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Engaño, Tortura y Amor. por Zib Membrane

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Notas del fanfic:

*IZ no me pertenece, le pertenece al genio Jhonen Vasquez ^^

 

A leer se ha dicho

Engaño, Tortura y Amor.

 

Había notado un comportamiento extraño en Zim desde hace unas cuantas semanas, trato de pasarlo por alto creyendo que se le pasaría, pero al perdurar por tantos días seguidos, comenzó a preocuparle.

Después de todo… eran pareja.

Dib había notado que Zim estaba bastante distante, no dejaba que ni GIR ni él se acercaran a menos de un metro de distancia, sin mencionar los días que se la pasaba encerrado en el laboratorio.

Fue que muy a la fuerza, pues Zim no quería hablar con él, fue que se vio obligado a ver las cámaras de seguridad del laboratorio de su, ahora, novio, para ver qué era lo que lo tenía comportándose así.

No tardó mucho en hackear el sistema que Zim había puesto en la red de seguridad, no era muy complejo, a pesar de que el alíen y él eran oficialmente una pareja, el extraterrestre aun no confiaba en él, fue por eso que su acceso a la extraña casa verde era restringido solo a la parte de la casa, Dib no tenía permitido ver las cámaras de seguridad del laboratorio y mucho menos poner un pie en el mismo, cosa que el moreno respeto, aunque no estuviera muy conforme.

Al dar con el acceso a las cámaras, desde su laptop, pudo ver que Zim se encontraba sentado, viendo el enorme monitor que conformaba parte de su computadora principal, no le prestó atención a eso y comenzó a buscar  lo que realmente le interesaba, puso en reversa las cintas de las cámaras, hasta que dio con lo que buscaba.

Era una llamada de Zim con los más altos, la fecha era de un mes y medio atrás, y comenzó a escuchar la plática que tenía el invasor con sus líderes de Irk.

—Escucha Zim, escucha con mucha atención—. Hablaba Rojo. —Tú…no… eres… un invasor—. Tanto Purpura como Rojo trataban de hacer entender con señas y dibujos que Zim estaba exiliado. El alíen simplemente bajo una de sus antenas como signo de no comprender que era exactamente lo que decían.

—Puedo ver que tratan de decirme algo, Mis Altos, pero no logro saber que es—. Dijo Zim encogiéndose de hombros, los otros dos se llevaron una mano a la frente en señal de frustración.

—Se lo dices tú o se lo digo yo—. Purpura ya no quería seguir hablando con aquel Irken idiota, Rojo suspiro.

—Está bien, díselo tú—. Rojo le dio la espalda al monitor para alejarse, sabía que Purpura sería muy, muy, muy directo y no tendría piedad de aquel Irken exiliado.

—Bien escucha Zim, tú ya no perteneces a la armada Irken—. Le soltó de sopetón Purpura, haciendo que Zim abriera lo ojos sorprendido.

— ¿Qué?—.Pregunto Zim con sorpresa.

—Lo que escuchaste—. Purpura se cruzó de brazos. —Te enviamos a la Tierra para que cumplieras tu exilio, ese planeta insignificante no forma parte del plan Ruina Inevitable II—. Zim agacho su mirada tratando de asimilar todo lo que su líder le había dicho.

—Eso…significa que yo… que ustedes…—. Zim apretó sus puños sin creer lo que sus amadísimos Mas Altos decían.

—Al fin entiendes—. Decía Rojo aliviado de quitarse esa molestia de encima, ahora ya no recibirían más llamadas de Zim. —Ya dicho esto, nos despedimos—. Los Altos no dijeron nada más, inmediatamente cortaron la comunicación y bloquearon cualquier intento de la misma para ese planeta, Zim seria problema de otro.

Zim había quedado shockeado por lo que acababa de pasar, no fue sino hasta que finalmente comprendió lo que habían dicho… Exiliado… él estaba exiliado…

Una ira se apodero de él y sin ningún cuidado, comenzó a destruir todas la maquinas que se encontraban en los laboratorios… simplemente con el fin de desquitarse… después le diría a la computadora que arreglara su laboratorio, pero por ahora lo único que quería hacer era destruir, destruir cualquier cosa, con el fin de apaciguar esa ira dentro de él.

Dib, que veía la grabación en su laptop, ahora entendía porque se habían escuchado tantos golpes esa noche, Zim había destruido casi todo su laboratorio, y también parecía entender por qué el alíen estaba de mal humor últimamente, suspiro, esa basura alienígena no tienen derecho de tratar así al alguien de los suyos… comprendía como debería sentirse Zim en ese momento, él mismo había pasado por eso alguna vez, en la Skool, pero ahora que iba a la universidad, las cosas eran muy diferentes, no tenía muchos amigos…solo tenía una buena amiga con la que compartía clases avanzadas, pero al menos ya no era tratado como el loco paranormal como el la Skool.

El moreno, enterado de lo que le había pasado a Zim, decidió adelantar la cámara a tiempo actual, lo primero que vio fue el asiento de la computadora vacío, eso lo extraño.

— ¿Qué rayos crees que estás haciendo, Dib-mono?—. Una voz más que familiar, retumbo en toda la sala en donde se encontraba, desvió la vista de la pantalla de su laptop para encontrarse con un par de gemas magentas viéndolo con enojo.

—Zim…yo…—. El humano trato de explicar lo que Zim estaba viendo… era claro que el humano había desobedecido en una de las reglas que Zim tenía… No ver las cámaras del laboratorio.

— ¿Acaso no te había dicho que ver mis cámaras de seguridad ¡Está prohibido!?—. Pregunto el Irken dando un certero puñetazo a una de las paredes cercanas, agrietándola un poco, Dib se asustó por la reacción del Irken, jamás lo había visto así de molesto, ni siquiera ahora que vivían juntos.

— ¡Tengo todo el derecho de ver esas cámaras!—. Grito Dib con reproche, era la hora de confrontar a Zim, el humano debía hacer entender al alíen que en una relación debe existir la comunicación y la confianza, dos cosas que Zim tal vez no conocía aun. — ¡Esta es mi casa también!—. El alíen frunció el ceño, su mirada reflejaba la ira que crecía con cada palabra dicha por el moreno, apretó sus puños y camino hasta Dib.

Sin que el humano se lo esperara, el Irken lo había tomado por el cuello, lo había elevado en el aire y de inmediato lo estampo contra una de las paredes cercanas, Dib soltó un jadeo por el golpe en su espalda, y entre abrió los ojos, pues los había cerrado en el momento en el que Zim lo había tomado por el cuello, y miro como el Irken tenía la furia escrita en su cara, claramente estaba enfadado con Dib.

— ¿Tú casa?—. Pregunto Zim mientras apretaba aún más el agarre del cuello de Dib. —Esta es ¡Mi Base!, simio sin pelo—. Dib lo miraba con miedo, jamás había visto ese gesto de ira en Zim, le asustaba… no, le aterraba la mirada que tenía el Irken en ese momento. —Y lo que yo made, se cumple… tú no eres nadie para exigirme algo, ¡¿Escuchaste?!—. Ante esas palabras Dib abrió los ojos por completo, mostrando su color miel, ¿Qué él no era nadie?, ¿Acaso Zim no lo consideraba alguien importante?

—Cla…claro que soy alguien…soy tu novio Zim—. Dib trato de hablar lo más claro posible, pues se le dificultaba tomar aire con la mano de Zim apretándole la tráquea, el Irken soltó al humano, el cual callo de rodillas al suelo.

Dib trataba de tomar el aire que le había sido robado mientras trataba de ver a Zim parado delante de él.

—Eres mi novio… ¿Y eso que?—. Dijo de una forma tajante, casi se podía detectar el desprecio en la palabra “novio”, Dib se sorprendió al escuchar esas palabras salir de la boca del alíen que más amaba en el universo. —Para mí solo eres el humano apestoso que vive conmigo, y con el que me revuelco por algunas noches…solo eso—. Dijo Zim con desprecio, al escuchar todas esas palabras dichas por el Irken, Dib pudo sentir como algo dentro de él se rompía en miles de pedazos, los oídos del moreno captaban perfectamente el sonido de un cristal rompiéndose… pero bien sabía que este no era ningún cristal, lo que oía, era su corazón siendo destrozado por todas y cada una de las palabras dichas por Zim.

Los ojos ámbar de Dib se cristalizaron, dolor y sufrimiento era lo que sentía en ese momento, pero todo eso desapareció para convertirse en enojo, sin que Zim se lo esperara Dib lo empujo, quería alejarlo de él, quería estar lejos de Zim en ese momento, pero sabría que no podía dejarlo solo, él lo amaba y ni el hecho de que Zim le estuviera hablando como le hablo lo haría cambiar de opinión.

— ¡Estúpido!—. Le grito el humano para estampar sus nudillos en la mejilla derecha de Zim, quería desquitarse, solo eso, pero olvidaba que Zim le triplicaba la fuerza, el humano ni siquiera pudo soltar un segundo golpe porque Zim ya había respondido con un golpe en la boca del estómago del humano.

Dib se dobló del golpe, jadeaba un poco, pues el golpe de Zim le había sacado el poco aire que había conseguido, se abrazó a sí mismo como reflejo para disminuir el dolor.

—Humano miserable, ¿Cómo te atreves a golpear a Zim?—. El de piel verde sujeto con brusquedad el mechón en forma de guadaña del moreno y jalo de el para hacer que Dib levantara la cara. —Te enseñare a respetar a un invasor—. Dijo el Irken mientras arrastraba al moreno escaleras arriba, Dib trataba de soltarse del alíen, pero era inútil, aun le dolía el golpe en su estómago… eso seguro dejaría un moretón.

— ¡Tú ya no eres un invasor!—. Grito el humano, Zim paro en seco ante lo dicho por el moreno, volteo a verlo, sus ojos magenta estaban llenos de ira, entonces Dib cayó en cuenta de lo que había dicho.

Mierda…

—Tu…—. Gruño Zim de manera amenazadora, ahora el moreno podía temer por su vida, pues había cometido el peor error que había podido cometer…herir el inflado ego de un Irken demasiado orgulloso. —Te demostrare que sigo siendo un invasor, humano apestoso de mierda—. Dib tembló ante el tono que había usado el alíen, decir que Zim se encontraba molesto era poco, el alíen estaba furioso, y ya tenía con quien desquitarse.

Siguió su camino por las escaleras, con Dib arrastrando, llego hasta una puerta de color negro, la cual abrió de una patada, las luces, de un color magenta tenue, se encendieron en automático, revelando la habitación principal de la casa, la habitación que compartían Dib y Zim en el tiempo que llevaban juntos.

Zim arrojo con brusquedad a Dib en la cama que se encontraba en la parte central de la habitación, el cuanto el humano cayo en la cama, este, aun recostado en la cama, se dio vuelta para ver de frente a Zim, pudo ver como el Irken se quitaba sus guantes negros, revelando sus afiladas garras, Dib trago seco cuando vio a Zim acercarse a él, el alíen nunca se quitaba sus guantes cuando estaba cerca de Dib, pues existía el riesgo de que el humano saliera lastimado por algún rasguño, pero ahora… Zim ni siquiera había dudado en sacarse los guantes, una sonrisa siniestra se dibujó en el Irken, dándole un aire de maldad a su aura.

En ese momento el moreno pretendía alejarse de Zim, su mirada no lo tranquilizaba, estaba seguro de que algo malo iba a pasarle si no salía de esa casa pronto… el humano trato de llegar al otro lado de la cama, al menos así estaría lejos de Zim para poder saber qué hacer, pero una de las garras del alíen pesco el tobillo izquierdo del humano.

— ¿A dónde crees que vas?—. Zim jalo del tobillo de Dib para acercarlo a él.

—No…no Zim…déjame—. Pedía el humano a sabiendas que no podría huir tan fácil del Irken, Zim solo sonrió con burla ante las suplicas del humano, sin esperar más el Irken comenzó a pasar sus afiladas garras por el cuerpo de Dib, solamente para rasgar toda la ropa que el moreno vestía en ese momento. — ¿Qué haces?, ¡suéltame!—. Dib trataba inútilmente de escapar de las garras del alíen, ahora la ropa de Dib era reducida a cientos de tiras destrozadas en el suelo.

Una vez que Zim despojo al humano de toda prenda, sonrió, era hora de desquitarse y de enseñarle al humano que él seguía y seguirá siendo un invasor, Dib estaba en medio de la cama, temblaba de miedo, Zim jamás había hecho algo como eso, pudo ver a Zim sonreír y eso no le dio buena espina, quiso volver a ponerse de pie, pero Zim se colocó encima de él aprisionando sus muñecas con una de sus garras, de nuevo esa sonrisa que en el rostro de Zim que le decía que lo que sea que estuviese pensando el alíen no era nada bueno.

—Abre las piernas—. Ordeno Zim, Dib abrió los ojos ante la repentina orden, el moreno pudo ver como Zim llevaba una de sus manos a su pantalón para desabrocharlo, eso no podía ser cierto, ¿Verdad?, Zim no estaba pensando en hacer lo que Dib creía ¿Verdad? — ¡Abre las piernas te dije!—. Repitió el de piel verde al ver que Dib no hacia movimiento alguno, este grito fue suficiente para hacer reaccionar al moreno.

—Estás loco—. El moreno comenzó a lanzar patadas para quitarse a Zim se encima, pero también parecía que había olvidado las extremidades biónicas del PAK de Zim, los cuales le sujetaron ambos tobillos, inmediatamente Dib entro en pánico, había quedado totalmente vulnerable ante Zim.

—Sera por las malas entonces—. La sonrisa que Zim tenía en ese momento, no hacía más que asustar al azabache, como pudo Zim volteo a Dib boca abajo en el colchón, de su PAK saco un tentáculo que mantendría presas ambas muñecas para inmovilizarlo, inmediatamente Zim se colocó de espaldas al humano, Dib podía sentir el aliento de Zim en su cuello, pero eso no lo tranquilizaba, sabía lo que haría Zim a continuación.

El Irken alzo un poco la cadera de Dib, dejando su entrada al descubierto, Zim sonrió de manera cínica ante lo que estaba a punto de hacer, podía sentir el cuerpo de Dib temblar debajo del suyo por el miedo que sentía el humano, esto estaba bien, de esa manera Dib lo respetaría y acataría sus órdenes sin chistar.

—Esto te enseñara que me debes respetar—. El moreno pudo sentir como Zim sonreía, sus ojos se abrieron como platos por el miedo.

— ¡No!...no Zim, no lo ha… ¡AHHH!…—. Dib no había terminado de hacer su petición cuando Zim había introducido su miembro en el moreno sin preparación alguna, ocasionándole un severo desgarre a su entrada, los gritos de dolor de Dib no se hicieron esperar.

Zim ni siquiera se molestó en esperar a que el moreno se acostumbrara a tener su miembro dentro, casi de inmediato comenzó con embestidas nada lentas, mientras que sus garras recorrían y rasgaban la piel blanca del humano, dejando en su camino algunas finas líneas rojas y muy pocas gotas de sangre.

—Ahh…ahh... Dib… —. Los gemidos de Zim no se dejaban opacar por los gritos del humano, su interior era el paraíso, y con el fin de aumentar ese placer, el alíen aumentaba la intensidad de las embestidas.

— ¡Zim!...¡¡¡Basta, ya BASTA!!!—. Dib no dejaba de gritar a causa del dolor del que era víctima, pero no sabía que dolía mas, si su dolor físico en ese momento en el que la persona que lo amaba lo estaba violando o… que él no significaba nada para la persona que más amaba y que en ese preciso instante lo estaba humillando de la peor forma posible. —Por favor… detente—. Suplicaba el moreno, Zim sonrió.

—Eso humano tonto, suplica… eso me gusta—. Dijo Zim con un tono lujurioso, sin detener las envestidas o la intensidad de las mismas, el olor a sangre había sido detectado por el alíen hacia un buen rato, pero no le tomo importancia, él quería seguir disfrutando de ese placer que el cuerpo del humano le brindaba de manera indirecta, de los ojos de Dib habían comenzado a salir lágrimas, había parado de llorar, pero no aun así de sentir dolor. — ¡AHHH!—. Zim había soltado un sonoro gemido al correrse dentro del humano, el alíen trataba de normalizar su respiración pero una vez que lo logro, salió del interior del humano, Dib no había podido evitar soltar un quejido de dolor, ante el ardor que le provocaba la esencia de Zim en su lastimaba entrada.

El humano no se volteo a ver a Zim, es más ni siquiera se movió de la cama, pudo sentir como el alíen se había recostado a su lado dándole la espalda, los ojos de Dib dejaron caer más lágrimas de dolor, pero esta vez no era por el dolor físico, sino porque ahora sabía que no significaba nada para la persona que él amaba, lo que había ocurrido en ese momento se lo confirmaba, él para Zim no era más que el humano  con el que viva y se acostaba con él.

Su corazón había terminado de romperse en miles de pedazos cuando Zim lo llevo a la habitación y lo había tomado por la fuerza, pero lo peor no era eso, si no que Dib seguía amando a Zim…y es por eso que comenzaba a odiarse a sí mismo.

No supo cuando había logrado moverse un poco para el también darle la espalda al ser que se encontraba durmiendo en la misma cama que él, cerró los ojos pero aun así sus lágrimas siguieron cayendo de ellos, le dolía demasiado el corazón… sin más se quedó dormido.

 

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La poca luz del sol que se filtraba por entre las cortinas lo hizo despertar, sentía todo, absolutamente todo, su cuerpo adolorido, su mente no tardo en mostrarle los recuerdos de la noche anterior, volteo al lado contrario de la cama, pero lo encontró vacío, paseo su vista por toda la habitación, pero no había rastros del alíen, entonces sus ojos se cristalizaron, con sus pensamientos, él no era importante para Zim, él no significaba nada para la persona que significaba todo para él.

Trato de levantarse de la cama donde estaba acostado, pero de inmediato un agudo dolor en su espalda baja hizo que sus piernas fallaran mandándolo al suelo, Dib recordó la razón de ese dolor y no pudo evitar que más lágrimas salieran de sus hermosos ojos dorados.

Como pudo el humano camino hasta el baño donde se encerró por un rato, se recargo en el lavabo para ver que tanto daño físico, aparte de su desgarrada entrada, le había ocasionado Zim, al verse al espejo pudo ver en su abdomen una enorme mancha de color morado, obviamente este fue el golpe que Zim le había lanzado al principio, pero al ver con determinada atención pudo ver que su cuello también estaba algo amoratado y podía apreciar a la perfección una palma con tres dedos en su cuello, dedujo que esa marca fue el resultado de que Zim casi lo asfixiara, de dio vuelta para poder apreciar un poco su espalda, y vio los cientos de rasguños que Zim le había hecho con sus garras, algunos ya comenzaban a cicatrizarse pero otros parecía que aún tenían sangre fresca emanado de ellas.

Dejo su inspección corporal de lado para darse un baño, y tratar de poder olvidar lo que había pasado la noche anterior, el moreno solamente abrió la llave del agua se sentó en el suelo de la regadera, junto sus rodillas a su pecho y dejo que el agua callera sobre él, comenzando de nuevo a llorar sin poder evitarlo.

 

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Ahora se encontraba sentado en el borde de la cama, solo lo cubría una toalla que mantenía anudada a su cintura, estaba pensativo, simplemente…pensativo.

Había tomado una decisión, la que parecía ser la más correcta para él…

Rápidamente comenzó a vestirse, se puso su típica camisa azul y sus pantalones negros y sus botas estilo gótico, una vez terminado de vestirse, se acercó al armario que Zim le había dado para guardar su ropa y de él saco un maleta negra, la coloco sobre la cama y la abrió, se acercó de nuevo a su armario y como pudo saco toda su ropa de ese lugar y la metió en la maleta sin siquiera acomodarla, se acercó al buro que estaba del lado de su cama y saco todos sus objetos personales y, al igual que la ropa, los metió en la maleta, una vez que no había nada mas de su propiedad en esa habitación, cerro la maleta y la tomo por el asa dio un último vistazo a la habitación para asegurarse de que no olvidaba nada, se colocó su gabardina y levanto el cuello para ocultar el moretón del mismo, abrió la puerta y salió de esa habitación.

Camino y bajo por las escaleras, se detuvo un momento, pues oía ruidos en la sala causados por la televisión, asomo un poco su cabeza, le alivio ver solo a GIR en la sala, atravesó la sala sin evitar que el robot se diera cuenta de su presencia.

— ¿A dónde vas Mary?—. Pregunto el robot con un boba sonrisa al ver que el moreno salía con una gran maleta a cuestas, el moreno pensó que decirle.

—Voy a salir GIR, no te preocupes—. Palpo la cabeza del robot el cual le sonrió, le alegraba que Mary estuviese viviendo con su amo y con él.

— ¿Me traes taquitos cuando regreses?—. Pregunto inocente la unidad SIR, pronto el semblante de Dib cambio a uno triste.

—Claro… te lo prometo—. Le mintió, le dio un último abrazo a GIR y de inmediato salió de la casa, lo único que no quería era que Zim lo viera en ese momento.

Una vez que el moreno cerró la puerta detrás de él, recorrió el patio de gnomos de Zim, por su mente pasaron cientos de recuerdos, se recargo en la puerta y se dejó caer hasta sentarse en el suelo, tenía que hacer esto, tenía que alejarse de Zim, él no era nada para ese alíen, entonces ¿Por qué quedarse en esa casa?, ¿Por qué permanecer en un lugar donde no significas nada?, su corazón dolía, mas por el hecho de que Dib no quería irse de esa casa, el moreno amaba a Zim, Dib estaba completamente enamorado de ese Irken orgulloso… pero también sabía que no podía tolerar ese trato por parte del alíen, las lágrimas volvieron una vez más a sus obres dorados.

Recordando cada una de las sonrisas que Dib le había sacado al alíen, o de más peleas inofensivas que había tenido con Zim, o de los tratos que el Irken le daba cuando recién iniciaron su relación…pero ahora… parecía ser que eso nunca existió.

Zim no lo quería… mucho menos lo amaba… ni siquiera le importaba él…

Con el dorso de la manga de su gabardina limpio los rastros de las lágrimas de sus ojos y mejillas, se puso de pie, tomo la maleta y se alejó de esa casa… después vendría por el resto de sus cosas… cuando Zim no estuviera en SU base.

 

 

 

 

Continuara♥ ------ >

Notas finales:

Perdonen si hay errores ortograficos ^^, espero que les guste... ya que no pude dormir en toda la noche, pues esta idea me llego derrepente ^^

 

Como siempre espero sus RW, saben que me encanta reciirlos ^^

 

¡Invasora Zib, cambio y fuera! (^_^)7


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