Capítulo
15 - Aventuras de verano (Parte 2)
Hace ya varias semanas que no entraba a ese tipo de páginas en internet, prácticamente ya las había olvidado pero… últimamente con lo caliente que me pongo con mi peque no he podido dejar de preguntarme como… como dos chicos varones pueden tener sexo, lo sé me da algo de vergüenza imaginarme eso pero… es que en serio no sabía cómo dos varones… creo que ya entienden mi punto. Bueno, pues lo descubrí hace poco; como les estaba diciendo hace tiempo que no buscaba esas páginas de “hentai” que desde el año pasado veía de vez en cuando y así aprendí de una forma más visual y claro más pervertida acerca del sexo. Pero hasta hora no sabía ni quería saber en realidad como era que dos varones hacían… eso.
Hasta ahora mismo, con mi dulce Dennis lo máximo que hemos llegado ha sido a frotarnos por sobre la ropa nuestras partes, y desde esas veces me he estado preguntando acerca del sexo… me pongo rojo con solo pensar en esa palabra y me imagino a Dennis, me siento algo pervertido… aunque sé que a mi edad es normal que me de curiosidad ese tipo de cosas, saber más sobre el sexo. Preguntarle a alguien algo como “¿Y cómo dos chicos tienen sexo?” sería lo más vergonzoso del mundo, así que me armé de valor y decidí entrar a buscar algo al respecto en internet, rogándole al cielo para no encontrarme en esas páginas web cosas fuertes ni perturbadoras. Ya que la primera vez que vi una peli “porno” real… me asustó un poco ver la velocidad en la que se movían los actores y todos esos gritos que parecían exagerados, así que ni llegué a los diez minutos, solo cerré esa ventana y me decidí por jugar a uno de mis juegos en el PC. Pero ya no hablemos de eso, regresemos a lo que estaba contando: esa noche entré a la página de hentai que solía visitar antes pero esta vez buscando otro tipo de pareja, entre a categorías que estaba hasta arriba de la página y vi algunas opciones con un dibujo al lado de cada una: hentai, yaoi, yuri, shota, loli. Vi la imagen en cada una de las opciones, casi le pongo click a “yaoi” ya que habían dos hombres, pero cuando vi la imagen de “shota” me parecía mucho más adecuado y más lindo: había el dibujo de dos niños abrasados y sonriendo, me pareció algo bonito. Algo más tranquilo le puse click a esa opción, segundos después había una lista de mangas de ese género en la pantalla de la notebook. Sentía que las manos me sudaban y mi corazón latía mucho más rápido, escogí solo algunos mangas que sus portadas me parecían bonitas.
En todos los mangas que entré había contenido sexual, fue algo tan loco… entonces así era como dos chicos tenían sexo… sin saber exactamente por qué mi pene se puso cada vez más duro cuando veía esos mangas con chicos tan jóvenes y lindos en sus páginas dibujadas. Entonces eso era shota… “¿Entonces yo soy un chico shota?” Me pregunté en pensamientos, reí un poquito ante esa idea y seguí viendo las páginas pasar y con mi mano empezando a frotar mi entrepierna. Ese día para la hora de dormir ya sabía cómo dos varones podían tener relaciones sexuales. Los días siguientes esa curiosidad ya se había reducido considerablemente, y ya podía besar a mi novio sin imaginarme que él y yo estábamos desnudos en una cama, claro que no está mal que piense eso, pero no se lo voy a proponer aún. Aunque yo tuviera muchas ganas de hacer… ehh… eso.
Ahora les voy a contar lo que pasó tan solo hace un par de días, ese domingo los padres de Dennis nos invitaron a mis padres y a mí a almorzar con ellos en su departamento, el almuerzo estuvo muy rico, además que era pavo asado con puré de papas, ese platillo me gusta mucho. El postre fueron helado con galletas y Dennis y yo que estábamos sentados juntos en la mesa lo disfrutamos mucho. Cuando ya todos en la mesa habíamos terminado el postre pensé que mi peque y yo ya nos iríamos a su habitación pero entonces el padre de mi castaño puso una botella de champagne helada con varias copas sobre la mesa. Pensé que solo los adultos tomarían, pero me sorprendió mucho que nos sirvieran un poco de champagne a nosotros también, era solo media copa para cada uno pero nos incluyeron, eso se sintió bien, todos: adultos y niños hicimos un brindis y luego de chocar copas con mi lindo novio me tomé toda la burbujeante bebida en menos de cinco segundos, creo que me emocioné un poco. Dennis sí se lo tomó en sorbitos, el alcohol de la bebida de debía estar haciendo pasar una mala jugada porque el castaño me pareció tan lindo que me dieron muchas ganas de besarlo ahí mismo en frente de todos, pero me contuve. Cuando mi peque por fin terminó fue hasta la cocina y un minuto después salió, parecía que escondía algo en su espalda, me tomo de la mano y fuimos rápido a su habitación, cerramos la puerta.
- Oye… ¿Qué tienes en la espalda? -dije sentándome en su cama.
- Mira.
- ¿Un muffin?
- Yeah, mi mamá me dijo que eran para más tarde, pero no me resistí a tomar uno, no creo que se moleste si se da cuenta.
- Jaja eres mi niño travieso, ven aquí -extendí mis manos para abrasarlo.
- ¿Quieres compartirlo? -dijo mientras nos abrasábamos.
No le respondí, solo besé sus mejillas que poco a poco sentía que se ponían más calientes, él peque reía bajito parece que le hacía cosquillas, eso me dio una idea.
- ¡Jeremy! Jajaja, n-no me hagas cosquillas jaja…
- ¿Por qué no? Me gusta verte reír mi peque.
- Ya sé pero… Jajaja nos… nos van a descubrir…
- Entonces que se enteren, quiero que todos sepan que te quiero, que eres mi hermoso novio -dije sin dejar de hacerle cosquillas.
Dennis cayó en la cama por la risa que le provocaban mis dedos, pero no soltaba el muffin, menos mal que no se e había caído, así recostados en la cama deje de hacerle cosquillas solo para besarlo, poniendo mis manos sobre su pecho. Cuando nos separamos de ese caliente y húmedo beso los dos estábamos bastante rojos.
- ¿Jere estas bien? Pareces más activo que de costumbre.
- Jajaja -oír la palabra “activo” me dio risa, ya que yo sabía el doble sentido de esa palabrita.
- Jeremy… ¿no será que el champagne te chocó?
- No sé, tal vez… eres muy lindo…
- Oye ya… me gusta cuando me dices esas cosas pero cálmate un poco.
- ¿Por qué? Siempre me dices que te gusta cuando nos da calorcito.
- Yes but… quiero comer mi muffin, déjame terminarlo y continuamos -dijo justo antes de darle una mordida a su panecillo, que se ve que le encanta.
Ese gesto me dio algo de gracia, di un suspiro y me recosté sobre la cama posando mi cabeza sobre una almohada, esperaría a que Dennis terminara de comer su postrecillo, así de cómodo involuntariamente sentí que me quedaba dormido muy rápido. Entre sueños podía escuchar la linda voz de mi peque, “Jere… Jere despierta” y también sentía sus pequeños y suaves labios besar mis mejillas y darme piquitos, yo sin querer despertarme por completo le di un beso en la boca a Dennis que lo sentía sobre mí y luego volví a perderme entre el sueño. No soñé exactamente esa vez, solo me pareció que me dormí diez minutos, pero el sueño ya se me estaba yendo y sentía un pequeño mareo mientras me despertaba, abrí los ojos y vi techo blanco de la habitación, luego voltee y vi una taza de leche y un muffin de chocolate sobre la mesa de noche, se senté sobre la cama y vi a mi Dennis sentado a los pies de la cama jugando con su videojuego de doble pantalla. “Ah, ya despertaste… dormiste una hora” me dijo sonriendo al final. Yo di un bostezo y luego tomé de la taza de leche, tenía algo de sed.
- Lo siento si me quedé dormido -le dije.
- Nah, no te preocupes. Creo que estabas cansado.
- … -no dije nada, solo le di una pequeña sonrisa y me puse de pie.
- Come tu muffin, lo guardé para ti.
Tomé el muffin y me senté al lado de mi niño, viendo como jugaba, mordí el muffin y luego de pasarme ese bocado le di un beso en la mejilla. Dennis recostó su cabeza en mi hombro y sin dejar su juego estuvimos ahí un rato más.
Esa noche mí niño y yo dormiríamos otra vez en la misma cama, en la tarde les había pedido permiso a mis suegros, digo… a los padres de mi peque si me podía quedar a dormir, mis padres y los suyos dieron el visto bueno. Así que esa noche a eso de las once casi, mi pequeño castaño y yo ya estábamos bajo las cobijas jugando un poco. “Hey, si ya nos vamos a dormir apaga las luces” le dije a mi peque, por lo que se puso de pie para apagar las luces y luego ahora con solo la luz de la luna entrando por la ventana nos recostamos juntitos, no sin antes desacomodar la cama inflable donde se supone que yo dormiría, había que ser precavidos ¿cierto?
¡Dennis es muy juguetón! Yo que pensaba que solo nos abrasaríamos como otras veces, pero esa noche él quería jugar y hacerme cosquillas o jugar a las luchas, después de un buen rato jugando por fin se cansó, que suerte porque yo en realidad también me estaba cansando. Ya recostados uno al lado del otro nos pusimos a conversar en voz baja, hablábamos de varias cosas, unas sin importancia, otras que nos parecían importantes y algunas que tal vez sí eran importantes. Pero en medio de todo muchas trivialidades, hubo un momento que nos quedamos en silencio, pensé que el sueño le había ganado y que se estaba quedando dormido, así que me relajé sin apartar mi vista del techo de la habitación, luego de unos momentos sentí que mi pequeño castaño de ojos cafés se recostó sobre mí, mirándonos a los ojos muy de cerca, con su pequeña y tierna sonrisa…
- Jeremy… ¿sabes cómo dos chicos pueden hacer el amor?
- … -estaba algo confundido ¿había escuchado bien?
- ¿Lo sabes?
- ¿C-Como dos chicos hacen el amor?
- Sí.
- ¿Quieres que te lo diga?
Mi peque asintió con la cabeza, podía ver en sus ojos la curiosidad que sentía. Me demoré unos segundos en los que nos quedamos mirándonos y luego ya le susurré al oído la respuesta a su pregunta.
- … ¿Qué? ¿En serio?
- Aja…
- ¿Por ahí? -dijo señalando su parte trasera con su pulgar.
- … -yo solo le asentí poniéndome rojo.
- Jajaja
- ¿Ahh? ¿Qué es tan divertido?
- Es que… Jajaja, es tan gracioso.
Mi peque se tapo con ambas manitos su boca para no hacer mucho ruido al reír, su risa era tan contagiosa que yo también me terminé riendo con él. Nos reímos hasta que nos cansamos una vez más, sin salirnos de la posición en la que estábamos, ya más calmados lo abrasé y él se pego más a mí abrasándome también, Dennis apoyó su cabeza en mi hombro y yo mi cabeza sobre la suya, y aunque hacia un poco de calor no nos molestaba si estábamos abrasados. Estuvimos mucho rato en silencio así abrasados él sobre mí, cuando ya sentía que el sueño quería vencerme escuché a mi dulce niño hablarme.
- Jeremy, yo… te quiero mucho.
- Y yo te quiero a ti, pequeño.
- ¿Nunca te he dicho que me encanta como me miras?
- Creo que una vez lo hiciste, a mí me encanta tu cabello, el sabor de tus labios…
- A mí me gustan tus risos dorados -dijo frotando su naricita sobre mi cabello- eres muy lindo.
- Jeje, gracias… pero mi cabello es lacio, no rizado.
- Pero me gusta decir “risos dorados”.
- ¿Me das un beso?
- Of course…
Y así nos dimos un cálido beso de buenas noches, para luego quedarnos dormidos así: cómodos, abrasados y queriéndonos con muchas ganas.
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- ¿De verdad van a ver esa película? -nos preguntó Marco con una expresión de “¿en serio?”
- Afirmativo capitán -respondí aguantando la risa.
- ¡Pero todos dicen que es malísima! Hasta en Internet… -siguió insistiendo el pelinegro.
- Lo sé, pero me gustan los retos -dije sonriendo.
- Y yo… bueno, quiero reírme con las escenas mal actuadas - dijo mi pequeño castaño.
- Bueno… como les dije, cuando regrese de mi clase de karate los vengo a buscar. Y… llámenme cuando acabe la película ¡Nos vemos! -finalizo Marco para luego salir rápidamente, se ve que no le gusta llegar tarde a sus clases de karate.
“¡Bien hecho, actor!” -le dije a Dennis dándole palmaditas en la espalda. “Sí, solo improvisé” -me respondió divertido. Claro que la película es mala, no es la primera vez que la vemos, ahora que lo pienso… ¡ni siquiera le prestamos atención! Pero este es el punto: La sala del cine está prácticamente vacía, un buen lugar para demostrarnos cariño, ya saben… Y también es el lugar más fresco para nuestras intensas sesiones de besos. Se me ocurrió esta idea hace poco y funciona muy bien: Dennis y yo escogemos una película que sabemos no tendrá quien quiera verla y entramos a la sala y aunque hay muy pocas personas a Dennis le gusta que nos sentemos en la parte de atrás. Creo que somos muy traviesos y eso me gusta.
Con Marco hemos estado desde temprano en los juegos electrónicos del centro comercial, así no está lleno y podemos jugar más cómodos. Más tarde cuando el pelinegro nos mencionó que tenía que irse por el momento Dennis me preguntó: “¿Hey, Vamos al cine?” y sabiendo lo que significa claro que mi respuesta fue afirmativa.
Mi peque y yo ya estamos en la sala del cine, para nuestra suerte había un número de personas que se puede contar con los dedos. Nos sentamos en la parte de atrás, no había nadie cerca; estábamos con nuestras bebidas y un popcorn mediano. Cuando las luces se apagaron prestamos atención a los adelantos de las otras películas, cuando acabaron dejamos de lado a la enorme pantalla y solo nos concentramos en nosotros.
Me gusta darle de comer popcorn en la boca y lo mejor es que no se niega, todo lo contrario, me sigue en mis juegos. Estábamos bromeando un buen rato, luego fui yo quien comenzó con las caricias; para este punto ya estaba besando el cuello de mi peque, cuando terminé me quede así unos segundos, me encanta su aroma… es tan dulce…
- Hueles muy bien -le dije tomándolo de las mejillas, a pocos centímetros de su cara.
- Jaja que cosas dices… -respondió tomando palomitas de maíz para comerlas.
- ¡Abre! -volvió a decir mientas me mostraba las palomitas de maíz muy cerca a mi boca.
- … -yo le obedecí, pero el pequeño tomó mi camiseta con la otra mano y metió palomitas dentro de mi camiseta.
- ¡Hey! -reaccioné con molestia fingida.
- ¡Oups! Lo siento, déjame sacarlas.
Dennis deslizó su mano por debajo de mi camiseta y sacando las palomitas de maíz una por una y el rose de su piel con la mía daba cierto cosquilleo, cuando sentí que ya las había quitado todas, el travieso fue hasta uno de mis pezones y lo apretó con suavidad; pero la sensación fue tan repentina que tuve que aguantar un gemido.
- ¡Oh! Me equivoqué… -dijo Dennis sin dejar de estimular esa área y con una sonrisa algo traviesa.
- …Niño malo -le respondí con una sonrisa cómplice, aún reteniendo las ganas de por lo menos dejar salir un gemido pequeño.
- No hagas ruido, no hay que llamar la atención -aún diciendo esto Dennis aumentaba la estimulación.
- E-Eso intento pero… -al instante me tape la boca con una mano.
Después de unos segundos así, el castaño tomo la mano que cubría mi boca y la quitó para reemplazarla por sus labios… Fue lo máximo.
Ahora estábamos saliendo de la sala de cine, con los labios algo hinchados y rojizos y eso la hinchazón había disminuido gracias a la temperatura helada de nuestras bebidas. Ni bien salimos de la sala vimos a Marco y Malena que venían tomados de la mano hacia nosotros. Luego de saludarnos y bromear un poco acerca de la película, todos nos dirigimos a la pizzería. Sentados en la mesa estábamos muy entretenidos, como siempre.
- No puedo creer que te quedaste dormido -me decía Malena mientras yo comía tranquilo mi trozo de pizza.
- Y cuando lo desperté se acurrucó más en el asiento -decía Dennis para reír un poco al instante.
- Bueno… solo digamos que uno puede estar muy a gusto en una de esas salas -respondí para que Dennis me diera un pequeño puntapié en la pierna, yo solo extendí más mi sonrisa.
En realidad sé que a Dennis y a mí no nos gusta mentirles, son nuestros amigos. Pero aún no estamos preparados para contarles, por lo menos no todavía… creo… Pero por ahora una mentirilla blanca no está mal. Ahora en lo que quiero pensar es en como pasar el día de mañana con mi peque, después de todo cumplimos un mes y estoy seguro que lo tiene presente igual que yo.