Se recostó sobre su espalda. El silencio de la habitación, él odiaba el silencio, pero que podía hacer si Yoochun ya se había marchado. Him Chan estaba completamente fascinado con su nuevo trabajo de modelo, era menos exigente que ser guardaespaldas, pero aún así extrañaba estar de servicio. Ese día terminó temprano el trabajo en la agencia de modelos. Él estaba emocionado por volver al departamento de Yoochun y enseñarle su nuevo color de su pelo: negro azabache.
Al llegar la mirada oscura de Him Chan se fijo en la desolada habitación de Yoochun. El placar estaba vacío y en la mesa de noche sólo descansaban viejos papeles del trabajo de Yoochun. Him Chan no necesitaba ser un adivino para saber lo que sucedía, Yoochun se había marchado. Caminó tambaleándose hasta detenerse contra el marco de la puerta. Elevó la vista y vio una nota pegada sobre la puerta. Con la manos aún temblando, estaba asustado sabiendo que el contenido de esa nota confirmaría sus suposiciones, aún así cogió la nota.
“No me gustan las despedidas. Siento que debo alejarme de todo. Eres muy listo y dirás que estoy huyendo, así que eso debe ser, estoy huyendo. No encuentro otra salida. Me gusto conocerte, espero volver a vernos. Cuida de mi departamento, ahora puedes usar mi habitación y dejar el sillón. Siéntete como en tu casa.
Gracias por haber cuidado de mí en este tiempo.
Por favor no cometas locuras y arregla los problemas con tu amigo.
Yoochun”
Him Chan se paso la lengua por los dientes.
- No me hace gracia – dijo mirando la nota. Una insipiente lágrima recorrió su mejilla.
Ahora él recordaba haberse quedado dormido después de leer la nota de Yoochun. La forma en que su pecho dolía era extraña, él había llorado hasta dormirse al saber que Yoochun se fue. Su ilusión de dormir bajo las sabanas de la cama de Yoochun se hacía realidad, pero no estaba su mayor sueño, estar rodeado por los brazos del otro hombre. Sólo, él estaba sólo en esa cama envuelto en las sabanas, aspirando el perfume de Yoochun. Odiarlo, ahora lo odiaba por abandonarlo sin siquiera despedirse, sin siquiera decir adiós.
Se frotó la mejilla para limpiar sus lágrimas. Caminó hasta la cocina, pronto amanecería y no quería despertar con los ojos rojos. Llorar no estaba en sus planes, pero lo había hecho. Él había llorado por Yoochun. Ahora su mente al igual que su corazón era un enredo de sentimientos. ¿Lo amaba? Him Chan se preguntaba si se había enamorado de Yoochun, porque no encontraba otra explicación a sus lágrimas por la ausencia del mayor.
Estaba tomando un vaso con agua en plena oscuridad de la sala-comedor cuando escuchó la puerta de la entrada abrirse. Del umbral de la puerta apareció una sombra oscura con dos equipajes a sus lados. Him Chan abrió los ojos atónito al ver que aquella sombra casi se asemejaba a Yoochun. De repente las luces se encendieron y el vaso de agua resbalo de sus manos. Him Chan enmudeció al ver atravesar por el umbral de la puerta a Yoochun. El mayor lo observó y su labio se movieron, pero el más joven no lograba escuchar. Era como si todo fuera un sueño o tal vez lo era y si lo era no valía la pena despertar.
– No toques, puedes cortarte – añadió enseguida al ver estrellarse el vaso de vidrio contra el piso – ¿Me estas escuchando?
– Yo… yo…
– ¿Estás bien? – preguntó al ver cristalizarse los ojos del más joven. Sin responder a sus preguntas Him Chan lo rodeo con sus brazos, se aferro a su pecho y murmuro frases incomprensibles para Yoochun.
¨*¨*¨*¨*¨*
Sintió una manos rodearle por la cintura. Sin importarle mucho se acurruco más a eso brazos que lo rodeaban. <<¡Que!>> él abrió los ojos y vio aquellas manos rodeándole la cintura por encima de la telas de la cubrecama. Con las manos tiritando tanteo su cuerpo, estaba desnudo. Abrió los ojos como plato <<¡Estoy completamente desnudo!>>, como si fuera en cámara lenta y con mucho temor giró la cabeza por encima de los hombros así ver quien lo cogía firmemente por la cintura.
- ¡Aaah!
El grito de Jaejoong hizo eco con la habitación y eso bastó para despertar a Yunho.
- ¿Y ahora porque gritas? – preguntó con la voz cansada, estrechando más fuerte el cuerpo de Jaejoong contra el suyo – ¿Viste otro fantasma?
- ¡Aléjate! – empujó a Yunho mientras daba un brinco fuera de los brazos del más alto. Retrocedió lo suficiente y huyó de la cama cubriendo su desnudez con las sabanas. Su cuerpo temblaba como un cachorro asustado. <<¿Por qué estoy desnudo?>>
Yunho bostezó y estiro sus brazos al levantarse de la cama. Como si no le importase ver a Jaejoong en esa posición de cachorro asustado se dirigió a la puerta.
- Tengo hambre – añadió acomodando el cuello de su camiseta.
Jaejoong no comprendía nada, su cabeza le dolía mucho. Con una mano cogió su cabeza y con la otra sostenía las sabanas que cubrían su desnudez. De repente movió la cabeza y sintió un pequeño dolor proveniente del costado derecho de su cuello, muy cerca de la clavícula.
Aún sosteniendo las sabanas Jaejoong camina hasta el espejo del cuarto de baño. Gira el cuello y logra verlo. Una marca rojiza al costado derecho de su cuello, con cautela acaricia la marca.
- ¡Auch! – se queja del dolor y como si las imágenes cayesen a su cerebro en fragmentos perfectos Jaejoong recuerda la causa de su desnudez. Su rostro rápidamente palideció y su mandíbula casi se desploma al suelo. Su ojos cual felino asustado tiemblan recordando la forma en la que se dejó acariciar por Yunho. Gira y ve la ducha, en ese momento todo su cuerpo tiembla. Odiaba recordar todo, realmente lo odiaba. Vergüenza, si esa era la razón de su odio. No entendía porque se había dejado acariciar por Yunho y menos el cinismo del más alto al actuar como si nada hubiese sucedido. ¿Tal vez fue un sueño? ¿Tal vez ahora estaba soñando? Para comprobarlo se pellizcó la mejilla – ¡Auch! – se sobo su mejilla sintiendo el dolor. No. No era un sueño, era la más pura realidad.
Cuando Jaejoong terminó de cambiarse bajó por las escaleras de aquella mansión sin hacer el menor ruido. Al bajar el último peldaño respiro aliviado al no ver por los alrededores a Yunho. Camino de costado como un cangrejo esperando llegar a la puerta de salida y huir antes de ver a Yunho.
- Caminas de costado como los cangrejos – dijo Yunho cruzándose de brazos al ver a Jaejoong.
Jaejoong volvió la cabeza mientras Yunho lo observaba. El instinto de Jaejoong lo obligo a cubrirse el cuerpo como si estuviese desnudo ante la mirada de Yunho.
- Veo que recuerdas lo sucedido – dijo Yunho elevando un ceja y sonriendo de lado con suficiente picardía al ver a Jaejoong sonrojarse. Él adoraba esas tiernas expresiones en el rostro del más joven, si que las adoraba – No hace falta cubrirte, créeme… no hay una sola parte de tu cuerpo que no haya visto.
Jaejoong se sonrojo perturbado por las afirmaciones de Yunho.
- Tu… tu – frunció el entrecejo – ¡No te burles! – exigió en un tono seco y afilado como los cuchillos de un asesino.
- No me estoy burlando – dijo Yunho dando pequeños pasos hacia él.
- ¡No te acerques! – Jaejoong amenazó a Yunho afilando su mirada.
- Vale, está bien – aceptó Yunho deteniendo su acercamiento. Exhala un suspiro ante la defensiva actitud de Jaejoong.
- Tu… tu ¡tu abusaste de mi! – apuntó a Yunho con severidad mientras fruncía el entrecejo.
- ¿Abusar? – sonrió de costado examinando la acusación del más joven para luego responder – No recuerdo que te negaras, así que no abuse de ti, tuve tu consentimiento.
- ¡Claro que abusaste de mí! – sepultó una furtiva mirada en Yunho mientras cerraba sus puños. Odiaba el cinismo de aquel hombre – ¡Estaba borracho! ¡Te aprovechaste de mí!
- ¡Oh! Me agradabas más cuando estabas ebrio – dijo lamentando toparse con la personalidad del verdadero Jaejoong.
- ¡Cállate! ¡Eres un pervertido!
- ¿Yo soy el pervertido? ¿Quién salió semi desnudo del cuarto de baño buscándome? – suspiró cansado ya que la pelea no llevaba a ninguna parte – Además solo te toque donde necesitabas atención.
Jaejoong al escuchar “solo te toque donde necesitabas atención” no pudo evitar cruzar las piernas, su miembro nuevamente parecía erguirse. No. Jaejoong no quería eso o Yunho lo haría de nuevo. ¿Eso era malo o bueno? No quiso quedarse a averiguarlo, dio la espalda a Yunho dispuesto a abandonar aquella mansión.
- Si planeas huir bajo este frio, déjame informarte que tu trasero se congelara – dijo con toda tranquilidad mientras se sentaba en el sillón de la enorme sala. – Hubo un derrumbe de nieve en la carretera que conecta esta zona con la ciudad. Los autos han sido desviados hasta que resuelvan el problema. Son miles de kilómetros y aunque caminaras todos esos kilómetros te congelarías y verías una montaña de nieve en medio de la carretera. Si quieres intentarlo hazlo, no te detendré.
Él se detuvo antes de abrir la puerta, examinó lo dicho por Yunho y trago saliva. La noche anterior había nevado lo suficiente para provocar un accidente como el que Yunho describía. Además ¿qué haría?, caminaría hasta encontrara a alguien, estaban a miles de kilómetros de la ciudad. Jaejoong odiaba admitirlo, pero Yunho tenía razón, se congelaría el trasero ante el frio del exterior.
- Esa fue tu intención desde el principio – escupió Jaejoong poniéndose frente al sillón donde Yunho estaba muy cómodo – Emborracharme, traerme aquí y tenerme como tu maldito esclavo sexual.
- ¿Sexo? – rió como si escuchase el mejor chiste del mundo – Eso no fue sexo, solo te masturbe con mi mano. Además no necesito de un esclavo sexual, puedo tener todo el sexo que quiera con quien quiera.
- ¡Tsk! – gruño Jaejoong al escuchar la vanidad de Yunho.
Yunho se levantó del sillón y extendió los brazos hacia Jaejoong. Por más que Jaejoong intentase huir no pudo, Yunho lo estrecho contra su pecho y lo abrazo con delicadeza por la cintura.
- Te dije que te quería, que no te haría daño – susurro Yunho cerca del cuello de Jaejoong – ¿Por qué sigues huyendo de mí?
- No… no lo sé – respondió sintiéndose más reconfortado, ni él mismo entendía porque huía de Yunho de esa manera. Tal vez era el hecho de que ambos eran hombres, si, definitivamente era eso lo que más inquietaba a Jaejoong.
- Me gustas – dijo Yunho cogiendo la barbilla de Jaejoong, elevándole la vista lo suficiente para poder besarlo. Eso labios carmesí iban a ser su perdición, pero era muy tarde para retroceder.
- Pero soy un hombre – murmuro Jaejoong, era la primera vez que se oía triste en el tono de su voz. Era un hombre que estaba con otro hombre, eso era extraño, pero triste porque temía ser sólo un juguete de Yunho. Un juguete que pronto seria desechado, pues ese era el destino de los juguetes cuando aburrían a sus dueños, ser desechados a la basura.
- He pasado mis noches intentando encontrar alguna respuesta a eso – cogió con ambas manos el rostro de Jaejoong y lo miró a los ojos. – Pero no encuentro una respuesta racional, solo esta – cogió la mano de Jaejoong y lo llevó hasta su pecho. Así Jaejoong sentía con su mano el latir de su corazón – Sólo tu logras que mi corazón lata de esta manera.
- De… deja de decir esas cosas – Jaejoong apartó la mano del pecho de Yunho. Había sentido el latir del corazón Yunho y era lo mismo que él sentía cerca de aquel hombre. Sus corazones latían de la misma forma, seguían la misma frecuencia.
- Solo digo la verdad – repuso intentando que Jaejoong lo mirase y dejase de mirar el suelo.
- ¿La verdad?, un mafioso como tú nunca dice la verdad – dijo Jaejoong viendo los ojos de Yunho – Tú trabajo es mentir y engañar.
- Así que soy un mafioso que solo miente y engaña – dijo Yunho aclarando su garganta. Soltó la mano de Jaejoong y caminó alrededor de la sala para dirigirse a hacia la enorme ventana que tenía una vista clara de la playa. Por primera vez su mirada estaba perdida en aquel paisaje y no en Jaejoong – Sabes esta mansión la construyo mi padre hace más de 20 años atrás. Él era arquitecto.
Jaejoong escuchó en silencio cada palabra de Yunho, tenía mucha curiosidad. Él nunca había oído de la familia de Yunho, sus padres o algo así, solo sabía que tenía un hermano. Junsu. Ahora el rostro de Junsu venía a su mente, Jaejoong aún lo recordaba con cariño.
- Mi padre nació en una familia de buena posición social, mis abuelos eran muy ricos. Toda mi familia desciende de un linaje de la realeza – él continuo con su relato, su mirada seguía perdida en aquel paisaje – Cuando joven mi padre quería construir casas para las personas que no tenían una, él nunca desmereció a nadie imponiendo las clases sociales. Incluso en la secundaria se fue a estudiar fuera de Seúl para que nadie lo tratase como el único heredero al emporio empresarial de la familia Han-Jung.
Por lo que Jaejoong escuchaba, el padre de Yunho era un hombre noble y de buen corazón, justo como Junsu. Ahora comprendía de donde provenía la bondad de aquel joven con sonrisa angelical.
- Cuando nací, mi padre inicio la construcción de esta casa. Como su primer hijo varón quiso construirme un refugio del mundo, un lugar donde no sería el heredero al emporio empresarial Han-Jung. Un lugar apartado de mi destino como heredero a una dinastía millonaria. Un lugar donde sólo sería yo, donde abandonaría mis mascaras – Yunho volteo hacia Jaejoong. Su mirada era diferente, él lo sabía. En ese lugar nunca había podido ser el Yunho que todos creían ver, frio y sin emociones – Cada verano que pase en esta casa, solo era Yunho, un niño que venía a vacacionar con su pequeño hermano – él extendió la mano así Jaejoong la estrechaba – No tengo porque mentir como aquel mafioso. Justo quien está enfrente de ti es el verdadero Yunho, no oculto nada y no tengo ninguna mascara. Sólo tú puedes ver a éste Yunho, sólo tú y nadie más.
Jaejoong trago saliva. Pensó unos segundos antes de coger la mano de Yunho, pero al fin lo había hecho. Algo en lo más profundo de su ser le decía que todo iba terminar mal. Que las cosas entre ambos habían iniciado mal y acabarían de la misma forma.
- ¿En qué piensas? – pregunta Yunho mientras susurra al oído de Jaejoong. Abrazarlo por la cintura se había vuelto algo normal. La espalda de Jaejoong era muy cómoda y encajaba perfectamente con su pecho.
El más joven miró por encima de los hombros a Yunho. Una escueta sonrisa se dibujo en su rostro. No había tiempo para pensar en lo que sucedería más adelante. Si el Yunho que tenia frente a sus ojos era el real y no aquel hombre de mirada demoniaca, no quería apartarse de su lado. Ver la mirada serena en los ojos de Yunho era como ver al Yunho de niño. Era recordar la amabilidad que fascinó a Jaejoong desde el inicio. Si tan solo Yunho lo recordase, tal vez así las cosas serian más fáciles o no.
- Pienso que debemos comer – respondió sin romper el abrazo de Yunho. Él podía sentir como el pecho de Yunho subía y bajaba ante cada suspiro y exhalación. De repente se había acostumbrado a que Yunho lo cogiera por la cintura.
- ¿Cocinaras para mí? – preguntó acariciando con su aliento el cuello del más bajo.
Jaejoong se tenso y un cosquilleo nació desde su cuello. Al mismo tiempo recordó el moretón con el que Yunho lo marco la otra noche. Era hora del momento de su venganza.
- Mejor te enseño a cocinar – sonrió de costado mientras miraba por encima del hombro la cara de asombro en Yunho. – Vamos, es fácil. Hasta un mono puede cocinar.
- ¿Me estas comparando con un mono? – preguntó Yunho en un tono casi infantil, molesto por la comparación.
- No, los monos son más lindos – rió al ver la expresión de enfado en Yunho.
- Para tu información nuestro ADN se asemeja al de los primates – Jaejoong abrió los ojos intentando descifrar hacia donde intentaba llegar Yunho con aquella conversación – Así que técnicamente tu serias un mono.
- Vale – sonrió vanidoso – Por eso soy tan lindo.
Yunho achico la vista. La vanidad de Jaejoong era más alta que la de Heechul y eso no era bueno. No, no era bueno para él.
- Mono vanidoso – volteo a Jaejoong para tenerlo frente a frente – Pero tú no serias un mono, serias como un zorro.
- ¿Por qué un zorro? – frunció el ceño mientras se alejaba de Yunho.
- Bien – Yunho tomó aire así responder la pregunta de Jaejoong – Los zorros son pequeños y huyen constantemente… son criaturas nocturnas – puso especial énfasis en la última palabra así Jaejoong entendía hacia donde iba su explicación. Al ver las mejillas coloradas en Jaejoong, Yunho supo que había dado en el clavo – Eso quiere decir que son más activos durante la noche. También son animales que se adaptan a cualquier ambiente. Los zorros no se comunican ladrando como lo hacen otros caninos, por el contrario, se basan exclusivamente en la comunicación no verbal. Esto incluye características singulares en la postura del cuerpo, el movimiento de sus colas, y sus expresiones faciales.
Jaejoong abrió los ojos como platos al escuchar ser comparado con un zorro << en la postura del cuerpo, el movimiento de sus colas, y sus expresiones faciales>> llegando a un solo interrogante ¿Por qué Yunho hablaba tan seductoramente al decir zorro? La voz de Yunho le encantaba, pero no podía demostrárselo o nuevamente terminarían en la cama. Y eso no era bueno o si.
- Algunas de sus comunicaciones incluyen gritos, y los mismos suenan como gritos humanos– dijo en tono sugestivo – Tu voz es muy hermosa y sexy cuando gritas.
- ¡Basta! – dijo tensando los músculos de su espalda. Ladeo la cabeza y volvió a sus cinco sentidos – No soy un maldito zorro – dijo frunciendo el entrecejo – Mejor deja de decir estupideces y ayúdame a preparar el almuerzo.
Yunho sonrió satisfecho, había logrado controlar la vanidad de Jaejoong. Por dios, él no quería tener que lidiar con otro hombre vanidoso como Heechul. Con uno le bastaba. Aunque debía admitir que Jaejoong era hermoso, bastante para su gusto, pero no se lo diría o la vanidad de su zorro crecería.
¨*¨*¨*¨*¨*
Yunho le sostiene por un instante la mirada. Jaejoong frunce el entrecejo, fingió un gesto desdeñoso que provoco que Yunho achicara los hombros. El humo se estaba disipando, las ventanas estaban abiertas de par en par, el frio ventilaba la cocina y sacaba el humo gris.
- No fue mi culpa – afirmó encogiendo sus formidables hombros.
- Te dije que debías sazonar el arroz con verduras a fuego lento y después agregar un poco de vino blanco – resoplo con furia – No que hicieras las cosas al revés, se quemo nuestro almuerzo.
- No fue mi culpa, no me criaron para cocinar – se escudo de las acusaciones de Jaejoong.
- ¿Perdón? – interrumpe Jaejoong, que apenas se fía de sus oídos. Una sonrisa tenebrosa se dibuja en sus labios. Yunho encoge los hombros, intentando esconderse en un caparazón como las tortugas.
Jaejoong ladea la cabeza pensativo, Yunho parecía un niño asustado ante su actitud, eso era bueno, pero nota que esa mirada no era de miedo. Ve como Yunho intenta esconder su brazo derecho de él.
- Enséñame tu brazo derecho – exige Jaejoong al ver que Yunho escondía aún más el brazo detrás de su espalda.
- Piensas golpearme – respondió en tono burlón alejándose de la estufa para cerrar la ventana, el humo se había disipado.
Jaejoong se acerca hasta Yunho y le coge el brazo derecho. Sus labios se deforman en una amarga sonrisa.
- Te quemaste – dice viendo la pequeña mancha marrón al costado de la muñeca de Yunho. Era casi de dos centímetros aquella quemadura, nada de gravedad, pero Jaejoong se sentía terriblemente culpable. Él se había quemado muchas veces y sabía que era un dolor indescriptible. No entendía como Yunho no se quejaba, la piel se le había quemado.
- Te dije que no fui criado para cocinar – respondió Yunho apartando la mano detrás de su espalda. Los ojos de Jaejoong parecían realmente preocupado por él. Yunho decidió tranquilizarlo – Es una pequeña quemadura, iré al botiquín y buscare una crema…
- Iré por ella – respondió consternando mientras corría rápidamente al cuarto de baño de la planta baja.
Yunho alzo una ceja, Jaejoong realmente lucia preocupado por su pequeña quemadura. En una velocidad inimaginable Jaejoong apareció con una crema para las quemaduras. Mientras caminaba tomó la mano derecha de Yunho con delicadeza y esparcía la crema por la quemadura.
- Cuanta amabilidad – silbó Yunho admirado con las atenciones de Jaejoong – Debería quemarme más seguido.
- Tonto – presionó el lugar de la quemadura logrando que Yunho exclamara un pequeño grito de dolor.
- Lástima, duro muy poco tu amabilidad – se quejo Yunho con un puchero ante el repentino cambio de actitud de Jaejoong.
Jaejoong se cruzo de brazos mientras inflaba las mejillas y fulminaba con la mirada a Yunho.
- Ve a descansar al sillón, yo terminare de preparar el almuerzo – dijo Jaejoong intentando no ver las reacciones que provocaba en Yunho. Confusión, si él sabía que su actitud confundía a Yunho, pero no podía hacer nada para cambiarlo – En otra ocasión te enseñare a preparar aunque sea uno emparedados de queso.
- Prefiero quedarme aquí – tomó asiento en la mesa que descansaba en medio de la cocina con una actitud juguetona en su mirada.
Jaejoong volvió a mirar a Yunho con sorpresa. Después le dio la espalda como si no le importarse la presencia del más alto observándolo de aquella extraña forma. Eso no afectaba su concentración a la hora de cocinar.
Una picara sonrisa se dibujo en los labios de Yunho al ver como Jaejoong estaba perdido en su mundo. Jaejoong picaba las verduras, caminaba de un lado a otro y las sazonaba, volvía a caminar de un lado a otro buscando más ingredientes, mezclándolos con una concentración extraordinaria, tanto que Yunho se sentía parte de otro mundo al ver que Jaejoong no se percataba de la furtiva mirada de él. Cada movimiento de Jaejoong era seguido minuciosamente por Yunho, pero Jaejoong parecía no importarle.
Satisfecho por el sabor de su comida dibuja una sonrisa en sus labios. Echa una satisfactoria mirada a su trabajo, no sólo el sabor importaba sino la imagen de la comida y él realmente estaba satisfecho del aspecto y sabor de su comida. Contempló con alegría su comida, jamás se había esforzado en hacer un platillo tanto como ahora. Jugó con sus manos intentando perder el nerviosismo al recordar que Yunho lo estaba observando desde algún punto de la cocina. Tímidamente volteo sobre sus pasos. Un mohín de decepción se dibujo en sus labios al ver como Yunho tenía la cabeza recostada sobre sus brazos.
- Te quedaste dormido, eres muy cruel – susurro en voz baja mientras se posicionaba hasta el lado derecho de la mesa. Yunho dormía con la cabeza apoyada entre sus brazos.
La vista de Jaejoong se delito viendo las extrañas expresiones que Yunho hacia al dormir. Un niño travieso. Esa gélida expresión demoniaca desaparecía cuando Yunho dormía apareciendo una aniñada expresión en su rostro ya adulto.
- Jae- Jaejoong – murmuro Yunho aún dormido, obligando a Jaejoong a retroceder.
- Espero que no estés fingiendo, mira que despreciar mi comida – se acercó hasta Yunho quien mantenía los ojos cerrados, respirando por la boca. Jaejoong dudo en acariciar el rostro de Yunho, mil emociones atravesaban sus cabezas al ver a Yunho durmiendo así de tranquilo. Suavemente pasó su mano por el cabello de Yunho, después acarició la frente del moreno, las cejas, bajó por el pómulo y se detuvo al sentir como su mano casi rosaba los labios de Yunho – Como puedo enfadarme contigo cuando eres así de adorable.
Yunho rápidamente abrió los ojos. Jaejoong espantado intentó retroceder, pero Yunho lo sujetó por la mano. Lo miró fijamente jalándolo hasta él.
- Tu eres adorable – dijo Yunho mientras con la mano libre cogió a Jaejoong por la nuca. Jaejoong forcejeo ante el choque de sus labios con los de Yunho, pero nuevamente fue una lucha perdida. Cuan adictivo podía ser Yunho, pronto Jaejoong lo descubriría.