[Gaara Pov]
Una sonrisa enfermiza se forma en mis labios cuando miro la muñeca poseída sentada sobre alguien en la silla que se mece tortuosamente. La niña la mira con los ojos perturbados, tratando de salir de la habitación; sin embargo, no puede; ella se lo impide. Los ojos grandes de cristal se enfocan en la niña y ella lo siente. Se voltea hacia la puerta y aprieta con desesperación la manija, pero por más que lo intenta, no puede abrirla. Entonces voltea y sus ojos llorosos se encuentran con los diabólicos de la muñeca. Va a morir... Genial.
Después de nuestro "inolvidable" recorrido por el parque de diversiones, nos cambiamos de ropa (recuerden que nos mojamos en la última atracción) e Itachi sugirió que sería buena idea entrar a ver una película en el pequeño cine que hay dentro del parque. Todos accedimos, pero, en el momento de escoger la película que veríamos, Naruto y Deidara fueron los únicos que no estuvieron de acuerdo. A Sasuke, a Itachi, a Sai y a mí nos gustan las películas de terror, pero Deidara es un miedoso, y he de admitir que Naruto también lo es.
Bueno, al final de todo, y después de estar convenciéndolos por más de una hora, ellos accedieron y pues, aquí estamos.
Doy un suspiro largo y dirijo la mano al bote de palomitas que está a mi lado izquierdo. ¿Qué es esto? Siento algo suave que en definitiva no es una palomita de maíz. Está frío y lo siento moverse por debajo de mi mano. Giro la mirada y... ¿¡Pero qué...
¡¡Ahh!!
Aparto mi mano bruscamente y le lanzo una mirada asesina al chico que se encuentra a mi izquierda.
— ¿¡Qué mierda te pasa, Sai!?— le grito quedamente. ¡¡Ahh!! ¡No puedo creer que nuestras manos se encontraron dentro del bote de palomitas! Eso es tan... ¡Cursi! —. Este es mi bote de palomitas.
Su mirada inexpresiva arquea una ceja y se queda así por unos segundos. Luego toma el bote y lo empieza a inspeccionar de un lado al otro, de arriba abajo. Después lo vuelve a poner en su lugar y me mira nuevamente.
—Pero yo no veo tu nombre escrito en él, Gaara-kun— sonríe delicadamente, cerrando sus ojos oscuros. A veces él es tan... Inocente... ¿¡Qué estoy diciendo!? ¡No! No es inocente, es... ¿Inocentemente tonto? Sí, eso.
Ruedo la mirada y la regreso a la película. ¡Genial! Ya me perdí cuando la mamá intenta matar a su hija... ¡Tsk!.
~
Ya ni siquiera le presto atención a la película. Estoy confundido, la cabeza me duele. Esto es demasiado incómodo. El estar aquí, viendo cada cinco segundos como Sasuke besa a Naruto, me hace querer estallar de los celos... No quiero que nadie lo toque, quiero ser yo el único que lo pueda abrazar y besar, ¿Soy egoísta? Quizá... Pero Naruto me gusta, y no tolero verlo en los brazos de alguien más... Alguien como Sasuke.
Por si fuera poco, tengo otro problema que se llama Sai. No sé porque, pero no he dejado de pensar en él... Y me maldigo por eso. Últimamente me ha estado mirando todo el tiempo, y eso me incomoda de sobremanera. Ya le había intentado decir que qué rayos le pasaba, pero cuando estuvo a punto de responderme, Naruto nos interrumpió; y me da miedo preguntarle de nuevo.
Cuando él me mira así, tan profundamente, como si estuviera estudiándome, siento un extraño escalofrío correr por mi cuerpo que me hace estremecerme por completo y me obliga a desviar la mirada.
¿Por qué me mira así?, ¿Qué es lo que se trae conmigo?
Es difícil predecir a una persona como él. Sai nunca muestra sus sentimientos y siempre se esconde tras una sonrisa falsa. Pero es demasiado ingenuo. Sé que le es difícil entablar relaciones con los demás porque siempre se basa en un libro de auto ayuda para conocer los sentimientos de las personas. No digo que yo sea muy sociable, pero diferente a él, yo evito a toda costa hablar con la gente.
Entierro las manos en mi cabeza. ¿Por qué estoy pensando en Sai? Ahh, estoy volviéndome loco. En primer lugar no debí haber venido aquí. Sasori me las pagará cuando llegue a casa.
Sai me mira nuevamente y yo siento mi rostro arder, ¿Qué rayos pasa conmigo?
— ¿Te ocurre algo, Gaara-kun?
— No es nada.
Sí, nada, como no...
[Sai Pov]
— E- ¡Esperen!
Todos volteamos hacia Naruto y miramos al rubio bailar ridículamente, cubriéndose sus partes íntimas y con sus mejillas al rojo vivo.
— ¿Ahora qué?— pregunta Deidara rodando los ojos y llevándose las manos a la cintura.
—Etoo... ¿Alguien me acompaña al baño?— dice Naruto apenadamente, con los cachetes ardiendo de vergüenza y la mirada baja.
—Para eso está tu novio— dice Deidara señalando a Sasuke.
Naruto le lanza una mirada amenazante al rubio de cabello largo.
—No.— responde, haciendo que todos nosotros abramos los ojos como platos. Jaja, me gusta ver la cara descompuesta de Sasuke —. Quiero que me acompañe Sai.
¿Qué?, ¿Yo?
— ¿S-Sai?— la ceja inexistente de Gaara se arquea y nos mira fijamente, sin creerse aun lo que Naruto acababa de decir (aunque yo tampoco me la creo).
— ¿Yo?
—Sí, Sai, tú— me toma de la mano y me aparta de los demás llevándome rápidamente a los baños que hay detrás de la casita de terror.
¿Pero qué le pasa? Digo, de todas las personas que pudo elegir para que lo acompañaran al baño... ¿Por qué a mí?... No es que no me guste la idea, todo lo contrario, pero... Conociéndolo hubiera ido con Sasuke... ¡Hasta Gaara tenía más oportunidad que yo!
Bien, supongo que después de tomar tanta Coca-Cola durante la película yo también tengo que ir al baño.
Llegamos, hago rápido mis necesidades y me acerco al lavamanos. Me miro en el espejo. Unas grandes y notorias ojeras cuelgan bajo mis ojos (obvio, je) y eso me hace ver como un zoombie. ¡Dios, estoy tan pálido! Abro la llave del agua y me mojo el rostro. Me tallo con fuerza los ojos y paso mi mano pesada por toda mi cara.
¿Qué?
Miro el reflejo de Naruto sobre el espejo. Está sonriéndome de una manera tan... ¿Pícara?
— ¿Y bien, Sai?— pregunta acercándose a mí sin borrar esa sonrisa. Me sonrojo. No entiendo nada...
— ¿Qué?, ¿A qué te refieres, Naruto-kun?— trato de sonreír y me sobo la nuca.
Él hace un puchero bastante gracioso y tierno que no hace más que fortalecer el color de granada que me ilumina el rostro.
— ¿Cómo que a qué me refiero? Ay, Sai, eres tan ingenuo... Te estoy preguntando que cómo te fue con Gaara hoy.
— ¿G-Gaara?
¿¡Qué cómo me fue con Gaara!? Tsk, creo que sólo logró confundirme más.
—Sí, Sai— dice. Con una sonrisota de oreja a oreja, se acerca excesivamente a mi rostro y me mira fijamente. Sus hermosos y grandes ojos azules tratan de buscar algo en los míos, algo que no sé qué es —. En la casa embrujada, en el túnel del amor, en el cine.... Quiero que me cuentes todo.
—Este... Yo no sé a qué te refieres— desvío la mirada a un costado.
Silencio.
Los nervios me carcomen por dentro, pero tomo el valor necesario y levanto la mirada. El rubio tiene un semblante serio, bastante raro en él. Está cruzado de brazos, con el ceño ligeramente fruncido y apretando la mandíbula.
Trago saliva.
Naruto suspira y deja caer sus brazos. Se lleva una mano a la cabeza y sonríe cálidamente.
—Ay, Sai, ya no sé cuándo tiempo más pueda soportar— arqueo una ceja y él expande su sonrisa —. Todo esto lo hice prácticamente por ustedes dos.
Lo siento, pero yo sigo sin entender.
—Me refiero al túnel del amor, al cine— continua —. Yo puedo besarme con Sasuke en cualquier lugar, sin necesidad de entrar a un botecito rosa con decoración cursi, o estar dentro de una callada sala de cine...
Sigo rascándome los cabellos nerviosamente.
— Yo lo hice todo por Gaara y por ti— afirma.
Abro los ojos como platos y dejo caer el brazo con el que momentos atrás me rascaba los cabellos.
— ¿Por Gaara y por mí?
Naruto gruñe. Se acerca bruscamente a mí y me toma de los hombros. Me comienza a zarandear fuertemente, como si fuera una muñeca de trapo, y yo sólo veo estrellitas a mi alrededor.
— Sai, por Dios, deja de fingir— alcanzo a escuchar... ¡Mierda! Creo que me estoy mareando —. ¡Sé que te gusta Gaara! Es más que obvio, todos lo saben, hasta Deidara... ¡Y tú también le gustas a él!
Un momento, ¿Qué carajos acaba de decir?
— ¿Qué dijiste?— lo tomo de los brazos y hago que se detenga.
—Escucha, ustedes no necesitan decírmelo. Yo los conozco mejor que nadie— se deshace de mi agarre y cruza los brazos —. Me he dado cuenta de cómo lo miras, de cómo él te mira; pero por sus actitudes era obvio que nunca iban a decírmelo— suspira —. Yo sólo quiero ayudarlos. Ustedes son mis mejores amigos, siempre están ahí para mí, me ayudaron a acercarme a Sasuke... Y quiero que ustedes sean felices también.
Más silencio.
— ¿Me gusta Gaara?— pregunto seriamente, sin ninguna sonrisa falsa disfrazando mi rostro.
—Ya te dije que no necesitas decírmelo, te conozco mejor que nadie, Sai.
— ¿Ahh, sí?
¿Qué... Estoy haciendo? Mis pies se mueven por sí solos hacia Naruto, y creo que he de tener una expresión muy rara en el rostro por la forma en la que él me mira. Sus ojos están abiertos como platos y está retrocediendo nerviosamente.
Él... Él dijo que a mí me gusta Gaara... ¿Por qué cree algo como eso?, ¿Qué he hecho yo para que mi Naruto crea algo así? Si nunca habrá nadie a quien yo pueda querer más que a él...
—S-Sai... ¿Qué... Qué haces?— pregunta, pero yo no le hago caso, yo... Sigo acercándome a él.
Siempre, desde que lo conocí ha sido él; la única persona que me importa, el único quien me hace sonreír verdaderamente, siempre ha sido él... Y Gaara sólo significa... Un obstáculo para mí, al igual que Sasuke.
Su cuerpo choca contra la pared, justo alado de la salida y yo continuo hasta acorralarlo... ¿Qué pasa conmigo?
—Dices que me conoces— le murmuro. Él tiene las mejillas coloreadas de un rosa pastel tan hermoso que me hacer temblar internamente. Me acerco más... —. Pero ni siquiera eres capaz de saber quién es a quien quiero, ¿Verdad?
—Sa... Sai...
—Yo tampoco sé cuánto más pueda soportar.
Y mis dedos levantan delicadamente su mentón.
...
...
Esto que se siente tan cálido... Me hace sentir en las nubes. Son sus labios. Estoy besando a Naruto.
¡No!
No debo hacerlo, él tiene novio. Yo sólo soy su amigo. ¡Mierda! ¿¡Por qué rayos no me despego de él!?
Ahh, sí... Por el simple hecho de que esto es por lo que he estado esperando toda mi vida.
Sus labios son tan delgados y finos, suaves de una manera extraordinaria. Y los siento temblar contra los míos con cierta timidez. Yo... Sé que estoy haciendo mal, pero aun así, tomo a mi rubio por la cintura y lo atraigo a mi cuerpo. No lo siento corresponder, pero no se separa de mí. Eso... ¿Podrá significarse algo? No sé, no quiero averiguarlo y abrir los ojos; no quiero ver su rostro deformarse y saber que podría desarrollar el sentimiento de odio hacia mí... No lo soportaría.
— ¿¡A ti qué rayos te pasa!?
Unas manos ajenas me empujan, me separan de Naruto y por momentos pierdo el equilibrio. ¿Pero qué...
Levanto mi mirada.
—Oye, esto no es... ¡Esto no es lo que piensas!— escucho la voz asustada de Naruto.
Me encuentro con aquella mirada.
Su ceño está fruncido, me mira de una manera asesina, casi demoniaca. Siento un escalofrío aterrador recorrer mis entrañas.
Él no dice nada.
—G-Gaara, te juro que...
—Eso corre y díselo a Sasuke, no a mí— habla con una voz forzadamente libre de emociones. Naruto abre los ojos como platos...
—Gaara-chan, no me digas que él...
—Por dios, Naruto, todos lo vieron.
Gaara desvía la mirada, mordiéndose el labio inferior con fuerza. Los ojos de Naruto están húmedos.
Me siento como un pedazo de mierda.
El rubio aprieta los ojos con fuerza y sale corriendo de los baños. Nunca había visto esa expresión en su rostro... Dolor... El que Sasuke nos haya visto le dolió mucho... Él... ¿En verdad lo quiere tanto?
Trago saliva y siento como si actuara como ácido sobre mi garganta.
—Tú vienes conmigo— de pronto, el pelirrojo me toma bruscamente del brazo y me lleva consigo.
Salimos del parque, nos alejamos de todo; no hay rastro de Naruto ni de Sasuke, ni siquiera de Itachi y Deidara. Gaara me hace pasar entre los árboles que están a las afueras del parque. Él me trae prácticamente arrastrando, sin importarle que en el camino pueda tropezar o golpearme con las ramas de los árboles. No lo culpo... Me lo merezco.
Llegamos hasta un lugar un poco despejado y me suelta como si fuera un pedazo de basura que lanza contra el bote. Jadeo y controlando el equilibrio de mi cuerpo lo miro a los ojos.
Yo... Nunca he sido bueno descifrando los misterios que esconden los ojos de Gaara, pero... Por alguna razón sus pupilas se notan algo temblorosas y brillantes. Me sorprendo, porque sé que está ocultando sus lágrimas, y nunca en mi vida creí llegar a ver a Gaara en ese estado.
Le dolió... Quizá más que a Sasuke, ¿Quién sabe? A él no lo he visto aún.
De todas las personas del mundo, no era el Uchiha la última persona que hubiera querido que nos encontrara. Era Gaara...
¡Mierda! ¿Ahora que voy a hacer? ¡Soy un idiota estúpido!... Besé a mi mejor amigo y quizá arruiné su relación, quizá arruiné nuestra amistad. Yo... Enserio quiero que la tierra me trague.
—Tienes suerte de que Itachi haya detenido a Sasuke antes de que te volara la cabeza.