Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Segundo Plano por InuKidGakupo

[Reviews - 22]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola! Gracias por el apoyo a la pareja, espero no decepcionarlos, hay mucho que decir, pero me lo ahorro para las notas finales.

Solo una breve recomendación, cuando iba escribiendo, me encontré con un breve problema, no me fluían las ideas, descubrí una cosa, para escribir y leer hay que sentir de verdad. Cada palabra y cada detalle que destilan y describen, es real, más que real, porque así lo siento yo. Lo que hice fue cerrar los ojos, pensar en Yamcha, verlo, quererlo, desearlo, y enamorarme otra vez. Para disfrutar de la escritura y la lectura es amar, si no amas, no sientes y no disfrutas!

En fin, les dejo con el cap 2 (que rápido vamos a la mitad xD) espero les guste!

Lo miró una vez más antes de atravesar la puerta, dedicándole una breve sonrisa antes de salir de su choza. Chaoz no dejó su rostro alegre ni por un segundo, demostrando en esos ojos saltones nada más que emoción y felicidad, estaba realmente contentó por lo entusiasmado que lucia Tien últimamente, tan despierto, tan sonriente, tan vivo. Vivo como nunca. El pequeño ser se había percatado de que su mejor amigo mantenía demasiado bajos sus ánimos, y cuando se percató, días atrás, cuanto había cambiado con tan solo frecuentar a Yamcha, no pudo hacer más apoyar y motivar a su amigo a seguir así. Se lo merecía más que nadie.

-¡cuídate Tien! ¡Nos vemos en la noche!- gritó desde la ventana, sacudiendo su brazo y recibiendo un breve asentimiento de parte del mencionado, quien alzó el vuelo un segundo después.

El joven ente suspiró y dedicó la más sincera sonrisa al cielo azul decorado por las blancas nubes, pidiendo al cielo y a todo el universo una consolidación para con su amigo. Su pago por todo lo bueno hecho, y por todo lo que faltaba por vivir. Le alegraba el hecho de que Tien ya no se preocupara tanto por él, que si bien, no lo molestaba, lo hacía sentirse un estorbo y un impedimento para el avance, en todos los sentidos, de la vida de Tien. Pero ahora podía sonreír, perdiendo a lo lejos esa figura familiar que tanto deseaba, fuera feliz. Más feliz que él. Más incluso que él y su nueva vida al lado de Shika, una joven mujer que conoció en una aldea de los alrededores. Y si bien no se sentía culpable, muchas veces si egoísta, él tenía una felicidad que Tien no conocía, él calor de alguien más a su lado.

-suerte…- susurró, fijo aun en el punto donde había desaparecido su silueta. Suspiró y metió la cabeza de nuevo dentro de la choza, donde su amada aguardaba por él sentada sobre una silla de la cocina. Solo bastó una sonrisa y un breve asentimiento de ella para reconfirmar lo que él maginaba. Tien había comenzado a vivir.

[…]

Suspiró largamente antes de aterrizar, el lugar en si no estaba muy poblado, pero igualmente guardo discreción al aterrizar unas cuadras antes de la casa de su amigo. Sus pies tocaron el suelo y comenzó a caminar sobre este al instante. No podía evitar sentirse nervioso, era una sensación no experimentada realmente, el sentimiento de vacío recorriendo su abdomen, unos temblores en las manos y la agitación de su respiración. Pasó saliva y observó unos momentos sus manos, notándolas dando saltos involuntarios, cerrando los puños con fuerza para evitar que esto sucediera.

Su paso disminuyo al ritmo que sus ganas de llegar aumentaban, contradiciéndose con actos en sus pensamientos, pero era inevitable. Había pasado un mes desde que Yamcha lo “citó” en su casa, los primeros días fueron algo tensos y aburridos, quizá monótonos, pero las largas charlas que mantuvieron día a día lo había hecho abrirse personalmente como nunca lo había hecho. Eso lo hacía sentir extraño, pero liberado a la vez, una paz y una tempestad juntas.

Para su suerte Yamcha no había insistido en ir a bares, llevar “chicas” u organizar una revoltosa fiesta sin sentido. No, Yamcha se había portado más serio que nunca, más centrado e interesado, como jamás lo había visto y jamás habría creído ver. Habían hablado de absolutamente todo, desde los más locos acontecimientos juntos, hasta los más dolorosos recuerdos que los atormentaban. Y se había llevado una grata sorpresa al conocer como persona al temido Lobo del Desierto, no como su rival de combate, no como su aliado en una batalla, nada de eso, solo había hablado con Yamcha.

Con ese hombre y con nadie más, y se había permitido hablar también de él mismo, de Tien, de lo que había dentro, y se sentía tan bien no ser juzgado, mucho menos mal visto. No, Yamcha era realmente una persona con corazón, demasiado corazón, uno que en realidad creyó ocupado por un montón de disparates y mujeres en sus camas. Pero si existía un hombre detrás de ese reflejo externo, si había una persona, un alma.

Sonrió ante la idea, absorto en sus pensamientos como para al menos esquivar la poca gente que cruzaba en su camino. Las pláticas con Yamcha habían ayudado mucho, no imaginó que su alma deseara con tantas fuerzas desahogarse, pero lo había deseado, por años, largos, largos años. Giró en la última esquina y sus pies parecían pesar más de lo que recordaba, sí, le gustaba charlar y estar en compañía de Yamcha, una que él mismo había aceptado fuera a diario, pero las situaciones y los recuerdos específicos de los últimos días lo ponía nervioso.

Es decir, Yamcha se notaba demasiado… ¿amable? ¿Servicial? ¿Agradable? No sabía con exactitud que era, ni por qué, pero la simple estancia en ese lugar, rodeado por esa presencia, lo ponía bastante nervioso y avergonzado. ¡Cosa que odiaba teniendo ahora la confianza que se tenían! El respeto y admiración reciproca de años como compañeros guerreros, debía comportarse serio y firme. Pero no, las cosas parecían estar más complicadas y extrañas para él.

Yamcha le había dado la mano en un momento de necesidad, y ahora él se comportaba de esa manera, quedándose frío y tieso cuando su amigo tenía un acercamiento “diferente” con él, acercamientos que quizá eran normales, pero lograban ponerlo bastante nervioso. Y ahora esto, por la única razón de estar caminando a su casa se ponía así, “¿Por qué?” se preguntó mirando una vez su mano de reojo, la cual aún temblaba por si sola. “No lo entiendo, ¿Por qué su presencia me altera tanto…?”

Se detuvo frente a su casa, marcada por un 318 en la puerta de madera, suspirando profundo para intentar, sin éxito, normalizar su respiración, pero solo logró sentirse aún más incómodo. Era extraño, pero por más que lo fuera, la sensación no era desagradable, sino más bien, preocupante. Tocó la puerta, acto que hacía sin razón, ya que Yamcha le había dado la autorización de entrar cuando lo deseara.

-¿Tien?  ¡Pasa de una vez!- gritó desde adentro, siendo totalmente audible para él.

Giró la manija y entró según lo indicado, echando un breve vistazo por la puerta antes de adentrarse lentamente, mirando la sala principal totalmente vacía. Escuchó ruidos en una de las habitaciones de arriba, afirmando que su amigo era el que los ocasionaba, cerró la puerta y se detuvo en medio de la habitación, recorriendo sus ojos en las paredes poco adornadas, tomando detalles de los que no se había percatado antes. Quedándose fijo unos momentos en un cuadro específico sobre un mueble al lado del sillón. No tuvo que acercarse para distinguir quienes eran, el cabello azulado de Bulma, los picos negros y revoltosos de Goku, el Gi naranja de Krillin, la sonrisa enorme de Puar, el rostro pálido de Chaoz… y al fondo, los dos rostros no tan sonrientes, no llamativos, no tan importantes. Estaba él, al lado de Yamcha, quien se veía más alegre, pero de una manera igualmente reservada.

-¡Oye! ¡Tien! ¿Qué haces ahí par…?- Yamcha entró en el cuatro, deteniendo sus palabras al toparse con el alto hombre perdido en un sitio, siguiendo prontamente su trayecto hasta toparse con el retrato, permitiéndose sonreír ante el embelecamiento ante aquel cuadro. –Buenos tiempos… ¿no es así?- preguntó y Tien sacudió su cabeza y viajó sus ojos hasta los de su compañero.

-Los mejores…- respondió y su sonrisa volvió a pintarse melancólica. Yamcha contestó a esta con tranquilidad, quedándose perdidos en un intercambio de miradas, por lo que parecieron minutos enteros, un ambiente que solo Yamcha se permitió romper al bajar un poco más sus ojos.

-¡Ho no, Tien! ¡Definitivamente no llevaras eso!- dijo señalando su ropa.

Tien salió de su trance, agitando una vez más la cabeza para concentrarse y reaccionar a lo que decía su amigo. Cosa difícil cuando esos ojos negros lo escudriñaban de arriba abajo. -¿te… te refieres a mi ropa?- inquirió enfrentando nuevamente los ojos de Yamcha, quien seguía observándolo con el ceño fruncido.

-Claro que sí, ¿a qué más?- respondió y detuvo el recorrido de sus ojos por su cuerpo, para detenerse en el rostro de su amigo, quien se notaba más que confundido. -¡Te dije que hoy iríamos a recorrer la ciudad! ¿Lo recuerdas?- preguntó y Tien asintió aun con los ojos al tope. –no puedes llevar eso por las calles…-

Señaló su ropa con un vaivén de su dedo, Tien se impactó ante eso, mirándose el mismo sin llegar a comprender. Para él, su Gi azul con rojo y su capa blanca cubriendo su espalda era lo más natural, cómodo, elegante y vago que existía. No había más para él. Por alguna razón la mirada despectiva de Yamcha y su mención de llamar a sus atuendos, “eso” lastimó de alguna manera su persona, pero lejos de llegar a sentirse enojado u ofendido, se sintió triste, asustado y avergonzado de sí mismo.

Se reprimió mentalmente por la extraña manera de sentir ante algo tan insignificante, pero no toleraba que los ojos de Yamcha, esos llenos de brillo, se mostraran en él de una forma que no fuera alegre y explicita. “nuevamente esta sensación…” pensó “no lo entiendo…” Era como si un rechazo aplastante cubriera su ser, como si ahora le importara tanto como se vestía.
Yamcha notó su rostro confundido y atemorizado por alguna razón. Suspiró y avanzó lo suficiente como para estar de frente, llamando la atención de los ojos de Tien, quien no pudo verse más desencajado ante las ideas que atormentaban su mente. Ideas que no eran nada y significaban todo.

-no digo que no te veas bien…- comentó y palmeó su pecho, dejando su mano ahí después de eso. –Lo que sucede es que llamamos mucho la atención, no nos dejaran en paz si vamos por el mundo con nuestra ropa de entrenamiento…- aclaró y volvió a sonreír de lado.

Tien sintió su corazón agitarse, dando un paso hacia atrás involuntariamente, acto que Yamcha tomó con una sonrisa más amplia. Sintió el contacto de nuevo, esa manera tan extraña que tenía Yamcha para con él desde días atrás, logrando agitarlo sin remedio, pensando detenidamente en lo que dijo, ¿en realidad le importaba como se veía? “No” se dijo, “jamás…” ¿pero entonces que era lo que le había asustado de ese pensamiento?

-si… creo… creo que tienes razón…- contestó Tien forzándose a permanecer ahí mismo y no retroceder ni un paso más. Yamcha suspiró y bajó la mano dando varios pasos hacia atrás.

-pero bueno, tampoco es que crea que tienes otra ropa…- comentó como si solo hablara para sí, tomando su barbilla y adquiriendo una pose pensativa, ladeando la cabeza al momento en que sus ojos volvían a recorrer el cuerpo de Tien como si buscara algo. –Tal vez tenga algo que te quede…- susurró mirando al techo como si de este obtuviera alguna clase de respuesta. -¡Estoy seguro que sí!- exclamó animadamente, sonriéndole a Tien y dándose la vuelta un segundo después para subir velozmente las escaleras.

Tien se quedó perplejo, parpadeando un par de veces para poder centrarse y entender que era lo que acababa de pasar, pero no podía, lo único que había en su mente era esa sonrisa. Esa sonrisa tan pura y feliz, capaz de contagiar con su grandeza, una sonrisa cuyo dueño era un hombre maduro, fuerte y valiente, pero en sus ojos, se veía reflejado la propia inocencia y esperanza, tantos años de mantenerlos en la oscuridad, los hacían lucir más brillantes y resplandecientes.

Sacudió la cabeza tratando de pensar en otra cosa, sonriendo y a la vez preocupándose de sus pensamientos, pero era imposible, no podía negar que jamás había visto ese algo en la sonrisa de Yamcha, ni ese resplandor en sus orbes negros, no, estaba seguro, eso era algo que jamás había presenciado en ese rostro que creyó conocer en todas sus facetas.
Como si alguna fuerza extraña llamara su atención, sus ojos viajaron nuevamente hasta aquel cuadro que reposaba sobre el pequeño mueble de madera, avanzando con pasos cortos lo suficiente como para apreciar la imagen con más detalle.

Efectivamente, ni la presencia de Bulma a su lado era capaz de florecer algo tan exorbitante sobre aquel masculino rostro, que si bien, estaba marcado por el pesar de los años, lucia igual que siempre para él. Tan apacible y tan extrovertido, ese hombre atrapado eternamente en un rostro fino que desborda una sellada belleza, grabado por dos marcas de batalla sobre su rostro que solo lograban crearle una imagen atrayente y misteriosa, mezclando al inmortalmente muchacho inmaduro y casanova, con el temible y valeroso guerrero cargado de misterios e historias.

Miró el cuadro, comparándolo con la imagen mental del actual, tan diferente y tan igual, no podía ni siquiera afirmar que seguían siendo la misma persona por que quizá no lo eran, indudablemente era Yamcha, pero algo dentro de su alma se veía diferente, algo que faltaba, o quizá que ahora tenía, pero no llegaba a saber con exactitud que era. Se quedó fijo unos momentos más, sonriendo al notar algo debajo de tantas cosas, a pesar de todo Yamcha no había cambiado tanto, sin importar cuantas facetas haya atravesado, tanto físicamente como moralmente, era siempre igual. Sus ojos, en sus ojos podía leer que era el mismo, manteniendo la inevitable muestra del paso del tiempo sobre su piel, pero sus ojos, su mirada, esa nunca cambiaria, esa siempre le diría que es Yamcha, y nada más.

-¡Tien! ¡Tien! ¡Ven aquí, mira esto!- los llamados del otro hombre lo sacaron de sus pensamientos, girando sobre su eje y tratando de no verse absorbido por el cuadro una vez más.

Yamcha entró el cuarto, cargando en sus manos unos cuantos pares de ropas, depositándolas sobre un sillón próximo y girándose a Tien bastante entusiasmado. -¿Qué es todo esto?- preguntó el más alto acercándose con algo de sorpresa y miedo a su compañero.

-es alguna ropa que no me queda, había querido deshacerme de ella hace tiempo, ¡qué bueno que no lo hice! Alguna de estas cosas puede quedarte…- comenzó a desordenar la poca ropa que había ahí. -¡Mira esta!- extendió una camisa color azul brillante con botones al frente, la cual Tien miró como si fuera la peor aberración del universo.

-Yamcha, ¿no puedo solo ir así y ya…?- inquirió, pero el mencionado lo miró de una forma que no podía clasificar como ninguna que hubiera visto.

-No… yo, yo quiero presumirte por las calles…- masculló, colorando sus mejillas sin darse cuenta, al tiempo en que sus labios dibujaban la sonrisa más tierna, nerviosa, emocionada y apenada que jamás hubiese visto.

-¿Q-Qué… tu… qué?- tartamudeó expandiendo sus ojos, hablando más por inercia que por preguntar realmente. Las palabras de Yamcha se repitieron, “¿Qué él quiere presumirme? ¿A mí? ¿Cómo… cómo es eso posible? ¿A qué rayos se refiere?” pensó, pero no hubo momento para tratar de contestar por lo menos a alguna de sus preguntas, pues su mente quedó impactada y aturdida por algo más que esas palabras.

Esa sonrisa, ¿Qué era esa sonrisa? Una manera tangible e inexplicable de algo inexistente e imposible. ¿Rubor? Sí, había visto lo que había visto, pero incluso eso se seguía viendo opacado por el resplandor, casi cegador, de esa sonrisa, combinando de manera mística con la destellante mirada cargada de ilusión, tan electrizante que podía paralizarlo en tan solo un segundo. Y lo decía porque en realidad había hecho eso.

Su corazón, saltarín y acelerado como pocas veces en su larga existencia, dio un vuelco más grande con solo poder materializar la escena una vez más dentro de sus pensamientos, la reacción era la misma, quedándose anonado ante la imagen de esa sonrisa, ¿Cómo solo una simple cosa podía ponerlo en blanco como ahora? ¿Será... será entonces que no es algo tan simple?

-¿Qué sucede?- preguntó Yamcha al notarlo petrificado en una escena un tanto extraña. Tien apenas parpadeó, fijando sus ojos en los del otro, evitándolos unos segundos después, con miedo al imaginar si quiera que pudiera leer sus pensamientos. –Anda… pruébate esto…- le extendió una camisa negra y lisa, de cuello redondo y demasiado simple, pero lo suficientemente normal como para pasar desapercibido.

Tien dejó de pensar, tomando la camisa y bajando la mirada, al momento en que Yamcha le extendía un par de Jeans azules, ropa tan humana, incomoda, poco comprensible, fea y demás cosas que se le podían ocurrir, una que jamás creyó en su vida usar, pero que ni siquiera se detuvo un momento a pensar en algo que no fuera ese brillo, ese destello y ese color carmesí. Nada había más para él en sus pensamientos.

-El baño está en la otra habitación, úsalo si quieres…- sugirió Yamcha, y como si de un robot se tratase, Tien avanzó con pasos lentos y sistematizados hasta el lugar indicado.

Yamcha suspiró y se sintió un estúpido, en muchos, muchos  sentidos. Suspiró largamente, casi como si hubiese mantenido la respiración por todo ese tiempo, acariciando levemente su frente con la punta de sus dedos, tratando de llevar paz a sus pensamientos, los cuales revoloteaban sin sentido dentro de su cabeza, andando de un lado para otro sin darle una idea fija de lo que debía hacer. Todo era confuso y complicado, demasiado, más de lo que creyó que sería, simplemente parecía no estar avanzando nada.

Levantó la vista y se miró a sí mismo, buscando dentro de sí la motivación inicial para haber comenzado todo eso, pero no lo recordó con claridad, es decir, tanto había cambiado en tan poco, que la razón principal había sido absorbida por muchos otros deseos que se habían apoderado de su mente en ese tiempo. Soledad y dolor, reconocía esos factores como los motivadores de su rápido proceso espiritual, pero ahora no sentía más eso, ni la soledad, ni el dolor muchas veces auto infligido, solo incertidumbre y desesperación.

Desesperación por poder quitar esa incertidumbre. Esos eran ahora los sentimientos que lo rodeaban, apoderándose de cada centímetro de su ser para torturarlo, era tan difícil aparentar estar confiado y tranquilo, y aunque en parte así era, esa ambigüedad no se apartaba ni un segundo. Golpeó su frente una vez más, sintiéndose un tonto por haberse apegado tan rápido a una idea que sonada poco probable viniendo de alguien como era Tien.

Sí, su alma y corazón había actuado apresuradamente, quizá por la soledad abismal que había tenido que afrontar solo por muchos años, ese era la explicación más aproximada a las razones que lo habían llevado a donde estaba ahora, se había repetido, mentalizado, exigido y buscado una razón, motivación y señal para seguir viviendo, un algo por lo que despertar y respirar, que se había aferrado como loco a lo primero que se atravesó por su camino.

Si bien, no podía decir que lo que ahora lo conectaba a Tien eran solo ideas arrebatadas de él, debía admitir que los primeros días la idea seguía pareciéndole algo tonta e ilógica, pero con solo un poco más de tiempo comenzó a conocer a Tien, a ese hombre detrás de una máscara cargada de indiferencia, una actitud siempre al margen del asunto y una personalidad indescifrable. Había conocido a Tien, y la persona que era le había gustado más de lo que esperaba. Había algo ahora, no sabía que, y tampoco quería pensarlo mucho, cierto era que su idea principal era unir sus mundos de alguna manera, pero quería que todo sentir se diera de la manera más natural y nada forzada posible.

Y a su consideración, así habían pasado las cosas para él, prefería dejar de lado el motivo de que en secreto había planeado esto, razón que podía explicar sus apresuradas acciones. Pero no podía decir lo mismo de Tien, ese hombre, a pesar de haberse abierto con él de una manera inimaginable, seguía manteniendo una abertura abismal entre los dos. Era comprensible y claramente lógico pensar así, ¿Cómo se le había ocurrido? ¿Cómo pudo haber llegado a pensar que Tien podría sentirse igual que él?

Era un idiota, y se odiaba por eso. Desde un principio no podía afirmar que Tien compartiera sus preferencias, pero aquel ínfimo contacto lo había conmocionado tanto que no se detuvo a meditar adecuadamente la situación y actuó como siempre, sin pensar y haciendo las cosas apresuradamente. Era claro, no había más, Tien  no sentía, ni sentiría, algo similar o allegado a lo que él sentía.

“Estúpido…” se reprimió una vez más, inundado por la incertidumbre de los actos, era difícil para él acercarse a Tien de una manera natural, una cargada de dobles intenciones, y era difícil porque sinceramente no sabía cómo actuar con un hombre. ¡Pero al demonio con eso! Siempre se dejaba guiar por los instintos arrebatados de su cabeza. Actuado y haciendo cosas, claramente intencionales, para aproximarse y abrirse terreno a algo más. Pero solo había la nada como respuesta.

Tien actuaba indiferente ante sus leves insinuaciones, discretos arrumacos, y demás trucos que tenía, apartándose, quedándose callado, o evitando conversaciones de una manera casi profesional. Yamcha podía afirmar que Tien se había percatado de sus intenciones, y que era por eso la manera tan drástica e indiferente en la que actuaba. Era obvio que lo ponía incómodo con sus acciones, era obvio que en Tien no existía esa reciprocidad. Simplemente las palabras y su sonrojo inesperado de hace un rato habían puesto a Tien tan alterado e incómodo,  se sentía un idiota.

Y resignarse nuevamente a la soledad no era fácil, era un paso de reversa que no estaba dispuesto a dar, sí, solo fue un mes, pero un mes era suficiente para no querer dejarlo ir nunca más. Así fuera para conservarlo como amigo, como esperanza, o como un sueño, ahora no quería por nada alejarse más de Tien.

-estoy listo…- escuchó su voz, siempre profunda y dubitativa, sonar desde detrás de él, girándose velozmente hasta toparse con la imagen más loca y excitante que hubiera visto.

-wow, Tien, te ves… muy bien…- comentó eso para no tener que decir algo demasiado comprometedor que solo le fuera a arruinar más las cosas.

El mencionado avanzó y volteó a un lado aparentando indiferencia, pero la realidad de sus acciones es que deseaba ocultar el rubor que se había apoderado de su rostro con esas palabras. Yamcha intentó apartar su mirada de ese cuerpo tan bien marcado por la pegada y delgada camisa negra, más le fue imposible, pues su vista se paseó por los pantalones ajustados, pero perfectos en combinación con su anatomía masculina, se veía radiante, más que nunca.

-Yo… me siento extraño…- comentó girando un poco para darle levemente la espalda a Yamcha, quien aún no salía de su asombro.

-pues creo que en realidad te ves bastante bien, en serio…- afirmó agradeciendo mentalmente que Tien no pudiese ver su rostro y sus ojos pegados de manera indescifrable hacía su cuerpo. Parecía estar babeando, y quizá lo hacía.

-¿Po… podemos irnos?- cuestionó Tien después de lo que parecieron largos minutos. El ex bandido salió de su encantamiento, sacudiendo la cabeza de un lado al otro para tratar de concentrarse.

Los ojos de Tien se fueron contra su rostro, siendo esta vez Yamcha quien los evitara para caminar al siguiente cuarto en busca de algunas cosas. “Anda Yamcha…” pensó Tien, “No me engañes así, no me des emociones que no necesito…” pidió y miró su reflejo en uno de los cristales que adornaban la casa. “¿Qué me veo bien?” se preguntó permitiéndose reír brevemente. “No me hagas creer cosas que no son ciertas, no hagas a mi pensar más estúpido de lo que ya es…” suspiró sintiendo emoción al escuchar los pasos detenerse tras él. “No me digas que me presumirás, cuando yo sería el afortunado de ir contigo…”

[…]

Suspiró una vez más, quizá era el número quince desde que Yamcha había salido de la sala del cine para comprar comida, dejándolo ahí solo, con la cabeza hecha un torbellino, y con el miedo de ser la primera vez en un lugar como ese. Fijó sus ojos en la inmensa pantalla que aún permanecía oscura y silenciosa, para luego recorrer el lugar con su mirada, aunque no hacía falta, podía sentir el ki de quienes lo rodeaba, a parte de él y el ex bandido, solo había ocho personas más, y por lo que veía, eran cuatro diferentes parejas.

Recordó el titulo una vez más, “Dos cuerpos, una habitación” no le decía mucho, no comprendía con exactitud qué clase de clasificación era la que habían escogido, nada le decía nada. Pero al final resultaba fácil de intuir, era una película romántica, eso explicaba las parejas en la sala y las imágenes del cartel de afuera. Eso solo lo puso más nervioso, si ellos estaban ahí, y las personas restantes eran pareja, ¿eso significaba que…?

-¡Volví! realmente había mucha gente haya afuera…- dijo Yamcha volviendo a su lugar a su lado, extendiéndole un vaso con algún contenido líquido a Tien, quien apenas fue capaz de sostener por los nervios que lo azotaban reflejándose en el temblor de sus manos. Agradeció que todo estuviera oscuro y ese movimiento fuera imperceptible.

Permanecieron en silencio varios minutos, ambos absortos en sus propios pensamientos y conjeturas, disimulando sus siseos al ahogarlos levemente con sus respiraciones. Las luces de la sala se apagaron paulatinamente, dejando el lugar completamente oscuro antes de que el brillo principal de la pantalla iluminara desde la parte frontal. Tien observó atento, agrandando sus ojos al ser testigo de las imágenes y sonidos de la pantalla, sorprendiéndose levemente, pues no era de sumo interés para él todo el entretenimiento humano.

La película comenzó, y con ella, la serie de imágenes relacionadas y empalmadas corrieron a través del proyector, acompañadas por la sonora que atrapaba rápidamente en el ambiente necesario y apropiado de la trama, metiéndote lentamente en la historia casi de una manera irreal. Yamcha se interesó en los primeros minutos, pero la cercanía del otro hombre y la simple situación en sí, resultaba completamente fuera de lugar, repitiéndose una y otra vez que haber ido al cine, y más que nada, haber escogido esa estúpida película no había sido la mejor idea que había tenido.

Se sintió frustrado, resultaba patético hasta para él, es decir, eran guerreros, ¿Qué clase de cosas estaba pensando en llevarlo ahí? De acuerdo, debía admitir que gran parte de la idea había sido de sus experiencias con mujeres a lo largo de su vida, llevarlas al cine con una película de esa categoría siempre funcionaba, faltando solo un par de palabras más para convencerlas de irse a la cama. Ahora se preguntaba por qué demonios no lo había meditado más.

Se hundió en su asiento y pegó nuevamente sus ojos a la pantalla, tratando de volverse a concentrar en la historia, y quizá también para tratar de ignorar esa voz que le repetía incansablemente que era un completo estúpido. Pero no tardó ni dos minutos cuando prefirió volver a sus pensamientos antes de seguir torturándose con esa película, sintiendo el aburrimiento apoderándose de su ser. “Pobre Tien…” pensó “yo que estoy acostumbrado a esta clase de cosas me estoy muriendo del aburrimiento, él que es su primera vez aquí debe estar odiándome y maldiciendo esto…” torció sus labios en una mueca y se despegó levemente para observar de reojo a su amigo.

Casi suelta una exclamación de asombro al observar su rostro iluminado por la luz de colores del cine. Tien estaba embelecado, totalmente atento a cada escena y palabra que salía de la cinta, abriendo los ojos de una manera casi graciosa, demostrando con ese acto su profundo interés ante la situación que se desarrollaba en esta. Yamcha parpadeó repetidas veces, como si no pudiera creerse la escena que había ante él.

Giró sus ojos al frente y prestó atención unos breves segundos a la pantalla, para luego volver a girar a Tien, quien no prestó atención a su mirada. Parecía un pequeño niño emocionado, volviéndose esa imagen, más que de incredulidad, de la más sincera ternura. Sí, sentía ternura por un hombre de avanzada edad cuya dedicación eran las artes marciales, pero verlo ahí, de esa manera, tan entretenido y con la boca entre abierta, casi babeante de la emoción, era realmente algo único, y maravilloso, ¿para qué negarlo? Tien se veía simplemente encantador.

Se recargó de nuevo e intentó calmarse, pues el calor había vuelto a inundar sus mejillas. Fijó sus ojos tratando de escuchar lo que decían, la manera en que Tien miraba daba la impresión de que era la mejor película que jamás hubiese existido, y aunque sabía que era probable que no fuera así, intentó dedicarle el mismo interés. Pero le fue imposible. Sus ojos viajaban cada dos segundos a la imagen de Tien, la cual apreciaba de lado, delineada por la tenue, pero brillante, luz blanca y pálida de la pantalla, contrastante con la oscuridad del resto del lugar.

Se vio distraído, dejando a un lado el aburrimiento para convertirlo en el más preocupante y tenso momento, las imágenes y la realidad se confundían en su cabeza de tal modo que su imaginación viaja de lo más irreal a locos y desenfrenados deseos que fantaseaba con llevar a cabo en ese momento. Pero nuevamente fue traicionado por sí mismo, dudando en un momento tan definitivo como ese, pensando otra vez en el posible rechazo y en la idea de lo no correspondido. ¡Pero debía hacerlo! ¿Cómo sabría si Tien no estaba de acuerdo si ni siquiera lo intentaba?

“Esto es tan difícil…” se dijo reprimiendo un profundo suspiro al beber de su bebida disimuladamente. “Pero debería intentar…” recordó todos los métodos empleados una vez más con la infinidad de mujeres con las que había estado en esta situación. Pero esta vez era diferente, había algo que diferenciaba las veces anteriores con esta, si hubiese sido cualquiera, ya habría actuado hace bastante, pero en esta ocasión los nervios, miedo, adrenalina, e incluso pena, hacían que su corazón latiera rápido y su respiración se agitara de más. “Miedo a las mujeres… ¿y luego a esto? No lo puedo creer, no soy ningún cobarde…”

Presionó una de sus manos para tratar de terminar con los temblores que lo azotaban, levantándola solo un poco para volverse a quedar petrificado sin poder actuar. “Cobarde…” se dijo, sabiendo internamente que no se trataba de cobardía, se trataba de algo más allá de la simple idea de llevar a cabo sus acciones, se trataba del impulso enloquecedor que enviaba su cerebro y lo transportaba su corazón hasta traspasarle los huesos y sentir que en su ser ya no quedaban fuerzas, y al mismo tiempo, la emoción le daba el impulso de querer gritar y correr de un modo inagotable.

Presionó los dientes, ya habiendo olvidado la situación y el lugar donde se encontraba únicamente concentrado en él y la persona que había a su lado. Se encogió de hombros, tomando valor de todas partes, riendo internamente ante la propia imagen de él actuando así, él que se volvió en uno de los mejores conquistadores de mujeres y galanes cotizados que con solo unos minutos y un par de palabras podía obtener a la mujer más exuberante del mundo. Y ahora se sentía y se veía a sí mismo de un modo que llegaba a desconocer.

Sin querer dudar más y tratando de aprovechar al máximo los minutos de la película, recargó levemente su cabeza en el hombro de Tien, casi de una forma tosca y fría, pero se relajó en tan solo un par de segundos, soltando un suspiro y acomodándose sobre la cálida piel de su amigo.
Tien se petrificó, su respiración se cortó y un nudo profundo se materializó en su garganta, pasando saliva unos pocos momentos después para tratar de disolverlo. Se tensó sin darse cuenta, ignorando todo a su alrededor e incluso olvidando por completo la película que tanto interés le estaba dando, todo simplemente pareció irrelevante al ser consiente del tacto que Yamcha estaba teniendo para con él.

Miró de reojo a su lado derecho, con miedo inexplicable y aun tenso, encontrándose con la imagen poco creíble de Yamcha, sonriendo de una manera encantadora, posado sobre su hombro de una manera natural y creando ese contacto que parecía no causarle ningún efecto a contrario de él, pues su corazón se había agitado abismalmente con solo sentir su respiración sobre su piel. Giró hacía el frente nuevamente, fingiendo prestarle atención a la cinta, pero la situación no se lo permitió, cargándose de unas ganas de poder zafarse de eso y largarse de una buena vez a su choza y olvidarse de todas esas tonterías.

Pero se contuvo, no porque no quisiera, sino porque el momento era tan explícito y excitante que la situación dejó de verse incomoda a pasar a ser sumamente interesante. Demasiadas cosas corrían por su mente y su pecho, demasiadas como para ignorarlas y salir huyendo ante un deseo que no podía ignorar, si, deseaba quedarse ahí, disfrutando de cada una de las cosquillas que atravesaba su espalda, incapaz de hacer algo, pero implorando mentalmente que su compañero no se alejara de ahí.

Se relajó un poco después de unos minutos, disfrutando incluso de la situación que se había visto tan tensa, vigilando de reojo la sonrisa de Yamcha, la cual seguía ahí presionando su corazón y coloreando su rostro con solo verla pausadamente. Sintió nuevamente un nudo en su garganta, tragando nuevamente y sin poder llegar a deshacer esa sensación, lamiendo sus labios por instinto tratando de buscar arreglo a la sensación seca que se generaba. Sintió entonces el vaso de alguna bebida que Yamcha le había traído desde el principio de la función en medio de su mano, viajando sus ojos al vaso antes de reaccionar y tomarlo, moviendo un poco su brazo donde se recargaba Yamcha, pues el contenido estaba del mismo lado.

Su amigo se separó un poco mientras el aparentaba seguir el hilo de la cinta al tiempo que daba grandes tragos a su bebida. Bajó su brazo y deposito el vaso justo donde antes, ensartándolo en el hueco especial sobre el brazo de su asiento. Su corazón se agitó de manera sorprendente, a la vez que su abdomen sufría una contracción por la adrenalina que sintió, pues sin haberse dado cuenta, el brazo de Yamcha se había cruzado hasta estar rodeando el suyo por abajo.

Palideció, para sentir un segundo después toda la sangre volver a su cabeza de una manera abrumadora, preguntándose si su corazón daba un sonido tan hueco por la falta de sangre en el resto de su cuerpo. La cabeza de Yamcha volvió a posarse sobre su brazo, siendo invadido por la adrenalina manifestada en forma de millones de electrochoques avanzando por su pecho y terminado en su abdomen de manera indefinida. Quiso calmarse, pero perdió el aliento cuando la mano de Yamcha obligaba a la suya, congelada y petrificada por la situación, a entrelazarse de una manera que no podía interpretar.

¿Qué era eso? ¿Qué significaba aquel agarre y acercamiento? Tien quiso pensar, deseando no perderse en las ilusiones y sensaciones desconocidas y exóticas del momento, pero nuevamente su cerebro no respondió, todo era guiado en ese momento por su ortodoxo corazón inexperto y alocado. Todo era silencio, dejando de haber imágenes y cualquier otra cosa, en su mente solo era de nuevo esa sonrisa.

-¿Por cuánto tiempo esperarás por mí?-

-Hasta que encontremos nuestro camino en esta oscuridad y cuando estemos lejos del dolor… no importa cuando tenga que ser, yo siempre aguardare por ti…-

La película seguía corriendo, haciendo los minutos cortos e infinitos, ambos se veían ahora algo atentos a lo que ocurría en la pantalla, pero sus mentes seguían enfocadas en el agarre bastante significativo, uno que no llegaba a comprender por ambas partes, pues uno apretaba fuertemente, y él otro por miedo, solo parecía dejarse sostener, sin ningún interés aparente, pero incapacitado de reaccionar realmente.

-¿me llevarás contigo?-

-puedes escaparte conmigo, en el momento que quieras…-

Yamcha suspiró largamente, sabía que la cinta estaba por terminar, aferrando sus dedos a aquel agarre que se volvía desesperante y triste por la manera en que parecía no significar nada para la otra parte, y el tiempo se le terminaba. Apretó sus labios algo molesto, consigo mismo y con los disparates que le sugería su mente, pero de verdad necesitaba algo más que eso, dándose ilusiones al mismo tiempo que se las rompía, de acuerdo, Tien no le contestaba ese tacto, pero tampoco había hecho algo para detenerlo o zafarse. No había muchas oportunidades como esas.

Tien sintió una ventisca en su cuello, apretando su mano, y con esta la de Yamcha, por simple reflejo al sentir un calor y una cercanía que lo hicieron encogerse de hombros unos momentos antes de reaccionar. Si, Yamcha había recargado su cabeza sobre su hombro, colocándola en un ángulo donde sus labios estaban a nada de rozar con su cuello, dejando su respiración chocar contra la piel desnuda de esa zona. Hubiera deseado ver un panorama mejor de esa escena, pero le resultaba imposible por la posición en la que se encontraban, limitándose a quedarse firme y petrificado.

Sus emociones ya no daban para más, estaba tan nervioso que su sangre ardía y su cuerpo pedía clemencia a la vez que gritaba por más. Solo observó la pantalla, y luego a las personas que se demostraban su amor públicamente en el final de la cinta, donde las pruebas románticas y escenas demostrativas se adherían a su situación. Pero era tan poco demostrativo que le fue imposible corresponder con algo, únicamente manteniendo el fuerte agarre con la mano de Yamcha, acto que este mismo interpretó a su favor, dándose ánimos para continuar.

Yamcha cerró los ojos, inundando su nariz de esa esencia y soltando ahí mismo un suspiro sin aflojar ni un segundo su fuerte enlace, se sentía tan bien de un momento a otro que parecía tan creíble la idea de que no había nadie más, nada más, no existiendo un antes y un después de nada. Giró más su cabeza, acomodándose dentro de su asiento para poder tener un mejor alcance a esa piel que tantos deseos tenía de probar. Deseos como en ninguna otra.

Sintió entonces los labios de Yamcha contra su piel, erizándole cada vello de su cuerpo de modo automático, dejó de respirar totalmente, o solo se volvió inconsciente de estarlo haciendo. Nada, no había nada más que eso… ¿Qué era eso? No podía contestarse, las punzadas, como pequeños toques, atravesaban su abdomen dolorosamente sin compasión. Pareció detenerse todo, hasta que la boca de Yamcha se separó y siguió un pequeño sendero hasta llegar a su oreja y colocarse ahí de una manera despreocupada.

Dejó de oír, ensordeciéndose por lo fuerte que sonaban sus latidos retumbando dentro de su cabeza. Solo la sensación de sentir el lóbulo de su oreja ser atrapada entre un par de labios, tan cálidos, tan suaves, tan tentadores. No le dio tiempo de reaccionar nada, solo dio un brinco de la silla en cuanto la húmeda y juguetona lengua de Yamcha toco la superficie de su piel.

Yamcha se quedó atónito ante la reacción, sin poder disimular su miedo y su vergüenza. Tien lo miró breves segundos antes de girarse a un lado y ocultar su expresión asustada y confundida, sintiéndose el más grandísimo estúpido al haber terminado con esa situación de una manera tan brusca y sin fundamentos. ¡Solo actuó ante la situación inesperada! ¡No era que no quisiera estar ahí!

Los créditos de la película comenzaron a pasar oscureciendo el lugar nuevamente debido al fondo negro donde se movían las letras. Tien permaneció parado sin hacer nada, dando el tiempo suficiente como para que ambos se tranquilizaran lo suficiente, quedando en silencio y solos en una situación demasiado incomoda como para poder actuar con normalidad.

-vámonos ya…-dijo Yamcha levantándose y pegando sus ojos al piso de una manera avergonzada y arrepentida, deteniéndose atrás de Tien y esperando a que este avanzara, cosa que hizo mostrándose una vez más de manera forzada y robotizada.

Salieron del lugar y pronto se vieron caminando por la calle, con calma y con el sol reflejando de lado sus siluetas sobre el suelo, andando de manera lenta y pensativa, uno al lado de otro con una prudencial distancia sin ser capaces de verse o hablarse, todo era silencio y propias reflexiones.
Un grupo de chicas sentadas sobre unas bancas de la calle, se percataron de las presencias de los dos hombres, que si bien podían ser el doble de grandes que ellas, no dejaban de tener su gran atractivo.

-¡oigan chicos!, ¿no gustan acompañarnos?- preguntó una de ellas de un modo bastante comprometedor. Tien volteó a verlas de manera discreta, pero Yamcha ignoró totalmente el asunto, pues seguía absorto en sus meditaciones.

-¡mira, mira! ¡El alto es muy guapo!- comentó una de ellas, haciendo alusión a Tien por supuesto.

-¡cierto! Aunque el otro no se queda atrás…- respondió una tercera dedicando una sonrisa coqueta. –Pero solo basta mirar los brazos del alto para desear que te abrace con ellos por siempre…- Tien no pudo evitar sonrojarse ante ese comentario, acto que notó Yamcha enseguida, frunciendo el ceño de manera inconsciente.

 -¡Oye! ¡Yo lo vi primero!- protestó la primera de ellas, sin despegar ni un segundo sus ojos de aquella figura.

-Como sea, es que es tan atractivo que no podría pasarlo por alto…- comentó la tercera. Yamcha sintió la sangre arder, deseando poder eliminarlas en ese momento, poniéndose atento a sus palabras de manera indeseada.

-¡Ya no hacen hombres como esos!- exclamó una llena de alegría.

-¡oye! ¡Guapura! ¿Por qué no vienen aquí tú y tu amigo y nos divertimos un rato?- Tien frenó su paso prácticamente al escuchar eso, no por que quisiera quedarse a “divertir” si no porque en su vida alguien le había llamado de esa manera, y escucharlo de la boca de más de una mujer lo sorprendía en demasía.

Yamcha giró su cabeza hacia ellas, mandando una mirada fulminante como nunca creyó darle a una mujer, ellas se impactaron observando la situación. Después pasó su vista a Tien, quien parecía estático, mirando al suelo y aun denotando sobre sus mejillas un tono rojo, estaba avergonzado, por esas palabras… ¡por ellas!
Se llenó de una extraña ira, una que él no llegó a comprender que eran celos, pues parecía solo frustración y coraje.

Cerró distancias entre los dos, elevando su Ki involuntariamente y tomando de una manera agresiva a Tien del brazo, para luego arrastrarlo, de manera literal, por las calles a gran velocidad, dedicando una última mirada a las mujeres quienes no parecían entender. Tien no opuso resistencia, pues el movimiento fu tan rápido e inesperado que no le dio tiempo reaccionar, dejándose arrastrar por lo menos unas tres cuadras hasta caer en cuenta de lo que ocurría.

-Yamcha…- lo llamó, elevando su Ki de igual manera para que el agarre fuese menos significativo, pues estaba apretando con demasiada fuerza, y para disminuir la velocidad en la que avanzaban, pues esta era totalmente fuera de lo normal. -¡Yamcha!- reiteró su llamado al no obtener respuesta, además de que no entendía el porqué de tan repentina partida, no recibiendo más que la insistencia en seguirlo jalando, aunque ya con demasiada dificultad.

Tien fue invadido por la desesperación y por una molestia repentina, elevando su fuerza hasta provocar un leve cráter a su alrededor al momento de frenar completamente la andanza del otro, jalando su brazo y zafándose de manera brusca. Yamcha se quedó mirando al frente unos pasos adelante, dándole completamente la espalda y escondiendo su energía en un acto de reflejo.

-¿Qué demonios te sucede?- inquirió el triclope sobándose la muñeca, de donde había sido sostenido sin consideración. Yamcha no se movió, encogiéndose de hombros levemente y bajando la mirada. -¡Te estoy hablando! ¡¿Por qué rayos hiciste eso?!- exclamó más desesperado, pues la incertidumbre y el silencio del otro no ayudaban en nada. -¡YAMCHA!- gritó ya sin mucha razón, tomando el hombro de este y tirándolo con bastante fuerza hasta hacerlo girar y quedar de frente.

Sus ojos se expandieron y dio un paso hacia atrás al encontrarse con lo que vio. “¿lagrimas?” parpadeó perplejo, olvidándose de su rabieta y perdiéndose en los ojos negros, ahora húmedos e inundados por lágrimas, un llano incomprensible e inesperado. -¿Qué… qué te sucede?- preguntó con miedo, pues a pesar de estar llorando, su rostro se veía molesto, demasiado, marcado por un mohín casi infantil y la mirada con rabia aun clavada en el suelo.

-no me sucede nada… me largo de una vez…- contestó girando sobre su eje con el orgullo más marcado que el de Vegeta.

-¡¿Qué?! ¡¿Por qué haces esto?!- preguntó Tien haciendo crujir su quijada por la falta de comprensión acerca del asunto. Pero el ex bandido lo ignoró de manera diplomática, continuando su camino y llamando la atención de los reducidos transeúntes, pues ya estaban en las afueras de la ciudad. -¡Yamcha! ¡Respóndeme!- exigió siguiéndolo unos pasos, frenándose cuando el mencionado se dio la vuelta agresivamente.

-¡¿Por qué no me dejas en paz y vuelves con esas niñas que tanto te quieren?!- gritó dejando a Tien perplejo. “Sí…” se dijo, “debí oírme más patético y más ridículo que con cualquier otra cosa en la vida…” se reprimió, “pero…”

-¡¿de qué mierda estás hablando?!- dijo Tien ya alejado unos metros. -¡eres tú el que me dijo que me buscara una mujer! ¡¿Y ahora me sales con esto?! ¡Deja de joderme!- explotó y logro hacer que Yamcha se detuviera. -¡¿A QUÉ DIABLOS ESTÁS JUGANDO, YAMCHA?!-

-¡Yo no estoy jugando a nada! ¡Eres tú el que no comprende!-  contestó presionando los puños dejando ver su leve aura blanca brillar a su alrededor. -¡Eres tú el que parece jugar conmigo!-

-¿de qué hablas?- inquirió, sin obtener respuesta por supuesto. -¡Yamcha!- llamó sintiendo esa extraña cosa en el pecho.

En tres largos pasos estuvo de nuevo tras el ex bandido, tomándolo con la misma brusquedad de los hombros hasta quedar de frente de nuevo, pero en esta ocasión, no hubo tiempo para miradas. Tien se aproximó hasta descender lo suficiente para encarar a Yamcha, depositando sus labios sobre la boca del otro. Ninguno de los dos supo que pasó, ni que sucedía, tampoco podían creerlo, sus mentes dejaron de pensar con ese contacto. Tien se había forzado a cerrar los ojos desde que su impulso lo llevo hasta donde estaba, en cambio, Yamcha permanecía con los ojos abiertos, muy abiertos, tratando de caer en cuenta aun, pues jamás imaginó que Tien podría ser capaz de algo así.

No se movieron, ni tampoco quisieron hacer su tacto más profundo, sentirse así, a alguien, el uno al otro, sus labios enganchados y entrelazados era la única cosa tangible y real en ese instante. Yamcha cerró sus ojos unos pocos momentos después, pero resistiéndose también de profundizar, solo así, respirando su propio aliento y sintiendo la respiración temblorosa del otro, al igual que la suya, estamparse contra sus, ahora, hirvientes mejillas, era suficiente como querer perder el momento.

Sus energías bajaron hasta estar en su estado normal otra vez, solo durando un par de segundos más hasta que Tien se apartó de manera inesperada y con la misma rapidez con la que se había acercado. Yamcha abrió los ojos aun con los pensamientos sin sentido y mostrando un rostro desencajado, rostro el cual Tien no se dio la delicadeza de observar, pues se dio la vuelta y se cruzó de brazos dándole la espalda, ocultando su propio rostro confundido y aterrado.

-Tien…- masculló, pero éste, avanzó un paso aún más lejos de él.

-lo lamento, nos vemos después, tengo que irme…- apenas terminó de decir eso cuando alzó el vuelo siguiendo el orden de sus repentinas y poco racionales acciones.

Yamcha quiso gritar, quiso correr y volar hasta seguirlo y buscar palabras y explicaciones para él, y propias mismas que dar, pero sus piernas no reaccionaron, temblando de manera extraña, con miedo a que fueran a perder las fuerzas en cualquier momento. Lo dejó ir, intencional o no, pero lo hizo, por más que hubiera querido, y aunque hubiera podido, no sonaba a la mejor idea en ese momento. Debían pensar, aunque en lo personal no tenía demasiado que meditar, sabía que las cosas no serían tan fáciles para los dos. Pero ese beso significaba algo, era la muestra real de sus pensamientos y sentimientos, interpretadas de la única manera en la que podía hacerlas, dejándolas salir en forma de acciones.

Continuará…

Notas finales:

Bueno, bueno, no es algo repentino, ya había pasado un mes xD! La gente se enamora en menos de eso, no?

Primero, si, necesitaba a Chaoz fuera del juego, por eso le inventé una novia! Shika! Como yo la veo en mi mente retorcida, es una ---cosa--- así como él, nunca supe que rayos era Chaoz, ¿humano? ¿Duende? ¿Extraterrestre? ¿Elfo? ¿Conductor de programas de chismes? Así que dije: “¿Por qué no echarle una mano al chavo y ponerle una mujer así igual de enana y fantasmagórica que él?” así que esta chava es así, igualitita, solo que con el pelo largo y chino xP! (no sé, así la vi)

Luego, sí, así es: divago. Después, la película que estaban viendo: “Dos cuerpos, una habitación” es el título de mi siguiente Fic, llevo retrasando esa idea mucho tiempo, pero es que no se me ocurría un buen nombre, y aunque este no sea el mejor del mundo, ya es el definitivo, remplazará a una de mis historias que está por finalizar.

Creo que lo del cine estuvo lindo, trato de hacer cosas más de “humanos” aunque Tien tenga tres ojos, siempre creí que era una deformación del pobre, ya saben quizá su mamá era una borracha, o su padre era un Rockero desempleado que se las tronaba muy seguido y por eso mi pobre chavo nació así XDDDD! Ok no, solo porque soy Rockera.

Ammm, pensé en mi pensamiento pensador, que lo de Yamcha quedó muuuy gay, es decir, si se ponía un letrero de “soy un Uke y te deseo” se le notaba menos. Pero creo que las personas son así, y los celos te llevan a hacer cosas demasiado estúpidas, más cuando en casos como este, donde se ve impotente, incapaz de competir con una mujer, “rechazado” y con todos sus ideas de seducción arruinadas, la desesperación y furia son más significativos. En lo personal no soy celosa, pero me han tocado que sí, ya, nada más porque te ven besándote con otro ya sienten que los dejas xDDD! Ok no.

Ya divague otra vez, así que aquí le paró, ammm, la actualización espero si sea para el prox lunes, pero lo veo difícil, hay una convención este fin que viene, y no he terminado mi cosplay, (iré de Sasuke, a ver si veo a alguien sexy para hacer yaoi xP) así que dedicaré mis horas de escribir a terminarlo, pero del miércoles no pasa. Saludos, cuídense y recuerden, para dejar un comentario solo es necesario dedicar un par de segundos de su vida, no les robo mucho tiempo.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).