Demasiado Tarde…
24 De Octubre, 08:05 p.m. una brisa recorría la suave y tersa piel del rostro de Huang Zi Tao mientras la luz de la luna iluminaba la estancia sobre el pasamanos de la azotea de aquel edificio de 14 pisos, esperando, con una leve corriente de ansiedad, a su novio para celebrar su aniversario no.4… 4 años, en los que la mayoría del tiempo, no todo era color de rosa
—Es algo tarde para que un chico de tu edad esté solo acá arriba en un Seúl cada vez más peligroso—
Dijo una suave voz a sus espaldas, la cual hizo que se sobresaltara un poco, pero aún sin voltear a ver, respondió
—Estoy esperando a alguien —dijo el joven sin inmutarse a ver a la persona que le hablaba
—Bueno, solo recuerden no salir muy tarde de acá, el lugar, no es tan seguro que digamos —dicho esto la persona a sus espaldas cerró la puerta que conducía a las escaleras del edificio
Tao suspiró y apoyó la cabeza sobre sus brazos que yacían sobre el pasamano, cerrando los ojos y dejando que la brisa lo relajara. A los pocos minutos abrió los ojos, viendo a su alrededor, pero nada, ninguna señal del rubio al que esperaba
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11:05 p.m. el abrigo que traía sobre los hombros cubría lo suficiente para que no comenzara a temblar de frío ante el imponente otoño, su aliento podía verse cuando murmuraba cosas inaudibles para cualquiera, y volvió a suspirar, de nuevo había sido olvidado, se levantó del sitio donde estaba sentado y dejó un peluche de dragón sobre una mesa que tenía unas ya consumidas velas, apagadas por el viento y las horas transcurridas sin ningún tipo de atención
—Si tan si quiera te dignas a aparecer… prefiero que aparezcas sin encontrarme aquí…Wu Fan —suspiró el pelinegro antes de retirarse de aquel lugar
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25 De Octubre, 09:15 a.m. Zi Tao preparaba una taza de café en su cocina mientras revisaba sus redes sociales tratando de pensar en palabras que no fueran tan “dolorosas” para aquel individuo que ni si quiera se había molestado en enviar un “Lo siento”, “Lo olvidé” o algo que hiciera de la existencia del pelinegro un poco menos dolorosa, tenía los ojos un poco hinchados por haber llorado la noche anterior, se sentía frágil, débil, desde hacía ya varios meses, sabía que todo de su relación había cambiado totalmente
Wu Fan ya no le dedicaba la atención que le dedicaba hace dos años, sus palabras no sonaban con la misma emoción, los besos cada vez eran devueltos con menos amor, aquello lo estaba cansando, Zi Tao sentía que llegaba a su límite, pero algo dentro de él, esa pequeña voz interior le decía que aguantara, solo un poco más, alguna cosa valdría la pena, si los últimos dos años su relación básicamente se estaba yendo hacia la basura, podría ser que en unos días eso mejoraría… eso era lo que Tao quería pensar. Un golpe, dos, tres, cuatro lo sacaron de sus pensamientos mientras iba a abrir la puerta, una figura rubia considerablemente más alta que él estaba en su puerta, sosteniendo un peluche de dragón en sus manos, Tao dio media vuelta sin detenerse a mirar el rostro avergonzado y triste de aquel joven quien entró cerrando suavemente la puerta
—¿Qué es lo que quieres? —preguntó Tao considerablemente irritado mientras iba a la cocina por su taza de café
—Lo lamento —musitó el joven rubio, Tao esta vez, no volteó a verlo. ¿Cuántas veces había escuchado aquello? Había perdido la cuenta de las veces que Wu Fan llegaba, se disculpaba, ponía ojos de cachorro, y Tao inmediatamente, volvía a caer… pero esta vez sería diferente
—2 años, Wu Yi Fan —musitó el pelinegro con una voz un poco cansada— ya son 2 años en los que olvidas cada 24, cada cita, 2 malditos años donde me dejas horas esperando que llegues, y no pienses en disculparte esta vez, ¿sabes cuántas veces te has disculpado y has vuelto a hacer lo mismo? Si lo sabes, y aún así, lo sigues haciendo, sabes bien cuánto me duele, y si no lo sabes ¿te has puesto a pensar en cómo te has comportado conmigo? —Dijo el pelinegro por fin viéndolo, Wu Fan tenía el rostro ligeramente ladeado viendo hacia el suelo, era la primera vez que Tao le decía aquellas palabras
—Gege —Dijo el rubio levantando el rostro viendo al menor con arrepentimiento
—No… me llames así —mencionó el pelinegro con un semblante serio —Al menos dime la excusa de esta vez para ver qué tan creíble es
—Yo… estaba ayudando a mi hermana —cuando terminó de decir aquella frase, el celular de Tao sonó con un mensaje, era de un Jongin un amigo de ambos desde hacía algunos años
— “Tao ¿Por qué no has venido a la fiesta de ayer?¿Wu Fan a caso no te lo dijo? Te lo perdiste por completo, pero bueno, dale las gracias de mi parte por haber traído el alcohol” —La cara de Tao era un poema, dejó tranquilamente el celular sobre la encimera, se dirigió a pasos lentos hacia la puerta y la abrió— Vete, eres un… jodido mentiroso
—¿Qué fue lo que te enviaron? —Preguntó nervioso el rubio
—Y todavía tienes el descaro de preguntar, sabes bien lo que hiciste ayer en casa de Jongin, mientras yo estaba como estúpido, congelándome en aquella azotea esperando a que llegaras —las lagrimas amenazaban con salir, pero Tao se esforzaba en detenerlas
—Tao
—Solo… vete, no quiero verte, en algún momento volveré a caer ante ti, como estúpido de nuevo
El rubio pensó que lo mejor, era dejarlo solo, sino la situación terminaría peor, cuando hubo salido de la casa del menor, Tao cerró de un portazo y apoyó la espalda en la puerta mientras ya no luchaba por detener las lágrimas, pues estas caían sin cesar y sin vergüenza sobre sus mejillas sonrojadas, aquello estaba llegando demasiado lejos, y su corazón, su mente, y su orgullo estaban de acuerdo, eso ya no era lo mismo, aquel amor que se juraron durante años, se había desvanecido en unos cuantos meses, se limpió las lágrimas con furia y subió a su habitación, debía pensar.
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Octubre 27, 03:05 p.m. Ambos chicos estaban en la sala del menor, viéndose sin decir absolutamente nada, el rubio tomó la iniciativa y colocó su mano en la rodilla del menor la cual éste último apartó sin cambiar su serio semblante
—¿Hasta cuándo? —Preguntó decidido — ¿Hasta cuando se supone que me vas a repetir la misma maldita palabra si sabes que ya no lo sientes?
—Te refieres a…
—Si, a todos los “Te Amo” que me has dicho, Wu Yi Fan, aceptémoslo, tu, has perdido el interés en mi —El rubio bajó la mirada, eso Tao, ya se lo esperaba, suspiró y se masajeó las sienes para continuar hablando —24 De Noviembre, hace 2 años ¿Recuerdas? —El rubio levantó la mirada y el menor prosiguió— Fue un mes después de nuestro segundo aniversario, estábamos felices, comimos sushi en una desolada playa a las 11 de la noche —Guardó silencio unos momentos y luego de suspirar un par de veces continuó— 24 de Enero de este año, Fue el primer mes en el que me dejaste solo absolutamente todo el día, el día siguiente llegaste diciendo lo siento, una excusa, un beso, y mi enojo desapareció, y la escena se repitió mes tras mes, y hace dos días, se volvió a repetir, pero sabes, que por última vez —El rubio abrió los ojos mirándolo con expectación
—¿A qué te refieres? —Preguntó rápidamente
—Esta… es la primera vez que te diré todo esto, a ver si recapacitas de una maldita vez —suspiró y se acomodó— ¿Cuánto va? ¿6…7 Meses? Y seguimos en la misma situación, ¿debo seguir luchando o dejar de luchar? siento que soy el único que pone de su parte en esta… relación —tragó saliva y continuó— Desde ese tiempo me siento solo ¿hace cuanto no salimos juntos? ¿Hace cuánto no nos quedamos hasta tarde viendo una película juntos? ¿Hace cuánto me dedicas “Te Amo” si ninguno de tus músculos lo siente? Se supone que una relación es para conocer bien a una persona… en 2 años creí conocerte, en unos meses te volviste un total desconocido para mí, me siento estancado en el tiempo, yo me esfuerzo cada mes en hacerte algo para que vengas tu, lo arruines, me pidas una puta disculpa y yo como un estúpido te perdone —Limpió las lagrimas que no sabía que estaban ya cayendo, en ese momento el celular de Wu Fan comenzó a sonar… con miedo respondió la llamada, lanzándole una mirada de “Lo siento” al menor
—Debo irme… —mencionó el rubio— perdóname en serio, es una emergencia, dicho esto se levantó sin dejar de ver a un atónito Zi Tao
—Ten en cuenta Wu Yi Fan que si en estos momentos sales por esa puerta… lo nuestro, está terminado… pero ¿para qué me molesto en detenerte? Es lo que querías hace mucho ¿no? Eras frío, distante, cortante conmigo porque ya te tengo harto, no sientes lo mismo por mí, y ni te molestes en negarlo, se te nota a kilómetros que tu lo que quieres, es ya no estar conmigo, yo, de todas maneras he llegado a mi límite, iba a seguir un mes más si es que cambiabas, pero tú, jamás cambiarás y yo ya no soporto estar haciendo cosas por alguien que ni si quiera da las gracias por un mínimo detalle, así que —Dicho esto se levantó y mientras subía a su habitación le dijo— Ni te molestes en llamarme, buscarme o contactarme, haz como si no existo, solo… —suspiró y le dedicó una última mirada— ten una vida normal, así como yo trataré de tener la mía —fue lo que dijo antes de desaparecer por el pasillo de la habitación
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Noviembre 23, 11:45 a.m. Wu Fan había tratado por todos los medios que Tao volviese a hablar con él, pero cada movimiento que hacía era en vano, Tao no soportaba la presión, estaba llegando a sus límites, no quería perdonarlo, por que eso solamente significaba unos meses de felicidad con unos años de tortura sentimental como complemento, Tao estaba agotado mentalmente, igual que físicamente, no comía desde aquel día, eran pocas las horas que dormía por llorar, llorar aquellas palabras que no le dijo a Wu Fan, llorar por un inexistente futuro a su lado… comenzó a sentirse raro, la respiración le estaba faltando y un insistente y punzante dolor de cabeza llegó a él, encontró unas pastillas en su cajón, tomo dos y el dolor aún no desaparecía, su pecho dolía, como pudo bajó las escaleras hacia la calle, mareado… uno, dos, tres, cuatro segundos pasaron cuando el sonido de un freno en seco hizo que el dolor se acabara, que el dolor desapareciera y se sumergiera en un profundo sueño
4:30 p.m. Wu Fan había sido avisado por la hermana de Tao que estaba en el hospital, siendo atendido de emergencia, caminaba de un lado para otro sin saber qué hacer, qué decir, los doctores no decían nada de su estado más que “Aún no despierta”, se había dado cuenta demasiado tarde del error cometido estos últimos meses, se había dado cuenta que no podía vivir sin sus hermosos ojos, sin su tímida risa, sin sus mejillas sonrojadas, sin su nariz roja los días de viento en Otoño, y ahora, estaba teniendo miedo, de que todo eso, no lo vería tal vez nunca más, trataba de ser positivo, hasta el último minuto, pero la carga que sentía era tan grande, que en unos minutos se desplomó, cayendo al suelo como muñeco de trapos
7:37 p.m.
—Wu Fan… Wu Yi Fan —Escuchó una dulce voz, abrió los ojos y se encontraba en un claro… reconocía ese lugar, fue en donde él y Tao habían celebrado su primer año juntos con un picnic —Wu Fan —Volvieron a llamarle, el rubio se giró y notó a Tao, de espaldas sentado en una roca, fue corriendo al verle, lo abrazó por la espalda, susurrándole que había cometido un error, que despertara y que lo perdonara por haber sido un idiota, que volverían a este lugar para comer kimchi y reírse de los malos chistes de Tao, el menor se dio la vuelta y lo miró sonriendo, se veía hermoso…
—Wu Fan… ¿Me extrañarás? —Preguntó de improviso el pelinegro
—¿Cómo que te extrañaré? Estoy contigo
—Debo irme… —susurró el más bajo acariciando el rostro del rubio quien estaba comenzando a sollozar— No llores, sabes que aún te amo… te he perdonado ya por todo, no se si aún me amabas… pero si ya no lo hacías o ya no lo haces… debes encontrar a alguien que te haga feliz… y por favor, no dejes de amarlo, no dejes de prestarle atención, deja que te ame, yo los cuidaré feliz —Dicho esto abrazó al mayor quien lloraba y le decía que regresara, que era un idiota por haberlo descuidado, en unos instantes abrió los ojos y vio que estaba abrazando el aire, no había nada… una profunda capa de nubes negras lo cubrió haciendo que volviera al mundo real de un solo golpe, al haber despertado por completo se quitó una intravenosa que le habían colocado por el desmayo y fue corriendo a buscar a Tao, no podía irse, no ahora…
—Su hermano tenía anemia y le dio un fuerte ataque de ansiedad, sufrió un shock hipovolemico cuando fue impactado con el auto —escuchó el rubio decir cuando había llegado junto a la hermana de Tao quien sollozaba en silencio
—¿Y… cómo está? —Preguntó mientras Wu Fan llegaba a su lado, observados por un doctor con cara bastante pálida.
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Noviembre 24, 04:33 p.m.
—Por siempre la vida eterna… amén— mencionó el Padre cerrando La Biblia mientras varios de los que ahí estaban lloraban en silencio, otros lloraban sin ningún pudor... ¿y Wu Fan? Se sentía demasiado idiota como para acercarse a toda la gente que estaba ahí… Tao sufría de Ansiedad, y él ni si quiera lo sabía, porque había dejado de prestarle atención
Cuando toda la gente se fue, Wu Fan se acercó a aquel trozo de mármol que yacía en el suelo, llorando acarició la foto de Tao quien sonreía, al verlo, automáticamente sonrió también
—Sabes que soy un idiota, me perdonaste, pero no podré ver de nuevo esa sonrisa, me hubiera gustado estar contigo estos últimos meses, pero como siempre, estaba ciego, no veía lo que tenía, tu siempre estabas para mi, y yo simplemente te dejaba, pero ahora, el que me ha dejado eres tu… te fuiste, me dejaste solo como yo te dejé un día…—Lloraba y las palabras se negaban a salir por el nudo en su garganta— ahora se lo que se siente que la persona que amas, de todo por ti y que no lo valores… Te amo tanto, siempre lo haré, espérame… como aquel día en la azotea, espérame y esta vez… no llegaré demasiado tarde