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Entre lazos por Givemeaxreason

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Notas del fanfic:

Historia editada, con escena sexual agregada.

Dedicado a ti, mi amor. La única amiga que me dejaría usar su imagen con fines sexuales, te quiero un montón y en estos momentos de mi vida, no sé que haría sin ti.


Historia ficticia.

Gracias a mi amigo Diego que se encargó de crear y editar la imagen para esta historia:

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El sol entraba de forma invasiva por los grandes ventanales del salón, otorgando al ambiente la calidez típica de los últimos días de septiembre. Todos estaban un poco lánguidos, con la entrega final a cuestas era difícil encontrar un tiempo para relajarse como el día lo ameritaba, sin embargo el fuerte olor a pegamento líquido los mantenían a todos medios idos y con un amenazante dolor de cabeza.

 

Jessica estaba conversando con otro grupo de trabajo sentada en una silla, de espalda a las ventanas.

 

- ¿Ya terminaron? -, le preguntó la mayor del grupo con una ceja alzada, pegando una escalera en la gigantesca maqueta del Teatro de Dionisio que estaban haciendo.

 

- Eh… no se podría decir que si -, se excusó Jessica vagamente con una sonrisa. – Nos falta hacer el techo y las metopas, al margen de eso, si, terminamos.

 

- Eso no es terminar, deberías dejar de evadir el trabajo -, le dijo medio en broma el único chico del grupo.

 

- ¿Me quieres echar? -, respondió Jess falsamente ofendida. – Creo que lloraré.

 

- Mi amor, ¿por qué vas a llorar ahora? -. Si la voz que escuchó a sus espaldas la sobresaltó, no lo demostró. Jessica se volteó con lentitud y una sonrisa coqueta hacia la persona que había arribado a la conversación.

 

- Oh, mi cielo, gracias a Dios que llegaste, Gael quiere que me vaya -, acusó, haciendo pucheros, recibiendo un abrazo protector sobre sus hombros. Sonrió complacida, sintiendo como la recién llegada apoyaba el mentón sobre su cabeza.

 

Desde hacía un tiempo ese tipo de comportamiento era normal entre ambas. Había iniciado cuando Callie le había dicho “bombón” a Jessica casi sin pensarlo, y ésta le había sonreído y comentado lo coqueto que sonaba ese apodo. Luego se fueron agregando otros apelativos cariñosos hasta que ya casi ni se llamaban por sus nombres reales. Las bromas en doble sentido y los acercamientos atrevidos vinieron poco después.

 

- No, mi amor, quédate aquí conmigo -, Jessica amplió su sonrisa y le hizo una mueca de burla infantil a Gael. Se acomodó en su asiento y siguió observando y conversando de forma eventual. Callie se sentó sobre sus talones a un lado de la maqueta y comenzó a trabajar con pereza. Jessica rápidamente se sintió desplazada de la atención de su amiga y frunció el ceño. Manos a la obra.

 

Como si nada, tomó una regla abandonada en el suelo y la acercó al cuerpo de Callie. Con movimientos lentos comenzó a trazar un camino por su espalda.

 

- ¿No te dan cosquillas? -, cuestionó.

 

- No, la verdad no -. Jessica insistió con ritmo pausado.

 

- ¿Ni un poco?

 

- No -. Callie continuaba trabajando ensimismada. Jessica comenzó a frustrarse. Quitó el objeto de su espalda y con el ceño fruncido, picó un costado de su amiga sin hacerle daño. Callie se dobló con una sonrisa. - ¡Eso si! No lo hagas, tengo que trabajar -. Jessica sonrió satisfecha.

 

- No lo haré -, respondió. Callie comenzó a trabajar nuevamente, momento en el que Jessica aprovechó para picar su costado de nuevo.

 

- ¡Jessica! -, protestó Callie riendo. La interpelada le sonrió, culpable. Callie le sonrió de vuelta, rendida – Ok, no más trabajo.

 

Jessica dejó la regla a un lado, satisfecha y volvió a acomodarse en su asiento. Callie se acercó con lentitud y dejó caer su cabeza en el regazo de su amiga. Jessica, casi por inercia, comenzó a acariciarle el rebelde cabello con ternura, separando las hebras y volviéndolas a juntar. Sonrió cuando sintió la acompasada respiración de Callie y le tiró suavemente un mechón.

 

- Oye, sin dormirse -, murmuró Jessica, sin dejar de acariciar los mechones oscuros. Callie respondió con algo que sonaba como un “si”, aunque Jess no podía estar segura.

 

El ambiente estaba relajado y nadie estaba particularmente pendiente de ellas. Con el sol en su espalda y el agradable calor que desprendía Callie al abrazar sus piernas comenzó a sentirse adormilada. De cierta forma, estaba consciente de que su amiga tenía mucho que ver, ella le hacía sentirse relajada.

 

- Jessica, me mandaron a buscarte, tenemos que seguir trabajando -. La aludida se sobresaltó, causando que Callie despertara de su letargo y mirara enojada a quien había interrumpido su momento de relajo.

 

- Uhm… Christopher, cinco minutos más… -, intentó apelar Jessica, haciendo pucheros. A pesar de ser ya una universitaria, seguía siendo una niña.

 

- Ella no se va -. Espetó Callie, tajante.

 

- Yo solamente vine porque me lo pidieron -, dijo Christopher , alzando las manos en son de paz. Jessica sonrió a medias. Callie podía ser agresiva por momentos cuando se trataba de personas que no eran cercanas a ella. Jessica acarició su pelo por última vez antes de levantarse.

 

- Christopher tiene razón, debería volver a trabajar -, se disculpó con una sonrisa y antes de arrepentirse se escabulló hasta su propio grupo de trabajo.

 

Trabajó un rato de buena manera pero de mala gana, sintiéndose aburrida rápidamente. Miraba por momentos hacia otros grupos, pensando en alguna oportunidad para escaparse a conversar y perder el tiempo, sin embargo cada vez que lo intentaba, alguno de los miembros de su equipo la retaba con la mirada. Finalmente se dio por vencida y continuó trabajando. Había pasado casi media hora cuando alguien se acercó a ella por la espalda.

 

- Mi amor… -, Jessica sonrió y se volteó.

 

- Mi vida… -, Callie también estaba sonriendo. Jessica pensó que era casi imposible que alguna de las dos trabajara mientras se mantuvieran muy cerca.

 

- ¿Me extrañaste? -, Jessica se rió un poco.

 

- Como siempre -, respondió, coqueteando. Escuchó que alguien le dijo que no siguiera perdiendo el tiempo y que se dedicara a trabajar, y resopló, sin embargo se dio vuelta hacia la mesa de trabajo para continuar cortando y pegando cosas.

 

- Mi amor, no me ignores -, le susurró Callie cerca de su oído, provocando un pequeño estremecimiento de su parte. Sabía que si le seguía el juego no trabajaría más, así que continuó en silencio. Callie se acercó un poco más. – Mi vida… -. Un poco más cerca. – Mi cielo -. Sintió dedos rozando su cuello y se alejó como si su tacto le quemara.

 

- Callie, el cuello no -, le dijo sonriendo. – Además, tengo que trabajar.

 

- Ajá -. Callie la miró extraño, luego sonrió. – Ok, entonces solo me quedaré aquí -. Jessica la miró suspicaz pero no comentó nada y volvió al trabajo. Volvió a estar aburrida rápidamente, pero se sentía productiva y la compañía silenciosa de Callie era reconfortante. Estaba cortando cuando sintió algo rozar la parte de atrás de su cuello. Se quedó quieta. Notó algo deslizándose con suavidad y el aliento tibio y supo inmediatamente que Callie estaba acariciándola con la punta de su nariz. Comenzó a ponerse nerviosa. Suspiró. Fue cuando sintió unos labios cerrarse en torno a un punto en su piel que ya no pudo soportarlo. Se alejó rápidamente y la miró un momento antes de darse media vuelta y salir apresuradamente del salón con el rostro sonrojado, dejando a sus compañeros de trabajo con expresiones confundidas. Callie se rió.

 

 

 

 

 

Cuando estimó que estaba lo suficientemente lejos y en una “zona segura” se detuvo a recuperar el aire que le faltaba, no necesariamente por la carrera. Se apoyó en la pared y llevó, inconscientemente, una mano a su cuello. Sintió un escalofrío y sus mejillas arder. Se lo había dicho a Callie muchas veces pero, obviamente, para ella no era más que un comentario al aire. Intentó relajarse. Cuando su corazón recuperó su ritmo regular se dirigió al baño, se miró en el espejo cerciorándose de que todo estuviera bien. Tomó un poco de agua y cuando estaba disponiéndose a salir, Callie entró en su campo visual. Estaba apoyada en la puerta como si nada.

 

- Te encontré -, le dijo con una sonrisa. Jessica sintió como se sonrojaba un poco más.

 

- Uhm… si.

 

- ¿Qué te pasó? ¿Por qué escapaste? -, preguntó mientras se acercaba.

 

- No escapé… -, debatió.

 

- Jess, saliste corriendo -, se burló un poco Callie.

 

- No sé para qué preguntas “qué me pasó” si sabes perfectamente la respuesta -, evadió bruscamente Jessica intentando salir. Callie la detuvo tomándola del brazo.

 

- ¿Estás enojada? -, cuestionó con la ceja alzada.

 

- Quizás -, Jessica la miró con el ceño fruncido – Lo haces a propósito, ¿verdad?

 

- ¿La verdad? -, le dijo Callie, - Si, absolutamente a propósito.

 

Jessica estuvo a punto de soltarse e irse, pero Callie la retuvo con más fuerza. Era cierto que Callie era mucho más delgada que Jessica, pero ésta era más baja y se sentía en desventaja. Jessica comenzó a sacudir su brazo y Callie hizo lo único que se le ocurrió para retenerla; la besó. Un topón de labios que hizo que Jessica dejara inmediatamente de moverse. Ambas tenían los ojos abiertos. El momento fue extraño y tenso, y cuando se separaron ninguna de las dos sabía muy bien que decir. Después de un silencio incómodo, Callie fue la primera en reaccionar.

 

- Lo siento -, susurró aún cerca del rostro de Jessica. – No te callabas y fue lo primero que se me ocurrió…

 

Jessica alzó una ceja, saliendo de su trance momentáneo, mientras escuchaba las explicaciones de Callie. Tenía muchas opciones, y si quería tomar alguna decisión por sí misma, había que actuar rápido. Esbozó una sonrisa curiosa. - ¿De verdad? -. Con un rápido movimiento acercó sus labios nuevamente. – Funcionó. Sin embargo, en este momento, creo que ahora tú deberías callarte.

 

La táctica de Callie para callar a Jessica había sido casi un movimiento desesperado y sin intención, y sin embargo ahí estaba, algo había pasado y los papeles se habían invertido de manera en que ahora era Jessica la que le estaba comiendo la boca de forma ansiosa. Mordía sus labios y los lamía, y por algún motivo ella estaba respondiendo, acariciando su lengua con la de Jessica y enredando los dedos en su cabello. ¿En qué momento había entrado a esta extraña dimensión?

 

Sintió como sus labios eran abandonados y numerosos besos eran repartidos alrededor de su rostro, en su barbilla y bajando por su cuello. Los besos se tornaron húmedos y la piel que era alcanzada, más sensible. Suspiró. Jessica arriesgó su suerte y descansó las manos sobre sus senos mientras recorría toda la piel accesible. No hubo protesta. Jessica sintió que su cintura era sujetada y acariciada con lentitud, y ella misma buscó la forma de moverse hasta quedar contra la pared. El sonido húmedo de sus besos y los suspiros de Callie comenzaron a volverse adictivos. Quería más. Miró a Callie a los ojos y supo que la iniciativa debía ser suya.

 

Sin mediar palabra, tomó a Callie de la mano y la guió hasta uno de los cubículos. Callie la siguió sin protestar, quizás sopesando sus propias opciones. Antes de cerrar el pestillo de la puerta, se preguntó vagamente qué estaba haciendo y si era lo correcto, cuando sintió que Callie comenzaba a besar su cuello. A la mierda, después podrían hablarlo. Con ese último pensamiento racional, Jessica cerró la puerta por completo.

 

A penas cerró el seguro sintió unos labios asaltando ferozmente los suyos y gimió dentro del beso. Subió sus manos y las enredó en el cabello de Callie, acariciando sutilmente al mismo ritmo que sus lenguas se encontraban. Callie la imitó y jaló su pelo con suavidad, logrando que Jessica echara la cabeza hacia atrás, dejando toda la extensión de su cuello a la vista. Había descubierto una de sus zonas erógenas y no iba a desperdiciarlo, ¿cuánto podía calentarla de esa manera? Ahora necesitaba saber la respuesta. Callie lamió desde el mentón hasta la clavícula, mordiendo por momentos justo sobre su pulso acelerado. Jessica se arqueó sobre ella, consiguiendo soltarse del agarre, invirtiendo rápidamente los papeles.

 

Jess atacó sus labios nuevamente en un beso hambriento, lamiendo y succionando la lengua y los labios a consciencia. Se deslizó sobre su boca, por la mejilla, besando cariñosamente, hasta llegar cerca de su oído. Susurró:

 

- Me encantas -. Un beso descuidado, una mordida. - Lo quiero todo -. Una caricia descarada.

 

Callie se estremeció con anticipación y jadeó, queda. Jessica atacó su cuello y con besos húmedos, lo recorrió con parsimonia. Sintió que el polerón de Callie le estorbaba demasiado e hizo el ademán de quitárselo. Tomó el final y lo deslizó lentamente hacia arriba, casi saboreando el momento. Cuando lo pasaba justo por sobre la cabeza, una mejor idea asaltó su mente. Dejó la prenda subida a medias, logrando así limitar su libertad de movimientos.

 

Con una sonrisa y el control absoluto de la situación, se acercó a su rostro y la besó de forma casta, mordiendo ligeramente el labio. Callie pareció quejarse pero Jessica hizo caso omiso. Sin prisa, Jessica comenzó a desabrochar uno a uno los botones de la blusa de su amiga, besando y lamiendo toda la piel que quedaba al descubierto; un poco más abajo de la clavícula, cerca del pecho, por el abdomen y el vientre, poniendo especial cuidado en ese sector semidescubierto de la cadera. Los suspiros de Callie eran adictivos.

 

Volvió a subir por el camino ya trazado, deteniéndose en su pecho, mordiendo sus senos por sobre la tela del sostén sin despegar la mirada de esos ojos que la envolvían.

 

Con ambas manos, tiró del extremo inferior del sujetador hacia arriba, liberando sus pechos pequeños y bien formados, de pezones erectos. Hermoso. Se acercó y con la punta de la lengua húmeda trazó círculos alrededor de los pezones, chupando distraídamente de vez en cuando, escuchando como Callie gemía y suspiraba sin articular palabras. Solamente la vista de su amiga en esa posición y los sonidos que emitía la tenían completamente húmeda. Se separó un poco de ella y la observó, sin poder creer en realidad la extraña situación en la que se encontraba.

 

Volvió a su faena y volvió a los labios ya conocidos. Con ambas manos, comenzó a bajar los jeans de Callie junto con su ropa interior. Se separó un momento y se obligó a mirar a su compañera. Jessica se relamió sin querer. Se agachó frente a ella para quitarle completamente las prendas bajadas hasta la rodilla, y mientras Callie sacaba con dificultad las piernas de su prenda, Jessica no pudo evitar morderle con posesividad el muslo y sonreír ante el jadeo de sorpresa de Callie. 

 

Terminó de desnudarla y con cuidado, posicionó uno de los pies de Callie sobre la tapa del excusado, quedando con la espalda pegada a la pared del cubículo y totalmente abierta para Jessica. Jess dudó un segundo. Ella había tenido una experiencia antes con el sexo oral bastante desagradable y no estaba segura de querer intentarlo de nuevo, entonces miró a Callie, y en sus ojos vio necesidad, deseo, cariño, y otro cúmulo de sentimientos entremezclados que la impulsaron rápidamente a una desición. 

 

Casi sin dudar, Jessica se acercó a las piernas de Callie y comenzó besando la cara interna de sus muslos, escuchando suspiros leves en respuesta. Besó un poco más adentro, acercándose peligrosamente a su objetivo, justo para retroceder con más besos y lamidas. Con un dedo, comenzó a masajear los labios mayores, impregnándose inmediatamente con esa humedad característica. Siguió tocando mientras besaba. Conforme acercaba su rostro a la entrepierna, las caricias cambiaron y con dos dedos masajeó los labios menores, acariciándolos a penas. Estuvo un rato así, observando absorta el rostro de Callie que parecía responder con una expresión distinta a cada caricia. Se acercó un poco más y pudo distinguir sin problemas el olor a sexo y el clítoris rojizo asomarse a penas visible, erecto. Frenó sus movimientos manuales y con la parte plana de la lengua, le dio una pausada caricia a toda su humedad, testeando. Sintió a Callie estremecerse. 

 

Mordió suavemente los labios mayores y lamió los menores. Se deslizó hasta el clítoris y paseó distraídamente la lengua sobre él, exitándolo con tiempo. Aumentó solo un poco su velocidad y notó agradablemente como las caderas de Callie comenzaban a ondear en su dirección buscando desesperadamente un poco más de contacto. Como una respuesta rápida a la petición silenciosa, Jessica comenzó prácticamente a comerse su entrepierna, sacando la lengua por momentos, dando rápidas estocadas en el interior de Callie mientras ésta se movía inquieta y cerraba inconscientemente los muslos.

 

A Jessica le pareció escuchar un "más" y supo que Callie estaba cerca así que retiró sus labios e introdujo dos dedos en su interior, quedando pasmada por la facilidad con la que eran recibidos. Penetró un par de veces, teniendo cuidado de acariciar de vez en cuando la tersa zona del punto G. De repente, Callie se estremeció visiblemente y arqueó la espalda, sus paredes comenzaron a contraerse rítmicamente, siendo imitadas por las pausadas penetraciones de los dedos de Jessica, que exprimía el placer hasta su última gota. Cuando el movimiento cesó, Jessica retiró sus dedos del interior de Callie y se puso de pie.

 

Miró por un segundo a Callie; prácticamente desnuda, recién follada y exhausta y algo se retorció dentro de ella. Se había tirado a su mejor amiga, joder. De pronto notó como nunca la humedad en sus dedos y el sabor en su boca, incriminándola, y se sintió enferma. Callie notó su vacilación y decidió hablar primero:

 

- Deberíamos hablar acerca de esto -, le dijo con el tono más casual que su agitada respiración le permitió. - Pero no ahora, probablemente no hoy... está bien, todo está bien.

 

Y le dedicó una gran sonrisa que Jessica tuvo que responder. Se sintió bien, se sintió correcto. 

 

Jessica decidió que debía darle un tiempo de privacidad a Callie para recuperar su ropa y su compostura, así que se dispuso a salir. Justo antes de quitar el seguro de la puerta, Callie la giró y le robó un beso.

 

- Estamos bien -, repitió.

 

Solo entonces dejó que Jessica quitara el seguro y se marchara.

Notas finales:

Por el placer de escribir.


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