Remus tenía rato que había levantado la vista del su libro para observar a las palomas. Como James y Sirius habían ido a cumplir su castigo y a Peter le dolía un poco el estómago decidió quedarse en la habitación. Remus le prometió a Peter que solo daría una vuelta y regresaría lo antes posible, pero llevaba mucho tiempo fuera. Le encantaba observar los atardeceres y se entretenía demasiado en eso.
Estaba acorrucado entre las ramas de un enorme árbol cerca del lago, se podía decir que estaba escondido pero lo hacía por el mero motivo de no ser molestado, aunque eso nunca pasaba por parte de los chicos. Al ser uno de los cuatro merodeadores le tenía miedo, o bien, tenían miedo que James o Sirius tomaran venganza de cualquiera que se metiera con él. El caso de las chicas era diferente, de nuevo James y Sirius eran el centro, volvían locas a la mayoría de las alumnas pero eso no significaba que él no tuviera su propio club de admiradoras y lo hostigaran de vez en cuando. Por ese motivo prefería pasar desapercibido.
La pareja de aves retomo el vuelo. Miro hacia el cielo era rojizo y desde el bosque prohibido la nubes era de un gris oscuro.
“Una tormenta” – pensó mientras se levantaba para regresar al castillo. Pero no se movió. El sonido de alguien acercándose lo detuvo. Remus se quedo quieto durante unos momentos hasta que los pasos se detuvieron muy cerca
-Estúpidos, como se atreven a dejarme solo.-escucho la voz que maldecía mientras llegaba junto a al licántropo
Remus intento identificar pero no la reconoció. Desde donde se encontraba era imposible ver a la persona y rezaba porque tampoco pudiera verlo.
Lo más sensato era esperar hasta que el chico se aburriera y se marchara, sabía que se trataba de un chico por el tono de voz.
Miró de nuevo al cielo que ya era de un tono gris, las nubes habían llegado muy rápido hacia él, sin duda comenzaría a llover en cualquier momento y no podía esperar a que su acompañante secreto se marchara por voluntad propia. Con mucho cuidado se deslizo entre las ramas y con la máxima precaución que pudo saco la cabeza de entre las ramas para poder ver a la persona que lo acompañaba.
Se quedo perplejo al ver que se trataba de Lucius Malfoy. La escena le pareció de lo más gracioso y no pudo contener la risa delatándose. Y como el mismo se había delatado ya no tenía necesidad de seguir escondido y sin más salió.
-¡¡Lupin!! – exclamo Lucius conteniendo la histeria
-Hola Malfoy – saludo Remus con una sonrisa en el rostro. Le había parecido gracioso y único ver a Lucius Malfoy el príncipe de los Slytherin, el chico galante, educado y pedante comportarse como un niño haciendo un berrinche, eso le pareció encantador.
- ¿Qué hacías? -Le pregunto Lucius
-Leía un poco – contesto señalando el libro que tenía en la mano- ¿Y tú?-como Lucius no contesto se apresuró a añadir - ¿Esperas a Regulus y Severus?- o eso le había parecido a Remus. Todos en Hogwarts sabían que Severus Snape, Regulus Black y Lucius Malfoy eran el trió de las serpientes, no le costó imaginar que Lucius se sentía solo sin sus amigos y había decidido esperarlos fuera del castillo.
Lucius lo fulmino con la mirada.
-¿Es costumbre de los Gryffindor esconderse para escuchar a otros?- pregusto Lucius con desdén
-No- contesto Remus que aun le parecía graciosa la actitud de Lucius- Pero dime ¿Es costumbre de los Slytherin gritar y comportarse de esa manera?-pregunto divertido
-Como te atre…- comenzó a exclamar Lucius con enojo pero no pudo terminar la frase ya que un trueno acompañado por un rayo que ilumino el rostro de ambos chicos lo interrumpió.
Y así como el trueno había llegado la lluvia no tardo en caer, primero unas cuantas gotitas hasta alcanzar una fuerte ráfaga.
-Creo que mejor volvamos al castillo- sugirió Remus que ya tenía la cabeza y los hombros mojados.
Ambos chicos comenzaron a andar pero la lluvia areció conforme avanzaban y no tardaron en empaparse. El camino se convirtió lodoso y resbaloso e imposible de seguir; llegaron hasta una parte techada de los jardines de Hogwarts para refugiarse de la lluvia
-Mejor esperemos aquí hasta que la lluvia pase- dijo Remus dejándose caer sobre la pared, Lucius también se recargo sin decir nada.
El silencio comenzó a reinar…
Los minutos pasaron y el clima no daba señales de cambiar. Remus no sabía cómo tratar y hablar con Lucius, no tenía problemas con ningún alumno de Hogwarts ni siquiera con los Slytherin. Giro su cabeza para observar a Lucius que tenía la mirada perdida hacia el bosque prohibido. Le gusto esa mirada profunda, misteriosa y que guardaba más de un secreto. Entonces se dio cuenta de lo inquietante que se sentía, su respiración se agito más de lo normal y deseó que por un instante, aunque fuera por un segundo esa mirada se posara sobre él. Sintió un tibio calor subir hasta sus mejillas.
-Espero que la lluvia pase pronto- dijo regresando la mirada y su corazón latiendo a mil- Peter está enfermo y le prometí que lo cuidaría y…
-¿Por qué?- pregunto lucius sin ganas
-Bueno, Peter es mi amigo y debo cuidarlo
Lucius se volvió indignado con el ceño fruncido miro un momento a Remus y después desvió la mira otra vez hacia el bosque prohibido donde esperaba ver salir en cualquier momento a sus amigos.
-Lo siento Malfoy- la voz de Remus era un poco baja y tranquila. Su corazón comenzaba a tranquilizarse- Se que James y Sirius siempre molestan a Severus y…
-No te molestes- lo interrumpió molesto
Aun así Remus lo ignoro y continuó
-Te preocupas por tus amigos, al igual que yo
-Severus me dice que “a veces” lo ayudas- el tono que lucius utilizo para referirse al “a veces” hiso sentir a Remus culpable. Era cierto que en ocasiones no podía detener a James y Sirius, e incluso llegaba a participar en algunas bromas
-No siempre- confesó Remus en voz tan baja que apenas pareció un murmullo aun así Lucius lo escucho.
Remus se sentía apenado estando a solas con el príncipe de los Slytherin. Era inquietante y la sensación de miles de hormigas recorrer su cuerpo no se detenía. Seguía con la mirada perdida hacia el frente, no quería volver a perderse en la mirada de Lucius
-Ya han sido 5 años- dijo el Slytherin. Remus se volteo para ver a Lucius que parecía inquieto, se apoyaba en un pie para volver a poyarse en el otro y no dejaba de subir y bajar los brazos, hasta que al final los cruzo sobre su pecho y con una voz que Remus no reconoció dijo -bueno………gracias
Sintió a su corazón dar un enorme palpitar. Ese día sí que había sido de los más extraños que había tenido; primero vio a lucius ser extrovertido y después dándole las gracias. Se dio cuenta de lo poco que conocía a Malfoy y lo misterioso que le parecía.
-No es nada-respondió quitando importancia al asunto
Lucius esbozo una enorme sonrisa disimulada que le encanto a Remus
Ambos chicos volvieron a quedarse en silencio. Remus no considero necesaria las palabras. Sabía lo que Lucius quería decirle y él había dejado en claro lo que pensaba.
En ese momento Lucius se volteo hacia él y ambas miradas se encontraron. Durante unos segundos ninguno se apartó, simplemente dejaban que el otro lo envolviera con su mirada. Remus disfrutaba y al mismo tiempo temía de esos ojos fríos pero en el fondo cálidos y profundos que le recordaban al color de la luna. Se vio envuelto y quiso saber más de los secretos que guardaban. De un momento a otro se sintió desnudo ante Lucius y sin pensarlo aparto la mirada rápidamente
La lluvia comenzaba a parar pero las nubes aun seguían amenazantes. Remus decidió ponerle más atención al paisaje que a la mirada que sentía clavada en su espalda. Desde donde estaban podía ver la cabaña del guarda bosques hacia abajo. Los minutos volvieron a pasar en silencio y la lluvia comenzó a parar, solo algunas gotitas caían dispersas.
Ninguno de los dos chicos se movió, no sabían cuando volverían a tener ese lujo y querían disfrutar de todo el tiempo posible juntos
-Parece que ya ha pasado – dijo de pronto Lucius incorporándose de su lugar
Ya resignado Remus se encogió de hombros y se levanto. Se dirigió hacia Lucius y vio que en el rostro le caían algunas gotitas de agua desde su cabello. Era obvio Lucius Malfoy tenía el cabello largo, plateado y lo sujetaba con un listón bajo la nuca. Tenía el cabello más empapado que el de remus y los flecos plateados que le caían le mojaban el rostro. Saco uno de los pañuelos nuevos que James le había regalado por su cumpleaños y se acercó peligrosamente a Lucius. Y estando a muy corta distancia se lo ofreció.
Lucius lo miro sin expresión alguna.
“Que tonto” – pensó Remus. Ofrecerle tan abiertamente uno de sus pañuelos al príncipe de los Slytherin.
Lucius no tenía necesidad de aceptar el pañuelo, lo más seguro era que tuviera pañuelos de mejor calidad, y él le ofrecía uno de sus pañuelo; de un sucio hombre lobo.
¿Qué pasaría?, ¿se reiría de él?, ¿lo humillaría?, ¿lo despreciaría con asco? Remus comenzó a bajar el pañuelo pero la mano firme de lucius lo detuvo.
-Gracias – dijo Lucius tomando el pañuelo
A remus se le iluminaron los ojos y sintio un tibio calor subir a sus mejillas. Ambos retomaron el camino al castillo con la sensación de miles de mariposas en sus estómagos.