Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Lamento de la Sirena por PrincessIce

[Reviews - 17]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Veamos la historia girando ahora entorno a los pensamientos principalmente de Kanon.

El ex comandante marino caminaba por la costa hundiendo sus huellas sobre a cada paso que anda sobre la cristalina arena, en esos momentos avistaba una figura muy bien conocida por él, apunto de sonreírle cuando nota los cabellos alborotados y escurriendo agua –  Oye hermano ¿dónde te metiste?... andas todo empapado –  enarcada la ceja del gemelo menor esperando la aclaración de su amado hermano mayor.

 

–   Pues nada, solo salí a dar la vuelta a nuestro lugar, pero resbale y caí en el manantial - mueve los brazos de manera graciosa como si resultara estar nervioso o eso al menos era lo que Kanon podía percibir, sin embargo, no se sentía celoso, si su hermano tenía alguna aventura extra por ahí no le molestaba en absoluto, quizá con eso se olvidaría de lo que sucedió entre ambos, que aun no le convencía del todo.

 

La respuesta fue aceptada por el menor de los geminianos sin prolongar el cuestionamiento por su parte, un par de palmadas recibe en el hombro como saludo de despedida por el mayor, que no tardo en continuar con su camino, seguramente rumbo a la casa enigmática que compartía con su igual.

Los días parecían transcurrir con normalidad, salvo la interrogante que carcomía la curiosidad, el saber de la repentina huida del  mocoso marino como era llamado por costumbre por el imponente Kanon. Aunado a las repentinas salidas por la madrugada de su hermano, en las que se creía que era imperceptible para sus sentidos, y también ¿Por qué no?, del extraño interés por querer tomar las rondas del anochecer los fines de semana que le correspondían al menor.

Todo era mejor que tratar de indagar, el miedo  latente era lo que lo dominaba, a darle pie para que desvié su atención de nuevo en su persona, si lo hacía podría resultar peligroso e incestuoso.

– Tomaré tu turno hermano – espetó el legítimo caballero dorado de géminis, cual largo y hábil fue diestra del menor para sostenerle por el brazo, el rostro desencajado de su igual le llamó la atención, pero no detuvo su intención y prosiguió.

–Saga, te notas tan cansado, de verdad te agradezco que te preocupes por mí, no cabe duda que te has vuelto muy sobreprotector, pero esta noche haré yo mismo mi ronda, además quede con Milo de acompañarlo a tomar unos tragos un rato –  sonríe para tranquilizar a su hermano y quitara esa cara de espanto –  no pienses mal, no llegaré tan ebrio, no haré cosas que no deba, Milo solo es mi amigo y le es muy fiel a Camus –  la sonrisa torcida de su hermano le causa cierto bochorno al tratar de imaginar las barbaridades que estaría pensando.

– Si yo no he dicho nada, tú sabes cómo debes comportarte y de quien eres –  termina por susurrar cerca de la oreja del menor y morderla suavemente, provocando prácticamente con esta última acción que le huyera despavorido por las escalinatas. El guardián de Géminis da media vuelta introduciéndose de nueva cuenta a su templo, cayendo sobre el sillón de alguna forma aburrido pues no tendría la oportunidad de ir a divertirse a costillas de Sorrento con el jueguito de enamorarlo y de paso entretener su bien dotada virilidad, pues no desaprovechaba en sacar algo de ventaja al menos de ese “molesto” asunto como él lo catalogaba. Su plan para destrozar internamente al flautista iba de viento en popa, solo un poco más y terminaría por desilusionarlo para que así piense mejor en no volver acercarse a su amado hermano menor.

El rondín paso sin pena ni gloria, el santuario estaba tan tranquilo en esos días de paz entre los reinos dirigidos por los diferentes dioses, que prácticamente era una pérdida de tiempo hacerla de guardia nocturno, con respecto a la salida de copas terminó por cancelarse pues cierto señor de los hielos con un chasquido de sus dedos se ha llevado como perrito faldero al escorpión dorado, dejando solo al gemelo menor.

La frescura de la noche lo atrajo a la playa, internamente la nostalgia lo estaba moviendo a esos viejos recuerdos de los días en el mundo marino, cerca de las escolleras el agitar de la sedosa melena lila lo hechiza, a paso sigiloso se acerca algo dudoso de que se trate de un espejismo – ¿Sorre? – en sus manos terminaba por ajustar unas ultimas conchas marinas en el collar, más las perturbaciones de su inconfundible voz lo sacan de su concentración.

–Me has pillado terminando esto – muestra el laborioso collar que preparaba para su amado – No se vale ver… faltan unos detalles  – en el mayor se refleja una sonrisa por la manera tan familiarizada con la que le habla ahora, al menos ya no se sentiría preocupado al saberlo aun en el santuario y en perfectas condiciones.

–Pensé que ya te habías ido del santuario – el menor se sonrojó, había prometido no salir de la gruta para no toparse con “Saga” y tener una riña más con él amargado.

–Parece que quieres correrme… te recuerdo que tu flamante hermano me quitó mi flauta y no me iré sin ella… es casi mi vida ese instrumento ¿me ayudarás a buscarlo verdad? – días antes ya había pedido a su “Kanon” que lo hiciera pero este siempre le daba largas, así que no perdía las esperanzas de recuperarla.

–No, para nada, olvida lo que dije, con respecto a tu flauta, trataré de sacarle la verdad a Saga para que estés más tranquilo – se acerca y aparta un mechón lila que cubre los ojos amatista del menor.

– Kanon… – ruborizado hasta las orejas acorta el espacio, pretendiendo tomar la iniciativa, hasta el momento las riendas las llevaba Géminis pero deseaba experimentar con su seguridad, sus labios se aferran a la otra boca que al principio es tomado por sorpresa, pero tampoco se niega al acto, era hombre apasionado ¿a quién le dan pan que llore?, pensó el mayor y sin mediar más, subió su mano a la nuca para no dejarle escapar, comprendiendo en esos instantes ese comportamiento extraño que siempre tenía para con el Sorrento.

No solo el espacio entre los labios fue nulo, de igual forma sus cuerpo se rozaban ardientes de deseo, ansiosos por sentir directamente sus pieles, prenda a prenda fue cayendo en esa oscuridad, donde el reflejo lunar tan tenue permitía pudieran ser contemplados los cuerpos que danzaban en caricias, rodando húmedos besos por toda la piel, palpitantes caderas buscaban más que un simple roce – Kanon… hazme el amor – un ruego de su dulce voz agitada, no había necesidad de sábanas de seda, años entre las sales minerales que resultaban para ambos reconfortante recostarse sobre la superficie porosa y tibia, sus cuerpos parecían acoplarse a la perfección, tras la rápida preparación con un par de falanges largas del griego humectadas por la saliva del músico, dio paso al erguido y nervudo miembro que palpitante por conocer esa imaginable estrechez se empina directo al camino cálido que le estrangulaba deliciosamente.

Las olas chocar contra las rocas acompañaban el conjunto de tonos que lograban emitir presos del deseo, las piernas del Austriaco se elevaron por la espalda de su amado comandante mientras esa firme caderas golpeaba la profundidad de su ser ondulándose como esa marea salvaje que parecía excitarse de verlos.

La mirada amatista se entrecerraba en la víspera del orgasmo, dejando brotar su blanquecina miel, casi a la par con un par de sacudidas más, como detonante verlo derramarse sobre su vientre, el ex dragón marino preso de la excitación y tras un ronco gemido logra descargarse en la abismal ricura de su entrada tal y como su mente morbosa la describía en esos instantes. Juguetón desliza su índice y el medio donde la esencia del menor resbalaba, como si fuese un manjar lo lleva a los labios degustándolo con fascinación – Sabes tan dulce Sorrento… – palabras que emocionan mucho al flautista reafirmando lo enamorado que se encontraba de su príncipe azul.

–No digas esas cosas… me avergüenzas – comenta ante la carcajada de Kanon que moría en esos momentos de risa y ternura por ese pequeño que acababa de hacer suyo. – Es muy tarde, deberías volver a tu templo antes que el ogro se dé cuenta, no creo que quieras que me medio mate por sus celos obsesivos – rápidamente entiende el mensaje, aunque su sorpresa era mayor por tales palabras recibidas, se sentía un completo estúpido pues seguro que todo el santuario sabía del amor obsesivo de Saga y el último en enterarse fue él.

–Bien… vamos– al terminar de vestirse toma la mano pequeña con la intención que le acompañe el general marino.

–Emm quisiera estar un rato más aquí, además no pienso volver, voy a seguir en la gruta, por si no te has dado cuenta al único que le agrada mi presencia es a ti, vaya…  hasta el patriarca la última vez me insistió que le diera una fecha de partida, así que mejor no… es mejor así que piensen que ya me fui– el mayor da un respingo al saber que todo este tiempo ha estado ocultándose ahí, más le parecía una pena que Sorrento se haya dado cuenta que casi todos eran movidos por solo apariencias por el mentado tratado de paz entre Athena y Poseidón y no por grata hospitalidad.

Al quedarse solo en la playa, cierra los ojos dejándose llevar por la melodía que generaban las olas, como cantos de sirenas embrujando a marineros. Podía pasar horas contemplando el hermoso sonido marino a falta de su maravilloso instrumento que siempre desahogaba su melancolía.

El ruido de la puerta principal de la sala de Géminis avisa al mayor la llegada de su hermano, ya pasaban de media noche y este parecía el típico padre esperando a su hijo para castigarlo, estaba por abrir los labios para cuestionarle cuando un aroma tan familiar llena sus fosas nasales, la sangre la sentía hervir por sus venas, era inconfundible ese olor a Sorrento, no menciona absolutamente nada pues estaba tratando de controlar sus impulsos locos, si se dejaba llevar echaría todo su plan a la borda, en ese berrinche interno por saber que Kanon se había acostado con Sorrento prefiere dar media vuelta y encerrarse en su habitación tras un fuerte portazo dejando anonadado al menor de los géminis por la extraña reacción de Saga.

Notas finales:

Una disculpa a todos aquellos que siguen mi fic, aunque se que son pocos los que le han tomado cariño a esta historia, se merecen todo el respeto como lectores, así que por ustedes me estoy poniendo las pilas para que tengan un poquito de entretenimiento.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).