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~ Balada de Otoño ~ por Mirnest2

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Notas del capitulo:

AL FIIIIIIIIIN ! >.< - capítulo desgraciado que me hiciste trabajaaaaar u.u -

Holi ^^

Y cuando son las 03:52 am y yo con tremendo trabajo que hacer para entregar mañana, estoy actualizando el fic jajajajajaja xD

Es que ya me tenía desesperada este capítulo, no veía la hora de poder terminarlo y al fin descansar de él por que mierda que me hizo jodeeeeeer >.< me costó pero uff! un montón es escribirlo y ya no quería seguir viendo la ventana de word con 1 hoja escrita (la extensión de este capítulo es de 19 hojas en word... yo y mis capítulos largos como de costumbre) y el mouse tinineando para escribir más y yo con un vacío creativo de mil proporciones TT______TT Me disculparán si hay errores, pero comprenderán que ya no me quedan baterías para editarlo :/

Así que espero ls guste, lo disfruten y dejen sus reviews :D

Nos vemos abajo...

 

P.D: Recuerden que hasta el momento todos los capítulos han sido continuaciones del anterior, por lo que si tienen dudas relean el anterior :)

-CAPÍTULO V-

 

 

Salió del cuarto, queriendo dejar aquella imagen humillada de sí mismo y su “problema” con su pantalón. Fue hasta su dormitorio, en donde dejó su ropa tirada por el camino hasta el baño, en donde decidió bañar su vergüenza para dejarla ir por el desagüe de la ducha.

 

Dejó que el chorro de agua cayera por su nuca, descendiendo por ese camino por entre sus omóplatos, rodando por su cintura hasta ese montículo de músculos que conformaban su firme trasero. Bajando por sus definidas piernas que se balanceaban en sostener el peso de su cuerpo, mientras se apoyaba con las manos en el muro de cerámicas que comenzaban a dar atisbos de la condensación por el aire frío que venía desde el dormitorio por la puerta abierta y que se mezclaba con el vapor de aromas a jabón y shampoo que relucían de su cuerpo.

 

Cerró sus ojos dejándose abrazar por ese cúmulo de deliciosas y relajantes sensaciones cuando un par de ojos marrones golpearon su cabeza, estremeciéndolo. Rebuscó con su mente esa imagen, encontrándose con un par de labios que le sonreían dulcemente, provocando que esbozara una tímida sonrisa mientras lo pensaba. Se encontró entonces con su cuello, con ese hueco de piel que se formaba entre su clavícula, con su torso desnudo y las ganas que tenía que acercar sus manos a él y tan solo rozarlo porque no podía imaginar lo suave que podría ser tan solo sentir su piel. Vio su cuerpo danzar frente a sus ojos, moviéndose acompasadamente, luciendo una acallada sensualidad bajo esa apariencia que le parecía peligrosamente infantil.

 

-          ¡Ah…! – gimió cuando sintió su cuerpo reaccionar ante esa imagen mental que no supo a quién correspondía, pero ¡mierda como lo calentaba el tan solo dejarse embaucar por él!

 

Se obligó a pensarlo nuevamente, viéndolo cerca de su cuerpo, casi rozándolo, insinuándole su cuello y algo más de su cuerpo, tentándolo. Rebuscó en esa imagen, el rostro de aquel chico que le cautivaba y que le hizo salir de esa orbita terrenal en la que estaba, transportándolo a otra galaxia de sensaciones corporales que le hacían sentir el agua más caliente de la que ya estaba, con el cuerpo que la evaporaba de tan solo rozarlo. Y es que lo sentía tan cerca de él, descolocándolo, casi al borde del temor por lo placentero que se sentía el reaccionar de su cuerpo. Y cuando creyó que no podía ser mejor, la imagen mental que había invadido su mente se distorsionó, ampliándose en esa dulce sonrisa, coincidiendo entonces con el rostro de Taemin.

 

-          ¡MIERDA! – exclamó cuando notó que quien le había infringido ese hechizo de placer corporal no era nadie más que el mismo castaño con el que se gritaba desde hace un par de días - ¡MALDICIÓN! – volvió a gritar cuando su cuerpo comenzó a reaccionar al chorro de agua excesivamente caliente que le quemaba. El moreno se apresuró a cerrar el grifo, apartándose del agua - ¡Quema, quema, quema…! – se quejó, manteniéndose al fin a salvo.

 

Tomó la toalla de la posadera, envolviendo su cuerpo, sin preocuparse de secar las gotas que aún resbalaban por él, dejando un camino de pisadas de agua desde el baño hasta su cuarto. Estando ahí se dejó caer pesadamente en la cama, cubriendo su cara con el torso de su mano, de a poco meditando el haber tenido ese tipo de ideas con el castaño, culpándose por ser tan imbécil.

 

-          ¡Eres un idiota Minho, eres un idiota! – se dijo, sentándose en el borde, borrando esas confusas ideas que no quería volver a revivir. Se incorporó para ir en busca de ropa, deteniéndose frente a una de las ventanas de su dormitorio, distrayéndose por un instante con la imagen que tenía frente suyo.

 

 

 

No pudo evitar contener su risa al ver a Minho tan desarmado y con ese asunto apretándole la cremallera del pantalón. A lo lejos sintió el golpe de su puerta y comprendió que se había ido. Dejó caer su cabeza pesadamente en la toalla doblada al borde de la tina, pensando en lo que había pasado recién. A pesar de que sentía su cuerpo molido por el efecto de los medicamentos, sabía que le era aún posible haberse desnudado para tomar ese baño que necesitaba, el tema es que no se creyó capaz en pedírselo a él, ni menos que el moreno aceptara, sin siquiera sospechar que Taemin pretendía tan solo asustarlo y que el mayor se negara avergonzado. Lo que no esperó fue verse frente a él, apoyado sobre su pecho, fingiendo estar adormilado, mientras las manos del enfermero lo iban despojando de su pijama, tan cuidadosamente, evitando el mínimo roce con su cuerpo.

 

Pero cuando Taemin quedó semidesnudo frente a él, solo pudo cerrar sus ojos y desviar su mirada, aún sumido en ese plan de que Minho no notara que estaba perfectamente consciente, notando como el moreno se sonrojaba al ver su cuerpo, ni menos que sus mejillas tomaban un adorable tono rojo carmesí a medida que lo despojaban de sus últimas prendas, dejándolo completamente desnudo. Cuando se sintió abrazar por esos musculosos brazos que lo alzaban del suelo, solo reaccionó a apoyar una mano en su pecho, aferrándose a él, ocultando su sonrojado rostro en ese cuello ajeno, sin evitar rozar sus labios en él.

 

-          ¿Qué has hecho Taemin… qué hiciste? – se dijo hundiéndose en la espuma que poco a poco comenzaba a desvanecerse, queriendo olvidar los sucesos recientes.

 

Acabó su baño luego de un par de minutos, saliendo cuidadosamente de la tina. Se arropó con una toalla y fue hasta el walking clóset en busca de ropa. Ya tenía el pijama en manos, cuando recordó la orden de Minho de no usar más pijamas en casa, salvo para la hora de dormir.

 

Maldito Choi… pensó contorneando los ojos, dejando el pijama de lado y buscando qué ponerse. Tomó un jean y un polerón demasiado grande para su cuerpo y se vistió.

 

 

 

A lo lejos le vio caminar tranquilamente con los pies perdiéndose en la grama fresca de aquella mañana. El sol iluminaba su cabello en miles de hermosos reflejos, al igual que en su cara, aclarándola más de lo normal, haciendo resplandecer su blanca piel.

 

El chico caminaba sin rumbo fijo, deteniéndose de vez en cuando a oler el aroma de los rosales que daban atisbos de las últimas rosas de la primavera recién pasada. Se detuvo frente a la impotente pileta que estaba en medio de la extensión visible del patio trasero de la casa antes que se perdiera en lejanas lomas y bosques desconocidos, cerca de la terraza, sentándose en el borde de ésta. Con su mano jugó con el agua, haciendo movimientos circulares. Llevó sus manos hasta sus pies, en donde se quitó las zapatillas y calcetines, y arremangando su pantalón hasta la mitad de sus pantorrillas, metió ambos pies en el agua cristalina.

 

Al verlo así, tan tranquilo y sumido en lo que parecía ser una ola demasiado grande de sus propios pensamientos, sintió que quizás él era mucho más de lo que parecía ser. A su vista, aquella imagen que tenía del chico, solo podía interpretarlo como alguien que quiere más cosas de las que tiene, con deseos de alcanzar eso que huía de él, con ansias de ir más allá de lo que el tiempo tenía predispuesto para él. Y sintió pena, una honda pena calarle hondo en el pecho con un dejo de rabia incomodándolo, solo ahí empezó a sentir que la vida era una mierda injusta que apuntaba sus flechas venenosas al primer ser indefenso, clavándose violentamente, arrebatando todo de él, hiriéndolo, consumiéndolo, devorándolo… matándolo lentamente.

 

Se acercó en pasos silenciosos mientras lo contemplaba mover sus piernas infantilmente, aún dentro del agua. Parecía que no le molestaba el rocío de la caía de agua que mojaba sobre su rostro, al contrario, parecía disfrutar de aquello; con sus ojos cerrados y una suave sonrisa dibujada en sus labios, su cabeza algo ladeada mientras tarareaba una canción.

 

Por un instante se quedó junto a él, contemplando su perfil: su frente recta, su nariz perfilada, sus labios gruesos y de un suave tono rosado, su mentón, la línea de su cuello.

 

-          Hola… - titubeó silenciosamente; debía decir algo, sus pensamientos comenzaban a sofocarlo ante esa bella y dulce imagen de él.

 

-          Eras tú… - habló secamente, perdiendo su mirada en el reflejo transparente de sus pies bajo el agua.

 

-          ¿Qué haces…? - ¡Minho y la puta, ¿Cómo le preguntas eso?! Se golpeó mentalmente.

 

-          Juego naipes mientras me follo a una chica en una fiesta… - ironizó volteándose hacia él -…vaya pregunta Choi

 

Choi…

 

-          Me refiero a qué haces aquí cuando sabes que hoy te llevaría a un chequeo médico… - se apresuró en decir, aplaudiéndose mentalmente por tener la habilidad de salir airoso de una situación incómoda.

 

-          ¿Chequeo médico…? – repitió removiéndose de su sitio, confuso - ¿Para qué quieres llevarme a un chequeo médico? No me he sentido mal…

 

-          Es necesario para tu tratamiento Taemin…

 

Otra vez con esa mierda…

 

Quitó rápidamente los pies del agua, tomando sus zapatillas del césped y disponiéndose a caminar de regreso a la casa, ignorándolo.

 

-          No entiendo por qué tanto alboroto por ponerme un par de agujas, como si no supiera que se siente como la mierda… - se quejó avanzando rápidamente delante del moreno.

 

-          Debo saber tus límites, cómo va a reaccionar tu cuerpo… ponte las zapatillas – le hablaba tratando de alcanzarlo: ¡vaya que caminaba rápido! -… tengo que saber a qué tipo de contraindicaciones enfrentarme Taemin… ponte las zapatillas

 

-          Fácil… - añadió volteándose a él -… dolores de cabeza, mareos, cuerpo flácido, vómitos estridentes, fiebre… - enumeró -… nada fuera de lo habitual – dijo prosiguiendo con su camino hasta el interior de la casa, cruzando la sala y subiendo por las escaleras hasta el segundo piso.

 

-          ¿Y el sangrado…? – acotó haciéndolo detener frente a él. Vio como se incomodaba, al notar como el menor se tambaleaba en sus pies, bajando su cabeza - ¿Por qué no me dijiste que habías sangrado?

 

-          Lo olvidé… - mintió.

 

-          Lo olvidaste… - ironizó molesto -… ¿sabes que tu olvido pudo haberte provocado una hemorragia? ¿sabes que TU olvido, pudo haberte matado?

 

-          Pero no morí… - interrumpió en un tono tan infantil que supo que Minho estaba alcanzando el límite de su paciencia; se notaba la ira en sus ojos -…así que deja de exagerar tanto las cosas, me molesta que lo hagas – continuo ingresando a su cuarto, sabiendo que aquella conversación estaba muy lejos de terminar.

 

-          ¿Exagerar las cosas? – repitió yendo tras él tomándole el brazo y hacerle frente - ¿crees que cuidar de tu salud, y tu vida es exagerar las cosas?

 

-          Nadie te pidió que lo hicieras… - dijo ácidamente, reprimiéndose por lo ridículo que debía parecer al llevar esa plática tan al borde de su edad, de lo infantil que podía llegar a ser.

 

-          ¡Maldición Taemin! – le reprimió soltándolo bruscamente, llevando sus manos hasta su cabello, desordenándolo mientras expiraba violentamente - ¡Soy tu enfermero, es mi deber cuidarte!

 

Deber… no querer, vaya diferencia

 

-          Lamentablemente lo es… - acotó golpeándolo con una cruda mirada – Solo limítate a inyectarme todas las mierdas que debas inyectarme, todas esas porquerías que dices me harán bien que para eso te pagan… no necesito que me cuides, no quiero que me cuides ¿captas esa diferencia, o te la dibujo Minho?

 

-          Tengo que cui…

 

-          ¡¿CAPTAS, la diferencia, Minho…?! – insistió, decidido a no dar su brazo a torcer, no esta vez.

 

 

 

El camino pasaba frente a sus ojos rápidamente. El sol pegaba en lo alto del cielo despejado, parecía que hacía calor afuera. Mantuvo su frente pegada en el vidrio de la ventana como los últimos minutos de trayecto, sin despegarse ni un solo minuto.

 

De vez en cuando Minho lo miraba por el espejo retrovisor, anticipando el momento en que el chico abriese la puerta para arrojarse hacia la carretera en una especie de misión suicida por haber sido arrastrado a subirse al auto. Ahí agradeció que ambas puertas traseras llevaran seguro para niños: cortesía de las veces que le había llevado de paseo a más de un paciente moribundo que había ganado su afecto, los últimos paseos de cada uno antes de sus muertes; pero extrañamente no era el caso de Taemin, al menos aún no.

 

El paisaje campestre fue cambiando poco a poco a medida que se acercaban hacia la ciudad, por la autopista. Los autos ya eran más frecuentes. A lo lejos se veían impotentes los edificios que crecían unos al lado del otro, volviéndose todo más cosmopolita a medida que avanzaban. Se adentraron por calles demasiado transitadas, con el alboroto propio de una gran ciudad, con bocinazos, multitudes cruzando por pasos peatonales y otro tanto por las veredas caminando apresuradamente como si fueran tras algo.

 

-          …tanta prisa – murmuró dejando un tenue vaho imperceptible en la ventana.

 

Minho lo miró de reojo, ensimismado nuevamente en eso que solo el chico y sí mismo sabían ¿acaso siempre era así de pensativo? ¿En eso se llevaba todo el día encerrado en su dormitorio? Bueno, al menos hubo una ocasión que le vio pensar fuera de la casa ¿tal vez eso era frecuente? Esas cosas no las sabían, pero le intrigaban hasta un punto en que le era molesto darse el tiempo de pensar si quiera los porqués de aquellas preguntas que surgían en él cada vez que veía a Taemin  en un faceta que no fuera puteándolo como era la tónica de aquellos días.

 

-          Llegamos… - le dijo deteniendo el auto frente a un enorme edificio moderno, de grandes ventanales con una amplia entrada -… en este hospital solía trabajar

 

-          ¡Oh…! – exclamó sorprendido - ¿trabajabas acá…? – preguntó antes de verlo descender y rodear el vehículo para abrirle la puerta y hacerlo bajar.

 

-          Sí, en este lugar inicié mi carrera… - dijo orgulloso de volver al sitio que le había visto crecer profesionalmente -… los mejores años de mi vida están invertidos aquí. Este hospital hizo el gran enfermero que soy hoy día…

 

-          Debe de ser una mierda de sitio entonces… - bufó volviendo a introducirse dentro del vehículo -… llévame a otro lugar, una clínica privada o algo así, algo más decente y con menos aspecto de pobreza…

 

-          ¡Bájate! – le ordenó tomándolo del brazo hasta sacarlo fuera – este es el mejor hospital de Seúl y con aspecto a pobre, quieras o no te atenderás acá, y punto…

 

-          Te odio… - murmuró chocando su hombro con el del moreno antes de caminar hacia la entrada.

 

-          Lo sé… - le dijo siguiéndolo.

 

-          Espero no me de cólera, o tétanos o alguna porquería infecciosa… - continuo ingresando al amplio hall del lugar.

 

-          Te aseguro que la cólera ya la tienes…

 

-          Cállate… - le reclamó yendo hacia los ascensores luego de haber visto en un cartel que el sector que oncología estaba en el 3° piso.

 

Cuando las puertas se abrieron, dejó que Minho se adelantara hasta la recepción, viéndole cómo hablaba animadamente con la mujer tras el mesón; de seguro se conocían. Permaneció a lo lejos mirándolo como saludaba a una que otra persona que trabajaba en el lugar y que lo reconocían por su tiempo de trabajo ahí. Mantuvo la distancia sintiéndose algo incómodo por el aspecto a muerte que rondaba en ese piso y en los pacientes que caminaban acompañados por una bolsa de suero que arrastraban de un pedestal con ruedas, o por otros en sillas de ruedas que de seguro iban a hacerse un par de exámenes.

 

-          ¡Minho! – oyó que le hablaron capturando su atención. Se volteó hacia donde estaba el moreno y vio como una chica de no más de 30 años iba hacia él en una amplia sonrisa y lo abrazaba amistosamente.

 

-          ¡Sully! – respondió en el mismo abrazo afectuoso.

 

-          ¡Dios, qué gusto verte! – le habló inspeccionándolo, notando lo bien que se encontraba - ¿cómo has estado?

 

-          Bien, gracias… - añadió con los ojos luminosos – y tú, ¿cómo has estado? ¿cómo va todo aquí…?

 

-          Ya sabes… mucho trabajo desde que te fuiste… - bromeó capturando otra risa del moreno – Supe que tienes trabajo nuevo…

 

-          Sip, es él… - le dijo apuntando al castaño que lo miraba con desdén desde el área de espera, haciéndole un gesto que fuera hacia ellos – Sully, él es Lee Taemin… Taemin, ella es la doctora Choi Jin Ri…

 

¡Vaya, es doctora…!

 

-          Hola Taemin, un gusto conocerte… - saludó extendiendo su mano en una dulce sonrisa cordial.

 

-          ¿Qué no era Sully? – escupió en una media sonrisa, dejando a la chica con la mano extendida, la que ocultó dentro de su blanco delantal.

 

-          ¡Taemin!

 

-          Si quieres puedes decirme Sully, ¿cómo estás Taemin? – continuó ella en un gesto amable, obviando que el menor ignorara su saludo.

 

-          Con leucemia… - dijo cortante, sorprendiéndola.

 

-          ¡Taemin…! – le reprimió abriendo sus ojos más de lo normal, deseando con todo su ser abofetearlo por ser tan mal educado.

 

-          Déjalo… no te preocupes – añadió en un acto tímido para aliviar esa incómoda atmósfera que los comenzaba a envolver.

 

-          Discúlpalo por favor, pero tiene un problema con los modales… - se disculpó por el castaño que permanecía estático junto a ellos -… y con los honoríficos también

 

-          No hay problema… -respondió en otra sonrisa – Y dime, ¿a qué has vuelto? ¿Te decidiste por regresar a trabajar con nosotros?

 

-          ¡Ya quisiera yo! – rio ante la mirada fulminante del menor – pero ya firmé mi contrato, hasta ese entonces estoy atado…

 

-          ¡Jajaja! – rio ella, robándole una mirada de odio de Taemin.

 

-          La verdad es que Taemin debe hacerse un chequeo médico, por lo que quería saber si el Doctor Park estaba disponible…

 

-          El Doctor Park está con su consulta copada por hoy Minho… - habló la mujer del mesón, revisando la agenda del médico en su computadora -… me temo que no podrá ser…

 

-          Ya veo… - suspiró decepcionado -… tendremos que venir otro día entonces Taemin, por hoy te has salvado…

 

Imbécil, deja de tratarme como un niño…

 

-          Yo estoy desocupada… - intervino la chica capturando su atención – señorita Jung, ¿podría chequear mi agenda?

 

-          Veamos… - murmuró la mujer mientras tecleaba ávidamente – Mmm, tiene una reunión con el director en 20 minutos más, dudo que pueda doctora Choi…

 

-          20 minutos – repitió mirando su reloj, mientras pensaba – creo que 20 minutos son más que suficientes, ¿no Minho?

 

-          Sully, no quiero retrasarte, en verdad puedo volver otro día…

 

-          ¡No me retrasarás tontito…!

 

Tontito… ¡qué asco!

 

-          Yo atenderé a Taemin… - añadió mirando al chico con otra de esas sonrisas que comenzaban a darle asco -… dudo que me tomes más de 20 minutos, ¿cierto Taemin?

 

-          Dúdalo…

 

-          ¡Taemin!

 

-          ¡Jajaja! Anda ya, vamos… - dijo la chica ignorando la lengua viperina del chico – señorita Jung aparte el box 4 por favor…

 

-          A la orden…

 

Avanzaron por un blanco pasillo hasta adentrarse a una sala llena de pequeñas salas separadas por cortinas que pendían del techo hasta el suelo, haciendo divisiones entre un cuarto de atención y el otro. Taemin iba tras ellos, mirando cómo conversaban entre risas, compartiendo una que otra anécdota. La chica era linda, sin duda alguna; alta como Minho, de tez blanca y oscuro cabello marrón atado en un perfecto moño. Sus ojos brillaban bajo un manto de espesas pestañas onduladas  y sus pómulos se alzaban en su rostro cada vez que le sonreía al moreno. A los ojos del castaño, Minho parecía embobado con ella, casi como si hubiese algo más que una simple relación laboral entre ellos; lo supo por esa reacción impulsiva de abrazarla apenas la hubo visto. Era un hecho que se conocían de hace tiempo y que si no eran o fueron novios, tenían al menos una muy buena y demasiado estrecha amistad.

 

-          Pasa Taemin… - le dijo la chica abriendo la cortina y cerrándola tras él. Adentro había una camilla, un aparato que parecía medir la presión y las pulsaciones, un banquillo, una mesita metálica con ruedas con uno que otro implemento médico - …siéntate por favor – continuo disponiéndose a colocar la manga para la toma de presión en el brazo del menor, quien se remeció apartándose de su tacto - ¡¿Qué ocurre…?!

 

-          ¡¿Eres tonta o qué?! – le reclamó con el ceño fruncido – ¡sabes que debes lavarte las manos antes de tocar a un paciente con leucemia, ¿acaso quieres traspasarme tus gérmenes?!

 

-          ¡Taemin, basta!

 

-          Lo siento, tiene razón… lo olvidé – dijo la chica poniéndose se pie -… ya vuelvo

 

Cuando la vieron que se iba, Minho se acercó hasta Taemin, tomándolo duramente por el brazo.

 

-          Sea lo que sea que hagas, basta… - le exigió enojado, ya estaba cabreándose de la actitud del chico - ¡Para con tu mierda!

 

-          ¿Ahora justificas que siendo un médico no haya tenido las precauciones básicas antes de tocarme? ¡Sabes que tengo razón! – reclamó defendiéndose – Parece que en verdad todos los que trabajan en este lugar son unos… ineptos

 

-          ¡Cállate! – le recriminó nuevamente; estaba ya demasiado enojado con él – Sully es una de las mejores doctoras de este lugar, y también mi amiga, por lo que no voy a permitir que la jodas ¿escuchaste…?

 

¡Te odio Minho, TE ODIO!

 

-          ¿Interrumpo…algo? – habló notando la tensión entre Minho y el chico, quienes se miraban como si contuviesen las ganas de molerse a golpes.

 

-          No… nada, lo lamento – dijo Minho sonriéndole, apartándose a un lado para que pudiera hacer su trabajo.

 

-          Ahora si… - añadió mostrando sus manos cubierta por unos guantes rosados frente al rostro inquisitivo de Taemin – Veamos… - continuo tomando lo que parecía ser la nueva ficha médica del chico - ¿Cuántos años tienes Taemin?

 

-          20… - le respondió sin mirarla.

 

-          ¿A qué edad te diagnosticaron?

 

-          A los 3 años…

 

Un silencio.

 

-          Ponte de pie, quítate los zapatos… veremos cuánto mides - continuo luego de un incómodo carraspeo que le provocó aquella inesperada información – 1,75, bien… ahora sube a la balanza… 58 kilos… estás bajo peso

 

-          Si, tiene algunos problemas para comer, pero ya está solucionándose aquello – habló Minho, quien hasta el momento vigilaba al menor sentado en un banquillo junto a la camilla.

 

-          Eso espero, debes subir al menos 10 kilos más Taemin… - le dijo ante el mutismo en el que se había sumido el chico, quien tan solo la miraba despectivamente -… ahora tu pulso – continuo colocando la banda por su brazo, la que luego de apretar la máquina de registros comenzó a inflarse automáticamente -… pulso normal, eso es bueno… te felicito Taemin, estas saludable…

 

-          Lo sé…

 

-          Sully, quisiera le hicieras un perfil bioquímico a Taemin – interrumpió el moreno -… hace un par de días retomé la quimioterapia  y tuvo un leve sangrado, además de vómitos y un par de desmayos…

 

-          ¿Por casualidad le estás dando Citarabina? – preguntó en una media sonrisa, previendo la respuesta que recibiría a cambio.

 

-          Si… - dijo apenado.

 

-          No me sorprende de ti Minho, siempre queriendo tomar el toro por las astas antes de tiempo… - rio sin sorprenderse. De los años de trabajo que tenía junto al moreno, sabía que él era del tipo que siempre iba a la alternativa más efectiva, pero muchas veces la más precipitada, no sin antes buscar otras opciones menos invasivas -… no puedo decir que estuviste mal, pero míralo Minho, es un niño… yo probaría con algo más suave…

 

-          Lo siento, no, no pensé en aquello…

 

-          Está bien… - prosiguió – creo que el perfil bioquímico podemos hacerlo, llamaré al laboratorio para agendar una hora para Taemin, mientras tanto cambia la Citarabina y no tendrás más problemas… - continuo mientras escribía una orden médica, pasándosela a Minho.

 

-          Gracias Sully – dijo en una amplia sonrisa.

 

-          De nada… - respondió gentil – Y bueno Taemin… ya está, eso fue todo, puedes irte

 

-          Bien… - dijo bajándose de la cama, cruzando el muro de cortillas y yéndose del lugar sin despedirse. Caminó violentamente hasta el ascensor, introduciéndose en él, viendo como Minho había ido tras él, dirigiéndose a apretar el botón verde para así poder abrir las puertas, no sin ser detenido por el castaño; quien, al notar que ya era demasiado tarde para retener el ascensor que se disponía a cerrar sus puertas, alzó su dedo medio, regalándole una satisfactoria sonrisa -… adiós Minho

 

¡Pendejo…!

 

 

No esperó a que otro ascensor estuviera en el piso, sino que caminó rápido por las escaleras, descendiendo casi corriendo tras él, tenía que alcanzarlo pues de lo poco que lo conocía, sabía que no tenía que subestimar sus cambios de humor.

 

Cuando llegó a la planta principal, lo buscó con la mirada tratando de no lucir tan desesperado; dejando que su vista fuese capturada por dos personas que parecían conversar incómodamente entre ellos.

 

-          ¿Taemin…? – se preguntó cuándo lo vio alejarse del otro hombre que dudó si ir tras él, saliendo del edificio. Minho devolvió la mirada, topándose de frente con esa persona que el castaño parecía conocer – Luhan…

 

El chico era alto como Minho, pero de rasgos más marcados. Lucía un pulcro pelo corto bien peinado, camisa y corbata a tono bajo el delantal blanco que lo delataba como médico del lugar. Se conocían hace años, habían llegado a trabajar casi al mismo tiempo luego de graduarse. Con el paso del tiempo llegaron incluso a trabajar a la par, hasta que un par de discusiones y opiniones opuestas acabó con la buena relación laboral que llevaban; luego, no se hablaron más, Minho pidió cambio de especialidad.

 

-          Min-Minho… - le habló sorprendido - ¿qué haces acá…? Digo, ¿cómo estás? Tanto tiempo sin verte…

 

-          Lo mismo digo… - añadió sabiendo que algo le ocultaba. Se volvió rápidamente hacia la puerta por dónde se había ido el castaño - ¿Lo conoces…?

 

-          ¿Conocer…? – repitió - ¿conocer, a quién…?

 

-          Al chico con el que hablabas, ¿lo conoces…?

 

-          Algo así… - le dijo sin mucho interés en entregar más información - ¿acaso tú también lo conoces?

 

-          Algo así… - acotó ácidamente antes de pasar a su lado e irse en buscar del chico.

 

Salió con prisa cruzando las puertas automáticas que se cerraban detrás de él. Lo buscó con la mirada mientras comenzaba a impacientarse porque no lo veía. Caminó rondando el gran acceso peatonal, pasando por el área de ambulancias, pero nada, el chico no estaba. Siguió con su búsqueda hasta un parque contiguo, desafortunadamente lleno de gente. Fue hasta allá, desesperándose por no hallarlo; tenía que encontrarlo, tenía que ponerlo a salvo de las locuras que se le ocurriesen hacer, tenía que hallarlo para poner su propio culo a salvo de la madre del chico.

 

-          ¡Maldición Taemin, ¿dónde estás?! – masculló entre dientes, buscándolo entre el gentío del lugar, inspeccionando las bancas con parejas, uno que otro paciente, pero nada, no habían rastros del chico - ¡Putamadre!

 

A lo lejos, en la banca más apartada del parque, con sus manos aferrándose fuertemente al borde de ésta y la cabeza caía entre sus brazos, reconoció que era él, lo había encontrado. Avanzó pesadamente, dejando en cada pisada un grito contenido por lo ofuscado que estaba con el castaño por haberlo asustado de ese modo, por haberlo preocupado tanto.

 

-          ¡¿Se puede saber qué mierda pretendías yéndote así?! – le reclamó poniéndose frente a él, moviendo sus manos mientras lo reprendía - ¡¿Acaso no sabes que pudo haberte pasado algo?! ¡Mierda Taemin!, ¡¿Cómo se te ocurre desaparecer así, tu madre me habría matado si…

 

-          ¿Podemos irnos a casa… por favor? – interrumpió, alzando la vista.

 

Cuando Minho se topó con sus ojos enrojecidos y tímidos caminos de humedad marcando sus mejillas notó que algo pasaba; Taemin había estado llorando.

 

-          Tae-Taemin, ¿qué, qué ocurre…? – preguntó en un tono tan suave que incluso le dio miedo a él mismo ante esa imagen frágil del menor.

 

-          Quiero irme a casa…

 

-          Tae…

 

-          Por favor… - le suplicó secándose torpemente otro par de lágrimas que no quería que Minho viera salir de sus ojos.

 

-          Sí, vamos a casa – afirmó esperando a que Taemin se pusiera de pie y avanzara delante de él hacia el vehículo.

 

 

Si fuera posible introducir un elefante africano dentro de aquel auto, estaría claro que se podría sin objeciones, pues el enorme vacío que había entre ellos lo permitiría. Desde que salieron del aparcamiento del Hospital, Taemin se introdujo en esa burbuja de sus propios pensamientos, dejando fuera a Minho que lo miraba preocupado, más con la imagen del chico llorando en silencio. De vez en cuando el moreno lo observaba con la vista perdida en la ventana, mirando la nada, ahogándose de vez en cuando en sus propios suspiros.

 

Una ensordecedora cancioncita sonó rompiendo el incómodo silencio, haciéndolo removerse para contestar la llamada telefónica por medio del altavoz de su celular, en ausencia del auricular que en ese momento deseó haber comprado la ocasión que pudo hacerlo.

 

-          Diga…

 

-          ¡Maldito Choi que vienes a Seúl y no avisas! – le reprendieron del otro lado de la línea - ¿Acaso huyes de nosotros, bastardo?

 

-          Jjong… - le dijo bajito, viendo de reojo cómo Taemin parecía interesarse en aquella conversación -… ahora no puedo hablar, te llamo más tarde…

 

-          ¡NI TE ATREVAS A CORTARME HIJO DE PUTA, MIRA QUE NO HE SABIDO DE TI EN DÍAS! – recriminó amenazante al instante en que el castaño disimulaba una risa ahogada, cubriendo su boca en el antebrazo – Si no fuera por Sully que me llamó, ni me habría enterado que estabas acá, ¿cómo mierda has estado?

 

-          Bien Jonghyun, he estado bien… - contestó incómodo; ver cómo Taemin era testigo de la particular manera que su amigo tenía para hablarle era algo que le hizo sentir como nunca muy humillado -… en verdad no puedo hablar ahora, estoy… ocupado

 

-          ¿Ya te estás tirando a alguien? – preguntó con un tono travieso en la voz, provocando que el menor se volteara a Minho con los ojos abiertos como plato por la impresión - ¡Ya, Minho! ¡Campeón, campeón! Nunca pierdes el tiempo, ¿eh?

 

-          No Jjong, no me estoy tirando a nadie, voy conduciendo… - respondió contorneando los ojos -… además no voy solo – añadió mirando al chico.

 

-          ¡LO SABÍA! – exclamó - ¡Eh Key, Minho tiene novia! – gritó por el otro lado de la línea telefónica mientras a lo lejos se oían los pasos de alguien más – Minho espera, te pondré en altavoz…

 

-          ¡No lo hagas Jjong, NO LO HAG…!

 

-          Hola Minho… - le hablaron nuevamente.

 

-          Kibum… hola – dijo más serio, percatándose por el rabillo de su ojos la mirada confusa de Taemin - ¿cómo estás…?

 

-          Bien, pero creo que tú estás mejor, ¿o no? – preguntó - ¿Cómo es eso que tienes novia nueva y no te dignas a presentárnosla? ¿Acaso te avergonzamos Choi Minho bastardo desvergonzado?

 

-          ¡YA MINHO, PRESENTA A TU HEMBRA! – gritaba Jonghyun desde el fondo - ¡CUALQUIER CHICA SERÁ BIENVENIDA SI ES QUE NO ES SULLY…!

 

-          ¡JONGHYUN! – exclamó el moreno moviendo su cabeza; aquella conversación estaba tomando un rumbo muy distinto al que esperaba.

 

-          ¿Sully, tu novia? – articuló Taemin de modo que solo el moreno lo notase.

 

-          Jjong, no puedo hablar ahora, en serio… - dijo mirando al castaño, quien fruncía el ceño, anticipándole quizás una discusión que no se tardaría en llegar.

 

-          ¿Estas con ella, tu novia va junto a ti en el auto? – interrumpió Key sacándolo de esa reprimenda visual que mantenía con Taemin, quien se volteó violentamente hacia la ventana, ignorándolo nuevamente - ¿Aló, novia de Minho?

 

-          ¡Key!

 

-          ¿ALÓ, NOVIA DE MINHOOO? – hablaron al unísono - ¿ESTÁS AHÍ?

 

-          ¡Chicos, por favor…!

 

-          Hola… - añadió tímidamente el menor ante la mirada atónita de Minho, quien se esperaba todo menos aquello; que se decidiera por hablar ante la insistencia de sus amigos, lo dejó fuera de sí, más que sorprendido estaba choqueado -… no, no soy la novia de Minho… soy, soy Taemin, Lee Taemin…

 

-          Jonghyun, Key… quien está conmigo es Taemin, el chico al que estoy cuidando – habló el moreno tomando el mando de la situación – Taemin, ellos son Kim Jonghyun con quien solía vivir y su novio Kim Kibum o Key…

 

-          ¡HOLA TAEMIN! – saludaron al unísono y muy calurosamente - ¡Tae querido, tienes una voz adorable niño! – preguntó Key ante un quejido de su novio que lo reprendía por el tono coqueto de su voz.

 

-          Gra-gracias… - tartamudeó sin poder evitar sonreír, sonrojándose – Hola Key hyung…

 

-          ¡ME DIJO HYUNG…! – canturreó emocionado – Hola Taemin, soy Jonghyun…

 

-          ¡Ay mi Dios! – se quejó el moreno ante los quejidos de júbilo de su muy-expresivo-amigo – Jjong por favor contrólalo…

 

-          Hola Jonghyun hyung, es un placer conocerlos… - saludó sintiéndose más a gusto.

 

-          ¿Así que tú eres la nueva víctima de Minho? – continuó - ¡Ay chico, te compadezco tanto! Espero que ese idiota no te haga molestar demasiado… a puesto que se ha comportado como un imbécil contigo…

 

-          ¡Jjong!

 

-          Mmmm, algo… - respondió Taemin tímidamente, ante la mirada asombrada de Minho, quién no podía sentirse más avergonzado ahora que el chico y sus amigos se estaban volviendo cómplices para incomodarlo -… nada con lo que no pueda lidiar…

 

-          ¡JAJAJA! – rieron ambos junto con Taemin – Minho, debes traer al chico a casa, en verdad quiero conocerlo… siento que ya somos mejores amigos… - habló Key, descolocándolo nuevamente.

 

-          Lo siento, debo llevarlo a su casa…

 

-          ¡Eh, Minho trae al niño! – insistió Jonghyun – Sabes que Key no dejará de insistir si no lo haces, ya lo conoces… hazlo por mí hombre – añadió en un tono que solo él y su amigo pudieran oír.

 

-          No chicos, no puedo…

 

-          ¡MINHO DE MIERDA, TRAE AL CHICO AHORA! – gritó Key sobresaltándolos a ambos.

 

-          Está bien… - murmuró Minho, con un “disculpa” en la mirada que le dio a Taemin, quien solo se tapaba la boca con ambas manos para poder contener su risa.

 

-          ¡Genial! Los esperamos a almorzar, traigan el postre… nos vemos Taemin – se despidió animadamente Key.

 

-          Nos vemos Key hyung…

 

-          Adiós Kibum… - murmuró irónicamente Minho al ser ignorado por su amigo.

 

-          ¡Cállate Minho y apúrate, quiero conocer al niño…! - respondió cortante Key antes de alejarse del teléfono – Lo siento, pero está algo emocionado… no te asustes Taemin, mi Key es algo, especial…- se disculpó Jonghyun.

 

-           Demasiado… - acotó el moreno.

 

-          Nos vemos al almuerzo chicos, no olviden el postre… - se despidió antes de cortar la llamada.

 

 

De nuevo un silencio incómodo se interpuso entre un Minho avergonzado y un Taemin que disfrutaba de esa apariencia no tan ruda del moreno. De pronto se sintió en ventaja, pues al conocer esa faceta más familiar, de interactuar con sus amigos de manera tan natural, sabía que aquel almuerzo se convertiría para él en una situación demasiado ventajosa.

 

-          Lo siento por eso… - habló el moreno algo más aliviado -… mis amigos son algo, ruidosos…

 

-          Eso noté… - respondió - ¿tú eres igual de ruidoso?

 

-          ¿Yo? – repitió - ¡Oh, no, no, no… para nada! Eso es de Key, lástima que Jonghyun tenga que aguantarlo…

 

-          A mí me agradó Key, y Jonghyun hyung también… - dijo esbozando una tímida sonrisa, tal vez por las ansias que sentía de conocerlos -… creo que son más agradables que tu Minho…

 

-          También son más agradables que tu Taemin… - acotó ácidamente, volviendo nuevamente a esa disputa de “perros y gatos”, de ver quién tenía la lengua más viperina de los dos.

 

-          No creo, Jonghyun hyung dijo que te comportabas como un imbécil…

 

-          Eso lo dijo para avergonzarme frente a ti, solo estaba bromeando… - se excusó.

 

-          Lo dudo… - insistió sin quitar la vista del frente - ¿Ves que no soy el único que cree que eres un idiota? Pienso que deberías hacer una retro inspección personal Minho, la necesitas…

 

-          ¿Si…? Bueno, yo creo que necesitas unas cuantas abofeteadas por ser tan irrespetuoso y pendejo de mierda con tus mayores Taemin… - le dijo clavándole una dura mirada que se extendió más de lo necesario - … y ten por seguro que no soy el único que piensa aquello…

 

-          ¡Cállate!

 

-          ¿Ves…? – le dijo volviéndose en esa misión de dominarlo, aprovechando de que se habían aproximado a un cruce ferroviario que había desplegado sus barandas, deteniendo el tráfico vehicular – Cada vez que sabes que tengo razón, empiezas con esas rabietas de niño mimado…

 

-          ¡QUE TE CALLES, NO QUIERO ESCUCHARTE MÁS! – gritó mientras lo golpeaba de puños en sus brazos, evitando las manos del moreno que trataban de detenerlo - ¡TU ERES EL QUE ME HA HECHO LA VIDA IMPOSIBLE, YA NO HALLO LA HORA DE QUE TE VAYAS Y ME DEJES EN PAZ!

 

-          Yo, yo también… ¡Mierda! – se quejó al recibir un golpe en la mandíbula - ¡Yo también quiero largarme, pero ¿sabes? No lo haré porque me quedaré para joderte la vida cada vez que tú me la jodas a mí! ¡NO-ME-PE-GUES! – dijo capturándolo por las muñecas, logrando al fin inmovilizarlo.

 

-          ¡TE ODIO, TE ODIO, TE ODIO! – insistía sin dejar de removerse de su agarre - ¡SU-EL-TA-ME, SUÉLTAME…!

 

-          ¡Arg, me tienes enfermo! – dijo tomando con más fuerza sus brazos, mientras se alzaba por encima de su puesto, inclinándose al lado del copiloto, para así capturar al chico entre el asiento y su cuerpo.

 

 

Eran tan solo centímetros que lo separaban de un asustado Taemin, con su rostro en shock y su respiración que se mezclaba con la de él. Pero estaba furioso, harto de sus niñerías y de la manera tan hábil que tenía para sacarlo de quicio. Apretó sus ojos conteniendo las ganas que tenía que mandarlo a la mierda, apaciguando su ira respirando entrecortadamente, contando mentalmente hasta 10 para no cometer un crimen en contra del chico.

 

Cuando empezó a sentir que su instinto de asesino lo abandonaba, notó cómo el cuerpo de Taemin temblaba bajo su tacto. Abrió los ojos y se topó con su mirada acuosa, que lo hizo reaccionar de golpe por la forma en que lo tenía inmovilizado. No procesó nada, solo estaba ahí, tan cerca de él que pudo ver los detalles de su rostro, sus labios entreabiertos que temblaban, sus mejillas sonrosadas, su aliento introducirse sin su permiso por su boca y ese perfume dulce que inundaba sus fosas nasales.

 

Taemin sintió cómo su cuerpo iba poco a poco adquiriendo un calor que no provenía de él. Sus muñecas ardían del dolor, pero no le importó. Sus piernas eran aprisionadas por otro par que lo inmovilizaban. Su mirada se perdió en las oscuras pupilas de Minho que lo atravesaban, intimidándolo y asustándolo al mismo tiempo. Fueron tan solo segundos que le tomaron en contar la capa de pestañas de sus ojos, segundos que le tomaron en percatarse de que su piel no era tan bronceada como creía, segundos en que pudo aspirar ese aroma masculino que le provocó un golpe eléctrico por todo el cuerpo, segundos que fueron reducidos a nada cuando sintió que la punta de su nariz chocaba con la de él en un tímido tacto que le hizo cerrar los ojos de golpe para poder hacer duradera esa delicada sensación, segundos en que su boca se tornaba sutilmente más húmeda cuando se percató que su labio inferior era capturado por los de él en un corto beso que le hizo transformar esos breves segundos en toda una eternidad.

 

Y no procesó nada, y no meditó nada como solía hacer, y tampoco lo planificó porque al tenerlo así;  tan dócil, tan pasivo y tan temeroso de él, fue suficiente para dejarse llevar por ese impulso, ese tímido e infantil impulso al que pensaba estaba acostumbrándose por su culpa y que le hizo romper esa distancia para poder, casi instintivamente, besarlo.

 

 

Minho: 3 / Niño mimado: 3

 

Notas finales:

Gracias, gracias no se molesten en aplaudir mi creatividad jajajajajajaja xD

Valió la pena este capítulo - de momento el más odiado por mi - no saben lo difícil que es crear el 2MIN moment xD

Ya estoy muerta, quiero dormir pero debo terminar este trabajo, así que ahora la misión es de ustedes dejarme muuuuuuuchos reviews porque adoro leerlos <3

Nos vemos en el próximo capítulo que-no-sé-cuándo-comenzaré-a-escribir xD

Se cuidan!


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