- Gracias profesora McGonagall – y salimos corriendo a la entrada del Bosque, hoy era la clase con los hipogrifos y Scorp se moría de ganas de estar ahí. Con demasiada rapidez para ser bueno mi amigo se levanto de la cama y emprendió la carrera. Tras de nosotros con el rabillo del ojo alcance a mirar la sonrisa perversa del hombre maniatado.
Después de eso no estoy seguro que sucedió, Scorp se quedo helado y cayó al piso con estruendo.
Corrí a su lado.
- ¿estás bien?
-si- dijo. Sacudiéndose la cabeza.
Lo tome del brazo y salimos hacia el bosque lo más rápido que pudimos.
Para cuando llegamos a los litorales del bosque los alumnos ya estaban reunidos en torno al magnifico animal, Scorp y yo aminoramos el paso hasta llegar a la fila principal del evento. El enorme profesor nos sonrió.
-bueno… hoy probaremos las clases teóricas sobre los Hipogrifos. Albus. Tu serás el primero, veamos si tienes el mismo don que tu padre.
Con decisión di el primer paso, pero Sorp me jalo fuertemente de la túnica en señal de desaprobación. En sus ojos se veía el miedo. Me sacudí su agarre y camine con seguridad, hice una reverencia ante la bestia, esperando un saludo, mas eso no sucedió, el gigantesco caballo se levanto en dos patas y grazno fuerte. Hagrid lo tomo por la correa, pero no logro contenerlo, con un trote rápido la multitud se disipo, yo me aleje hacia un árbol, pero Hipogrifo me siguió, con miedo me tire al suelo, suplicando porque nada pasara. Pero el animal se siguió de largo hasta un pequeño rubio que petrificado no hizo más que comenzar a lagrimear.
-Scorp- grite.
El Hipogrifo me miro enfadado y grazno en mi dirección. Como un sonido de advertencia.
Hagrid intentaba inútilmente acercarse.
-vallan al castillo- grito el profesor. Todos los alumnos corrieron despavoridos. Solo yo me quede- una reverencia- susurro hagrid a Scorp.
Como automatizado agacho la cabeza. El hipogrifo acepto el saludo. Y con suaves roces acaricio sus mechones rubios. Ya más relajado Scorp monto en el hipogrifo, como en la legendaria aventura de mi padre.
El animal, batió las alas y salió hacia el cielo.
Un rayo de hielo me partió en dos, si había algo que no le gustaba a Scorp era volar.
-accio- un grito salió de mi boca y lo siguiente que sentí fue el viento a mi alrededor al montar en la escoba y salir disparado hacia mi amigo.
Volé cerca del Hipogrifo, con precaución por el miedo que me provocaba. Scorp se había sujetado firmemente pero si lastimarla aunque notaba el miedo en su rosto, al hipogrifo comenzó a aletear más rápido y me veía intentado que me alejará de él.
Mi corazón golpeaba violentamente, pero en un momento Scorp comenzó a reir, ¿estaba disfrutando el viaje?
- Más rápido – gritaba muerto de risa, el hipogrifo se inclinó y yo hice lo mismo con la escoba
- Scorp, ¿estás bien? – le pregunte cuando logré alcanzarlo, pero antes de que me contestará el hipogrifo golpeo mi escoba con una de sus patas y perdí totalmente el equilibrio, salí volando, iba directo al sauce boxeador. Pero una mano me sujeto.
- Claro que estoy bien – contesto el rubio. Y me extendió la escoba. – me moría por volar en un hipogrifo – me tomo por sorpresa, yo recordaba su miedo por las escobas y volar, pero en el animal se veía libre, esplendoroso.
Regresamos al lugar de la clase y Hagrid lo bajo del animal, preguntando si estaba bien, a lo que asintió y corrió a abrazarme, después regresó con el animal, lo reverenció y el animal le contesto, fue lo acaricio y le dio de comer.
- Profesor ¿usted cree que los hipogrifos puedan ser una buena mascota? – me recorrió un gran escalofrió, ¿realmente le agradaba tanto el hipogrifo?
- Claro que sí señor Malfoy, solo que se debe de tener en un lugar muy grande, y cuando se acostumbran a ver a una persona mucho tiempo no lo atacan, como conmigo – contesto Hagrid al que fulmine con la mirada.
- ¿Puedo venir a ver a Buckbeak mas seguido? – pregunto mi amigo.
- ¿Buckbeak? – dijo el semi-gigante casi llorando – ¿Por qué lo llamas así?
- Es buen nombre para un hipogrifo, ¿no lo creen? – dijo sin dejar de acariciar al animal que le respondía con pequeños gruñidos de placer.
- Oh! ¿no lo sabes? El hipogrifo que atacó a tu padre, se llamaba Buckbeak – dije acercándome a consolar al profesor – y lo quería como tú quieres a este.
- Lo siento, no lo sabía, pero te prometeré cuidar bien de él – dijo Scorp cuando el profesor asintió diciendo que en cuanto logrará aceptarlo aún más se lo podría llevar, me alarme pero no podía hacer nada más además teníamos clase de pociones, así lo tome y lo comencé a arrastras hasta el castillo – adiós Buckbeak – grito y el hipogrifo gruño a respuesta y corrió al bosque prohibido.
Vi a mi nieto correr detrás de ese asqueroso mestizo. Pero esto era lo que necesitaba. Atado sería más fácil infiltrarme. A pesar de haber crecido y madurado Potter seguía siendo el mismo niño ingenuo, realmente creía que me podría detener con un simple hechizo de niño de primero. Sin necesidad de conjurar en voz alta, lance un legerment al pequeño niño rubio, tanto se parecía a mi hijo que me hacía sentir nostálgico. Un torrente de imágenes atronaron sobre mi cabeza, el corriendo en el lago con ¿Albus? Que nombre más patético, volando en escoba, en clase de pociones, con que mi hijo también estaba aquí. Todos, todos y cada uno de sus recuerdos estaban relacionados con esa sangre mestiza. Uno de los más fuertes era una fantasía, una fantasía de ellos dos ¿besándose? Alarmado separe el enlace mental, mi nieto cayó al suelo y lo único que pude hacer fue rechinar los dientes y ver como ese asqueroso Potter se lo llevaba.
-tu vienes conmigo- dijo Harry. Después de haberse ido los muchachos.
La vieja directora me miro con desprecio. Pero no importaba.
-llévenlo a las celdas de las mazmorras, y llamen a Azcaban- sentencio la anciana.
Sin delicadeza alguna el joven Potter me arrastro rumbo a los calabozos, tirándome en una celda fría. Ni siquiera se molesto en poner un hechizo de protección, pero que niño mas estúpido.
-¿papá?- pregunto mi hijo, no eso ya no era mi hijo, no después de traicionarme, estaba sudado, se veía que había corrido hasta las mazmorras.
No me moleste en devolver el saludo.
-papá…- repitió con aire pensativo. Pero no dijo mas, se quedo mirándome como un bicho raro, o alguien a quien estas seguro de haber visto pero ya no recuerdas su nombre. Finalmente se retiro en silencio.
Al poco rato otra voz interrumpió en las penumbras
-¿Quién… quien es usted?- pregunto un niño de capa roja, alto, pero no mas de quince años. Reconocí esta mirada al instante. Era un Potter. Pero había algo raro en el, a pesar del escudo brillante de Gryffindor en sus ojos se veía la traición y desconfianza dignas de un Slytherin.
-¿es tu hermano el mocoso que anda con mi nieto?
-¿su nieto?- pregunto con desconfianza.
-tu padre no te enseño que es de mala educación contestar una pregunta con otra.