Severus estaba lanzando golpes y patadas al aire. Había llegado a un pequeño claro junto a un arrollo que corría entre las piedras, se sentó en una roca junto al agua y se llevó las manos al rostro sin contener el recuerdo de hace unos momentos.
Sintió mucho color.
Se arrodillo junto al arrollo y respirando profundo se lavó la cara con esa agua fría una y otra vez hasta que sintió como su temperatura corporal bajaba, pero aun sentía tibias sus mejillas. Lo invadió de nuevo el recuerdo. ¡Por Merlín!, sirius Black lo había besado…
Sirius Black… Sirius Black……
Se pateo mentalmente. Se trataba de Sirius Black, un mujeriego en potencia y un claro bromista. Seguro se estaba burlando de él, solo era una más de sus bromas y el muy tonto había caído, le había correspondido. Si, le había correspondido porque eso era lo que quería, quería sentir a Sirius de esa manera que deseaba tanto desde hace mucho tiempo.
Lo deseaba tanto que no llegaba a importarle las cosas que le hiciera con tal de que Sirius de fijara en él. Había sentido sus labios junto a los suyos, respirado su aliento y por unos segundos la lengua del Black dentro de su boca. Pero en último momento reacciono de la única manera en la que pudo apartando e hiriendo a Black por sorpresa.
Se quedo mirando su propio reflejo en el agua hasta que escucho ruido a sus espaldas. Preparado para sentir el ataque de Sirius se volteo con la varita en la mano pero su sorpresa fue ver a un gran perro negro que salía de los pinos.
Durante unos momentos se quedo quieto
No se movió mientras el perro se acercaba a él, por un momento tuvo miedo y apunto la varita hacia el perro que se quedo quieto al instante, pero al ver que el perro cojeaba por una de sus patas delanteras le dio lastima. Se arrodillo en una pierna y alargo una mano hacia el perro.
-Ven- dijo con una voz segura
Sirius lo miro. Había planeado asustarlo por sorpresa o intimidarlo con físico. Se conocía muy bien y estaba consciente de que como perro era uno grande y atemorizante incluso algunas criaturas del bosque le huían. Pero Severus no le demostró miedo. Y le pedía que se acercara. ¿Qué haría? Si se iba quedaba como un cobarde, aunque él fuera el único que conociera eso no quería sentirse como tal. Lo único que le quedaba era acercarse.
Poco a poco se acerco. Aun le dolía el brazo con el que había detenido la piedra que éste le había arrojado y por eso no podía evitar cojear un poco al caminar. Por fin llego junto al Slytherin que sin miedo le acaricio la cabeza. La mano de Severus era pequeña cálida y lo acariciaba con ternura.
Severus sonrió y a Sirius se le iluminaron los ojos
-No te hare nada- dijo mientras tomaba la pata herida de Sirius que agacho la cabeza. No temía a que el slytherin pudiera hacerle algo, simplemente estaba rendido a sus pies.
-No parece que sea muy grave- continuo mientras seguía examinando la pata- Conozco varios hechizos de curación pero… no se qué clase de perro eres, así que no puedo hacer ningún encantamiento contigo.
Con la varita hiso aparecer un par de vendas. Con cuidado tomo una y comenzó a vendar la pata de Sirius.
-¡Listo!- exclamo Severus cuando termino y le dedico una sonrisa a canuto.
Durante un minuto Sirius mantuvo la mirada fija en Severus. Era la primera vez que lo veía sonreír de aquella manera tan abierta y sincera. Era una sonrisa hermosa. De pronto se levanto en dos patas apoyándose en Severus que por poco perdía el equilibrio y le dio un enorme lengüetazo en el rostro.
Severus se sobresalto cuando el perro cayó sobre él mientras empezaba a mover la cola. No pudo evitar reír mientras intentaba apartar al perro que se pagaba más. Comenzó a acariciarle la cabeza y las orejas.
Sirius disfrutaba de aquellas caricias y dejo de moverse, ladeó la cabeza colocándola en las piernas de Severus. Y así se quedaron durante un largo rato.
-Estúpido Sirius- murmuro Severus tras un largo rato
Al escuchar su nombre Sirius levanto la cabeza y lo miro ofendido. “Y ahora que había hecho”
Severus se dio cuenta de la mirada que le dedicaba el perro y volvió a colocar su mano en la cabeza de Sirius
-No te preocupes es solo un tonto que piensa que todo puede salirle bien
El perro soltó un ladrido mientras se levantaba y avanzaba para perderse de nuevo en el bosque.
Durante un minuto Severus mantuvo la mirada fija hasta perder al perro entre los arbustos y pinos. Se acerco de nuevo al arrollo sin embargo los sonidos de los arbustos moviéndose regresaron. Se volteo y encontró a Sirius saliendo de entre ellos. Se quedo totalmente inmóvil. Estaba tan nervioso que no sabía si enfrentar a sirius o salir corriendo a esconderse en algún rincón.
Sirius se acerco a él y lo tomo de la mano
-¡¿Vamos?!- dijo mientras esbozaba una sonrisa picara.
Severus no contesto simplemente se dejo llevar por Sirius que lo conducía por el bosque prohibido. Bajo la mirada a sus manos y noto que llevaba los dedos enrollados con los de Sirius. Encontró la mano del mayor realmente cálida, pero lo que le llamo la atención fue que el griffindor llevaba una venda colgando de su mano
---OoOo---
El sonido de los dos chicos que faltaban acercándose los despertó a ambos de su transe. Sirius y Severus habían llegado antes de la hora acordada a la cabaña del guarda bosques gracias a que Sirius se trasformo en perro y había encontrado el rastro hacia el camino más rápido para volver.
-¡Vamos! O nos perderemos la cena- grito Sirius a su mejor amigo y a su hermano pequeño.
Severus se levanto de una piedra donde esperaba impaciente a que Regulus regresara para poder marcharse lo antes posible, si seguía a solas con Sirius éste no tardaría en darse cuenta de los sonidos del latido de su corazón. Giro hacia Regulus y James pero se sorprendió al ver que su amigo traía puesta una túnica. Que él recordara Regulus había olvidado la suya y estaba seguro que no eran imaginaciones cuando lo había visto antes de entrar al bosque prohibido.
Conforme fueron avanzando Severus pudo observar mejor a Regulus y se impresiono al descubrir que la túnica era de Potter ya que éste no traía la suya puesta y la que llevaba Regulus tenia los típicos colores de la casa de Gryffindor.
James y Regulus no tardaron en llegar junto a sus amigos. Rápidamente Regulus se quito la túnica y de mala manera se la entregó a James de un golpe.
-Vamos Sev- dijo sin dirigir la mirada a los Gryffindor
Severus se quedo viendo a su amigo y después a Potter y otra vez al Slytherin y sin entender nada se fue tras de Regulus
-¿Qué le pasa?- mascullo Sirius que tampoco entendía nada del asunto mientras que con una mano rascaba su cabeza - ¿Qué le hiciste Potter?
James no contestó pero no pudo evitar una sonrisa de oreja a oreja.
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Severus dio alcance a su amigo que no paraba de caminar con prisa
-¿Qué sucedió?- preguntó pero fue ignorado -¿Por qué tenias la túnica de Potter?
-…………
-¿Qué paso?
-Nada -contesto secamente Black
-¿Regulus?
-………
Eso molesto a Severus no era normal que Regulus Black diera evasivas de esa manera, sabía que algo había pasado
-Dímelo Regulus- insistió
Nada
-¡¡¡ Regulus Black!!! – estalló Severus tomando a su amigo por el brazo para detenerlo.
-¿Qué? – contesto arto Regulus
-Na…nada…-Severus se quedó atónito al ver la reacción de su amigo y su rostro que estaba completamente rojo
Regulus se soltó del agarra de Severus y continuo el camino a las mazmorras. Sentía su cara arder y no quería que nadie lo viera en semejantes condiciones ni siquiera Severus. ¿Cómo podía explicarle que estaba así por culpa de Potter?
El solo recordarlo le producía extrañas nauseas y hacia que el rojo volviera su rostro y todo por la estúpida lluvia. Se habían resguardado a tiempo pero la lluvia había traído consigo una briza helada y levanto el frio. Regulus había olvidado su túnica y comenzaba a sentir el frio cuando James le había colocado encima la suya. Regulus rechazo eso pero James lo acorralo contra una fría muralla de piedras y lo amenazo diciendo que encontraría otra forma de mantenerlo caliente aunque fuera necesario utilizar sus cuerpos para conseguir aquello. Sabía exactamente a lo que se refería Potter al utilizar las palabras “cuerpos” y “caliente” en una misma oración.
Volvió a sentir el calor en su rostro. Como era posible que a Potter se le ocurrieran semejantes cosas, pero entonces recordó que Sirius era igual o incluso peor que james.
Sacudió la cabeza. Ya no quería pensar en nada respecto a las mañas de los Gryffindor, de hecho no quería pensar en nada de lo que había ocurrido es tarde, quería llegar a su dormitorio y olvidar todo.