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La no tan normal vida del cazador por Allure

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Notas del capitulo:

Ni Supernatural o sus estupidos y sensuales personajes me pertenecen...me he disculpado tantas veces que creo que ya nadie me va a creer...pero si sirve de algo: Siento actualizar tan poco.

 

—Papi ¿Cuánto falta?—

Dean ya había perdido la cuenta de cuantas veces su pequeña hija le había hecho la misma pregunta, desvió la mirada del camino el tiempo suficiente para examinar el rostro de la niña sentada en el asiento trasero. Mary se veía auténticamente cansada pero prefería eso a que Castiel los apareciera en el lugar que Adira les indicara en su invitación, cada vez que el ángel hacia eso, él se mareaba y no podía ir al baño en un buen tiempo.

— ¿Por qué no te duermes un rato, nena?—Mary frunció el ceño y se quedó mirándolo fijamente—aún queda una hora de viaje—

— ¡Pero estoy aburrida!—la niña hizo un puchero al tiempo que se cruzaba de brazos—quiero ir al baño—

—Mary, antes de salir de casa de Bobby te pregunte si querías ir al baño—Dean ignoro la risita a su lado, Sam fingía que estaba haciendo una de sus investigaciones en su computadora pero era muy obvio que estaba muy divertido con la actitud de su sobrina—faltan dos kilómetros para llegar a una gasolinera, así que aguanta—

— ¡Pero papi…me voy a hacer pipí!—exclamo haciendo un puchero que a Dean le partió el alma—necesito ir al baño—

—Está bien, parare aquí y tu tío te acompañara para que puedas orinar al lado del camino—Dean suspiro mientras detenía el impala en la orilla de la carretera, Sam se giró a verlo con una mueca que esta vez lo hizo reír a el—ve con ella, Sammy—

— ¿Estas vengándote, no?—murmuro Sam quitándose el cinturón de seguridad—Tu deberías llevarla, es tu hija—

—Pero es tu sobrina y yo soy el mayor, así que deja tus excusas y llévala—Dean le sonrió mientras Sam bajaba y abría la puerta de atrás—diviértanse—

—No quiero que mi tío me vea hacer pipí—ayudada por Sam la niña bajo del auto—quiero ir a un baño—

—Mary, estamos a dos kilómetros del baño más cercano, además, puedes ir atrás de esos árboles de allá y tu tío ni siquiera va a mirarte—

—¿Y si hay bichos…o una serpiente?—Dean se mordió la lengua para no decirle que ella era una nephilim y que no había nada que pudiera dañarla, no estaba seguro si ella comprendería lo que eso significaba—papi…no quiero ir allí—

—Cariño, es eso o te aguantas hasta llegar—Mary se mordió el labio al tiempo que se giraba para ver el lugar que Dean le había indicado, luego cogió la mano de Sam y lo llevo con ella al lugar donde se encontraban algunos árboles. Dean observo la escena atentamente, divertido por la forma en que Sam comenzó a revisar el lugar, a su lado Mary le señalaba una roca quizás para que la revisara también.

— ¿Qué están haciendo?—Dean no tuvo que girarse para saber que Castiel se había aparecido en el asiento trasero del auto— ¿han perdido algo?—

—Sam quizás pierda la paciencia pero eso es normal si lo obligas a hacer algo que no disfruta—Dean se soltó el cinturón de seguridad y se giró para mirar mejor a Castiel— ¿En dónde estaban ustedes dos?—

— ¿Te refieres a Gabriel y a mí?—

—No, Cass, hablo de la reina de Inglaterra y tu…claro que estoy hablando de ustedes dos—El ángel ladeo ligeramente la cabeza para mirarle, Dean suspiro bajito al verle hacer ese gesto que le hacía despertar malos pensamientos—Sam no lo dice pero creo que le preocupa Gabriel—

—Él está bien, es un arcángel a pesar de que ya no quiera que le llamen así—pese a que el cazador estaba seguro que había ocultado bien su suspiro de Castiel, este lo había escuchado claramente y aquel sonido siempre lograba encenderlo, levanto su mano hacia el rostro de Dean y le acaricio la barbilla— ¿estabas tú preocupado por mí?—

—Y-Yo…no lo estaba, bueno, un poco pero…—Dean no sabía que responder a eso— ¿es necesario que te conteste ahora?—

—No, creo que se la respuesta—Castiel se inclinó para acariciar la mejilla del cazador, quien al sentir el tacto del ángel inclino su cabeza como si de un gatito se tratara.

Dean podía parecer un tipo duro, alguien que no pensaba demasiado a la hora de decir algo, pero Castiel se sentía afortunado de saber que todos estaban equivocados, a pesar de su rudo exterior el ángel sabía bien que él era un hombre amable y hasta dulce que cuidaba mucho a su familia y a las personas que quería.

— ¡Papá! ¡Papi me obligo a ir al baño allá!—el ángel se alejó de Dean para ver a su hija correr hacia el auto, abrir la puerta y cerrarla con un golpe, el rubio chirrió los dientes intentando no soltar una palabrota— ¡envió al tío Sam conmigo!—

—Lo dices como si te hubiera enviado a un lugar horrible—dijo Dean volviendo a encender el motor mientras Sam volvía a abrir la puerta para ponerle el cinturón—Mary, creo que te dije que no podías tratar así el auto—

—No lo cerré tan fuerte…papá ¿en dónde estabas?—Mary cambio rápidamente de tema, su tío Sam le había explicado antes de salir de casa de Bobby cuanto quería su hermano a su auto—le pregunte al abuelito Bobby en donde estabas y él dijo que probablemente estarías cantando con un arpa en una nube –

—Eso no es correcto, me encontraba con Gabriel revisando los alrededores del pueblo en donde esta Adira—Castiel fue consciente del instantáneo cambio de ambiente, antes de que se marchara Dean le había pedido que no hablara sobre la criatura delante de Mary pero aquellas palabras salieron sin pensar—está todo tranquilo pero el insistió en quedarse así que comencé a buscarlos en la carretera que Dean dijo que iba a usar—

— ¿Quién es Adira?—Castiel vio a Dean fruncir el ceño a través del espejo retrovisor, a su lado su hermano menor hizo el mismo gesto— ¿es amiga del tío?—

—Sí, Mary, ella es amiga de tu tío Gabe—Sam intento no verse molesto por la pregunta de su sobrina, aun no superaba el desagrado que sentía después de saber que Gabriel había mantenido una especie de relación con la criatura que ahora quería devorar a su sobrina—es a quien vamos a visitar—

— ¿Por qué no vino el abuelito con nosotros?—volvió a preguntar esta vez acercándose a Castiel para apoyar la cabeza en su brazo—el me prometió que iba a terminar de leerme el libro—

— ¿Por qué no lo lees tú, cariño?—Sam intento sacar de su cabeza todos los molestos celos que se apoderaban de él cuándo oía el nombre de la bruja—ya tienes siete años supongo que…demonios—

—Tío Sam, no debes decir malas palabras—exclamo la niña tomando la mano de Castiel que se quedó mirándola confundido—cuando regresemos a casa el abuelito me leerá ¿verdad, papá?—

—Estoy seguro que él lo hará, princesa ¿pero sabes qué? Cass va a contarte una maravillosa historia que seguro te encantara—Dean se apresuró en intervenir y le hizo un gesto al ángel a través del retrovisor que Castiel respondió con una confundida mirada—tu padre te contara sobre un libro que él conoce de memoria… ¿recuerdas la biblia, Cass?—

Veinte minutos después que Castiel comenzara a hablar, Mary dormía profundamente apoyada sobre el brazo de su padre. Sam se dio vuelta en el asiento y le dedico una mirada al ángel que miraba hacia el frente inmóvil. Si había que ser justo Dean había tenido una gran idea al sugerirle al ángel que le contara a su hija casi tres capítulos completos de la biblia, al igual que el rubio la niña no podía aguantar más de diez minutos seguidos ese tipo de relatos, de hecho Sam había tenido que mantener despierto a su hermano mientras el ángel hablaba en el asiento trasero. Dean no le diría a nadie que la voz de su ángel lo relajaba y lo excitaba al mismo tiempo, ahora su único deseo era llegar de una buena vez a un motel para encerrarse con el ángel en un cuarto.

—Mary debe asistir a la escuela, Dean—eso bajo de las nubes al rubio, miro a su hermano unos cuantos segundos y luego volvió a mirar la carretera. Sabía que Sam tenía razón y él también había pensado en lo mismo pero le asustaba que algo pudiera ocurrirle a su pequeña—ya tiene…creo que tiene algo así como siete años y aún no aprende a leer, está quedándose atrás y si sigue así no podrá ir a la universidad—

—Yo no fui a la universidad, Sammy—murmuro Dean mientras entraban al pueblo en el que Adira los citara. Condujo por la calle principal buscando un motel que no se viera tan miserable, no quería que su princesa durmiera en cualquier lugar—si quieres que aprenda a leer enséñale tú, no enviare a mi pequeña fuera de mi vista—

—Dean, no podemos mantenerla encerrada en una burbuja por siempre, ella debe relacionarse con los demás niños o va a pasar lo mismo que sucedió cuando éramos niños—

—No voy a discutir de eso contigo, no mientras tengamos a todos esos idiotas tras nosotros—gruño Dean mientras entraba en el estacionamiento de un motel casi al final de la calle principal, se estaciono frente a una de las habitaciones, detuvo el motor y se quedó mirando a Sam—sabes que tengo razón en esto, enfoquémonos en el problema que tenemos entre manos ahora—

Sam no supo que responder a eso, después de todo el otro tenía algo de razón al temer por la seguridad de la niña, Aziel podría aprovecharse de aquello y lastimar a Mary. Dean bajo del auto y tras cerrar suavemente la puerta dio la vuelta para bajar a la todavía dormida niña. Le quito el cinturón de seguridad para levantarla en sus brazos y se dirigió a la recepción. Tras el mostrador se hallaba una mujer que se quedó mirando fijamente a Dean mientras este se acercaba.

—Buenos días ¿va a quedarse usted y su hija?—ella le sonrió al tiempo que se arreglaba el pañuelo en la cabeza que sujetaba su largo cabello castaño. Dean le devolvió la sonrisa al notar que ella estaba empezando a coquetearle— ¿su esposa está en el auto? Tenemos habitaciones de un dormitorio pero vera que son muy amplias—

—No, somos mi hija, mi hermano y yo solamente así que solo serán dos camas, yo dormiré en el suelo—Mary se quejó entre sueños y enterró la cara en el cuello de Dean, tranquilizándose al sentir su olor—nos quedaremos algunos días—

—Por supuesto, esta es la llave de la habitación, no servimos ningún tipo de comida pero si caminan un poco más podrán encontrar una cafetería que abre las 24 horas. Mi nombre es Jenna Hoffman, soy la propietaria y si necesitas algo no dudes en pedírmelo—

—Bien, Jenna, yo soy Brent—sin borrar la sonrisa de su rostro se acercó y lleno el registro para luego tomar la llave de la mano de la mujer—nos vemos más tarde—

Dean salió de la recepción sintiéndose un ganador, pese a que la mujer no había provocado nada en él se sentía mejor al saber que su encanto aun no desaparecía, acomodo a Mary en su hombro y camino hasta el auto en donde todavía estaba Sam quien al verlo acercarse salió del auto, el asiento trasero estaba vacío así que supuso que Castiel había vuelto a marcharse. Dean lo siguió con la mirada notando de inmediato que algo estaba molestándole y si no se equivocaba ese “algo” era un ángel rubio. El arcángel aun no regresaba y ni siquiera se había comunicado con él, su instinto de hermano mayor le decía que le diera una paliza a Gabriel.

—Castiel dijo que volvería más tarde ¿aún está dormida?—pregunto Sam tomando su mochila y la de Dean, junto a la mochila color rosa de su sobrina—creo que se cansó por el viaje, no está acostumbrada a permanecer tanto tiempo quieta—

—No conozco a ningún niño que lo este, la llevare adentro para que pueda descansar y tomare una ducha—camino hacia una de las puertas seguido por Sam. La habitación era simple, pero bastante cómoda: las dos camas tenían cobertores a juego de color verde, separadas por una pequeña mesita de noche. A la izquierda había una mesa junto a dos sillas y cerca de la pared del fondo se encontraba una pequeña televisión, mas allá se encontraba una puerta que el cazador supuso era el baño. Dean entro en el cuarto, hizo a un lado los cobertores de la cama más cercana a la pared y acostó en ella a Mary quien a pesar de separarse de Dean continuo durmiendo. El rubio la arropo con cuidado y se alejó hacia la mesa en donde Sam ahora se encontraba revisando su computadora.

—Busque la dirección que Adira indicaba en su invitación y está al otro lado del pueblo, supongo que debe estar protegida por sellos anti ángeles—Dean tomo asiento frente a él y se fijó en su rostro—no me parece seguro ir de frente, quizás debamos acercarnos disfrazados o algo—

—De hecho, creo que ella prefiere que vayamos de frente con todo este asunto—la inconfundible voz de Gabriel se dejó oír en el cuarto un segundo antes que su dueño se materializara al lado de Sam—¿Cómo está mi lindo alce?—

—No me gusta ese apodo—se apresuró en responder el cazador levantándose de su silla y caminando hacia el baño—me daré una ducha primero Dean—

— ¿Una ducha? Qué bien, será la primera vez que hagamos algo así juntos—nada más llegar a la habitación en la que los cazadores se encontraban, Gabriel se había dado cuenta que algo molestaba a su pareja pero con el tiempo y con unas cuantas parejas humanas de las que no le hablaría jamás a Sam, se había dado cuenta que lo mejor era saltarse esas cosas—espero que el cuarto de baño no sea tan pequeño, aunque si tú lo deseas lo puedo convertir en…—

—Me duchare solo, gracias—si las miradas mataran, pensó el arcángel deteniéndose en seco. Sam le dedico una última de sus letales miradas y cerró la puerta del baño tras él.

—Son estos momentos en los que desearía tener una cámara—Dean rio mientras se levantaba de la silla en la que se encontraba para dirigirse a la cama en donde su hermano dejara la mochila de su sobrina. Gabriel se giró a verlo claramente enfadado—no me mires así, no es mi culpa que tú seas un idiota—

— ¿Por qué está enfadado conmigo?—

— ¿Por qué debería decírtelo?—rio el cazador abriendo la mochila y comenzando a sacar la ropa que allí se encontraba—bien, no me mires así…hagamos un trato, yo te digo porque está enojado y tú te quedas aquí cuidando a Mary mientras busco una lavandería—

—No soy niñera, Winchester—el ángel se giró a ver a la niña que continuaba dormida, no le gustaba el jueguito de poder del humano pero sabía bien que si Mary estaba involucrada el no tardaría en decirle que si al otro, sin embargo, no lo haría tan rápido—ahora dime que le pasa a Sam—

— ¿Tenemos un trato, angelito?—Dean se detuvo para mirar fijamente a Gabriel, quien lo miro a su vez con el ceño fruncido—está enfadado porque cree que aun tienes algo con esa perra—

— ¿Qué…?eso no es cierto, Adira y yo no tenemos nada—Gabriel bajo la voz cuando Dean le hizo un gesto en dirección a la niña dormida— ¿Por qué el cree eso?—

—Mira, ya cumplí con mi parte, quédate con Mary mientras regreso. Sam saldrá dentro de poco y si no ha hecho un sello en el espejo del baño podrás preguntárselo directamente—Dean guardo la ropa de Mary junto a la suya en su mochila y camino hacia la puerta, pero antes de salir se quedó de pie viendo fijamente a Gabriel—respecto a Sam debes averiguar por ti mismo como arreglar las cosas con él, no me obligues a patear tu emplumado trasero—

—Sí, señor—murmuro Gabriel sentándose en la cama vacía al lado de Mary—arreglare todo y cuidare a Mary—

— ¿Ves? No cuesta nada ser amable con tu cuñado—

Sin dejarle responder el rubio abandono la habitación, Gabriel se quedó sentado unos cuantos minutos hasta que la puerta del baño se volvió a abrir y Sam se asomó por la abertura, miro a su alrededor hasta que su mirada se encontró con la de Gabriel que se levantó de donde estaba sentado y se acercó rápidamente a él para evitar que volviera cerrar la puerta. Enfadado el cazador intento cerrar con todas sus fuerzas la puerta pero esta no cedió ante su esfuerzo, Sam sabía que la diferencia de fuerza era abismal pero aun así lo intento.

—Gabriel, déjame en paz—gruño Sam intentando quitar los dedos del ángel de la puerta—estoy duchándome—

—Lo sé, estaba aquí cuando lo dijiste y seguía aquí cuando me cerraste la puerta en la cara—por unos segundos el gesto enfadado del humano se transformó en asombro pero de la misma forma que apareciera desapareció, se sujetó más firmemente la toalla atada en su cintura y miro desafiante al otro—explícame porque estas celoso de Adira—

— ¿Quién te dijo eso…? ¿Fue Dean, verdad? Yo no estoy celoso de esa mujer y si crees que yo… ¡mierda, Gabriel!—cansado de oírle el arcángel abrió la puerta de un tirón y se coló en el interior del baño. Sam retrocedió hasta el lavabo tratando de poner distancia entre ambos pero el cuarto no era lo que se dice grande así que tras dar cinco pasos, Gabriel lo tomo por la cadera y lo aprisiono contra su cuerpo—vamos, suéltame…no quiero hablar contigo—

—No hay problema, más que de palabras soy un hombre de acción —Sam quiso decir algo pero el ángel llevo una de sus manos hasta su barbilla y sujetándolo lo beso posesivamente, intentando transmitirle de alguna forma todo lo que sentía por él, Sam se debatió entre sus brazos intentando liberarse pero Gabriel no lo libero, sino que lo apretó más firmemente y lo llevo contra una de las paredes. El ángel era como un muro de concreto, no importaba cuanto lo intentara no podía huir de su agarre. Soltó su barbilla y tomo la mano con la que Sam estaba golpeándolo para que lo liberara y la sujeto sobre su cabeza mientras seguía moviendo su boca sobre la suya. Ese beso era posesivo, era violento y por alguna razón que analizaría más tarde le gusto, gimió en la boca de Gabriel antes de que este lo soltara. Al instante que lo dejo libre, Sam sintió que le habían arrebatado el calor, el rubio estaba mirándolo como si quisiera devorarlo.

—Aun no entiendo porque podrías estar celoso de Adira, así que me asegurare de hacerte saber que en este momento tu eres lo único que quiero—Gabriel se relamió los labios con la mirada fija en la toalla que a duras penas se mantenía en la cintura del otro—Sammy, ni siquiera podrías imaginar cuantos años tengo o todo lo que he visto a lo largo de mi vida, pero nunca nadie me ha hecho sentir tan perdido como solo logras hacerme sentir tú, no me gusta sentirme así pero por alguna razón que no conozco si tú eres quien me lo hace no me importa un carajo—

— ¿Debo suponer que esa es una declaración de algún tipo?—Sam sonrió, saber que le provocaba a Gabriel de esa forma le había hecho muy feliz, llevo su mano a la toalla y la soltó, aunque, para molestia del otro se aseguró que le cubriera la entrepierna— ¿sabes? Podrías haberlo hecho mejor—

—Eres muy cruel, Sammy, apiádate de este pobre ángel—Gabriel volvió a recorrer los escasos pasos que lo separaban del otro, se sentía afortunado de por fin tener un tiempo a solas con él, era una verdadera suerte que su hermano mayor hubiese dado al fin su visto bueno a la relación. Aun se le hacía un poco raro que Dean no estuviera tan molesto pero el cazador había cambiado después de ser padre, Mary era la responsable, tenía que asegurarse de hacerle un regalo a su sobrina—tu hermano fue a lavar su ropa y la de Mary, tenemos tiempo suficiente para divertirnos—

— ¿Dean no está? No quiero que mi sobrina pueda oírnos—rápidamente Sam se arregló la toalla, cubriéndose antes de alejarse del ángel que bufo—no te enojes, revisare que Mary este dormida y volveré ¿bien?—

—Como sea, solo asegúrate de quitarte esa horrible toalla—Sam rio mientras se acercaba a la puerta y la abría para asomarse. Gabriel recorrió con ojos ávidos la curva de su trasero, quería morder su piel y marcarlo como su propiedad. De repente la espalda del cazador se tensó y salió del baño, confundido por aquello lo siguió encontrando a su pareja mirando fijamente la cama en la que Dean había acostado a Mary— Sammy, ella está dormida, tu hermano dijo…—

—Ella no está… ¡Gabriel, ella no está!—exclamo Sam girándose para dirigirse al cuarto de baño, Gabriel clavo su mirada en la cama que hasta hacia poco ocupara su pequeña sobrina. La ira y el temor se mezclaron en su pecho, su sobrina había desaparecido bajo sus narices. Oyó la puerta del baño y al girarse se encontró con Sam completamente vestido.

— ¿No crees que Adira lo hiciera?—pregunto caminando hacia la puerta—si esa mujer le hizo algo yo te juro que…—

—Si ella se atrevió a hacerle algo, ni en el infierno podrá esconderse de mí—

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Mary despertó cuando la puerta del baño se cerró, se incorporó en la cama frotándose los ojos en un intento de alejar la somnolencia y mientras miraba a su alrededor se dio cuenta que estaba completamente sola. Al principio se sintió aterrada que su padre la hubiera vuelto a abandonar pero en cuanto vio su bolso sobre la otra cama supo que Dean había salido solamente así que hizo a un lado el cobertor que la cubría y salió de la cama. Aun llevaba puestas sus zapatillas rosas así que nada la detuvo cuando salió del cuarto para ir en busca de su papá o de su tío. El impala estaba estacionado a unos cuantos metros, así que allí se dirigió primero pero nada más dar unos pasos se dio cuenta que Dean no se encontraba allí, iba a regresar a la habitación cuando vio a un niño de su edad salir de uno de los cuartos llevando en sus manos un videojuego portátil, el chico camino hasta la calle y allí se sentó en la banqueta. Intrigada, Mary corrió hacia él y se quedó mirándolo hasta que el otro niño noto su presencia. El chiquillo media unos cuantos centímetros más que ella, tenía el cabello de color negro y vestía unos jeans desgastados y una playera de color verde oscuro.

— ¿Qué?—pregunto el niño bajando el juego— ¿Quién eres?—

—Soy Mary Winchester ¿y tú? ¿Qué es eso?—pregunto a su vez acercándose y sentándose a su lado para mirar mejor— ¿es un videojuego?—

—Yo soy Evan Hoffman ¿Jamás has visto uno? Eres rara—

—No soy rara, es solo que nunca había visto uno de cerca—la niña se inclinó y apretó uno de los botones ante el asombro del chico—no se ve muy divertido—

—Definitivamente eres rara, para que funcione tienes que encenderlo primero ¿ves?—encendió el aparato y cuando un conejo bailo en la pantalla Mary rio— ¿tu papá no te ha comprado uno?—

—Mi papá Castiel no sabe que son y mi papi Dean dice que son inútiles—Mary siguió atentamente al conejo que seguía bailando en la pantalla.

— ¿Tienes dos papás?—

—Sí, también están mis tíos Sam y mi tío Gabe—

—Wau… ¿sabes? mi mamá odia a mi papá porque su nuevo novio es hombre—Evan suspiro recordando las peleas que a veces oía en su casa—a mí no me importa, Robert es genial, el me enseño a jugar Warcraft—

— ¿Qué es eso?—Mary pregunto viendo ponerse de pie al otro chico— ¿A dónde vas?—

—Voy al parque que está en la otra calle ¿quieres venir?—

—Tengo que decirle a mi papá—Mary se volteo a ver si alguien se había dado cuenta que no estaba pero todo seguía igual—pero él no está—

—Entonces no le digas, volveremos rápido y nadie se va a dar cuenta que no estas—

La niña se mordió el pulgar al tiempo que pensaba si Evan tenía razón, normalmente su papá Castiel nunca estaba y Dean no parecía que regresara todavía, Mary nunca había tenido a alguien de su edad para jugar así que dejo de lado sus temores y siguió al chico por la calle. Después de caminar unos cinco minutos llegaron a un gran parque, no había demasiados árboles y el lugar estaba algo descuidado, Evan no dijo nada sobre eso así que Mary supuso que eso era lo normal y camino tras él hasta llegar a unos columpios que la niña se quedó mirando entre confundida y sorprendida

—Súbete, yo te empujo—Evan estaba comenzando a sospechar que los padres de la niña eran demasiado protectores y que la habían mantenido encerrada en su casa, el por su parte siempre había tenido demasiada libertad ya que sus padres trabajaban hasta tarde y después del divorcio su madre ya no era la misma—no te voy a tirar, mi papá dice que tengo que cuidar a las chicas—

—Bien, pero si me tiras le voy a decir a mi tío Sam—amenazo Mary sentándose y apretando firmemente la cadena del columpio.

Mary jamás había subido a un columpio en toda su vida pero en la televisión había visto cuanto se divertían los niños, quería probar todas esas cosas que veía que hacían los demás niños pero no se atrevía a decírselo a sus padres. Estaba realmente feliz de haber encontrado a un niño que quisiera ser su amigo, Evan parecía agradable pensó mientras notaba como el la empujaba para que el columpio empezara a moverse, al último momento recordó que debía levantar los pies y cuando lo hizo empezó a columpiarse. Una extraña sensación subió por su estómago haciéndola reír. Evan la empujo un rato más antes de ocupar el otro columpio y comenzar el mismo a mecerse a su lado.

Se columpiaron mucho tiempo y cuando Mary consiguió aprender a hacerlo por si misma empezaron a competir para ver quien llegaba más alto, así hubiesen seguido mucho más tiempo de no ser porque Evan se dio cuenta que el reloj de Ben 10 en su muñeca estaba marcando las tres de la tarde, sabía que su madre se molestaba mucho si él llegaba tarde a almorzar así que detuvo en seco el movimiento del columpio y se apresuró en bajar.

—Tenemos que irnos, mi mamá me dijo que si no llegaba a almorzar me iba a castigar—imitándolo Mary se detuvo y bajo del columpio.

Evan tenía razón, probablemente su papá y el tío Sam estarían enojados con ella, jamás había visto enfadado a alguno de sus padres pero no quería saberlo así que se apresuró en seguir al chico que ya estaba saliendo del parque, sin embargo, apenas salió del lugar choco con alguien que caminaba por la acera, por el impacto Mary retrocedió unos cuantos pasos y se quedó mirando al hombre frente a ella. Jamás había visto a alguien que tuviera alas como las de su padre Castiel, mientras lo veía con los ojos bien abiertos se dio cuenta que el hombre estaba viéndola igual o más asombrado que ella.

—N-Nephilim…—

Rochel casi no podía creer lo que estaba frente a sus ojos, la niña emitía por cada poro esa esencia que la identificaba como aquellas criaturas que Dios ordenara destruir hacia muchísimo tiempo, todos los ángeles tenían el deber de exterminarlas o dar el aviso para que Aziel y sus ángeles se encargaran. Llevo una mano a su espalda y tanteo la empuñadura de su espada, iba a sacarla cuando el niño que acompañaba a la niña se paró a su lado de forma casi protectora

—Vamos, Mary, nuestros papas deben estar buscándonos—era fácil adivinar que el chiquillo estaba asustado pero aun así se mantuvo a su lado— ¡vámonos!—

A pesar de lo mucho que le divertía ver al niño intentar defenderla sabía que no podía dejarlos hacer eso, mataría a la nephilim y luego le borraría la memoria al niño. No le gustaba demasiado esa idea pero no podía permitir que en el cielo creyeran que él le perdonaba la vida a la niña a causa del afecto que sentía por una humana, si no mataba a la chiquilla probablemente alguien más se enteraría de su existencia y le castigarían a él por no cumplir con su deber…estaba muy seguro que de no acabar con esa niña a quien exterminarían seria a él. Apretó firmemente la empuñadura y le pidió perdón mentalmente a la pequeña, sin embargo, se detuvo cuando una mano se cerró firmemente en su hombro, volteo y sus ojos se encontraron con los de alguien que creyó jamás volver a ver

—Gabriel…tu…—

—Rochel, te presento a mi sobrina, Mary—

 

Notas finales:

Continuara...


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