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Vivencias de una Fujoshi por Kuroi Aishiteru

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Notas del capitulo:

¡Hola! lamento el retraso, pero tube problemillas, ademas de que al final reescribi todo el capitulo desde cero por cuestiones de baja autoestima de escritora(?) por mi parte. Espero y les guste

-Pero aun no logro entender cómo te las arreglaste para que yo no me diera cuenta de que estabas en la casa-se dijo más para sí mismo el moreno mientras yo me tomaba mi jugo de betabel.

-Fue fácil, en especial considerando que se trataba del idiota de tu-me reí en su cara-vamos, no se aflijan, no le diré a nadie… por cierto, siéntate Fernando, no estás castigado-sonreí con malicia, el hizo ademan de sentarse en el escritorio, pero desistió de la idea haciendo una ligera mueca de dolor.

-No gracias, estoy bien así-murmuro algo rojito.

-¿Te duele mucho?-pregunte fingiendo inocencia, con carita de niña buena, prácticamente me gruño, y antes de que me soltara una palabrota mi celular sonó, conteste mientras lo callaba de un almohadazo en la cara-¡Katia! Hola, ¿A qué se debe el honor?... ¿Uh? ¿Fiesta?... Ah… ¡Iré si Iván promete prepararme un pay de fresas!... kishishishishi, nunca, Iván es mío y no se lo daré a nadie… no, no dejare que ninguna zorra intente siquiera mirarlo, les arrancare los ojos si se atreven-sentí mi aura asesina expandiéndose de solo imaginarme que alguna perra intentara quitarme a mi Iván…-¿Ah? ¿Y eso?-pregunte emocionada y olvidándome de lo demás-No, ¡Mientes!-chille esperando que no-¡Kyaaa!-grite y de no ser por mi amigo mi jugo hubiera muerto por la paz-Bueno, vale, solo dile que dije que no podía, le caeré de sorpresa-reí bajo de forma maliciosa y colgué.

-¿Katia te invito a su fiesta de cumpleaños también?-me pregunto Brandon, con una expresión como de quien no quiere la cosa.

-¡Yeah Baby!-le giñe un ojo, sonriéndole, me levante de la cama y fui por mi mochila para vaciarla, lento por que seguía mareada, para empacar…-me quedare con ellos hasta que sea la fiesta y ya después regresare-sentía algo raro en el pecho, eso que te decía que quizás pasaría algo pero no estabas segura de que y medio me preocupaba.

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-Celular, Laptop, cargadores, USB, audífonos, mp3, chocolates, agua de manzana, cámara, doujinshis Yaoi y Hard Yaoi, libretas para escribir Yaoi, tu osito de felpa, dinero…-paso lista mi tío mientras revisaba por última vez mi mochila-y ropa… no entiendo porque está en lo menos importante-me miro con cansancio.

-esta todo… y bueno, es que yo no puedo vivir sin lo primero… y mi osito de felpa será necesario en el espionaje cofcof digo, protección de Iván-le sonreí inocentemente.

-jamás debí llevarte a esa tienda de electrónica-me miro horrorizado y dramatizando-pobre de él, me apiado del pobre y lindo ser que es acosado por ti…

-¡Cállate bastardo!

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-Hay, papa, no hagas drama, no creo que les moleste que la Asombrosa de yo vaya a quedarse con ellos, es más, se sentirán alagados-y ante mi muestra de egocentrismo fingido solo suspiro derrotado-además… presiento que pasara algo…-murmure para mí misma viendo por la ventana como comenzábamos a movernos.

El iría a dejarme a la central de autobuses, de ahí yo tomaría el que me llevaría hasta la otra central, de donde tomaría un taxi para acercarme y después caminaría cerca de un kilometro… Hay, de solo pensar que caminare todo ese tramo me sentía agotada… pero mi pequeño girasol lo valía… ah sí, y Katia. Esos dos eran mellizos, Iván era tan alto como yo, de cabello negro y ojos azules profundo, piel blanca y suave, de complexión delgada y algo de musculo, pero no tanto, y además de todo eso era un tipo realmente tierno, amable, dulce y adorable.. Era una hermosura que estaba dispuesta a salvar de las horrorosas garras de cualquier zorra que intentara llevárselo. Katia, a diferencia de él, tenía el cabello marrón y ojos de un color más claro que los de su hermano, era un poco más pequeña que nosotros y tenia más busto… que yo; era un real desmadre, era más tosca, malhablada y enojona que su hermano y… sinceramente aun no sé cómo consiguió hacerse amiga mía con lo fresa y déspota que suele ser.

-jo jo jo-reí como Tanaka pero de una forma más amarga y depresiva, ella no me agradaba mucho, estaba casi segura que siempre hablaba mal de mí a mis espaldas aun que yo le cause un extraño terror cuando sonrió.

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Justo cuando llegue a la puerta de la casa me desplome en el suelo, soltando un alarido que pretendía ser una pedida de auxilio. Oí como la puerta se habría, un paso y sentí un pie en mi cabeza que fue retirado inmediatamente.

-¡¡¡AH!!!-chillo Katia histérica-¡¡¡HAY UN MUERTO TIRADO FRENTE A LA PUERTA!!!-me reí siniestramente.

-Brains… ah~-murmure y gemí lo mas zombi que pude imitar, levantando mi cara llena de polvo del suelo, alzando una mano para tomarle la pierna-Brains…-repetí, el pelo me tapaba la cara, abrí la boca y usando mis últimas fuerzas me acerque para morderla, gimiendo zombimente.

Cuando se desplomo en el suelo, muerta del susto, oí pasos correr hacia la entrada, levante un poco la vista y lo primero que vi fue a un chico más alto que nosotros por un par de centímetros, un poco mas musculoso que mi niño, castaño y de bonitos ojos mieles, con un bate en la mano y una cara de sorpresa al verme.

-¡Ai!-grito asustado Iván, saliendo de detrás del chico, alzándome con una fuerza y simpleza que me irrito, estrechándome entre sus brazos-¡¿Pero que te ha pasado?! ¡¿Cómo llegaste aquí?! ¡Pensé que no vendrías!-pateo el cuerpo de su hermana a un lado para arrastrarme dentro de la casa y acomodarme en un sillón.

-Taran~-canturreé intentando recobrar mis fuerzas-quería sorprenderte, mi niño, pero no contaba con que acabaría así… y tu estarías igual o peor que yo tras correr un kilometro con una mochila que pesa más de tres kilos, sin agua ni pausas, babeando por el olor de chocolate que sale de la roca que tienes en la espalda-señale mi mochila-y sin tocar tu preciada agua de manzana por qué no quieres que se acabe-le sonreí cuando se comenzó a reír.

-tú nunca cambiaras, Ai-le desordene el cabello con una mano.

-¿Pero a quien se le ocurre correr con semejante calor y así como tú dices?-pregunto-regaño, el chico de ojos mieles.

-¡A mí!-grite mientras me levantaba y alzaba la mano, sonriendo infantilmente, trastabille un poco, pero logre mantenerme y saque de mi mochila una de mis botellas de agua-es que no quería tardarme mucho, y con mi paso normal segurito y llegaba mañana en la noche-me reí un poco, para después tomarme los dos litros de agua de un jalón-a todo esto…-lance a quien sabe donde mi botella y le mire-¿Quién mierdas eres?-cerré los ojos y sonreí de la forma más dulce que podía lograr con mi falta de azúcar.

-se llama Damián-lo presento el azache después de reírse por la forma en que pregunte.

-Debo admitir que es una chulada el desgraciado-bufe y sonreí burlona al ver el rubor que el tal Damián tenía en las mejillas y el ceño fruncido de mi Iván.

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Damián y yo nos mirábamos con un odio infinito y ganas de asesinar mientras nos peleábamos por quien se quedaría con Iván, de nuevo. La verdad es que el me caía bien, y de no ser por Iván, estaba segura que seriamos amigos del alma por lo parecidos que somos. Mientras yo amenazaba con romper su guitarra el amenazaba con abrir mi mochila y hurgar en mis cosas…

-No te conviene hacerlo-le advertí, sentía el corazón en la boca y aun que no lo demostrara en mi cara de póker estaba preocupada, si mi niño llegaba a ver lo que tenía en la mochila que le había prohibido siquiera tocar, seguramente le causaría asco y me odiaría, tenía que evitar eso a toda costa…

-¿No?-sonrió malicioso, pero justo cuando iba a abrirla solté la guitarra, tome el periódico de la mesa, le salte encima y le empecé a dar de periodicasos en la cabeza-¡Ay! ¡No! ¡Ya! ¡Párale pues!-se quejaba mientras intentaba apartarse.

-¡No! ¡Muere maldito desgraciado! ¡Malnacido!-y mientras lo ahorcaba lo zarandeaba como si mi vida dependiera de ello… bueno, así yo lo sentía.

-¡Ai!-grito alterado el azabache entrando a la cocina-¡Tranquilízate!-me abrazo por la cintura y me jalo hasta la esquina contraria de la habitación-si no te tranquilizas no te daré pay- me asuste, ¡No tendría pay!, busque con la mirada mi mochila y salte sobre ella liberándome del agarre, protegiéndola con mi cuerpo salí disparada de ahí huyendo al puro estilo italiano, hasta se me escapo un “¡Doitsu! ¡Ayúdame!”.

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El ambiente entre nosotros había estado algo tenso después de aquel accidente en el que me gane el sobrenombre de Feliciana-Italia, por parte de Doña Mari, la mama de los mellizos, cuando me vio huir, y la mochila se había vuelto un objeto tabú.

-jamás debí hacerlos ver Hetalia conmigo-masculle mientras cargaba unas cajas que tenían en el salón hacia el ático de la casa y doña Mari me apresuraba porque faltaban muchas-tampoco debí ofrecerme a ayudar-murmure molesta, mirando cómo Doña Mari, Martha, Lorena y Magdalena intentaban hacer todo lo más rápido que les fuera posible.

Ya era el día de la fiesta y lo único que faltaba era arreglar el salón de fiestas que usaban como bodega y arreglar las mesas y decoraciones. Era molesto: si, 15 solo se tenían una vez en la vida y Katia quería celebrarlo en grande y eso… pero ¡Mierda! ¡Igual se cumplían 1, 2, 3, 16, 17, 18 años una sola vez y no hacen tanto alboroto!

Rechine los dientes con molestia, no había leído nada totalmente a gusto por andar cuidándome las espaldas y ya sentía que moriría si tampoco adelantaba un poco mis historias.

-¡Italia! ¡Apresúrate!-me grito la señora pasándome a un lado.

-Hai~-me apresure y pronto terminamos todo.

Limpiamos un poco, arreglamos el salón, pusimos las mesas, manteles y sillas, decoraciones y todo eso.  Cuando regrese a la casa todo era más caótico que como lo recordaba haberlo dejado tan solo hacia media hora cuando vine a dejar la ultima caja. Katia estaba hecha un lio arreglándose, peinándose y todo eso, siendo auxiliada por su tía Karina y la vecina de esta, María. Damián y Don Javier, el padre del par de quinceañeros, se peleaban con sus corbatas, y aun que Iván intentaba ayudarlos eran un desastre. Doña Esperanza, la abuela, y la señora Marina, la madrina, iban de aquí para allá con otras señoras mientras preparaban la comida. Ximena, Petra, Natalia y Nayhelli, las primas, terminaban lo más pronto posible los recuerdos que les faltaban. Parecía el apocalipsis para ellos, estaban contra reloj, los invitados empezarían a llegar pronto y sentían que les faltaba mucho para terminar. Rodé los ojos y los pase a todos de largo, subiendo para arreglarme.

De mi mochila saque el vestido azul turquesa que me habían dado para la fiesta del armario, mis zapatos, aretes y complementos a juego, etc. Los deje en la cama y me fui a dar un baño. Cuando salí me dispuse a arreglarme. Me puse el vestido, los zapatos, con los aretes tuve un par de problemas ya que usualmente no utilizaba, me peine y hasta me maquille un poco. Tocaron la puerta cuando ya estaba  lista y nada mas regresaba a su lugar a mi pulsera negra inseparable que se había convertido en un torniquete en el brazo en medio de la faena.

-Eh, te vez preciosa-me alago Iván.

-Cállate-bufe fingiendo molesta, pero con un ligero rubor en las mejillas, se rio un poco y después me tomo de la mano, para jalarme hacia la planta de abajo.

-Ya casi es hora-me sonrió.

-Yo soy la que debería estar apresurándote a ti, es su cumpleaños y fiesta, no la mía-hice un mohín, algo molesta.

-Sí, si, como sea-y yo solo le saque la lengua, abajo nos esperaba Damián, y cuando mi pequeño se puso a su lado no pude evitar quedarme con la boca abierta.

-Madre mía y por el amor al manga-dije mirándolos de pies a cabeza-se ven tan sexys y sensuales…-y antes de que se me cayera la baba Katia me cerro la boca.

-Si, a este par de weyes les sientan bien los trajes-asintió satisfecha-todas me tendrán envidia-sonrió satisfecha de sí misma y se fue por que la llamaban.

-“Hacen buena pareja”-pensé, pero inmediatamente me cachetee mentalmente por lo que había pensado-“¡No! ¡No es posible! ¡No deberías pensar ese tipo de cosas con tu muñeco y el tipo que quiere quitártelo!...quitártelo… ¡OMFG!”-y antes de que pensara mas incongruencias hui gaymente a la cocina.

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La fiesta estaba en su apogeo, todos bailaban, gritaban disfrutaban y yo… estaba muriéndome en una esquina del aburrimiento, no me gustaban las fiestas, Brandon me había dejado hacía rato para estar con sus amigos, ya que Fernando no había podido venir, y ahora estaba sola como el perro. Me levante de la silla en donde estaba, tome el vaso de vidrio donde estaba tomando refresco y ahora estaba vacío, para regresar a la casa a buscar más, ya que allí ya se había acabado la Coca-cola, quizá aprovecharía para leerme algún doujinshi.

Salí del bullicioso lugar y me dirigí a la casa, abrí la puerta y entre en silencio a pesar de que estaba vacía, pues me gustaba más ser como un fantasma. Camine hasta la cocina y cuando abrí la puerta de esta deje caer el vaso al suelo de la impresión.

Damián e Iván le estaban dando al tema como si no hubiera un mañana, las embestidas eran rápidas, los gemidos inundaban el lugar y justo cuando me vieron llegaron al orgasmo. Salí corriendo de ahí con la cara más roja que un tomate, derechito al cuarto. Cerré la puerta tras de mí y me recargue en ella, con una mano me tape la boca y con la otra intentaba sostenerme para no caer al suelo de lo conmocionada que estaba.

-Iván es uke, es uke, es uke… y es uke de Damián-murmuraba alterada-es su uke, uke, uke, uke, uke… ¡Oh Mai Gosh! ¡Uke! ¡Y Damián es su Seme!-sentía mi cara arder y algo escurrirse de mi nariz-¿Cómo no me di cuenta antes?...-me reprendí a mi misma-No, ya me había dado cuenta antes ¡Pero lo estaba negando! ¡Mierda! ¡¿Cómo pude intentar negar algo tan obvio?!-di media vuelta y me di de topes contra la pared, mi cara seguro era todo un poema y tenía tantas sensaciones encontradas que sentía que explotaría.

Cuando sentí un par de gotitas resbalaban por mi frente, pasando por la nariz a mi boca, notando el sabor metálico, deje de golpearme, di la vuelta y camine hasta el centro del cuarto, me quite la sangre de la nariz con un trapo que había tomado de la cama. Lamí la sangre de la frente que había caído en mis labios, esperando que mi lado sádico y loco me calmara un poco. Unos toques en la puerta, y el posterior sonido de abrirse de esta me desconcentraron y me obligaron a girarme para ver.

-Y-yo…-y como en lo siguiente tartamudeo mucho y es una lata contarlo al pie de la letra, lo contare omitiendo esto-lo siento, de verdad, iba a decírtelo pero no pude, yo entiendo que fue algo extraño pero yo no quiero que me odies-fruncí el ceño, ¿Pero de qué rayos hablaba?-no te enojes por favor, no quiero que dejes de ser mi amiga-y rompió a llorar, sin quitar de mi habitual cara de póker di un paso hacia el, preocupada.

Damián se interpuso entre los dos e Iván se encogía un poco pensando que lo golpearía, rodé los ojos, frustrada, bufe, mas no hable.

-Déjala, si de verdad fuera tu amiga lo entendería-y le di una cachetada que hasta a Iván le dolió.

-Cállate, perro-escupí con furia y veneno-¿Cómo te atreves a decir que no soy su amiga? Y tu…-mire a mi niño-¿Cómo te atreves a pensar siquiera que te golpearía o aun que sea llegarías a caerme mal?-sonreí con tristeza y la voz algo quebrada.

Me di cuenta y recobre rápidamente la compostura, aclarándome la garganta, quitando un poco de sangre de mi ojo y mirándolos seriamente mientras la lamia. Los mire inquisitivamente, el azabache temblaba un poco, pero había dejado de llorar, mientras abrazaba un brazo del castaño, quien se masajeaba la mejilla adolorido. Suspire sonoramente, me limpie por completo la frente y les mire más tranquila.

-Tanto tiempo cuidándote de perras que querían llevarte-comencé, con los ojos cerrados y meditando-para que al final escaparas con un lobo-abrí un ojo, mientras sonreía divertida-mira nada mas los giros que da la vida… sabía que no podías mantenerte inocente siendo mi amigo-me reí por lo bajo-debí suponer que tarde o temprano no solo tendrías cara de uke, si no que lo serias-al mayor se le cayó prácticamente la mandíbula, mirándome sorprendido y asustado.

-No puede ser… Una Fujoshi-lo último lo susurro aterrado, el azabache lo miro confuso.

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¿Y quién lo diría? Resulta que Damián era encargado de una tienda de anime y había conocido a un par de chicas que habían resultado ser fujoshis, teniendo no muy buenas experiencias con ellas, ya que por ese tiempo aun era hetero. La relación que tenía con mi muñequito de porcelana era un secreto, así que no podría emocionarme tan públicamente.

-Bueno, fue un placer haber venido-me despedía de todos, ya estando fuera de casa con Brandon esperándome en el auto junto a mi padre-un verdadero placer-enfatice mirando al par, haciendo que Iván se sonrojara avergonzado y Damián chistara molesto-¡Hasta la vista, baby!-les giñe un ojo y subí al auto, sonriendo con maldad recordando lo que había hecho… benditas sean las electrónicas que entregan a domicilio.

Notas finales:

Ahora: gracias Vanessa, Kahory, me hacen tan feliz por dejarme review! en especial tu Vane, me hace sentir genial q siempre alla un review tuyo, me hace sentirme menos abandonada(?)! espero y les alla gustado la barbaridad q escribi~ reviews para esta chica loca?


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