Marcas.
Kakashi se había autoinvitado al departamento donde residían Fugaku y Minato un día cualquiera.
Al peliplateado le atenazaba una curiosidad sin límites ya que jamás consideró que su sempai de la universidad tuviera interés en una pareja del mismo sexo. Convencido de que la partida de Kushina al extranjero lo había dejado desconsolado, Kakashi creía que su relación con el Uchiha era pasajera. Minato, tratando de demostrarle lo mal que estaba, le pidió que llegara a visitarlo cuando él quisiera.
No tenían nada que ocultar.
Tal como su amigo y maestro lo había pedido, Kakashi se presentó frente a sus puertas un día al azar.
Kakashi abrazó a su sensei efusivamente, aunque tambaleó un poco cuando se separó. Solo duró un segundo pero el rubio estuvo seguro de que había visto bailar el enojo en los ojos de su amigo.
Desechando rápidamente esa idea, Minato sintió que todo marchaba bien, sobre todo al ver que Fugaku y Kakashi se estrechaban la mano con familiaridad y con cortesía. Platicaron un rato de mucho temas en común y con gran fluidez, propia de esas personas parecidas e inteligentes.
—¡Qué tonto soy! Traía pastelillos porque no quise aparecer con las manos vacías, pero parece que lo olvidé. Discúlpenme un momento, iré a-
—No te muevas —le interrumpió Minato al peliplateado—. ¿Dónde lo has dejado?
—En el auto, pero-
—Iré a traerlos, solo dame las llaves.
Kakashi le pidió disculpas por las molestias con un guiño, ese gesto tan suyo y despreocupado, e indicó la parte del auto donde había dejado el presente.
Al no más desaparecer el rubio con el suave crujido de la puerta principal, Kakashi volvió a tomar asiento y endureció la mirada.
La atmósfera se tornó hostil y afilada en fracciones de segundo.
—Explícame, ¿cómo lo convenciste de que viviera contigo?
—Que forma tan agresiva de preguntar —dijo el Uchiha ignorando la pregunta.
—Pero es cierto; Minato-sensei no convive fácilmente con cualquier persona.
—Simplemente hice la sugerencia. Es un poco difícil pagar un apartamento por separado y que se encuentre cerca de la universidad; él simplemente aceptó.
—Y tú siempre obtienes lo que deseas, ¿no es así? Estoy seguro que llevabas planeando esto desde hace mucho tiempo.
—¿Hay algo que te molesta de verdad o solo balbuceas conjeturas sin sentido?
—Sé lo que pretendes.
—¿Así? —respondió Fugaku con una elegante ceja negra enarcada.
—Pretendes que se acostumbre a ti para que después no pueda dejarte —dijo Kakashi bajando el nivel de su voz.
—Esa es una interesante teoría, ¿algo más?
—¿Cuáles son tus intenciones al ponerle esas cosas en el cuello?
—¿Te refieres a las marcas de besos?
—Sabía que se las habías hecho tú. Siendo tan despistado como es, seguro que no se ha dado cuenta pero yo-
—Precisamente por eso son un buen sitio, ¿no te parece? No podrías haberlas visto si no le hubieras abrazado ya que son invisibles a los ojos de Minato, pero evidentes para toda la peste que se acerque demasiado a él.
—¡Estoy preocupado por él como amigo!
—Y eso está bien, mientras Minato me diga que está bien. Sin embargo, ahora soy su novio y no pienso hacer nada que me aleje de él, ¿quedó claro?
Minato abrió la puerta de su apartamento justo cuando Kakashi salía de allí como en estampida. Su compañero masculló unas palabras de despedida, de agradecimiento y pidiéndole que disfrutara de los pastelillos. El rubio se quedó con la pregunta en la boca y miró interrogante al moreno que venía hacia él para que entrara a casa y cerrara la puerta.
—¿Pasó algo mientras me fui?
—En lo absoluto. Él respondió una llamada y dijo que tenía que marcharse, que lamentaba las molestias —contestó el Uchiha con inocencia.
—Fugaku, espero que te hayas comportado.
—Yo siempre me comporto —dijo Fugaku haciéndose el ofendido.
Minato simplemente sacudió sus pensamientos y le dio un beso a su sobreprotector y celoso moreno.