CAPÍTULO 14: Shelter.
Ya era de mañana cuando Junsu llegó a casa con resaca y se fue directamente a dormir a la habitación de huéspedes, sabía que Changmin estaba durmiendo en la habitación contigua y no quiso molestarlo, de todas formas no tenía ánimos para hablar con nadie, mucho menos de discutir nuevamente con su esposo. Durante las horas siguientes, Junsu durmió profundamente mientras que Changmin seguía meditando sobre sus acciones: lo que había hecho estaba bien, ¿verdad? ¿Y Kyuhyun? No podía dejar de pensar en él, de sentirse culpable por hacerlo pasar por tan terrible dolor, por haber llegado a su vida sin previo aviso para romper su corazón en mil pedazos.
Pero eso fue algo que luchó por ignorar cuando Junsu despertó casi al anochecer de ese día, y ambos se reunieron en la sala de estar. Changmin se sentía ansioso, no estaba seguro de cómo iniciar la conversación o qué decirle al mayor, pero lo intentaría...
–Junsu, amor… –El mencionado lo miró curioso –Estuve pensándolo y… creo que… que… –Se decidió terminar –que nos vendrían bien unas vacaciones.
–¿Vacaciones? –Indagó con la mirada – ¿Escuché bien?
Changmin apretó los labios.
–Sí, eso dije. Vacaciones.
– ¿Estás seguro?
Changmin se acercó un poco más al más bajo, mirándolo a los ojos.
–Su, creo que debemos luchar por nuestro matrimonio, no podemos rendirnos fácilmente con esto, ¿no lo crees?
Junsu guardó silencio un momento, y al final asintió con la cabeza.
–Tienes razón, Min, debemos luchar por nuestro matrimonio.
–Muy bien –acarició su mejilla delicadamente –entonces no iremos de vacaciones, Su. Tomémoslo como una segunda luna de miel.
Apenas unos días después, se ocuparon de los asuntos pendientes en sus respectivos trabajos e hicieron tal y cómo habían planeado. Llegaron a un maravilloso recinto privado en la isla de Jeju, en donde habían lujosas instalaciones como un spa, un jacuzzi, una sauna, y toda clase de infraestructuras en las que pudieron relajarse el tiempo necesario para pensar con cabeza fría e intentar concentrarse en el otro, en su matrimonio y en lo mucho que se seguían amando.
Porque se seguían amando, ¿verdad?
Entretanto, los problemas en la cuidad de Seúl no se hacían esperar.
Yoochun había quedado a cargo de la clínica él solo, y se sintió solitario al no tener a nadie con quien hablar, en medio de su amplia, elegante y modesta oficina; así que sacó una botella de whisky de su mini-bar, y se dedicó a beber en silencio.
Se sentía cansado, agobiado, en ocasiones, llegaba a sentir que el aire le faltaba, tenía miedo del futuro, miedo de… ni siquiera él estaba completamente seguro de a qué le tenía miedo, pero se sentía ansioso, nervioso, ¡¿Qué demonios le estaba sucediendo?!
Pero cuando el licor raspó ligeramente su garganta, empezó a relajarse aunque era consciente de que sus problemas no desaparecerían con que se embriagara, pero lo hacía, aunque fuera un poco, lo suficiente.
Sin embargo, cuando llegó a casa, ya eran casi las 7:00pm, y Kim Jaejoong no podía estar más colérico.
– ¿Por qué llegas a esta hora? –Increpó Jaejoong en cuanto vio a Yoochun ingresar con cara de aturdido. – ¿Olvidaste que iríamos a ver un musical o qué?
Cierto, temprano esa mañana Jaejoong le avisó que había comprado un par de entradas para el nuevo musical que se estaba ofreciendo en el Salón Teatral de Seúl. A decir verdad, lo único que Jaejoong quería con esto era pasar tiempo con su esposo, salir juntos, tener una cita, divertirse como antes. Sin embargo, Yoochun había olvidado por completo lo del musical, y ahora estaba muy ebrio como para pensar con claridad.
–¿Qué tienes? –Jaejoong frunció el ceño. Se acercó a él y percató su estado – ¿Estás ebrio?
Yoochun asintió lentamente con la cabeza.
–Iré a descansar un rato antes de irnos –declaró el pelinegro, caminando hacia su habitación.
Jaejoong se revolvió los cabellos con frustración, y simplemente salió de casa dando un portazo; ahora estaba realmente enojado y quiso ir a calmarse. Se encaminó a su cafetería favorita y ordenó un cappuccino, ¡estaba tan enfadado! ¿Cómo podía Yoochun ser así? Y estaba bebiendo su cappuccino en silencio hasta que una voz ya conocida llamó su atención.
–¿Es este el destino? –Jaejoong levantó la mirada para observar a Yunho –siempre terminamos encontrándonos.
–Eso digo –Inevitablemente, Jaejoong sonrió – ¿quieres sentarte?
–Gracias. ¿Sucedió algo? –Indagó, mirándolo preocupado –No te ves muy alegre que digamos…
–Ah… –Suspiró con pesadez –Es sólo que… –No entraría en detalles sobre la irresponsabilidad de su esposo, jamás ventilaba sus asuntos personales a los demás –tenía planeado asistir a este musical –le enseñó las boletas del musical, las cuales seguían en su bolsillo –pero mi esposo… –Mintió, ideando las palabras adecuadas muy rápidamente –no se siente muy bien, así que parece que no podré ir.
Yunho contempló las entradas.
–Oh, por Dios. Pero si se trata de “Elizabeth”.
–¿Te gusta?
–¡Desde luego! Ese musical es una obra de arte. También pensé en ir pero no me gusta asistir a esos eventos solo, me veo como un solterón. –Desvió la mirada y murmuró: –Bueno, supongo que eso soy en realidad.
Ambos rieron. Fue entonces cuando a Jaejoong se le ocurrió una buena solución.
–¿Sabes algo, Yunho? Pienso que sería un verdadero desperdicio no asistir, porque las entradas son muy costosas, no son fáciles de conseguir y además es una gran obra de arte, como has dicho. Así que… ¿Qué te parece si vamos juntos?
Yunho enarcó una ceja.
–¿Lo dices en serio?
–Sí, por qué no.
–Oh… ¡De acuerdo!
Una vez más intercambiaron sonrisas como acostumbraban, y se decidieron por no pensarlo demasiado, y simplemente asistir juntos a dicho musical. No se equivocaron al pensar que era una magnífica obra, y la compañía del otro consiguió hacer que fuera una velada mágica.
¿Por qué se sentían de esa forma al estar juntos? Para Jung Yunho estuvo claro mucho tiempo atrás que estaba enamorándose de Jaejoong, pero para éste, ¿Qué clase de sentimientos significaban para Jaejoong? ¡Él estaba casado, por todos los cielos! No era correcto bajo ninguna circunstancia el sentirse así por alguien diferente a su propio esposo.
Lo que Kim Jaejoong jamás se imaginó es que ese sería sólo el principio del caos que vendría luego, del desorden en el que se convertiría su vida después de eso.