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La no tan normal vida del cazador por Allure

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Notas del capitulo:

Ni Supernatural o sus demasiado lindos personajes me pertenecen...aun quiero un Dean para mi!! ajajaja

Cuando Aziel se enteró que Gabriel se había atrevido a  desobedecer una orden directa de su padre, supo que tenía una oportunidad de escalar un poco más en la jerarquía del cielo, ya estaba harto de la actitud soberbia del arcángel y deseaba humillarlo por sobre todas las cosas, sin embargo, su padre no se dio por enterado que Gabriel había dejado con vida a uno de las nephilims a los que tenía que eliminar, Aziel ardió en envidia y juro que algún día se vengaría de el de alguna forma.

Al abandonar Gabriel el cielo, Aziel comenzó a subir algunos puestos hasta llegar a tomar el control de un pequeño pero poderoso grupo de ángeles que se ocupaban de perseguir y destruir a sus hermanos y los humanos que se habían atrevido a violar las reglas del cielo sobre la unión carnal de ambos. Aziel amaba su trabajo, el poder y autoridad que ahora tenía era lo que él siempre había soñado, pero el ángel quería aún más…él quería estar por encima de Gabriel, sin embargo, no había encontrado aún la forma de hacer que su nombre fuese más reconocido que el del arcángel rubio, debía encontrar la forma de ser más importante que ese traidor, de una u otra forma lo haría.

Para los ángeles el paso del tiempo es diferente, es mucho más lento y casi no le prestan atención, pero para Aziel cada hora era una hora perdida mientras no tuviera aquello que tanto deseaba. Normalmente el no bajaba a la tierra para llevar a cabo su trabajo, eso se lo dejaba a cualquiera de sus subordinados pero esta vez no pudo hacer a un lado su responsabilidad y tuvo que escoger un recipiente correcto y averiguar que asquerosa criatura se atreviera a pelear contra uno de sus ángeles. Apareció en un edificio abandonado, no había ningún humano cerca, los únicos seres vivientes eran él y los tres ángeles que mantenían aplastada contra el suelo a la mujer que a duras penas habían podido capturar, Aziel les había ordenado que le reportaran de inmediato si encontraban a un nephilim que fuera diferente a todos los que antes asesinaran pues el mismo quería encargarse de esos asquerosos  seres, a veces era divertido hacerlo.

— ¿Quién eres?—pregunto Aziel mientras se paraba frente  a ella—o mejor dicho ¿que eres, bestia?—

—No soy una bestia, jodido ángel…soy Adira— a duras penas la mujer logro mover su cabeza para mirar al ángel frente a ella—cuando tus amiguitos me dejen ir te desgarrare la garganta—

—Es raro que me amenaces mientras tienes la cara pegada al suelo—el ángel se agacho frente a la mujer y apoyo su dedo en su cabeza aplastándola un poco más—me dicen mis subordinados que eres diferente a todos los otros monstruos con los que he acabado, así que dime ¿Qué te hace diferente?—

—Te puedo dar lo que más desees…quizás pueda darte un muy buen momento—el ángel rio al darse cuenta de lo que hablaba la mujer, ciertamente había llegado a tener curiosidad sobre ese extraño acto en el que a veces caían sus hermanos pero siempre lo había considerado demasiado asqueroso—dime que deseas, ángel, si puedo conceder tu deseo me dejaras con vida y si no es así podrás matarme—

—No me siento atraído por tu idea, los nephilim no son de mi gusto…al parecer como no tienes nada que puedas darme para salvar tu miserable vida—con una sonrisa de burla el ángel saco una espada y la acerco al rostro de la mujer que se quedó mirándolo con ira—¿tus últimas palabras?—

—Púdrete…eres igual al imbécil de Gabriel—aquellas palabras golpearon al ángel que de inmediato se detuvo—veo que conoces a ese bastardo—

—Podría ser, todos somos parte de la gran familia feliz del cielo ¿Cómo sabes tú su nombre?—la mujer había logrado picar la curiosidad de Aziel—puedes hablar…tienes exactamente un minuto para salvar tu vida—

—No hablare si estos idiotas no quitan sus garras de mi espalda—con una sonrisa Aziel les hizo un gesto a los otros ángeles que de inmediato soltaron a la mujer para luego desaparecer—Wow…los tienes bien entrenados—

—No podría ser de otra forma, no tolero la desobediencia o la traición…así que tu deberías ir con cuidado conmigo—el ángel retrocedió unos pasos mientras Adira se ponía de pie y lo miraba examinándolo—te quedan treinta segundos de vida, yo que tú los usaría sabiamente—

—Gabriel y yo somos viejos amigos, el me…perdono la vida—había tanta rabia en las palabras de la mujer que Aziel debió contener las ganas de reír—pero el maldito dijo que ya no había necesidad de permanecer juntos pues yo le aburría, así que me echo de su lado—

—Eso suena exactamente a Gabriel así que debo imaginarme tu triste existencia junto a ese inútil—mientras hablaba Aziel comenzó a dar vueltas alrededor de Adira que se quedó quieta a la espera del próximo movimiento del otro—pero aun no me dices porque debo perdonar tu vida, solo me has hecho perder mi valioso tiempo, aunque debo decir que fue divertido encontrar a alguien que posea el mismo afecto que yo por ese estúpido—

—Yo también detesto a Gabriel y si mi dejas con vida buscare la forma de asesinarlo—Aziel rodo los ojos pensando en lo tonto que se oía lo que la mujer decía—además si me dejas vivir matare a todos mis hermanos—

— ¿Tus hermanos? ¿Te refieres a esas aberraciones?—Aziel sonrió y se paró frente a la nephilim que se quedó muy quieta mirándolo a los ojos— ¿Por qué harías tal cosa?—

—Son mis hermanos, pero ningún afecto nos une y si los mato podre hacerme más poderosa—una sonrisa creció en el rostro de la mujer—después que Gabriel me abandono me vi en la obligación de cuidar de mi misma…mi padre me enseño algunas cosas, él decía que algunas cosas solo servían de comida—

—Debo concordar con el entonces, pero como ya sabrás mi tarea es destruir a las criaturas como tú, no perdonarles la vida…así que no creo que queden muchos de tus “hermanos”—Aziel levanto su espada y la apoyo en el cuello de la mujer, aunque sin llegar a traspasar su piel—¿Cómo podría tu plan funcionar?—

—No me tomes por una tonta, antes que tus matones me encontraran ya tenía lista mi próxima comida…se bien que ustedes los ángeles consideran a los humanos como seres inferiores y créeme yo también lo hago, pero siempre hay algunos que son diferentes, algunos que llegan a encariñarse demasiado con sus protegidos—Aziel debía aceptar que las palabras de la mujer lo tenían cautivado, algo le decía que debía dejarla terminar de hablar—pero como puedes haberte dado cuenta ya, existen algunos de ustedes que toman un recipiente que no les permite procrear—

—Se de lo que hablas…pero aun no comprendo cómo entras tú en eso—el ángel frunció el ceño al recordar su última captura de hacia algunos meses: una mujer humana y un ángel con un recipiente…femenino—un ángel tiene opciones limitadas al conseguir un recipiente—

—Ciertamente, lo que no te he dicho es que yo conozco la forma de conseguir un lindo bebe, aunque ambos padres sean del mismo sexo—Adira imito la sonrisa de Aziel quien alejo su espada de su cuello—y si aún te preguntas todavía en como nuestro querido Gabriel entra en todo este asunto te diré que él no es precisamente un “ángel”…le gustan tanto los humanos que no siente ninguna culpa al acostarse con ellos…sean hombres o mujeres y después de todo…dos hombres no pueden concebir un bebe—

—No, no pueden…y esa errada creencia es la que me dejara clavarle una espada en la garganta al estúpido de Gabriel, te dejare vivir nephilim—Aziel guardo su espada y se alejó algunos pasos de la mujer—tendrás cuantos de tus hermanos quieras, a cambio tú me entregaras a sus padres y con el tiempo Gabriel también caerá—

—Es un placer hacer negocios contigo—la mujer comenzó  retroceder hacia la puerta cuando Aziel apareció tras su espalda y sujetándola por los hombros la obligo a mirarlo—que…que quieres—

—Si te atreves a traicionarme, si incluso lo piensas…la espada que tengo reservada para Gabriel te la clavare a ti—Aziel vio el miedo en los ojos de la mujer, el no confiaba en nadie pero sabía que si el plan de la mujer llegaba a hacerse realidad ambos obtendrían beneficios—cuida tus pasos, nephilim…estaré observándote—

Aziel dejo ir a la mujer y cuando ella estuvo lo suficientemente lejos dos de los ángeles que pertenecían al grupo que el ángel dirigía aparecieron a su lado, uno de ellos que estaba usando un recipiente femenino se acercó a él.

— ¿Confía en ella, señor?—Aziel rio en voz baja, había elegido bien a Lilia como su mano derecha, el ángel tampoco confiaba en Adira—ella no parece alguien de confiar—

—Ella me teme, Lilia, ese temor la hará obedecerme y si no lo hace…ya veremos, tenemos toda la eternidad para hacerla sufrir—la mujer inclino la cabeza y se dio media vuelta para dirigirse a la puerta, Aziel dirigió su atención al otro ángel—tu quédate cerca y vigila nuestra inversión, no queremos que nada le pase…aun—

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Castiel no sabía cuánto tiempo precioso había perdido después que el sello anti ángeles lo hubiera enviado a él y a su hermano prácticamente al otro lado del planeta pero no iba a perder tiempo preguntándoselo, no, toda su atención se encontraba en encontrar el preciso lugar en el que había dejado a su familia, no se esperaba que Adira hiciera ese movimiento y se deshiciera con tanta facilidad de ellos. Por fin llego al bosque en donde dejara a Dean, sin embargo, la pequeña capa de nieve que comenzara a caer antes que el desapareciera se había convertido en una gigantesca tormenta que apenas le dejaba ver más allá de sus propias manos. Los segundos estaban convirtiéndose en minutos y aun no podía encontrar a Dean o a Sam, sabía que los humanos no podían resistir por tanto tiempo en aquella temperatura, se encontraba en el lugar en el que dejara a Dean e iba a dar un paso más cuando su pie choco con algo que se encontraba en el suelo, se agacho y sacudió la nieve que lo cubría encontrándose con el hermano menor de Dean, Sam, quien mantenía entre sus brazos a su pequeña hija Mary, cubriéndola en un intento de mantenerla alejada del frio, nada más verlos se apresuró en hacerlos aparecer en una cama en la casa de Bobby, antes de cubrir con unas mantas al pelilargo alejo a la niña del humano y la llevo a su cuna en donde la acostó, notando que sus ojos ahora estaban cerrados.

— ¡Sammy!—

Castiel ni siquiera se dio vuelta para ver quien había aparecido en el cuarto, la voz de su hermano mayor era inconfundible, se inclinó para acariciar la mejilla de la niña que se movió un poco inquieta. Después de asegurarse que la niña estaba bien, iba a volver a desaparecer para buscar a Dean cuando escucho la voz de Sam llamándolo.

—Cass…mi hermano…Aziel se lo llevo—velozmente el ángel de ojos azules se dirigió a la cama en donde Sam sostenido por Gabriel se encontraba—ella dijo que Mary estaría bien…y se lo llevo—

— ¿A dónde se lo llevo?—Gabriel puso su mano en la mejilla del humano, devolviéndole el calor perdido— ¿en dónde está el, Sam?—

—Adira se alió con Aziel y el maldito se lo llevo, esa perra le prometió que se olvidaría de Mary a cambio que mi hermano no se opusiera…después de eso desaparecieron y Adira me entrego a Mary—Castiel sentía que el suelo estaba abriéndose bajo sus pies, por segunda vez Adira le había arrebatado a Dean, sin embargo, esta vez sería casi imposible recuperarlo, no si Aziel estaba involucrado—esa maldita me dijo que el ángel se había obsesionado con Dean—

Castiel noto como el corazón se le apretaba, su pareja…su vida se encontraba en las garras de Aziel, quería hallar al puto ángel y retorcerle el cuello antes de clavarle su propia espada entre los ojos.

— ¿Papi?—Castiel volteo hacia el lugar donde su hija se encontraba, descubriendo que la pequeña se había levantado y se encontraba de pie en medio de su cuna mirándolo fijamente— ¿Dónde está mi papi?—

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Abrió los ojos solo para darse cuenta que la pequeña llovizna se había transformado en una increíble tormenta, había tenido una pesadilla y como tantas veces no recordaba nada de ella, salvo la increíble sensación de tristeza que dejaba en él, algo totalmente fuera de razón pues tenía una vida por la que muchos otros matarían. Se levantó de la cama y camino en dirección al baño, después de orinar se lavó las manos y se quedó mirando el espejo frente a él, el reflejo le devolvió un rostro masculino y hermoso, tenía el cabello rubio algo despeinado y sus ojos verdes se veían un poco apagados pero le echo la culpa a la falta de sueño, repentinamente la voz de su novio, William, llamo su atención así que se apresuró en regresar a la cama en la que lo dejara dormido, dándose cuenta que el hombre ahora estaba despierto y lo miraba con una sonrisa.

— ¿En dónde estabas, cielo?—el rubio se metió bajo las sabanas y se acostó sobre el pecho del otro hombre—sabes bien que odio no saber dónde estás…Dean—

 

Notas finales:

Continuara...


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