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Reuniendo al equipo. por Seiren

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Notas del capitulo:

Bueno, yo comencé a escribir este fic antes del capítulo 8, así que espero disculpen las discrepancias, no quise cambiarlo porque así lo había ideado y creo que después de todo, no está tan mal. XD

Makoto corrió detrás de Haru, preocupado. Nagisa tenía toda la razón. No es que Haru fuera un niño que necesitara que hicieran todo por él, pero sabía que si lo hubiera animado desde el principio, tal vez a esas alturas del juego su actitud hubiera cambiado aunque fuera sólo un poco. En realidad sí lo había estado protegiendo en exceso, alejándolo de las cosas que podrían llegar a hacerle daño sin pensar ni un minuto en las consecuencias, disfrazando sus intenciones con un “Haru necesita tiempo y espacio” De seguir así estropearía a Haru, porque Haru era lo suficientemente tonto como para dejarse llevar cuando estaba deprimido. Se abstraía de tal manera —más de lo normal—, y el mundo entero desaparecía para él.

Los escalones se dibujaban bajo sus pies cada vez más interminables, más inmensos. ¿Por qué todavía no alcanzaba a Haru? Makoto caminaba deprisa, casi corría, pero la silueta de Haru no aparecía enfrente de él. De la nada pensó en Rin, y aunque no lo odió, sintió mucho rencor. Él había iniciado todo esto, estaba seguro. Todo iba más que una simple derrota, Haru no era tan estúpido como para deprimirse por algo tan banal, a Haru lo único que le importaba era sentir el agua en cada centímetro de su cuerpo, Rin había cambiado eso. Siempre lo supo, pero le dio tanto miedo pensar en esa única variable. Desde que se dio cuenta de que Haru había dejado de competir debido a Rin, y que ahora volvía a hacerlo y también por Rin...

¡Basta!

— ¡Haru! —gritó. Sin notarlo, ya se encontraba en el segundo piso —. ¡Haru!

Nadie respondió, por lo que corrió rápidamente hasta su salón de clases. Ahí tampoco estaba Haru. Sus compañeros de clases lo miraron, extrañados, mientras le explicaban que efectivamente habían visto a Haruka, pero que sólo había sido un momento, cuando entró a sacar su mochila. Makoto ni se preocupó por sus cosas, corrió ahora hasta el portón principal.

— ¡Haru! —gritó una vez más.

El portón estaba cerrado, no había manera de que Haru dejara el colegio por ahí. ¿Dónde podía estar? No lo había saltado, ¿verdad? No, alguien tuvo que haberlo visto, y de ser así, entonces existía la posibilidad de que estuviera en el salón de profesores. Pero una vez llegó al lugar descubrió que su deducción había estado errada. Pensó en preguntarle a Ama-sensei si había visto a su amigo, pero no lo hizo y siguió buscándolo.

Sin saber cómo, sus piernas lo dirigieron al único lugar que se le ocurría. Tal vez la intención de Nagisa había tocado a Haru más de lo que él había esperado. Así corrió y corrió hasta llegar a la piscina.

Haru estaba ahí, por supuesto, acuclillado en la orilla, parecía tener la mano sumergida, pero segundos después, cuando Makoto se acercó, notó que éste no era el caso. Su mano seguía seca apenas unos centímetros sobre el agua, extendida como si no supiera en realidad qué estaba buscando o qué era lo que trataba de obtener.

— ¿Haru? —Se aproximó con cautela.

— ¿Nagisa sigue molesto?

—No lo sé —respondió —. Haru...

Y Makoto estuvo a punto de decir algo, pero lo olvidó al notar que Haru por fin se armó con el valor suficiente como para proceder. Lentamente la mano de Haru fue introduciéndose en el agua. Makoto Se acuclilló entonces al lado de Haru, pero éste no llegó a notarlo en ese momento. Tenía cerrado los ojos, como concentrándose en la caricia que el agua le proporcionaba a su mano.

«Tú puedes, Haru —lo alentó en silencio —. Yo sé que tú puedes.»

Se quedó tan ido en el rostro de Haru y la determinación que mostraba, que Makoto no notaba como el cuerpo de su amigo se iba inclinando cada vez más y más. Cuando lo hizo, apenas fue capaz de impedir que éste no cayera en la piscina, tomó a Haru del hombro y lo tiró hacia atrás.

Haru sintió la mano de Makoto en su hombro y despertó. Cuando volteó a ver a su amigo éste mostraba la expresión serena de siempre. Haru sonrió. Había arrastrado a Makoto consigo, los dos habían sido unos idiotas.

—Rin me dijo algo al final —comenzó a hablar —. Me dijo que ya no nadaría conmigo nunca más.

— ¿Fue eso lo que te afectó tanto? —preguntó Makoto aun conociendo la respuesta.

La vista de Haru se perdió en el azul cristalino de la piscina y, luego, en el azul profundo del cielo.

— ¿Por qué me afectó tanto, Makoto? ¿Por qué?

Algo dentro de Makoto se retorció dolorosamente. Él sabía la respuesta, pero a diferencia de ocasiones anteriores, esta vez no le daría a Haru lo que pedía. Y mintió.

—No lo sé.

—Cuando me dijiste que querías nadar conmigo —continuó, esbozando una leve sonrisa —, me sentí muy feliz. Pero las palabras de Rin borraron todo eso y no sé por qué lo permití.

Claro, porque su «Quiero nadar contigo» no valía mucho frente al «Nadarás para mí» de Rin, o el «Ya no nadaré contigo». Todo cuanto provenía de Rin siempre tendría más valor para Haru aunque ni él mismo se percatara de ello.

—Tienes que demostrarle a Rin que se ha equivocado —alcanzó a decir —. Sé que volverán a nadar juntos, pero eso no sucederá si dejas de nadar, Haru. Pero en todo caso, tienes que nadar para ti mismo, Haru. Piensa más en ti, por favor.

—Sólo tenía miedo de que el agua ya no sintiera igual.

—Mmm —negó —. El agua te quiere, Haru, y te ha estado esperando.

Le habría gustado agregar que él también lo quería, que Nagisa y Rei también lo querían, pero no venía al caso. Makoto vio cómo el semblante de Haru cambiaba de a poco. Tal vez la mejoría no vendría de un solo, pero ya había dado el primer paso. Ahora sólo quedaba él, tenía que decidir si avanzar o luchar. Pero al pensar que probablemente el comportamiento del propio Rin obedecía a razones similares a las que guiaban a Haru, perdía cualquier señal de esperanza. Ni ellos mismos lo sabían, pero Makoto podía ver lo unido que ambos estaban, y cómo esa unión —tan diferente— superaba por mucho la amistad que él tenía con Haru.

— ¿Qué sucede, Makoto? —inquirió Haru, preocupado. Sin darse cuenta, su mano acunaba el rostro de su amigo. Era como si Makoto estuviese a punto de llorar.

—Nada —negó. La mano de Haru estaba húmeda todavía, y fresca, y se sentía bien contra su piel —. Es solo que estoy muy feliz por ti, Haru —sonrió.

Pero a Haru esa sonrisa le supo amarga. No era la tímida pero sincera sonrisa que siempre le regalaba. Porque a pesar de todo, Haru había notado que las sonrisas de Makoto, cuando iban dirigidas a él, eran diferentes.

—Makoto...

— ¡Lo sabía! —interrumpió Nagisa a lo lejos —. ¡Te lo dije, Rei-chan! ¡Te dije que estarían aquí!

Rei asintió, su rostro aún conservaba un ligero deje de rubor. Sus labios estaban ligeramente irritados, Nagisa lo había besado con fuerza y no lo había querido soltar ni incluso después de que sonara el timbre anunciando el cambio de hora.

—Makoto... Haruka-senpai —murmuró Rei sintiéndose algo cohibido.

— ¡Ya todo está bien! —sonrió Makoto, poniéndose de pie. Haru lo imitó.

— ¡Haru-chan, Haru-chan! —exclamó Nagisa al tiempo que se acercaba a Haru —. ¿Mi plan funcionó? ¿Verdad que sí?

—Claro que no.

— ¡Mou! Haru-chan, eres cruel.

— ¡Por qué son todos tan bulliciosos! —intervino Kou, el silbato colgado alrededor de su cuello y la libreta de apuntes y el cronómetro en sus manos, como si hubiese pronosticado ese resultado —. ¡Los dejo un instante y arman semejante alboroto! Vamos, qué esperan. Ya han perdido demasiado tiempo. ¡Al agua!

—Pero, Kou... —masculló Makoto.

— ¡Al agua! —gritó Nagisa a medio camino de quitarse los pantalones.

— ¡Nagisa! —gritaron todos.

Kou se apresuró a cubrir su rostro con sus manos, mientras Makoto y Rei se abalanzaban sobre Nagisa. El primero porque estaba acostumbrado a que otro se desvistiera con solo ver agua y sabía cómo manejar la situación; el segundo, porque extrañamente no quería que Nagisa se desnudase frente a los demás. Fue grande la sorpresa cuando notaron que Nagisa llevaba bañador bajo la ropa.

— ¡Lo aprendí del mejor! —rió mientras posaba triunfador —. ¡Ahora tú, Haru-chan!

Haru ya estaba sin camisa, se desabrochó el pantalón y hasta que lo tuvo hasta las rodillas recordó que no llevaba su bañador.

— ¡Haru! —lo reprendió Makoto, acercándose para instarlo a que volviera a vestirse.

—Bueno, si Nagisa me copió, no veo porque yo no pueda copiarlo a él —dijo, aludiendo a la ocasión en que Nagisa se había metido desnudo al agua.

— ¡Haru! —volvieron a gritar todos a la vez. Pero Makoto ya había controlado la situación y Haru ya casi estaba presentable otra vez.

Se quedaron jugueteando un poco más, discutiendo las cosas que habían salido mal, el nuevo régimen de entrenamiento que tenían que idear, la necesidad de un entrenador de verdad, y las ganas para hacerlo mejor el próximo torneo. Lo tenían todo y podían hacerlo siempre y cuando permanecieran unidos.

De regreso a casa, Haru seguía pensando en Rin, a pesar de todo, seguía sin comprenderse a sí mismo. ¿Qué camino debía seguir? Al recordar el alboroto de esa tarde en la piscina del colegio, se sintió muy a gusto, como si no hubiera pasado nada en realidad. Las imágenes del campamento de entrenamiento se presentaron dentro de su cabeza. El quiero nadar contigo de Makoto tomó más forma que nunca. Su pecho se encogió. Se detuvo. Makoto se le adelantó. Las luces de los faros eléctricos que bordeaban el camino iluminaron a su amigo, como una revelación. Siempre había tenido muy presente a Makoto, pero de alguna manera, todo comenzó a sentirse diferente.

— ¿Pasa algo, Haru?

—Nada —respondió.

Makoto sonrió y luego retomó su camino. Haru notó la amplia espalda de su amigo, la gentil seguridad de sus pasos, la fortaleza de sus brazos. Era extraño como alguien con un cuerpo tan grande, en lugar de resultar intimidante fuera todo lo contrario. Ese es Makoto, pensó Haru.

Al notar que Haru seguía sin avanzar, se detuvo una vez más, pero no dijo nada.

— ¿Sabes, Makoto? —continuó Haru —. Yo también quiero nadar contigo.





Notas finales:

Pronto estará el capítulo 4. Aunque no sé qué tan pronto es ese pronto.

Gracias por la paciencia.

Gracias por leer.

Gracias por comentar.

Me despido por ahora.

Saludos :)


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