Capítulo 02 Lentamente Sin Que Mis Pisadas Hagan Ruido Alguno
Era la primera vez en toda su vida que el rubio pensaba que se veía mal, ya que no había dormido bien por pensar en el otro chico y las palabras tan frías que le había dicho “Es la primera vez que alguien me dice algo tan… Cruel” Pensó después de soltar un suspiro, estaba en el tren que siempre abordaba para ir a la escuela, su uniforme negro y azul se veía realmente radiante en el por lo que la gente se le quedaba viendo, la mayoría de la escuela lo conocía y la mayoría de las personas querían algo con él, pero en ese momento eso no le importaba en lo más mínimo.
Entró en su salón y dejo las cosas con aire distraído sobre su banca, no tenía humor de entrar a clases, por lo que salió por la puerta en dirección al único árbol de cerezos que tenía la escuela, llevaba demasiado tiempo sin ir ahí. Se sorprendió un poco cuando vio a una chica de largos cabellos rubios de matiz casi blanco
- Chii – Dijo para llamar la atención de ésta
- Fye – Se giró de manera rápida al reconocer aquella voz, en cualquier lugar del mundo, podría reconocer esa tranquila voz. Se dirigió hacia ella con su falsa sonrisa – Tu deberías estar en clases
- Tu también – “Ella es… La única relación con la cual he podido mantener una amistad después de una ruptura…” - ¿Pasa algo? - Sabía que solo se escapaba de clases cuando tenía algún problema o se sentía mal.
- Eh… Si – Se sonrojo y sonrió un poco
- ¿Quieres hablar de eso? – Pregunto al ver esa sonrisa, algo había pasado y no sabía si era algo bueno o algo malo
- Recuerdas que te conté… Que me gustaba una chica… - Dijo después de que ambos se quedaran sentados debajo del árbol que en ese momento se encontraba sin flores.
- Lo recuerdo, ¿La que tenía novio? – “Chii llevaba dos años enamorada de esa chica que me contó… Cada día me ha hablado de ella, aunque en este momento no recuerdo su nombre”
- Si, me enteré que terminó con su pareja ella me lo contó - Dijo sonrojándose aún más, estaba feliz con eso
- ¿Piensas decirle lo que sientes por ella?
- No – Bajó un poco la mirada
- ¿No? – Eso sí le tomó por sorpresa
- Es que… No estoy seguro de que a ella le guste yo… Después de todo, yo sé que quería mucho a Kurogane – Entristeció
- ¿Ku-Kurogane? – Esta vez el sorprendido era el, ese nombre lo reconocería en cualquier lugar desde la noche anterior que lo había escuchado
- Si, ¿Lo conoces?
- De vista – Estaba absorto en sus pensamientos, porque estaba… Celoso, de verdad que no podía imaginar al otro con una chica, para ser más honestos, no podía imaginar al otro con nadie más. Era muy irracional el sentimiento que había surgido en el pero no podía controlarlo y mucho menos apartarlo. Chii siguió contándole más cosas sobre ella, pero el rubio ya no escucho, seguía pensando en el otro… “Así que… Kurogane tuvo una novia…”Se mordió el labio, ella había tenido la oportunidad que él JAMÁS tendría.
No entró a ninguna de sus clases ese día, se la había pasado pensando en el moreno e imaginando que tipo de persona sería la persona que había sido su novia. Se vio interrumpido cuando observo que la persona en la que tanto estaba pensando ahora estaba caminando frente a él, estaba solo. Por un momento sus ojos se cruzaron y la sensación que se produjo en el rubio fue completamente nueva, un extraño cosquilleo le hormigueo en la piel, pero el otro simplemente puso los ojos en blanco y aparto la vista de manera molesta. El rubio detuvo sus pasos de golpe ante la acción del otro, le dolió la forma en la que su rostro había dicho un “Ah, escoria, tú de nuevo”. Esa era la primera vez que se sentía mal de lo que era, se sentía avergonzado de ser él… “Si yo no fuera de la forma en que soy… ¿Tendría una oportunidad de que por lo menos me miraras de otra manera?” El otro pasó a su lado dejando escucharle como chasqueaba la lengua con fuerza.
Esa semana pasó tortuosa para el rubio, porque ahora que se sentía consiente de la presencia del otro lo encontraba en todos lados y en vez de mejorar empeoraba… Ahora no solo, ponía los ojos en blanco o chasqueaba la lengua, ahora maldecía por lo bajo cada vez lo veía o si venía de frente cambiaba la dirección sin siquiera disimularlo “Me odia sin conocerme… Si me conociera sería mucho peor…”
Era un viernes, la última hora de clase, en la que sus compañeros comenzaban a hacer planes para ir a tomar o algo así… no les presto mucha atención hasta que escucho a uno de sus amigos
- Oye, Fye… ¿Quieres venir a la fiesta? – Dijo, ya que en secreto quería algo con él, pero el rubio jamás lo había visto como algo más que un simple amigo
- Sabes que no tengo tolerancia con el alcohol – Contesto con una sonrisa que no llegaba a ser falsa sobre su rostro – No soy mucho de ir a tomar
- Oh, vamos~ Te divertirás muchísimo, yo te lo aseguró – No tenía malas intenciones, solo quería que le aceptará una salida con él para poder decirle lo que sentía por él, ya no quería llevar dentro esos sentimientos tan dolorosos.
- Solo porque me estas invitando tú, Kei chan – Era un gran amigo suyo, así que… ¿Por qué no aceptarle una simple e inocente salida a beber, Kei siempre lo había apoyado así que le tenía una enorme cariño y también en ese momento de verdad que lo necesitaba.
A la hora de la salida estaba con sus amigos quienes lo rodeaban como siempre, ya que sonreía y era bastante carismático, Kei lo tomó por el hombro y le acarició los cabellos de manera dulce. Tan concentrado estaba por el momento que pasaba con sus amigos que no noto cuando pasaron a un lado de Kurogane, quién simplemente se le quedó viendo al “grupito” que rodeaba al rubio.
Como siempre que lo hacía para salir Fye se puso una playera de color negro que hacía que su piel se viera aún más blanca y también unos pantalones de un color negro que marcaban sus piernas con delicadeza, se veía perfecto.
Al llegar a la fiesta todos lo miraron por unos momentos, puso una falsa sonrisa sobre su rostro y comenzó a buscar a los chicos con los que había quedado en ese lugar, sintió una alegría incontrolable al verlos, sentados en un sillón… Pero en ese momento ya no había lugares para sentarse.
- Pensé que no vendrías… - Dijo Kei mirándolo como embelesado, amaba como se le veía el color negro al rubio
- Te dije que lo haría, ten un poco más de confianza en mí, Kei – Le giño el ojo con cariño, llevaba demasiados años de conocer a ese chico y al igual que Chii era valioso para él – Aunque no me guardaron un lugar
- Puedes sentarte aquí – Kei señalo sus piernas, hablaba a medias en broma y a medias en verdad
- No estoy lo suficientemente ebrio para aceptar esa proposición, Kei – Le contestó pensando que simplemente era un broma más
- Eso se puede arreglar – Le dijo otro de sus amigos pasándole un vaso rojo
- ¿Qué es eso?
- ¡¿Qué más va a ser?! ¡Sake, Fye, Sake! – Con emoción, eran típicos chicos de instituto que les agradaba salir a beber en grupo.
Dio un pequeño sorbo y no le supo tan como pensaba, esta era la primera vez que tomaba alcohol en su vida, había escuchado que uno olvidaba las cosas malas con alcohol así que se olvidaría de la forma en la que le trataba el otro con eso. Llevaba a penas un vaso cuando se dirigía al baño, cuando vio que ahí estaba el oji rojo. Se sorprendió de sobre manera al verlo, de hecho se sintió aturdido, también iba de negro y él también se le quedó viendo, estaba acompañado de una chica morena de cabello corto, pero en cuanto lo vio gruño y puso los ojos en blanco como era su costumbre. “Basta… Deja de hacer eso cuando me vez...” no le gustaba la sensación tan desagradable que le daba ver esas expresiones en el rostro del otro, le dolían, lo hacían sentir basura. Retrocedió intentando de alguna manera escapar de aquellas sensaciones, el cabello le cubría sus ojos, así que no vio cuando chocó contra un chico que le tiró un poco de su bebida sobre la ropa, muchos estaban algo alcoholizados así que empezaron a reírse un poco. Esto fue más de lo que podía soportar, salió corriendo hacia el patio y se dejó caer debajo de un gran árbol que estaba ahí “Ah, maldita sea, nunca me habían visto así…” Recordó la mirada del moreno, no le importaba que los demás se rieran de aquel accidente que había tenido, pero ni siquiera había visto si él se había reído de él, porque eso si le habría humillado.
- ¡Fye! – Dijo Kei llegando a donde estaba el pequeño rubio – Me dijeron lo que paso, ¿estás bien?
- Si, no es nada – Contestó sin poder fingir su sonrisa, estaba verdaderamente triste… Por lo que, el otro se sorprendió ya que jamás lo había visto así
- Fye… - Lo abrazo, pero lo pego completamente a su cuerpo.
Al sentir el abrazo se sintió algo extraño, sabía la diferencia entre un abrazo de amigos y un abrazo de alguien que quiere algo más que una amistad, en cualquier caso le abría apartado. Pero esa cercanía en ese momento no le incomodaba
- Fye… Yo… Hay algo que quiero decirte – Le susurró en el oído – Pero debes prometerme que nuestra amistad no se arruinará con ello
- Eh… - Se apartó un poco para observarlo a los ojos, no era posible… - ¿De qué estas…?
- Me gustas, Fye, me gustas mucho – Dicho eso poso sus labios sobre los del otro, el otro lo apartó de pronto un poco sorprendido.
- Yo… - no supo que contestar, estaba en completo shock y nunca había tenido varios problemas emocionales en un solo día
- Sé que yo no te gusto, Fye… Ya lo habría sabido si yo te gustara… - Se levantó y comenzó a correr en dirección a su auto, no planeaba que las cosas salieran así.
El rubio por su parte se quedó ahí, sentado en el suelo… Por primera vez en su vida, sentía ganas de llorar, estaba completamente frustrado… Había sido pésima idea ir a esa fiesta, “así que… Así es como se siente un arrepentimiento… ¿Uh?” No quería volver a sentirlo, haría cualquier cosa por dejar de sentir lo que en ese momento su pecho estaba sintiendo, estaba pesado… Cómo si pesara una tonelada, pero… Las cosas no podían estar peor, ¿cierto?
- Así que era cierto que viniste a la fiesta, ¿Buscándome un remplazo? – La voz que escucho en ese lugar, por un momento su sangre se congelo… Buscó al dueño de la voz, no era a quien esperaba ver, pero igual le desagrado verlo
- ¿En qué te afecta? – Preguntó levantándose del suelo
- Vaya, ¿Así es como eres realmente? – Ese chico rubio que estaba frente a Fye era aquel chico con el que había terminado - ¡Eres completamente diferente a lo que dice tu cara! ¡Eres una zorra! – Después de eso comenzó a reírse audiblemente, estaba ebrio eso era obvio
- El término “zorra” primeramente se utiliza para mujeres y en segunda es para alguien que se acuesta con cualquiera, cosa que tampoco hago… Leer un diccionario no te haría ningún mal – Todo eso lo dijo con una falsa sonrisa, estaba molesto pero… No se lo demostraría, el otro se acercó muy rápido a él y lo empujo contra el árbol que estaba ahí con fuerza, haciendo que se golpeara la cabeza
- ¡Cállate! ¡Tú andas con cualquiera! – Estaba completamente enojado - ¡¿Por qué yo no soy lo suficiente para ti!? – Se guía acorralándolo contra la pared, el alcohol, el problema sentimental y el golpe, estaban haciendo que se le nublara la vista
- No lo sé – Eso lo dijo sin la sonrisa y había hablado por primera vez de una manera honesta, por primera vez dejaba ver cómo era que se veía por dentro… Estaba completamente vacío por dentro, diviso como el otro formaba un puño que seguramente se estamparía en su cara… “El no será la primer persona que me golpea…” dijo su subconsciente trayendo un recuerdo poco agradable “En las dos ocasiones ha sido mi culpa… ¿No es así, Ashura?” Un pequeño dolor comenzaba a recorrer su cabeza, de nueva cuenta.
- Ya es suficiente, suéltalo – La voz que escuchó la reconocía débilmente “¿Alucinaciones en un momento como éste?” Escucho un fuerte impacto, pero no sintió dolor alguno, no era el quien había sido agredido. Alzó un poco la vista y vio al chico al que pertenecía esa voz, ahí estaba… Tan perfecto como siempre a la luz de la luna… Esos ojos no habían perdido intensidad ni por un solo momento – Oye, ¿Estas bien?
- Kuro… - No pudo terminar la frase, puesto que cayó inconsciente en ese momento, había sido demasiadas en un solo día
El moreno lo atrapó antes de que tocara el suelo y lo abrazó con firmeza contra su pecho al tiempo en que lo llevaba hasta su auto y lo ponía en el asiento del copiloto, estando así revisó que no estuviera mal, al parecer solo estaba dormido, suspiro un poco aliviado… Se sentó en el asiento detrás del volante y comenzó a conducir a casa, de verdad no podía creer que lo estuviera llevando a su propia casa.
Al llegar lo dejo en la cama con sumo cuidado, no le quito la ropa, ya que no lo consideraba propio, simplemente cubrió aquel cuerpo con la cobija que tenía ahí… y observó ese rostro, que en ese momento se veía tranquilo.
Recordó todo lo que había pasado desde que lo había conocido, ese día cuando vio por primera vez al rubio, trató de no pensar mucho en ello, ya que no le había agradado en lo más mínimo, porque tenía todas las características que el más odiaba… Pero aun así en la noche, cuando todo estuvo en silencio, lo único en lo que podía pensar eran en esos ojos azules, de un color que jamás había visto en nadie más…
Pensó que lo había superado por completo, hasta que lo encontró en la escuela, no pudo evitar molestarse al verlo, ya que pensaba que con el tiempo se olvidaría del asunto por completo y tal como predijo cada día que lo veía era más molesto, se supone sus pensamientos deberían estar donde Tomoyo, pensando en una forma de reconquistarla, pero desde que había visto al rubio, no había abandonado sus pensamientos ni un solo momento, eso era lo que lo tenía más molesto y le irritaba cada vez que lo veía en la escuela, con ese uniforme que solo a él podría vérsele bien. El encontrarlo en la fiesta en la que se supone iba a hablar con Tomoyo fue el colmo, pensaba ignorarlo pero cuando vio su reacción, como se había alejado corriendo… Él fue detrás de él, por alguna razón, quería asegurarse de que estuviera bien.
En el momento en el que había visto como aquel chico se atrevía a besar al otro, la sangre se le encendió por completo, tuvo que usar toda su fuerza de voluntad para quedarse donde estaba y no ir y decirle lo que pensaba a aquel chico, cuando escuchó como el rubio lo había rechazado, por una razón desconocida se sintió completamente aliviado… Estaba por irse, ya que no podía llegar con él a decirle “¿Estas bien?” Después de su pequeño “No me agradas”, se conformaba con saber que estaba bien.
Hasta que escucho la voz del otro y al ver las intenciones que tenía no dudo ni un segundo en ponerse ahí… Para proteger al rubio, estaba tranquilo ahora que lo tenía sano y salvo… Se sonrojo al ver que estaba en su cama, con su rubio cabello regado en la almohada, estiro su mano y aparto unos cuantos rebeldes que le tapaban aquel bello rostro que tenía. Aquella piel era tal y como ella había imaginado, suave y tersa… Apartó rápidamente la mano al sentir como su corazón se aceleraba y se fue a dormir al sillón.
- Fye… - susurró el nombre antes de quedar dormido como todas las noches desde que había visto el rostro y los ojos del otro.
By:
[~Sora Jigoku~]