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La no tan normal vida del cazador por Allure

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Notas del capitulo:

Ni Supernatural o sus lindos personajes me pertenecen y bla,bla,bla....hahaha

Por fin sali del bloqueo que me causo mi ex trabajo...por favor, tenganme paciencia!!

Aziel sabía que algo estaba mal, no podía precisar que cosa con exactitud pero desde hacía algún tiempo tenía ese extraño y molesto pensamiento rondando su cabeza. Una de las desventajas de ser el, era que no podía compartir sus preocupaciones con nadie más, pues estaba completamente seguro que nadie podría entender cómo es que funcionaba su cabeza, él era brillante y esa era su maldición. Todos debían quemarse en su fulgor.

Se había permitido disfrutar del cuerpo de Dean Winchester por un corto tiempo, aunque el suficiente para hacerle desearle otra vez. No estaba seguro que era lo que ese primate sin pelo tenia para atraerle tanto pero esa sensación estaba metida dentro de él y si no la satisfacía dentro de poco alguien moriría y sorpresa, no sería el. Cuando descubrió que algo o alguien se había llevado a su juguete, podía haber asegurado que casi ardió de furia, sin embargo, eso no era apropiado para alguien tan perfecto como el, esos estallidos de ira estaban destinados para la casta más baja: los humanos.

—Señor ¿me llamaba?—Aziel salió de sus pensamientos para encontrarse con los ojos de su mano derecha: Lilia, un ángel con un recipiente femenino. El ángel cerró la puerta tras ella y camino hasta quedarse a unos cuantos pasos del escritorio frente al cual se encontraba Aziel.

— ¿Hay algo que le preocupe?—pregunto intentando no verse débil, sabia cuanto su jefe odiaba a quienes se veían así— ¿puedo ayudarle…?—

—No hay nada que me preocupe, Lilia, pero si hay algo que me molesta y es ver tu pobre desempeño en la tarea que recuerdo haberte pedido hace mucho—sin moverse de su lugar el ángel levanto su rostro y abrió la boca para decir algo, aunque la cerro algunos segundos después—bien, sabes bien cuanto odio que intenten justificar un error—

—Señor, aun no comprendo como ese “alguien” pudo haber pasado todas las protecciones que teníamos alrededor de Winchester. Ni siquiera Gabriel en persona podría  haber entrado sin que nosotros lo supiéramos—una de las desventajas del cargo que Lilia ostentaba era que debía poder cumplir cada una de las ordenes que Aziel le diera y sin fallar, lamentablemente la última orden que él le había dado estaba mostrando ser una de las más difíciles—descubrí que el humano regreso al lado de Castiel, al principio creí que él podría ser el responsable pero sus poderes no sobrepasan la media de los ángeles, ni siquiera un arcángel es inmune a los sellos—

—Estas diciéndome cosas que ya se y eso es algo bastante molesto. Hagamos algo, mi querida Lilia, te daré algo más de plazo para que cumplas con tu deber y si no has conseguido más resultados que los que ahora has mostrado, pues, digamos que ya no tendrás que preocuparte nunca más por ser una inútil—Aziel le sonrió al ángel que tras mirarle fijamente unos cuantos segundos hizo una pequeña reverencia para después desaparecer.

Lilia apareció en el departamento en el que Dean Winchester desapareciera. Volvió a mirar a su alrededor en un intento de descubrir algo fuera de lugar y que hubiera facilitado su huida, sin embargo, tal y como pasara muchas veces antes, todo estaba tal y como ella lo dejara. El ángel sabía que nadie podía igualarse a ella en lo que a sellos de protección se trataba pero aun así alguien había logrado pasar cada una de sus defensas hasta llegar al humano y llevárselo. Ella no toleraba el fracaso y que su jefe estuviera recordándoselo a cada segundo solo le hacía desear con más fuerza, si ya se podía, averiguar la identidad del sujeto y clavarle su propia espada en el corazón. Con un movimiento de su mano hizo explotar las ventanas y todos los muebles de la habitación se levantaron para ser expulsados contra las paredes, Lilia sabía que estaba comportándose de forma poco cerebral pero saber que su vida dependía de atrapar a un ser, que ella imaginaba, tendría poderosas habilidades era algo que estaba lentamente carcomiendo su preciado autocontrol.

—Te ves terrible, querida—por si no fuera poco reconoció al instante aquella presencia, alejo la mano de la empuñadura de su espada y volteo a mirar a la bruja parada a unos cuantos pasos de ella—debo suponer que tu jefe debe haberte pedido algo imposible ¿no?—

— ¿A que debo tu visita, criatura?—Adira estaba de pie entre todo el desastre en el que la habitación se convirtiera. No podía negar que deseaba matar a esa aberración pero aun su jefe parecía necesitarla así que debía aguardar a que la nephilim cometiera una estupidez—no eres bienvenida aquí, si no quieres que te convierta en polvo…—

—Por favor, no nos pongamos violentas, además, mi única idea al venir aquí fue darte una mano con ese problema que te traes entre manos—la bruja se acercó unos cuantos pasos y le sonrió al ángel—un pajarito me dijo que Dean Winchester desapareció bajo tus propias narices y si no conozco mal a tu jefe no debe estar demasiado feliz con eso—

—Eso no es de tu incumbencia, vete ahora no me obligues a enseñarte a respetar tu lugar—

—Pero…Lilia, yo solo vine para darte una mano, quiero que seamos amigas—pese al gesto de pena que Adira le mostro a la otra, fue más que obvio que la criatura estaba allí para obtener algo a cambio de su mala situación—estoy segura que Aziel debe haberte amenazado y me siento en la obligación de venir aquí para guiarte en el camino correcto—

—No puedes engañarme, vete de aquí no necesito nada de ti. Se bien que la única razón para que estés aquí es para sacar provecho de mi situación, no hay nada bueno o noble en ti, eres solo un monstruo que pudo alargar su tiempo de vida devorando a sus propios hermanos—esta vez Lilia si desenvaino su espada y apunto con ella a la bruja que sin borrar la sonrisa de su rostro examino atentamente el arma en su mano—tienes exactamente cinco segundos para salir de mi presencia antes que te rebane el cuello, así que desaparece de una vez—

—Está bien, se cuándo no soy bienvenida en un lugar pero de todas maneras me gustaría que supieras que tienes a tu disposición mi hombro—agitando la mano a modo de despedida, Adira desapareció de la habitación.

Lilia se quedó un buen rato mirando el lugar en el que estuviera parada la bruja, sabía que había sido correcto no confiar en ella. La nephilim había sobrevivido tanto tiempo por una razón y esa era aprovecharse de las debilidades de los demás, Adira probablemente la hubiera engañado para obtener algo de ella. Descubriría a quien estaba tras la desaparición de Winchester aunque fuese lo último que hiciera en su vida.

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Nada más regresar al motel en donde dejara durmiendo a su pequeña hija, Dean se dio cuenta que estaba pasando algo fuera de lo común. Al abrir la puerta de la habitación sus ojos se encontraron con los de un desconocido que se encontraba sentado en una de las sillas que se hallaban en el cuarto. Por su lado, Sam y Gabriel se encontraban al otro lado del cuarto, el humano estaba sentado en la orilla de la cama, con Mary sentada en sus piernas. Gabriel de pie a su lado no despegaba los ojos del tipo.

— ¿Qué sucede aquí? ¿Quién es este sujeto?—pregunto Dean al tiempo que cerraba la puerta tras él y caminaba hacia la cama en la que se encontraban su hermano y su hija— ¿estás bien, Mary?—

—Mary está bien Dean, aunque quizás quieras hablar con ella sobre el tema de salir sin decir nada—la voz pausada de Sam hizo que un escalofrió recorriera su espalda, miro a su hija que mantenía la cabeza gacha—él es Rochel, es un ángel—

—Bien, ahora que ya nos conocemos todos, me gustaría saber porque hay un pu…digo, un ángel aquí. Mi paciencia solo resiste a dos de ustedes, ya es suficiente con los que no puedo sacarme de encima…nena, ven aquí—Mary se atrevió a levantar la mirada, Dean se agacho frente a ella y abrió los brazos—vamos, Mary, estoy seguro que lo que sea que haya pasado no es tan grave como tu tío lo hace ver—

—Papi…yo…—rápidamente la niña abandono el regazo de Sam para lanzarse a los brazos de Dean quien beso su frente antes de ponerse de pie, levantando a la niña en sus brazos—el tío Sam y el tío Gabe me regañaron—

— ¿Así? Pues me gustaría saber porque tus tíos hicieron tal cosa—mientras hablaba el cazador les clavo a los aludidos una mirada ceñuda—bien, estoy esperando—

—Descuidamos a la princesa unos segundos y cuando salimos del baño, no había ni pista de ella. Nos preocupamos y salimos a buscarla pensando que “ya sabes quién” se la había llevado—Dean estuvo muy seguro que oyó gemir a su hija en su cuello, suspiro sabiendo que tendría que hacer lo único que odiaba más de ser padre: regañar. —la encontré jugando con un chiquillo en un parque…allí también estaba Rochel—

—Ya veo… ¿se encargan ustedes de él?—la mirada que Dean le dio a Sam le hizo entender que su hermano ya había comprendido lo sucedido y asintió en silencio mientras lo veía salir del cuarto.

— ¿Qué quiere decir con eso de que se encargaran de mí?—Rochel se puso de pie, su mirada saltaba entre el humano y el arcángel presente—yo no le hice nada a la niña, tampoco sabía que fuera tu sobrina Gabriel y…por favor ¿Cómo sabría yo eso?—

—Pues, en eso tienes razón…Sammy, quizás debamos dejar ir a Rochel, no es igual que los sujetos que están en el cielo—Gabriel tomo asiento al lado del cazador que se quedó mirándolo con la boca abierta—no me mires así, a todos los ángeles nos dieron el memorándum de “asesina al nephilim, pregunta después”—

—Primero que nada, Gabriel, este sujeto estuvo a punto de asesinar a nuestra sobrina y por si no fuera poco aún no sabemos que es lo que hace aquí. Quizás no comprenda del todo las acciones de los ángeles pero la verdad, dudo que este aquí sin una razón coherente—

—Vaya…eso ni siquiera se me había pasado por la cabeza, por eso tu eres el cerebro de esta relación—rápidamente Gabriel se inclinó y le planto un beso en la mejilla a Sam quien atónito lo vio volver a ponerse de pie y caminar hacia el otro ángel—ya escuchaste a mi alce, será mejor que nos cuentes todo—

— ¿Qué? Espera un segundo… ¡¿ustedes son pareja?!—

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Dean cerró la puerta con el pie, al tiempo que sujetaba mejor a la niña en sus brazos se dirigió hacia el auto estacionado frente al cuarto y tras cerciorarse que el capo no estaba demasiado caliente, sentó allí a la niña. Mary se quedó mirándolo unos cuantos  segundos antes de hacer un puchero.

—Bien, jovencita ¿algo que quieras decirme?—Dean agradeció mentalmente que Sam no estuviera con él, menuda forma de hablarle a su hija, se sentía como una tonta película familiar, quizás fuera la casi inexistente crianza por parte de John pero sentía que a pesar de todo lo que hiciera por su hija, ella merecía algo mejor—hasta donde recuerdo tú estabas dormida cuando Salí…Mary, no quiero que nada malo pueda pasarte, tu eres mi nena y sin ti yo me muero—

—Lo siento, papi…es que Evan dijo que nosotros…—

— ¿Quién es Evan?—

—Un niño que conocí, me mostro su videojuego y es genial ¿papi me compras uno?—Dean se sentía un tanto desconcertado, no por las palabras de Mary, sino por lo enfadado que se sintió cuando su niñita le conto que había conocido a un chico que ella pensaba que era genial—después él dijo que se iba a ir al parque y me invito—

—¿Entonces fuiste con un completo desconocido a un parque y sin avisarle o pedirle permiso a tu tío?—el rostro de la niña palideció y una pequeñas lagrimas amenazaron por caer por sus mejillas, en esos momento Dean hubiera preferido tener una pelea sin armas con un vampiro antes que ver llorar a su hijita—demonios…Mary, no llores, lo único que quiero es que comprendas lo peligroso que es el mundo…Cass y yo solo queremos cuidarte, también tus tíos lo quieren ¿lo comprendes?—

—Sí, papi…es que yo…Evan dijo…—la niña comenzó a sollozar, varias lagrimas surcaban su rostro y empapaban su ropa. Dean deseo volver al infierno, ser padre no era nada fácil y ver llorar a su pequeña era la cosa más difícil que había enfrentado en toda su vida. Miro a su alrededor para enterarse si alguien se había dado cuenta de su “problema familiar” pero el estacionamiento estaba completamente vacío, respiro profundamente intentando tranquilizarse el mismo antes de rodear con sus brazos a Mary y apretarla contra su pecho. Mientras susurraba palabras tranquilizantes en su oído acaricio su cabeza y froto su espalda intentando calmarla—papi…lo siento…no te enojes conmigo…no te vayas—

—Mary, no voy a irme ¿Por qué crees eso?—volvió a acariciar su espalda y se separó de ella para mirarla a los ojos, sus hermosos ojos de color verde y azul estaban algo rojos—eres una de las personas más importantes para mí en todo el jodido universo, te amo más que a mi propia vida—

—Y-Yo también…también te amo, papi—la niña hipo mientras rodeaba su cuello con sus brazos, conmovido el volvió a acercársele para besarla en la frente—nunca más saldré sin decirle al tío Sam—

—Eso es lo que quería oír, preciosa, ahora deja de llorar y vayamos a comprar algo para comer ¿bien?—Dean busco un pañuelo en su bolsillo y seco el rostro de la niña para después limpiarle la nariz—comeremos lo que tú quieras—

—Quiero comer una hamburguesa con queso—Dean rio feliz al ver una sonrisa aparecer en el rostro de Mary—papi, quiero que  papá coma con nosotros—

—Tu papá no está, cariño—Dean ayudo a Mary a bajar de la cajuela del auto y se quedó mirándola—aunque me gustaría saber dónde está en este momento—

— ¿El está trabajando?—la niña sujeto su mano mientras Dean la llevaba al asiento trasero del auto y la ayudaba a ponerse el cinturón de seguridad—papá es un ángel ¿verdad?—

—Es lo que él dice—murmuro Dean cerrando la puerta y rodeando la puerta para ponerse detrás del volante—la verdad no tengo idea donde pueda estar y la verdad solo viene cuando quiere—

—Oh…quizás esta muy ocupado—el cazador observo a través del espejo retrovisor como la sonrisa desapareciera en el rostro de la niña, la verdad es que no le gustaba tener que pedirle ayuda al ángel, eso era algo a lo que recurría solo en casos extremos pero ver triste a su pequeña era un caso extremo, así que dejando de lado todas sus defensas, oro mentalmente para que Castiel acudiera a su llamado, sin embargo, pasados unos cuantos segundos el ángel aun no hacia acto de presencia.

—Vamos a almorzar, Mary, quizás tu papá esta…—Dean iba a decirle a la niña alguna excusa para no romper su ilusión cuando repentinamente Castiel se materializo a su lado, en el asiento que Sam normalmente ocupaba—maldita sea…Cass—

—¿Para qué me llamabas, Dean?—el ángel se giró un poco para mirar a su hija que sonreía de oreja a oreja—lamento no haber respondido de inmediato, estaba buscando algo para Mary—

—¿Para mi…que me trajiste, papá?—Mary despego la espalda del asiento en un intento de ver mejor a su padre, quien metiendo la mano en el bolsillo interior de su gabardina saco un paquete envuelto en papel de regalo que le extendió a la niña quien lo abrió en menos de un segundo—¿Qué es esto?—

—Es un libro de cuentos, leí en una página de internet para padres que es bueno que nosotros estimulemos su gusto por la lectura— Dean lo observo con una ceja alzada unos cuantos segundos e iba a decir algo cuando la risa de su hija lo interrumpió, se giró hacia el asiento trasero y contemplo la casi palpable felicidad en el rostro de Mary, quien sostenía el libro fuertemente contra su pecho. Si Dean tenía alguna queja se aseguró de dejarla completamente de lado, metió la llave en el contacto y encendió el motor. —es importante que ella aprenda a leer ahora y que nosotros lo hagamos con ella—

—Está bien pero tú le leerás primero esta noche—con una sonrisa en su rostro Dean condujo el automóvil por una de las calles principales hasta que sus ojos se toparon con un gran cartel al lado del camino, que anunciaba un restaurante de comida rápida y que por si no fuera poco contaba con una sección infantil con juegos infantiles. Hizo girar el volante y se estaciono en un lugar cerca de la puerta. Se quitó el cinturón y bajo del automóvil cerrando la puerta tras él, antes de dirigirse al asiento trasero para ayudar a Mary, quien apenas se vio liberada del cinturón corrió hacia la entrada del restaurante. Dean camino tras ella riéndose al verla correr hacia el sector donde se encontraban las mesas y desde el cual se vislumbraba la zona de niños, Mary miraba todo con los ojos muy abiertos.

—Primero que nada, preciosa, vamos a comer algo y después puedes ir a jugar ¿bien?—

Se acercó a ella cogiéndola de la mano y llevándola con el hasta el mesón, en donde un chico con un problema de acné tomo su orden. Ambos ordenaron una hamburguesa gigante, papas fritas y una malteada, Mary apenas le dio tres mordidas a su hamburguesa antes de rogarle que la dejara ir al tobogán que terminaba en una piscina llena de pelotitas de colores. Dean se quedó sentado mirándola deslizarse una y otra vez por el bendito tobogán, riendo y dando grititos de felicidad cuando caía entre las pelotas. Mientras la veía correr para volver a subir, Dean se encontró recordando todo lo que habían tenido que pasar antes de llegar a ese momento: la cacería, la perdida de sus padres, su estancia en el infierno, conocer a Castiel...el haber cruzado su camino con el ángel marcaba un importante hito en su vida, a pesar que a veces podía exasperarlo el cazador sabía que nunca podría odiarlo, a pesar de su masculino exterior cada vez que Castiel pronunciaba su nombre Dean literalmente se derretía, amaba a su ángel y no solo porque lo hubiese rescatado del infierno, sino porque también gracias a el había conocido la felicidad de ser padre.

Volvió a mirar hacia el tobogán y vio a Mary muy quieta mirando a un grupo de niños que jugaban juntos con una pelota cerca de la piscina de pelotitas. Sus ojos pudieron verla hacer un pequeño puchero antes de volver a deslizarse, su pequeña hija se sentía sola, bien lo sabía el, pero mientras crecía él tuvo a Sam, Mary no tenía a nadie de su edad.

— ¿Te molesta algo, Dean?—quizás fuese que ya estaba acostumbrándose que el ángel apareciera de la nada, pero cuando oyó la profunda voz de Castiel no se sobresaltó para nada— ¿En dónde está Mary?—

—Esta allá, Cass—el ángel miro en la misma dirección que él y vio a la niña caminar hacia el grupo de niños que seguía jugando y tras intercambiar algunas palabras con los chiquillos, Mary comenzó a jugar con ellos — ¿sabes? Estoy seguro que ella me odiara algún día—

— ¿Por qué dices eso? Mary te ama—

—Ella va a crecer como Sam y yo, tendrá que cambiarse constantemente de escuela, vivirá en moteles baratos y va a tener que aprender a defenderse de todas las criaturas que nosotros cazamos—Castiel observo fijamente el perfil del cazador, notando la sombra que crecía en sus ojos y la forma en que arrugaba el entrecejo—no puedo darle la vida que ella se merece, no importa lo mucho que lo intente—

Castiel guardo silencio mientras buscaba las palabras para tranquilizar a Dean, no quería verle tan triste, deseaba hacerle saber que no importaba lo que sucediera pues él estaría a su lado, sin embargo, el celular del ojiverde empezó a sonar interrumpiendo cualquier intento de su parte por animar al cazador. Dean contesto la llamada y pasados unos segundos su expresión de tristeza se transformó en completa seriedad.

—Debemos irnos, trae a Mary—Castiel asintió en silencio e iba levantarse cuando Dean volvió a hablar—Sam recibió una llamada de Adira…la perra está esperándonos—

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Adira colgó el teléfono antes de levantarse del sofá en el que había estado sentada. Atravesó la sala en dirección al comedor, la mesa ya estaba elegantemente dispuesta para recibir a varios invitados, varias velas iluminaban la mesa cubierta por un mantel blanco. Se detuvo unos segundos para arreglar algunas servilletas y luego siguió su camino en dirección a la puerta que se hallaba al fondo de la habitación.

—Christian, ven aquí—exclamo y al instante el hombre vestido con un traje se apareció al lado de la puerta, Adira se detuvo frente a él sonriendo—es esencial que todo esté listo para recibir a nuestros invitados ¿está listo ya el platillo principal?—

—Aun no, mi señora, pero lo estará dentro de poco—con una reverencia Christian abrió la puerta, revelando un gran cuarto de paredes de concreto, en el centro, rodeado por un circulo de fuego se hallaba un hombre que miraba a las dos criaturas con visible odio—si usted lo desea puedo avivar el fuego un poco más—

—No será necesario, estoy segura que ellos prefieren la carne a punto—la bruja se aproximó algunos pasos al ángel— ¿Qué opinas tú, Nathan?—

—Cuando salga de aquí me asegurare que el señor Aziel se entere de lo que has hecho maldita—Adira rio ante la ira del ángel que intento acercarse a ella, sin embargo, nada más tocar el fuego grito de dolor—c-cuando él sepa…te atravesara el corazón con su espada—

—Lo sé perfectamente, cariño, de hecho eso es parte del plan—

 

Notas finales:

Continuara...


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