Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

~ Balada de Otoño ~ por Mirnest2

[Reviews - 192]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Llegó la hora de decir aaaadiós, decir adiooooooooooooos (8)

Mi gente hermosa ha llegado ya el tiempo de cerrar este hermoso capítulo llamado ~Balada de Otoño~ y tal como dije en el foro 2Min lo haría hoy - solo que no especifiqué la hora, en mi país son las 01:06 am - pues en unas horas más me voy de viaje y estaré ausente un par de días por lo que quise darles este mi regalo navideño por adelantado.

Solo quiero complementar lo que ya dije; lo agradecida que estoy por el apoyo, cariño, reviews, simpatía, llantos colectivos y buena onda recibidos... estoy pero muy satisfecha con lo logrado con este fic. En un principio dije que sería corto y así fue. Creo que esta historia ha sido una de las más intensas que he escrito, me causó muchas contradicciones emocionales - lloré mucho, me reí, odié a todos los personajes - en fin, me causó un torbellino interno :/

Me gustaría poder etiquetar a toda la gente que frecuentaba esta historia, pero son muchos y por ahora ando corta de tiempo, pero ustedes saben quienes son y solo quiero reiterarles las gracias infinitas de mi parte <3

 

Antes del capítulo, por favor lean estas ACLARACIONES:

1.- Como anticipé, SÍ habrá epílogo, pero de momento no sé si será 1 muuuuy extenso - como es mi estilo - o serán 2... aún lo estoy analizando.

2.- Hubo una persona que me preguntó sobre la película que utilicé para inspirarme. Fueron 2, la primera no recuerdo el nombre, solo que Julia Roberts hacía el papel de la enfermera que cuidaba al millonario enfermo. Y de la 2da película, usé la idea de los 30 días de recorrido - en caso de este fic, el tiempo por el que es contratado Minho para cuidar de Taemin - esa película es Dulce Noviembre y actúa Charlize Theron y Keanu Reeves.

3.- Este capítulo tiene una canción incluída. Esa canción es "Balada de Otoño" de Joan Manuel Serrat y es una de mis favoritas, es simplemente hermosa.

 

Creo que eso es todo... mis querid@s, disfruten del capítulo así como yo disfruté escribiéndolo, espero les guste y nos vemos abajo :)

-CAPÍTULO XI-

 

 

Llueve, detrás de los cristales, llueve y llueve. Sobre los chopos medio deshojados, sobre los pardos tejados, sobre los campos, llueve…

 

 

Un golpe que lo asusta y le hace alzar la vista que mantenía escondida en sus piernas, para ver qué pasaba. En la puerta de la cabaña ve a Minho quien se petrifica al verlo sentado en el sofá, con los ojos demasiado rojos y que le dan a entender que es muy obvio que ha llorado.

 

-          ¡Minho…! – le llama el rubio yendo tras él cuando el moreno se pierde en el pasillo - ¡Minho, ¿qué…?!

 

-          Me llevo el auto… - responde cuando lo ve tomar su billetera y el celular que estaba en la mesa de luz del dormitorio.

 

-          ¿Minho…?

 

-          Me iré antes, nos vemos allá… - añade tomándolo por los hombros, intuyendo lo sorprendido que debe estar por oírle hablar luego de días, más si a eso se le agregaba la situación actual – Key… todo estará bien – le dice al fin buscando su mirada – Todo saldrá bien…

 

-          Minho… - titubea derramando un par de lágrimas

 

-          Key… cálmate… - lo dice con una tranquilidad que lo sobrecoge y que no es justo que sienta cuando él se cree perder la paciencia – Arreglen las cosas y tomen el primer bus de regreso a Seúl que encuentren…

 

-          Yo… yo quiero verlo… - lloriquea el rubio, pensando en que quizás será demasiado tarde para ellos.

 

-          Lo harán, él los esperará… - insiste tomando las llaves del vehículo que pendían de un costado de la puerta – Nos vemos allá…

 

Key sale tras del moreno, quien abarca la terraza de la entrada en un par de pasos con sus largas piernas. Y entonces se sorprende.

 

-          Jonghyun, ¿qué…? – le pregunta cuando lo ve apoyado en un costado del auto con esa mirada que le da a entender que algo pretendía.

 

-          No te irás sin nosotros…

 

-          Jjong, no es tiempo para juegos, quítate… - dice él rodeando el vehículo para introducirse en él. Cuando Minho busca la llave se da cuenta que el llavero no la tenía, entonces mira a su amigo y se da cuenta que la tiene él, justo en frente de su cara.

 

-          Sabía que esto podría pasar, y como no estabas en condiciones de manejar, quité la llave… lo siento… - se disculpa sin sentir un verdadero arrepentimiento.

 

-          Jjong…

 

-          Taemin también es nuestro amigo Minho… - le interrumpe cuando siente que Key se para junto a él – Quieras o no, iremos contigo… no te hemos dejado solo estos días, y no lo haremos ahora tampoco, ¿entiendes…?

 

¿Y qué podía responderle? ¿Sería justo reclamarle cuando han estado con él en sus peores momentos durante toda su vida? Minho siente cómo su corazón se estremece ante esa muestra de afecto. Y más que de afecto, de la profunda fidelidad que Jonghyun y Key tienen para con él.

 

-          Ahora quítate, que mi auto solo lo manejo yo… - le oye decir cuando le da un empujón y lo ve subir, seguido de su novio que usa como nunca el asiento trasero - ¿Qué… no vas a entrar?

 

Minho ríe nervioso y solo atina a pasar hasta el costado del copiloto y subirse. Se coloca el cinturón de seguridad mientras su amigo arranca el vehículo. Y entonces se miran. Minho a Jonghyun, Jonghyun a Key, Key a Minho y luego a su novio. Se sonríen, suspiran y se dan de ese ánimo que ahora, justo en este momento, no pueden perder.

 

 

De pronto caminar por entre los árboles que rodeaban la laguna le pareció mucho más divertido que antes. Taemin mira de reojo hacia atrás, hacia Minho quien lo sigue sin quitarle la vista de encima. Nervioso baja la cabeza e inconscientemente se muerde el labio, porque aún no es capaz de convencerse de que ese hombre, de que ese hombre que lo mira como si se lo devorara con la mirada le pertenezca al fin.

No piensa en lo que le dolió el cuerpo a la mañana siguiente, sino en lo genial que fue despertar con sus firmes brazos rodeándole la cintura y ese aliento golpear la piel de su cuello. Tampoco piensa en esa batalla de cosquillas y besos que le hizo revolcarse en las sábanas, sino en esa lluvia de placeres y esencias de esa ducha compartida, en donde Minho le rodeó el cuerpo y lo hizo nuevamente suyo antes del desayuno.

Habían pasado 2 días desde la primera vez que hicieron el amor, y Taemin solo se siente demasiado increíble como para creer que esa es la realidad. De que no es un sueño, de que todo sí sucedió. De que Minho si se fundió en él y lo marcó como propio, de que sí tiene las marcas de sus besos y caricias por el cuerpo, de que sí lo ama y lo desea como nunca creyó posible.

Y Minho solo lo sigue. Taemin camina y el moreno va tras él, aplastando las hojas secas que han caído de los árboles y que le dan a entender que está cada vez más cerca. El castaño alza su mano y roza sutilmente la corteza de los árboles, rodeándolos tan solo para mirar de reojo a ese hombre que lo asecha y le hace sentir como un venado perdido en medio de una jauría de cazadores.

 

-          Tae, será mejor que volvamos, pronto comenzará a llover… - le dice el mayor, apenas soportando el tenerlo tan cerca y no poder írsele encima porque el jardinero anda dando vueltas por ahí, limpiando los rosales.

 

-          Quiero caminar un poco más - insiste – Es aburrido estar en casa…

 

-          Tae, si llueve te mojarás y no quiero que te enfermes…

 

-          Si llueve y me mojo, entonces tú me secas… - añade mirándolo con exceso de coquetería – y así no me enfermaré…

 

-          Si llueve y te enfermas, entonces te meteré un termómetro en el culo…

 

-          ¿Sigues molesto por eso? Fue hace demasiado tiempo Minho… - ríe recordando aquel momento – además lo hice por tu bien…

 

-          ¡Ah, claro! – ironiza - ¡No me pude sentar en 2 días Taemin!

 

-          … y eso que ni siquiera sabes lo que es que te metan un… - y se calla. Cuando Taemin se da cuenta de que está a punto de decir más de lo permitido, enmudece; no quiere que Minho se arrepienta de nada, porque, a pesar de que aún siente el cuerpo extraño, le gusta y desea en lo más hondo de su ser que aquello se repita.

 

Siente cómo las manos de Minho le toman el rostro, obligándolo a alzar la vista. Taemin tiene las mejillas sonrojadas y trata por todos los medios no mirarlo, pero le cuesta, más si lo tiene tan cerca y su perfume le inunda las fosas nasales.

 

-          Lo siento… - se disculpa con demasiada sinceridad que le asusta – Tienes razón, no lo sé… no se volverá a repetir…

 

Solo cuando Minho le dice aquello, es capaz de mirarlo, pero no de la forma en que el moreno espera. Sino que frunce el ceño y se separa ligeramente de él. Y lo odia, lo odia porque él tan solo quiere que Minho lo tome en todas partes y a cada instante, pero sabe que no será así, menos cuando para el moreno, él siempre será su paciente antes de… ¿su amante? ¿Novio? No lo sabe, y tampoco le importa ponerle un nombre a aquello, pues el solo hecho de amar a Minho le es suficiente.

 

-          Tae… - le llama arrastrando las palabras cuando ve cómo el menor retrocede y voltea para incrementar la velocidad de sus pasos y huir de él. Minho sabe que lo que ha dicho le ha herido – Tae, regresa… pronto comenzará a… llover – dice cuando lo ve ya demasiado lejos y cuando siente que un par de gotas caen en su cabello.

 

Emprende el rumbo hacia por donde el castaño se ha ido, esta vez corriendo, pues a pesar de que ha estado en más de una ocasión caminando por aquello jardines, el terreno de la casa es demasiado y grande y sabe que hay lugares que él no conoce y Taemin sí, por lo que el chico usaría eso a su favor.

La lluvia ya cae incesante en el firmamento. Minho se detiene en el fin de los terrenos y en donde acaba aquel bosque. A lo lejos divisa la casa en donde vive la servidumbre que está inactiva, a esa hora estaban todos en sus labores. No lo duda mucho y corre hasta ella. El cabello cae húmedo por su rostro, su abrigo pesa con el agua que éste absorbe, sus zapatos están sucios por el lodo al igual que el dobladillo de su pantalón.

Cuando se acerca lo suficiente, de la silueta del menor en la terraza de la casa de servicio. Está con el cuerpo apoyado en el muro y respira agitadamente, de seguro ha corrido tanto más que él. Minho acorta esa distancia y puede ver que la lluvia también lo ha alcanzado y que la polera de manga larga que está usando se apega a su delgado cuerpo, distrayéndolo.

 

-          ¡Hey, Taemin! – lo llama cuando lo ve salir corriendo nuevamente en dirección a la casa principal.

 

 

 

Cuando el vehículo se detiene al fin, cree que todo aquello a lo que más teme lo embargue de improviso. Mira por la ventanilla y el cielo sigue igual de gris que las horas pasadas y que aquella lluvia que comenzó apenas salieron de la costa y no los abandonó durante todo el trayecto, sigue igual de imponente.

Jonghyun ve a su amigo bajar la cabeza y soltar un hondo suspiro. Sabe que tiene miedo, sabe que no sabe qué hacer, ni cómo actuar, ni qué decir, ni nada.

 

-          Minho… - le susurra posando una mano en su hombro.

 

El moreno volteó hacia el costado, agradeciéndole a él y a Key por estar en ese instante con él, solo que no lo dice. A pesar de que sus ojos sueltan un par de lágrimas, les sonríe con dificultad y les da a entender lo aterrado que está de todo.

 

-          No tengas miedo Minho… - añade Jonghyun – No tienes nada a qué temerle…

 

 

Un golpe certero que da Taemin en la puerta de la terraza le advierten a la mujer que ha llegado. Aunque sabe que estaba tan solo en una de sus caminatas de media tarde con Minho, la lluvia no impide que se preocupe por él y por los riesgos que implicaban que se enfermase en su estado.

 

-          ¡Joven Lee! – le llama corriendo hacia él cuando lo ve llegar totalmente empapado - ¡Dios, está mojado completamente!

 

-          ¡No me toque! – gritó apartándole de un manotazo esa mano que pretendía ayudarlo. Y entonces siente otro golpe más y sabe que es él.

 

-          ¡Joven Choi!

 

-          Sra. Joo Jin, ayude a Taemin a cambiarse de ropa… por favor… - le pide ganándose la mirada reprobatoria del chico.

 

-          ¡Joven Choi! Usted acaba de salir de un resfriado… ¡Dios, ¿cómo terminaron así?! – exclama la ama de llaves sin saber a quién socorrer primero.

 

-          Estoy bien, tan solo… ayude a Taemin…

 

-          Lo haré…

 

-          Ni se le ocurra tocarme… - le amenaza, asustándola – usted me pone un solo dedo encima y haré que se arrepienta…

 

-          ¡Joven Lee!

 

-          Taemin por favor… no puedes enfermarte y lo sabes…

 

-          Pues adivina que Choi… ya estoy enfermo grandísimo imbécil…

 

 

 

Atraviesa las mamparas de vidrio del edificio y corre hasta el ascensor. Sabe en dónde puede encontrarlo, sabe que estará ahí y el hecho de solo encontrarlo más le asusta. La luz del elevador se enciende e ingresa en él. Su mirada se pierde en los números que van cambiando y que le indican que está cada vez más cerca.

Su corazón late despavorido en las paredes de su pecho y le duele tanto más como el respirar, sus lágrimas caen sin permiso y las seca tan solo porque si deja que caigan no parará de llorar y todo porque está aterrado.

Cuando siente el tintineo que da aviso de que ya ha llegado, se pone aún más nervioso. Camina veloz por el pasillo hasta la sala de espera que se aproxima a él, y desde ahí todo pierde sentido.

 

 

 

 

 

Taemin le grita y se voltea para subir corriendo las escaleras y poder esconderse en su cuarto. Minho sabe que está enojado con él, pero de lo que no está muy seguro es el por qué. Quiere creer  que es solo porque le gusta ser un odioso y sacarlo de quicio. Pero muy en el fondo de su ser, y aunque lo esté negando, sabe qué es lo que le ha molestado, solo que la parte lógica racional de su mente le prohíbe que explore esa opción y que se contenga, aunque no está muy seguro de si podrá hacerlo.

 

-          No importa lo que oiga… - le habla a la mujer sin apartar la vista de la segunda planta de la casa – No importa lo que pase, no suba…

 

-          ¿Joven Choi?

 

-          No suba Sra. Joo Jin, hágame caso…

 

-          Está… bien – responde la mujer, viendo cómo Minho ascendía uno a uno los escalones de la escalera. Se atreve a subir unos cuantos, pero cuando oye un estruendoso portazo a lo lejos, seguido de cosas que se quiebran, se asusta, quedando en medio camino - ¡Dios! – exclama no muy segura de lo que podrá estar sucediendo, pero acatando la orden que el moreno le ha dado.

 

Cerró la puerta tras su cuerpo, cuando alzó la vista y vio cómo una figura decorativa viajaba directo a estrecharse a su cara. El moreno alcanzó a girar el rostro, sintiendo cómo esta chocaba con la puerta y se quebraba en pequeños pedazos. Frente a él estaba Taemin respirando violentamente y lamentándose por no haberle apuntado.

Entonces se cabreó. Fue hasta él y lo vio retroceder. Primero fue esa figurita que por poco lo lastima, luego los cojines de los sofás de la salita, después las almohadas de la cama, el control remoto y los joysticks de la consola de juegos, los que tuvo que esquivar para poder ir y atrapar a ese mocoso que ya comenzaba a odiar.

 

-          Me estas colmando la paciencia Taemin…

 

-          ¡Bien!

 

-          No querrás verme enojado…

 

-          Inténtalo…

 

-          ¡Bien!  - gruñó Minho mientras ambos se internaban en el walking clóset.

 

-          ¡Bien! – repitió el castaño a la defensiva.

 

-          ¡BIEN! – insistió el moreno quitándose la chaqueta mientras la arrojaba al piso y llevaba una de sus manos para quitar el botón de ese pantalón que de pronto comenzaba a estorbarle.

 

-          ¡MUY BIEN! – respondió el menor sonriéndole, mientras se deshacía de su polera, quedando semidesnudo frente a él.

 

 

Sentada en una de las sillas reconoce a la Sra. Lee, quien se abraza a su bolso. Unos metros más allá ve a la Sra. Joo Jin que espera de pie frente a una máquina expendedora de café. Y junto al ventanal reconoce al hombre que le ha dejado marcada la cara y casi ciego de un ojo.

 

-          ¡Joven Choi! – exclama la ama de llaves cuando lo ve de pie en medio de ellos. Lo ve con el cabello alborotado y con rastros de la lluvia que cae fuera del hospital, su cara luce pálida y sabe de inmediato que ha llorado.

 

-          ¡TÚ, MALDITO! – le gritan del otro extremo, viendo cómo Luhan se aproxima violentamente a él - ¡¿CÓMO MIERDA TIENES EL DESCARO DE VENIR?! ¡¿QUÉ HACES AQUÍ?! – le dice mientras toma al moreno por el cuello de su chaqueta, juntando ambos rostros y golpeándose los alientos peligrosamente - ¡¿QUÉ DEMONIOS HACES AQUÍ?!

 

-          ¡Luhan, por favor basta!

 

-          ¡TE VOY A MATAR, AHORA SÍ QUE TE MATO!

 

-          ¡LUHAN! – insiste, mientras acerca el golpeteo de sus zapatos de tacón hacia ellos, posando sus manos en los brazos de su hermano, apartándolo de Minho – No aquí… por favor… ya… ya basta… - suspira derrotada.

 

-          Señora… - la Sra. Joo Jin se acerca hacia la mujer, quien parece dejarse vencer por los sucesos.

 

Luhan finalmente se aparta de Minho y de reojo lo mira inspeccionándolo, mientras le sonríe por el estado en que lo ha dejado luego de la paliza. El moreno ve cómo este se sienta junto a su hermana y le toma la mano, pidiéndole disculpas de modo que solo ella pueda escucharlo.

 

-          Minho… - habla de pronto la mujer, mirándolo – Ven…

 

Caminó hasta donde estaba la madre del castaño, arrodillándose frente a ella.

 

-          ¿Dónde estabas niño…? – le dice en un susurro cuando lo tiene lo suficientemente cerca.

 

Y entonces Minho la observa: su rostro parece que ha envejecido unos diez años, los pliegues de su cara y las arrugas son más notorias que antes, dándole a entender que no está usando maquillaje. Sus ojos están rojos y sus párpados hinchados, indicándole que quizás ha llorado más de lo que debería estar permitido. La palidez de su piel contrasta con las ojeras bajo su mirada, mientras que sus labios están secos y lejos de estar brillantes y relucientes bajo ese lápiz labial que siempre le veía usar.

 

-          Hemos… hemos tratado de contactarte hace días, ¿sabes…? – continua, dejando que por sus mejillas caigan libres unas cuántas lágrimas – Tu amiga, Sully… ella nos ha ayudado, pero no podíamos… no podíamos… no

 

-          Ya estoy aquí… - le interrumpe el moreno cuando nota lo complicado que le está resultando hablar.

 

-          Taemin… - añade – Creo que todo ha sido un plan de él…

 

-          ¿Por qué… por qué lo dice?

 

-          Al otro día que te fuiste, él… - suspira – Al día siguiente de que te fuiste, él decayó y no pudimos, no… ya no hay nada que podamos hacer por él…

 

 

 

 

Minho le come la boca sin mayores cuidados ni precauciones, mientras siente cómo Taemin suspira entre sus labios y sonríe porque cree haber ganado esa batalla. Sus manos parecen expertas cuando las siente arrancarle la polera a través de sus brazos, mientras él le arranca sin delicadezas el pantalón al menor y su ropa interior.

Y lo voltea, haciendo que apoye todo su cuerpo y cara en uno de los muros; el clóset está impregnándose de esa esencia a placeres y el calor que circula ya les quita todo rastro de esa lluvia de los hubo mojado. Minho apega su torso en Taemin, notando cómo el castaño curva su espalda y le insinúa sin vergüenza alguna el trasero desnudo en esa porción de su cuerpo que temblaba y ganaba en tamaño y calor.

 

-          Es… - y se despega levemente, humedeciendo sus dedos en su boca e introduciéndolos luego dentro del menor – Es esto… lo que querías, ¿no?

 

-          No… - miente ahogando un gemido cuando Minho le tira el pelo y lo obliga a que lo mire para poder comerle la boca nuevamente, mordiéndole los labios y dejándole un sabor metálico.

 

-          Maldito niño - le reta, mientras lo deja libre por breves segundos para quitarse torpemente la ropa interior y volver a aprisionarlo con su cuerpo y el muro. Minho mueve su cadera sobre el trasero de Taemin y sonríe cuando lo oye gemir ya sin descaros, mientras se muerde la boca y disfruta de ese roce desquiciado del sexo del mayor entre sus nalgas – Vuelve…

 

-          ¡AH! – gime el castaño cuando se siente invadido.

 

-          Vuele a… - y ahora gime él - … a desobede-cerme… - y aprieta la carne y se introduce aún más en ese punto infinito del cuerpo que tiene frente a él y que lo ha embrujado y ha hecho perder la razón – y juro… que… - y lo penetra nuevamente - … que soy capaz de hacértelo en la oficina… - y ese agarre de sus manos en la cadera de Taemin que se apega a él como si no tuviera suficiente castigo – en la oficina de tu madre, con ella de espectador…

 

-          ¡Genial-aah! – grita cuando siente cómo Minho le muerde el hombro y se vuelca 100% a ese movimiento esquizofrénico y febril de su masculinidad introduciéndose en él una, y otra, y otra vez.

 

 

Jonghyun corre sosteniendo la mano de Key, mientras se adentran en esa parte del Hospital en la que no creyeron estarían, no todavía. Frente a ellos ven un cartel con la palabra “Silencio” y se les hace inevitable no sentir un escalofrío recorrerles el cuerpo. La distancia es nula cuando cruzan el umbral de la sala de espera, en donde ven a Minho.

El moreno los ve y saben de inmediato que el panorama no es tan alentador como creían. Taemin, él… no creo que sea capaz de resistir otro día más, esa frase que Sully le hubo dicho en aquella desesperada llamada telefónica angustia a Jonghyun, pero al mismo tiempo le hacen sentir agradecido de que al menos no llegaron tarde, no demasiado tarde. Siente que Key suelta su mano y va a estrechar a Minho en un abrazo que parece hacerle falta, viéndolo cómo sonríe al sentir al rubio entre sus brazos, sabe que está agradecido y que ese tacto fraterno entre los que fueron otrora enemigos por la atención de Jonghyun, ahora se consuelen mutuamente. Key es demasiado sensible y emocional, y Minho pareciera que necesita sentir de esa sutileza del rubio.

 

-          Jjong… - le oye hablar.

 

El chico avanza hacia él, mientras trata de reconocer a las personas que están también ahí con ellos y que no han dejado de mirarlos desde que llegaron.

 

-          Jjong, ella es la Sra. Lee, madre de Taemin… - le indica el moreno, acercándolo a la mujer que le sonríe afable a pesar de lo mucho que debe estar sufriendo – Sra. Lee, él es Kim Jonghyun y su novio Kim Kibum… ellos, ellos también son amigos de Taemin…

 

-          ¿Amigos…? – repite ella poniéndose de pie y sorprendiendo a Jonghyun con el abrazo que le da – Muchas gracias por estar aquí y por ser amigos de mi Taemin…

 

-          Es nuestro deber señora…

 

-          Él es mi hermano Luhan, y ella la Sra. Joo Jin ama de llaves de mi casa y parte de mi familia… - les dice a la pareja presentándolos, mientras estrechan las manos en un saludos cordial.

 

 

Te podría contar que está quemándose mi último leño en el hogar, que soy muy pobre hoy, que por una sonrisa doy todo lo que soy, porque estoy solo y tengo miedo…

 

 

Su cuerpo desnudo cae sobre la cama y es atrapado por ese otro que en ningún instante se ha cansado de besarlo con desespero y tocarlo en esos puntos de su cuerpo que ni siquiera él sabía tenía. Los gemidos del orgasmo en el walking clóset se desvanecen mezclándose entre la ropa y las otras cosas que ahí había.

Minho lo angustia, lo asusta y al mismo tiempo le provoca esa hambre de piel y caricias que solo él es capaz de apaciguar. El moreno le besa los párpados, las mejillas, la punta de su nariz, la línea de su mandíbula, el cuello, sus clavículas, sus hombros, su torso, la curvatura de su estómago y se pierde en ese punto en donde el placer habla por sí solo y le erecta la carne, haciéndola palpitar por esa boca hambrienta que la devora y lo lleva a un parámetro hasta ese entonces oculto para él. Nunca imaginó que hacer el amor podría significar ese viaje por las vías del placer carnal que le eriza los vellos de su cuerpo y le hace temblar cada vez que siente cómo la lengua de Minho le acaricia esa parte que ya no cree ser capaz de contener.

Justo en la mitad de esa ruta que llevaba recorrida, él y Minho se fusionaron en un solo átomo, en una sola molécula, en una sola célula, en un solo cuerpo y un mismo ser. Taemin olía a Minho por todas partes, mientras que Minho ya había dejado de usar su perfume porque creía que oler a Taemin era mucho más exquisito.

Y gime nuevamente. Cuando Minho se introduce desesperado en su cuerpo, Taemin gime, gime y llora en silencio, oculto en el hombro del mayor, porque a pesar de que todo su interior arde por el calor de esa masculinidad, él tan solo cierra sus ojos y viaja hasta límites que van más allá de lo permitido y que rompe todas las leyes naturales inventadas por el hombre, y tan solo se entrega a él; a él su ahora amado, a él su amante, a él quien le lee los pensamientos y toca esos puntos que lo enloquecen, a él quién le besa con ternura y luego con desenfreno, a él su hombre, su mundo, su vida… y su muerte.

 

 

 

-          ¡SULLY! – exclama Luhan asustándolos a todos.

 

Es el primero quien ve salir a la chica del área de Cuidados Intensivos en donde estaba internado Taemin. Todos se ponen de pie y se acercan a ella, quien queda en medio de ese recorrido.

 

-          ¡Sully, ¿cómo está Taemin?! – le pregunta angustiado.

 

Ella lo mira, pero sus ojos se encuentran con otros que están más allá de él. Sully mira a Minho y en el fondo de su ser le agradece enormemente que haya llegado. Le sonríe con dificultad cuando nota a Jonghyun y Key al lado del moreno, y piensa que de verdad ellos son el mejor apoyo que Minho podría tener en este momento.

 

-          Doctora… ¿cómo está mi hijo? – habla la mujer.

 

Sully desvía su mirada a la madre del castaño y solo es capaz de tomar una de sus manos y estrecharla entre las suyas.

 

-          Hemos… - y respira – Él, él está cómodo… - dice finalmente, tratando de que ese nudo que se ha formado en su garganta se disipe, infructuosamente – Él ya no siente dolor… está tranquilo…

 

Key suelta un hondo suspiro y se deja atrapar por los brazos de Jonghyun que parecen estar siempre listos para recibirlos, mientras que el moreno se apoya en el hombro de su novio, mirando a Minho y extendiendo una de sus manos para incorporarlo a ese refugio de consuelo que tienen entre ellos.

 

-          ¿Lo han medicado? – interviene Luhan, sintiendo cómo su hermana se apoya en su pecho llorando en silencio.

 

-          En este punto ya no sirve de nada Lu… - se sincera – Él despertó hace unas horas, comió, platicó con las enfermeras… se ve bien…

 

-          Si despertó antes, ¡¿Por qué no nos dijiste nada?! – le cuestiona molestándole la falta de tacto de la doctora para con ellos que eran su familia.

 

-          Porque él pidió que no dijera nada si es que… - les dice - … si es que Minho no estaba aquí…

 

De pronto Minho siente los ojos de todos puestos en él, y no sabe cómo reaccionar. Luhan lo mira con recelo y cree que debe desaparecer de ahí si es que no quiere perder el otro ojo. Pero los ignora, y tan solo se sienta ante la vista atónita de Jonghyun y Key, que luego de un lapso parecen entender la intensión de su amigo. Se sientan en silencio a su lado, Jonghyun pone una mano en su muslo y Key se apoya en su hombro, invitándolo a que se apoyara también en él, permitiéndole que esas lágrimas que derramaba se perdieran en lo profundo de su rubio cabello.

 

-          ¡¿Me estás diciendo que Taemin prefiere ver a ese tipo que a nosotros?! – reclama escupiendo las palabras - ¡Maldición Sully, nosotros somos su familia, no él!

 

-          Luhan, cálmate…

 

-          ¡No me digas que me calme por la mierda!

 

-          Déjalo que entre… - le interrumpe de pronto, despegándose de su cuerpo y secando las lágrimas de su rostro.

 

-          ¿Ahn Ra?

 

-          Si Taemin quiere ver a Minho, entonces no podemos impedírselo Lu…

 

-          ¡Noona!

 

-          Minho… - le llama la mujer caminando hacia él, viendo cómo el moreno se incorporaba ante su presencia, limpiando torpemente esa pena contenida que mojaba sus mejillas.

 

-          No, no… - titubea, intuyendo lo que la mujer va a decirle. Trata de apartarse de ella, pero las manos de la mujer en su rostro lo asustan.

 

-          Óyeme Minho…

 

-          No, no Sra. Lee… no puedo…

 

-          Óyeme… - insiste mirándolo con exceso de ternura – Taemin… él, él quiere verte…

 

-          No Sra. Lee… Luhan tiene razón, ese derecho es de ustedes, no mío… - y llora nuevamente porque la situación lo está colapsando y se siente nuevamente sobrepasado – No, puedo, lo siento…

 

-          ¡Óyeme! – insiste nuevamente – Tú eres a quien quiere ver… por favor Minho, hazlo por mí, complace a mi hijo, ¿Sí?

 

-          Señora Lee… - gime arrastrando las palabras, derrumbándose en los brazos maternales de la mujer que llora con él porque sabe que tiene miedo y no sabe qué hacer – Lo siento…

 

-          Mírame Minho… - le habla nuevamente – No llores… ¡No llores, no quiero que llores!

 

-          No lloraré… - gime en un puchero.

 

-          Ahora ve hacia Taemin… anda…

 

Siente las manos de la mujer que palman su espalda y le empujan levemente para que avance. De reojo mira hacia atrás y ve cómo la madre del castaño lo mira en calma, aunque sabe que apenas la pierda de vista romperá en llanto. Ve a Key hacerle una seña a lo lejos y a Jonghyun que le sonríe alentadoramente, traspasándole la calma que necesita en ese momento.

 

 

Llueve, detrás de los cristales, llueve y llueve. Sobre los chopos medio deshojados, sobre los pardos tejados, sobre los campos, llueve.

 

 

Camina por el pasillo tras Sully, contando mentalmente las baldosas del piso, perdiéndose en el reflejo de su rostro en el piso cuando siente que la chica detiene el paso.

 

-          Minho… - le dice mirándolo - Sabes que yo solo dije lo que Taemin me pidió, ¿cierto?

 

-          Lo sé… - admite cuando termina por convencerse de que lo que Sully le dijo a la familia del castaño no es todo cierto - ¿Cómo está él? ¿Está medicado?

 

-          Sí, pero no hace ningún efecto en él… - añade escondiendo sus manos en los bolsillos de su bata blanca.

 

-          ¿Tiene dolor?

 

-          Probablemente, pero no se ha quejado…

 

-          ¿Está despierto?

 

-          Sí… - continua, abriéndole el paso hacia esa puerta que los separa – Suerte… - le susurra antes de desaparecer en el fondo del pasillo.

 

 

Oye como Minho suelta un hondo suspiro, seguido de risas nerviosas que le hacen mirarlo y reír con él. Se abrazan sin importarles el estar desnudos ni sudados, ni menos que sus cuerpos se descompasen con el ir y venir de sus pechos al tratar de capturar el aliento.

Afuera aún llueve, y Taemin solo puede pensar que esa es la mejor manera para terminar una caminata y discusión. Ahora entiende lo delicioso que es lanzar mierda verbal y que luego todo acabe en una reconciliación triple como aquella: en el clóset, en la cama y en el baño.

 

-          ¿Por qué te ríes…? – le pregunta el moreno, mientras los tapa a ambos con el edredón de la cama del menor.

 

-          ¿Por qué te ríes tú…?

 

-          Porque eres un niño demasiado astuto y me molesta ser un maldito débil… - refunfuña apretándolo más a su cuerpo y dejando un corto beso en su frente.

 

-          Sí que tengo las mejores ideas para tener sexo, ¿cierto…?

 

-          Lo admito… - afirma el mayor cerrando sus ojos para dejarse llevar por el cansancio que lo envuelve – Me pregunto quién te habrá pervertido tanto…

 

-          ¡Pues claro que tú maldito depravado sexual violador de inocentes!

 

-          ¡¿Inocentes..?! – se ríe enarcando una ceja.

 

-          Sí, hasta antes de conocerte yo era un niño muy inocente Choi…

 

-          Claro, uno que se deshizo de… ¿20? ¿30 personas en un mes por rehusarse a que lo cuidasen? – lo desafía encontrando su mirada y riéndose de lo confrontacional que se pone Taemin luego de hacer el amor- ¡Dios no quiero saber qué planes tienes conmigo!

 

-          No te los diré… - dije quedito, aferrándose nuevamente a ese cuerpo desnudo que le es demasiado cómodo – Es un secreto…

 

-          ¡¿Ah sí que tienes planes conmigo?!

 

-          Ujum… - afirma cerrando sus ojos para obligarse a dormir.

 

El silencio de la habitación los rodea y a pesar de que es de día aún y demasiado temprano para dormir una siesta, Minho cae en las redes de sus propios sueños. Cuando Taemin siente que la respiración del moreno se acompasa, se despega sutilmente de su cuerpo, colocándose boca abajo para poder mirarlo mientras se apoya en sus codos.

 

-          ¿Minho…? – le habla tímido.

 

-          ¿Mmm? – gime ronco, dándole a entender que no es él quien le habla, sino su subconsciente que yace despierto a pesar de que Minho está completamente dormido.

 

-          ¿Te quedarás conmigo cuando todo acabe? ¿Vendrás a mí antes de que todo acabe…?

 

-          Sí… - responde apenas hilando las letras, antes de quejarse en sueños y voltearse hacia él, pasando un brazo tras su espalda y acurrucándose a su lado.

 

 

 

La luz en el interior del cuarto es suave y tenue. Minho cierra con cuidado la puerta y se asoma por ese corto pasillo hasta que sus ojos se encuentran con él. Tan solo una luz en la mesa de noche contigua alumbra la habitación y hace brillar la palidez de la perfecta piel de su rostro.

El moreno se queda de pie frente a la cama en la que descansa su cuerpo en suaves y cortas respiraciones que se mezclan con quejidos contenidos. Ahí entiende que está sufriendo y sintiendo ese dolor que las medicinas que ingresa por las agujas de su antebrazo no pueden calmar.

¿Es posible que a pesar de no haberlo visto en días, vuelva a enamorarse de él? ¿Cómo es que la vida sigue siendo tan cruel de tenerlo tan hermoso y perfecto ante sus ojos a pesar de que abraza lentamente la sombra de la muerte? Son cosas que Minho no logra entender y tampoco pretende hacerlo. En ese instante tan solo es él y Taemin, su Taemin; el chico de 20 años que le ha robado el corazón, el mismo que lo puteaba, vomitaba y escupía encima a propósito, el mismo que logró meterse hasta las fibras más ocultas de su ser para anclarse ahí y buscar en su corazón un refugio.

Arrastra una silla que hay junto a la ventana y la pone cerca de él para sentarse en ella. Cuando se acomoda, se dedica en silencio a mirarlo por no sabe cuánto tiempo. Mira el perfil de su rostro: esa línea delgada que recorre su frente, su nariz perfilada, sus labios generosos y su mentón, y se pierde en esa cortina de cabello que abraza la almohada y de la que siente celos porque sabe lo delicioso que es el aroma de su pelo.

 

 

 

-          ¿Min-Minho…? – susurra entre sueños, apretando sus ojos que abre lentamente ante la mirada atenta del moreno - ¿Minho…?

 

-          Sí bebé, estoy aquí… - le dice tomando su mano y sonriendo porque cree que no hay mejor sonido que el de su voz mencionándolo – Aquí estoy…

 

-          Minho… - sonríe, apretando sus manos para impedir que se le fuera, para creer que está con él, para convencerse que realmente está ahí - ¿Por qué… por qué demoraste tanto? ¿No sabes, no sabes lo difícil que fue esperarte… imbécil?

 

-          Lo siento amor… - añade conteniéndose y más cuando sus miradas coinciden en medio de la penumbra – Perdona la tardanza, pero estaba de vacaciones…

 

-          Maldito… - ríe nuevamente, soltando un suspiro de alivio, que se apaciguó en una mueca de dolor que no pudo contener – Te extrañé, ¿lo sabías…?

 

-          Lo sé… sé que soy demasiado irresistible…

 

-          Cá-cállate… - añade mordiéndose el labio.

 

-          ¿Cómo te sientes Tae…? – le preguntó cuándo pudo notar cómo se contenía - ¿Te duele mucho…?

 

-          Ya no… ya no duele… - le miente porque sabe que el solo hecho de que Minho esté ahí con él, todos sus malestares pasan, todos sus dolores se vuelven llevaderos y tan solo son él y el hombre al que ama y que ahora le acompaña – Ahora que estás tú, ya no duele…

 

Lo vio cerrar los ojos conteniéndose. Aquel momento era demasiado para ambos, apenas si podían soportar el estar uno junto al otro debido a las circunstancias.

Minho se sentó al borde de la cama, acariciándole el cabello y viéndole cerrar los ojos casi al punto del dolor por sentir cómo sus dedos le rozaban la piel del rostro, dándole una calma y paz que creyó perdidas hasta ese punto. Ahora nada importaba, estaba como quería sentirse en aquel instante; junto a quien odió por ser tan solo un niño caprichoso, junto a quien lo aceptó con toda la carga a cuestas que llevaba, junto a quien lo soportó en los momentos más difíciles y quien le tendió una mano las veces que decaía.

Taemin supo que haberlo conocido había sido lo mejor que le había pasado; con él no habían problemas, ni su enfermedad, ni su carácter de mierda ni nada de eso. Con él, todo era simple, ordinario, tranquilo y común. Si alguna vez llegó a pensar en que lo hubiera dado todo por haberlo conocido antes, se arrepintió rotundamente, porque esos días fueron los mejores que pudo haber vivido a lo largo de toda su vida, y eso, eso era lo único que importaba.

 

-          ¿En qué piensas…? – le preguntó aventurándose a colarse a su lado para quedar acostado junto a él, sin dejar en ningún momento de darle esas tiernas y delicadas caricias.

 

-          ¿Recuerdas tu cumpleaños? ¿Cuándo fuimos a la playa…? ¿Lo recuerdas?

 

-          Claro que lo recuerdo, fue el mejor cumpleaños que pasé… - añadió sonriéndole, recibiendo una tímida sonrisa a cambio - ¿Por qué piensas en eso…?

 

-          Tú… digo, tu deseo… - respiró - ¿Tu deseo… recuerdas que deseaste al apagar la vela?

 

-          Si lo recuerdo…

 

-          ¿Se hizo realidad? – continuo mirándolo preocupado, sintiéndose casi culpable por la respuesta que creía le daría - ¿Tu deseo, se hizo realidad?

 

-          Ujum… - musitó haciendo un gesto con la cabeza, sonrojándose levemente – Sí se hizo realidad…

 

-          Que alivio… - suspiró al fin botando el aire contenido en su cuerpo, dejándose estar nuevamente entre las caricias del moreno – Pensé, pensé que era tarde para aquello…

 

-          No lo fue amor… - le habló deteniendo el roce de su mano – Mi deseo se cumplió a los días después…

 

-          ¿Hablas… hablas en serio?

 

-          Sí… - afirmó.

 

-          Y… ¿y qué deseaste? – le preguntó algo tímido, recordando lo que una vez Minho le había dicho respecto a los deseos incumplidos que se revelaban antes de que se realizasen.

 

Entonces Minho lo vio tan expectante frente a él, sabiendo que había esperado tanto tiempo por preguntarle aquello sin saber si debía hacerlo o no. Le sonrió dulcemente, aventurándose a rozar sus labios con demasiado cuidado con los de él, dándole un corto pero significativo beso.

 

-          A ti… - dijo firme y mirándolo con un convencimiento que lo hizo sentir pequeño frente a sus ojos intensos – Tenerte a ti, ese fue mi deseo…

 

-          Minho…

 

-          No llores bebé, no llores… - añadió apretándolo más hacia su cuerpo, sintiendo cómo el menor se estremecía entre sus brazos – No llores por favor…

 

-          Tengo miedo…

 

-          No temas… ya estoy contigo, no tienes nada que temer…

 

 

 

No sabe cuántas horas han pasado ya. Jonghyun se remueve en su sitio, sintiendo lo que su espalda duele al estar tanto tiempo sentado, mientras nota que Key parece dormir plácidamente en sus piernas, conciliando ese sueño luego de horas de no poder controlar su llanto.

Lo ve cómo suspira y mueve su labio en su dormir, y casi instintivamente le acaricia el cabello, enredando sus dedos en él. Y se siente afortunado, un maldito afortunado por tenerlo a su lado y saber que lo tendrá por mucho tiempo más de lo que Minho podrá tener a Taemin.

Mira a su alrededor y ve a Luhan recostado en las sillas, usando varias de ellas. La Sra. Joo Jin permanece despierta como una fiel vigía mientras la madre de Taemin dormita en su hombro, dando leves espasmos que le dan a entender que en el fondo no está descansando.

Y entonces nota que algo vibra en el bolsillo de su chaqueta, obligándose a sacar su celular y sorprenderse de ver quién le estaba llamando.

 

-          ¿Min…?

 

-          No digas que soy yo… - le interrumpe, al fondo se siente solo silencio – Necesito que me hagas un favor…

 

-          ¿Qué pasa, qué necesitas? – le pregunta mientras despierta sutilmente al rubio - ¿Él… está bien?

 

-          Sí, está bien… - afirma tranquilizándolo – Jjong…

 

-          Dime…

 

-          Me llevaré a Taemin…

 

-          ¿Qué…? – y mira a Key quien por su sola expresión facial sabe que algo sucede, musitándole un ¿Qué pasa? Que no tiene respuesta - ¿Cómo que te lo llevarás…?

 

-          Me lo llevaré, necesito que me ayudes a sacarlo… - insiste.

 

-          Minho… - murmura poniéndose de pie, mientras camina lo más lejos posible para que nadie pueda oírle - ¿Estás loco? Si lo sacas algo podría pasarle, Taemin… él…

 

-          Por favor… - suspira – Por favor Jjong… ayúdame…

 

¡Y mierda, ¿qué haría ahora?! Nunca pensó en que se vería implicado en aquello, ni siquiera se le ocurrió que Minho, el mismo que sabe los riesgos que conlleva aquello, esté pidiéndole ayuda para llevar a cabo ese tipo de locura. Jonghyun mira a Key que se para junto a él y espera ansioso a que le diga qué es lo que sucede. Y lo comprende.

Cuando Jonghyun ve a Key con esa mirada constante sobre él, sabe por qué Minho actúa de esa manera, pues si fuese él quién está en la situación en la que su amigo se encuentra, entonces también se raptaría a quien ama para llevárselo lejos a donde solo ellos puedan existir.

 

-          Dime qué debo hacer…

 

La ruta se le hace nueva a pesar de que no es primera vez que circula en ella, menos si horas atrás la hubo recorrido para ir en búsqueda de quien lo esperaba con tanto esmero. Mira hacia el horizonte y nota que aún está a tiempo, que aún puede llegar.

 

 

-          Minho…

 

-          Dime amor…

 

-          Yo… - suspira – Me gustaría volver a la playa, tú, ¿me llevarías otra vez…?

 

 

Sonríe recordando esa petición a la que no se pudo negar, ni menos cuando Taemin le miraba de esa manera que lo atontaba y le hacía convertirse en un mero sirviente de su voluntad. Y no se preocupa de haber tenido que encerrar a Sully en el baño del cuarto cuando ésta notó que envolvía al castaño en el edredón de la cama, y tampoco en los gritos desesperados de Luhan cuando lo ve salir con su sobrino en los brazos. No le importó sentir cómo éste le tiraba el cabello y casi le hace caer con Taemin, solo se preocupa del castaño que se aferra más a él, dándole el coraje que necesita. No le importa que todos se vayan encima de él mientras trata de salir lo más rápido posible, pues solo es capaz de mirar al chico que sostiene y que le ruega porque se vaya luego. No se da cuenta de que Luhan ha golpeado a Jonghyun cuando éste se interpone en su camino, ni menos que la Sra. Joo Jin llora en los brazos de Key que la detienen.

A su mente solo llega la imagen del rostro de la madre de Taemin, quien apenas lo ve se mantiene al margen de todo. Es la única que no grita, ni llora, ni hace escándalos ni le impide el paso. Es solo ella quien da un paso atrás y entiende lo que está pasando. Es ella quien le acompaña hasta los estacionamientos y le ayuda a acomodar a Taemin en el asiento del copiloto, y quien le besa la frente porque sabe que quizás no lo volverá a ver.

 

-          Gracias… - le dice al cerrar la puerta y enfrentarlo; ella no tiene miedo, tampoco llora, solo lo mira y le sonríe – Gracias por todo lo que has hecho… - y luego lo abraza.

 

Cuando Minho abandona el edificio, ve cómo la imagen de la mujer se desvanece hasta desaparecer, y entonces tan solo es él y Taemin.

 

 

 

Siente la brisa rozarle la piel de la cara y sabe que han llegado. Su cuerpo parece flotar en los brazos de Minho que lo sostiene y le traspasa ese calor que le hace falta al suyo. No siente dolor, no cuando está donde quiere y con la persona que quiere. No siente tristeza porque el volver a ese lugar en donde descubrió esos sentimientos que ahora lo embriagan, solo puede sentirse enormemente feliz, como quiso desde que se separaron. No siente miedo, ¿y cómo tenerlo si lo tiene a él a su lado?

Las pisadas secas del asfalto desaparecen y siente cómo Minho se hunde en la arena. Por un pliegue del edredón que lo cubre, ve que todavía está oscuro, que aún es de noche y eso es todo lo que importa.

 

-          Llegamos… - le dice mientras lo ayuda a ponerse de pie y luego acomodarlo sobre sus piernas, quedando Minho sentado y Taemin acunado en sus brazos - ¿Estás bien…?

 

-          Perfecto… - agradece besándole la mejilla e inspirando porque ya nada importa, solo ese momento, solo él y el hombre al que está amando – Gracias Minho…

 

-          ¿Por qué me agradeces…? – añade buscando su rostro – Sabes que haría cualquier cosa por ti…

 

-          Gracias por existir… - le interrumpe – Gracias por haber venido a mí, por haberme soportado y por haberte quedado a pesar de todo… Gracias…

 

-          No tienes nada que agradecerme… después de todo me estaban pagando – ironiza haciéndolo reír.

 

Pero luego se asusta cuando siente cómo el cuerpo de Taemin se estremece en sus brazos y convulsiona. Minho a penas lo puede sostener, mientras el menor toce y ya no es capaz de reprimir el dolor que estuvo conteniendo por días.

 

-          Min-ho… - susurra cerrando los ojos; duele, duele demasiado. Le aprieta el brazo mientras no puede parar de toser y expulsar de su boca gotas de sangre que alcanzan la ropa y parte del rostro del moreno - ¡Minho…!

 

Dios… ¿Sigues ahí? ¿Me puedes ver? ¿Me puedes oír? Si me oyes entonces sé que estás más cerca de lo que espero. Sí, sé que estás ahí, puedo sentirte. Mírame, míranos ¿Puedes ver a este hombre que me sostiene? ¿Puedes verlo…? Este es el hombre que pusiste en mi vida, el mismo que ha capturado mi corazón y es dueño hasta de mi cuerpo. Este es el hombre que corre hacia mí y me acoge en sus brazos… el mismo hombre al que amo…

 

-          Minho… - murmura en un hilo de voz, mientras siente cómo el moreno lo apega más a su cuerpo, dejando que caigan sobre su rostro esas lágrimas que se mezclan con las suyas.

 

-          Tae… - le dice, meciéndolo inconscientemente porque sabe que el tiempo es un aliado cruel, porque sabe que se lo está arrebatando y porque siente que aún no está preparado para dejarlo ir.

 

-          Minho mira… - añade girando su rostro y capturando su atención – El sol… está saliendo el sol…

 

 

 

Día 28

 

 

 

Minho pierde la mirada en el horizonte, justo en el momento exacto en que un solitario rayo de sol aparece entre el límite del cielo y el mar, iluminando el agua a su paso y las nubes mientras éstas se alejan. A medio mirar, cree que ese día estará demasiado despejado, y que no será el otoño el que visite aquella playa, sino que reinará el sol en lo alto del firmamento, y que la lluvia del día anterior solo será un mero recuerdo pasajero.

Y se deja cautivar por los colores que se dibujan en el fondo, mientras tímidas gaviotas empiezan a revolotear, cruzando la extensión de ese mar que está demasiado calmo. Es un haz radiante el que pega de lleno en su cara, cegándolo levemente y haciéndole bajar el rostro hasta perderse en el perfil de Taemin que está igual de maravillado que él con esa escena.

Y sonríe cuando él lo hace, y se enternece porque ya no importa lo que suceda ni en ese instante, ni los días que faltan, pues ahora lo importante es que está con él, que es capaz de tenerlo junto a su cuerpo y que están en el mismo sitio en donde sus sentimientos le jugaron una mala pasada y le hicieron sentir que no estaba solo confundido, sino que se había enamorado de él, de su Taemin.

Siente cómo el frescor de las hojas de los árboles inunda sus fosas nasales, mareándolo y haciéndole sonreír porque no hay un lugar más perfecto que ese para empezar el día. El sol sigue creciendo, y el frío de la mañana no se hace esperar, por lo que aferra más a su cuerpo a Taemin, quien gira para poder verlo.

 

-          ¿Tienes frío…?

 

-          No… - miente sin dejar de sonreírle. El castaño cierra sus ojos soltando un leve gemido que apacigua en otra sonrisa – Minho…

 

-          Tae… - le interrumpe. En ningún momento ha dejado de sentirlo, ni cuando lo descubrió, ni cuando se alejaron, ni cuando fue hasta su encuentro. En ningún momento desde que ese sentimiento nació, creció y se aferró a él, dejó de sentirlo. Quizás no fue el primero en decirlo como esperaba, quizás debió haberlo dicho mucho antes, quizás… quizás debió hacer muchas otras cosas antes – Tae yo…

 

Minho se calla cuando siente la mano del menor acariciarle sutilmente la mejilla, quemándole con su tacto y haciéndole suspirar porque no hay caricia más perfecta, ni momento más ideal que ese en donde Taemin lo toca y lo mira, y le sonríe cómo lo hace en ese instante.

 

-          Taemin, Te amo… - añade confesándose al fin – Te amé cuando vinimos aquí por primera vez, te amé cuando me odiabas y cuando me tuve que ir te amé aún más… Te amo Taemin, te amo con todo mi corazón y siempre te voy a amar…

 

Dios, ¿Sigues ahí? ¿Has oído aquello? Me ama, el hombre al que yo amo, también me ama ¡No creo que haya mejor felicidad que esta! Me ama y me ha amado desde mucho antes de lo que yo lo amo a él. Me ama, ¿Comprendes…? Minho me ama a mí, él me ama…

 

-          Te amo… - repite.

 

Esa caricia de Taemin no cesa, ni menos cuando siente cómo un par de lágrimas caen de sus ojos y se mezclan con esa sonrisa que no ha dejado de dibujar en su rostro, menos cuando nota cómo Minho lo acerca aún más a él, y lentamente comienza a acortar esa distancia que lo separa de sus labios.

 

El corazón le da un vuelco en su interior cuando siente la boca de Minho juntarse con la suya y su mente comienza a llenarse de hermosos recuerdos: se ve pequeño corriendo hacia los brazos de su padre, se ve riendo mientras arranca de su madre por los pasillos de la casa, se ve jugando en las aguas de la pileta de la terraza, se ve siendo perseguido por la Sra. Joo Jin quien trata de hacer que se ponga un sweater. Luego se ve más grande rompiendo el papel de ese regalo de Navidad que cree intuir que es, luego ve a Luhan llevándole una torta con velas encendidas por uno de sus cumpleaños. Más tarde otro flash, y se ve ya adolescente, mirándose al espejo y notando cómo su cuerpo empieza a cambiar y su pelo a caer. Y ve a su madre llorando y a Luhan irse de la casa, sabe qué momento es, ya tiene 18 años y ha tomado una decisión.

Y luego todo cambia, su mente se estremece y entonces los recuerdos parecen ser más reciente: ve el auto de ese extraño en frente de su casa, y cómo sus manos suben automáticamente a su rostro al sentir sus mejillas sonrojarse. Y lo ve tan paciente junto a su madre, quien le da un par de indicaciones, y luego se ve corriendo hacia su dormitorio para que no note que ha estado escondido mirándolo a lo lejos. Y después lo tiene frente a frente, y lo enfrenta por primera vez. Y de inmediato es la misma escena repetirse una y otra vez; él gritándole y Minho respondiéndole, sujetándolo a la fuerza y dándose por vencido.

Otro flash instantáneo que lo transporta hasta esa noche en que lo ve irse en medio de la lluvia, mientras él lo persigue para poder impedirlo. Pero entonces lo ve nuevamente a su lado, junto a su cama, como si nada hubiese pasado. Y se ve siendo auxiliado por él en esas tantas veces que el vómito y los malestares lo superaron.

Minho gime cuando profundiza ese beso que cree infinito.

Taemin siente la lengua del moreno acariciar sutilmente sus labios, mientras que otra ola de recuerdos que parecen ahora ser del moreno lo traspasan y transcurren frente a sus ojos como si estuviera viviéndolos otra vez: se ve a Minho besándolo por primera vez en el auto, luego se ve junto a Jonghyun y Key entre risas y anécdotas compartidas. Y entonces se ve en aquella playa, caminando de la mano de Minho, recibiendo el regalo de esa artesana que en ningún instante ha quitado del bolsillo de su pantalón, y después se ve bailando junto al moreno.

Un espasmo del pasado, y se haya ahora en la casa de la abuela de Minho, y los ve reír mientras él corre con la canastas de frambuesas que cree estar saboreando en ese preciso momento. Pero luego todo se oscurece, y en el fondo de su ser, un solo recuerdo permanece constate: él abrazando a Minho en medio de la noche, él dejándose acariciar por él, dejándose besar y dejándose amar en todas las formas posibles.

Y entonces solo eso queda; la marca en su corazón de que hizo nacer y crecer el amor junto a ese hombre que despega su boca de la suya y que lo mira tan enamoradamente como él sabe que lo mira.

 

Dios… ¿Puedes oírme?

 

 

-          Taemin… - murmura sin apartar los ojos de él – Te amo…

 

-          Y yo te amo a ti Minho… Te Amo con todo mi corazón y te voy a amar siempre, siempre…

 

Los sentidos de Minho se aturden cuando le oye decir aquello, y solo puede cerrar los ojos y sonreír en su interior porque aún no es capaz de convencerse de lo hermoso que se oye cuando Taemin le dice aquello. Y pierde la mirada no sabe por cuánto tiempo en el sol que ahora ya está instalado frente a sus ojos y que ilumina toda la extensión del océano que los envuelve. La brisa es tibia y el frío de la amanecida ha desaparecido por completo.

De pronto siente cómo Taemin apoya la cabeza en su hombro y deja que el viento se lleve una leve risa de sus labios.

 

Tiempo, ¿qué es eso a lo que le has llamado tiempo y que arranca de mi tan rápido y me hace imposible siquiera poder alcanzarlo? Mis dedos lo rozan, y él se me escabulle porque quiero que se detenga y me permita estar en este momento hasta el infinito.

Tiempo, es esa cosa amarga y cruel, que desató las cuerdas de mi vida y me arrojó a esa locura sin sentido que significó amarte a pesar de que todo jugaba en contra.

Tiempo, ese aliado cruel que te puso en mi camino en el momento en que me hallaba perdido, y que hizo de ti, mi amado, la mejor medicina que pude recibir.

Tiempo, es esa porción de la vida que me permite ahora estar a tu lado mientras te aferro a mi cuerpo, mientras siento como tú calor me envuelve, como el perfume de tu cabello que se mece con el viento me aturde, como aún tu beso palpita en mi boca y cómo mi piel sigue ardiendo bajo el roce de tu caricia…

 

Minho baja la mirada hasta su pecho, en donde Taemin descansa. Sus miradas coinciden al igual que sus sonrisas. La piel del castaño luce igual de brillante, su cabello aún arroja esa esencia tan propia de él, sus mejillas siguen siendo rosas al igual que sus labios que se abren sutilmente y dejan escapar en ese momento, en esa mirada enamorada, en ese abrazo cálido y en ese punto de su reencuentro: ese respirar… ese, su último aliento.

 

 

 

De pronto el tiempo que pasa frente a nuestros ojos nos confunde, y nos hace creer que somos capaces de controlarlo y manejarlo en la medida que nos conviene. De pronto el tiempo que nos saluda y acompaña, no es más que solo un recordatorio de que la vida no nos pertenece y que tarde o temprano debemos dejarla ir.

Porque para el tiempo mismo no fueron necesarios los 30 días, sino que un poco menos para que Minho encontrara a Taemin. Porque solo fueron necesarios esos 28 días para que ambos se conocieran, se odiaran, se repudiaran y se amaran como lo hicieron.

Porque para al tiempo solo le bastó que todo se iniciara como estaba previsto; con esa primera brisa otoñal que junto con las hojas que comenzaban a caer, hiciera renacer casi contradictoriamente ese sentimiento puro y honesto que en este, el último día en que Taemin vio la luz del sol, Minho fuera capaz de confesarle lo mucho que lo amó, lo mucho que lo ama y todo lo que lo va a amar incluso si su vida se extingue, incluso si el mismo tiempo se acaba…

 

 

Tiempo, esa cosa incomprendida… que me trajo hasta ti.

 

 

~*FIN*~

 

Notas finales:

Y ? Les gustó ? Espero de todo corazón que sí, fue hecho con mucho cariño. Antes de irme, me queda disculparme con las personas que esperaban otro final, así como un "milagro". A esas personas, solo tengo por decirles que aunque cada historia sea ficticia, yo siempre trataré de mantenerla al margen de lo más real posible. Este era el fin al que apuntaba la historia, y mi deber era adornarlo de la manera más bonita y romántica que pude, por lo que espero entiendan mi punto y no me juzgen si? 

Querida gente, nos vemos en el(los) epílogo(s) - todo depende de qué tan largo salgan - espero tenerlo listo antes de final de año, de lo contrario, nos veremos en la próxima actualización en el 2014. 

Un beso, y hasta entonces :)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).