Capítulo 6: Oscuro temor
Mis días de entrenamiento volvían a ser los de antes. Hace un par de días el clima había estado nublado, con grandes probabilidades de lluvia. Si había algo nada más que perfecto para lo que acontecía en esta rara etapa de mi vida, realmente lo bueno era el cima.
Nuevamente había llegado temprano a entrenamiento, el maestro no escucharía mis excusas o tal vez sí, pero yo no le diría nada.
Daba gracias por tener está limitada forma humana, si hubiese faltado en estos días al entrenamiento podía perder mi oportunidad. El convertirme en el mejor espadachín del mundo.
Desde temprano parecía que fuese a oscurecerse, las pesadas nubes no dejan dar un paso al sol.
En ese dojo había entrenado desde pequeño, sin embargo me fui por otros lados a estudiar y entrenar arduamente; paso el tiempo y me hice más fuerte pero también me convertí en lo que era ahora. Shirley tenía razón, ella era como una bruja, podía ver a través de los demás, yo era un brabucón alguien que se aprovechaba de otros, decían que yo era el mismo demonio o bestia salvaje.
-Has cambiado mucho Zoo, Kuina estaría contenta –
-Eso espero… -Kuina ¿Realmente ella estaría orgullosa de mí? Quise sonreír pero fue solo ese simple pensamiento. Estaba serio aún más que de costumbre.
-Pienso ganar sensei –Lo hacía por kuina pero aun más que nada por mí mismo. Algo hacía falta, aquellas carisias tan calídas del cejillas, a pesar de que solo unos cuatro días no le veía, realmente lo extrañaba, pero solo un poco el estaría bien.
Ya faltaba poco el día 27 de septiembre se aproximaba ese día era una fecha cualquiera, de un mes y año sin importancia. Lo único bueno y que importaba era que en ese día posiblemente serían las finales de la competencia, falta que lo confirmaran y si era de esa manera, ese día sería en el cual sabría si mis esfuerzos tendrían frutos.
Más de las 5PM ya eran y decidi dejar el entrenamiento por un momento.
Tal vez debía buscar a Shirley y obligarle a hacerme completamente humano tener que ser solo un gato cuando la luz del sol me daba era de lo peor. Esa vieja bruja, me las pagaría… y más si me afectaba el día 27, la haría suplicar que un gato no la matase ¿Me preguntaba a qué le tendría miedo? ¿Con que podía herirla, más que físicamente? por lo que me hizo. Yo no tenía algún temor, al menos ninguno me venía a la mente, incluso cuando peligraba mi vida.
-Sanji…- Miraba por la ventana como aquellas ligeras gotas de agua comenzaban a bajar del inmenso cielo gris.
Había pescado un resfriado por buscar a marino incluso en la imparable lluvia, Ussop cuidaba de mí, realmente no podía ni levantarme, había permanecido recostado casi todo el día.
Esto era demasiado, ¿castigo divino por no cuidar lo más valioso? Eso parecía lo más lógico en estos momentos. Ussop me miro estaba sentado a la orilla de la cama, lo notaba preocupado.
-Ussop, en verdad vete, estaré bien… -Me miro frunciendo el ceño, eso no le convencía para nada.
-Sanji, tendrás que distraerte, falta poco, un poco menos de dos semanas, tengo un boleto extra-De su bolsillo saco dos boletos al notar que yo no decía palabra alguna prosiguió.
-¿Recuerdas que me hablaste de tu amor platónico? Quiero que vengas conmigo a este torneo que me llamo la atención un tiempo. Uno de los participantes me suena a ese tipo de tu sueño, tal vez debas intentarlo con el… Un poco de sexo salvaje en tu vida loca es lo que te hace falta –Me ruborice por completo, era aún más caluroso que alguien con temperatura.
-¿Qué, ya te dio calentura? –Me hablo en doble sentido, me levante un poco jalando las cobijas rápidamente tirándolo al piso.
-Idiota… -Me sentía casado, demasiado para siquiera pelear con el –Está bien… iré… vayamos juntos –Me cubrí con las mantas Ussop era un gran amigo y a pesar de no habernos visto hace ya mucho tiempo, el seguía conmigo como en los viejos tiempos de primaria -Recuerdas cuando nos conocimos… estábamos a mitad de tercer año y yo era el nuevo –Mi voz sonó rara al decir esto último, tal vez ya afectaba mi voz la fiebre.
-Sanji, jama podría olvidarlo. Lo siento, ahora si te dejo. Tengo un trabajo para mañana en la universidad y quede con Brook esta tarde-
-Ok. Termina tu trabajo, suerte en la uni –Después de unos minutos que parecían no ser absolutamente nada de tiempo, reino el silencio en mi casa. Marimo no estaba… Zeff no estaba… No… Esto era habitual desde hace ya mucho tiempo, desde antes de la llegada del Marimo.
Siempre regresaba antes de las 4 a casa, a realizar un poco de que hacer, comida… Vivir en un lugar de soledad absoluta.
Nami casi no venía a verme a ella no le gustaba que yo fuese a verle, “No interrumpas mis estudios” la geología y el dinero era lo principal para ella.
Vivir en soledad era horrible, siempre llegaba al punto en que no lo soportaba y miles de pensamientos negativos abordaban mi mente como nubes formándose en el cielo, nublando mis ideas, lluvia de pensamientos tormentosos y dolorosos que terminaban desembocando como lágrimas resbalando por mis mejillas. Algo silencioso y oculto, algo de lo que solo yo era capaz de notar, jamás nadie se daría cuenta, era lo mejor después de todo, no dejaría que otros me tuviesen lastima.
Me había incorporado sentándome en la cama, fije mi vista al piso. Tal vez siempre en mi vida todo sería así, tendría amigos y aun rodeado de ellos junto a miles de personas en el mundo me sentiría sofocantemente solo.
Ahora mismo estaba solo en mi casa. Todo debía ser así para mí, ni aun con la más bella dama lograba dejar de sentirme así. Me levante de mi cama y apoye mi mano contra la pared me sentía algo mareado por pararme tan repentinamente, caí de rodillas al suelo la noche se ceñía sobre todo, cubriéndonos con aquella frazada oscura. El piso estaba helado casi hielo, me erizo la piel, un escalofrió espantoso recorrió completamente mi cuerpo.
Y allí estaba yo, un reconocido Chef en el piso recargado en la pared sintiendo la infinita soledad, nublando su vista azulada por el espeso cabello de su flequillo.
Se suponía que no debía ponerme mal, si sentía indicios de ese sentimiento solo debía buscar un amigo o cocinar todo lo que pudiera y comer hasta llenar el vacío, pero ya era tarde.
Mi oscuro temor me atormentaba, y más que salir de él… Yo ya estaba en lo más profundo del abismo. ¿Cuándo había empezado a llorar? No tenía idea, era un tiempo perdido en el espacio y sin sentido…
Estaba ahora caminando por las calles, solo quería olvidarlo todo por un momento, realmente quería que todo acabara, y allí estaba nuevamente yo entrando a ese bar, comenzando a beber un poco, no era de mi beber tanto, pero si eso me ayudaba a quitar mis problemas todo sería perfecto, aunque sea por solo un momento.
-Lo de siempre y una más para mi amigo- Alguien se había sentado a mi lado frente a la barra, hice como si tuviera sueño, realmente me limpie el rastro de lágrimas que se pudiesen notar, mis ojos reflejaban una expresión de sorpresa.
-Ma… ¿Marimo? –El hombre que se había sentado a mi lado ¡era idéntico al hombre de mis sueños! ¿O ya me estaba afectando el alcohol?
To Be Continued…