Capítulo 4: Sonrisa muerta
>>Robin era una chica muy inteligente ya que gracias a ella habíamos podido regresar a la ciudad minutos antes de que amaneciera, en mi espalda cargaba el cuerpo de cierto rubio que por fin había logrado conocer; adonde más que dirigirnos que a la casa de Usopp, Robín era apenas una nueva recién llegada y no tenía donde quedarse, por lo cual le dije que no habría problema alguno en que se quedara con mi amigo. Al entrar a la casa y lo primero que hice fue dejar en el sofá recostado al rubio; el narizón anfitrión bajo las escaleras con prisa al escuchar que habíamos llegado, en verdad estaba preocupado lo primero que hizo fue preguntarle si estaba bien, al ver a la chica se presento como era debido mas no habia atado los cabos para siquiera notar que bajo su mismo techo justo a unos pasos, él ser que más había temido estaba reposando.
-Nariz larga es un placer, han pasado muchas cosas, y te doy las gracias por dejarme quedar en tu casa -
Retrocediendo el tiempo a unas horas antes de que siquiera nos hubiéramos movido de aquella cascada en la cual habíamos estado, recuerdo tan claro como la cristalina agua; me había quedado inmóvil en cuanto vi como aquel al que tanto había ansiado conocer tocaba su pecho y tenia una expresión de dolor en el rostro estuvo a punto de caer al suelo más sin siquiera pensarlo lo impedí tomándolo entre mis brazos, apenas le habia conocido pero no podía dejarle allí tirado, sin más le pedí a Robin que me guiara a la salida, ella no pregunto solo asintió y fuimos rápidamente rumbo a Underworld; en pocas palabras eso habia pasado, al enterarse el tirador palideció y sus piernas le temblaban, con todo el bendito miedo se giro retrocediendo un poco, el miedo se habia esfumado lo que le mostraban sus ojos eran la realidad, se acerco y acarisio aquella rubia cabellera ya revuelta, se pregunto a si mismo en voz alta pero yo le respondí enseguida.
-Sí, el es tu tan temido caballero oscuro -Una sonrisa se formo en mi rostro, una sonrisa de burla ante él, en verdad que era un cobarde. <<
-wow... Es hermoso... -Pensó para sí; seguramente de haber siquiera imaginado esto seguramente desde ya algo de tiempo le habría buscado; el rubio se movio un poco y sus ojos se abrieron, sin siquiera pensarlo tomo del cuello Usopp pero le soltó inmediatamente al ver que no era quien habia creído, miro un poco a su alrededor y un escalofrío recorrió su cuerpo.
-¿Donde estoy? -No pregunto si era de dia ya que eso era demasiado obvio.
-En casa de el -señalo a Usopp, se sento en el sofá y cubrió su rostro con ambas manos, realmente aquello apestaba, habia salido del bosque y para terminar de derramar el agua era de dia. -te sentias mal y no podíamos dejarte como idiota en el suelo-
No quedaba mas que hacer, ya estando en la ciudad lo que hizo fue pedirle prestado el baño a Usopp, se tomaría una ducha y saldría un rato, queria pasear por aquellas calles que solo habia conocido en la oscuridad de la noche. En cuanto bajo las escaleras de aquella casa agena le miraron sorprendidos, claro habia decidido quitarse su traje y solo llevar un pantalón negro junto a una camisa azul, su sombrero tampoco lo llevaba por lo cual su rostro era visible.
>>Mi mirada no podía despegar de aquel rubio, el era un ser misterioso, de sonrisa era sumamente hermosa y tranquila pero en cuanto el mismo se daba cuenta de que lo hacia mataba a su sonrisa.
"Eres misterio, derramado sobre mí
Ese misterio, lo he encontrado solo en tí
Déjame estar, contigo hasta el final
Tu sonrisa vuelve a morir"
Las miradas de los habitantes de la ciudad nos miraban extrañados, tal vez nunca habían tenido tantos visitantes; extrañamente la luz del sol logro escapar de las nubes, el cielo estaba despejándose mostrando ese azul Sanji, un azul que sentía el habia traído junto al resplandor del sol celoso de aquel dorado cabello.
En la noche de nuestra ausencia se habia incendiado el horfanato, justo pasábamos por allí y solo habia quedado un par de mujeres con algunas heridas; Sanji fue junto a ellas, no escuche de que hablaban hasta que el nos hizo una seña pidiendonls que nos acercáramos, tenia una sonrisa en el rostro, solamente nos invito a hacerle compañia.
-Su amigo es muy amable, se ha ofrecido no solo a ayudarnos sino a hacer el completamente la comida -Eso me habia sorprendido bastante, lo bueno era que no habia visto mi reacción por haberse marchado a la cocina; en el incendio se habian perdido algunas cosas pero no habia sido para tanto ya que la cocina podía usarse y no habia riesgo de que el lugar se viniera abajo, un pequeño incendio que no paso a mayores.
Podía ver que tan feliz estaba en la cocina, el cocinar era algo que debía amar verdaderamente; a cada movimiento que hacia mi mente giraba solo en el, deseaba saber mas sobre Sanji, queria conocerle y que esa aura misteriosa fuera revelándose solo a mi, conocerle por completo.
Realizo una comida exquisita, cocino para todos, y los niños están felices y agradecidos, yo tambien lo estaba, no habia comido hasta justo ahora; mientras todos comían vi como saco uno de sus cigarrillos y se alejaba, sin dudar le seguí.
Se encontraba recargado en la columna gris aun lado de las escaleras de la entrada fumando un cigarrillo, le mire desde la puerta, no había notado mi presencia entonces ocurrió todo, en cuanto di un par de pasos hacia el una fuerte ráfaga de viendo apareció repentinamente llenando de polvo y tierra el lugar, eso había sido realmente inesperado, Sanji aun seguí allí y se había dado la vuelta cubriéndose el rostro con sus brazos; en cuanto lo note Underworl parecía más joven de alguna manera una ciudad parecida a cualquier otra de hace décadas atrás, un ambiente color arena envolvía todo el lugar y justo en la calle de enfrente estaba Sanji uno feliz junto con una persona alguien que no lograba distinguir como si fuera una sombra borrosa en su pasado; frente a ellos estaban las casas de colores azules con blancos.
-Oye, ya llevamos más de dos años juntos-
-¿Eh en verdad? Que rápido pasa el tiempo -
-Sanji que cruel, yo si lo recordaba ¿por qué crees que te he llevado a aquel lugar? Será nuestro lugar-Lo abrazo envolviéndolo con sus brazos.
-Nuestro lugar especial. Lo sé me lo has dicho allí mismo, sabes... Realmente te amo -Su sonrisa era hermosa, y aquella escena se fue desvaneciendo a la vez que ambos se iban caminando tomados del brazo, la arena junto con el viento se llevaba aquella escena.
-¡Zoro idiota! ¡¿Cómo mierda te atreviste a ver eso?!- Estaba molesto, arrojo su cigarrillo apagándolo con una fuerte pisada en el suelo.-No te atrevas a decirle a nadie sobre esto, es un recuerdo mío, algo que no tiene nada que ver contigo- Su voz sonaba algo quebrada como si le doliera el siquiera hablar de todo aquello.
-¿Es la persona que amas verdad? -Una expresión que no me agrado para nada mostraba en su rostro, se dio la vuelta dándome la espalda.
"Se apaga el tiempo,
No hay instantes de pasión
Todo es desierto, tu mirar de marchitó
Deseo arrancar, tu amarga identidad
Tu sonrisa me enseño a morir"
-Solo deja en paz y no molestes marimo idiota, es mi problema, es mi alma, es... Es... Solamente es mi historia una que no importa-Camino rápidamente pero le tome del brazo fuertemente y le mire enojado, aquellos ojos azules me evitaron, esto no estaba bien, aunque a él no le gustara descubriría que le ocurría, era verdad que había venido a ayudar al cobarde de mi amigo a resolver misterios sobre esta ciudad pero comenzaba a pensar que debía ser mi destino ayudar a Sanji, eso sentía en el fondo de mi alma.
-Déjame estar, contigo...- El cielo se había nublado y un fuerte trueno interrumpió mis palabras.
-Fue bueno estar con ustedes y cocinar pero me debo ir, no debo estar aquí si él se entera...-Giro su brazo un poco logrando que soltarse de mi agarre fácilmente.
“Déjame estar, contigo hasta el final
Tu sonrisa vuelve a morir
Deseo arrancar, tu amarga identidad
Tu sonrisa me enseño a morir.”
El corría y se alejaba de mí, yo no podía dejarle no así como así, me debía una pelea y por lómenos una cena.
-Cejas de sushi – Le seguí sin pensarlo, intentando no perderle de vista o yo estaría perdido y era algo que no quería que ocurriera.
Solo era un hombre de muchos en este enorme universo que apenas y conocía lo que le rodea, en busca de lo desconocido, en busca de Sanji.
El bosque se extendía a mi paso rodeándome consumiéndome a cada paso que daba y nuevamente sin siquiera notarlo estaba frente a aquella cascada y Sanji había desaparecido.
Camine lentamente observando atentamente cada rincón del lugar, como si esperara que aquel rubio apareciera de la nada, mi vista se detuvo frente a la cascada ¡exacto eso debía ser! Al acercarme y pasar por aquella cascada un pasillo teñido de oscuridad se ceñía frente a mí, debía hacerlo, mi corazón me lo pedía.
-Verdaderamente debe ser el destino que esta ayudante cejas de sushi – Camine a mi paso normal tocando de vez en cuando con mis manos la superficie rocosa, áspera de la cueva; no me importaba aventurarme a lo desconocido y no tenía miedo en lo absoluto, pasara lo que pasara ayudaría a Sanji hasta las últimas consecuencias, entraría a su mundo y le conocería verdaderamente.
No permitiría que su sonrisa volviera a morir y si lo hacía me seguiría arrastrando hacia la muerte, mi vida por su sonrisa. <<
To Be Continued…