Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Aprender a vivir por Gema Talerico

[Reviews - 54]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Al fin nuevo capítulo!!! Me he tardado un poco, este capítulo es algo especial, algo que han esperado se presenta en el xD

Primera imagen

Segunda imagen

¡Besos a Pawina mi hermosa Beta!

Capitulo 4: Oublier ou effacer

Septiembre paso ligero en Hogwarts, con el frio asentándose definitivamente entre las ventanas, llenando los cielos con grises nubes de invierno y protegiendo a los alumnos, de una u otra forma. A parte de ello, Noviembre  llego no muy diferente; con una fría capa de lluvias y helado viento que hicieron a los alumnos no salir de sus salas comunes los fines de semana.

Draco recibió la carta tan esperada durante dos  largos meses, escrita con la pulcra y estilizada letra de su madre, que le hablaba con amor entre las palabras escritas y que le permitía retirarse a vacaciones un poco antes, los profesores aceptaron debido a la delicada situación en que la familia Malfoy ahora estaba, suponían que cumplir ese simple capricho no dañaría a nadie, después de todo la madre de Draco tenía colgando su salud de un hilo más fino que un cabello y en esos casos era prescindible la familia. Harry vio partir a Draco desde una ventana apartada del quinto piso, sus ojos verde esmeralda debatiéndose entre la indiferencia y el interés mientras intentaba mantenerse en puntillas para mirar adecuadamente la cabellera platinada que se marchaba junto a un Lucius Malfoy elegantemente agazapado por abrigos de aspecto extremadamente caro. Con una desdeñosa mirada devuelta al castillo  y una mano puesta en el hombro de su único hijo, Lucius se desapareció sin miramientos en el punto ciego de las protecciones indicado por Dumbledore como “Para emergencias”.

—El estará bien, al menos por ahora. La señora Malfoy ya ha mejorado—Harry salto en su sitio al ser descubierto de su exhaustiva observación al lugar donde se suponía antes hubieran estado los Malfoy, se volteo tan rápido que sus lentes dieron trompicones contra su nariz y las pequeñas manos apenas pudieron cerrar con torpeza las cortinas rojo sangre. Cuando se encontró frente a frente con la persona que había llamado su atención se encontró con dos ojos color aguamarina y una linda sonrisa plantada en el rostro blanco enmarcado por sinuosos bucles negros

—¿Greengrass?—la voz de Harry sonó desconcertada, como si no fuera posible, ni siquiera imaginable, que Astoria Greengrass estuviera parada allí  desdeñando todo su encanto como toda una muñequita de sociedad.

—Mucho gusto, chico Potter—acepto la chiquilla, sus gestos eran adorables remarcados por el esponjoso y abrigado vestido color rosa viejo, sus ojos brillantes observando al hijo único de los Potter. Harry la sintió comprensiva, demasiado cálida para ser una Slytherin, lo cual le extraño.

— ¿Chico Potter?—inquirió, sus manos jugaron con el antebrazo del grueso abrigo que una preocupada Lily, que mientras recitaba todas las prevenciones contra un resfriado en una carta muy extensa, había enviado  con ropa de invierno envuelta en un paquete de crujiente papel decorado, algunas prendas demasiado grandes enviadas con la esperanza de que Harry hubiera crecido un poco durante su estancia en Hogwarts.

Astoria rio, encantadora, sus mejillas pálidas como la nieve adquiriendo un apenado tono rosado ante la expresión desconcertada de su interlocutor.

—Perdona, se ha salido de mi lengua—expreso con elegancia prematura, esa que a veces Harry veía escaparse de los labios de su padre o los de Sirius y Peter, ese asentó complejo y atrayente que se adquiría al ser criado por sangre puras—Así te dicen en Slytherin, al menos Draco lo hace.

Antes de que el moreno pudiera preguntar o fruncir el ceño desagradablemente ante la mención de Malfoy, una Pansy Parkinson y una Millicent Bulstrode  salidas de la nada enfilaron en el pasillo y con vestidos tan o más caros que los de Astoria  pidiéndole a la menuda muchachita que les acompañara en su “caminata por el lago” con el friolento clima, Harry sabia que solo era una excusa para alejarla de él.

Y en efecto, cuando la tímida Astoria Greengrass  se hubiera despedido amablemente Parkinson entrelazo sus brazos lanzando una mirada de desdén hacia donde un pequeño Harry le devolvía la ofensa y pregunto, con el tono de voz que no se molesto en regular:

— ¿Que hacías con el “Chico Potter”? ¡Es un mestizo, Astoria!—Harry bufo aun con la chillona voz de Pansy resonando en sus tímpanos, la molestia colada en su pecho  hizo que murmurara un “Slytherin’s” que pudo mencionar al girarse sobre sus talones y regresar a la sala común de Gryffindor.

—Es alguien agradable—fue lo último que logro escuchar  por parte de la heredera Greengrass antes de que las escaleras decidieran que era mejor ir al segundo piso que regresar a la comodidad de su sala común.

-

Lily mantuvo la cesta de ropa sucia suspendida con la varita, un calcetín resbalo en la cocina mientras caminaba hacia el lavadero, pensando en que haría de almuerzo para James. La pelirroja frunció el ceño bajo el insistente flequillo rojizo que se enredaba con sus pestañas, se agacho con cuidado, encontrándose que su barriga ya no le dejaba alcanzar el calcetín, suspiro cansada, una mano inconscientemente acaricio el vientre mientras el bebé daba una patada y dejaba un ligero dolor en el lugar, sonrió, sabía que sería otro bebé tan activo como Harry, correteando por todas partes y siempre riendo a carcajadas.

No esperaba para que ya estuviera con ellos.

Tres toquidos en la puerta le hicieron apresurar su varita para depositar con un solo movimiento de dedos la pequeña prenda marrón en la cesta que dejo sobre un buro para atender  la puerta, era extraño, ninguno de sus conocidos acostumbraba a entrar de visitas de la manera “tradicional”. Arreglo un poco la desarreglada coleta pelirroja, la gran blusa blanca de embarazo y sus pantalones desajustados y viejos junto con los pies descalzos, abrió la puerta con una gran sonrisa que enseguida se esfumo, como el viento arrastrando una hoja seca.

—Severus— Lily se aparto dos pasos de la puerta, el pocionista alzo la vista tras las cortinas de cabello negro, sus ojos como los túneles sin fin tomando un poco de brillo al ver el avanzado embarazo de la mujer de la casa—¿Qué haces aquí?—susurro Lily, como si los vecinos pudieran oírla, insto a que su viejo amigo entrara rápidamente a la casa y cerró la puerta con aprehensión, como si un monstruo viniera detrás de Severus—James te matara si solo se entera de que te asómates por aquí.

—Me importa muy poco tu esposo—desdeño el hombre, sus pasos ligeros se dirigieron a los muebles y con la naturalidad que se sabe se ha adquirido por la constante visita, Severus se sentó en uno de ellos replegando sus túnicas negras a través de los cojines vistosos— ¿Que tal tu embarazo? ¿Cómo está el pequeño?

—Pateando—sonrió Lily—Ha tenido algo de hipo y la acidez estomacal me está matando pero fuera de eso y los bochornos no hay nada malo en mí y en este revoltoso. Otro hijo—suspiro cuando se sentó junto a su amigo de la infancia con una gran sonrisa maternal, sus pies fueron apoyados en las rodillas de Severus el cual soltó una risita al sentir una patada contra su mano—Tenia las esperanzas de tener una pequeña niñita. Ya sabes, los vestidos, ir de compra, enseñarle todas esas cosas de mujeres. Harry las odia…las compras quiero decir—Severus bufo, rodando los ojos, mientras tanto Lily hacia flotar desde la cocina su juego de té favorito que se poso junto a ellos.

—Té de vainilla—sonrió Severus, su rígido rostro tomando algo de color.

—Tu favorito—concordó Lily con esa expresión bonachona de su nariz al arrugarse con diversión, sus manos fueron directo a la bandeja de dulces, tomando un malvavisco relleno de chocolate—Hablando de revoltosos ¿Cómo esta mi Harry?—siguió la pelirroja, sorprendiéndose de cuán fácil se estaba originando esa visita, no como las anteriores, temerosas y vigilantes, esperando el que James volviera en cualquier momento.

—Sorprendentemente al ser un Potter, tranquilo—acepto Snape, luego hizo una mueca con los finos labios, como si algo le oliera mal.

—Me extraña, tiene demasiada energía para su tamaño—suspiro Lily— ¿Ha crecido un poco? Le he enviado ropa hace unas semanas

—No, es tan pequeño que a veces no lo encuentro en su asiento—negó amargamente el porcionista, Lily rodo los ojos por las palabras de su amigo. Severus a veces simplemente entraba en los límites de la exageración suprema—Pero es un desastre en pociones y seguramente…

—Lo saco de mí, lo sé, lo sé. En mi tiempo explote más de un caldero en pociones, pero mejore con los años—bromeo  con picardía.

—Aun recuerdo la mandrágora voladora—se burlo el Slytherin, con tono silbante mientras Lily reía al recuerdo de  esa caprichosa mandrágora que no quiso salir de su maseta y que tuvo que jalar hasta el cansancio para finalmente, cuando lo hubiera logrado, salir dispara justo hacia los Slytherin en sus primer año.

—Y yo el Accio que trajo todas esas sillas en desuso de Hogwarts, no lo olvides Sevvy—rio mientras Severus bufaba. La Gryffindor abrazaba su vientre ante la diversión de saber que Severus odiaba ese apodo, ella miro con añoranza la gran pansa de su embarazo y después de un cómodo silencio en las que su amigo tomo dos galletas y se relajo finalmente en la cálida habitación del Valle de Godric Lily alzo el rostro con un brillo exuberante en sus ojos esmeralda—Quiero que seas el padrino del niño—soltó sin contemplaciones, Severus la miro espantado, fue tomado tan desprevenido que su reacción fue petrificarse, una galleta se resbalo de sus labios justo a tiempo para ver las cejas alzarse sorprendidas y el inclinarse hacia atrás, como si Lily le hubiera declarado la locura del siglo.

— ¿Estás hablando enserio?—susurro metódicamente, arrastrando las palabras. Lily pareció estar ofendida con la pregunta porque frunció el ceño y apretó los labios de una manera que daba a entender que no pararía hasta que el dijera un “Si”

—Muy enserio—afirmo, la confianza brillando en sus ojos. Severus prefería llamarla “Locura Gryffindor”—Yo convenceré a James ¡Deben hacer las paces, esto no se puede quedar así solo por simples peleas infantiles que pasaron hace daño!

— ¡Me quito los pantalones en quinto año!—reprocho Severus con un tinte de sarcasmo en su voz, arrastrando significativamente la burla. Lily se cruzo de brazos, férrea en su punto de vista, claramente enfurruñada— ¡En medio de todo Hogwarts!

— ¡Fue solo una vez!—murmuro Lily, un puchero terriblemente parecido a los que hacia Harry se instalo en su rostro.

— ¡No necesito más de una vez para ofenderme, Lily!—replico, dándose cuenta que su serio intercambio de puntos se estaba convirtiendo en una infantil pelea de niños pequeños y caprichosos.

—Sabes muy bien que… —Lily paro su réplica de manera sorpresiva, ella había hundido sus rodillas en el mueble para alzarse por sobre Severus y dar un gran discurso donde, de alguna u otra forma, terminaría convenciendo a Severus pero su rostro se distorsiono de repente en medio del inicio de este, una de sus pálidas manos como la cera sostuvo su vientre por debajo del ombligo, jadeo casi sin aire y después de el Shock Severus al fin pudo procesar el hecho de que Lily estaba sintiendo dolor—Ouh, d-duele—gimió, sus ojos embargados en espanto.—¡Severus duele, el bebé!

— ¿Estas en fecha de parto?—se apresuro a preguntar el porcionista, azorado sin saber qué hacer.

—Si—chillo la mujer, intentando ponerse de pie, un sorpresivo pinchazo le atravesó la columna y tuvo que sostenerse de su amigo, jadeando adolorida, la vista empezaba a lucir borrosa y, de la nada, un fuerte dolor muscular pareció sobrellevarle en todo el cuerpo—Demonios… ¡¡Severus duele, demonios!!

Lily no estaba exagerando con el dolor, todas las alarmas estaban encendidas en su cabeza, este era un dolor muy distinto al del parto, era constante, crudo y casi oscuro, como si algo estuviese intentando arrancar las entrañas desde adentro. Sabía que esto no era normal y lo único en lo que podía pensar era en el bebé y en el dolor.

—Te llevare a San mungo—la asustada vos de Snape sonó, fue lo último que Lily estuvo consiente de oír, lo único que supo al siguiente fue dolor, profundo y oscuro dolor.

-

Narcissa sonrió cuando pudo saludar a su hijo, ella lucia delicada, hermosa como ninguna, pero delicada entre ese vestido blanco de bordado plateado que la hacía ver mítica. Draco juraba que si la abrazaba en ese momento ella se caería en pedazos, como si estuviera hecha de nieve.

—Has crecido—confirmo la rubia cuando un firme abrazo apretó entre su regazo a su hijo, Draco se sorprendió de lo tangible que su madre era en ese momento a pesar de aparentar lo contrario, el niñito no dijo nada, solo sonrió lastimosamente, feliz de que su madre estuviera bien, no muerta como había dicho Parkinson, no terriblemente enferma como se cuchicheaba en los pasillos de Hogwarts. Simplemente allí, viva y hermosa como siempre.

—Y tu estas más bonita—Narcissa soltó un risa cantarina al oír eso,  Lucius también lo hizo solo que de una manera un poco más elegante, estaban en las habitaciones de Narcissa en Malfoy Manor, pero aun así parecían la perfecta representación de la elegancia y los códigos sociales, algo no tan actuado, algo natural. Narcissa se removió entre la hermosa silla victoriana con Draco sentado en su regazo. Una pálida y fría mano pasó a través del blanco rostro de su único hijo, el único que tendría porque ya su enfermedad no le permitiría otro.

—Cada día más guapo—suspiro la mujer Black, antes de depositar un beso en la frente de su hijo cariñosamente—Te extrañe mucho allá en San Mungo mi dragón.

Draco sonrió hundiendo su rostro en el pecho de su madre para escuchar el tranquilo palpitar de su corazón, estaba viva, y estaba con él. Eso era lo único que importaba.

-

Remus apoyo sus manos en el lavaplatos antes de mirar directamente hasta Sirius,  quien cortaba, no voluntariamente, -Sirius era un horror en la cocina- las verduras para la comida, estaban en la cocina, preparando el almuerzo para dos con el cálido sol de mediodía entrando por la ventana. Sirius tenía una ligera sonrisa en su rostro, parecía verdaderamente feliz los últimos días, deslumbrado su desfachatada sonrisa en todos los lugares que visitaba mientras Remus se volvía un mar de olvido y negra mirada dorada en las esquinas de las habitaciones ¡Había pasado dos lunas llenas seguidas completamente solo! ¡Solo!  Con su lobo interno aullando por una pareja con quien apagar los instintos y destruyendo entre los nervios. Si nadie, sin Sirius a su lado.

Por otro lado, ni siquiera lo había tocado, ni una sola vez, Remus no estaba exigiendo nada, él no era pareja de Sirius y ambos no sentían más que cariño por el otro, pero resultaba que había estado viendo a Lucius Malfoy la mayor parte de sus visitas medicas y de verdad estaba tan frustrado como para saltar, ladrar y hacer un lindo espectáculo perruno con tal de que Sirius le mimara ¡Había llegado a tal grado de desesperación de desnudarse en la cama de Sirius! ¿Y qué hace él? Le da un beso en la mejilla y le dice “Ahora no” con esa sonrisa boba y enamorada.

Presumía de tener paciencia, pero ya estaba arto.

—Y… —el susurro de Remus fue acompañado por un sonido disconforme del agua al apoyar las verduras sobre la superficie plana, los ojos dorados agudos manteniéndose fijos en Sirius—¿Qué tal esta Regulus?

—No se dé que hablas—respondió con sequedad, Remus rodo los ojos.

—Sabes de lo que hablo y lo sabes muy bien, ¡¡Has estado viéndote con Regulus!!—Le encaro, los hombros tensos de Sirius se dejaron relucir a través del abrigo, aun de espaldas—Has estado distraído no me has prestado atención, ¡Es tu hermano, Sirius! ¡¡Pídeles su mano a tus padres si es lo que tanto quieres!!

El cuchillo se estampo  contra la madera del cortador, sus ojos grises parecieron enfadados cuando volteo—No empecemos con esto, Remus. Tuvimos esta conversación hace años.

—No teníamos…no estábamos así  hace años—el ceño fruncido sorprendió a Sirius, hacía tiempo que no veía fluir el enojo de Remus tan libremente “Debe estar estresado, definitivamente” pensó, al ver la manera en que su amigo resoplo.

— ¿Has dicho…?—Sirius logro captar aquel tono, enojado, pero dolido. Nunca habían hablado de un “nosotros” había surgido espontáneamente, no habían establecido reglas ni limites pero ambos sabían que esa pequeña relación que habían formado solo era algo sexual, dentro de las cuatro paredes de esa casa de campo, afuera, a la luz  del día, eran solo amigos que se apoyaban el uno al otro, nada mas—Remus sabes muy bien que no somos…

“Pareja” hubiera dicho, pero sentía que si lo decía el hecho se volvería mas real para ambos.

—Sí, lo sé—los pulmones de  Remus se llenaron con aire frio, intentando calmarse, sus ojos se desviaron con la firme convicción de sus palabras, los brazos firmemente apretados alrededor de él, como si intentara protegerse de algo externo. Algo demasiado peligroso como para arriesgarse a probar si podías resistir el dolor.

—Remus—susurro Sirius, tono preocupado colándose a través de su garganta ronca— ¿Tu...el lobo?

—No tengo la más mínima idea—gimió, evitando la lagrimas en sus ojos relucientes—El lobo se había acostumbrado, a las caricias, a los besos, a… —dudo,  desvió la mirada—Al cariño, supongo que ha encontrado en donde apoyarse, alguien que no sea Malfoy y ahora, yo…no se que sentir…

Sirius apretó la mandíbula, Remus se veía confundido, demasiado para su propio bien. Sabía que su condición a veces le hacía daño, era como tener dos corazones, una más impulsivo que el otro. Todos sabían que él no podía ver sufrir a Remus, así que lo atrapo entre sus brazos  para apaciguar la culpa y le beso la coronilla de la cabeza con cariño.

—Todo va a estar bien—le susurro a la oreja, el suspiro resignado de Remus contra su cuello le dijo, sutilmente, que no seria así. Sirius ya no tenía más que ofrecerle a Remus que amistad, solo eso.

Lamentablemente Remus, o sus instintos, se habían acostumbrado a liberar todo esas ansias acumuladas con Sirius, como un sustituto. Remus sabía que ya no tenía más oportunidades, ni con Lucius, ni con Sirius. Ambos amaban demasiado a sus parejas para elegirlo a él, ambos estaban enamorados y Remus demasiado solo para sobrevivir.

-

Harry sintió el golpeteo contra su pie antes de voltearse hacia sus pies, iba rumbo a su clase de transformaciones, tenia de retrasado tres minutos así que ignoro por un momento la presión en su pie, hasta que fue lo suficientemente insistente tres pasos más adelante. Respingo cuando vio a la pitón serpentear contra su zapato, su siseo audible como el susurrar del viento. En ese momento sintió el pánico subiendo hacia su pecho como un tempano de hielo, lentamente, doloroso. Era una gran serpiente, amarilla como el ámbar y tan…tan grande.

Nagini—Harry no supo identificar bien el dialecto, pero el susurrante parsel le acaricio los oídos cuando el profesor Riddle apareció en su campo de visión. La serpiente dudo, mirando hacia Harry, siseo hacia el profesor de DCAO, Harry se maravillo al oír la lengua parsel de los labios de su profesor, la serpiente probo el aire y se encogió en su sitio para volver con su amo—Perdone a Nagini, joven Potter. Suele ser algo… impulsiva cuando alguien le agrada.

—No importa— susurro, ojos verdes pasmados y la voz bajita y rasposa—Sol-solo me ha asustado.

Riddle sonrió, sus enigmáticos ojos rojos enviando un fuerte sentimiento de inquietud al corazón del pequeño Potter. Harry no se sentía muy tranquilo con su profesor de artes oscuras cerca, era simplemente alguien demasiado misterioso para Harry.

—Usted  joven se parece mucho a su padre—Harry parpadeo, reconociendo la frase que siempre utilizaban las demás personas para describirlo. “Y los ojos de su madre” siempre terminaba la frase—Pero verdaderamente tiene gran parecido a su madre, ha sido la segunda persona que no ha pateado o gritado a Nagini cuando se acerque.

Harry lanzo una mirada interrogante.

—La primera fue su madre—aclaro el hombre—La señorita Evans.

A Harry no le decían muy a menudo que se parecía a su madre además de tener sus ojos, normalmente era solo su padre; “Los labios de James”, “El cabello de Potter” o “El mismo humor de tu padre” Nunca Lily, es por eso que le agrado el comentario, fue por eso que sonrió ante la idea de parecerse a su madre. El profesor de ojos rojos le devolvió la sonrisa.

— ¡Harry!— la voz de Hermione interrumpió en el pasillo antes de que el menor de los Potter pudiera ver a su amiga , desgreñada y alterada, que como un rayo cruzo a zancadas el pasillo, ignorando completamente a Riddle y su serpiente—¡McGonagall te está buscando! ¡Tu madre! ¡Algo ha pasado con ella!—chillo Hermione, Harry abrió los grandes ojos verdes y se apresuro por preguntar por su mamá. Tom Riddle los miro alejarse con los fríos ojos rojos posados en Harry.

Huele muy bien—siseo Nagini—Igual a su madre.

-

— ¿Donde está Harry?—James apenas salió de la chimenea cuando ya sus ojos estaban buscando desesperadamente a su único hijo, Dorea fue quien se levanto de la sala recubierta de madera, ella le miro severamente, labios apretados. Por encima del hombro de su madre James pudo ver a Severus Snape, sentado con la mirada velada hacia la puerta que conectaba al pasillo por donde había desaparecido Lily.

—Compórtate— le susurro su madre, su duros ojos grises cambiaron a la suavidad de una madre cuando deslizo su pálida mano por la mejilla de su hijo—Ella está bien—aclaro, al ver las ansias acumuladas en el cansado rostro de su hijo—Fue duro, pero lo logro, ambos están bien esta vez.

James asintió, sus labios apretados fuertemente, el fantasma de las lágrimas picando en las esquinas de sus ojos marrones. Hacia 9 años Lily había perdido un niño cuando Harry tenía apenas un año, ella había quedado traumatizada por semanas, era un alivio saber que no sucedería lo mismo estas vez.

—Aun así  el bebé es delicado, ambos han sido cambiado a cuidados intensivos, pero están en la misma habitación… James—Llamo Dorea, antes de que su hijo se dirigiera hacia Remus y Sirius que acababan de llegar, lívidos y pálidos como hojas marchitas—Si no fuera por el señor Snape Lily no estaría viva, tampoco el bebé. Compréndelo.

James asintió.

—Cornamenta—suspiro Sirius, sus ojos ofreciendo consuelo desde antes de mirarse a los ojos.

— ¿Ella está bien, James?—Remus pregunto, él envió una sonrisa rota hacia el licántropo antes de responder.

-

— ¡Papá!—Harry se lanzo a los brazos de James a penas cruzo la chimenea, MacGonagall se asomo por ella, saludo educadamente y se retiro para no incomodar— ¿Mamá está bien? ¿Mi hermanito está bien?—James sonrió,  abrazo mas fuerte a Harry entre sus brazos, asegurándose de que Harry era tangible frente a él. Se había sentido  tan a la deriva por esas horas, con el profundo miedo de que perdiera a Lily. Así que abrazar a su hijo, a Harry que se sintió ausente durante todos esos momentos, fue un bálsamo para su inquietud.

 — ¿Qué tal si vamos a verla? ¿He?—James ofreció cubriendo con su larga capa de lana azul el menudo cuerpo de su hijo. Harry asintió eufóricamente.

Lily estaba en una larga cama blanca en la elegante habitación de hospital, sus ojos puestos en pequeño bulto a su lado que pataleaba suavemente antes de arrebujarse en el calor de su madre  y volver a hacer ruidos con sus labios.

—Lily—susurro James, la pelirroja volteo exaltada pero se relajo al ver el rostro conocido de su esposo, entre sus brazos estaba Harry, grandes ojos verdes mirando el pequeño bulto junto a ella con curiosidad.

—Mi bebé—la voz de Lily estaba apagada, como si hubiera gritado por horas, su rostro parecía hundido pero conservaba la gracia, parecía demasiado cansada, pensó Harry—Ven aquí, león—Lily señalo la cama, Harry dio un salto de los brazos de  su padre y corrió hasta su madre. Ella lo abrazo y le dio un beso en la frente para decirle “Felicidades pequeño Gryffindor” antes destapar al bebé envuelto en mantas y mostrárselo—Eres hermano mayor.

Harry aun recuerda los vividos ojos marrón verdusco que le miraron extraviados, la mata de cabello rojizo oscuro ensortijado en la pequeña cabecita, el bebé había emitido un chillido atolondrado y habría mirado a Harry sin punto fijo.

—Es tan… pequeño—gimió Harry, sus dedos se pasearon por la mejilla del recién nacido y este apretó su manita contra el delgado dedo de su hermano mayor—Y suave…

Lily se maravillo con lo impresionados que parecían los ojos de su hijo, encantado con la visión de su hermanito. Parecía casi anhelante, como si entendiera el sentimiento de ser una madre, como si lo deseara.

“Sera un gran padre” se dijo mientras estrechaba más cerca a sus dos bebes.

—Así son los bebés cariño—rio Lily, en un susurro apagado.

— ¿Así fui yo?—pregunto, grandes ojos inocentes mirándola con extrañeza.

—Sí, un poco más pequeño. Pero,  si—rio James, un beso deposito en la quijada de su esposa y suspiro, pasando una mano por los desordenados cabellos de su hijo mientras observaba a Adrian  Cadmus Potter, el nuevo miembro de le familia.

Sintió el agradable alivio inundar sus sentidos, la calma después de la tormenta. Sonrió cuando Harry bostezo y se acurruco junto a su hermanito mirándolo a un curioso.

Ninguno se iría, se dijo James, todos estarían allí… siempre.

-

Lucius Malfoy alzo una ceja cuando vio a Remus Lupin cruzar el pasillo junto a Sirius Black. El primero demasiado cerca del segundo, demasiado íntimos quizá.

“No de nuevo” casi gruñe Remus al encontrarse de lleno contra los ojos grises, Narcissa Malfoy venia junto a él, tan perfecta como siempre, su mano guiando a Draco Malfoy, el cual paro y miro con desdén por encima de su hombro a Remus; como se le había enseñado en casa.

—Consulta, supongo—mascullo Remus, se había encontrado alrededor de todos esos meses con Lucius  y Narcissa Malfoy. El licántropo casi estaba seguro de que era ya de conocimiento para la pareja que le irritaban esos encuentros entre pasillos, en especial si desviaba de forma tan brusca los ojos y gruñía entre dientes.

—Malfoy, Cissy, un placer verlos—sonrió Sirius con una fingida sonrisa encantada—Debo de atreverme a pensar que todo va mejor ¿No prima?

Narcissa asintió, ella parecía verdaderamente alegre—Por supuesto, vamos avanzando—ella soltó una risa encantadora y Remus apretó la mandíbula, molesto. El lobo estresado en su interior no le gustaba para nada esa escena, él era el que debería estar junto a Lucius, con un hijo de Lucius y el…con él.

“Buena suerte con eso” se burlo de sí mismo.

—Pero ustedes, no se les ve muy a menudo por aquí, a ambos. Y en la sala de maternidad—Lucius miro hacia Remus, analizando con su mirada plateada. Era una clara excusa para hacer a Lupin participe de su charla —Sospechoso en realidad—susurro, para dar más entendimiento a sus palabras miro fijamente el vientre plano de Remus, este desencajo la mandíbula, indignado.

Sirius se templo, casi pasmado, incluso pareció trastabillar sobre sus pasos.

—Oh no—gimió, miro hacia Remus, con los ojos grises lívidos, este le devolvió una aburrida mirada ámbar, irritado.

—Por supuesto que no—sonrió Remus, falsamente, su humor estaba bullendo a límites insospechados aunque su rostro se viera impávido—Lily a dado a luz al fin, se ha complicado pero ya está mejor, solo iba por un café y arrastre a mi amigo Sirius —sonrió, resaltando cada letra. Lucius Malfoy debía saber algunas cosas de él, entre ellas que no le gustaban las insinuaciones tan abiertas y descaradas.

— ¡El pequeño al fin ha nacido!—exclamo Narcissa, ignorando la repentina tensión en el aire—Entonces tía Dorea está allí, ¿Podría ir a visitarle cariño?— lo ojos de la Black lo miraron con limpieza, Lucius asintió apretando un beso contra la coronilla del cabello rubio de su esposa, pero sus ojos grises indudablemente se mantuvieron puestos en Remus todo el tiempo.

—Sería conveniente—dijo con sequedad, Remus aun seguía tenso con la mirada chispeante y enojada. Le desagradaba sobre todo que Lucius pareciera intentar retarle con la mirada—Dale mis saludos.

—Por supuesto—canturreo ella, tomo a Draco de la mano y miro a Sirius con ojos brillantes—Sirius guíame tu, Lucius acompañara el resto de camino al señor Lupin ¿No es cierto?

—Por supuesto— concedió el rubio, parecía incluso complacido, Remus parpadeo aturdido mientras Sirius no se mostraba muy cómodo con la idea, la duda reflejada en los ojos filosos. Miro hacia Remus, este asintió torpemente antes de enviar una falsa sonrisa hacia Narcissa, ella pareció feliz con ello cuando jalo a su primo del brazo y le devolvió una resuelta sonrisa encantadora.

—Encantadora familia—desdeño Remus, todo porte amable de su usual calidez pareció disolverse cuando enfrento cara a cara a Malfoy, este  casi pudo detectar el leve dorado metálico en los ojos ámbar “Interesante” pensó, un ademan educado le dio el paso a Remus, este desvió la mirada enfadada y camino, ese día llevaba una túnica gris platino, los pantalones victorianos se ajustaban a las piernas delgadas y ese pequeño colgante en su muñeca parecían demasiado caros para alguien sin trabajo ni herencias “Definitivamente Black le complace, aunque solo sean amigos”

—Es usted un poco despectivo en cuanto a ella—respondió Lucius cuando se percato de que Lupin le dejaba atrás, el joven hombre caminaba lento, pausado, como si estuviera tentando a Lucius a seguirlo—Incluso celoso diría yo.

La lengua de Remus hormigueo, sus labios se arrugaron y deseo gritar ante los pasillo vacios el cuanto odiaba y amaba a Lucius Malfoy, justo en su cara y que tal vez, solo tal vez, las palabras le hirieran un poco.

—Si yo quisiera una familia—bramo en un susurro, su tono plano y frio sorprendió a Lucius cuando el castaño paro y lo encaro, de nuevo ese brillo amenazador de dorado líquido en la mirada—Si yo la quisiera. La tendría, dele por seguro, así que no me siento celoso de la suya, no encuentro el porqué lo estaría—gruño—Soy feliz como estoy, muchas gracias.

—Lindo discurso— sonrió el Slytherin, ojos grises burlescos. Remus sintió flaquear su porte decidido y amenazante cuando Malfoy se inclino hacia él, su rostro a milímetros de cercanía— Pero me temo, Lupin. Que cualquier hombre, por más libre que sea su corazón, siempre este deseara una familia—Remus respingo cuando una mano larga acaricio con suavidad su mejilla. La sonrisa de  Lucius se amplió al ver el nerviosismo con las que Remus pareció dejar de respirar— una mano cálida que te reconforte en los días fríos— Lucius era muy perceptivo, había sido un Casanova en sus años de Hogwarts, todo Malfoy lo había sido, y todo buen Malfoy sabia reconocer cuando alguien gustaba de él. Remus Lupin había sido uno de cuyo enamoramiento siempre había notado, cuando apenas el chico había cumplido quince Lucius noto la manera anhelante en la que Lupin empezó a verlo desde ese entonces y el Gryffindor se había convertido en alguien completamente encantador con los años, Lucius en verdad no podía negar que algo en su interior había deseado al joven Lupin desde un tiempo…solo un poco.

—Está loco—gruño Remus, la cercanía parecía dejarlo sin aire, su voz desquebrajada dejo los resquicios de un gemido ahogado en el aire.

La sonrisa de Lucius se ensancho cuando Remus toco la pared con su espalda se dio cuenta de que estaba retrocediendo “Atrapado” grito una voz, indudablemente alegre, en su mente. Malfoy estaba tan cerca, y Remus no presumía de tener mucho control, un poco mas y tal vez Lucius se replantearía el estar ofendiendo sus votos matrimoniales de esa manera.

—No sabe lo que hace, Malfoy— gimió Remus, una mano pálida serpenteaban por su chaleco  cuando se dio cuenta de que ya el rubio le estaba tocando, Remus casi suspira cuando sintió el cálido aliento de Malfoy en su oreja y esa mano tan fría debajo de su camisa provocando placenteras cosquillas en su pecho—No sabe lo que hace—suspiro, se derritió cuando un beso fue suspendido en su cuello para subir hasta  su labios. Remus simplemente hecho el raciocinio por la ventana, levanto sus caderas hasta enredar sus piernas alrededor de Lucius y pasar lo dedos por sus pectorales tras el caro traje—Oww Malfoy— gimió antes de atrapar su boca con hambre, Remus casi da un grito de victoria cuando al fin  pudo devorar esa boca  que tanto deseo, sus dedos adorando la piel bajo sus dedos.

Lucius solo rio, soplando sobre su oreja logrando estremecerlo, ya no le importaba Narcissa, sinceramente llevaba deseando a Lupin desde hace mucho tiempo y su esposa entendería, eventualmente.

-

James estaba dormido contra el cuerpo de Lily, ambos haciendo un espacio para el recién nacido en la habitación de hospital levemente iluminada, Harry estaba atrapado entre un brazo de su madre y el espacio del bebé, a diferencia de su familia estaba despierto, observando atentamente el pecho de su hermanito subir y bajar lentamente, simplemente la expectación no podía dejarlo dormir. Adrian era hermoso, para Harry, incluso la criatura más bonita de la tierra. Tal vez se debía a que nunca había visto a un bebé en su vida. Pero encontraba a esa pequeña criaturita la más encantadora y frágil del mundo, tan chiquita y tierna que Harry tenía ganas de acurrucarlo entre sus brazos y protegerlo del mundo exterior con su vida.

Para proteger a su hermanito.

Suspiro, que lindos eran los bebes.

—Harry, querido, ven a saludar a alguien—la voz de su abuela se oyó detrás de la puerta semi abierta que dejaba entrar luz, Dorea le había visto despierto y no había  dudado ni por un momento en llamarlo, a veces Harry odiaba la educación sangre pura que dejaba a los buenos modales por encima de todo.

Dorea le recibió con una sonrisa cuando apareció despeinado y bostezando, aun con el gran abrigo de invierno y las mejillas rojas por el sueño. Le alentó con una palmadita cariñosa y al fondo de la ante sala  enseguida Harry pudo notar la cabellera rubia de Narcissa Malfoy charlando con Sirius en un sillón, su vestido blanco hueso reluciendo con la luz de la tarde que entraba por las ventanas, Draco Malfoy cabalmente callado a su lado como todo un pequeño caballero.

“Oh” suspiro Harry, no esperaba encontrarse con el Slytherin y no le apetecía otra pelea con Malfoy, había tenido suficiente con la última en la cual por accidente y solo por accidente, había hecho terminar a Terrence Delpark de un color azul profundo.

—Joven Potter, buenas tardes—Narcissa envió una débil sonrisa a Harry antes de mirar hacia su hijo alentadoramente, pero de una manera que amenazaba con castigo si no reparaba la ofensa del Anden 9 ¾ el primero de Septiembre, Harry casi rueda los ojos, Malfoy y el se habían estado diciendo cosas peores durante el resto de esos meses, dudaba que un primer buen saludo arreglara de alguna manera su disgusto el uno para con el otro.

—Es un placer saludarlo, Potter, se ve usted bien— sonrió falsamente Draco, sus ojos grises burlescos. Narcissa se dio por medianamente complacida con ello porque se relajo elegantemente en su asiento.

Esta vez fue Dorea quien alentó con un pequeño empujoncito a Harry, este se vio muy tentado a responder de forma cortante, pero se ganaría la furia de su madre si lo hacia así que suspiro con lentitud y extendió los labios imitando la sonrisa de Malfoy, prosiguió enseguida a repetir la palabras de etiqueta que su abuela le había enseñado.

—Igualmente Malfoy, su presencia es bienvenida sin duda— pensaron que eso sería todo, pero las sonrisas expectantes de ambas Black’s les dieron a entender que esperaban algo más. Así que solo pudieron bufar y darse la mano apretadamente en un saludo antes despreciado. Nadie lo noto, pero ambos corazones saltaron sin razón alguna dejando una sensación de vacío cuando ambas manos se separaron, Harry miro a Malfoy confundido, sin saber porque su corazón latía tan fuerte. Draco solo desvió la mirada con un extraño sonrojo avergonzado en las mejillas, la mano de Harry se había sentido cálida contra la suya, un poco, solo un poco, pequeña y delgada, Draco había tenido la impresión por un momento que podría haber sostenido la delgada muñeca de Potter por el resto de su vida si hubiera querido.

Ambos apartaron la mirada cuando se volvieron a encontrar, mejillas profundamente rojas. Dorea sonrió complacida y dejo un beso alentador en la mejilla de su nieto, ella parecía indudablemente divertida.

Los Malfoy’s se fueron después de un pequeña charla, dejando a ambos jóvenes con esa sensación de hueco dentro de ellos por el resto del mes, hasta que se volvieran a ver.

Notas finales:

*Silba* Tenia que, enserio tenía que…a mi no me engañan, les ha gustado el que Remus al fin consiguiera a Lucius, aunque fuera solo por ahora, ¿Qué tal les ha pareció Adrian? Cadmus es por el cuento de los Tres hermanos, que todas debemos de conocer y que los Perevell eran antepasados de Harry. No quiero hacer sufrir a Lily, lo juro, yo la amo como si fuera mi madre, pero amo el drama. ¡¡Cuanto lo amo!!

Mi beta me pregunto ¿Por qué Adrian? Bueno, suena bien con Potter y encaja con los nombres de Harry y James.

Por cierto, ya tengo Facebook, para esas personitas que quieren saber algo mas de mi: https://www.facebook.com/gema.talerico

 

Aclaracion:

Oublier ou effacer: Olvidar o borrar.

Astoria: Se que mi querida Slytherin es menor que Harry y Draco, pero la necesitaba en el año de Draco, asi que imagínense que las hermanas Greengrass son mellizas.

¡Déjenme un Review, mis amores!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).