Cuando Severus bajo las escaleras no pudo contenerse a girar sobre si y ver como James se dirigía al cuarto de Regulus. Sonrió. Era tan entretenido ver a dos personas como ellos ligarse, aunque lo lamentaba por su amigo al haberse fijado en alguien como Potter, tan Gryffindor. Entonces recordó su propio problema. Sirius era tan o más Gryffindor que Potter e inmaduro y sobre todo tenia ese complejo de protección hacia sus amigos y más hacia Regulus aunque lo trataba de disimular, ahora tenía ese complejo de protección hacia él; Y aunque lo avergonzara admitir Sirius era más, mucho más atractivo que Potter.
Sacudió su cabeza tratando de alejar esos pensamientos ¿Por qué precisamente tenía que pensar eso cuando había tenido un sueño erótico con Sirius? No. Tenía que tranquilizarse, pensar en otras cosas y disfrutar, al fin y al cabo estaban en vacaciones de navidad y se encontraba en casa de su mejor amigo. Lo único que tenía que hacer era evitar sus pensamientos y evitar a Sirius. Eso sería muy sencillo. Siguió caminando hacia la cocina. Le pediría al elfo kreacher que preparara algo para Regulus y él. Abrió la puerta.
No pudo creer la suerte que tenía. Frente a él estaba Sirius.
El Gryffindor había girado a verlo al escuchar el chillido de la puerta la abrirse. Se quedaron viendo durante unos segundos. Severus estuvo a punto de irse pero noto algo extraño en Sirius y el resto de la cocina. Lo primero que vio fue al Gryffindor que traía puesto un ¿delantal? La prenda era Blanca que se sujetaba del cuello y la cintura pero estaba manchada por restos de comida y sudor. También el resto del cuerpo de Sirius estaba igual, su cabello y cara tenían restos de comida, sus brazos y lo que se lograba ver de sus piernas habían corrido la misma suerte. Después Severus se fijó en la cocina. La enorme mesa estaba llena de envoltura de comida y muchas bases también estaba el diario “El profeta”, en el piso había más envoltorios y algo que era ¿harina? En la barra junto a la estufa había utensilios sucios y usados; cucharas, palas, cuchillos y bases, todas parecían llenas de harina mesclada con agua. Siguió con la mirada hasta dar con la causa. No muy lejos había una bolsa grande de harina junto a un poco de miel, mantequilla, aceite, fresas y mermeladas de varios sabores.
Severus sin poder contenerse pregunto:
-¿Qué estabas haciendo?
Sirius se ruborizo un poco encogiéndose de hombros
-Solo cocinaba un poco
-¿un poco?-ironizo Severus –parece que hubo un ataque terrorista aquí dentro
-¿Un qué?- pregunto Sirius sin embargo no espero la respuesta –intentaba hacer algo al estilo muggle. Algo que parece un pastel pero es mucho más pequeño y plano- Sirius tomo un libro cerca de él y se lo paso a Severus- lo vi cuando fuimos a Londres y compramos el libro para Malfoy
En el libro que Severus tomo se releía el título de “Pasteles y postres rápido en menos de 30 minutos”
-¿Creo que no te esta yendo bien?- se burló Severus
-Nunca he cocinado antes, menos al estilo muggle-se quejó Sirius. Se giró de nuevo hacia la estufa intentando quitar algo de fuego
Severus se acercó un poco pero la espalda ancha del Gryffindor no le permitía ver lo que sucedía. Se acercó a la mesa y dejo el libro que Sirius le había dado junto al “Profeta”
“Un nuevo mago tenebroso se hace llamar VOLDEMORT”
“Sus seguidores los mortifagos vuelven a atacar”
No pudo evitar leer esas líneas. Ya había escuchado antes de los “mortifagos” en Hogwarts incluso algunos de sus compañeros Slytherin decían seguir sus ideales pero nadie lo gritaba solo se podía escuchar murmullos. Para todo Hogwarts el tema de la preferencia de la sangre era tabú, incluso para los Slytherin que no quería tener problemas con Dumbledore.
-¿Qué te parece?-pregunto Sirius viendo las líneas del Profeta - Mis padres están encantados con ese sujeto. Aun no se sabe muy bien lo que busca pero estoy seguro que mis padres fueron a reunirse con alguno de sus amigos
-Un poco malévolo. Seguro es más allá de lo que muestra
Después de su respuesta Severus se quedó callado no tenía nada más que compartir, al fin y al cabo no conocía mucho a Sirius, no sabía cuáles eran sus gustos, sueños o temores. Escucho como el Gryffindor fingía una tos para llamar su atención. Levanto la mirada y se sorprendió con lo que se encontro Sirius sostenía un paquete con envoltura de regalo y se lo entregaba
-Ayer no te lo pude entregar. Pero feliz navidad
Severus se estremeció. No esperaba un regalo por parte de Sirius. Su corazón se aceleró y sus mejillas se ruborizaron. Era demasiado, después de como se había comportado con él en el callejón diagon, no podía aceptarlo
-No puedo aceptarlo. Además no tengo nada para ti
-No importa, lo compre porque quería. Siempre regalo cosas a las personas importantes para mí
El Sytherin se sonrojo aún más. Escuchar de Sirius decir que era una persona importante para él era demasiado.
-¿Qué es?- pregunto tratando de distraerse
Como respuesta Sirius le entrego el paquete y con una señal de la mano lo invito a que lo abriera. Tomo el paquete entre sus manos y con mucho cuidado lo abrió. Severus se sorprendió. Dentro había un set de instrumentos para conseguir ingredientes para las posiones. Había varias tijeras de diferentes tamaños, frascos pequeños y grandes, junto a ellos había un par de navajas y guantes para protegerse. También unos ingredientes para conservar los obtenidos limpios y frescos.
-Espero y te guste. Lo vi ese día en el callejón diagon y creí que era perfecto para ti-dijo Sirius. Vio que el Slytherin iba a decir algo y rápidamente añadió- No puedo regresarlo, así que es todo tuyo
-Debió costarte una fortuna
-Eso no importa
-…gracias
El silencio reino. Severus ponía el peso de cuerpo en un pie y luego en otro nervioso. Tenía la mirada hacia abajo y sus mejillas estaban sonrojadas. Se sentía feliz
Aunque no le había dado ningún regalo a Sirius se sentía un poco culpable. No tenía nada que darle, excepto lo que Sirius quería, él mismo. Las imágenes de su sueño llenaron su cabeza, su corazón comenzó a acelerarse y su rostro se sentía caliente
-¿Qué sucede? ¿Estás bien?-pregunto Sirius al notar como cambiaba el color de la piel del Slytherin y su respiración era agitada.
-No es nada…yo-comenzó Severus cuando percato un extraño olor-¿No huele a quemado?
-¡Mierda!-exclamo Sirius dándose la vuelta hacia la estufa
Una moderada cantidad de humo salía del sartén en la lumbre. Sirius apago la llama y con ayuda de un trapo tomo la base caliente y la arrojo al agua que ocasiono más humo.
-Creo que prefiero los duelos mágicos- exclamo Sirius molesto
-Eres un asco en esto-se burló Severus. Aunque el tono de su vos era suave y había cierto cariño en ella.-déjame a mi
Sirius se apartó de la mesa y observo como el Slytherin tomaba varios ingredientes y los vaciaba uno por uno en un balde. El Gryffindor se quedó observando boquiabierto. Sabía que el pelinegro era excelente en pociones pero desconocía que también fuera bueno cocinando, aunque no crea que fuera mucha la diferencia entre las dos cosas, al fin y al cabo en ambos era revolver distintos ingrediente.
Severus continúo batiendo los ingredientes, con una cuchara vacío un poco de la masa en el sartén caliente. Unos minutos después tenía todo preparado. Le entro el plato a Sirius que rápidamente lo probo
-Wooo eso fue increíble- dijo Sirius- también es delicioso
Severus se encogió de hombros
-No es gran cosa si lo piensas
Sirius dejo el plato junto a la mesa y se acercó al Slytherin hasta estar solo a unos centímetros de él. Con cuidado alargo la mano hasta el rostro de Severus y aparto un mechón de cabello del rostro de esté.
-Lo lamento. Lamento haberme comportado como un idiota durante tantos años, solo por no darme cuenta de cuales eran mis verdaderos sentimientos. Te quiero tanto y he sido tan idiota como para negarlo. Sev yo… yo no sé cómo explicarlo…
De pronto el Slytherin dio un paso hacia Sirius y coloco su cabeza en el hombro del mayor dejándose caer poniendo sus manos sobre el pecho del otro
-De verdad eres un idiota - susurro aun con su rostro escondido en el hombro de Sirius que después lo rodeo con sus brazos
-Soy un idiota por ti
Severus sintió como caía en un hueco de felicidad. Si estar con Sirius Black lo hacía tan feliz quería pasar el resto de su vida con el Gryffindor. Lentamente levanto su cabeza del pecho de Sirius que esté aprovecho para inclinarse ligeramente y besarlo.
El beso fue tan suave que apenas pasó de una caricia. Nada de lengua y demasiada delicadeza, solo un simple roce que duro poco menos de diez segundos. Pero la sensación era máxima el verse a los ojos con un nuevo sentimiento desconocido el sentir a la otra persona tan cerca, la quietud y el sentimiento de que nada más importa en el mundo.
Así abrazados Sirius no podía negar que amaba al Slytherin más de lo que ya había aceptado. Lo amaba tanto que dolía.
En ese momento se escucharon pasos desde la escalera. Posiblemente Regulus o James, o los dos juntos bajaban a la cocina. Lentamente y sin querer se separaron para volver a fingir que nada pasa, pero en sus corazones sentían la verdad y era imposible ocultar las sonrisas de sus rostros.
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La lechuza de Lucius había llegado a primera hora de la mañana del día de navidad. También las lechuzas de sus amigos estaban a primera hora, sin embargo la lechuza de su novio era la única que había permanecido hasta que Remus abriera el regalo de su dueño.
Tomo el gran paquete que traía a la lechuza blanca. Dentro había dos cajas, una pequeña y otra más grande. Tomo la pequeña cajita roja de terciopelo y lo abrió; en el interior había un dije en forma de circulo con la palabra “Remus” grabado en él junto con una cadena de plata.
Remus se sorprendió bastante, toma el dije y la cadena entre sus manos. La cadena era hermosa, tenía un corete estilo espiral y el dije traía su nombre grabado con una bonita letra cursiva. Definitivamente Lucius se había lucido con su regalo.
Dejo la cadena junto a la mesita de noche y tomo el segundo regalo.
Abrió mucho lo ojos ruborizándose sin evitarlo. Dentro había artículos de los que Remus solo había escuchado. Una de las cosas que reconoció al instante fue un frasco de lubricante y fragancias corporales. Siguió observando cada uno de los objetos, podía reconocer algunos pero otros ignoraba totalmente su utilización. Algo que llamo mucho su atención fue la botella de chocolate líquido, no entendía porque había algo así junto a juguetes sexuales…hasta que recordó lo que le había dicho Lucius “Seria delicioso comerte con chocolate”
Junto a los regalos había una nota. Remus la tomo, definitivamente era la letra de Lucius y la leyó:
“Espero y te haya gustado tu regalo. Y respecto a la segunda caja…seria perfecto utilizarlo el primer fin de semana en Hogwarts ¿no crees? Habrá luna llena y estoy seguro de que tu cuerpo se vería hermoso bajo la luz de la luna.
Atte.: Lucius Malfoy
Remus sintió un horrible tirón en el estómago. Lucius quería verlo el fin de semana para utilizar todos aquellos artefactos. No podía negar que estaba ansioso y nervioso porque ese día llegara pero…el primer fin de semana seria luna llena y él se convertiría en un licántropo. Estaba en un serio problema.
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Severus bajo por las escaleras del segundo piso. Era su última noche que pasaba en Grimmauld Place, al día siguiente abordaría el tren en el andén 9 ¾ que lo llevaría de nuevo a Hogwarts para continuar con su año escolar
-Te lo juro, ya no sé qué hacer
Se escuchó la vos de Walburga Black que salía de las primeras puertas del pasillo por el que bajaba en ese momento
-¿Cual dijiste que era su nombre? Severus Prince?-Severus se detuvo en seco al escuchar la vos de otra mujer pronunciar su nombre- pensé que los últimos Prince había sido esa mujer que desapareció del mundo mágico para casarse con un asqueroso muggle. ¡Qué vergüenza!
-Espero y haya obtenido lo que se merecía.
Severus sintió un estirón en el estómago. Era verdad que su padre era un asqueroso muggle y uno de los peores, pero no podía permitir que se burlaran así de su madre. Camino hacia la puerta que se encontraba entre abierta, con mucho cuidado se asomó por ella. La madre de Sirius frente a la chimenea de donde salían llamas verdes y se dibujaba el rostro e otra mujer
-Ojala y Sirius se comportara más como su hermano, si sigue así arruinara su vida
¿Arruinar su vida? ¿A qué se refería Walburga Black?
-Sirius es amigo de esos mestizos y traidores. Su reputación ha bajado tanto, sin mencionar que quedo en la casa equivocada
-Los Walker son una familia francesa conocida por la pureza de su sangre. Estoy segura de que la hija estará encantada de casarse con Sirius-dijo la otra mujer
-El arreglo ya está establecido-respondió la Black- se lo haremos saber a Sirius y al resto de la comunidad mágica cuando finalice Hogwarts. Cuando Sirius termine Hogwarts no le quedara nada que hacer. Las academias de aurores y mendimagia están cerrados para él por llevar el apellido Black. Solo le queda un puesto en el ministerio, pero no lo tendrá si sigue así. La mayoría de los sangre pura lo detestan por ser amigo de esos mestizos. Y lo único que puedo hacer por mi hijo es casarlo con los Walker y recuperar su honor
-¿Qué pasa si Sirius se niega?
-No puede. No lo hara- la vos de Walburga tomo un tono serio- es su obligación como primogénito de la familia Black, tiene que seguir con el linaje. Y por su bien espero que no tenga ningún amorío a cual ilusionar
-¿Y Regulus?
-Mi pequeño Regulus, estoy segura que estará encantado de unirse al señor…
Severus no pudo escuchar más, le chillaban lo oídos, su vista se había nublado y le costaba respirar. Se giró para regresar a su habitación. Ahora las escaleras parecían mucho más largas, piso el primer escalón y sintió un enorme peso sobre él. Con dificultad siguió subiendo, con cada escalón había más peso sobre él, parecía que sus piernas se habían convertido en piedra. Le costaba tanto subir pero de alguna manera había conseguido llegar hasta su habitación. Cerró la puerta con cuidado y dejo caer la espalda sobre ella.
Su corazón se había acelerado tanto cuando había escuchado a la sra. Black que había caído en un hoyo profundo.
La vida de Sirius estaba arruinada... No, aun había una oportunidad pero era tan dolorosa e inaceptable que preferiría morir. Después de tanto tiempo, de aguantar las indiferencias y bromas, de afrontar sus propios sentimientos al fin se sentía correspondido por Sirius.
Unas gruesas lágrimas corrieron por las mejillas de Severus que se dejó caer al suelo asiéndose bolita junto a la puerta mientras contenía el llanto para no despertar a nadie.
Pero no podía hacerle algo así a Sirius. Si el Gryffindor tenía una oportunidad de ser feliz él se la daría. Seria demasiado doloroso e insoportable, pero tenía que hacerlo por Sirius. Solo por Sirius.