[Gaara Pov]
Es gracioso. Los labios escondidos bajo la máscara de Kakashi-sensei parecen moverse, pero me da tanta flojera esforzarme para escuchar qué demonios dice. Y no es mi culpa. Si de por sí sus clases ya son un imán para el aburrimiento, imaginen a alguien como yo tratando de prestar atención. Imposible...
De pronto se voltea y comienza a escribir algo en el pizarrón. La mano que sostenía mi mentón pierde fuerza y aplica la ley de la gravedad sobre mi cabeza. Mis cachetes azotan contra el pupitre, y yo no trato de levantar la cabeza. No quiero, así que acomodo mis brazos de manera que queden como algún tipo de almohada. Así es mejor. Apoyo mi cabeza sobre ellos como si me fuera a dormir. Pero enserio. ¿Quién podría dormir teniendo a una belleza como Naruto a lado?
Un momento... ¿Desde cuándo yo digo ese tipo de cosas? Siempre he creído que eso es estúpido e infantil. Es decir... ¿Quedarme embobado viéndolo a él? ¿Acaso me estoy convirtiendo en algún tipo de acosador o algo así?
Bien, creo que debo ser honesto para variar.
Él ha sido mi mejor amigo desde hace mucho tiempo. Fue el primer chico que me habló cuando me mudé a Konoha y desde entonces siempre estamos juntos. Bueno... Casi siempre.
Yo nunca he amado, y no sentía la necesidad por hacerlo. De pequeño veía el sufrimiento de las personas tras tener alguna decepción amorosa. Lloraban todo el día, y de noche se escondían en su habitación a ver Doramas tristes devorando un bote completo de helado de fresa. Y yo no necesitaba eso. Iba a terminar como un obeso llorón con las venas cortadas...
Pero ¿Quién sabe? Quizá fue el destino, o el cosmos, o ese niñito en pañales... ¿Cómo se llamaba? Ah, si, el tal Cupido quien logró flecharme... ¡No! No fue eso. Más bien mi estúpido corazón quien me obligó a caer rendido a los pies de alguien como él.
Y sí. Lo correcto sería decir que lo amo. ¿Qué más puede ser? Si en mi mente sólo hay espacio para él, ni siquiera para prestar atención en clase, ni para mis hermanos, ni para mi familia... Sólo para él.
"Ring Ring"
¡Mierda! Ese maldito sonido de la campana dejo zumbando mis oídos... Bien, por lo menos el aburrimiento terminó. Ahora Kakashi-sensei podrá irse a terminar de leer el Icha-Icha Paradise.
—Esto... Pueden salir— dice Kakashi. Vaya, tiene un gran don para decir lo obvio. Y ¡Ja! ¡Tenía razón! ¡Miren como se va corriendo con su ridículo libro en manos!
De pronto una mano toma mi brazo y me jala rápidamente fuera del salón de clases. No tuve tiempo para ver quién era cuando me sacó. Pero ya afuera centro mi vista en él y las mariposas se meten a mi estómago. Es Naruto, mi lindo Naruto.
— ¿Qué quieres comer, Gaa-chan?— pregunta mi rubio mientras revisa el menú de la cafetería. Me está preguntando qué es lo que quiero y aún no suelta mi mano... ¿Debería ponerme nervioso?
—Amm, una hamburguesa con queso— muestro una leve sonrisa y él me regresa una de oreja a oreja.
—Está bien, ve a apartar una mesa, yo voy a pedir la comida— Yo asiento y me dirijo a donde están las mesas. Hay muchas, pero también hay muchos idiotas estorbando. Así que tooodas están ocupadas. Oh, hay una vacía hasta el fondo. Debo apresurarme antes de que me la ganen.
Alguien toma nuevamente mi brazo antes de que llegue a la mesa.
—Hola, Gaa-chan— Volteó y... Oh, mierda, ¿Ese chico otra vez? No es que lo odie, pero como me jode la vida.
— ¿Qué quieres, Lee?— pregunto tratando de sonar lo más alegre posible (claro, como si se pudiera)
—Lo mismo de siempre...
Oh, no, ya va a empezar con...
— ¡Quiero un beso tuyo!
¿Qué demonios? ¿Cómo me puede pasar esto a mí? Este tipo está loco...
—No seas idiota— trato de soltarme de su agarre para ir a la mesa vacía. Pero ¡Rayos! Este chico es persistente.
— ¡Pero, Gaa-chan!— ruega como niño pequeño... ¡Qué odioso!
— ¡Ya te dije que no!— frunzo el ceño y aparto su mano de mi brazo —. Déjame en paz. Tengo que ir con Naruto.
Me alejo de él rápidamente. Espero que eso haya sido suficiente para dejarle en claro que a mí me gusta Naruto.
Llego a la mesa y por suerte sigue vacía. Me siento y apoyo mi mentón sobre mis brazos librando un largo suspiro.
La verdad no entiendo que es lo que se trae Lee conmigo. Es decir, yo no soy nada del otro mundo para que él se enamorara de mí -o al menos eso creo yo- Desde que me vio siempre ha querido besarme. Y ¡Mierda! ¡Yo no quiero! Si decía que yo era un acosador por mirar a Naruto con la baba cayendo, entonces Lee me robaría definitivamente el primer lugar.
Pero... ¿Qué demonios hago pensando en Lee? Ahí viene Naruto, y es todo lo que me importa.
Es lindo verlo comer rámen. Doy otra mordida a mi hamburguesa y aun así no le quito los ojos de encima a mi rubio. Se ve tan lindo...
— ¡El rámen con extra carne de puerco es lo mejor!— dice mientras se mete más y más fideos a la boca. Trato de mantener mi rostro inexpresivo, pero no puedo evitar sonreír ligeramente.
Todo es tan perfecto estando con Naruto... Sólo él y yo... Solos.
— ¡Ahh! ¡Sai!, ¡Sai! ¡Por aquí!— grita Naruto tragándose lo que le quedaba de rámen en la boca. Yo volteo hacia donde grita y miro a ese chico... Sai.
No había lugar alado de Naruto, y él termina sentándose junto a mí. ¡Genial! (Nótese el sarcasmo)
—Domo, Gaara-kun— Sonríe, pero yo sé que esas sonrisas son falsas, sé que me odia. Y claro, a mí tampoco se me hace el chico maravilla.
Ese pelinegro es... No sé cómo describirlo, ni siquiera se nada de él. Sólo conozco su nombre. Sai. Pero ha sido, además de Lee, la única persona que he llegado a detestar completamente. Y no es porque sea un acosador como Lee... ¡Dios, no! Es más bien, lo molesto que me siento cuando está con Naruto. La manera en la que me mira cuando yo estoy con él. Estoy seguro de que a ese chico le gusta mi Naruto, pero ¡Ja! ¿Enserio cree que me lo puede quitar? Ni siquiera puede aguantarme la mirada...
Me pregunto sí... ¿Esto es a lo que llaman celos? Está bien, no creo que deba sentirme celoso, después de todo Naruto siempre está conmigo.
Pero aun así detesto a ese chico...
—Hola, Sai— digo tratando de sonreírle. Es pura hipocresía.
Y nuestras miradas se intensifican. Negro con turquesa. Siento como me quiere comer con la mirada. Su rostro inexpresivo trata de mostrase furioso ante mí. Pero yo no me quedo atrás. Mi mirada penetra en las pupilas de él logrando que apriete un poco los dientes. Ya lo tengo, sabía que no me podía aguantar la mirada.
— ¡Ya me harté!— la voz de mi rubio corta las miradas de ambos y volteamos a ver a Naruto.
— ¿Qué rayos pasa entre ustedes dos?
¿Qué pasa entre nosotros dos? ¿A qué se refiere?
— ¿A qué te refieres, Naruto-kun?— dice Sai con una sonrisa en el rostro. Esas sonrisas que le dedica a Naruto... Esa es una sonrisa de verdad.
— ¿Cómo que a qué me refiero?— mi rubio frunce el ceño ante los dos — Siempre han actuado así de raros, pero hoy ya me hartaron... ¿Cuál es el problema?
¿Debería decirle que ambos estamos enamorados de él?