Había sido difícil pasar las siguientes semanas. Todo un vaivén de emociones y sentimientos. Sirius, Jame y Peter permanecieron casi pegados a Remus que había estado los primeros días en la enfermería hasta que se recuperó de las heridas causadas por la transformación y una que otra por los ataques. Emocionalmente Remus se volvió inestable. Duro tres días, después de salir de la enfermería, encerrado en la habitación sin despegarse de la cama. En ningún momento había llorado simplemente se dejaba llevar por el sueño. Pero sus amigos sabían que lo último que hacía era dormir, constantemente le llevaban comida y lo tenían que obligar a comer. Cuando ya no pudo esconderse más en la habitación, Remus se escondía detrás de sus amigos en los pasillos o clases.
James y Sirius habían pasado enormes ratos incluso días enteros sin ver, hablar o estar con Severus o Regulus. Solo en las clases que compartían podían verlos pero en esos momentos era cuando Remus más los necesitaban. Y cundo alguno de los dos tenia tiempo, porque el otro estaba con Remus, buscaba a su pareja a veces sin éxito porque al igual que ellos Regulus y Severus pasaban su tiempo con Lucius. Que según al ver de Severus era muy muy difícil. Lucius estaba insoportable
Los únicos que se veían con más frecuencia eran Regulus y James. Al principio James estaba convenciéndolo de no contar nada de lo ocurrido ni siquiera a Dumbledore de lo contrario se enteraría que se habían convertido en animagos y que no eran lo suficiente para cuidar de Remus. No querían que por un descuido decidieran que Remus debía llevar sus transformaciones a un lugar más seguro. No. Remus no soportaría eso. El lobo en su interior los había reconocido a todos como parte de su manada, al menos en su forma animaga. Muy a regañadientes Regulus acepto guardar el secreto. No era de su agrado las criaturas oscuras pero había aceptado, no solo por las constantes suplicas de James, sino por Lucius y Severus que apreciaban a Remus y aunque no lo admitiría en voz alta lo hacía porque también le agrada la parte humana.
Un suspiro resignado salió de los labios de Regulus que enseguida fueron atrapados por los de James. La sala de menesteres se había convertido en su lugar de encuentros. Se vestía con calma como todas las veces después de una sesión de sexo.
-¿Sucede algo?- pregunto James detrás, recostado en la cama, que siempre aparecía para sus necesidades. Estaba semi desnudo y solo la sábana blanca cubría parte de su bien formado cuerpo de buscador.-Normalmente te vistes más rápido y sales huyendo
-Yo no huyo-replico Regulus con el ceño fruncido, después se dirigió a James con una sonrisa-Perdona que no pueda quedarme a cumplir tus fantasías de hacer arrumacos como una pareja de tontos adolescentes pero tengo cosas que hacer
James frunció el ceño. No tenía la fantasía hacer arrumacos aunque tampoco podría decir que la idea no le había pasado por la cabeza algunas veces.
-¿Hasta cuando vas a seguir haciendo como si nada de esto pasa?-pregunto James un poco alucinado pero la mirada que recibió de Regulus lo hiso reimplantarse la pregunta - ¿Qué es lo que tienes que hacer?
-Primero…-Regulus dudo un momento ¿Por qué demonios tenía que contarle sobre sus planes? Pero prefería eso a responder la primera pregunta- Debo de evitar que Lucius termine asesinando a Severus o al revés. Lucius está insoportable. La separación de Lupin lo volvió insoportable
Algo dentro de James se removió. ¿De verdad Lucius estaba así por Remus? Una clara molestia subió hasta su pecho. El que estaba verdaderamente mal era Remus.
-Fue Lucius quien termino con Remus- escupió James con amargura
-Lucius hiso lo correcto. Estuvo como loco la primero luna llena después del “incidente” y ahora que se acerca la segunda está preocupado.-respondió Regulus tratando de ignorar el todo despreciativo con el que habían llamado a su amigo - Además no han terminado. Solo hiso lo que cualquier otra persona en su lugar habría hecho
-Si fueras tú, yo no lo habría hecho. No me importaría que clase de criatura fueras.
Regulus frunció el ceño. ¡Ahí había un insulto! ¿Cómo se atrevía a decir eso? Además no podía creer lo rápido que James cambiaba sus palabras y claro que el muy idiota no sabía de qué hablaba. Como si realmente pudiera quererlo si se convertía en algo oscuro.
De pronto James se posiciono detrás de él abrazándolo por la espalda y deposito un tierno beso en la parte de piel del cuello que dejaba a la vista
-Déjame acompañarte-pidió James. Pego su cuerpo un poco más a la espalda de Regulus y sintió como este temblaba un poco.
-¿Qué se supone que estás haciendo? –pregunto Regulus volteando ligeramente su cabeza todo lo que podía para ver la espesa cabellera de James hundirse en su nuca y depositar un casto beso que hizo que los vellos de sus brazos se erizaran
-¿Segundo round?-respondió con una sonrisa James. Regulus solo resoplo-Esta bien solo me vestiré.- Tomo la ropa del suelo, que había llegado ahí por las prisas de juntar sus cuerpos, y le tomo menos de 10 minutos estar totalmente vestido. Ya se tomaría un baño llegando a su torre
-¿Enserio Potter? ¿Cuántos años tienes? –ironizo Regulus cuando volteo a verlo. James alzo la vista hacia él y después a su ropa sin encontrar nada malo. Regulus tomo la corbata roja y dorada, que colgaba del cuello de James, y deshizo el horrible y mal hecho nudo para rehacerla de una manera elegante.
-Gracias. Nunca he sido bueno para esto. Aunque me alegro encontrar a alguien que lo haga
-No te acostumbres. Aprende a hacer algo tan sencillo
-Prefiero encontrarles un mejor uso- James sonrió guiñando un ojo
-Idiota
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Sirius suspiro profundamente guardándose más de un insulto y tragando todo el enojo que subía por su pecho quemando. Ver a Regulus y James salir de ese pasillo en específico era suficiente para que su buen humor se fuera por el retrete. Sabía que en ese lugar se encontraba la sala de menesteres, aquella que se adaptaba a las necesidades del que entrara ¿Y qué necesidades iban a tener ellos dos? Una cosa era estar consciente de la estrecha relación de James y su hermano pero otra muy diferente era encontrarlos después de sus actividades ¡Por Merlín! Se veía en todo se cuerpo que acababan de hacerlo. Las mejillas sonrojadas de Regulus y su forma de caminar. Y la tonta sonrisa de James.
-¡Potter!-grito Sirius haciendo que los dos, que no lo habían visto, se giraran sobresaltados al reconocer su voz
-Si… Sirius ¿Qué haces aquí?- pregunto su, ya no tan inocente, hermano con nerviosismo. Y claro que tenía motivos para estar nervioso. La última vez que los había encontrado “juntos” mando a James a la enfermería.
-No lo mismo que tu- escupió Sirius con molestia y al menos Regulus tuvo la decencia de sonrojarse- ¡Potter tenemos que hablar!
Vio como James inflaba el pecho y decía algo muy bajo para que solo Regulus escuchara. Intento ignorar eso y camino hacia el sentido contrario siendo seguido, a cuantos metros, solo por James. Sirius intento recordar que aulas estaban en desuso en ese momento, hasta que después de varios minutos de caminar, entraron en encantamientos.
-¿Sucede algo malo?-pregunto James cuando Sirius cerró la puerta y coloco un encantamiento para que nadie los interrumpiera. Se suponía que debería estar en la torre con Remus
-Tú y mi hermanito volvieron a hacerlo-dijo Sirius con molestia ignorando la pregunta y haciendo énfasis en “hermanito” como si así le recordara que era menor que ellos.- Y no intentes ocultarlo. Aun hueles a… se nota demasiado
-Si-dijo secamente James. Ya no tenía por qué seguir ocultándolo y como Sirius lo había dicho, se notaba demasiado. Mejor así. No tenía caso seguir dándole vueltas. -¿Creí que estabas con Remus? O has venido a buscarnos
-Remus fue a dormir y Peter esta con él. Pero tienes razón vine a buscarlos
-No volveré a pelear contigo si es a lo que viniste. Te lo dije antes. Regulus ya no es un niño. Pero si debo decirte que jamás planee esto. - soltó James. Pensó que ya que estaba a solas con Sirius era mejor decirle toda la verdad- Al principio intente alejarme todo lo posible pero fue inútil. Debí decirte esto desde el principio pero no pediré disculpas
-Me alegra oír eso.-Sirius dejo salir un suspiro. Relajo el cuerpo y miro a James.- No he podido hablar de esto con todo lo que paso con Remus. Enterarme de lo que sucedía contigo y Regulus me volvió loco. Es mi hermano menor, siempre voy a ver al pequeño de 5 años que lloraba para dormir conmigo por el monstruo debajo de la cama lo asustaba. No voy a negar que, incluso, pensé que solo te estabas aprovechando de él pero la forma en la que lo protegiste Estuviste a punto de dar la vida por él. Y eso me hiso replantearme lo que sucedía entre ustedes.
-No sé si estoy entendiendo-declaro James confundido
-Lo que quiero decir-Sirius se llevó una mano a la cabeza mientras observaba alrededor como asegurándose que nadie los oyera y para tomar valor de lo que iba a decir- Es que acepto lo que pasa entre ustedes
-¿Qué?
-Que me di cuenta que realmente quieres a Regulus, y que a pesar de que sea muy muy extraño que salgas con mi hermanito puedo aceptarlo.
James se echó a reír. No podía creer que Sirius, el mismo Sirius que lo había golpeado cuando se enteró, le estuviera diciendo justo eso. Y tampoco podía negar que el peso extra que sentía dentro de él se había liberado. Solo con esas palabras sabía que había recuperado a su amigo, su compañero, su hermano y no había tenido que perder a la persona que más amaba. Se sintió muy afortunado de tenerlos.
-Entonces ¿puedo llamarte cuñado?-pregunto James entre risas
-Ni se te ocurra Bambi-amenazo Sirius también con una sonrisa. Y así tan pronto como había sonreído volvió a ponerse serio- Solo una cosa más. Si de algún modo Regulus sale lastimado por tu culpa, te aseguro que echare tus bolas al calamar gigante
Por la mirada que había puesto Sirius, James sabía que no mentía.
-Jamás pasara eso-respondió- Amo demasiado mis bolas y a Regulus. No tienes de que preocuparte. Cuidare de Reg sobre mi propia vida
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Remus camino cansado hasta el lago. Por fin había podido escapar de sus amigos. Era cierto que al principio se escondía detrás de ellos pero después de varias semanas se dio cuenta de que eran demasiado, mucho, sobreprotectores. Tanto así que estaba seguro que se turnaban para nunca dejarlo solo. Fue bajo el cuidado de Peter y cambio a Sirius que por fin se dio la oportunidad de huir. Después de contemplar el agua tranquila y muy seguramente helada se dejó caer al suelo húmedo rodeando sus piernas con los brazos. La tierra olía a yerba mojada. Y el lago negro siempre lo habían tranquilizado. Su agua oscura y el movimiento de las olas por el viento lo arrullaban.
No supo cuánto tiempo paso en la misma posición pero antes que lo pensara los rayos del atardecer caían sobre el lago y parecía que este llevara oro.
-Qué sorpresa por fin verte solo-al escuchar otra voz Remus alzo la vista para encontrarse con la bella Narcissa Black-¿Puedo sentarme?
Remus asintió. Se sentó con tanta delicadeza doblando sus piernas que en ningún momento había vuelto la mirada a Remus
-¿Necesitas que te ayude en algo?-pregunto Remus. Era extraño que Narcissa se acercara a él
-Esperaba yo ayudarte-contesto mirando hacia el lago. -¿Has peleado con Lucius verdad?
Remus bajo la mirada. Que mujer tan perspicaz. Pero por más que intento que su interior no reaccionara sintió un palpitar en su corazón. Un horrible hueco en el estómago. Mordió el interior de su mejilla para tranquilizarse y poder hablar
-Hemos terminado
Pasaron unos segundos. Remus imaginaba que Narcissa se levantaría en cualquier momento. Ahora tenía el paso libre para Lucius. Su corazón se estremeció. Lucius se casaría con ella.
Narcissa respiro profundamente. Esperaba y no equivocarse en lo que haría.
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Una ola de humo de distintos colores invadió el campo de visión de Sirius. Se encontraba en la puerta del pequeño laboratorio secreto de Severus y al abrirla lo primero que asalto su percepción fueron las distintas pociones, olores y colores que había en la pequeña estancia. Carraspeo un poco. Entre tantas cosas no podía distinguir a Severus. Se adentró con mucho cuidado, sabía que si por error pisaba o estropeaba alguna cosa la pagaría muy caro y no precisamente en efectivo
-No des un paso más –le advirtió la voz de Severus y al momento se quedó quieto. Bajo la mirada y se dio cuenta, que a unos centímetros, estaba un pequeño caldero que a causa del humo que echaba no había visto.
Con un movimiento de la varita, Severus, hiso desaparecer el caldero, que en realidad había regresado a su lugar y on otro movimiento el humo desapareció
-No sabía que estabas trabajando-se atrevió a decir Sirius cuando todo estaba con normalidad
-Te suena algo laboratorio de estudio- ironizo Severus mientras caminaba hacia una ventana y la abría
Desde que Sirius se enteró de su pequeño laboratorio, ahora ya no tan secreto, lo tenía de visita casi siempre, no, más bien siempre. Cuando no lo encontraba en la sala común, gran comedor o biblioteca acudía a ese lugar con la esperanza de verlo aunque fuera muy poco. Y es lo único que hacía. Porque Severus era una persona sumamente responsable y concentrada, aunque Sirius diera vuelta y curioseara en su laboratorio, no dejaba de hacer su trabajo. Tampoco habían pasado mucho tiempo juntos. Desde la noche que descubrieron a Remus no se había visto más que en pequeñas ocasiones y siempre con prisa. Se besaban y habían dado el pequeño paso de acariciarse. Sirius recorría con sus manos siempre empezando por el oscuro cabello y bajaba lentamente hasta la nuca para profundizar los besos, después de eso acariciaba lentamente la espalda y justo en la cadera sus manos se detenían para juntar sus vientres y sentir el calor que emanaba del cuerpo de Severus. Y ahí se detenían
El cuerpo y alma de Sirius le pedía a gritos más mucho más de Severus pero no quería asaltarlo. Lo amaba demasiado como para arriesgarse a perderlo de esa manera. Aunque la noche de su confesión habían hecho más que besarse, no se atrevía a volver a hacerlo. Porque Severus con su forma sutil de ser lo alejaba, sabía que aún no estaba listo
Cuando todo pareció volver a su lugar Sirius se dejó caer el sillón, que más bien parecía una pequeña cama por lo grande que era, donde siempre descansaba y observaba a Severus trabajar.
Normalmente el Slytherin seguía con sus pociones, o en el caso de que se extrañaran demasiado, tomaba un libro para recostarse junto a Sirius leer un rato y después terminar besándose. Pero esta vez seguían junto a la ventana. Sirius noto que lo miraba entre indeciso y molesto. Por un momento temió haber hecho algo, pero lo descarto al percatarse que la indecisión era si acercarse o no.
-Sev –pronuncio lo más calmado que pudo pero aun así al oír su nombre Severus se sobre salto – ¿Sucede algo?
Severus permaneció en silencio
-He pensado-dijo en apenas un susurro y volvió a mantenerse en silencio. Después con paso inseguro llego hasta Sirius poniéndose en cunclillas encima de él y hundió la cabeza en el hombro
-¿Pasa algo?
Severus no contesto, levanto su rostro a escasos centímetros del de Sirius y sin que este se lo esperara deposito un beso. Pero no como otros besos, que en menos de cinco minutos se había terminado, sino un beso que provoco que todo el cuerpo de Sirius se calentara de forma rápida. Severus profundizo más y más el beso, movía sus labios tan rápido como podía mientras aun tenia conciencia. Con sus manos temblorosas deshizo la corbata de Sirius que arrojo hacia un lado y siguió con los botones de la camisa
-Sev… ¿Qué haces?-pregunto Sirius tomando por los hombros a Severus para apartarlo solo un poco
-Estuve pensado en lo que dijiste.- Severus bajo la cabeza y hablo en apenas un susurro -¿Lo recuerdas? En la casa de los gritos hablamos sobre el tiempo que habíamos perdido. No he dejado de darle vueltas a eso Sirius. No ha sido toda tu culpa y decidí que no quería seguir perdiendo el tiempo. Te quiero Sirius y no ocultarlo más ni quiero preocuparme en que dirán o en lo que sucedió en el pasado. La guerra se acerca y cada mago está decidiendo en que bando pertenecer, no sabes que puede suceder y por eso no quiero arrepentirme de nada.
-No estoy seguro si estoy entendiendo
-¡Lo que quiero decir!-exclamo Severus levanto la vista y sus mejillas estaban rojas –Es que no quiero esperar para hace todo contigo
Sirius sintió un cosquilleo en el estómago. Tenía a Severus justo enfrente y si no se equivocaba le estaba diciendo, muy a su manera, que quería hacerlo ¡Hacer el amor! Suspiro. Tenía que tranquilizarse
-¿Estás seguro?-Pregunto. Vio que Severus temblaba un poco y estaba completamente rojo
-Si
-¿Estas muy muy seguro?
-Si
-¿De verdad?
-Si
-Yo… si es por mí no tienes por qué hacerlo, no es mi intención, yo puedo….-Tenia que preguntar, estar seguro
-¡Dije que sí!-exclamo Severus tan fuerte que hiso callar a Sirius.-No me malinterpretes. Quiero hacerlo pero no puede dejar de estar nervioso. Mi cuerpo reacciona de forma extraña cuando estoy contigo. No puedo dejar de pensar en eso, es como si hubiera fuego dentro de mí aquí-con temblor Severus tomo la mano de Sirius y la llevo a su pecho- aquí
-Yo…
-¡Maldición Black! No me hagas pedírtelo de otra manera.
Sirius guardo silencio. Comprendía lo que decía Severus porque a su manera también se sentía igual pero a diferencia era que él si sabía lo que sentía ¡Lo deseaba! Quería todo. Hasta la íntima parte más escondida de Severus. Pero también tenía miedo ¿Y si lo lastimaba? Si malinterpretaba sus deseos y llevaba a Severus mas allá de lo que quería. Aunque Severus se lo acabara de decir no estaba seguro. ¿Y si solo era porque estaba apresurando las cosas? Con todo el asunto que había pasado con Remus, tal vez solo era una reacción al estrés postraumático. Miro los ojos de Severus. En ellos encontró miedo pero también esa mirada profunda que lo volvía loco. Sintió un cosquilleo en su entrepierna. De verdad estaba perdiendo el control.
Poco a poco Severus fue relajando su cuerpo. Se separó del cuerpo de Sirius que no se había movido para nada. Tal vez solo él apresuraba las cosas. Tenía intención de bajarse de Sirius cuando este lo tomo por la cintura y lo hiso girar quedando a espaldas al sofá con él encima.
-Entonces déjame empezar a mí. –dijo Sirius con una sonrisa y beso a Severus lentamente, suave y probándolo como si fuera la primera vez. Con la lengua roso el labio inferior de Severus mientras una de sus manos se deslizaba por la cintura entre la línea del pantalón y la playera hasta encontrar la tibia piel que se asomaba entre ambas. Cuando su mano hiso contacto con la piel sintió como el cuerpo de Severus se sacudía y para él fue una señal de intensificar el beso. Y así lo hiso, ambas lenguas jugaban mientras que la mano de Sirius se deslizaba lentamente por la suave piel que se erizaba poco a poco
Con sumo cuidado Sirius deslizo su otra mano sobre el pecho de Severus para desprenderlo de la camisa dejando al descubierto la blanca piel del pecho. No tenía que estar de acuerdo en que la ropa de ambos terminaría en el suelo y así lo hiso pero nada de eso tuvo importancia cuando Sirius se inclinó un poco más sobre el pecho de Severus justo en frente a los pezones que tomo con la boca lamiendo y succionando el pequeño botón duro. Sintió un fuerte estirón en su miembro cuando escucho gemir a Severus. Estaba llevando las cosas tranquilas pero sentía que ese control se le iba de las manos. Se separó de Severus para sacar por encima de su cabeza su propia playera
Severus se quedó perplejo. Sabía que Sirius tenía un buen cuerpo pero no sabía que de verdad tenía un muy muy buen cuerpo. Tenerlo así encima de él le recorría en toda su piel un cosquilleo caliente, Sirius se quitaba la camisa y podía degustarse ver poco a poco la piel, estiro su mano temblando hasta tocar el abdomen de Sirius y ahí donde sus pieles se unieron supieron que no había vuelta atrás. Sirius se acomodó más entre sus piernas era un sentimiento hipnotizarte el sentir el calor de su cuerpo sobre el suyo, como su piernas se acoplaban alrededor de sus caderas y volvió a besarlo, esta vez con más fuerza más veracidad, mas pasión, más hambre. Deslizo sus besos por el cuello dejando marcas, sus marcas, Marcas e que Severus era suyo y de nadie más. Sirius siguió con esos movimientos mientras con una mano se deslizaba por el abdomen de Severus y poco a poco entraba por debajo del pantalón y bóxer tocando con sus dedeos el caliente miembro. Severus gimió, se estaba volviendo loco. Y no podía seguir así o perdería completamente el control. Con sus manos desabrocho el pantalón de Sirius, fue mucho más fácil de lo que había imaginado, y lo deslizo hacia abajo.
Sirius se quedó inmóvil. No podía creer lo que pasaba Severus de verdad lo quería y quería hacerlo aunque temblaba un poco y eso lo motivo más. Sirius se incorporó para que Severus continuará bajando su pantalón, que ya había bajado e hasta donde el largo de sus manos alcanzaba, y con ayuda de sus pies se deshizo totalmente de él. Ahogo un gemido al sentir las pequeñas manos de Severus sobre su babeante y duro miembro, podría venirse solo con las manos de Severus.
De pronto sintió algo húmedo. Severus había besado el tronco de su miembro. Sirius lo miro desde arriba, estaba solamente a unos centímetros de su miembro y súbitamente vio como lentamente Severus abría su boca para erguirlo. Solo al verlo sintió un estirón caliente desde su vientre hasta la punta de su miembro. Aparto a Severus lo más rápido que pudo antes de que se llevara su miembro a la boca
-¿Qué sucede?-pregunto Severus, sus mejillas estaban rojas por la excitación y sobre todo por lo que estaba a punto de hacer y Sirius lo había apartado – ¿Hice algo mal?
-No. Pero eso estuvo cerca- Sirius suspiro tenía que calmarse antes de seguir. Vio a Severus que no había entendido que lo que estuvo por pasar- Me vuelves tan loco que solo con mirarte iba a venirme
El rostro de Severus se puso aún más rojo
-No lo sabía
-Está bien. No fue tu culpa –aunque si, por excitarlo tanto pero eso es algo que no le diría
Ambos se quedaron viendo en silencio. Sirius estaba totalmente desnudo mientras que Severus veía cada parte de esa piel. Sirius sonrió era apuesto y lo sabía y también ahora Severus
-¿Te gusta?-pregunto Sirius por su cuerpo y Severus aparto la mirada avergonzado por ser atrapado en algo tan simple-Yo también quiero verte.
Severus volteo a verlo con sorpresa mientras Sirius volvía a colocar sus manos sobre su cintura y se deslizaba por el pantalón. De un momento a otro se había deshizo de él y sobre el bóxer de Severus sobresalía un bulto que hiso a Sirius sonreír.
Y Sirius volvió a quedar encima de él. Beso primero la boca con hambre y se trasladó hasta el lóbulo de la oreja que succiono lentamente después fue bajando por el cuello el pecho el abdomen el vientre hasta que se detuvo en la ropa interior que sostuvo con su boca y fue bajando hasta que Severus quedo desnudo frente a el
Severus cerró los ojos avergonzado. Sentía la mirada de Sirius sobre todo su cuerpo era una sensación de cosquilleo caliente
-Mírame- la voz de Sirius lo saco de su transe y abrió los ojos.
-Por favor- gimió su voz salió ronca como jamás la hubiera oído antes ya no podía esperar, necesitaba a Sirius
Sirius metió uno de sus dedos a su boca lubricándola y se deslizó hasta los muslos de Severus, abrió las piernas con cuidado sabia se deslizaba en terreno virgen al deslizar su dedo por encima de la entrada. Sintió el cuerpo de Severus tensarse y volvió a besarlo cuando un dedo logró abrirse paso supo que era lo mejor, la humedad y lo apretado del lugar le dejaba con ganas de sentirlo de miles de formas, moviendo de forma circular el dedo
Severus gimió al sentir al intruso dentro de su cuerpo, se había sentido extraño y un poco doloroso pero se obligó a mantenerse quieto sobre todo cuando Sirius lo besaba para tranquilizarlo era una sensación tan rara, tan excitante, tan pervertida que no lograba comprenderla pero se sentía tan bien que casi no noto cuando Sirius había metido ya tres dedos dentro de él hasta el momento en que se apartó para colocar su miembro justo ahí.
Sirius sintió de nuevo el cuerpo de Severus tensarse y busco sus ojos. Podía detenerse si así lo quería. Pero al encontrarse ambas miradas supo que Severus lo deseaba tanto como él. Empujo un poco su miembro entrando lentamente a ese lugar húmedo caliente que lo apretaba tanto, tuvo que soltar un suspiro o se correría, después se inclinó para besar a Severus mientras con el mismo cuidado entraba lento hasta estar completamente dentro. Tuvo que detenerse unos segundos hasta que el cuerpo de Severus se adaptara
Severus sentía dolor pero también placer, era una lucha entre ambas y agradecía que Sirius se hubiera detenido y no lo soportaría. De pronto sintió como la mano de Sirius se deslizaba hasta su miembro y comenzaba a masturbarlo y a excitarlo cada vez más y sin querer pequeños gemidos salían de su cuerpo que se volvían más y más fuertes
-Si…Sirius-gimió Severus para que continuara
Sirius solo pudo gemir como respuesta mientras comenzaba con un ligero movimiento la necesidad de moverse era muy grande y así lo hizo, lentamente se movió un poco. Estar dentro de Severus mandaba ondas de placer contra su vientre. El cuerpo Severus temblaba por las mismas sensaciones que experimentaba. La forma en que sus pechos se agitaban y la forma en que sus pieles se acariciaban eran inexplicable. Se llenaban de un placer que ansiaban más y más. Pronto los movimientos se aceleraron y sin aguantar gemían y unían sus cuerpos, mientras el clímax amenazaba con terminar el encuentro. Sirius golpeó más fuerte sus caderas contra las de Severus mientras este gemía abrazando la cabeza contra su pecho, las sensaciones eran tan fuertes que se volvería loco aunque no entendía como Sirius lo tocaba de tal forma que ni siquiera sabía que su cuerpo había necesitado tanto era como si conociera mejor su cuerpo y lo que quería.
Sirius, sin embargo, seguía con sus embestidas sintiendo cada vez más cercano el final, sintió como algo lo mojaba por completo, algo tibio y que se escurría por su vientre. Entonces el también sintió ese pinchazo en la columna vertebral que recorría todo su miembro. No pudo más. No sabía si Severus estaría de acuerdo pero tampoco tuvo tiempo de preguntarle cuando termino dentro de él marcándolo como suyo
~~~oOoOo~~~
No era normal ni elegante que un Malfoy fruncir el ceño pero no pudo evitarlo cuando Narcissa Black se recargo sobre su hombro. Se encontraban sobre una banca en los jardines de Hogwarts. Hace 10 minutos lo había interceptado en uno de los pasillos y de alguna manera se las arregló para arrastrarlo a ese lugar. Narcissa quería hablar pero ya llevaban rato sin pronunciar palabra alguna. Lucius suspiro, ya era suficiente
-Quería decirte –comenzó Narcissa sin moverse-Sobre nuestro compromiso. Siempre pensé que seriamos la pareja perfecta pero dadas las circunstancias eso queda olvidado
Lucius inflo en pecho. Era verdad que todos esperaba que ellos fueran perfectos, la pareja perfecta, la familia perfecta, los Slytherin perfectos, los sangre pura perfectos.
-Sé que ha terminado lo tuyo con Lupin –continuo Narcissa –Aunque parece que nadie más se ha dado cuenta
-No hemos terminado-interrumpió Lucius con voz grave. Porque para él era verdad. No había terminado con Remus. Solo necesitaba tiempo.
-No es eso lo que me dijo
Lucius volteo a verla. ¿Qué había dicho? Había hablado con Remus. Cerró los puños. Estaba furioso. Narcissa se había atrevido a hablar con su Remus
-Se porque te gusta-Narcissa se enderezo, tomo un mechón de su cabello y lo observo como si fuera lo más interesante del mundo-Remus es amable, responsable, honesto, caballeroso y no está nada mal. Claro que mis gustos son más masculinos pero su aspecto va muy bien con su personalidad.
Ahora si Lucius puso una cara para nada correcto de un Malfoy. Vio a Narcissa con total asombro, aunque sonreía y seguía con la vista en su cabello, sabía que escondía algo más. Era Narcissa Black y con los Black nunca se jugaba.
-¿Qué planeas?
-Como ya has supuesto he hablado varias ocasiones con él- una sonrisa se dibujó en su rostro- Si han terminado y nuestro matrimonio nunca va a suceder… supongo que tengo el camino libre con él ¿o no?
-Pero…
-A no ser que aun sientas algo-interrumpió Narcissa –No sé qué paso Lucius. Pero me atrevo a decir, porque se que te conozco, que fuiste un idiota. Un gran idiota. Ve. Debes ir por él, luchar por lo que quieres. Él esta triste y espera por ti. Y si no lo quieres perder ve por él o yo me encargare de quitártelo
Y Lucius vio clara sus intenciones. Y era casi imposible que Narcissa los estuviera ayudando. Sabía que había sido un completo idiota pero escucharlo de la boca de la chica con la que se había comprometido y a la cual le tenía afecto era como verse en un espejo. En un espejo que, si seguía siendo un idiota, le quitaría a su Remus.
-Gracias
La vio alejarse por los jardines casi bailando. Era una gran chica. Era hermosa, suspicaz, inteligente, orgullosa, tal vez en otra circunstancias hubieran sido muy buenos amigos