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La no tan normal vida del cazador por Allure

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Notas del capitulo:

Ni Supernatural o sus personajes me pertenecen y...eso.

Si me dieran una moneda por cada vez que me disculpo...en fin, lamento actualizar tan tarde, pero estoy pasando por un bello y sensual bloqueo hahaha

Andrea miro por doceava vez el reloj de la sala, solo para darse cuenta que desde la última vez que lo mirara solo habían pasado dos minutos. Si no le preocupara tanto la linda manicura que le habían hecho en el salón de belleza, hacia bastante rato ya que se hubiese estado mordiendo las uñas, ya habían pasado quince minutos después de las ocho y Peter aun no daba señales de vida. Estaba muy segura que le había dicho que estaban invitados a la cena que su vecina: la señora Ellen Johnson, era exactamente a las ocho y ni siquiera le había llamado para decirle que estaba retrasado o que no vendría. Cuando iba a mirar el reloj otra vez oyó algunos golpes en la puerta, su primer pensamiento fue que por fin Peter había llegado y aliviada corrió a abrir la puerta, aunque de la alegría paso a la decepción al darse cuenta que quien se hallaba en la puerta no era el abogado, sino su vecina Ellen.

— ¿Qué sucede, cariño? No te ves muy bien—pregunto la mujer observándola algo preocupada—no te habrás enfermado ¿verdad?—

—Lo siento, señora Johnson, es solo que…—

—Por favor, solo dime Ellen o vas a hacerme recordar cuantos años tengo—rio la mujer, rápidamente Andrea compuso una sonrisa, después de todo no era culpa de la mujer que Peter la dejara plantada—vine porque ya me estaba preocupando que no fueras a venir a nuestra cena, el señor Johnson ya está trepando las paredes de hambre—

—Lamento eso, señora…digo, Ellen, lo lamento tanto pero es que Peter aun no llega—Andrea podría casi asegurar que por una milésima de segundo vio una maléfica sonrisa en su rostro, aunque como eso era del todo imposible desecho aquel pensamiento—no me ha llamado, ni siquiera contesta su celular—

—Estoy segura que ya llegara, quizás está metido en el tráfico—la mujer le obsequio una sonrisa al tiempo que alisaba una arruga en su vestido de color rosa—te ves preciosa, no vamos a obtener nada si lo esperamos aquí, vamos a mi casa y nos beberemos unos tragos ¿sí?—

Andrea volvió a mirar el reloj antes de mirar fijamente a la mujer parada en el porche de su casa, quizás no sería tan mala idea ir y beber algo mientras esperaba noticias de parte de Peter, quizás Ellen tenía razón con lo del atochamiento y el pobre hombre solo estaba llegando tarde por eso. Le ofreció una sonrisa y fue en búsqueda de su bolso que se hallaba en el sofá, cerró la puerta y tras asegurarse que llevaba su celular cerro con llave y siguió a la mujer a la casa del lado. Andrea nunca había puesto un pie en la casa de su vecina, a pesar que está siempre la invitaba a tomar él te, siempre tenía algo más que hacer y declinaba sus ofrecimientos.

—Quizás mi marido haya salido a comprar algo—murmuro la mujer al entrar en la casa y notar que esta estaba vacía—mi esposo es ese tipo de personas que comen sin tener hambre, es una suerte que no parezca una morsa—

—Tu casa es muy linda, Ellen—murmuro Andrea siguiendo a la mujer al interior de la casa—no sé con qué estilo definirla pero es agradable—

—Solo llamémosle el estilo de alguien sin estilo—rio la mujer mientras le señalaba un sofá de color blanco—no es mucho, pero es exactamente lo que necesito, ahora si me perdonas iré a la cocina a buscar algo de beber. Mientras regreso deberías intentar llamar a tu amigo—

—S-Sí, claro—Andrea puso el bolso sobre sus rodillas y busco su teléfono—espero que esta vez Peter coja el celular—

Después de ver a la mujer sacar el celular Ellen se dirigió a la cocina, cerró la puerta tras ella y camino hacia uno de los estantes en los que se encontraban las copas, cogió dos y las puso sobre la pequeña mesa de la cocina, luego se encamino al refrigerador para sacar una botella llena de líquido verde con el que lleno ambas copas para luego sacar un pequeño sobre de color rojo, el papel del que estaba hecho tenía varios dibujos que brillaron brevemente cuando la criatura derramo su contenido en una de las copas. El color verde de la bebida se transformó en negro unos cuantos segundos y regreso a su color original después que la mujer pronunciara algunas palabras en un idioma desconocido, tras eso cogió las copas y regreso con ellas a la sala.

—Peter aun no responde mis llamadas—dijo Andrea con los ojos algo húmedos—quizás no vaya a venir—

—Estoy segura que lo hará, querida—le extendió la copa que la mujer miro con cierto recelo—ya sabes cómo puede llegar a ser el tráfico a veces—

—Pero… ¿y si le ha sucedido algo? Lo siento muchísimo, Ellen, pero ya no soporto la espera—ante el asombro de su vecina, Andrea se puso de pie y dejo su copa intacta en la mesita que se encontraba frente a ellas—soy una pésima compañía cuando estoy así de nerviosa, lo mejor será que regrese a casa—

—Vamos, Andrea, siéntate y bebe un poco para calmarte—Ellen tomo asiento y le dio un largo trago a su propia copa—no me obligues a ser una bruja contigo—

— ¿Eh? ¿Por qué dice eso, señora Johnson?—sin saber porque exactamente Andrea sintió un escalofrió recorrerle la espalda, de alguna manera su vecina ahora se veía algo aterradora de una forma que no podía comprender, incluso olvido que esta antes le había pedido que la llamara por su nombre de pila—¿está jugándome alguna especie de broma?—

—Lo lamento, no me gustan las bromas de este tipo, volveré a repetírtelo querida: siéntate—Ellen cruzo sus piernas y volvió a beber de su copa—esperaremos aquí a que llegue Peter—

—No hare tal cosa, usted está actuando muy raro, volveré a mi casa y si usted vuelve a acercárseme yo…—

— ¿Qué harás, Andrea? No eres más que una tonta, a decir verdad ya me estaba cansando de este jueguito—sus ojos siguieron la mujer que estaba retrocediendo hacia la puerta delantera al tiempo que sacaba el celular de su bolso— ¿Qué harás? No me digas que vas a llamar a la policía o algo así—

—Es exactamente lo que voy a hacer si vuelve a acercarse a mí—

Rodando los ojos Ellen se puso de pie y lanzo su copa al otro lado del cuarto. Andrea soltó un gritito de terror al verla hacer eso y sin esperar un segundo más corrió hacia la puerta, sin embargo, cuando su mano estaba a punto de cerrarse en la perilla esta desapareció frente a sus ojos. Atónita, la mujer se volteo y miro aterrorizada a la rolliza mujer que no se había movido del lugar en el que estaba.

—Supongo que podrás haberte dado cuenta que no estás en una situación normal, mi pequeña Andrea, así que seré buena contigo y volveré a pedirte amablemente que regreses al sillón y te pongas cómoda—sin moverse de su lugar frente a la puerta, la mujer se quedó mirando a la otra con evidente terror—está bien, me obligas a hacer algo que no…demonios ¿a quién quiero engañar? Me gusta ser mala—

Una sonrisa se dibujó en el rostro de la mujer antes de levantar su mano y chasquear sus dedos, tres segundos más tarde Andrea sintió como unas manos invisibles la levantaban por la cintura y la llevaban al sofá en el que estuviera sentada antes, nada más apoyar la espalda en el respaldo las manos la dejaron libre. Aferrándose a su bolso, Andrea, vio a Ellen pararse al lado de la mesita en la cual la joven había dejado la copa antes de intentar regresar inútilmente a su casa, se inclinó y la cogió para extendérsela otra vez a la asustada mujer.

—Es la primera vez que soy tan amable con una de mis presas, así que deberías ser un poco más agradecida—Andrea retrocedió todo lo que pudo en el sillón en un intento de alejarse del alcance de la otra mujer—veo que no quieres cooperar, me obligas a convertirme en la bruja que soy—

El primer cambio notable fue que el cuerpo antes más ancho de Ellen se estilizo y su rostro surcado por algunas arrugas se convirtió en el de una joven de aproximados veintiséis años, llevaba puesto un vestido que le recordó vagamente a una túnica griega. Andrea no creía que aquello estuviese pasándole a ella, esperaba que en cualquier momento la puerta se abriera y aparecería un guapo y conocido conductor de televisión para decirle que mirara a la cámara. La mujer frente a ella no le recordaba en nada a la que conociera hacía varios días y que siempre tenía una palabra amable para ella se había transformado frente a sus ojos en una hermosa mujer, aunque el bello exterior no lograba enmascarar la horrible sensación que estaba apoderándose de ella, de alguna forma que no alcanzaba a comprender Andrea sabía que estaba en grave peligro.

—Quizás deba presentarme de nuevo ¿no te parece?—la criatura sonrió, enseñándole una perfecta hilera de dientes blancos que solo logro hacerla temblar aún más—mi nombre es Adira y de verdad necesito que bebas esto, Andrea—

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Si había sido difícil para Rochel entender que Gabriel tenía una pareja humana, el hecho que esa pareja fuera un hombre logro confundirlo mucho más. No era un hecho desconocido para los ángeles que dos hombres pudiesen sentirse atraídos el uno por el otro, sin embargo, eso se lo dejaban a los imperfectos humanos, pero ahí estaba el poderoso y famoso arcángel que anunciara el nacimiento del mesías, el que acabara casi por si solo con la raza nephilim y que era considerado como uno de los ángeles más cercanos a Dios…rogándole a un simple ser humano que se sentara sobre sus rodillas. Desde que el mayor de los Winchester saliera cargando a la pequeña nephilim, Rochel había sido obligado a permanecer en ese cuarto de motel mientras Gabriel y el humano de nombre Sam le hacían varias preguntas que ellos consideraron importantes, al principio se había negado terminantemente a hablarles sobre su relación con Andrea pero cuando ellos le hablaron sobre la persecución de Aziel y su pacto con Adira para cazar ángeles, se dio cuenta que ellos estaban pasando por el mismo sufrimiento que el sentía por no poder revelar sus verdaderos sentimientos hacia Andrea. Aunque el hecho que la pequeña nephilim fuese la hija de Dean y otro ángel que él personalmente no conocía era lo que más le asombraba, aun se sentía conmocionado por la forma en que el ángel estaba atrapando a sus propios hermanos, si bien sabía que Aziel estaba más que dispuesto a hacer lo que fuera por ganar poder y gloria ni siquiera había pasado por su cabeza que estuviera aliado con uno de los seres que el precisamente debía eliminar.

—Entonces ¿no hay nada que podamos hacer? Estoy seguro que si en el cielo se enteraran de lo que Aziel está haciendo quizás hagan algo—Gabriel soltó la cintura de Sam y volteo a ver a Rochel—no quiero que él se entere de la existencia de Andrea—

—Dudo que algo así pueda ser de utilidad, no somos precisamente bien vistos en el cielo y el idiota de Aziel tiene más credibilidad que nosotros—por mucho que eso no le gustara, Rochel debía admitir que el otro ángel tenía razón—además, si involucramos al cielo en esto descubrirán la existencia de Mary, vendrán por ella y la asesinaran—

—No dejare que algo malo le suceda a nuestra sobrina, Rochel, así que voy a confiar en que puedes guardar nuestro secreto—esta vez fue el humano el que hablo, en cualquier otra ocasión el ángel no hubiese tomado en serio la amenaza de un humano pero sabía que los Winchester eran una fuerza a temer, en especial este que traía a Gabriel casi como a su mascota—además, tú también estas metido en esto…Aziel ira tras de ti—

—Lo sé y no me importa, mi única preocupación es Andrea—el ángel se levantó de la silla en la que Dean lo había visto y camino hacia la ventana—no se preocupen por mí, mis labios están sellados—

—Me alegra saberlo, no tendré que asesinarte ¿verdad?—Gabriel le ofreció una sonrisa al otro ángel que se quedó mirándolo con una ceja alzada—no me mires así, tengo una linda sobrinita a la que debo enseñarle demasiadas bromas—

—No te preocupes, ahora si me lo permiten debo marcharme para vigilar a Andrea—

—Cuídate, Rochel, si Adira o Aziel llegan a enterarse que tienes una relación con una humana, ellos irán tras de ti también—Sam también se puso de pie y camino hacia el ángel que se quedó estático viéndolo avanzar—volveré a pedirte que mantengas en secreto la existencia de mi sobrina—

—Puedes confiar en mi palabra, Sam Winchester—

Sin agregar nada más el ángel desapareció de la habitación del motel dejando solos a Gabriel y a Sam. El arcángel recorrió los escasos pasos que los separaban y abrazo a Sam por la cintura, pegando su pecho a la espalda del cazador. Era en esos momento que el ángel hubiese deseado tener un cuerpo distinto, uno más grande, sabía que podía hacerlo cuando quisiera pero Sam le había obligado a prometerle que jamás haría tal cosa, por alguna razón que el ángel no alcanzaba a comprender su Sammy amaba su actual apariencia ¿y quién era el para negarle algo a su alce?

— ¿Estás seguro que está bien que lo hayamos dejado ir?—susurro Sam acariciando las manos en su cintura—no parece alguien que vaya a traicionarnos pero si Mary está involucrada no quiero ni siquiera pensar que…—

—Deja de preocuparte tanto, ella nos tiene a nosotros, no dejare que nada ni nadie pueda dañarla, te lo prometo—beso su hombro antes de alejarse de él y regresar a la cama en donde se sentó en la orilla de esta—ahora ¿Por qué no vienes a sentarte en las rodillas del arcángel y pides un deseo?—

—Creo haberte dicho que no haría tal cosa, no cumpliré tus extrañas fantasías—rio el pelilargo girándose para mirarlo mejor—me haces sentir como un niño, eres espeluznante—

—Lo dices como si fuera un pervertido, además, déjame recordarte que soy muchísimo mayor que tú, así que ante mis ojos no eres más que un niño—con otra traviesa sonrisa el ángel palmeo su rodilla—ven aquí, no me obligues a ser malo contigo—

— ¿Si? ¿Qué me harás exactamente?—pregunto Sam cruzándose de brazos, Gabriel por su parte se acomodó mejor en la cama y recorrió con la mirada el cuerpo del cazador—creo que Dean y Mary se tardaran en volver, además, tu amiguita nos citó a las ocho, supongo que tenemos algo de tiempo para jugar—

—No quiero quitarle la emoción al asunto, ven aquí y descúbrelo—Sam bajo sus brazos y empezó a caminar hacia el arcángel, sin embargo, en el justo momento que iba a sentarse en las rodillas de Gabriel su celular comenzó a timbrar, Sam se levantó de un salto y saco el celular de su bolsillo trasero al tiempo que ignoraba las quejas de Gabriel.

—Sé que les envié una bonita invitación, pero me gustaría que supieran que es de muy mala educación llegar tarde a la cena que ha preparado una linda mujer—la respiración de Sam se detuvo al reconocer la voz de la bruja—me gustaría que trajeran también a Mary—

—Adira…no haremos tal cosa, deja a mi sobrina fuera de esto—gruño Sam llamando la atención de Gabriel que se puso de pie inmediatamente para acercarse a el—creo que hemos sido demasiado amables contigo al dejarte con vida y luego respetar tu estúpida invitación—

—Vaya…alguien se oye frustrado, deberías pedirle a Gabriel que te lleve a la cama o algo, por experiencia personal sé que es muy bueno en eso—la ira de Sam alcanzo un nuevo nivel al oírle hablar a la bruja de Gabriel—solo llamaba para recordarles que estaré esperándolos a las ocho…y no se les ocurra aparecerse antes o tendré que invitar a mi buen amigo Aziel, estoy segura que estará muy feliz de reencontrarse con tu hermanito—

—No te tenemos miedo, Adira, haz lo que creas conveniente pero te aseguro que te arrepentirás de esto—oír a la bruja nombrar al ángel que secuestrara a su hermano su corazón se saltó un latido, lucho contra el deseo que sentía el lanzar el celular al otro lado de la habitación y respirando profundamente intento recuperar la calma—iremos por ti y me asegurare que jamás puedas volver a dañar a nadie—

—Esa es una amenaza que me han hecho antes, Sammy, pero no te preocupes, no soy tan rencorosa. Solo llamaba para recordarles nuestra cena, estaré esperándoles para hablar de un tema que estoy segura les interesara tanto a ustedes como a mí. No se preocupen, no hare nada para lastimarlos a ti o a tu hermanito. Adiós Sam—

Gabriel no había alcanzado a oír la conversación que Adira y Sam tuvieran pero podía imaginar que la bruja le dijera al humano algo relacionado con él, cada minuto de su vida tras darse cuenta que Adira se aliara con Aziel se arrepentía de haber dejado con vida a la nephilim, si aún no la mataba era porque tenía la esperanza que la mujer cambiara. Jamás se lo diría a Sam pues era obvio que él se enfadaría con él y no podía permitirse vivir sin el único ser que le hacía sentirse completo, lo único que sentía por Adira era cariño.

Sam intento controlar la ira que se apoderara de el al oír el nombre de su ángel en los labios de Adira, odiaba a la bruja con cada célula de su cuerpo, a veces sentía miedo que Gabriel no hubiese eliminado a la mujer porque aun la quisiera, no quería pensar en ello pero cada vez que recordaba todas las ocasiones en las que Gabe hubiese podido encargarse de ella simplemente no podía evitar pensar que aún quedaba algo entre ellos. Guardo el celular y se volteo para encontrarse con la preocupada mirada del otro, el arcángel recorrió la distancia que los separaba y abrazo a Sam por la cintura en un intento de hacerle saber que estaba ahí para él.

—Gabe, estoy seguro que esa mujer nos tendera una emboscada o algo—murmuro Sam mientras apoyaba su cabeza en el hombro del otro—no quiero volver a ver a Mary en peligro pero también sospecho que si no hacemos nada ella pueda vengarse de alguna forma—

—Es muy probable, Aziel debe estar muy cabreado después que el rubito pudiera huir de su lado, si no ha hecho nada es probable que este confundido por la forma en que Mary rescato a Dean…Sammy, nuestra sobrina es diferente a cualquier nephilim con el que me hubiese topado antes—noto como el menor enterraba un poco el rostro en su cuello, Sam hacia eso cada vez que estaba preocupado por algo—Adira es la responsable de que ella naciera, quizás sea la única persona que nos diga que está pasando con la princesa—

—Prométeme que no dejaras que ellos se acerquen a Mary—la voz de Sam se oyó algo distorsionada pues había vuelto a enterrar más la cara en el cuello del ángel, Gabriel comprendía que cumplir lo que él estaba pidiéndole iba a ser una de las cosas más difíciles que intentaría hacer alguna vez—no podría soportar que eso sucediera—

—Yo tampoco podría, mi amor—con suaves movimientos Gabriel acaricio la espalda del humano intentando tranquilizarle, se sentía tan bien tener a Sam entre sus brazos y aunque le costara la vida lo protegería de cualquier cosa o ser que quisiera dañarlo—pero no te pongas a llorar ¿bien?—

—Tu si sabes cómo arruinar un momento especial ¿no?—rio el cazador al tiempo que se separaba un poco de él, aunque para Gabriel no pasaron desapercibidos sus ojos un tanto húmedos—quizás no sea tan rudo como mi hermano pero no soy una niñita llorona—

—Lo sé, Sammy, pero ya sabes…es mejor prevenir que curar—con una sonrisa burlona en sus labios el arcángel acorto la distancia que los separaba y deposito un cálido beso en los suaves labios del otro—nos encargaremos de Aziel primero y luego veremos qué hacer con Adira ¿bien?—

—Quiero matarla, Gabe, ha hecho demasiado daño como para dejarla con vida. No quiero ni imaginar cuántas vidas inocentes de niños ha destruido—Sam apoyo la frente sobre la del rubio quien se mantuvo en silencio—si intentas impedírmelo yo…yo te juro que jamás dejare que vuelvas a tocarme alguna vez…para ti Gabriel, yo estaré muerto—

Gabriel miro fijamente los ojos que se hallaban a unos cuantos centímetros de los suyos, aceptando que la declaración del humano era totalmente verdadera, Sam no iba a detenerse hasta que Adira estuviera muerta. En el fondo de su ser, el ángel sabía que algo así iba a ser imposible de detener, sin embargo, no podía hacer cambiar de parecer a Sam, cualquier cosa que dijera él iba a malinterpretarla y se alejaría de su lado. Noto como la respiración del cazador chocaba suavemente contra su rostro, un hormigueo recorrió su abdomen hasta bajar por su cintura y una erección comenzó a crecer en su pantalón, amaba y deseaba a Sam Winchester en partes casi iguales, no iba a detenerle en su venganza pero esperaba no tomar parte en ella, Adira podía haber sido un ser completamente diferente al principio pero ahora solo era una criatura llena de odio y resentimiento.

—Sera como tú quieras, Sammy—susurro al tiempo que lo empujaba hacia la cama más cercana—pero primero hay ciertas cosas que solo tú y yo podemos hacer—

Con una pequeña sonrisa en sus labios Sam espero el próximo movimiento del ángel, quien sin hacerle esperar desapareció de donde estaba para volver a materializarse a su lado en la cama. Gabriel sonreía al tiempo que llevaba su mano al vientre del Sam quien tembló al verla descender un poco más abajo, convirtiendo la caricia en un incitante movimiento. La mano de Gabriel se cerró sobre la entrepierna del otro y comenzó a masajearla lentamente, los ocasionales gemidos que Sam dejaba salir se incrementaron cuando el ángel abandonando unos segundos su tarea procedió a levantarle la camiseta hasta el cuello para tener mejor acceso a su pecho y empezar a repartir besos junto a alguna otra mordida. El ángel volvió a su anterior tarea y mientras seguía repartiendo besos sobre la piel del otro abrió el botón que cerraba su pantalón para después bajar la cremallera. El cazador gimió un poco más alto cuando Gabriel siguió acariciándolo sobre la ropa interior, frotando su endurecido miembro.

— ¿Te gusta así, Sammy, o lo prefieres más rápido?—el rubio se entretuvo un rato más con su tetilla derecha antes de soplar suavemente sobre ella ocasionándole al otro un estremecimiento—cuidado, no queremos terminar antes ¿verdad?—

—Dios…me estas matando—alcanzo a susurrar Sam antes de volver a gemir al notar la mano del arcángel colándose bajo su ropa interior—Gabe…detente, Dean podría llegar…en cualquier…—

—No lo hará, tenemos el tiempo suficiente para que podamos llevar esta relación al nivel que sé que tú y yo estamos esperando—volvió a soplar sobre su cuerpo obteniendo el mismo resultado, con una risita subió por su cuerpo hasta quedar frente al cazador que lo observo con la mirada nublada—no sabes cuánto tiempo he estado esperando por ti—

Sam iba a decir algo cuando su celular volvió a sonar, la molesta musiquita logro llamar la atención del cazador lo suficiente para hacerle recordar de alguna forma la situación en la que se hallaban.

— ¡Maldita sea, Sam!—

—Gabe, puede ser Dean—era más que obvio que Gabriel estaba enfadado pero no podía ignorar la situación en la que se encontraban, saco el celular de su bolsillo y lo llevo a su oreja—sabes que tengo que contestar—

—Estoy completamente de acuerdo contigo, cariño, en especial cuando soy yo quien está al otro lado de la línea—la voz de Adira resonó en su cabeza haciendo que se incorporara rápidamente—lamento si interrumpí lo que sea que Gabriel estuviera haciéndote pero tengo que informarte de un pequeño cambio de planes—

—Adira, no me interesa lo que tengas que decir—la ira volvió a apoderarse de el tras descubrir de quien se trataba—iré por ti y te enviare al infierno—

—Veo que si interrumpí algo bueno, así que de nuevo lo siento y me apresurare en informarte que tengo un nuevo invitado a nuestra cena especial, Peter y su novia están aquí ahora mismo—

— ¿Quién es Peter?—

—Ups…quizás lo conozcas con otro nombre—la risa en el otro lado de la línea hizo enfadar aún más a Sam quien iba a colgar cuando la bruja volvió a hablar— ¿te suena el nombre “Rochel”?—

— ¿Rochel?...maldita no te atrevas a…—

—No te preocupes, no le hare nada todavía, no a menos que declines mi invitación—Sam sintió como la cama desaparecía bajo el, a su lado Gabriel había cambiado su gesto de enfado nada más oírle nombrar al otro ángel—estaré esperándolos así que ni siquiera piensen en faltar y con eso quiero decir que deben venir ustedes cinco y por si consideras que tener solo al angelito es poco te diré que también tengo a su linda novia…ahora puedes volver a hacer lo que sea que estuvieras haciendo con Gabriel, buenas tardes—

Sam se quedó con  el teléfono en la mano unos cuantos segundos con la mirada perdida hasta que el cálido contacto de la mano de Gabriel en su mejilla lo trajo a la realidad, volteo hacia el intentando mantener la calma pero la ira que aun sentía hacia que sus pensamientos fueran confusos, el ángel iba a decir algo pero ignorándolo Sam marco rápidamente un numero en el celular y volvió a poner el aparato en su oreja.

—Dean, Adira acaba de llamarme para amenazarme…quiere que llevemos a Mary con nosotros—

Su hermano le colgó apenas termino de hablar, no lo culpaba pues llevar a la niña con ellos al encuentro de la bruja seria su peor error, no quería que Rochel o la mujer que él amaba pagaran por ellos pero estaba muy seguro que si tuviera que elegir entre ambos Mary seria la ganadora. Se sujetó el puente de la nariz mientras intentaba calmarse y pensar en algo pero el saber que la vida de alguien estaba en sus manos estaba logrando destrozarlo, sentía las caricias de Gabriel pero estas no pudieron tranquilizarlo como otras veces.

—Todo saldrá bien, Sammy—Adira planeaba algo, Sam sospechaba que algo mucho peor estaba a punto de ocurrir—te prometo que todo saldrá bien—

Y por primera vez Sam no creyó en esas palabras.

Notas finales:

Continuara...


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