Capítulo 3: Aprendiendo a ser héroe
Le había contado todo lo que había ocurrido a Tucker desde cómo se supone debían ser las cosas, yo el jugador de futbol americano y Danny el debilucho, el no había podido evitar reírse pero me hizo analizarlo con más detenimiento y como si de un rayo se tratara nuevamente sus palabras aparecieron en mi mente ¡Claro, por supuesto ¿cómo no lo había captado?!.
-¡Tucker eres un genio! Esa mujer dijo “Pagaras por esto, aprenderás a mostrarte cómo eres, deberás dejar de fingir, espero que nunca lo hagas ya que aun si lo intentas nada hará cambiar tu futuro Dash” –
-Ya nada me extraña en esta ciudad, creo en ti amigo… Aunque parece ser que no somos amigos – Sentí un extraño nudo en la garganta y unos minutos fluyeron en silencio, mire a Tucker a los ojos para expresar aunque con trabajo el pensamiento que me había cruzado por la mente.
-Tienes razón no somos amigos, pero podríamos serlo ¿no?-
-¡Dashi! –Me abrazo cálidamente, nunca me había abrazado alguien así, esto no era como antes, era de verdad.
-Bueno, entonces necesitamos encontrar a esa mujer y… -Tucker me interrumpió, en su mente había algo más que solo ayudarme a regresar a todo como había sido en un principio.
-Sí, pero antes debes aprender a usar tus poderes, no podemos dejar a la ciudad sin su salvador, así que te ayudare a aprender a usar tus poderes – Era verdad, según Tuck yo era el chico fantasma entonces ¡Danny Fenton es… era el chico fantasma cuando todo estaba normal!, y todo este tiempo le había tratado como el fenómeno que era. Me sentí un poco mal por esto, lo compensaría en cuanto todo regresara a la normalidad como debía ser. Así ese día comenzamos a entrenarme; en cuanto Samantha se enteró de lo que había pasado se quedó algo sorprendida pero le encantaba escuchar las historias que le contaba sobre cómo habían sido las cosas antes.
Después de todo lo ocurrido al parecer en este raro mundo todo estaba normal, Sam, Tucker y yo juntos como siempre veía a Fenton con ellos. Por suerte el siguiente par de días transcurrieron normales con solo una pequeña aparición del fantasma de las cajas que era ridículamente débil hasta yo había podido vencerle y eso que recién comenzaba con mis deberes del héroe de Amity Park. Esa mujer adivina tenía razón, yo no había ganado el partido de la semana y aquel “loro” era nada más y nada menos que la mascota de la escuela ósea yo.
Me encontraba dando ánimos como la mascota de la escuela Casper entonces le vi, por primera vez después de aquel hechizo. Danny Fen…Daniel Baxter el mariscal de campo, su cabello no estaba exactamente peinado como antes lo llevaba, su cabello mostraba rebeldía haciéndole ver tan guapo, su cabello era negro como ébano; la luz mortecina del cielo nublado le hacía tener un aura fría a su alrededor. No sé si así me veía yo antes pero él te provocaba un escalofrió para nada agradable juto a un aire misterioso que le seguía. Daniel estaba sacado de una película, su piel era perfecta aún más que la de Paulina. Podría fácilmente ser un modelo o actor profesional.
Tenía que admitir que él era excelente jugador, gracias a él habían ganado. Una victoria más se agregaba a la escuela Casper, habíamos pasado a las finales. Todos se iban a celebrar o a sus casas a rememorar el partido, yo debía ir con Tuck. Camine quitándome en el trayecto la cabeza de la mascota puesto que ya no había prácticamente nadie más que el equipo de futbol.
-Oye Fenomeno – Sus ojos azules se clavaron en mí, unos pasos bastaron para tenerlo frente a mí. Un escalofrió me recorrió rápidamente; como un reflejo cualquiera retrocedí un paso sin quitarle la mirada. Sus ojos me habían atrapado.
Su mano helada acaricio mi mejilla, nuestros rostros se acercaban lentamente, no podía hacer mucho más que sentir ese estúpido calor en mi rostro y los agitados latidos de mi corazón que seguían aclarándose estrepitosamente ocupando mis pensamientos.
Nuestro labios estaban a un par de milímetros de separación, sin siquiera notarlo él se había inclinado hacia mí para acercarse de este modo y yo impulsado por mi corazón me incline hacia el sosteniendo mi peso en la punta de mis pies. Mi brazo alce acariciado con mi mano su espalda. Una sonrisa se formó en su rostro, una sonrisa imposible de no ver cuando solo estábamos rozando nuestros rostros.
-Fentonto creía que lo iba a besar jajaja –La risa de los demás ante su comentario no faltaron, me había puesto totalmente rojo, ¡Me había dejado llevar! Y aquella sonrisa burlona que formaban sus labios me hizo sentir mal. Daniel se había burlado frente a lo de más jugadores de mí. Estaba tomando una taza de mi propio chocolate, en verdad si todo regresaba a como era antes no sería tan cruel como siempre. Si admito que yo me pasaba muchas veces con mis bromas pesadas, pero jamás había acosado a alguien. Su sonrisa me lo decía él era aún peor que yo. Aun sonrojado sali corriendo de allí, dirigiéndome a los vestidores y quitarme esta botarga tan tonta.
-¡Hey viejo! –Casi me caigo por el susto de un repentino saludo. -¿Estas bien? Hace un rato estabas rojo como la cátsup – El color se me había ido por el susto.
-Estoy bien Tuck… - Menti.
-¿Es por Daniel? – Como una llamarada el color volvió a mi rostro, ¿Por qué me sonrojaba? ¡No era una niña! Al notar que yo solo dejaba el traje de la mascota en un loquer fingiendo no escucharle prosiguio. –Está bien, no me respondas. –El intentaba ocultar su risita, pero por desgracia me daba cuenta y me molestaba.
El siguiente par de semanas transcurrieron algo pesados y lentamente, pero cada día era increíble ya que aprendía cosas nuevas y evitaba a Daniel, no me importaba ser obvio solo deseaba no toparme con el mas. Me ponía de nervios su frialdad en conjunto a su personalidad de chico rebelde, Daniel hacia lo que quería sin importarle nada además era el mejor jugador de la escuela. Así había surgido yo entre todos estos problemas –si lo decía por Daniel- el héroe de Amity Park Dash Phantom, el chico fantasma.
Era un día viernes Justo en estos momentos me encontraba por la escuela vacía caminando recordando aquellos tiempos donde atrapaba nerds en los casilleros, sonreí ante el recuerdo. Había algo que deseaba hacer, estar en mi mundo, sí, el estadio de la escuela donde ya no había tenido la oportunidad de jugar. Llevaba un balón en mi mano camine hacia mi posición cerré mis ojos y el partido surgía de mi mente, sonreí mientras revivía aquellos momentos haciendo una carrera a todo lo que podían avanzar mis piernas para realizar una anotación, me detuve en seco y arroje el balón anotando un touchdown.
Sonreía ante el supuesto público de recuerdos, tome el balón con mis manos y al voltear a las gradas estaba el, mi sonrisa y alegría se esfumo. Me di la vuelta corriendo hacia la entrada de la escuela, Daniel me seguía él era rápido pero yo también lo era aún que estaba cansándome rápidamente. Di un paso en falso tropezándome golpeándome contra el suelo, cerré los ojos esperando la burla de aquel chico. Me encontraba solo en el pasillo y Daniel se había pasado de largo aun corriendo, me había vuelto invisible.
Suspire aliviado. Si Daniel había sido el chico fantasma ¿Por qué no hacia esto cada vez que le molestaba?, misterios de la vida.
Sentí la presencia de un fantasma, corrí mientras me transformaba en Dash Phantom, me descoloque un poco al ver la escena, ¡Daniel peleaba con destreza contra un fantasma!.
-Skullker… -Apunte con el termo Fenton solo recibiendo un ataque de él, gracias a Daniel había resultado fácil, él lo había mantenido ocupado y distraído.
-Vaya creí que no llegarías y tendría que encargarme de el –Su expresión era inescrutable, me atrapaba nuevamente con su mirada afilada llena de un misterio que me congelaba el oxígeno.
-Ja… Gracias Daniel –Esta era otra realidad pero al contrario de mi él no corría al ver un fantasma, el los enfrentaba.
-Nos vemos chico fantasma – Se despidió con su mano, él era más amable cuando yo no era el simple chico Fenton, pero su aura fría junto a su rebeldía dejaba mucho que pensar. Si me acercaba a él como el chico fantasma ¿Me trataría bien?, posiblemente si, me diría lo que le pidiera, aun su voz al despedirse me sonaba con un toque de ¿tristeza tal vez?.
Yo jamás haba sido un chico misterioso, era popular y algo brabucón, a pesar de estar en los zapatos del otro éramos diferentes gracias a lo que había ocurrido en nuestras vidas moldeándonos hasta la actualidad.
Solo un toque de sus frías manos y el poder que emanaba su mirada bastaban para hacerme retroceder preguntarme ¿Quién era realmente Daniel?, en verdad quería estar más cercas de él y conocer lo que ocultaba –era obvio que ocultaba algo- pero a la vez deseaba alejarme de él y de su fría personalidad.
Continuara…