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La no tan normal vida del cazador por Allure

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Notas del capitulo:

Ni Supernatural o sus personajes me pertenecen...bla,bla,bla...quiero mi propio Dean!!

La primera vez que Aziel oyó el apellido Winchester, fue cuando todo el cielo estaba volcado en saber cuál sería la respuesta que  le daría a Michael sobre su consentimiento para que usase su cuerpo para que pudiese pelear con Lucifer, sin embargo, la respuesta del ser humano fue negativa ,algo que para la gran mayoría de los ángeles en el cielo fue un completo error, después de todo ,Michael, era el arcángel más poderoso de todos y el único que podría pelear con el ángel caído…personalmente, para Aziel todo el asunto importaba muy poco ya que consideraba una total pérdida de tiempo el intentar salvar a una raza tan ignorante y patética como la humana.

La siguiente vez que el apellido llego a él fue cuando uno de sus informantes en la tierra le hablo sobre algo que no había pasado desde hacía mucho, Castiel, un ángel que fuera enviado para vigilar a Dean Winchester parecía haber cometido el error de interesarse más de la cuenta en aquel triste humano y ahora ambos llevaban una pecaminosa relación que aparte de ser vergonzosa, pues el ángel estaba usando un recipiente masculino, también se había vuelto peligrosa…su subordinado le hablo sobre algo que el mismo quiso bajar a comprobar, no es que le agradara descender a la tierra y tener que mezclarse con los seres humanos, pero su cargo le obligaba a perseguir y exterminar a cualquier fruto de la unión entre sus hermanos y los monos sin pelo…suspiro, amaba su trabajo lo suficiente para ignorar el hecho que pronto estaría rodeado por humanos.

Lo que Dean odiaba más que ver a Gabriel, era tener que acompañar a su hermano a comprar lo que sea que Bobby les dijera que quería para la cena, habían decidido quedarse con el viejo cazador mientras esperaban que el rubio diese a luz, o eso es lo que le habían dicho a Dean para mantenerlo quieto en la casa mientras reunían información sobre la criatura responsable del actual estado del humano, mientras el ojiverde tarareaba una canción pasada de moda, Sam miraba por la ventanilla recordando lo que Gabriel les dijera a él y a Bobby de sus sospechas sobre la bruja:

—Quizás no estén familiarizados con esto de los ángeles y sus recipientes así que no me molestare en intentar explicárselos…cuando me marche del cielo…—

—Cuando huiste del cielo, querrás decir—interrumpió el más viejo ganándose una mirada enfadada del ángel—ve al grano, plumero—

—Dale gracias a Sammy que no te meta esa silla en donde tu espalda cambia de nombre—murmuro el rubio caminando hasta el escritorio en el que el menor estaba sentado—si no me interrumpen otra vez…mi hermanito y yo creemos que es muy probable que esa criatura no es lo que parece sino algo mucho más antiguo y poderoso…quizás hayan oído hablar de los Grigori—

— ¿Estás diciendo que el monstruo que hizo que Dean pudiese embarazarse es un ángel?—Gabriel sonrió sentándose muy cerca de Sam que atónito por lo que acababa de oír ni noto su cercanía

—No un ángel cualquiera…un ángel caído—

El impala freno y por fin Sam salió de sus pensamientos para ver a su hermano bajar del auto y caminar a la tienda, suspiro intentando sacar de su cabeza el pensamiento que él y su hermano estaban malditos, parecían salir de la sartén para saltar directamente al fuego, como si no fuese poco tener que esconderse del cielo ahora debían hacerlo de un ángel que quería devorar a su sobrina.

— ¿Vas a quedarte allí todo el día?—oyó la voz de Dean llamándolo y componiendo una sonrisa en su rostro se apresuro en salir del automóvil—no recuerdo que quería el viejo que compráramos…lo único de lo que estoy seguro es que necesitamos cerveza—

—Creo haberte dicho que no puedes beber alcohol en tu estado—murmuro Sam buscando con la mirada lo que Bobby les ordenara traer, no se sentía del todo bien pero no podía darse el lujo de verse derrotado delante de su hermano y menos en su estado, la doctora West le había aconsejado que no dejara que el rubio pasara por situaciones extremas ya que el nacimiento podía adelantarse y a la larga eso sería perjudicial para la bebé—aléjate del alcohol, Dean—

—Pareces mi madre…no importa, me llevare esto, esto y esto—Dean camino por el pasillo arrastrando el carrito mientras sacaba varias cosas de los estantes, Sam sonrió viéndolo, le hubiese gustado que su vida hubiese sido diferente y que no tuviesen que estar huyendo por siempre. Repentinamente el rubio salió de su campo de visión, algo que le preocupo pues podrían atacarles en cualquier momento, así que se apresuro en ir a su lado…bien, ese era el plan original de no haberse dado cuenta que la tienda antes casi llena en ese instante estaba completamente vacía, el corazón se le acelero pensando que algo así solo podía ser obra de demonios o ángeles poderosos, sacando un revolver de su chaqueta busco alguna pista que le indicara que estaba sucediendo pero su concentración estaba rompiéndose nada mas pensar que Dean podía estar en peligro

—Maldición…Dean—murmuro al salir de la tienda y darse cuenta que la calle también estaba totalmente vacía, era como si todos los habitantes hubiesen desaparecido dejando atrás todas sus cosas, los autos estaban abandonados en mitad de la calle y al pasar cerca de una cafetería pudo ver el vapor salir de una taza—¿a dónde fueron todos?—

—En realidad no fueron a ninguna parte—Sam volteo rápidamente apuntando a quien había hablado, sorprendido se encontró con el arcángel Gabriel que lo miraba con una sonrisa—Es un truco… ¿podrías bajar eso? No es que puedas dañarme con ella, es solo que vi esto en una película y me estoy excitando un poco—

—Gabriel… ¿Por qué…donde esta mi hermano?—pregunto intentando ignorar las extrañas emociones que le habían provocado las palabras del rubio, devolvió el arma a su chaqueta—por favor termina con esto, debo ir con él o podría atacarlo esa criatura—

—Estas muy estresado, Sammy, Cass está con el…siempre está con él—el ojidorado chasqueo sus dedos delante del castaño y ambos aparecieron frente a una paradisiaca playa—debes relajarte un poco, ven, te invito una bebida o lo que quieras—

— ¿Por qué estás haciendo esto, Gabriel?—respondió mirando a su alrededor, admirando el hermoso lugar en el que ahora se encontraban—desde hace un tiempo no lo sé…estas actuando distinto—

—¿Y distinto no te gusta?—una hermosa chica vestida como las mujeres que suelen aparecer en los anuncios de aerolíneas(bikini y falda hecha de hojas) se acerco a ellos llevando en una bandeja dos vasos llenos de una bebida color verde, le dio un vaso a ambos antes de marcharse con una sonrisa— Vamos, Sammy, dame una pista—

—Quien debería dar una pista eres tu…eres tu el que ha estado actuando distinto a como sueles comportarte—son una sonrisa le dio un trago a la bebida que debía admitir estaba excelente—aunque la verdad no puedo decir mucho de ti pues no te conozco demasiado—

— ¿Qué quieres saber de mi? vamos, pregúntame lo que quieras—con una risita Gabriel se dejo caer en la reposera que apareció tras el—pero prepárate porque si yo respondo una pregunta tu deberás hacer lo mismo—

— ¿Por qué debería aceptar eso?—a pesar de lo extraño de la situación, Sam, se encontró disfrutando de aquello y dándole otro sorbo a su bebida iba a sentarse en la arena cuando se dio cuenta que tras él se hallaba una reposera idéntica a la que en la que se encontraba el otro—Si quiero puedo solo quedarme aquí hasta que te aburras de mi presencia y me envíes de vuelta con mi hermano—

—No seas tonto, Sammy…yo no podría aburrirme de ti aunque solo te quedaras ahí sentado…tengo muchísimo tiempo, así que si quieres quedarte aquí conmigo toda la eternidad ¡hagámoslo!—volvió a reír dejando el vaso en una mesita que apareció de la nada a su lado, movió su mano y atónito el humano vio como sus ropas se cambiaban por un traje de baño y una camisa hawaiana que dejaba a la vista su perfecto estomago—además aquí tengo una vista perfecta y no me refiero a la playa—

—Está bien… ¿Qué quieres saber?—Sam se sentía como una hormiga frente a un oso, si así lo quería, Gabriel, podía matarlo cuando se le diera la gana, su cara debió reflejar su temor pues el arcángel cambio su sonrisa por un gesto serio—si puedo te responderé—

—Seré justo…cinco preguntas cada uno y luego puedes irte, pero quiero la verdad—se acomodo en la reposera a la espera de la primera pregunta del castaño—si te preguntas como lo sabré…solo te diré que soy muy bueno en esto de engañar—

— ¿Cómo sabré que tú no me mientes?—

—Fácil, te hare un juramento—Sam dio un salto en su lugar al ver aparecer a su lado al rubio, que cogiendo su mano libre la llevo a su propio corazón—te juro por mi padre que desde ahora solo tendrás de mi la más absoluta verdad ¿te parece?—

— ¡E-eh! S—sí, claro… ¿podrías soltarme la mano?—dijo entretanto un bello tono rosa se apoderaba de sus mejillas

—Por supuesto…Sammy, deberías cuidar mucho mas tus preguntas—rio el ojidorado dejando libre su mano, el castaño clavo su mirada en el, sin entender a que se refería—me has hecho una pregunta y yo he contestado...mi turno ¿tienes novia…o novio?—

—Que tramposo…está bien, yo también puedo serlo—el ángel soltó una risita haciendo aparecer una barra de chocolate en su mano—no, no tengo novia…mi turno ¿Por qué estas actuando de esta manera?—

—Si con esta manera te refieres a ser encantador y carismático te diré que lo he sido desde hace muchos siglos…siguiente pregunta ¿te has sentido alguna vez atraído por otro hombre?—

— ¡¿Por un hombre?!...no cuentes eso como una pregunta—se apresuro en decir mientras su cabeza empezaba a trabajar intentando adivinar qué cosa quería el arcángel de él para obligarle a jugar ese extraño juego—jamás…me he sentido atraído… por otro hombre—

—Sammy…no intentes mentirle al dios del engaño—sonrió moviendo la barra de chocolate frente a su rostro—solo respóndeme con confianza, lo que me digas me lo llevare a la tumba—

—T-te dije la verdad…yo no…jamás…bien, cuando estaba en la preparatoria, conocí a un chico que era gay, nos hicimos amigos—Sam trago saliva a la vez que le relataba algo que ni en sueños había pensado alguna vez confesarle a alguien—una noche en una fiesta nos acercamos y…nos besamos...después el tuvo que marcharse—

— ¿El te gustaba?—el rostro de Sam estaba sonrojado, el ángel sentía un peso en su pecho después de oírle…aquella fue una respuesta que no esperaba

—Estaba confundido, eso es todo…a propósito te quedan dos preguntas—rio al ver el desconcierto en su cara—es tu turno…Gabriel ¿te has sentido alguna vez atraído por un hombre?—

—Sí, me siento muy atraído por uno ahora mismo—Sam había esperado que esa pregunta le causase la misma incomodidad que a él, pero en cambio el ojidorado se veía de lo más tranquilo—Sammy ¿te molestaría que yo te tocara?—

— ¡¿Tocarme?!...¡¿de qué forma?!—Exclamo desconcertado mirando al otro, sus mejillas antes sonrosadas ahora estaban rojas— ¡¿Qué quieres decir con eso?!—

—Por favor, Sam, estoy seguro que habíamos aceptado solo cinco preguntas…y las tuyas ya se acabaron—rio lanzando el chocolate que aún le quedaba—además ni siquiera has respondido a la que yo te hice…pero como soy un alma de lo mas bondadosa contestare tus preguntas…de una sola vez—

Sam podría haber argumentado que el arcángel se había aprovechado de su desconcierto inicial para cogerlo por la camisa y pegar su boca a la suya pero sería faltar a la verdad decir algo como eso, desde que lo conociera, Gabriel le había hecho sentir demasiadas sensaciones extrañas, cada vez que el rubio se aparecía frente a él su corazón empezaba a palpitar de una forma distinta, una que le recordaba a la forma que lo hacía cuando Jessica estaba con el…Gabriel deslizo su lengua por su labio inferior saboreándolo, el menor suspiro antes de abrir la boca para recibir aquella lengua…Dios, no se suponía que un ángel pudiese besar de esa forma tan demandante.

—Me queda una pregunta—susurro sobre su boca a la vez que cogía la mano del humano— ¿Me darías una oportunidad?—

—Dean, querrá matarnos—susurro también apretando la mano del arcángel—el te odia—

—Solo me importa la opinión de uno de ustedes y creo que ya sabes a quien me refiero—respondió besando el dorso de su mano—y bien ¿responderás mi pregunta?—

—Con la condición que no le digas nada a mi hermano, la doctora cree que no es bueno que se estrese—sonrió desviando su mirada hacia sus pies—creo que este juego se termino ¿me llevas de vuelta?—

—Te llevare a donde quieras, Sammy—en un pestañeo el cazador se encontró de vuelta en la tienda, Dean estaba saliendo del pasillo empujando el carrito casi lleno, en su mayoría de cosas poco saludables, con una sonrisa de alivio se acerco a él para intentar explicarle que si seguía comiendo de esa forma pronto no podría entrar en su auto.

Desde la otra acera un hombre pelinegro vestido con un costoso traje miraba con mucha atención la tienda en la que se encontraban los hermanos, su expresión mostraba tal desagrado que las personas que pasaban cerca de él se quedaban mirándolo curiosas, segundos después dio media vuelta y se alejo del lugar tratando de imaginar que tenían esos hermanos para traer tan cogidos a dos ángeles, había sido testigo de la aparición de alguien a quien el cielo consideraba “perdido”…el arcángel Gabriel y Castiel habían cometido muchos errores y Aziel siempre había considerado que lo mas reconfortante de su trabajo era eliminar esos errores.

 

Notas finales:

Continuara...


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