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~ Balada de Otoño ~ por Mirnest2

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Notas del capitulo:

Holi ^^ jajajaja

Sé que es inesperado que actualice nuevamente - nunca suelo actualizar 2 veces en una semana - pero salió a flote mi lado de lectora y solo me dije: Pero qué mierda, debo compartir este capítulo! :)

Honestamente, y como dije antes en el foro 2Min, me ha desalentado mucho el seguir escribiendo este y los otros fics, siento que no tienen la acogida que esperaba y eso me desmotivó mucho, por lo que si lo vemos por ese lado, no sé si merezcan que actualice de nuevo. Pero por otro lado, pienso en toda esa gente hermosa que está pendiente de las actualizaciones y deja sus reviews y amor al fic, y que de paso me hacen muuuuuy feliz :) Gracias a esas personas <3

Antes de que lean quiero dejar algunas ACLARACIONES DEL CAPÍTULO:

1.- Sí, este es el PENÚUUUUULTIMO CAPÍTULO del fic - ya les dije que se terminaría pronto - yo tampoco quiero que termine, pero es justo y necesario hacerlo :'(

2.- Sí, habrá EPÍLOGO. Lo estuve pensando todo el día mientras escribía el último capítulo y creo que no está demás hacer uno :)

3.- El capítulo tiene 3 tiempos gramaticales: Cada vez que vean una frase - solo una frase - en curvisa y luego un poco de texto es porque son ideas y relatos del futuro. Cuando el texto esté en curvisa y sea más extenso, entonces son recuerdos del pasado - no quiero confusiones -

4.- El capítulo creo que no está muy fácil de leer, mi hermana lo leyó y se confundió por el motivo en el punto 3 así que espero lo lean en calma para que se enganchen de lo que pasa :)

5.- Para quien quiera saberlo, me inspiré en el Soneto XVII de Pablo Neruda (Libro 100 poemas de amor y una canción desesperada... creo que ese es xD )

 

Y eso, no tengo nada más que agregar, solo confesarles que... bueno, nada, no quiero dar ninguna pista xd 

Espero les guste <3

PD: no lo edité ni corregí... así que disculpen si hay errores :B

 

DEDICADO A: Lizyuu Valkiria Skuld

-CAPÍTULO X-

 

No te amo como si fueras rosa de sal o flecha de claveles que propagan el fuego…

 

-          Hola amor… lamento haber demorado tanto – le saludó con una amplia sonrisa – Te extrañé…

 

Minho le mira desde arriba, con los mismos ojos enamorados, y esa misma sonrisa que tanto le gusta al menor. Lo contempló quizás por segundos, minutos o tal vez horas completas, sin percatarse de cuánto tiempo llevaba allí.

Cerró sus ojos al sentir la brisa de aquel otoño que nacía y que mecía su melena, llevándose los rastros de ese verano que tan solo dejaba una estela de sol en el horizonte, perdiendo sus rayos en las copas de los árboles. Inspiró hondo sintiendo el aroma a esa primera lluvia que no tardaría en llegar y que amenazaba con elevar de la tierra esa esencia que lo embriagaba y tanto le gustaba.

 

Día 20

 

Concentró la vista en el tablero del vehículo, notando que sobrepasaba por 30 el kilometraje permitido en aquella ruta, pero no le importó.

Sin dudarlo mucho tomó su vehículo y se apresuró en ir al rescate de quien parecía ser siempre el héroe de la historia, o al menos de aquella historia, como él creía.

Miró de reojo a Key que abrazaba las piernas a su pecho, escondiendo la cara ahí para que no pudiese ver las lágrimas que no había dejado de derramar desde que dejaron Seúl y fueron al encuentro del moreno.

Se acabó Jjong, se acabó todo… lo perdí, perdí a Taemin, perdí a mi Taemin, esa frase dada vueltas y vueltas en su cabeza al punto de marearlo. De todas las peores conversaciones telefónicas que pudo tener en su vida, esa sin duda había sido la peor. El tono de su voz, el sorbeteo de su nariz, la dificultad en su respirar y ese tartamudeo nervioso le demostraron que se había derrumbado.

 

 

-          ¿Qué crees que habrías hecho tú, si fuésemos nosotros los que estuviésemos pasando por aquello? Si fuera yo el enfermo… y nosotros nos enamoráramos, ¿qué habrías hecho? – la hierba se aplastaba bajo el peso de sus cuerpos, acariciándoles el rostro mientras la luna los envolvía en aquella noche.

 

-          ¿Por qué me preguntas eso? – le dijo mirándolo de reojo mientras el rubio se refugiaba más en su cálido pecho – Sabes que no puedo responder eso… las circunstancias en que nos conocimos son totalmente opuestas a las de Minho y Taemin…

 

-          Tan solo imagínalo… - insistió despegándose de él para poder mirarlo - ¿Te habrías enamorado de mi si yo estuviese muriendo? ¿Me amarías de todos modos? ¿Lo harías?

 

-          ¡Claro que lo haría! – afirmó sin un dedo de duda en su voz.

 

-          Entonces creo que sé cómo se siente Minho…

 

-          ¿A qué te refieres…?

 

-          Minho ama a Taemin por quién es… - dijo en una mueca, como castigándose mentalmente por haber siquiera tenido la osadía de juzgar ese sentimiento que había nacido del moreno y que por poco él  creyó había sido por lástima hacia el castaño – Minho lo ama verdaderamente, quizás tanto como te amo yo a ti, o como lo que tú me amas a mi Jjong… - continuó aferrándose nuevamente al cuerpo del moreno – Creo que ahora entiendo que uno no puede elegir de quién enamorarse, eso tan solo sucede… como le sucedió a Minho…

 

-          Tal vez es muy precipitado decir que ellos se aman… quizás solo se gustan…

 

-          ¡No Jonghyun! – le reprimió – Estoy seguro que ellos se aman, y si aún no lo hacen no tardarán en hacerlo, de eso no tengo dudas…

 

-          Bebé, se conocen tan solo hace un par de días, y es prácticamente imposible que se enamoren y amen en los 30 días que… bueno, ya sabes…

 

-          ¡Hey, yo te amé desde el momento en que te vi en aquel supermercado comprando como cachorro perdido! – rio alzándose nuevamente de su cuerpo para reprenderlo con esa gatuna mirada que tenía – Así que no digas que es imposible…

 

 

De aquella conversación en ese sitio eriazo en medio de la noche ya habían pasado días. Solo recordaba que había sido el cumpleaños de Minho, y que él y Kibum habían discutido, emprendiendo un viaje improvisado de regreso a Seúl, varando en medio de la ruta y platicando sobre su amigo recostados en la grama.

Estuvieron por horas ahí, abrazados el uno con el otro, traspasándose ese calor que los abrigaba mutuamente y los confortaba. No hubo necesidad de hablar nada más, ni siquiera que uno de ellos lo mencionara, pues ambos coincidieron en que llegado el momento, tendrían que ir en rescate de su amigo y sostenerlo como un ancla al fondo de un mar, de quizás, una honda tristeza que estaba pronta a vivir y de la cual no podría escapar.

 

-          ¡Jjong, allá, veo el auto de Minho!

 

Jonghyun alzó la vista hasta el punto en donde Key le indicaba, acelerando aún más el vehículo. Lo estacionó frente a él, del otro lado de la calzada y, esperando a que pasara un camión, corrieron a su encuentro.

 

-          ¡Minho, Minho! – le llamó Key golpeando la ventana del costado del copiloto. El moreno estaba con los brazos apoyados en el manubrio y la cara sobre éstos, cubriéndose - ¡Oh, mierda…! – susurró cuando se encontró con la mirada perdida de su amigo – Jjong…

 

No había trozo de su piel que reluciera tras las manchas secas de sangre que lo cubrían. Pudo notar un hilo de ésta cayendo por un corte en una de sus cejas. El ojo izquierdo estaba irreconocible de lo hinchado que lo tenía; era una bola de carne morada, casi negra, que le impedían poder abrirlo: tendría mucha suerte si no lo perdía. La nariz estaba deformada completamente, quebrada en 3 partes y no dejaba de sangrar. El labio superior estaba igual de inflamado, con un corte en la comisura y sangramiento en esa zona de la boca. Ambas mejillas eran un matiz de tonos rosáceos, medio rojos y azules con tonos a lila. El mentón tenía un corte de casi 5 centímetros bajo éste, que dibujaba otro camino de sangre que caía por su cuello y se perdía en el cuello de su polera, que de blanca ya nada quedaba.

 

-          ¡MINHO! – exclamó Jonghyun abriendo la puerta del vehículo y ayudándole para que pudiera bajar, sosteniéndolo con su cuerpo.

 

-          Jjong… - susurró conteniendo el dolor de su cuerpo – Vinieron…

 

Y se dejó vencer; su cuerpo cayó al asfalto de rodillas. Key observó aquella escena como una sucesión de imágenes en cámara lenta. Jonghyun cayendo con el moreno en sus brazos, apenas sosteniendo el peso de su cuerpo, mientras que Minho se perdía en un mar de lágrimas, en el cuál él y su novio, eran esa balsa que mantenía su aporreado cuerpo y corazón a flote en ese mar de dolor que estaba sintiendo.

 

-          ¡Espera, deja que te ayude! – le dijo corriendo a su encuentro.

 

-          Ni creas que no sé, que haces esto para impresionarlo, sabes que puedo hacerlo sola jovencito… - le reclamó la mujer, entregándole a regañadientes la canasta con frambuesas.

 

-          Sí, pero él no lo sabe… - rio escapando de ella, entre risas girando alrededor de la mujer, y dándole uno que otro beso en las mejillas, pillándola desprevenida – Déjame ser un nieto ejemplar y sígueme la corriente abuela…

 

-          Te tiene tan enamorado…

 

-          ¡¿Enamorado yo?! – ironizó sorprendido por las palabras de la anciana.

 

-          ¡NO TE COMAS LAS FRAMBUESAS MINHO!

 

-          ¿Cómo…? – musitó dejando en la canasta ese puñado de los frutos que pretendía echarse en la boca, sorprendido nuevamente de la astucia de su abuela.

 

-          No tengo que ver para darme cuenta que pretendías comértelas niño…

 

-          Claro…

 

-          ¿Tanto te gusta? – le preguntó, sabiendo que no la estaba mirando.

 

-          Mmm… - murmuró afirmativamente entre dientes, mirando al castaño a lo lejos, que permanecía sentado en la terraza de la casa – Mucho… me gusta mucho y me aterra…

 

-          Que te guste alguien no tiene nada a lo que debas temerle Minho…

 

-          ¿Y llegar a amarlo…?

 

 

Ya estaba atardeciendo y aún no recibían noticias de él. Jonghyun estaba sentado en el otro extremo de la sala de espera, mientras Key iba de allá para acá, tratando de esa manera aplacar su angustia.

De pronto sintió la puerta del área de emergencia abrirse ante el paso de alguien, a quien reconocieron en seguida.

 

-          ¡Sully! – le llamó el rubio yendo hacia ella y capturando la atención del moreno - ¡Sully, ¿cómo está? ¿Cómo está Minho?!

 

Key ocupó el asiento más próximo a la chica a la que conocía bien. Hace un par de años había sido novia de Minho, quizás la primera a la que el moreno les había presentado formalmente. Se conocían desde la universidad y coincidieron trabajando en el mismo recinto hospitalario. A fin de cuentas una cosa llevó a otra, y ellos empezaron una relación de la que con el paso del tiempo no hubo muchos frutos; se había dado cuenta que eran demasiado amigos como para entablar algo más serio. Al menos eso significó para Minho.

 

-          Ten… - le dijo entregándole uno de esos vasos plásticos con el contenido tibio y humeante de un café que parecía necesitar; se veía cansada.

 

-          Gracias Jonghyun… - respondió dándole un sorbo reponedor.

 

-          Sully… - interrumpió Key – Dinos, ¿cómo está?

 

-          Yo… - suspiró – Yo nunca había visto un nivel de violencia como este antes Kibum… - acotó perdiendo la mirada en el fondo oscuro de su café.

 

-          ¿Tan… tan mal está? – habló Jonghyun.

 

-          Tiene… tiene una fractura facial al nivel del pómulo izquierdo, suturas en la ceja, labio y mentón… - habló buscando las palabras menos grotescas para poder describir el daño físico de Minho – Tiene la nariz quebrada en 3 partes, necesitará una cirugía… y su ojo, ¡Dios, ni siquiera sé el nivel de daño que tiene! – continuó soltando una compungida bocanada de aire – Tendremos que esperar a que se deshinche con el paso de los días para hacerle exámenes… tendrá suerte si no lo pierde, en serio, luce horrible…

 

-          ¡Dios, no lo puedo creer! – se lamentó Key, llorando en silencio.

 

-          ¡¿Qué pasó Jonghyun?! – preguntó finalmente - ¡¿Cómo le pasó eso a Minho?! ¡Créeme que he tratado de hacerme una idea, pero… mierda, Minho no es un tipo conflictivo! ¡No imagino cómo pudo ganarse esa paliza, pudieron matarlo!

 

-          ¡Quisiera darte una respuesta Sully!... pero no puedo – habló el moreno – Él… él nos llamó, nos dijo que…

 

Y sintió su mano tibia posarse sobre su muslo y apretarlo sutilmente. Se volteó entonces y se encontró con la mirada de Key, quien le dio a entender que quizás no era necesario que diera ese tipo de información; Sully no debía saber el motivo que pudo originar aquella golpiza en su amigo.

 

-          Les dijo… ¿qué?

 

-          Que no estaba bien, que necesitaba nuestra ayuda… - continuo omitiendo esa parte que incluía a alguien llamado Taemin – Se notaba angustiado, por lo que no lo dudé mucho y fuimos en su búsqueda…

 

-          Lo encontramos dentro de su auto en medio de la carretera, golpeado y lleno de sangre… - añadió Key – Y bueno… el resto, ya lo sabes…

 

-          ¡Dios…! – suspiró ella, cerrando los ojos y buscando motivos lógicos que explicasen lo que para ella no parecía tener explicación. No con Minho, no con él a quien conocía bien y que sabía no sería capaz de hacerle daño a nadie como para recibir esa golpiza a cambio – Yo… me pondré en contacto con el Sargento Kwon, él trabaja con el hospital en casos de violencia como éste, creo que podemos encontrar al culpable…

 

-          ¡No! – interrumpió el moreno - ¡No Sully…!

 

-          ¡Jonghyun, por el amor de Dios, tú viste como estaba Minho! – insistió - ¡Debemos encontrar a quién le hizo esto, no puede quedar impune!

 

-          ¡Lo sé Sully, lo sé…! – añadió él – Pero, ¿no crees que debemos saber la versión de Minho primero? Sé que él no estaría de acuerdo con hacer una investigación y buscar un culpable que quizás sea inocente… él no lo permitiría…

 

-          Pienso lo mismo… - afirmó Key mirando a su novio de manera cómplice – Creo que lo importante ahora es que Minho se recupere… la investigación puede esperar Sully…

 

-          Bien… - dijo no muy convencida, pero respetando la decisión de quienes conocían a Minho, incluso más que ella – Lo haremos así… - sonrió – Gracias por el café Jonghyun, y gracias por haber llegado a Minho a tiempo…

 

-          Gracias a ti por cuidar de él…

 

-          ¿Podemos, podemos entrar a verlo…? – preguntó el rubio, mientras todos se ponían de pie de la mesa en la que habían estado conversando.

 

-          Por el momento no, lo hemos sedado y es probable que duerma un par de día… - les dijo – Eso ayudará en la recuperación… cuando despierte, les llamaré, por ahora es mejor que regresen a casa, yo me haré cargo de todo… no tienen nada de qué preocuparse…

 

-          Por favor avísanos apenas sepas algo, ¿sí? – insistió Key.

 

-          Lo haré, quédate tranquilo… - habló tocándole el hombro – Vayan a casa…

 

-          Buenas noches Sully, y gracias por todo… - se despidió Jonghyun, tomando de la mano a Key y caminando en dirección a los elevadores.

 

Te amo como se aman ciertas cosas oscuras, secretamente, entre la sombra y el alma…

 

-          Yo… - habló sentándose a su lado, compartiendo ese espacio íntimo en el que estaban – Yo sí estuve ahí… - le dijo – Sí fui… - continuó mirándolo – Solo tuve miedo… miedo de verte, de que me vieran y no saber qué hacer… lo lamento…

 

La grama se aplastó bajo el peso de su cuerpo, sintiéndose acolchada y suave, con una que otra hoja que crujió bajo él. 

Minho cerró sus ojos, dejándose invadir por la calidez del cuerpo del castaño junto al suyo, llenándolo por completo. Sonriendo como en mucho tiempo no lo hacía.

 

 

Día 25

 

 

Siente un suspiro compungido desde la parte trasera del vehículo. Jonghyun miró por el espejo retrovisor, y se encontró con la misma escena de minutos atrás.

Minho estaba recostado en su sitio, con la cabeza hacia un costado y la mirada perdida en el paisaje exterior. Aún quedaban rastros de esas golpizas, de las que de momento no había dicho nada. Así como hace 3 días atrás, desde que le dieron el alta del hospital.

 

Cuando lo llamaron a su móvil esa mañana, salió con prisa de su trabajo, y pasando a buscar a Key al suyo, fueron juntos al hospital. Después de dos días dormido, Minho había despertado, solo que ese Minho que había recobrado la consciencia no era el mismo que ellos conocían.

 

-          ¡Minho, Dios, qué bueno que ya estas mejor! – reaccionó Key yendo a su lado, para tomar una de sus manos y estrecharla entre las de él – Estábamos muy preocupados por ti Choi…

 

-          Minho… - le llamó Jonghyun, parándose tras su novio – Minho, ¿cómo te sientes?

 

-          ¿Te duele algo? – insistió el rubio ante el mutismo del chico - ¿Necesitas que llamemos a Sully para que venga a verte?

 

-          Me… - musitó, carraspeando levemente para despejar su garganta luego de estar tantos días sin hablar – Me… me duele…

 

-          ¿Qué cosa Minho? Dinos, quizás haya un medicamento que puedan darte para que no sientas más dolor… - añadió Key - ¿Qué te duele?

 

-          Mi corazón… me duele mucho mi corazón…

 

 

Y eso fue lo último que dijo. Desde aquel día Minho se sumió en un profundo mutismo que desesperaba a Key y que a él lo volvía loco, pues no sabían cómo poder llegar hasta él y ayudarlo en esa congoja que estaba sufriendo.

Cuando llegaron a casa, lo ayudaron a bajar del vehículo y a llegar hasta el departamento. En el estacionamiento del edificio estaba su auto, con restos de sangre en el tapiz que por más que Key quiso, no pudo borrar con agua y detergente. Subieron pues, con él hasta el piso y adentrándose en el lugar, lo llevaron hasta su habitación.

Pero apenas Minho entró, se adentró hasta el baño de la habitación y les cerró la puerta en la cara, poniendo el seguro para que no pudieran entrar. Key rezongó frustrado, desapareciendo del lugar para preparar la cena, al menos hacer algo más lo distraería de querer matar a Minho. En cambio Jonghyun, caminó hasta la puerta del baño, tratando infructuosamente de abrirla, fallando en el intento. Cuando, a lo lejos sintió que abría el grifo de la ducha y, entre el ruido que hacía el agua al caer por los azulejos del piso, sintió cómo el moreno rompía nuevamente en un desesperado llanto del que no lo pudo rescatar.

 

El calor de sus manos lo distrae, justo cuando Key lo ve apoyar su cabeza en el brazo que tenía en el borde de la ventanilla del vehículo, mientras que con la otra mantenía el rumbo del vehículo. Se voltea hacia él y se deja capturar por esa confortadora sonrisa que le regalaba, sonriéndole a cambio.

Cambia de manos para sujetar el manubrio, y así posar la suya sobre esa que le entibiaba es trozo de piel de su muslo. Entrelazan sus dedos y con dificultad se miran, mientras él trata de mantener su sonrisa, Key llora en silencio, como lo hizo durante todo el trayecto.

Y Minho no habla, no les dice nada, no los mira, ni tampoco duerme. La cicatriz de su mentón y ceja se curan bajo un parche, al igual que su nariz que fue sometida a una cirugía de reconstitución. Su ojo ya no está tan hinchado, solo amoreteado al igual que una que otra parte de su cara.

No se ha curado por completo, sus amigos lo saben, pero aun así y a pesar de las contraindicaciones médicas que Sully les ha hecho, preparan todas las cosas y se lo llevan de Seúl. Jonghyun y Key saben, que lo que más le ha lastimado a Minho no son los golpes que ha recibido, y de los que obviamente, no se ha defendido. Sino que lo que más le está haciendo daño y que saben no podrá curar jamás, es ese roto corazón, que por los días no come, no habla, ni se levanta de la cama, pero que por las noches llora en silencio aferrado a su almohada en la oscuridad de su habitación. Siguiendo esa misma rutina desde que salió del hospital.

 

-          Minho, deberías recostarte… - le dice evitando que levante su cuerpo de esa siesta de media tarde que no pudo eludir – Te ves horrible, creo que estás resfriado…

 

-          Tae, estoy bien, en serio… - mintió queriendo nuevamente incorporarse, ni un resfriado ni nada le impedirían seguir con su labor – Eres tú el que debería estar en cama, anoche has vomitado demasiado, estás débil…

 

-          Mírame, me veo perfecto… - insistió el menor – Ahora Sr. Choi, yo seré su enfermero… por favor voltéese…

 

-          ¿Ah…? – preguntó curioso al ver cómo Taemin se perdía buscando una que otra cosa de ese estante lleno de insumos médico que había en el cuarto del moreno.

 

-          Tenga…

 

-          ¿Qué es esto?

 

-          ¡Pues una mascarilla idiota! No querrás que yo me contagie… ahora póntela – dijo en ese rol que de pronto le pareció demasiado divertido verlo asumir. Quizás ser paciente por un día no sería tan malo – Veamos… por favor, bájese los pantalones, la ropa interior y colóquese boca abajo… - ordenó desordenando la repisa - ¡Haz lo que te pido Choi si no quieres que mi vómito termine en tu café del desayuno!

 

-          ¡Está bien, está bien enfermero Lee! – rio siguiéndole el juego - ¡Tiene usted un pésimo carácter enfermero Lee!, creo que le falta algo de sexo…

 

-          Bueno, quizás después de este tratamiento termine encamado con alguien… - añadió caminando hasta la cama y subiéndose en ella, para sentarse sobre la parte trasera de las rodillas del moreno – Pero creo que lo que usted dice, querido paciente Choi, no son más que delirios propios de una severa fiebre, así que será mejor que le tome la temperatura corporal…

 

-          Solo bastará que coloques el termómetro bajo mi brazo Tae…

 

-          ¡Oh no, esta fiebre es muy severa para eso!

 

-          ¿Qué… qué, quieres decir con eso?

 

-          Que le meteré el termómetro por el culo paciente Choi… - dijo susurrándole al oído – Ahora flecte las piernas y coopere…

 

-          ¡TAEMIN, NO-OOOOH…! – y no dijo nada más.

 

-          Creo que su trasero tenía hambre paciente Choi, se ha tragado por completo el termómetro…

 

-          ¡Me las…! – y un golpe en sus nalgas desnudas que le quitó el habla - ¡… pagarás!

 

 

Ve a Key pasarle un bowl con cereales y leche. De pronto su cuerpo no soportaba la comida pesada por las noches, y esa extraña manía que había adoptado por comer cereales lo calmaban. Quizás era lo dulce de ese contenido, pero daba resultados, era lo único que Minho comía por completo sin dejar nada.

 

-          Minho, ¿quieres más? – pregunta el rubio acercándosele con cautela, rozando levemente su antebrazo para que lo mirase y así poder saber que le escuchaba – Puedo traerte más si has quedado con hambre...

 

Pero no le dice nada. Solo quita su brazo de ese tacto afable y se para arrastrando la silla por el piso entablado de la cabaña. Lo ven caminar por el pasillo y perderse en esa oscuridad, hasta que sienten el golpe de la puerta de su dormitorio ser cerrada.

 

Las cortinas estaban abiertas de par en par, dejando entrar la luz de esa luna que se reflejaba como diamante en la calma del mar frente a sus ojos. La arena de la playa resplandecía de la misma manera, mientras de los árboles de la costa se mecían con el viento. El otoño ya estaba firme en el tiempo y daba atisbos de lo que parecería ser un frío invierno que vendría pasado esos meses.

Minho se acercó hasta la ventana, apoyando ahí sus brazos para dejar caer su cabeza entre ellos. Le es imposible, ya casi no retiene en sus ojos esas lágrimas que salen sin su permiso y que no han dejado de caer desde que dejó de verlo, desde que no sabe nada de él, desde que se separaron y desde que lo recuerda en la soledad de sus noches.

Y podría decir que estar ahí, lejos del hospital y de ese departamento al que tuvo que volver, lo calmarían, pero es infructuoso, porque ese cuarto, esa habitación en la que ahora estaba, parecía estar colmada por la esencia de Taemin. Y su mente viaja en el tiempo, en días que ya son parte del pasado y a momentos en que lo tuvo ese fin de semana durmiendo en la misma cama en la que ahora duerme él, arropado con esas sábanas que parecer tener el calor de su cuerpo y con esa almohada que absorbió el perfume de su cabello y que lo embriaga cada vez que apoya su cabeza en ella.

 

Minho lo mira de reojo juguetear con el agua del mar que le moja los pies cada vez que revienta una ola. Y se ríe cuando él lo hace, y se sonroja cuando Taemin lo mira  fijo y se da cuenta que no ha dejado en ningún momento de perder su vista en su rostro. El moreno baja la vista nervioso, apretando casi inconscientemente su mano con la de él, en donde sus dedos se entrelazan uno a uno, mientras caminan por la costa hasta el fondo del atardecer.

 

-          ¿Qué piensas…? – pregunta buscando la mirada del mayor.

 

-          En ti…

 

-          ¿En mi…?

 

-          Sí, en ti…

 

-          Y qué, ¿qué piensas de mí? – habla interesándose en lo que tiene que decirle, mientras le suelta la mano y se agacha para recoger una caracola que parece demasiado bonita como para no llevársela de recuerdo.

 

-          En que… - y duda. Porque cuando lo tiene así tan cerca, tan hermoso y tan perfecto, su corazón rebota en las paredes de su pecho, robándole un aliento de sus pulmones y atontándolo – En que…

 

-          En que, ¿qué Minho? – le insiste.

 

-          En que eres terriblemente odioso… - miente, recibiendo un manotazo por sobre su hombro y que le hace reír; y no solo porque sabe que Taemin odia que no le diga lo que piensa cuando se lo pregunta, sino por ese gesto de morderse el labio que el castaño hace y que le impulsa a querer siempre comerle la boca en un beso – Ven, quiero mostrarte algo…

 

Avanzan con las huellas de sus pies perdiéndose en el agua que las cubre, caminando hacia un cúmulo de tenues luces que brillan un poco más allá de dónde ellos se encuentran. Ya para cuando están lo bastante cerca, ven un par de puestos que se apegan uno al otro, con uno que otro turista en ellos.

 

 

-          ¡Wow, que genial! – exclama el menor soltándose de su agarre para poder correr y mezclarse entre los pocos compradores de aquellos puestos de artesanías - ¡Minho, apúrate, ven a ver esto!

 

Y se ríe de nuevo. Hasta ese punto, cree que debe lucir como un completo idiota por sonreír tan solo por cómo Taemin lo mira, le habla e incluso le insulta cuando lo hace. A lo lejos lo ve inclinarse por sobre los cubículos, maravillándose de las artesanías en madera nativa que vendían y dejándose embaucar por los vendedores que ríen con su curiosidad y le dan uno que otro regalo tan solo por parecer ser un niño demasiado feliz.

 

-          ¡Mira lo que me han dado Minho!  - le dice mostrándole una pequeña figurita con forma de hoja tallada en madera - ¿No crees que es genial...?

 

-          Creo que debemos pagarla…  - responde él, buscando en el bolsillo trasero de su pantalón la billetera – Disculpe, ¿Cuánto es…?

 

-          ¡Oh no…! – exclama la mujer demasiado bronceada que está sentada del otro lado del muestrario – Es un regalo para su novio… - y entonces va, y toma otro, entregándoselo a él – Y este es para usted…

 

-          No puedo aceptarla…

 

-          Minho… - insiste el menor.

 

-          Gra-gracias… - añade al fin tomándola en sus manos. Mira figura y volteándola lee tres letras inscritas en ella: S, P y A - ¿Qué, qué significan estas letras? – pregunta a la mujer.

 

-          ¡Oh, no lo había notado! – exclama el castaño, llenándose de las mismas dudas.

 

-          S… - dice la mujer – S de soltar. Significa dejar ir a quienes dejan el plano de este mundo y emprenden el viaje de ser útiles en otro sentido… P, de Preparación. Se refiere a estar listos cuando el momento de esa transición ocurra; preparar la vida, preparar el alma y el corazón… y A, de Agradecimiento. Cuando el otoño llega, los árboles dejan ir las hojas que han cumplido un ciclo. Cuando éstas caen, empiezan esa otra tarea de ser fértiles en la tierra, por lo que solo queda agradecer por todas las dichas que la vida y la madre naturaleza nos ha dado… S de soltar, P de preparar y A de agradecer, esas son las tres lecciones del otoño…

 

-          Es… hermoso… - musita Taemin aferrándose aún más a ese trozo de madera tallado.

 

-          Es el ciclo de la vida… - susurra la mujer mirando al moreno, quien parecía ser el único en entender ese trasfondo oculto en las palabras que les hubo dicho.

 

 

Día 27

 

Las pequeñas partículas de la arena se cuelan por entre los dedos de sus pies, los que van dejando huellas mientras camina. El sol nació firme aquella mañana y, ante el asombro de Key y Jonghyun, Minho tomó su chaqueta y salió de la cabaña.

A lo lejos y desde el balcón, vieron cómo el moreno se perdía en la distancia, remojando de vez en cuando sus pies en el mar que lo saludaba tímido y que volvía a perderse en los profundo para crear nuevas olas.

Y ven cómo se aleja y se transforma en un pequeño punto oscuro en el fondo de esa playa.

 

-          Por lo menos salió, ¿no? – dice Key aferrándose a Jonghyun en un abrazo.

 

-          Sí, por lo menos lo hizo…

 

-          Jjong…

 

-          Sí, amor…

 

-          Yo… yo quisiera ver a Taemin… - añadió mirándolo – Quisiera ir y visitarlo, yo… tengo un mal presentimiento de todo esto Jjong… tengo miedo…

 

-          Lo sé bebé… - habló besándole tiernamente el cabello – Qué más quisiera yo de poder ir y verlo también, estoy muy preocupado por él…

 

-          ¿Deberíamos ponernos en contacto con él?

 

-          No lo sé…

 

Lo cierto era que, desde que Minho había dejado esa casa, ni siquiera él tenía noticias de Taemin ni lo que sucedía con él. El moreno suponía que era Luhan quien ahora lo cuidaba, y por una parte eso lo tranquilizaba pues confiaba en sus conocimientos médicos. Pero también estaba ese deseo de querer verlo y estrecharlo en sus brazos, de poder tocarlo y saber que aún quedan días por compartir. Días en que espera poder adueñarse de todas sus sonrisas y poder al fin decirle que lo amaba… como aún no era capaz de hacerlo.

 

 

Te amo como la planta que no florece y lleva dentro de sí, escondida, la luz de aquellas flores…

 

-          Ayer fui a ver a mi abuela… - le dijo aferrándose a él – Preguntó por ti y para variar me retó por no haber venido a verte… sabes lo odiosa que es… - añadió acariciándolo – Dice que te extraña y que tiene hermosos recuerdos de ti…

 

Y se pierde nuevamente en su presencia. En esa que siente más presente que nunca, notando que lo abraza, lo acaricia y le traspasa el calor de su piel para mezclarse con la de él, siendo nuevamente un solo ser.

 

 

Alzó la vista al sentir música y se percató de lo lejos que había llegado con su caminata matutina. A un par de metros, vio los mismos puestos de ventas artesanales, esta vez cerrados, ya que era demasiado temprano como para que alguien rondase el sector, a excepción de él.

Camina con esa misma pausa que se ha obligado a tener, con esa calma y parsimonia que cree lo mantendrán lúcido y no se lo llevará de la realidad hasta un estado de locura mental que cree pronto lo harán sucumbir.

 

-          ¿Oyes eso…? – dice riendo, avanzando un par de metros delante de él.

 

-          No, ¿qué es…?

 

-          No seas idiota, sé que la oyes - le recrimina el menor adelantándose un poco más hasta llegar a lo que parecía ser un escenario improvisado rodeado de gente - ¡Minho, mira!

 

 

Lo ve meterse en medio del público, hasta quedar delante de todos. Pide permiso y choca un par de hombros para pararse al lado del menor. Y entonces le ve sonreír y aplaudir tontamente al ritmo de la pequeña orquesta de jazz y blues que se estaba presentando. La gente se movía al ritmo de un bossa-nova y él solo tiene ojos para el chico que no parece controlar a su propio cuerpo, mientras se muerde el labio y baila sin darse cuenta.

Y a él solo le dan ganas de besarlo otra vez.

 

 

De pronto la brisa se vuelve demasiado fría, cosa que no es inusual en la costa. Ambos entran de regreso a la casa y cierran el ventanal de la sala. Key se dispone a recoger las cosas del desayuno que quedaron en la mesa para llevarlas a la cocina, mientras Jonghyun camina hacia el dormitorio principal en donde Minho dormía y así ordenar ese desastre del que, al parecer, él era el único inconsciente.

Extiende las sábanas de la cama, reordenándolas luego y estirándolas lo más posible. Luego toma una de las almohadas y nota lo húmeda que está: Minho ya no llora solo de noche, sino también por las mañanas. Y toma la otra almohada y siente que algo golpea el piso. La deja de lado, y se agacha para revisar bajo de la cama lo que ha caído por dentro de aquella funda.

Y Jonghyun no se sorprende porque sea el celular del moreno, el cuál siempre solía dejar dentro de las fundas de la almohada o por entre la ropa de cama, sino que lo que más le sorprende son las más de 70 llamadas perdidas que tiene y los otro 50 mensajes de voz.

Cuando cree que su asombro se apacigua, comprende que está bastante lejos de que así sea. Las 70 llamadas tenían el mismo remitente, un número desconocido que no estaba dentro de los registros telefónicos del teléfono. Y los 50 mensajes de voz, pertenecían a alguien que conoce muy bien.

Toma entonces su propio teléfono y disca aquel número, esperando a que le contestase.

 

-          ¡Jonghyun! – le responde - ¡Gracias a Dios, pensé que no podría contactarme nunca con ustedes!

 

-          Sully… qué, ¿qué ocurre?

 

-          ¡¿Dónde están?! – le habla mientras siente que cierra una puerta al fondo y todo el ruido exterior se apaga - ¡He llamado hasta cansarme a tu departamento, he ido no sé cuántas veces y ustedes tan solo… desaparecen!

 

-          Lo siento Sully… con Key creímos que…

 

-          ¡¿Minho está con ustedes?! – le interrumpe - ¡Mierda, lo he llamado y no me contesta su celular!

 

-          Sí, Minho está con nosotros… estamos en la cabaña en la playa…

 

-          ¡Qué alivio…! – suspira tranquilizadoramente - ¿Me puedes dar con él? ¡Necesito hablar con él!

 

-          Lo siento Sully, él ha ido a caminar por la playa y dejó su celular en casa… - se disculpa el moreno, sentándose al borde de la cama – Si quieres puedes dejarle un recado, yo se lo daré cuando vuelva…

 

-          Jonghyun… - el tono de su voz cambia, es más oscuro – Tú, ¿tú conoces a un Lee Taemin?

 

Las manos le tiemblan con solo oír su nombre, y apenas puede sostener el teléfono. Respira con dificultad y en su mente se desarrollan mil y una escenas posibles en donde Taemin se ve involucrado: unas felices, otras no tanto.

 

-          ¿Jonghyun, sigues ahí…?

 

-          Sí lo siento, estoy… aquí… - le responde con dificultad – Yo… yo lo conozco, yo sé quién es… ¿qué… qué pasa con Taemin? ¿Qué le ocurre?

 

 

La espuma con olor a naranja y hierbas se pierde entre sus dedos, mientras aprieta con más esmero la esponja antes de pasarla por las tazas y cubiertos del desayuno. Lo que parece ser tan solo una de tantas tareas domésticas, es sin duda la que más lo relaja. Sentir el agua mojar sus manos lo tranquilizan.

Tras su espalda siente que la puerta de la cocina se abre y mira por encima de su hombro que Jonghyun entra, cerrándola tras de su cuerpo y apoyándose en ella.

 

-          Amor, ¿ya terminaste de ordenar las habitaciones? – pregunta mientras enjuaga los platos y los coloca sobre la secadora – Cuando termine quiero que me acompañes al mercado, nos estamos quedando sin provisiones…

 

-          Sí… - dice bajito.

 

-          Creo que sería bueno que nos quedáramos el resto de la semana… - habla el rubio sin dejar de hacer la limpieza, sonriendo mientras piensa en esos planes que de pronto se convirtieron en una buena idea – Llamaré a la oficina para que nos den vacaciones… deberías hacer lo mismo, a Minho le está haciendo bien estar aquí…

 

-          Sí… - repite de nuevo, casi como automáticamente.

 

-          ¿Recuerdas cuando vino Taemin? Estaba pensando en eso… - rio nervioso, tomando un paño para secar sus manos y continuar con la loza recién lavada – Lo pasó muy bien, ese fue un gran fin de semana…

 

-          Sí… - monologa.

 

-          Cariño… - habla volteándose al fin para verlo, extrañándose de cómo lo ve - ¡Amor, ¿qué ocurre?! ¡Jjong, cariño, ¿por qué… por qué lloras?!

 

Pero no se atreve a ir a su encuentro. De pronto las lágrimas que Jonghyun derrama lo asustan y paralizan. Key solo permanece de pie a unos metros del moreno, con el cuerpo apoyado en el fregadero y un plato entre sus manos.

 

-          ¿Jjong… qué?

 

-          Key… - dice al fin, mirándolo con dolor – Taemin… él…

 

 

Pequeños trozos de porcelana se esparcen por el piso de la cocina, chocando con sus pies y perdiéndose a lo lejos. Pequeños trozos que brillan por el sol que se cuela por la ventana del lugar y que ilumina más de lo debido el cabello rubio de Key, y las lágrimas de Jonghyun.

Frente a él está su novio, con la vista perdida en el suelo y la cabeza que se mueve de un lado a otro negativamente, dejándose vencer por ese llanto que hasta hace poco estaba conteniendo. Y corre hacia él y se apega a su cuerpo, cayendo ambos al suelo y escondiendo uno la cara en el cuello del otro, como sosteniéndose, como sufriendo… como consolándose mutuamente.

 

 

-          Ven… - le dice al oído mientras toma su mano – Ven… - insiste cuando lo ve mirarlo de manera confusa, como queriendo adivinar lo que el moreno quiere hacer con él.

 

-          Minho¿qué…? – pregunta al verlo en medio de ese espacio que juega el rol de pista de baile justo en frente de la banda - ¡¿qué haces?! ¡sal de ahí! ¡todos te están mirando…!

 

-          Baila conmigo… - le dice, extendiendo su mano justo frente a él, capturando de pronto la atención de la gente que estaba cerca de ellos – Concédeme el honor de esta pieza…

 

-          ¡Minho!

 

-          ¡Baila conmigo Taemin! – insiste mirándolo de esa manera en que solo él sabe cómo mirarlo – Baila conmigo, por favor…

 

 

Y entonces toda la gente que está mirándolos con risas bobas por lucir demasiado enamorados, desaparece a su alrededor. La banda de jazz que tocaba también se va, excepto la música que envuelve sus sentidos y que viaja alrededor de ellos. Tan solo está él, él y ese hombre que lo mira con exceso de ternura y que extiende su mano como si pudiera tenerla de ese modo para siempre: esperándolo.

Taemin da un paso al frente y la toma, sintiendo como temblaba. Un paso de Minho, y luego su mano que se cuela tras su cintura y que va poco a poco acortando la distancia entre ambos. Y ya no es solo la tibieza de su mano contra la suya, sino es el calor de todo ese cuerpo que lo atonta y le hace perder la razón.

Minho apega sus cuerpos, apretando la mano de Taemin contra la de él, deslizando sus dedos tras su espalda y acercando su rostro de modo de su mejilla roza la del menor. Y cierra los ojos. Cierra los ojos y se deja embaucar por la música que los rodea y por Taemin que sonríe cuando apoya su rostro en el hombro que tiene enfrente.

 

-          Esta será nuestra canción… - habla casi sin pensar en lo que le dice. Está tan sumido en esa agradable sensación de tenerlo de ese modo, que Taemin sabe que no es Minho quien le habla, sino que es su corazón expresándose libremente – Esta… esta será nuestra balada de otoño…

 

 

La brisa costera golpea su cara, obligándolo a tener que subir la solapa de su chaqueta para cubrirse del frío que comenzaba a sentir. Del sol que hasta hace poco iluminaba su camino, pocos rastros quedan. Ahora, en su retorno a la cabaña, solo un cúmulo de nubes oscuras y espesas, se extienden en el cielo, al mismo tiempo que el mar se pone más bravío que instantes atrás.

Los árboles de la costa se mecen violentamente con el viento que comienza a ser más voraz y no darles tregua, mientras que pequeños remolinos de arena se funden bajo sus pisadas, obligándolo de vez en cuando a cubrir con su manga el rostro, para que no entrase ninguna partícula en sus ojos, menos en ese del que tan solo queda el 30% de campo visual.

Cuando siente que el viento cesa, se atreve a mirar al frente, por ese mismo camino por el que él anduvo y ve que alguien corre a su encuentro. Nota que se detiene con el choque de ambas miradas, y tan solo porque reconoce sus ropas sabe quién es. Sigue caminando a su encuentro, y cuando lo tiene aún a unos cuantos metros, logra ver su cara y sabe que algo ocurre.

Aquel corazón que sentía muerto dentro de su cuerpo da un palpitar que le causa una puntada, y que le hace llevar una de sus manos a su pecho. Y suspira al fin, como recién pudiendo ser capaz de respirar y sentirse en vida luego de esos días que ha pasado medio muerto. Minho siente cómo la sangre le quema las paredes de sus venas mientras viaja con prisa por su cuerpo. La arena ya no es suave cómo creía, sino que está fría y solo ahí se da cuenta que todo el tiempo estuvo caminando por la orilla de la playa, mojando su pantalón casi al nivel de su rodilla.

Baja la vista y cree que ha despertado, y que aquella pesadilla en la que estuvo ese tiempo al fin termina y puede volver a la realidad, y creerse vivo nuevamente.

Entonces  aquella persona que lo miraba a lo lejos ya está frente a él, tan solo a unos pasos de distancia y le mira como notando que el Minho que conoce, y que al parecer extrañó tanto desde hace un tiempo, ha vuelvo, ha regresado a ese cuerpo que permanece impute a las olas que ahora mojan a ambos.

 

-          ¿Jjong…? – le habla.

 

El chico sonríe, porque no puede creer que después de tanto tiempo le oiga decir su nombre. Quiere lanzarse sobre él y abrazarlo, y reír y gritar porque lo extrañó demasiado. Pero no lo hace. Solo permanece ahí, mirándolo con esa alegría que de pronto se va del cuerpo y que es aplastada por esa angustia que está sintiendo y que cruelmente le hará sentir a él.

¿Volverá a ese estado de muerto en vida como antes? ¿Dejará de hablarle nuevamente? No lo sabe, y Jonghyun tiene miedo, porque está casi seguro de que será así. Que después de tener a su amigo al borde de ese abismo de tristezas, y poder al fin en ese instante oírle hablar, sabe que quizás aquel abismo sea aún más profundo, o quizás se convierta en un acantilado en el que Minho salta y en donde él no puede ir tras él para rescatarlo… aunque quiera hacerlo.

 

-          ¿Jjong… qué pasa? – pregunta mirándolo con curiosidad - ¿Por qué…?

 

Y lo entiende. Cuando comprende verdaderamente la manera en la que su amigo lo está mirando, lo entiende todo.

 

 

Te amo sin saber cómo, ni cuándo, ni de dónde. Te amo directamente sin problemas ni orgullo. Así te amo, porque no sé amar de otra manera… sino así de este modo en que no soy ni eres, tan cerca que tu mano sobre mi pecho es mía…

 

Jonghyun siente cómo Minho choca con su hombro cuando pasa corriendo junto a él. Y no necesita decírselo, pues sabe que su amigo ha comprendido lo que sucede. Y en seguida se siente un maldito desgraciado por tener que ser portador de ese tipo de noticias. Por tener que ser él quien deba quebrar nuevamente a su amigo, como hiriéndolo otra vez. Como propinándole esa misma paliza que desfiguró su rostro, solo que él le golpea el alma, el corazón y la vida misma.

 

El moreno corre sin sentir el peso del terreno que le dificulta su andar. Corre igual de rápido cómo se escondió el sol, igual de rápido de cómo nacen, se forman y mueren las olas. Igual de rápido de lo que empieza a sentir que el día se le acaba y que él por más que trata, no puede correr más de lo que sus piernas y pies se lo permiten. Igual de rápido de cómo la vida lo llevó hasta él, igual de rápido como pasaron los días a su lado, igual de rápido de cómo se enamoró de él e igual de rápido que ahora tenía que ir a su encuentro.

 

-          Espérame… espérame Taemin…- y sigue corriendo, casi sin darse cuenta de que ha vuelto a llorar.

 

… Tan cerca que se cierran tus ojos con mi sueño... Te Amo.

 

 

 

 

Notas finales:

POR FAVOOOOR denle amor si? quiero 5000 reviews antes del capítulo final -mira al cielo y pide el milagro - xD

Nos vemos el próximo capítulo <3


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