Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La no tan normal vida del cazador por Allure

[Reviews - 258]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Ni Supernatural o sus deliciosos y bajos en grasa personajes me pertenecen hahahaha

Como un espíritu, Christian, había permanecido junto a Adira muchos años, tantos que no podía recordar cuantos exactamente. Recordaba vagamente escenas de su vida mientras estaba vivo. Creía haber sido un campesino, uno que murió cuando una epidemia de alguna enfermedad se extendió por el país en el que había vivido. Fue una muerte triste. Toda su familia había muerto antes que él, dejándolo a la merced de la terrible soledad. Christian exhalo su último aliento dentro de la choza en que había vivido muy feliz a pesar de las privaciones que él y su familia debían sufrir. Mientras se acercaba el momento de su muerte comenzó a preguntarse porque Dios lo dejaba morir sin hacer nada. Se suponía que Dios cuidaba a los buenos y en cambio eran ellos los primeros en morir. Después de morir pensó que se iría al infierno pues su último pensamiento fue maldecir a su creador, sin embargo, no vio un túnel de luz o lo que se supone debe aparecer cuando se muere. Lo que Christian vio fue el rostro de una hermosa mujer que lo llamaba.

Adira se había apiadado de él. No fue al infierno gracias a ella, le estaba tan agradecido que cualquier cosa que ella le pidiera la haría sin dudar. No le importaba si su obediencia fuera porque estaba enamorado de ella, él iba a seguirla hasta el fin del mundo si fuese necesario. Por Adira, Christian estaba muy dispuesto a hacer cosas que en vida jamás hubiese pensado en hacer.

Aun no alcanzaba a comprender, cuál era la finalidad de todos los preparativos que estaba haciendo su señora para la llegada de los Winchester y de los dos ángeles. Adira le había pedido que se colara en la casa de la humana Andrea y se encargara de que cada uno de sus relojes estuviese adelantado por lo menos una hora.

—No queremos que nuestra invitada de honor llegue tarde ¿verdad, Christian?—

El espíritu se movió por toda la casa, alterando cada reloj y cuando Andrea en un intento de relajarse iba a encender la televisión se apresuró en descomponerla, no podía correr el riesgo que la mujer se diera cuenta que hora era exactamente. Las ordenes de Adira eran claras, el jamás había dejado de cumplirlas así que no conocía las consecuencias de no obedecerle, pero si sabía de algunos de sus compañeros que se negaron a llevar a cabo sus deseos y también sabía que de ellos no quedaba ni el recuerdo.

Christian supo que su tarea había llegado al final cuando el reloj de la sala marco las ocho de la tarde. Andrea no tenía idea que el reloj estaba mintiéndole y que en verdad eran las siete. La mujer se daba vueltas por la sala esperando la llegada de ángel, pero por razones obvias este no iba a aparecerse, no todavía por lo menos. Cuando habían pasado cerca de quince minutos unos golpes en la puerta alertaron a Christian de que debía regresar a la casa, era el turno de su ama de actuar. Él debía vigilar al ángel que mantenían prisionero desde hacía unas cuantas horas: Nathan, el sujeto que se suponía debía vigilar a Adira e informar cualquier movimiento sospechoso por parte de la bruja. Habían atrapado a Nathan atrayéndolo con la promesa que Adira había descubierto la identidad de quien se llevara a Dean Winchester del lado de Aziel, el ángel celoso de su compañera, Lilia, había picado el anzuelo y apenas se apareció en la habitación en la que la bruja lo citara fue atrapado en un círculo de fuego sagrado.

—Cuando salga de aquí, me encargare yo mismo de enviarte al infierno—amenazo el ángel cuando Christian entro al cuarto en el que mantenían al prisionero—y esa bruja ardera por siempre en el infierno—

—Los perros como tú solo pueden ladrar, mi ama ya tiene planes para ti, así que cierra tu boca o te lanzare aceite—Christian sonrió al ver al ángel abrir  y cerrar la boca como si fuera a decir algo pero se arrepintió a último momento. A pesar de sus palabras, el no tenía ni la más mínima idea sobre los planes de la nephilim, lo único de lo que estaba seguro era que él iba a ayudarle en todo lo que pudiera y si eso significaba desaparecer de la faz de la tierra estaba más que dispuesto a hacerlo por la mujer.

Christian no conocía una bruja más poderosa e inteligente que Adira, sin embargo, como todo en la vida, sus poderes tenían un lado negativo. Para aumentarlos, la mujer devoro a sus propios hermanos y aunque al principio esto no demostró ser negativo para ella, con los años su cuerpo comenzó a evidenciar su propia corrupción. Cada acción tiene un resultado y este fue la descomposición de su propia carne. Por cada niño nephilim devorado, Adira se hizo más fuerte pero también se perdía un poco más a sí misma. Cada vez que hacía uso de sus poderes, su cuerpo lo resentía, no importaba cuantas ilusiones tejiera en torno suyo para ocultar su verdadera forma, había veces en las que simplemente su antifaz caía al suelo y ella se revelaba como el ser con el que se encontraran los hermanos Winchester la primera vez. Adira les hizo creer que ese era un disfraz cuando en verdad les estaba mostrando su verdadero ser: una arrugada anciana, sin dientes y que parecía estar a un paso de la tumba.

El único que conocía la verdad era su fiel sirviente, Christian. El espíritu se sentía profundamente preocupado por ella, pero no había demasiado que el pudiera hacer. Se quedó vigilando al ángel unos cuantos minutos más antes de decidirse a ir a ver cómo le iba a su ama. Nada más poner un pie en la habitación se dio cuenta que sus preocupaciones eran infundadas. Andrea estaba tirada sobre el sofá inconsciente, mientras que Adira, de pie a su lado, sostenía una copa vacía.

—Una preocupación menos, Christian. La visita de Rochel será dentro de poco y sería una verdadera pena no tener nada preparado para el—Adira se veía radiante, había trazado ese plan a lo largo de mucho tiempo pero solo funcionaria en las circunstancias correctas—el ira directamente a casa de nuestra bella durmiente, allí debemos atraparlo—

—Señora ¿se encuentra bien?—confundida por la pregunta del otro, Adira se quedó viéndole interrogante. Christian le señalo su brazo: la piel tenía un color ceniciento y las venas bajo ella podían adivinarse pues se habían hinchado, además, de tornarse negras. Rápidamente Adira se giró para ocultarle al otro la grotesca imagen—señora, no debería haberse esforzado tanto, con solo una de sus palabras yo hubiera entrado en esa mujer y la habría traído a su presencia sin necesidad de todo esto—

—Sé que quieres lo mejor para mí, cariño, pero si hemos de hacerlo, lo haremos de forma divertida. Dentro de poco dejare de preocuparme por este descompuesto cuerpo—

— ¿Funcionara?—se atrevió a preguntar Christian, no quería que Adira pensara que dudaba de ella, sin embargo, cada vez que usaba sus poderes el cuerpo de la mujer parecía descomponerse un poco más—sé que ha planeado esto por mucho tiempo, pero usted está…—

—Sé muy bien lo que pasa con este estúpido cuerpo, no nos detendremos ahora Christian. No hay forma en que pueda hacerlo, no creo que pueda durar demasiado—la mujer chasqueo sus dedos y un segundo más tarde la túnica se había transformado en un vestido que la cubría por completo. Adira se volteo observándolo con una sonrisa—prepara un circulo para nuestro invitado, me encargare yo misma de traerlo—

Sin agregar nada más, la bruja desapareció de la habitación. Christian se quedó estático viendo el lugar en el que antes se hallaba su ama, ella confiaba en él, no podía defraudarla.

&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&

Dean estaciono el impala a unas cuantas casas de la que les había indicado Adira en su invitación. A su lado Sam se mantenía en secreto mientras le echaba una mirada al computador en sus rodillas. En el asiento trasero se encontraba la pequeña que Gabriel había creado para engañar a la bruja. Dean la observo por el espejo retrovisor, aun sentía ese desagradable cosquilleo que lo invadiera la primera vez. Los ojos de la criatura seguían sin vida, estaba a punto de pedirle al arcángel que le hiciera algunos cambios pero estaba seguro que el bromista se reiría de el hasta no poder más.

—Gabriel dijo que estarían esperándonos aquí. No pueden aparecer dentro de la casa porque no sabemos que trampas tenga Adira—Sam cerro el computador y se giró en su asiento para mirar mejor a la niña sentada en completo silencio en el asiento trasero—creí que solo era cosa tuya, pero en verdad da algo de miedo. No sé si Adira se trague eso de que esta hipnotizada—

—Es culpa de tu noviecito si esto no resulta. Vamos de una vez, debo enviar a una bruja al infierno antes de regresar a casa para leerle un cuento a mi hija—sin esperar respuesta, Dean guardo las llaves y bajo del automóvil seguido por Sam. Respiro con fuerza antes de abrir la puerta trasera y quitarle el cinturón de seguridad a la niña, iba a tomarla por el brazo cuando repentinamente ella giro la cabeza y se quedó mirándolo directamente, Dean retrocedió murmurando una maldición al tiempo que llevaba inconscientemente su mano al lugar donde mantenía su arma.

—Si queremos que Adira se trague el cuento de que ella es Mary debes cuidar tus reacciones de niñita asustada—su espalda choco con algo sólido, Dean se volteo para encontrarse con Gabriel que lo miraba con una sonrisa burlona—quizás quieras que alguien con mano firme la lleve—

—No hace falta, yo lo hare—el rubio arrugo el entrecejo mientras se acercaba de nuevo al impala para bajar a la pequeña. Castiel se apareció a su lado mirando a la niña en el interior del auto—Cas, recuérdame porque el plan del idiota es lo mejor que tenemos—

—Lo siento, Dean, no tenemos nada más. Es imposible saber lo que Adira está tramando para nosotros. Ha rodeado la casa con varios sellos que nos impiden ver lo que hay dentro—el ángel lo miraba con auténtica culpa, Dean suspiro ante la imagen y le sonrió al tiempo que se acercaba para darle un pequeño puñetazo en el hombro. Castiel había aprendido hacia algún tiempo que esa era la forma de Dean de decirle que todo estaba bien—si lo deseas yo llevare a…Mary—

—Esos dos parecen una pareja de ancianos—susurro Gabriel en la oreja de Sam. El cazador sonrió a escondidas mientras observaban a Castiel bajar del auto a la falsa Mary—en un rato estarán terminando las frases del otro y yo te rogare que me claves mi propia espada—

— ¿De veras? Y yo que iba a pedirte que fueras tú el que me la clavara—Gabriel se quedó en silencio algunos segundos tratando de descifrar si las palabras de Sam se referían al momento actual o a que deseaba terminar lo que había empezado en el cuarto del motel. Lo que fuera no podría averiguarlo hasta que terminaran con Adira, Gabriel recordaba claramente cuanto su pareja odiaba a la bruja. Sam se acercó a su hermano que en ese instante estaba sacando de la cajuela del impala una gran variedad de armas y municiones.

—Supongo que no tienen un par que les sobre de esas espadas mata ángeles ¿verdad?—pregunto Dean revisando el cargador de su escopeta—nos serian bastante útiles, además, me gustaría ser yo quien apuñale a esa perra—

—Lo lamento, cuñadito, son de edición limitada. Necesitas unirte al club de tipos con alas para tener una y te lo digo desde ahora: somos muy exigentes—Gabriel le arrebato a Sam el arma que en esos momentos sostenía en sus manos y comenzó a examinarla—créanme, no van a dañar mucho con esto a Adira—

—Lo sabemos genio, pero es lo mejor que tenemos aparte de sus espadas—Dean se colgó una mochila en el hombro y cerro la cajuela—así que supongo que tendremos que hacerlo lo mejor que podamos con lo que tenemos—

Dean subió a la acera seguido por Sam, los ángeles caminaban un poco más atrás. Tras dar unos cuantos pasos, se dieron cuenta que todo estaba muy silencioso, aguzaron el oído en un intento de oír algunos ruidos de las casas pero no tuvieron suerte. Los hermanos se detuvieron y revisaron a su alrededor. Las casas tenían todas sus luces encendidas pero, tras las cortinas cerradas no podían ver siluetas de ningún tipo, como si no hubiera nadie en ellas. Ni siquiera podían oír a los perros ladrar. Sin decir nada, todos se detuvieron y miraron a su alrededor. Los dos ángeles se alejaron un poco y tomaron una postura defensiva. De pronto el silencio se vio interrumpido por una serie de extraños ruidos, un grupo de personas se acercaba a ellos lentamente, varios de ellos sostenían armas de fuego mientras que los demás llevaban bates o simplemente piedras.

—Aquí viene el comité de bienvenida—murmuro Dean al tiempo que levantaba su arma contra el grupo—Adira no está muy ansiosa por vernos al parecer—

—Lo está, Winchester, pero no quiero que ustedes le den demasiados problemas. Así que me he tomado la licencia de venir a buscarlos y someterlos—una voz conocida llamo su atención. Un hombre rubio vestido con un traje se adelantó al grupo y se  detuvo a unos metros de ellos. Dean lo reconoció como el sujeto que estaba bajo las ordenes de la bruja y que había secuestrado a Mary, sin embargo, ya no estaba ocupando el mismo cuerpo de antes, esta vez era un hombre más joven—quizás te diste cuenta que me he cambiado de ropa…el otro sujeto era bastante inútil, no podía seguir vestido con esos harapos—

— ¿Si? Es una lástima que vayas a perder ese cuerpo ahora mismo—el grupo que caminaba tras Christian lanzo varios gritos y comenzaron a correr hacia los cazadores. Dean estaba a punto de apretar el gatillo del arma cuando una piedra se estrelló contra su pecho haciéndolo trastabillar. Adolorido y sorprendido se quedó inmóvil unos cuantos segundos antes de darse cuenta que uno de los sujetos que acompañaban a Christian estaba a punto de golpearlo con un tubo de metal, el golpe lo hizo caer al suelo, el tubo le había dado en el estómago dejándolo sin aire unos segundos. El tipo iba a golpearlo otra vez pero Castiel cubrió a Dean con su propio cuerpo, con un solo golpe lo hizo saltar algunos metros hasta golpearse con una cerca.

— ¿Estas bien, Dean?—el ángel lo ayudo a incorporarse. El rubio se levantó y miro a su alrededor. Lo que al principio parecía un grupo pequeño se había transformado en más de una docena de hombres y mujeres que los atacaban—te llevare a un lugar seguro—

—Era una emboscada ¿Dónde está Sammy?—Dean sintió su estómago revolverse al ver como el lugar donde antes se encontraban ya no era el mismo, el ángel los había transportado al frente de una casa de color blanco— ¡¿Dónde está mi hermano, Cass?!—

—Aquí estoy, Dean ¿estás bien?—Sam se aproximó a él llevando de la mano a la falsa Mary, Gabriel observaba la escena a unos cuantos pasos—cuando ese tipo empezó a hablar, muchos sujetos salieron de las casas y nos atacaron también. Gabriel nos transportó aquí—

—Aun no podemos entrar, la casa está rodeada por un circulo de aceite—el grupo miro atentamente la casa, aunque fue inútil para los Winchester pues estos no podían ver el fuego o los numerosos símbolos dibujados sobre sus paredes. El arcángel acaricio suavemente el dorso de la mano de Sam —me imagino que no pueden verlo, así que solo les pediré que me crean—

—Ese tipo dijo que quería someternos antes de que nos encontráramos con Adira, así que supongo que ella no sabe lo que hizo ese sujeto—Dean llevo una mano a su estómago, el golpe que había recibido estaba doliendo bastante—pero dudo bastante que ese idiota tenga tanto poder como para controlar a tanta gente—

El mayor de los Winchester se acercó a la reja pintada de blanco y abrió la puerta con una patada, se giró para mirar a su hermano y luego clavo sus ojos verdes en los azules del ángel. Castiel camino a su encuentro y puso su mano en el estómago del rubio. Un agradable calorcillo se extendió por su vientre, el dolor ceso en un segundo y Dean volvió a respirar profundamente. Dean le sonrió al ángel para después entrar en el jardín de la casa seguido de cerca por Castiel, tras ellos venían Gabriel y Sam, este último caminaba llevando a la falsa Mary.

—No tenemos un plan, salvo este: deshagámonos de esa perra ¿bien?—Dean miro fijamente a su hermano quien le sonrió a modo de respuesta. Gabriel a su lado puso una mano sobre el hombro del más joven—no nos separemos, Adira estará esperado que lo hagamos y no quiero darle esa alegría—

—El fuego desapareció—Dean se giró para ver a Castiel que mantenía la mirada fija en el suelo delante de la puerta.

—Es una clara invitación para que entremos, Adira sabe que estamos aquí—la puerta de la casa se abrió sin hacer ruido.

Los cuatro miraron hacia el interior de la casa, pero estaba a oscuras. Dean fue el primero en moverse seguido de cerca por Castiel. El cazador atravesó la puerta y tal como se esperaba, entro en una habitación cubierta por las sombras. Oyó pasos tras él y repentinamente las luces se encendieron, volteo y se encontró con la mirada de su hermano menor que mantenía su mano sobre el interruptor. La habitación estaba prácticamente vacía, a excepción de una larga mesa cubierta con un mantel blanco que llegaba hasta el suelo, varias velas blancas iluminaban los platos. Habían ocho sillas vacías a su alrededor y sentada en la silla de la cabecera se encontraba Adira, observándolos con una gran sonrisa. Vestía un largo vestido de color negro y en su cabeza llevaba un tocado de flores negras que sostenían un velo oscuro que cubría la mitad de su rostro. La bruja se puso de pie y se acercó a un sillón en el que Dean no había reparado. El mueble estaba a un lado de la mesa y no estaba vacío, en él se hallaba una mujer que parecía estar dormida.

—Sé que no han tenido el placer de conocer a mi invitada, ella está un poco nerviosa de encontrarse aquí ¿no, Andrea?—Adira se paró tras el sillón y se inclinó para sujetar por los hombros a la mujer que se quejó entre sueños—se ha quedado dormida a la espera de su príncipe azul—

— ¡Aléjate de ella, nos querías a nosotros y ya estamos aquí!—exclamo enfadado Dean levantando su arma hacia la nephilim—trae tu horroroso cuerpo para que pueda llenarlo de balas—

—No he olvidado tu molesta boca, Dean, pero ¿sabes? Tengo aquí a alguien que tampoco ha podido hacerlo—la bruja soltó a la mujer y se incorporó. La sonrisa en su rostro no había desaparecido cuando a su lado se materializo el ángel que se llevara a Dean—Aziel está deseoso de saber quién se llevó a su mascota—

—Adira me informo que conoce la identidad de quien se atrevió a tomar una de mis pertenencias, después de encargarme de él, volverás conmigo Dean—el ángel sonrió soberbio, recorriendo con su mirada el cuerpo del cazador—tengo muchas ideas para ti. Acabare con Castiel y Gabriel después—

— ¿Qué te hace estar tan seguro, idiota? No veo que hayas traído a tus patéticos ayudantes, si no fuera por ellos te hubiera destruido la última vez—mientras hablaba Gabriel se puso delante de Sam de forma protectora, Castiel hizo lo mismo con Dean—Aunque te diré algo, esta vez dejare que mi hermanito se ensucie las manos contigo—

—Ya veo, la pareja de Dean está… ¿Cómo le llaman los humanos a esa sensación? ¿Celoso, quizás?—el ángel llevo la mano a su espalda y saco su espada—eres innecesario, Castiel, después de encargarme de ti iré por ese monstruo que concebiste—

—Mi hija no es un monstruo, Aziel, el único monstruo aquí eres tu—Dean sintió un pequeño escalofrió, la voz cálida de Castiel se había transformado en hielo—no permitiré que vuelvas a poner tus garras sobre Dean otra vez—

—No prometas cosas que no puedas cumplir, eres un ángel inferior, acabare contigo de un solo golpe—Aziel comenzó a caminar hacia ellos, Castiel saco también su espada. Tras él, Dean, observo inquieto como el otro ángel se acercaba. El ángel de ojos azules también se movió en dirección a su rival—no volveré a dejar que te lleves algo que me pertenece—

—No te preocupes, cuñadito, no dejare a Cass pelear solo con ese idiota—Gabriel puso su mano sobre el hombro de Dean y lo aparto del ángel de ojos azules—si peleamos juntos no habrá forma en que Aziel nos derrote—

—Son sabias palabras, Gabriel, las tomare en cuenta—el arcángel volteo hacia donde Adira se encontraba, en sus manos sostenía una de las velas de la mesa—divide y vencerás ¿no?—

Con una carcajada, la nephilim dejo caer la vela y al instante que esta rodo por el suelo se encendieron una serie de líneas en el suelo. Sam supo de inmediato que aquellas líneas estaban hechas de aceite sagrado, el fuego se extendió tan rápido que apenas tuvo tiempo de coger a su hermano por el brazo y alejarlo del camino de una de ellas. En unos cuantos segundos el grupo se vio dividido por las llamas que se elevaban. Castiel y Aziel peleaban cercados por un círculo de llamas mientras que Gabriel, quedo encerrado a unos cuantos pasos de ellos.

—Apuesto a que no se esperaban eso, queridos—la bruja volvió a reír mientras se sentaba en uno de los brazos del sillón en donde Andrea seguía dormida—sé que les dije que Aziel no vendría pero deberían saber cuánto odio que intenten engañarme, es obvio que esa no es tu hija, Dean—

—No dejare que toques a mi hija. Ella no está aquí, hagas lo que hagas no podrás tenerla—

—Yo no diría eso, quizás yo no pueda ir por ella…pero Mary vendrá a mí, no todavía por cierto. Hay ciertos ingredientes que necesito antes de su llegada—la bruja dirigió su mirada a la batalla que Castiel y Aziel estaban teniendo en ese momento—me hacía falta la gracia de un ángel más y ustedes muy amablemente me la han traído—

Asombrado por la revelación de Adira, Dean solo pudo mirar en la misma dirección que ella lo hacía. Castiel se encontraba en ese segundo en el suelo y Aziel se hallaba a unos pasos con su espada en lo alto, preparando un golpe. Sin darse cuenta, Dean, ya se encontraba corriendo hacia ellos, intentando que sus piernas fueran más rápidas pero cuando iba a saltar por encima de las llamas alguien se interpuso en su camino y de un solo golpe fue enviado al suelo. Christian lo levanto cogiéndolo por la chaqueta, obligándolo a que lo mirara.

—No intervengas, Winchester, mi ama tiene planes y yo jure que estos se harían realidad—

 

 

Notas finales:

Continuara...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).