fuerza de voluntad, no volvería a tropezar con la misma piedra.
- La mitad ahora y la otra mitad después de que resuelvas el caso – dice retrucando el pedido inicial como si fuera un autentico hombre de negocios. Había aprendido muy bien de su hermano. Debía actuar de esa manera tan fría y calculadora, ya que estaba pagando con su cuerpo.
El teniente Park no habló. Estaba asombrado de la manera tan fría y seria en la que Junsu se dirigía hacia él. Ante ese silencio, Junsu lo tomo como una aceptación a su nueva oferta, desconocía cuanto hería al más alto con su imagen indiferente. Una máscara que había imitado a la perfección de su madre.
El más alto continúo dando ligeros pasos hasta Junsu. Un paso más y con la yema de sus dedos comenzó a recorrer el torso desnudo de Junsu, justo muy cerca del corazón. Un lugar donde las dedos de Yoochun se sentían como espinas para el más joven.
Aunque Junsu llevará pantalones, no impidió que Yoochun viese el bulto que se estaba levantando entre las piernas del más joven. Las manos de Yoochun encontraron camino a la cintura de Junsu para desabrocharle el cinturón y aflojarle el botón. Cuando intentó besar los labios del más bajo, éste le corrió la cara hacia un costado.
- Solo hazlo y vete.
Yoochun soltó una sonrisa amarga y dolorosa, sintió un leve golpe en el pecho por las frías palabras del más joven. Algo le decía que debía detenerse y marcharse, pero mando al demonio a esa vocecita, ya que seguir a su cerebro le trajo serias consecuencias. Ahora seguiría a su corazón, que clamaba a gritos poseer el cuerpo de Junsu. El teniente introdujo la mano dentro de los pantalones del más bajo, para ir más lejos. Débilmente rozo la punta de ese cálido pedazo de carne con sus yemas. Después comenzó a masajearlo de arriba para abajo, al principio lento quería escuchar los gemidos de Junsu, escuchar esa voz tan angelical. Pero Junsu presionó sus labios para no emitir gemido alguno ante la sensación tan placentera al ser masturbado por la mano del más alto.
Molesto, Yoochun apretó con más fuerza el miembro del más joven al mismo tiempo que su legua encontraba camino hacia los erguidos pezones de éste. Junsu arqueo la espalda al sentir como el más alto le mordía sus pezones como si intentará drenar algún néctar de los mismos. Tan excitante era aquella boca, pero aún así Junsu estaba dispuesto a no mostrar que disfrutaba como era succionado de esa manera tan erótica. Apenas logra reprimir las ganas de gemir el nombre de Yoochun y rogar por más. Agacha la vista y ver a Yoochun succionándolo con tal vigorosidad lo puso duro, si es que se podía aún más, su excitación estaba a tal grado que desde su miembro parecía latir y clamar ser liberado. Con esas nacientes ganas de ser follado hasta perder la razón continua resistiéndose a gemir, pero no podía dejar de sentir ese abrasivo placer en su parte baja, solo Yoochun sabia como tocarlo para exaltares hasta el punto del orgasmo y explotar regando su liquido por toda la mano de Yoochun.
No pudo más y tuvo que tomar aire, casi jadeando al sentir como la sensación de placer se desvanecía. Se recostó sobre la pared, su único soporte. Ser masturbado de pie le resultaba muy agotador, sus piernas no paraban de serpentear amenazando con desplomarse al suelo.
- No es divertido si tu no dices nada – dijo el más alto sacando la mano del interior de los pantalones de Junsu – Resolveré el caso y salvare a tu querido Max Changmin.
El más joven no dijo nada, guardó silencio hasta ver que Yoochun abandonase la habitación.
- No tengo dudas de que lo lograras, pero tienes que seguir demostrándome que no valgo nada para ti- susurro mientras se cubría su desnudo torso y se abrazaba a sí mismo.
Él presiona sus manos con fuerza, haciendo un puño a medida que observa como escurría ese liquido blanco y casi viscoso debajo el agua que bajaba desde la canilla. Después vuelve a ver su mano, ahora lucia limpia. No puede evitar verse al espejo, intenta fingir no sentirse perturbado, pero era como tapar el sol con un dedo. Su madre le había dicho que los espejos eran el reflejo de la verdad, el reflejo que tenía ante sus ojos era un hombre acabado y desanimado, incapaz de sonreír de verdad.
- No tengo dudas de que todo termino entre nosotros el día en que te abandone – presionó sus puños contra el borde le lavabo. Luego se miro a sí mismo, su propio reflejo parecía burlarse de su patética actitud – Merezco esto, yo… lo merezco por haberte evitado todos estos años… merezco que no me ames más.
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Él camina pesaroso, como si tuviese dos yunques atados a ambos lados de los pies. Cuando decide levantar la vista de sus dos pies ve hacia el lado sur de un restaurante. Sus ojos se abren como platos al ver aquella escena, maldecía tener que haber escuchado a Him Chan cuando le dijo que fuera a comprar un poco de soju antes de volver a departamento.
Presionó sus puños al ver como Junsu estaba cenando con una mujer, aún más cuando esa mujer empezó a acariciar la mano del más bajo. Rechino los dientes cuando ella le sonreía de manera tan descarada a Junsu, y éste imitaba la acción. <<-Suéltalo…. Suéltalo… él es mío>>
Junsu se preguntaba qué demonios hacia en ese lugar con aquella mujer de la que solo sabia su nombre, Soo Young. Su madre le había organizado una cita como tantas veces, pero en vez de negarse Junsu aceptó. Después de su encuentro con Yoochun cualquier cosa era mejor que seguir pensando en las caricias del más alto. Su mente seguía perdida en los confines de sus recuerdos, la mujer movía los labios relatando anécdotas, pero Junsu no le prestaba el mínimo de atención tampoco quería saber de que hablaba. Cuando ella cerraba la boca Junsu respondía con un simple “entiendo”.
Soo Young sabía que no era el centro de atención del hijo menor de Mi-Rah. Pero ella no estaba en esa cita para ser ignorada, aunque estaba enfadada y quería abofetear a ese insolente joven, ella calmó su ímpetu y sonrió amablemente con falsedad.
-He oído sobre el caso del cantante Max Changmin – dijo y finalmente logro la atención de Junsu <<-¡Bingo!>> - Por lo que he oído en las noticias no tienen muchos sospechosos – dijo mientras ve la forma tan expectante del joven teniente – Dicen que es obra de un asesino al que ni la central de inteligencia coreana va a poder atrapar.
-No lo creo – dice Junsu cogiendo la copa de vino y bebiéndola de un sorbo.
<<-Un policía alcohólico, esto va ser muy divertido… Me preguntó si tu madre lo sabe. ¿Esto influirá en nuestra boda?>> pensó Soo Young en su mente con una sonrisa que mostraba sus intenciones, pero que el otro joven desconocía.
-¿Por qué? – preguntó de manera ingenua.
-Para la central es un caso atípico – bebió otra copa de un solo trago – pero no imposible, sabiendo que no tratamos con un simple criminal hemos tomado fuertes medidas – la expresión de Soo Young cambia drásticamente, algo que Junsu no se percata ya que estaba concentrado en beber más vino.
-¿Qué medidas? – preguntó siendo observada por Junsu. Quien sentía un interrogatorio por parte de esa mujer, pero aún así respondió.
-La central llamó al mejor investigador – dijo con cierto disgusto al recordar a Yoochun, pero después sonríe como si fuera una broma de mal gusto el trato que hizo para que ese hombre aceptará ayudar – Pagamos un alto precio por su ayuda.
Al escuchar “pagamos” las preocupaciones de Soo Young se disiparon, y una escueta sonrisa se dibujo en su rostro. Con total amabilidad cogió las manos de Junsu entre las suyas mientras sonreía junto al más joven <<-No tengo de que preocuparme, ese nuevo investigador debe ser como todos… tiene un precio y yo lo pagaré>>
Junsu parecía bastante desconcentrado, sin percatarse como los labios de Soo Young se aproximaban a caer en los suyos. Antes de que eso sucediera sintió como tirón para apartarlo de aquella mujer. Cuando el más joven levanta la vista hacia las manos que casi lo arrastran al suelo, sorprendido sus ojos parecen salirse de sus cuencas. Las palabras no cabían en su boca, la sorpresa era tan grande que enmudeció.
-Teniente debemos hablar – dice Yoochun sin soltar el antebrazo de Junsu. Mira con cierto desdén a la mujer, pero ella solo sonríe. Él no tenía dudas de la belleza de esa mujer, pero aún así le parecía casi tan desagradable como una cucaracha a la que debía aplastar.
-Hola – sonríe Soo Young ante el más alto <<-Muy atractivo>> pensó al verlo, ese porte era digno de un verdadero hombre y su mirada fría le agrada aún más – Soy Choi Soo Young – dice con una reverencia, pero solo logra una mirada de repudio del más alto. Eso la paraliza, esa mirada era como si le estuviese clavando agujas, aquel hombre tan atractivo no caía rendido a sus encantos femeninos.
-Soy el teniente Park – dijo con formalidad.
Junsu no reaccionaba, mira su antebrazo y vuelve su mirada al rostro de Yoochun imaginando que todo nuevamente era un sueño, pero al sentir el aroma del cuerpo del más alto entendió que todo era la más pura realidad. Desvió su mirada hacia la mujer, Soo Young estaba más sorprendida que él, hasta veía una vena dibujarse en la frente de la mujer.
-Debo hablar con el Teniente Han-Jung – dijo Yoochun con una gélida expresión en sus rostro, por alguna extraña razón no soportaba seguir viendo el rostro de aquella mujer. Sin darle tiempo a Soo Young para pelear por Junsu, él arrastro a Junsu hasta la salida. El más bajo no tenía fuerza de voluntad, quería abandonar ese lugar desde que había llegado. Aprovecho la oportunidad, pero nunca espero que Yoochun lo sujetase con tal vigorosidad.
El pelinegro lo arrastro hasta su BMW negro, abrió la puerta del copiloto e introdujo a Junsu en ese lugar. Junsu no sabía si salir huyendo o quedarse, pero su cuerpo parecía traicionarlo otra vez, ese hombre nuevamente estaba tomando su voluntad. Con suma prisa Yoochun presionó el acelerador.
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<<-Debes ser una persona que se dé importancia a sí misma. Siempre ten confianza en ti mismo, nadie puede lastimarte>>
Jaejoong recordaba las palabras que le decía su hermano mayor, últimamente él recordaba con más frecuencia a su querido hermano. Su pronta partida era una maldición, ahora más que nunca lo necesitaba. Sintiéndose huérfano, sintiéndose confundido con los sentimientos que nacían en su corazón por Yunho, no sabía a quién pedir ayuda.
- Te ha crecido el pelo – dijo Ji Yeon frotando el mechón más largo de Jaejoong, que casi sobrepasaba los hombros.
- ¿Eh? ¿Dijiste algo? – Jaejoong pregunta sintiendo que Ji Yeon estaba a su lado.
- ¿te sucede algo? – pregunta ella notando que desde la última noche Jaejoong no era el mismo muchachito alegre, su aura ahora era oscura y sombría.
- Nada, solo estoy algo cansado – dijo mientras cogía su abrigo de las gavetas. Miro el reloj de pared, cada vez salía más tarde.
- Oppa, siempre puedes contarme si algo te preocupa – sonríe con amabilidad esperando hacer entender a Jaejoong que ella era su amiga.
- Vale, pero ahora debemos irnos o el frio nos congelara – dijo él intentando mostrar una falsa sonrisa que Ji Yeon conocía, pero ella no dijo nada.
Como era su costumbre Ji Yeon cogió fuertemente del brazo a Jaejoong. Éste parecía perdido con su mente en otro lugar, la joven Ji Yeon sujetaba a Jaejoong para que éste en alguna distracción no se golpeara contra algún poste.
- Otra vez ese hombre – dijo ella y Jaejoong levanto la vista del suelo. El clima ese día era realmente horrible, más congelado que el polo Norte. La temperatura descendía los cero grados y había probabilidades de nieve.
Jaejoong quedó paralizado, pero no por el frio invernal sino al ver como Yunho se acercaba hasta él. Intentó huir, pero Ji Yeon lo sostuvo fuertemente para evitarlo, ella quedó encandilada por la presencia de Yunho negándose a retroceder.
El más alto se aproximo hasta ambos jóvenes, tomo un respiro y exhalo el aire dibujando una suave neblina desde su boca. Le resultaba cómico y hasta estúpido el haber esperado a Jaejoong en el exterior, el frio casi lo congela. Pero ese tiempo le ayudó a pensar en las palabras que Max Changmin le había dicho.
-Hyung, no es de débiles pedir disculpa, hay que tener muchos cojones para admitir un erro e intentar enmendarlo – el cantante mira fijamente a Yunho, quien parecía no tener ánimos – Si lastimaste a alguien y sientes que te equivocaste tan solo pide disculpas.
-Y… si no quiere perdonarme – dijo con una mirada tan triste que lleno de tristeza al cantante. El cantante sabía que Yunho jamás se deprimía si no fuera algo importante y eso parecía ser muy importante.
-Hyung, si esa persona no te disculpa debes afrontarlo – palmeo la espalda de Yunho – Y debes dejarla en paz, el tiempo puede limar las asperezas.
-Te sonara extraño – susurro con la mirada decaída en su melancolía – Pero no puedo, no quiero que el tiempo pase y me termine odiando aún más.
-Esa persona debe importante mucho – dijo Max Changmin con cierta pesadez – Es la primera vez que noto que te interesa alguien. ¿Estás enamorado de esa persona?
- Necesitamos hablar – dice Yunho con un tono de voz más suave, casi mostrándose avergonzado. Su mirada llena de confianza y frialdad había desaparecido.
Jaejoong deja de esconder su cabeza entre los hombros y se posiciona con suma confianza. No podía demostrarle a Yunho su debilidad o seria aplastado, el Jaejoong sumiso había muerto.
- No tenemos nada de qué hablar – dijo con una gélida expresión en sus profundos ojos. Pero su corazón latía frenéticamente al ver a Yunho, su corazón pedía a gritos a Yunho y su mente se negaba a hacer caso a ese musculo cardiaco.
Ji Yeon notó la mirada llena de sufrimiento en los ojos de Yunho, ella se preguntaba si su oppa se peleo con el flamante espécimen de hombre. Una diminuta voz interna le confirmaba que ese sería el motivo por el que Jaejoong en esos días había estado tan deprimido, una pelea con su amigo.
- Oppa, yo tengo que irme – dice ella sintiéndose un mal tercio en la pelea entre amigos. Pero Jaejoong impide que se marche, él la coge aún más fuerte del brazo y la estrecha más cerca de su cuerpo. Ella no puede evitar sonrojarse al estar tan cerca de Jaejoong.
- No tengo nada que hablar con este sujeto – dice Jaejoong mirando con desprecio a Yunho, él desconocía cuan herido estaba el alma del más alto con aquella devastadora mirada. Intentó dar media vuelta e irse, pero Yunho lo cogió del antebrazo.
- Tan solo escúchame – dice Yunho mientras su voz temblaba, Jaejoong estaba sorprendido aquel sujeto no parecía el masculino espécimen de hombre seguro de sí mismo. El Yunho frente a sus ojos parecía estar suplicando por él. Aún así Jaejoong no estaba dispuesto a escucharlo, todo había terminado. Yunho daba dos pasos pero luego retrocedía 100, Jaejoong no estaba dispuesto a aceptar aquello.
- No te basto con lo que me dijiste en la tienda de ropa – bufo molesto mientras fruncía el entrecejo.
Ji Yeon realmente se sentía incomoda <<-Parece una pelea de pareja>> pensó ella viendo como los roles se habían invertido, Yunho parecía más sumiso y Jaejoong el dominante.
- Yo…yo – Yunho trastabillaba con sus propias palabras, sentía que hasta sus labios lo traicionaban. El frio los había congelado.
- ¡¿Qué es lo quieres?! – exclamó con desprecio al ver al más alto - ¡Ahora planeas humillarme delante de mis compañeros de trabajo! – señaló a Ji Yeon, quien lo único que deseaba era que la tierra la tragase – ¡No es suficiente! ¿Quieres que llame a más personas?
- Kim escúchame – dijo controlándose con todas sus fuerzas para no levantar la voz y armar un escándalo en el trabajo de Jaejoong, pero el más bajo se lo estaba complicando.
- ¡No! ¡Ahora no quiero! ¡No quiero que vuelvas a dirigirme la palabra! – frunció el entrecejo conteniéndose las ganas de golpear a Yunho por todas la humillaciones, aún pensaba en la pequeña Ji Yeon – ¡Piérdete maldito demonio! ¡Porque no te mueres! – lo dijo con tanto odio como le fue posible decir.
Lo último que Jaejoong le gritó lo dejó totalmente destruido, no pudiendo hacer nada cuando el más joven se aleja con aquella jovencita.
- Tan solo quería que escucharas mis disculpas – susurro sintiendo las mejillas más frías. De nada le había servido aguardarlo en las afueras y congelarse, Jaejoong parecía haber tomado una firme determinación – Lo siento Changmin, si dejo pasar más tiempo él me odiara más. – miro con pesadez – Esta es la primera vez que no seguiré tus consejos, no puedo dejar que el tiempo pase entre nosotros dos sin aclarar mis sentimientos.