5to sueño.
El azabache seguía angustiado, en los últimos sueños que había tenido aquel hombre coreano había estado observando obsesivamente navajas, venenos y toda clase de armas. Él, que se sabía conectado de alguna manera a aquel peculiar hombre, podía percibir lo que pensaba…y ¿por qué no decirlo?, sentía terror de él porque no tenía control sobre las acciones que realizara. Además, no sabía por qué, pero tenía la certeza de que hiciera lo que hiciera ese hombre, le afectaría a él.
El castaño tenía una especie de amor obsesivo y enfermo por el albino, eso era seguro, pero él tampoco se salvaba de ello, tenía un extraño interés en alguien que ni siquiera conocía, una obsesión que no podía controlar y que estaba comenzando a afectar su vida en “el mundo real”.
Por su parte, el de facciones zorrunas no dejaba de soñar con la paranoia misma, era tanta la paranoia del azabache, que se preguntaba si este último no haría algo para destruirlos, por el miedo a que él lo hiciera. Tenía la misma sensación, la misma certeza y la misma obsesión. Eran como dos caras de la misma moneda, pero ¿por qué?
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El moreno tenía que salir, debía ir a comprar algunas cosas, pero antes de eso decidió tomar una siesta para reponerse de su largo día laboral que había tenido, aunque realmente no estaba seguro si era por eso o por la urgencia que últimamente sentía por ver al joven de plata y al mismo tiempo, asegurarse de que aquel hombre castaño no lo exterminara. Fuere cual fuere el motivo, tomaría una siesta, sumergiéndose en un mundo distinto e irreal.
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El castaño iba a acompañar al albino a comprar algunos materiales que usaría en su clase de mañana, por lo que se dirigió a tomar su cartera, cuando lo hizo, notó que estaba cerca una navaja que había comprado no hace mucho, era una navaja antigua, una flick blade, del tipo que tiene un botón que al oprimirlo despliega la hoja, había escuchado que antes eran muy comunes, pero hoy en día eran casi tan raras como las navajas de afeitar que coleccionaba su pareja. No supo porque, pero decidió llevarla consigo en esa ocasión. Enseguida se puso sus lentes de sol y se dirigió a la puerta, donde lo estaba su amante esperándolo ya del otro lado, apenas llegó, posó una de sus manos en la nuca platinada…tenía una gran necesidad de tocarlo.
De un tirón volvió a meterlo a la casa para besarlo, pero sabía que si iniciaba algo con ese joven, por más mínimo que fuese, tendría que tener mínimo una ronda antes de salir. Sintió como de un pequeño salto el albino enredaba sus piernas en su cadera, mientras sus bocas seguían con aquel premeditado encuentro. Con maestría y premura el castaño se deshizo de todas las ropas del albino y lo mismo hizo este último con él. Observo el níveo cuerpo que temblaba de excitación y por un momento desvió su mirada, consciente de que “alguien” los observaba, volteó a verse a un espejo y detuvo ahí su mirada unos segundos, y vino a su mente una idea…si se deshiciera de sus ojos ¿podría el moreno dejar de ver a su amante?
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Despertó exaltado, pudo percibir en su totalidad aquella idea que surcó los pensamientos de ese extraño hombre con ojos bicolores…Sintió miedo, pero se tranquilizó a la brevedad pensando “No ves los sueños con tus ojos”. Se levantó con pesadumbres y decidió creer que quizá ese sujeto habría llegado a la misma conclusión, pues hasta donde sabía era inteligente, aquel albino lo había llamado “genio” en algunas ocasiones…tanto fuera como durante el sexo. Ese último pensamiento tiño de un ligero carmín sus mejillas, anhelaba ese cuerpo. Se dirigió al lavabo a lavarse la cara y dirigirse finalmente a realizar sus compras.
Iba transitando por la calle ensimismado, realmente no le gustaba mucho salir de compras, pero había cosas que no podían evitarse. De pronto sintió que alguien había chocado su hombro con el suyo, así que volteó algo molesto pretendiendo forzar una disculpa por parte de aquella persona, solo alcanzó a escuchar un “lo siento”, que hizo se tranquilizara, pero cayó en cuenta de la voz de la que provino, de inmediato le llamó la atención a sobre manera, mientras buscaba con la mirada vio unas hebras plateadas, sintió su corazón detenerse por unos segundos y sin pensarlo dos veces, sujetó el brazo de esa persona, jalándolo con fuerza en el proceso. En ello pudo notar que del otro lado, el brazo de alguien, con una chaqueta azul muy conocida, sujetaba el cuerpo pasando de la cintura por el pecho y apoyando la mano en el hombro del albino, reteniéndolo y evitando de esa manera que fuese arrebatado.
Fue como si el tiempo se hubiese detenido en ese momento…
Continuará en otro sueño...