~ 3 ~
Sus dedos se movían suaves, con un toque de astucia sobre las cuerdas. Chanyeol sentía que el chico podía incluso traspasarle un poco de inocencia al movimiento de su cuerpo si lo proponía, como hacía al bailar, como lo estaba haciendo ahora mismo, bailando literalmente sobre las cuerdas de la guitarra.
Chanyeol lo consideraba algo delicioso, y se dedicaba a observar al mayor aún cuando debería practicar en su propio instrumento. Sonrió de manera inconsciente, humedeciendo sus labios en un gesto ansioso. Yixing, sumido en el sonido hipnotizante que estaba creando, no le prestó atención.
El más alto no supo en qué momento, pero de pronto los dedos largos de Yixing habían cambiado por completo su rumbo, cambiando por ende el sonido.
Reconoció en unos segundos la canción, Lay había cerrado los ojos.
Los acordes, que Chanyeol no tardó en identificar como Don't Go, llenaron el salón de prácticas donde cada quién estaba en su mundo. El mayor levantó la vista, observando fijamente a un confundido Yeol que aún permanecía con la guitarra olvidada en sus piernas. Sonrió, marcando su hoyuelo, y segundos después comenzó a cantar, no muy alto, no muy bajo.
Solo iba a cantar para Chanyeol.
El menor pestañeó repetidas veces, Yixing estaba cantando en coreano, solo por no imponer ninguna barrera idiomática que no dejara en claro lo que sentía.
Te sientas tranquilamente, y yo no puedo dejar de mirarte
A cada paso que das, mis ojos te siguen naturalmente
Guíame, al lugar en que vives
Llévame junto a ti
Te seguiré incluso al fin del mundo
Por favor te pido que no desaparezcas
Incluso si la mañana viene
Tus pequeños movimientos hacen alborotar mi corazón
El último rasgueo sonó, y Yixing se dio el gusto de volver a sonreír a un aturdido Yeol que aún se mantenía en silencio.
—No te vayas nunca de mi lado, Yeol —Murmuró el mayor, con las orejas enrojecidas de lo que sería vergüenza.
Chanyeol no recordaba haber sonreído más ampliamente que ese día.
—Nunca, Yixing, nunca.
~ 4 ~
Wufan siempre había tenido un poco de aversión a los backstage. Odiaba a las estilistas corriendo de aquí para allá con el maquillaje, botellas de agua, ropa y otras cosas. Detestaba estar por ahí cuando los chicos comenzaban a ensayar sus líneas de canto.
No es que fuera un amargado, pero no gustaba de salir a escena con los nervios de punta.
Por eso y un par de cosas que no estaba dispuesto a pensar ahora mismo, Wufan solía huir de la sala cuando se veía maquillado y listo. Se apoyaba a un lado de la puerta, pensando en todo y nada mientras ordenaba sus pensamientos.
Igual que siempre, una voz grave irrumpió su tranquilidad, entonando sus líneas en Growl mientras se aferraba a su espalda con un abrazo. Oh, cómo no reconocerlo.
—Eureureong~ —Murmuró el chico en su oído, riendo cantarinamente mientras le soltaba. Wufan, aún por sobre su ropa, podía sentir el temblor ligero que estremecía el cuerpo ajeno.
—Jongdae ¿Estás nervioso?
—No... Algo, un poco quizás.
Yifan sonrió, volteándose para atraparle entre sus brazos. Un miembro del staff se acercó a la puerta, gritando el típico 'Dos minutos para salir' y se alejó nuevamente por el pasillo. Los murmullos dentro del camarín aumentaron, las voces, los chicos nerviosos aún cuando habían presentado la canción un montón de veces. El líder sonrió cansado, repasando con sus dedos el cabello rubio ceniza que continuaba con un temblor casi imperceptible a la vista.
El murmullo insistente de los chicos, los revoloteos del personal del staff, los gritos de Suho intentando mantenerlos a raya para que no hicieran estupideces. Wufan podía acostumbrarse a todo eso mientras pudiera tener a ese chico entre sus brazos.
Besó sus cabellos en un gesto extraño para el líder de EXO, murmurándole un par de palabras que hicieron sonreír y enrojecer al vocal.
—Confianza, el talento ya lo tienes.
Y Jongdae entendió perfectamente el Te amo escondido en su frase.