Estaban preparados para enfrentarse a sus enemigos, a ver la sangre correr, a oír las explosiones y el llanto, pero no esperaban cargar con la tristeza y la añoranza por aquellos que dejaron atrás, mientas Mihawk daba las órdenes, el se encontraba pensándolo, extrañándolo, no pensaba que venir a tierras ajenas le traería preocupaciones y es más, extrañara aquel hoyo donde su padre lo metió.
Estaba seguro de que su Tío también pensaba en el lavandero, en que lo extrañaba, ambos estaban pensativos por sus parejas, por decirlo así, miro a su costado, Ace portaba ojeras muy marcadas, se lo veía decaído y perdido, Law recibía cartas de Luffy, apenas habían pasado diez días y ya recibía los mensajes de amor, Dracule había recibido una camisa planchada en una caja, muchos no entendieron que era ese inusual regalo, pero el superior entendió y por esa razón lo vio sonreír ligeramente.
-¿Ya vamos 25?- pregunto a Law que terminaba de cubrir el cuerpo de un compañero caído -¿qué tal la carta de Luffy?-
-Está muy animado, te envía saludos- Zoro agradeció eso –la siguiente tropa saldrá en media hora, estas en ella-
-Lo sé, pero quiero dormir y…- la pequeña risa de Law lo desconcertó -¿Qué?-
Observo la siguiente camilla que se aproximaba, un herido más –dices irte a dormir pero en realidad piensas en el ¿me equivoco?-
-Te equivocas estúpido, primero que nada nosotros nunca fuimos pareja, no sentíamos nada- le dolió decir eso
Perdió su sonrisa mientras trataba el cuerpo herido de un compañero –eso fue porque tu lo quisiste así, ignoraste las señales y te aferraste a la estúpida “verdad” de que estaba mal aun después de que se acostaban, lo heriste y ahora…- decidió callarse, entendía que Zoro estaba confundido con lo que sentía –ve a dormir, te despertare-
-Te lo debo- se metió en una de las tiendas y se tiro en la húmeda tierra, en unos minutos tendría que partir…
“-Duele…Duele…Duele- se quejaba Zoro mientras movía sus manos maniatadas detrás de la silla –duele…padre- su progenitor lo estaba observando, analizando cada expresión, cada mínimo movimiento –mamá…- pidió, pero su madre ya estaba muerta
Al ser un militar retirado, necesitaba que su hijo siguiera con su camino, por esa razón lo trataba de la manera más cruel, muy a menudo le realizaba traumas psicológicos, incapacitándolo en ciertas cosas, priorizando que no temiera entre la sangre, tenía que amarla a como dé lugar y olvidar las emociones que sentía
-Zoro- lo llamo –cuando estés en aquel lugar, en los campos de batalla me agradecerás lo que he hecho por ti- se paro frente al chico, sujetándolo del mentón, obligándolo que mire para arriba, de a poco fue derramando agua de un vaso de vidrio, lentamente en el rostro de su hijo, a una altura donde salpicaba…Zoro en ese momento, olvido todo, dio un grito horrorizado, el temor a esa sensación y ese sonido fue su olvido”
-¡Roronoa-ya!- despertó completamente sudado, al sentarse noto que no podía respirar correctamente –cálmate, cálmate- con una rodilla en el piso, Law le tocaba la espalda y el pecho con sus manos –piensa en algo que te tranquiliza, piensa en Kuroashi-ya- ¿en quién? –¿Ro…Rono-ya?- los ojos de Zoro se abrieron lentamente, esos ojos ya no eran lo que fueron hace unos minutos, era un cuerpo sin alma, sin brillo, sin las expresiones por Sanji -¿Qué te pasa?- el peliverde se paró de inmediato, tomo su arma y el bolso con municiones, sin una palabra salió de la tienda, el moreno estaba desconcertado ¿Qué fue eso? No parecía Zoro, era una bolsa vacía, se dio cuenta que lo dejo marchar en esas condiciones -¡Roronoa-ya!- salió de la tienda, lo siguió hasta que lo perdió en uno de los campos cercanos…¿tan rápido era?
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La taza se dio contra el suelo -¿Qué paso Luffy?- Sanji se enfado por la suciedad en el piso
-No, nada- dijo sonriente –yo lo limpio…es que…- el rubio asombrado dejo el trapo en el suelo y sujeto de los hombros al pelinegro que estaba llorando –tuve una sensación horrible en el pecho- se sujeto a Sanji con miedo –ellos están bien ¿verdad?- ambos de rodillas en el suelo se abrazaban, le gustaría decirle que sí, que iban a regresar más sanos que nunca, pero no estaba seguro, era plena guerra.
-Tranquilo…confía que ellos son fuertes, además, si Law resulta herido el mismo podría tratarse, ya que es un gran doctor ¿no?-
Luffy sonrió y se separaron, era verdad, Trafalgar era un estupendo medico, nada podía sucederle -gracias-
-Lamento interrumpir- ambos jóvenes observaron la puerta –pero tengo un poco de hambre-
-¡Oh Shanks!- Luffy se aferro a él -¡¿Cuándo regresaste?!-
-Hace un momento- Luffy y Akagami tenían una estrecha relación que nació con la partida de sus parejas, parecían padre e hijo.
Akagami se había tomado unas vacaciones obligatorias, ya que se la pasaba llorando y deprimiéndose, además de que tuvo que cortar directamente su relación con Ben, lo de ellos era obviamente imposible
-Bienvenido, te daré unas galletas con café-
-Gracias- tomo asiento en una de las bancas de la cocina –¿han sabido algo del equipo?-
Luffy se desanimo y el rubio aun con una media sonrisa sirvió el café –aun nada, es extraño dado que Garp es el que está al mando- el viejo seguía aquí, pero ningún novato podía saber nada de cómo iba la batalla –no me preocupo, ellos volverán, ya verás y lo primero que le hare a ese Marimo es patearle el trasero-
El pelirrojo se rio -¿enserio? Yo creo que primero querrías besarlo-
Se sonrojo hasta las orejas -¿Q-Que dices? ¡Ese idiota no era nada mio!-
-Vas de nuevo con eso ¿Por qué no admites que se aman? Sino porque tanto sexo aquí, era odioso verlos-
-¡Cállate, el tiene prometida!-
Shanks hizo los ojos en blanco, era una buena excusa –si como no, la señorita importante ahora debe estar con alguien más-
-¡¿Cómo puedes decir eso de una señorita?!- a pesar de ser alguien que se casaría en un futuro con el Marimo, era imperdonable que hablara de esa manera
-Quien sabe, pero he de admitir que nunca me creí eso de la fidelidad a Zoro- miro hacia un costado cuando el desconcierto de Sanji se clavo en el
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El rubio rodeo la cintura de la muchacha que estaba atenta a que la comida no se quemara -¿Qué haces?-
-Nada- dijo burlón y hundió su rostro en el cuello de la peliazul –te extrañe-
Ella suspiro entre enternecida y preocupada –Sonata-san- el muchacho hizo un sonido con sus labios indicando que siguiera hablando -¿Por qué debía casarme con Roronoa?- la soltó con un sonoro suspiro -¿podrías decírmelo?-se giro para tomar el rostro entre sus manos.
Tashigi y Sonata eran pareja desde hace tres meses, pero por alguna razón ella no podía estar con el rubio, era un amor prohibido, así que debían encontrarse a escondidas y realizar la vida que deseaban, por más mínimo que sea.
-Zoro era un niño muy solitario- deslizo las manos del rostro a los hombros de este -siempre lo fue hasta que…- sonrió junto a una risa –llego ese niño-
-¿Ese niño? ¿Te refieres a Kuroashi-san?- el asintió -¿ellos se conocieron de niños?-
El asintió –si, eran un súper escándalo, yo era el vecino de enfrente y mi relación con su padre fue mejor que la de él- dejo de sonreír –pero un día supo lo que hacia ese hombre- de solo recordarlo le daba escalofríos –nadie puede olvidar aquel escándalo-
-¿Escándalo?- ella lo miro de una manera preocupante –pero ellos son una familia adinerada ¿Por qué hacerle algo terrible?-
-No lo sé, pero Zoro…- se toco la frente adolorido –pobre Zoro, siento mucha pena por Kuroashi-
¿Kuroashi? ¿Te refieres a Sanji-san? ¡¿Qué pasa?! ¡¿Por qué no me dices nada?! ¡Pensé que había confianza!- lo abrazo rogándole –confía en mí-
-No es eso, es que…duele recordar…- la abrazo compartiendo su miedo –era amigo de Zoro y cuando ellos se fueron, los seguí y me volví alguien importante en su vida, serví de la mejor manera posible, pero…-
-A pesar de todo, te obligaron a matar a Sanji ¿Por qué?-
Esa respuesta la sabía perfectamente….
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Aun no encontraba a su compañero y tenia pacientes que atender, camino unos minutos más, todo a su alrededor estaba oscuro y lleno de pastizales…
Un dolor se instalo en su pecho ¿Por qué? Retrocedió y escupió sangre…Zoro estaba a unos metros, junto un árbol…con su arma en alto, le había disparado ¡Carajo, le disparo! Y él había caído ¿Qué estaba pasando? Actuó extraño cuando despertó, esa mirada tan muerta…era como si algo lo matara y ahora fuera un maldito zombie, pero eso no existía, algo en la cabeza de Zoro estaba calentándose de manera indescriptible, estaba seguro porque el fue algo asi, nunca perdonaría al bastardo de su tutor…
Se apretaba el pecho tratando de controlar el sangrado, dolía joder, dolía mucho, calmo su respiración, no debía pensar en que iba a morir, en la desesperación, debía pensar en cómo salir de esta, detener el sangrado.
-¡No hagas nada estúpido Roronoa-ya!- grito al verlo acercarse con su arma en punta
Cuando conoció a Sanji carecía de emociones, era un niño frio y vacio, la tortura comenzó cuando tenía 4 años, era solo un niño, su madre no estaba al tanto y desconocía lo que sucedía, ya que trabajaba diariamente por el bien de su familia, su esposo era un retirado del ejército debido a una invalidez en su pierna derecha.
Hambre, dolor, miedo, eso vivió Zoro día tras día, hasta que un nuevo vecino apareció a sus 9 años, era brillante y sonreía todo el tiempo, cuando se cruzaron por primera vez lo invito a su casa, que conociera a sus padres, el padre del peliverde comenzaba a molestarle la presencia de ese nuevo niño.
Era una amenaza hasta que fue tarde, Sanji comenzaba a alegrar la muerte en vida de Zoro, el moreno empezaba a sentir el brillo y la alegría de ese rubio, toda la felicidad termino en solo un mes, el Sr.Roronoa no toleraba ver a su hijo feliz, como si la vida fuera de colores…esa noche cuando el rubio se quedo en su casa a dormir, decidió lo más razonable, tomo a ambos niños y los llevo al sótano, entre torturas y golpes, los dos chiquillos quedaron inconsciente.
Su esposa aterrorizada y llena de odio quiso dar aviso, pero no pudo dar un paso, de un golpe la derribo y la llevo hasta el auto, hizo lo mismo con Zoro…huyeron dejando al rubio, allí.
No recordaba nada más, su último momento de lucidez fue cuando lo cargaban y veía al pequeño Kuroashi amarrado a la silla, dolió tener que dejarlo ahí, quería su perdón…
Cuando ingreso a la milicia ya estaba listo para todo, los superiores lo desconocían y en poco tiempo se convirtió en Capitán, su presencia era distinta, brillaba mucho…pero recordaba a su pequeño amor de la infancia, un niño bonito que se fue de un momento a otro, se llamaba Mashiro, era genial y alegre….
Levanto su arma al estar junto al cuerpo del moreno –Roronoa-ya, detente-
Sanji se estaba convirtiendo en el reemplazo de Mashiro
No quería
No debía
No era bueno
¿Por qué tenía que hacer esto?
-Yo…estoy equivocado Law…- oyó el moreno –pero no puedo volver-
Lloraba a pesar de que sus ojos estaban apagados, el peliverde era un arma planeada para la victoria del país, pero los obstáculos no estaban permitidos, no era valido el amor, la amistad y la rivalidad, por eso todo lo que hizo…
Utilizar a Saga para dañar a Sanji
Utilizar a Ace y logrando que la culpabilidad se lo coma
Intentar matar a Luffy, ese día…
-Perdón- apunto al cuerpo de Law
-Apunta bien idiota-
Dos sonidos fueron lo suficiente para callar a esa aburrida voz, para callar sus burlas y sus movimientos, la mano de Law dejo de apretar su pecho herido…
“-Zoro…tu deber…es traicionar a los que dicen quererte porque ellos mienten-”
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Sabía perfectamente el porqué de la orden de matar a Sanji
“Porque Sanji es el único que puede salvarlo”
Amor Yaoi
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