CAPÍTULO 4: ESPERANZA
Yong Nam estaba sentado en el sofá de la sala, su esposa había tenido una salida a casa de sus padres pero no podía llevar a su hija ya que era un viaje rápido, seguro volvería esa mismo día, por su parte Nam no tenía mucho que hacer, revisaba unos documentos relacionados de la empresa aunque no prestaba mucha atención sus pensamientos estaban en Bang Yong Guk quién por la tarde le había pedido cuidar su sobrino Jun Hong.
—Tío Nam— el pequeño le estaba tirando de la camiseta que llevaba.
El mayor le miró con amor, la cargó y lo sentó a su lado.
— ¿Qué pasa pequeño?
— ¿Cuándo vendrá mi mamá?
— ¿Tú mamá vendrá? — La pregunta de su sobrino le había causado confusión hasta donde él sabía Ji Eun se había ido y lejos, en todo este tiempo no se había esmerado en buscarlo, no estaba divorciada de Yong Guk pero nunca volvió a buscarlo ni para conseguir la completa separación.
—Papá dijo que vendría en una semana, ¿ya es más de una semana verdad? La maestra Hyo Sung dijo que la semana tiene siete días, yo sé contar hasta el 10— Movió sus deditos y Yong Nam se enterneció. Hasta que el llanto de su hija le sacó de ese momento
—Espera acá, iré a ver a Hana— subió a todo prisa al cuarto de su hija.
Mientras avanzaba al cuarto iba pensando en lo que Jun Hong le acababa de decir, lo cierto era que cuando le preguntó a su gemelo a donde iría solo río y no dijo nada. ¿Ji Eun estaría en la ciudad? ¿Iría a hablar con ella? ¿Después de tanto ella volvería como si nada a su vida?
— ¿Qué pasa cielo? Papá está acá— Tomó a su bebé en brazos, Hana era menor que Jun Hong, apenas tenía dos años pero ya era una bebé ruda como él le decía, ni bien la tuvo en brazos y Hana empezó a tomar con fuerza sus dedos, le gustaba estar con él solo para sujetarlos con fuerza. —Tranquila amazona, no me iré de tu lado. Sabes, vino Jun Hong, ¿quieres ir con él?
La bebé soltó una risa, conocía muy bien a su primo.
—Un On… Un On— balbuceaba la pequeña, Nam pensaba que su primera palabra sería “JunHong”
Y mientras regresaba con Jun Hong no pudo evitar recordar aquella noche.
[Flashback]
Yong Nam se encontraba solo en su departamento, recién había vuelto de la cena en casa de su novia, sonrío al recordar que la cena había sido un éxito sin duda ya se había ganado a sus futuros suegros, miró el anillo que tenía sobre su buró, esperaba el momento para entregárselo a la chica que le había robado el sueño. La puerta siendo golpeada a punto de ser tirada le sacó de sus pensamientos y se puso a la defensa. ¿A esta hora quién podría ser?
— ¿Quién?
—Hermano… soy… yo… Guk— la voz le sonaba rota y llena de sollozos.
Yong Nam se asustó, ¿por qué su hermano lloraba?, abrió la puerta y se encontró a un Yong Guk empapado por la lluvia, llorando y con un bebé en brazos, se le lanzó a Nam, quién le sujetó para que no cayera con todo y su sobrino.
—Hermano, ¿qué pasa?— preguntó mientras le llevaba al sofá y se sentaba con él tomando a su sobrino en brazos, el bebé seguía durmiendo.
Yong Guk se llevó ambas manos al rostro, no podía ni ver a la cara a su gemelo, se sentía traicionado, ¿qué pensaría él ahora?
—Ella…se fue— dijo en un susurró.
— ¿Se fue? ¿Quién? — Era obvia la respuesta pero Nam se negaba a creerlo, ella no parecía como las que se le habían acercado a él, el gemelo mayor, por otra parte a Yong Guk nunca lo había acechado una caza fortuna —Hermano… ¿Ji Eun? — Yong Guk asintió y lloró más, se sentía patético llorando pero la amaba y su partida le había roto el corazón
—Para siempre— sentenció el menor y el estómago se le revolvió a Yong Nam, miró al bebé que dormitaba en sus brazos, no tenía ni cuatro meses de haber nacido y sin más… ¿le había dejado?
— ¿Qué te dijo?
Yong Guk se encogió de hombros.
— “Lo siento”… Eso fue lo que dejó en la nota, llegué a casa y encontré a Jun Hong llorando… le marqué a su celular y… — la voz de nuevo empezaba a quebrársele —me dijo que no podía explicarlo, que solo se iba y que lo sentía mucho, — soltó una risa irónica —ni siquiera mencionó al bebé, ¿por qué me hizo esto Nam? ¿Por qué? YO LA AMO— Gritó el menor mientras el llanto volvía a aparecer.
El mayor no supo que decir, era cierto, Yong Guk se había enamorado de Song Ji Eun desde el primer momento que la vio a pasar, no le había importado ganarse de su novia en turno tremenda bofetada por mirarla, terminó su noviazgo con aquella chica e inició su relación con Ji Eun, renunció a sus sueños cuando supo que estaba embarazada, se hizo cargo de su puesto en la empresa familiar que había rechazado con anterioridad, y así de la nada… ¿ella se iba? ¿Ji Eun era una caza fortuna? … ¿y el bebé? Nueve meses dentro de ella y no le dolía dejarlo. De alguna forma se sentía decepcionado, Ji Eun parecía ser la chica ideal para su hermano.
—Yong Guk… ella, ¿se llevó tus tarjetas? ¿Cuentas? — Sabía que no era momento de preguntar eso pero le intrigaba el motivo de su partida.
—Tarjetas, su ropa, zapatos, todo está en la casa… se fue con lo que usaba hoy, fue a verme a la empresa y parecía normal, se veía hermosa con ese vestido azul cielo, sus zapatos también eran hermosos y su cabello castaño lucía perfecto con esa sonrisa… sonrisa que nunca volveré a ver…— de nuevo las lágrimas atacaron al menor.
A Nam le dolía verlo así de derrotado pero él había escuchado tantas veces esa historia de amor entre ellos dos y sabía como Yong Guk esperaba estar con ella hasta el final
[End Flashback]
—Jun Hong, mira quién está aquí— Yong Nam sentó en el suelo a Ha Na quién empezó a caminar hacia su primo, de nueva una sonrisa adornó su rostro, empezó a recordar el día en que la niña dio sus primeros pasos.
***
So Hee miraba la taza humeante ante sus ojos, por alguna razón evitaba mirar a quién tenía al frente, hace 10 minutos el timbre de la puerta había sonado y Bang Yong Guk había entrado y ahora ambos estaban sentados, frente a frente en la mesa de la cocina, ninguno de los dos decía nada, Yong Guk no quería precipitarse y ser lanzado a la calle sin intentar algo más, So Hee porque la incertidumbre de la visita del mayor la mantenía con los nervios de punta.
—Sigues siendo una adicta al té— fue Yong Guk quien rompió el silencio. A So Hee se le erizó la piel de solo volver a escuchar la voz de Bang Yong Guk, aunque fue meramente la frase la que había puesto de nervios.
La primera vez que Yong Guk la había visto fue en la secundaria, ambos eran casi niños, ella se acababa de mudar al vecindario, los hermanos Bang querían una bicicleta y en lugar de pedirla a sus padres habían escogido trabajar para conseguirla ellos mismos, en ese entonces Yong Guk trabajaba en una tienda, vio entrar por vez primera una cabellera rubia, caminar hasta tomar un té helado, pagarlo y salir por nueva cuenta, y así fue sucesivamente por varios meses, las primeras palabras que Yong Guk le dirigió a la menor fueron: “Eres una adicta al té”.
Y ahí estaba de nuevo, con la misma frase, So Hee alzó la vista hasta chocar con los ojos de Bang Yong Guk, por más que quería entrar en su mente nunca pudo y nunca podría, la chica sonrió.
—Y bien, Bang Yong Guk, ¿qué quieres? — su dulce voz, el mayor la empezaba a olvidar. No pudo evitar sonreír. Estar con So Hee le rememoraba muchos recuerdos pero aunque quisiera obligar a su corazón, era obvio que el amor, el cariño ya era muy diferente al que una vez había existido. Y aunque quisiera negarlo, So Hee había sido su primer amor.
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Dae Hyun se dormía en el asiento del auto, miraba hacia el edificio pero Bang Yong Guk no se asomaba aún. Puso la radio mientras buscaba algo tan interesante que escuchar, deportes, no eran sus preferidos, programas de espectáculos, los odiaba, para su suerte encontró una estación que no se le hizo monótona aún siendo de canciones románticas.
Una dulce melodía se hizo presente a través de la radio, una melodía que era fuerte más no molesta, tampoco era empalagosa, era la melodía perfecta, y la letra lo era aún más. Alguien debería saber eso, tomó su celular y tecleó algunas palabras.
“… Cuando siento que estoy solo, pienso en ti, protegiéndome en esa triste oscuridad…”*
Presionó enviar sin haber olvidado anotar la estación de radio y un “te amo”. La respuesta no tardó en llegar, quizá para algunos aquella respuesta era simple pero para Dae Hyun, ese simple corazón decía más que muchas palabras, en ese icono tintineante de corazón iban todas sus promesas, sus proyectos, sus más de cuatro años de relación, iba Young Min.
Dejó llevarse por las notas de aquella canción, por esa melodía, por esas palabras que no hacían más que recordarle a su cachetón, como solía decirle. Empezó a reír al acordarse de la forma extraña en que había conocido a Young Jae. Cerró los ojos con esa imagen en mente, Yong Guk podría estar teniendo sexo ahora con su ex-novia pero a él le importaba muy poco, en estos momentos, lo que su amigo hiciera o dejara de hacer, él era feliz con su pequeña familia.
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La taza de té ya se había enfriado igual que sus corazones, por más que Yong Guk lo intentara no podía decirle “sé la madre de mi hijo”, no So Hee, pensaba que era la mujer perfecta pero el cariño que ahora le tenía era más bien fraternal, como de un hermano mayor.
—Espero te gusten las flores y chocolates— extendió los regalos que la chica miró un poco extrañaba, Yong Guk solo sonrió con toda naturalidad. No iba a hacerlo, no a ella, quería mantener esa imagen de ángel que siempre tuvo. —¿Y cómo vas con el refugio?
— ¿Viniste a casa solo a preguntar eso?
Yong Guk solo se encogió de hombros y So Hee sonrío.
— Voy bien
—Tengo un hijo, se llama Jun Hong. — La rubia solo asintió. —Mi esposa me abandonó— y su contraria abrió los ojos de par en par. Más no dijo nada, no sabía que decir. —Sabes, estoy seguro que me odiarás pero… vine acá con la firme decisión de pedirte que aceptaras ser la madre de mi hijo. —La expresión de SoHee era de sorpresa —Yo ya no siento nada por ti.
—Yo tampoco Yong Guk, yo tampoco siento nada por ti.
—Bueno, quizá un amor más fraternal, de hermanos— susurró.
—Quizá… ¿por qué buscas una madre para tu hijo? — So Hee quería evitar hablar sobre ellos, su pasado estaba bien enterrado.
Yong Guk esbozó una triste sonrisa.
—Mi hijo… otros niños se burlan de él, —agachó la mirada, ver llorar a Jun Hong eran las cosas que más le lastimaban, era todo lo que tenía en el mundo aparte de sus hermanos pero ellos vivían sus propias vidas, a veces sentía un poco de celos hacía Yong Nam, él se había casado con una preciosa mujer, una dama, en cambio él, había dejado a la esposa perfecta por Ji Eun, mujer que le había abandonado a los cuatro meses.
Se mantuvo en silencio, So Hee tampoco dijo nada, lo que fuese que pensaba Yong Guk para guardar silencio por tanto rato debía ser algo delicado para dejarlo en ese estado, el mayor volvió a sonreír.
—Sabes, es extraño, ¿no crees? Después de tantos años, tú y yo hablando aquí como si el tiempo no hubiera pasado. — Volvió a callar antes de retomar la charla sobre su pequeño —A mi hijo le fastidian en la guardería porque su madre no vive con nosotros.
So Hee arqueó incrédula la ceja derecha. ¿Bullying en una guardería?
— ¿Estás de broma verdad? — Negó con un ligero movimiento de la cabeza. — ¿Pero qué demonios pasa con estos críos de ahora? Eso pasa por decir tanto en televisión que no castiguen los niños… Sabes el 90% de animales que llegan heridos al refugio es por niños… Un par de nalgadas a cada uno para que se corrijan— Yong Guk sonrío hasta que la rubia retomó la palabra — ¿y la maestra no dice nada? La encargada, la directora, el médico, el psicólogo, ¿nadie? — Volvió a negar.
—Nadie lo sabe, y Hyo Sung no lo entendería, dirá que es mentira y que lo hago para dejarla en mal. — Soltó un suspiro. Lo que menos quería era volver a tener problemas con ella, problemas que sabía que resolverían siempre y cuando hubiera una cama de por medio.
So Hee suspiró también, odiaba que lastimaran a los más indefensos, a los pequeños, a los más vulnerables, era lo que más odiaba en este mundo, por ahora se dedicada a ser la voz de quiénes no podían hablar, y por experiencia propia sabía lo que era aguantar burlas mal infundadas.
—Sabes, creo que me voy… —anunció Yong Guk ante la terrible necesidad de querer llorar.
—Si quieres llorar, hazlo, no te detengas por mí. Tú lo has dicho nuestro cariño ya no es el mismo como cuando éramos adolescentes pero tienes razón ahora lo que siento por ti es el afecto hacía un hermano. — Yong Guk detuvo su marcha que había empezado, So Hee estaba de pie también.
No se iba a negar, avanzó hacía ella y se echó a llorar, nunca lo había hecho de nuevo desde aquella vez con Yong Nam cuando Ji Eun lo había dejado, este llanto era diferente, se odiaba, no por querer darle felicidad a su hijo con una madre, odiaba mentirle y no poder decirle la verdad al pequeño, odiaba que en el fondo siguiera protegiendo a Ji Eun, y sobre todo odiaba pensar que quizá aún podía sentir algo por ella.
So Hee le dio leves palmaditas en la espalda.
—Es horrible esto Yong Guk, no tienes que mentirle a tu hijo… No protejas a alguien de algo que no provocaste, tu esposa se fue no porque se lo ordenaras, te conozco y sé que jamás hubieses hecho eso. Eres un buen padre estoy segura, solo piensa bien las cosas. Sabes que aquí siempre tendrás con quién hablar, con quién contar… tienes una amiga en Kwon So Hee— La chica esbozó una sonrisa, y Yong Guk solo asintió, su llanto empezaba a calmarse.
Era increíble que ella supiera la razón de ese llanto, pero él sentía que aunque revelara la verdad, eso no ayudaría a Jun Hong, al contrario lo hundiría más, ¿cómo se debería tomar un pequeño niño de casi 4 años la noticia del abandono de su madre cuando aún ni gateaba?
El resto de la charla se trató más de So Hee y su labor en la Sociedad Protectora de Animales, Yong Guk le contó muy poco de él, casi toda su vida profesional era pública, su empresa se dedicaba a la publicidad y tenía demasiada prestigio, encima los medios lo ponían siempre como “el empresario más deseado por las mujeres”. Sí claro.
—Gracias por todo Say— le revolvió el cabello y la chica sonrío, hace mucho que no escuchaba ese apodo que los gemelos Bang le había puesto. —Pero creo que mi mejor amigo debe haberse quedado dormido esperando— Miró la hora, sí ya era muy tarde. So Hee volvió a sonreír.
—Hasta luego Jepp- Yong Guk sonrío, ese nombre, Jepp Blackman como olvidarlo aún guardaba unas cosas con ese nombre. Era el nombre que pensaba usar para dedicarse al hip hop, su sueño… desde la secundaría había escogido su nombre artístico.
El mayor hizo un ademán con la mano y caminó escaleras abajo. Podía decirles a todas sus ex-novias que las quería para madre de su hijo, pero no, jamás lastimaría a So Hee, ella era muy especial en su vida. Empezaba a creer que más especial de lo que alguna vez creyó que lo era Song Ji Eun.
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Dae Hyun se había aburrido esperando a Yong Guk y cuando Young Jae le dijo por mensaje de texto que ya iba a dormir con Young Min, él también lo hizo. El ruido de golpeteo en el vidrio de la ventana del auto le hizo despertar.
— ¡¿Qué pasa?!- La risa del mayor no se hizo esperar. —Maldito, me asustaste imbécil.
—Cuida esa boca Dae Hyun— dijo mientras se introducía en el auto. —No querrás que mi pequeño sobrino aprenda ese vocabulario, a mi cuñado no le gustaría.
—Me arrepiento de haberte dicho que eres un hermano para mí.
Ambos se empezaron a reír como unos niños.
Yong Guk condujo en silencio de regreso, solo habló para despedirse de Dae Hyun, tampoco su amigo le quiso preguntar qué pensaba, el psicólogo pensaba que su amigo hablaría a su debido tiempo, cuando estuviera listo, solo le quedaba apoyarlo y orientarlo para evitar que cometiera una locura a las que habitualmente estaba acostumbrado.
Por su parte Yong Guk, estaba decido a decirle la verdad a Jun Hong, miró la hora de nueva cuenta 01:20 AM, ¿tanto había pasado fuera?
—Yong Nam me matará… Espero Young Jae no quiera matar a Dae Hyun o peor aún, que a mí- susurró el empresario. Respiró hondo e introdujo la llave en la casa de Yong Nam.
—Bonita hora de llegar— le canturreó una dulce voz, Eun Ji**, su cuñada. ¿Qué hacía ella despierta? Seguro Nam le había contado algo. —Yong Nam está muy preocupado por ti.
—No lo veo despierto— Cortó el menor, si había algo que odiaba era sin duda los sermones de su cuñada, porque siempre tenía la razón. Ella sí era de las mujeres que siempre tenían la razón.
—Lo acabo de mandar a la habitación, se quedó dormido en la sala. Yo acabo de llegar, salí a ver mis padres. ¿Quieres un poco de café? — Yong Guk solo asintió y vio la cabellera pelirroja de su cuñada perderse en el tenue alumbrado de la habitación.
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Yong Guk despertó al día siguiente en la cama de invitados con su hijo en brazos, sintió como el pequeño Bang se revoloteaba y se pegaba más a él. La charla con Eun Ji le había hecho razonar, diría la verdad, el apoyo de So Hee también le había hecho reflexionar… pero Yong Guk era un poco rencoroso aún con Ji Eun, y decirle la verdad a su hijo era medio aceptar su partida y que estaba perdonada pero no, ella no lo estaba. Y ver a su hijo así, tan tierno y necesitado del amor de madre, lo hizo aferrarse a una idea, un poco descabellada… decidió pasar de largo la lista de su agenda para llegara hasta la última novia antes de Ji Eun. Ella sería la indicada, ella era la madre perfecta para Jun Hong, era la esposa perfecta para él. Sería difícil convencerla, más no imposible, la conocía y terminaría cediendo lo sabía, o eso creía.