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Placer puertas adentro por Mero-Mero-San

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Ese momento cuando sientes que nada más puedes hacer, lo único que viene a ti como un método de tranquilizarte son los recuerdos de toda tu vida, aquellos que te alegraron como los que te dañaron e entristecieron
En aquellos pastizales Law trataba de regular su respiración, Zoro se había marchado, de seguro a herir más de sus compañeros y él como su compañero, debía de detenerlo como fuera posible, pero su cuerpo se negaba, la sangre seguía empapando su ropa, no podía rendirse, no ahora, no después de haberse esforzado en su vida, tenía que seguir respirando ya que al fin había encontrado la felicidad, no quería dejar a su Luffy…

Sanji observaba al menor quien se encontraba abstraído mirando la ventana, el sol brillaba más de la cuenta -¿Qué hora crees es que allá?- Sanji sabía a qué se refería –Torao dijo que son ocho horas, pero no lo entiendo ¿la tierra no es una?-

El rubio suspiro y arrastro una silla a su lado –sí, pero está dividida- Luffy lo miro de reojo pero no quería más explicación que esa, no estaba de gran humor, Trafalgar rompió su promesa, ese día justo donde la aguja marcaba las 3 pm, no lo llamo, solo quería oírlo, solo eso ¿Por qué? ¿Por qué fue tan difícil sujetar el maldito teléfono? Estaba realmente molesto, pero sabía que no duraría, jamás podría estar molesto

-¿Zoro no llamo?-

Se notó sorprendido, ellos jamás acordaron cartas ni llamadas, ni siquiera eran amantes –no quiero llamadas ni nada de ese Marimo-

-¡Otra vez con eso!- Shanks se había apoyado bruscamente en su espalda -¡¿Por qué no lo admites de una vez?! ¡Se miraban como enamorados!-

-¡Eso no es verdad!- grito encarándolo con cierto sonrojo -¡…l y yo no éramos nada! ¡Deja de imaginar cosas!-

El pelirrojo suspiro, Sanji lo dio por terminado al alejarse –ustedes son jóvenes- toco los hombros del pelinegro –y tal vez no lo comprendan, diferenciar entre ser amantes y pareja- extrañaba a Mihawk, mierda que lo extrañaba, pero se prometieron no interrumpir sus actividades y cuando sea el día de regreso, se abrazarían

-Shanks…yo amo Torao, no somos amantes- apoyo su mentón en la cabellera, ese niño realmente amaba al Cirujano quien era tan extraño, pero admitía que observaba al chiquillo con cierta devoción y porque no decir cariño, pero…no era amor, lo sabía perfectamente, aunque tal vez el tiempo le demuestre lo contrario, si regresaba quería ver de nuevo esos ojos, quería ver que reflejaban ahora por Luffy.

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Saga se retiró de su misión antes de lo planeado, su esposa tuvo un embarazo complicado y dio a luz a un niño prematuro, por suerte solo necesitaría de cuidados especiales, podría regresar a casa en unos meses, abrazo a Maya quien sostenía al pequeño, la había extrañado tanto y ahora no quería marcharse jamás –dejare el ejército-

-¿Estás seguro? Pensé que era lo que más te gustaba- el siempre hablo de lo genial que sería luchar y sostener un arma para defender su país, pero ahora lo veía tan distinto, tan lejano.

Negó y la miro fijamente –ya no, hice cosas horribles, además quiero vivir más tiempo, no quiero involucrarme en luchas absurdas, buscare otro empleo y así podremos estar juntos más tiempo- le beso la mejilla y luego observo al infante

Ella estaba de acuerdo, aunque tenía curiosidad ¿Qué había hecho su esposo para que este tan arrepentido? ¿Qué cosas tan horribles debió haber hecho? Quería saber y a la vez no…

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Se metió en medio de una práctica individual, disparo a sus 5 compañeros, no se inmuto si se trataban de cercanos de años, lo único que debía hacer era terminar con todo lo que obstruía su camino, Law se había convertido en el principio, el fin seria cuando pueda destrozar la fuerza, luego tendría que buscar nuevamente a Luffy, a Shanks, su Tío moriría aquí, luego…se detuvo en seco ¿le faltaba alguien más? Alguien… se tocó la cabeza, le dolía, una jaqueca horrible se estaba iniciando, corrió lejos y se adentró a una de las carpas de heridos, disparo contra ellos sin darles oportunidad alguna de sobrevivir, no lo merecían, se convertirían en el estorbo del país.

Mihawk permanecía de pie junto a Law, la herida del ojeroso iba de mal en peor –fue Zoro ¿no es así?- asintió cuando ya no podía hablar, la sangre se acumulaba en su boca –debo detenerlo por lo que debes aguantar, ya he llamado a alguien por ti, deberán retirarse- agradeció en silencio, viviría para ver a Luffy, esperaría lo suficiente –me voy- retiro la espada de su lugar, su sobrino era temible cuando estaba en ese estado, podía controlarlo y por esa razón no lo había reportado, pero ahora ¿será lo mismo? El peliverde solía confundir el nombre de Sanji con el de Mashiro, el perro del vecino que ambos alimentaban de pequeños, lo sabía porque el peliverde comenzó de esa manera y así continuo hasta ahora, insistiendo por Mashiro.

-¡Zoro!- el moreno se detuvo, miro de reojo a su tío –ya es suficiente, no necesitas seguir con esto, tu padre ya no puede hacer nada contra ti…él ha muerto ¿lo sabias? –

Tendría que llorar, debería hacerlo, fue su padre…pero no podía, arruino su vida y le quito lo que tanto amaba, ya no le quedaba nada, solo ese hombre frente a él quien se autoproclamaba su Tío ¿Qué era eso? Ya no tenía nada, ni familia, ni su amor…

-“Marimo, tienes que ser más cuidadoso la próxima vez”- parpadeo confundido al ver a esa persona, un rubio que se fregaba la cintura como si algo le doliera –“¡Me la metiste muy fuerte!”- se quejaba con aquel pequeño sonrojo, su uniforme lo hacía ver gracioso y nada serio a lo que intentaba –“eres un desgraciado”- fue un segundo, en su cabeza lo vio repentinamente…fue un beso, lo había sujetado del brazo y lo atrajo hacia él para robarle un beso -“Eres un idiota-” se limpiaba los labios con una pequeña y casi inexistente media sonrisa…

-¡Recuerda Roronoa, Kuroashi es quien es has amado desde que eras un mocoso! ¡No olvides esos sentimientos por miedo, no seas cobarde!-

Apretó sus dientes y soltó su arma para tomar las espadas que reposaban en su Haramaki -¡Maldito!- la frustración de no poder controlarse estaban ganando.

Antes de que su espada chocara con la de Mihawk, tacleo al peliverde con todas sus fuerzas, ya había visto demasiado y no podría seguir aguantando la presión de los campos, dándole la espalda al Capitán, se arriesgó a arrojar la espada a una distancia donde tardaría en alcanzarla -¡Bastardo!- jaloneo sus cabellos para luego comenzar a golpear su rostro -¡¿Qué haces aquí estúpido?!- sujeto su cabeza para darla contra el suelo, esa cabellera negra comenzaba a humedecerse, los golpes se abrían dándole paso a la sangre -¡Suéltame!- quería matarlo, había fallado como peón, había fallado como el inútil que era -¡Eres un imbécil muy débil, debí matarte!-

Smoker lo sujetaba desde atrás mientras que Robin lo apuntaba con un arma, no era usual que la usara pero este caso estaba sobrepasando sus habilidades -¡Tranquilízate Zoro!- nunca había notado esa mirada, no podía creer escucharlo decir cosas tan horribles, era notable que los odiaba -¡Traigan el tranquilizante!- grito a uno de sus subordinados, quienes se mantenían atónitos –Zoro…¿Qué te ha pasado?- quería saberlo ¿Qué fue de su Capitán?

Se había calmado abruptamente, eso alerto al peliblanco quien ejerció más fuerza al sujetarlo, la leve risa iba aumentando hasta convertirse en una carcajada, Zoro estaba completamente perdido en el odio que se le implanto desde pequeño –eres ingenua Robin, has fallado como mi Teniente y no tienes derecho a llamarte como tal…todos ustedes- miro a cada uno de los presentes –han fallado, no sirvieron de nada ¡Inútiles! ¡Arruinaron todo!-

-Roronoa ¿entiendes que tu Padre está muerto? El ya no puede controlarte- trataba de hacerle entrar en razón, no como General, sino como su Tío, ya no tendría que estar atado a ese odio -¡No sigas lastimando!-

-Mierda que eres molesto, siempre, siempre, siempre sermoneándome, tratándome como un niño ¿piensas que tu adorado sobrino no ha matado a nadie? ¡Ya no es un puritano con el alma limpia!- el mayor no quería comprender lo que decía -¡Mate por muchos años y no se dieron cuenta!- se reía -¡Imbéciles, me tenían a su lado como un aliado, cuando en realidad yo-!- su voz se acallo de golpe, estaba consciente de todo lo que pasaba y no sabía que hacer consigo mismo, quería controlarse, pero este odio desconocido lo llenaba y lo obligaba decir cosas que no quería, a lastimar, a matar, quería que parara, aun quería vivir… –Mihawk…- llamo lastimoso -solo quiero verlo…- miro al hombre que lo cuido e instruyo de joven, quería vivir y que lo ayudaran a superarse emocionalmente.

-Zoro- ese era su sobrino, un chico que a pesar de tener la infancia difícil, sonreía, protegía y amaba.

Ya no quería matar a nadie, pero era difícil, su cabeza golpeo la nariz del Superior, quien flojeo permitiendo que el peliverde se le escapara; tomo su espada y sin esperar corto el pecho del peliblanco, lloraba por no poder controlarse, quería disculparse, pero sabía que no recordaría nada, sabía que al despertar creería que se trató de un sueño confuso, mataba a alguien desconocido en sus pesadillas pero en la realidad asesinaba con inteligencia, sus sueños le disfrazaban la realidad, Robin vio caer a sus subordinados y supo que no había escapatoria, con su cuerpo protegió a Mihawk, quien a pesar de eso no lo necesitaba, con dudas apunto pero la proximidad de la amenaza la asusto y con dolor disparo varias veces…

Zoro ya no podía vivir

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--Tiempo despues--

Se volteo rápido al escuchar un ruido, vio que por la ventana se acercaban grandes nubes oscuras –whaaaa, habrá tormenta- se limpió las manos y la cerro, hace apenas dos días consiguió un departamento y le permitieron visitarlo tres veces a la semana, pudo amueblarla a su gusto pero estaba en un dilema ¿Por qué había comprado una cama matrimonial? No era de los que se estiraban y abusaban del espacio, era de quedarse quieto en un solo lugar, se avergonzó un segundo al recordarlo “espérame, volveré” eso le había gritado, pero ¿Por qué deducía que vivirían juntos? No eran pareja ni nada, solo tenían sexo y ya…nunca habían hecho el amor, aunque…una vez Zoro lo había llevado a su habitación, lo acaricio y se lo hizo de la forma más delicada que pudo haber sentido, estaba desbordado por el placer que ni cuenta se había dado de que fue cariñoso, pero ahora que lo rememoraba era cierto, cubrió su rostro al sentir su erección, mierda, se había calentado por un recuerdo.

-No…eres un idiota ¿Por qué? ¿Por qué te enamoraste?- se reprochaba a sí mismo, lo amaba mucho y ahora temía perderlo –vuelve…- gateo por la cama hasta acomodarse boca arriba, aflojo su cinturón y bajo el cierre junto sus interiores -Zoro- jadeo al tomar su miembro, lo deseaba con todo su corazón…cuando volviera esperaba que lo buscara, lo anhelara, lo tocara, el no pediría nada, aunque si su orgullo latoso lo permitía, se expresaría abiertamente, le rogaría por un poco de su atención, aunque dudaba que sucediera, el Gran Roronoa no movería un pelo por él, con fuerza apretó, subió y bajo con la misma brutalidad que lo haría el Capitán, lo sacudió como lo hacía durante sus largas sesiones, gimió audiblemente, no importaba si lo escuchaban, no se tocaba desde hacía tiempo, agito su cabeza de un lado a otro para tratar de controlar la ola de sensaciones que lo sacudía, quería más pero sería vergonzoso, penetrarse con sus dedos no era lo más adecuado, abrió sus ojos dejando escapar un gran jadeo, había terminado…se acomodó en forma fetal avergonzado, 5 meses de ausencia y se iba masturbando por ahí ¿Dónde quedo su disciplina? ¿Su entrenamiento?

Luffy lo visito el día anterior, se mostraba animado pero sabía que estaba molesto y triste, extrañaba a Law y este no fue capaz de hacer una pequeña llamada para animarlo, el pelinegro se mostraba muy entusiasmado con esta relación pero el Cirujano no parecía sentir lo mismo, miro el anochecer por la ventana, las estrellas se veían bien, hoy supuestamente habría una lluvia de estrellas, pero no tenía con quien estar, con quien compartirlo.

Supo hace dos meses que Nami había sido arrestada por haber querido invadir propiedad privada, en este caso el cuartel, aterrado se disculpó por ella y rogo porque no la encerraran más tiempo de lo que se dictó, ya que era una dama, lo consideraron ya que era un soldado que brindaba servicio al país, la muchacha se disculpó y como agradecimiento quiso darle dinero, pero se negó, el dinero ya no era importante en su vida, había cosas que lo iban a satisfacer; lo escucho cuando expreso sus sentimientos hacia el famoso peliverde, estaba intrigada, alguien había captado la mente y corazón del joven rubio, este no se oía como el típico que aparecía y se iba, este sin duda alguna era el amor de su vida, se alegró por él y le brindo todo su apoyo.

-¡Sanji-kun!- la puerta se abrió abruptamente ¡Mierda, era Nami! Como pudo se subió la ropa y se aliso sus cabellos, había olvidado que pactaron una cita de películas -¡Aquí estabas!- sonrió pero se mostró al instante sorprendida -¿Qué estabas haciendo?- su rostro se enrojeció, estaba mirando la cama, el desorden y seguramente el semen se veía, quería que se lo tragara la tierra -¿no me digas que has estado llorando?- le acaricio el rostro –no…¿Qué paso?-

Negó rápidamente -¡N-Nada Nami-san! Vamos, vamos- la llevo lejos de su habitación -¿Qué película has traído?- entusiasmada mostro las tres películas, una le quito la sonrisa, esa película de acción y drama era la favorita de Zoro, una que demostraba que el amor y la muerte, se convertía en la fuerza de uno, no comprendía por qué le encantaba ¿acaso el Marimo pensaba en ellos cuando la veía? ¿…l era su fuerza? No quería siquiera ilusionarse

-¿Cuál vemos primero?-

Trato de sonreír con amabilidad –Elige tu…-

Al día siguiente regreso a la fuerza, todo parecía normal y tranquilo, saludo a varios compañeros y se entretuvo hablando con Shanks, quien se le notaba a leguas que extrañaba a Mihawk. Ambos se preguntaron porque habían dejado de recibir informes de sus respectivas parejas, aunque el rubio generalmente lo negaba –Iré a hablar con Garp- sin duda lo siguió y esperaron en la puerta, Robin abrió pero su mirada se tornó triste y la bajo, no podía mirarlo a la cara después de lo que hizo -¡Garp-san! ¿Eh?- en vez de encontrarse con el viejo, se encontró con Smoker -¿y el viejo?- miro por ambos lados tratando de encontrarlo

-Tuvo que salir-

-¿Por qué tu estas a cargo?- miro a la pelinegra quien se mantenía junto al Superior –bueno…no importa, queríamos saber cómo va todo en Inglaterra ¿Cómo están todos? Extraño a Mihi, ya saben, charlar de cosas triviales y eso- tenía que mentir -¿Por qué regresaste antes? ¡No me digas que ya volvieron!- grito emocionado, pero su sonrisa se apagó ante la negación

-No seas ingenuo, esto no es fácil, compórtate como el adulto que eres Akagami- el pelirrojo hizo un puchero y guardo silencio, que lo regañaran no era usual -escuchen- suspiro -es mejor que vayan a los lugares que les digo- entrego a cada uno un número y Sanji con extrañeza vio el suyo

-¿Qué es esto? Parece un juego- figuraban un numero con una letra

Shanks quien sabía que significaban esos números contuvo sus lágrimas, el rubio era el único confundido –pueden retirarse- el cocinero con más dudas que nunca, no quería irse, pero no tuvo opción, el pelirrojo lo tironeo -¿Qué opinas?- pregunto apenas estuvieron solos

-Tendrá un corazón fuerte, pero ¿Cuánto podrá soportar estos dolores? Es un niño aun-

El canoso comprendió eso -¿Cómo va todo entonces?-

-No hay mejoría, no hay esperanza hasta que se crucen-

Es verdad, la enfermedad no podría curarse si la cura no estaba, era lamentable, pero las cosas terminaron así.

Luego de que Shanks lo esquivara olímpicamente, decidió ir a la dirección, el custodio de un comercio cercano le explico donde se encontraba, pero cuidando lo que decía, si el chico no sabía para donde iba no hablaría de más; con cada paso iba acercándose y a tener un extraño sentimiento de desesperación, no comprendía ¿Qué le pasaba? Las rejas con arboledas iban creciendo hasta que llego a entrada ¿un cementerio? ¡Era un jodido cementerio!

-Ese imbécil regreso ¿y aquí es donde quiere verme? ¿Qué le pasa?- paso sin que le dijeran nada, con el uniforme ya era un permiso oficial –número 56B- susurro, la última vez que visito un cementerio no fue muy grato, su Madre había muerto junto a su hermana, aquel accidente le marco de por vida, nunca más volvió a enfadarse con nadie ni a gritar un te odio, ni siquiera a su Padre, pensándolo bien, el viejo debía de estar dolido y por eso lo entrego, simplemente no podía comprender por el dolor que lo cegaba, lo decidió, iba a perdonarlo, quería verlo, seguramente se alegraría de verlo, no recuperado como quería, pero sería el hijo que tanto, seguramente, extraño este tiempo.

Se detuvo en el número, pero no había nadie -¿se habrá perdido?- se rio, el chico no cambiaba, miro hacia abajo para notar que la punta de sus botas estaban gastadas –debería cambiarlas- noto las hermosas flores y contemplo la tumba, era muy bonita, su lapida se alzaba sobre otra superficie, dándole un aire de superioridad, su curiosidad gano y comenzó a leer para pasar el tiempo.

“En honor a Roronoa Zoro”

Dejo de respirar, no podía ser.

“Muerto frente a las líneas enemigas. Siempre estará en los corazones de su familia y amigos”

Tapo su boca y se arrodillo, él dijo que iba a volver, que estarían juntos, fue una promesas en silencio, quería que sea un sueño, un engaño, no podía detener el torrente de lágrimas, quería creer que era mentira, que alguien se lo diga, pero lo sabía…él había muerto, no sabía cómo, pero se había ido junto a sus sentimientos, su corazón estaba destrozado.

-Lo prometiste…mentiroso…- ágata dejo que su llanto se liberara, Zoro no iba a volver nunca más…
Notas finales: Hola a todos! Imperdonable mi ausencia,pareciera que me mori :P pero no,lo hare corto,me quede sin inspiracion,sin nada en mente,ahora con el trabajo y el estres mi imaginacion murio,preferia esperar que darles algo vacio,mis historias se trasladaran a Wattpad! Espero que les haya gustado,nos leemos pronto,los amo!!!

MERO

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