(Jongin)
-¡Diablos! - maldije al ver los recibos y deudas que tenia en mis manos.
Esto de salir solo por mi mismo si que era más difícil de los que me había imaginado, y para mi mala suerte Chanyeol no regresaba hasta el fin de semana. Tenia que pagar los recibos ya que si no lo hacia muy pronto me quedaría sin luz, agua, calefacción, teléfono y etc.
¡Estaba perdido! De alguna u otra forma al final tendría que pedir ayuda a mis padres ¿Dónde iba a quedar mi orgullo?
-¡Maldición! - volví a decir y dejé los recibos sobre la pequeña mesa que había en medio de la sala.
Salí de casa en busca de algún trabajo que se acomode a mi horario de clases. Busqué y busqué, y no encontré nada. Los trabajos que había encontrado me querían ahí tiempo completo... Regresé a casa a paso lento. Estaba resignado. Llegando a casa tendría que llamar a mi padre.
Al llegar a casa encontré que todas las luces estaban encendidas ¿Me estarían robando? Entre con cuidado para no alertar al intruso, pero no encontré a ninguno. Solo encontré a Chanyeol en la sala y revisaba los recibos de pago de este mes y el anterior.
-¡Ey! ¡Al fin llegas! - dijo al darse cuenta que había llegado.
-Hola Chanyeol - salude apenado, sabia que me reclamaría por los recibos.
-¿Por qué no me habéis dicho nada? - pregunto señalando los recibos con su mano.
-Lo siento, pero... siento que yo debería pagar todo, tu solo vienes los fines de semana y a las justas gastas agua para ducharte, a diferencia mía que soy quien vive aquí de lunes a domingo - expliqué.
-Pero quedamos en que lo pagaríamos a medias - se quejó - No pienso dejar que pagues todo - sacó su billetera y sacó varios billetes de cien dólares - Toma. Creo que con esto será suficiente - tomó mi mano y puso el dinero sobre mi palma.
-¡Esto no es la mitad! - reclamé - con esto pagaría todos los recibos.
-Esta vez yo pago todo y el próximo mes tu lo harás. ¿Te parece? - propuso.
La idea no me parecía mala, me daría tiempo de buscar un trabajo y cancelar los próximos recibos.
-Trato hecho - acepté el dinero.
-Hecho.
-Por cierto ¿Qué haces aquí?¿No deberías estar trabajando?
-¡Si! Es más ya tengo que regresar, solo vine por una cosa.
-¿Qué?
-Mi revólver - dijo con tranquilidad.
-¡¡Ahhhh!!
Sabía que Chanyeol trabajaba como guardaespaldas del dueño de cadenas de hoteles más grande en Corea.
-¿Y tu? - preguntó de pronto - ¿De dónde venias?
-De buscar trabajo.
-¿Encontraste alguno?
-No. Solo buscan trabajadores para tiempo completo - me quejé.
-¿Y qué días quieres trabajar?
-No sé - dije pensativo - Tal vez los fines de semana.
-¡Eso es perfecto! - dijo emocionado y muy sonriente - Mi jefe esta buscando a alguien que pueda cubrir mi puesto los fines de semana.
-¡¿Enserio?! - me había emocionado pero al rato se me borró la sonrisa - pero, yo no sé manejar armas - me entristecí.
-Eso no importa. Nunca las utilizamos, no hay mucha acción. Aparte tienes talla para ser guardaespaldas, pasas del 1.80 ¡Anímate! No te pagarían mal - y con esa última oración me convenció.
-De acuerdo - asentí.
-¡Excelente! - sacó un bolígrafo de su terno, buscó un papel y comenzó a escribir - toma - me alcanzó la pequeña hoja con una dirección en ella - mañana a las 8 de la mañana ve a esta dirección. Trata de ser puntual.
-Esta bien. Faltaré a clases por esta ocasión.
-Lo siento, mi jefe viaja mañana en la noche y no regresa en un mes.
-Como sea estaré puntual - me apresuré a decir.
-Bien, entonces te veo mañana - miró su reloj de mano y continuó - ya es hora de regresar, no quiero que noten mi ausencia - se acomodó la corbata y se dirigió a la puerta - ¡Hasta mañana!
-Hasta mañana - me despedí.
Suspiré profundamente. Nuevamente me quedaba solo en aquella casa. Casi nunca me gustaba estar solo, siempre buscaba compañía o tener con quien conversar. Desde que había conocido a Chanyeol el me ofrecía compañía solo sábados y domingos. Me preguntaba si no tendría alguna enamorada por ahí. Aunque al parecer no tenía ninguna, ya que siempre que él llegaba nunca salía de casa. Prefería quedarse acompañándome y viceversa. Por mi parte, yo no estaba ni salía con nadie, prefería concentrarme en mis estudios y era una persona muy hogareña, aunque no lo parezca.
Caminé hasta mi habitación, cogí una toalla y tomé un baño. Luego me acomodé en mi cama, no sin antes activar el despertador para empezar mi nuevo día mañana. Por lo que tenia entendido tendría que manejar una hora en auto para llegar a la ciudad de Incheon.
Al despertar fui directo a la ducha, me vestí con un terno que tenía guardado. Al final de todo tenia que ir con buena presencia. Al salir de casa subí a mi auto, no era la gran cosa pero, a nada... Manejé aproximadamente por una hora hasta llegar a Incheon. La ciudad era conocida por los hoteles lujosos que habían alrededor de la playa y lo mejor es que estaban a disposición del mejor postor. Solo la gente con altos ingresos económicos podrían quedarse por lo menos una noche... no es por presumir, pero mis padres podrían hasta comprar un hotel si es que ellos así lo quisieran.
-Buenos días - salude al entrar en una cafetería.
-Buenos días - saludo el joven - ¿Le puedo ayudar en algo?
-Estoy algo desorientado. Me podría decir donde encontrar este lugar - le tendí la pequeña hoja que me había dado Chanyeol la noche anterior.
-¡Si! Debe conducir por 15 minutos más hacia el Sur hasta que ya no vea ningún edificio alrededor.
-¡Gracias! Muy amable.
-De nada. Tenga buen día.
Salí de la cafetería y seguí mi camino. Conduje como me había dicho el joven, y era cierto. Hubo un momento de la carretera en que los edificios desaparecían y se convertían en casas de verano de un precio altísimo. Busqué la dirección y resultaba que la casa estaba en un lugar totalmente alejado de las demás casas. La casa era muy grande, demasiado grande para ser una simple casa de verano, y sobré protegida por muchos hombres vestidos con terno. El dueño tenia a muchos guardaespaldas a su disposición, y mis ánimos de conseguir el puesto se desvanecieron... era más seguro que no me aceptara por falta de experiencia.
-Bueno días - saludé dando una reverencia al señor que estaba en la gran puerta principal.
-¿Deseas algo jovencito? - preguntó con voz grave.
-Vengo por el puesto de guardaespaldas, para reemplazar a Chanyeol los fines de semana - dije con voz tímida.
-¿Así? - preguntó alzando una ceja - Eso lo veremos.
Sacó su teléfono móvil y marcó a alguien.
-Chanyeol - dijo mirándome - a llegado un joven que dice que te reemplazará los fines de semana - luego hizo una pausa - ¿Cómo se llama? - me preguntó.
-Jongin - respondí.
-Dice que se llama Jongin - le informó - es joven, piel morena - nuevamente hizo una pausa - Ok. Le dejaré pasar - luego colgó.
-Muy bien, joven. Puede entrar.
De pronto las puertas principales se abrieron, y tuve una visión panorámica de toda la casa. Era una casa hermosa con un gran jardín. Mi sorpresa fue mayor al observar que las personas que estaban afuera no eran los únicos guardaespaldas. Dentro del lugar también se veía así, incluso habían algunos que no hacían nada. Al dueño si que le gustaba derrochar el dinero en vano.
-¡Jongin! - gritó Chanyeol quien salía de la puerta principal.
-¡Chanyeol! - me alegre de verlo.
-¡Ven! - me llamó - Por aquí.
Caminé hacia él y me hizo entrar por la puerta posterior de la casa que daba a la cocina. La gente estaba algo alborotada haciendo el desayuno a los dueños. Chanyeol me guió hasta una pequeña sala y me acomodé en el mueble. A mi parecer estaba en el despacho.
-Espera aquí - musitó Chanyeol – El dueño viene en un rato. Te dejo por que tengo que hacer algunas cosas.
-Ok – asentí.
Esperé una, dos, tres, cuatro horas. Y en ningún momento Chanyeol había regresado. Ya me estaba impacientando, probablemente el dueño no quería contratarme. Entonces… ¿Por qué Chanyeol no venia a decir que regresara a casa?
-¡Buenos días! - saludó un hombre quien entraba a la pequeña sala - o tal vez debería decir ¡Buenas tardes! Disculpa por mi demora - dijo sin mirarme - hoy tengo un viaje y estaba alistando mis cosas.
-¡Buenas tardes! - saludé con una reverencia.
-Chanyeol me dijo que ocuparías su puesto los fines de semana - comentó mientras buscaba algo entre sus papeles del escritorio.
-Si, señor.
-Bueno, el puesto es tuyo.
-¡¿Qué?! - me sorprendí. Así nomas, ¿No me preguntaría si tenia experiencia con armas o si había trabajado antes como guardaespaldas? - ¡¿Enserio?!
-Si. El puesto es tuyo, comienzas en sábado en la mañana hasta el domingo en la noche. Si deseas puedes venir el viernes y quedarte a dormir, te ahorrarías el viaje por las mañanas.
-... - no dije nada.
-Sé que te estoy contratando sin hacerte preguntas, pero estoy muy ocupado este día. Así que por hoy lo dejaré pasar
-Gracias, señor.
-¡Ah! Cuando regrese de viaje, espero que me informen buenas cosas de ti - advirtió - Sobre todo mi esposo, si él tiene una sola queja tuya. ¡Te vas! Así de simple.
-No lo decepcionaré, señor. ¡Gracias!
-Muy bien. Puedes irte.
-¡Gracias!¡Gracias! - volví agradecer.
Salí del despacho y caminé hacia la salida por la puerta posterior.
-¿Te vas sin decirme como te fue? - preguntó Chanyeol quien estaba bebiendo agua en la cocina.
-¡Ah! Los siento, no sabia donde encontrarte.
-¿Y cómo te fue?
-Estoy contratado - dije orgulloso.
-Bien, entonces te veo el sábado.
-Viernes - corregí - vendré el viernes y me quedaré hasta el domingo.
-Bueno, en ese caso. Hasta el viernes.
-¡Chanyeol! - gritó alguien desde la sala - ¡¡¿Por qué te demoras en traerme mi refresco?!!
-¿Ese es el esposo? - pregunté.
-¡No! - negó - Es el mejor amigo, y es peor que el esposo.
-Bueno, entonces te dejo. Creo que tienes cosas que hacer.
-Si - dijo de mala gana - ¡Adiós!
Salí de la casa y caminé hasta la salida. Quería regresar a casa y comer lo primero que encontrara en la cocina. Claro, después de tomar un baño ya que el calor era insoportable. Y mientras me dirigía a mi carro, un carro color negro con lunas polarizadas paso por mi lado y se detuvo. En eso la ventana del piloto descendió dejando ver a un chico rubio, y a su lado en el asiento del copiloto a otro quien tenía el cabello negro como el azabache.
-¿Quién eres tú? - preguntó el rubio. Tenía la voz gruesa, casi similar a la de Chanyeol.
-¡Buenas tardes! Mi nombre es Jongin, y soy el nuevo guardaespaldas.
El rubio me miró desde los pies hasta la cabeza, su mirada me daba algo de temor, mejor dicho, todo el me daba miedo.
-¡Hola! - saludo el joven de cabello negro - Bienvenido seas. Mi nombre es Tao y él... - señaló al rubio - es Kris.
-Mucho gusto - saludé.
-¡¿Podemos irnos ya?! - preguntó alguien desde el asiento posterior. No logré ver al joven que iba ahí, pero supuse que seria el esposo del dueño.
-¡Adiós! - se despidió Kris y luego desvió la mirada, y mientras tanto Tao se despedía con la mano alzada y con una gran sonrisa en el rostro.
Kris no esperó más y siguió conduciendo. Yo subí a mí a carro y prendí el motor para irme a casa. Al llegar me quité el terno y entré a tomar un baño ya que el calor era insoportable.
Ahora tenia que ser paciente hasta que llegue el fin de semana...