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La no tan normal vida del cazador por Allure

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Notas del capitulo:

Ni Supernatural o sus hermosos personajes me pertenecen y bla, bla, bla 

Quizas no tenga muchos comentarios...pero soy feliz escribiendo esta historia...no toda la vida es romance ¡chicas!

Gabriel podía sentir como los engranajes de su cabeza comenzaban a girar a toda velocidad. Desde el lugar donde se encontraba encerrado había podido oír las palabras de Adira. La nephilim estaba llevando a cabo un ritual, uno que estaba seguro había visto en algún lado. Todas sus acciones lo indicaban, desde el nacimiento de Mary hasta su actual situación, todo indicaba a gritos que la mujer planeaba algo grande y su familia formaba parte de ello.

Dirigió su mirada a la pared en donde Sam se encontraba aprisionado, el cazador miraba fijamente la escena que estaba desarrollándose a unos cuantos metros. En su actual posición no podía hacer nada para ayudarle y eso le molestaba muchísimo. Adira estaba clavando la tapa de su propio ataúd, cuando Aziel se diera cuenta que la bruja mantenía prisionero a uno de sus ángeles la mataría sin preguntarle que estaba tramando.

De pronto, Rochel se puso de pie y saco su espada, aquello no podía significar nada bueno. Adira había obligado a la pareja del ángel a beber la misma poción que hiciera a Mary pasar de una pequeña bebe a una niña de siete años, si no se equivocaba, dentro de poco Andrea moriría convertida en una anciana. La única manera de salvarla de ese terrible fin era que Rochel asesinara a uno de los sirvientes de Aziel, aún se preguntaba cómo es que Aziel todavía no se daba cuenta de lo que estaba haciendo la mujer. Aunque si lo pensaba detenidamente no es que pudiera hacer mucho desde el circulo de fuego en el que estaba encerrado junto a Castiel. Adira había planeado todo hasta el último detalle. Gabriel debía averiguar que estaba llevando a cabo la mujer antes que fuera demasiado tarde.

—Sé que ustedes lo ángeles son seres traicioneros, así que ni pienses en clavarme esa espada—Adira se alejó del fuego y tomo asiento en el sillón en el que antes se encontraba Andrea—es fácil, cariño, lo único que tienes que hacer es atravesar el corazón de Nathan y yo curare a tu querida novia—

— ¿Por qué…porque estás haciendo esto?—Rochel se detuvo frente a la nephilim y la apunto con la espada—cuando mis superiores sepan que tu…—

— ¿Qué porque lo hago? Es sencillo, ustedes asesinaron a mi familia. Podrían pasar mil años y jamás olvidare que el cielo los envió para acabarnos. Solo estoy cobrándoles el favor asesinando a cuantos puedo de ustedes, ahora aleja esa cosa de mi rostro y has lo que debes antes de que Andrea entre en la menopausia—

El ángel no tenía que voltear para saber que la bruja no mentía, Andrea se veía como una mujer de cuarenta y tantos años, antes había intentado curarla pero lo que sea que Adira le hubiera dado estaba más allá de sus poderes. No quería asesinar al otro ángel, su cerebro estaba trabajando tiempo extra para encontrar otro camino, incluso pensó en liberar a Aziel para que este asesinara a la mujer, pero no estaba seguro si el ángel lo asesinaría a el primero después de enterarse que tenía una relación sentimental con una humana..

—Apresúrate, Rochel, los ancianos no duran demasiado tiempo—el ángel la miro desafiante al tiempo que se acercaba al lugar en el que se encontraba el ángel rodeado por el circulo de fuego. Balanceando suavemente la espada en su mano, se detuvo a medio camino, separado del ángel por la misma distancia que lo alejaba de Adira. La mujer dejo salir una risita y se acomodó en el sillón, el ángel estaba seguro que ella sabía lo que él quería hacer.

— ¿Estás buscando una forma de matarme, no? ¿Quizás una que sea muy dolorosa?—no tenía sentido mentir, el ángel asintió e iba a lanzarse contra ella cuando la criatura desapareció frente a sus ojos para volver a aparecer a sus espaldas, en el lugar que el antes ocupara junto a Andrea—no me tomes por una tonta, me tomo demasiados años trazar este plan y me ha tomado un poco más llevarlo a la realidad. Dentro de poco, el fuego que rodea a Nathan se extinguirá y uno de ustedes morirá. Tu vida y la de esta mujer están en juego, toma bien tus decisiones…el cielo no está de acuerdo con tus sentimientos ¿no? Si no me crees, pregúntaselo a Nathan, él es uno de los subordinados de Aziel—

 El ángel estaba a punto de retroceder para alejar de las garras de la bruja a Andrea cuando noto que el fuego que ardía, rodeando a Nathan estaba a punto de apagarse. El otro ángel también lo sabía y al igual que el saco su propia espada. Si la bruja no le había mentido, el tipo era parte del grupo que Aziel lideraba, lo que quería decir que apenas se viera libre iría por el o probablemente intentaría capturar a Andrea para tener ventaja sobre él. De cualquier manera no tenía más opción que asesinarlo, no porque la nephilim estuviera amenazándolo con la vida del único ser que le hacía sentir que su existencia significaba algo más…a quien quería engañar…asesinaría al tal Nathan por el bien de Andrea.

El fuego se extinguió sin ningún aviso y apenas Nathan se vio liberado corrió hacia el lugar donde Castiel y Aziel seguían peleando sin prestar atención a lo que los rodeaba. Su idea era liberar a su jefe, contarle lo que Adira había hecho y junto a él, deshacerse de la nephilim y de los otros sujetos presentes. Sin embargo, no contó con el firme deseo de Rochel de salvar a su pareja, un grito salió de su garganta cuando el otro ángel cayó sobre el hiriéndolo con su espada en el hombro, apenas si logro rodar sobre su costado y alejarse del otro. Levanto su arma también y le hizo frente, separado por unos metros de su objetivo empezó a planear una forma de hacerle saber a Aziel y defenderse del otro. Lo observo fijamente unos cuantos segundos antes de empezar a retroceder, pero Rochel no le dejo avanzar demasiado antes de volver a tomar la iniciativa. Corrió en su dirección y salto hacia el con la espada en alto, por poco Nathan se apartó y lo único que la hoja alcanzo a cortar fue la camisa que el ángel llevaba puesta.

—Deja de huir—murmuro Rochel, por un segundo Nathan creyó verlo temblar—tengo que salvar a Andrea, no la dejare morir—

—Eres una vergüenza para el cielo, el único camino honorable es la muerte…esa mujer ira al infierno y tu serás destruido—cansado de huir Nathan levanto su espada también. Debía hacer algo o el otro pronto acabaría con su vida, decidió hacerle algunos cambios a su plan y en vez de acercarse a la pelea haría algo por lo que, estaba seguro, seria castigado después: gritarle a su jefe. No había algo que Aziel odiara tanto como que alguien le alzara la voz, por algo que no alcanzaba a comprender al único que se lo permitía sin consecuencias era a Dean Winchester. Tomo aire y levanto su espada hacia el otro—¡¡Señor Aziel, Adira nos ha traicionado!!—

La habitación se quedó en silencio unos cuantos segundos, el último sonido en oírse fue la de las espadas de Castiel y Aziel chocando entre ellas. Rochel maldijo su indecisión al intentar matar al otro, ahora tendría que lidiar con su jefe también. Desvió la mirada hacia el circulo de fuego, efectivamente ambos ángeles habían detenido sus movimientos y observaban a su alrededor bastante sorprendidos. El rostro del ángel pelinegro mostraba tal ira que lo hizo temblar un poco más, lo vio caminar hasta el borde del circulo y mirar fijamente a la bruja.

—Libérame, Adira—ordeno con voz autoritaria—te lo ordeno, muévete antes de que…—

— ¿Antes de que, Aziel? ¿Vas a salir por ti mismo de allí? Eso quiero verlo, quiero ver como atraviesas el fuego y ardes hasta convertirte en cenizas—Adira sonrió de forma malévola mientras acariciaba el rostro arrugado de la mujer en el suelo—ya me canse de jugar con tus reglas, has sido demasiado egoísta así que ahora yo diré que puedes o no puedes hacer—

— ¡¿C-Como te atreves?! ¡Nathan, ven aquí y libérame!—exigió, el ángel se encogió en el lugar donde se encontraba y asustado se giró para cumplir la orden de su superior—cuando salga de aquí hare que el resto de tu existencia sea un verdadero infierno—

Nathan dio un paso hacia donde se encontraba su líder. Rochel supo que aquella era su oportunidad para salvar a Andrea, debía aprovechar la torpeza de su enemigo y volverla en su contra. Lo más rápido que pudo corrió en su dirección y antes que el otro pudiese hacer algún movimiento clavo profundamente su espada en su espalda. Nathan dejo salir un suspiro ahogado mientras se volteaba para ver a su asesino, las palabras se congelaron en sus labios y mientras caía con la espada clavada en su espalda, su cuerpo comenzó a brillar como si fuera una estrella, sin embargo, antes que tocara el suelo la bruja apareció tras él y lo sujeto por la cintura. Apretándolo firmemente acerco su boca a su cuello y clavo sus dientes en él, succionando su gracia antes que esta desapareciera. Rochel retrocedió unos pasos asqueado por las acciones de la bruja que unos segundos más tarde dejaba caer el cuerpo del malogrado ángel.

—Debo decir que ese es un sabor extraño, no me disgusta pero es extraño—la bruja pateo hacia un lado el cuerpo que cayera a sus pies y le dio una sonrisa a Rochel—te agradezco, cumpliré con mi promesa ahora—

A pesar del asco que sintiera hacia unos cuantos segundos, Rochel le sonrió a la mujer y se volteo rápidamente para ir con Andrea. Sin embargo, la realidad lo golpeo dejándolo aturdido al encontrar a la mujer convertida en una horrible anciana. Su rostro, otrora terso y hermoso ahora estaba surcado por las arrugas. Sus manos apretadas a la altura de su pecho parecían garras por su delgadez, la piel manchada y macilenta se pegaba a los huesos. Aquella no podía ser su Andrea, esa horrible criatura no podía ser ella, sujeto una de sus manos notando enseguida que estaba muy fría. La mujer estaba dormida pero el ángel estaba seguro que no le quedaba demasiado.

Después que Rochel lo rescatara, Dean había intentado alejarse en dirección a Gabriel para intentar liberar a Gabriel. Cuando Nathan fue liberado y corrió en dirección a la pelea que estaba teniendo Castiel y Aziel su corazón se detuvo, si el idiota ángel liberaba a su jefe todo estaría muy jodido. Sin embargo, lo que sucedió a continuación no se lo esperaba, quizás no conocía tan bien a Rochel pero esperaba que el ángel se diera cuenta que Adira estaba manipulándolo para que hiciera el trabajo sucio por ella. Vio como el ángel perseguía al otro, Nathan cometió la estupidez de darle la espalda y antes que pudiera hacer algo mas Rochel ya se había lanzado sobre él, clavando su espada en la espalda del otro ángel. Aunque lo peor fue lo que vino después, mientras Nathan caía moribundo, Adira fue por él y lo abrazo contra su cuerpo antes de morderlo en el cuello y absorber su gracia. Oyó al arcángel cerca del soltar un juramento, si Gabriel estaba molesto eso no era nada bueno, debía liberarlo y con su ayuda librarse de una buena vez de la bruja.

—Libérame, rubito, creo que tengo una vaga idea de lo que Adira está haciendo y créeme, no es nada bueno—Dean se acercó al fuego al tiempo que llevaba una mano a su pecho, le estaba costando trabajo respirar pero no dejaría que aquello lo detuviera—la brujita está llevando a cabo una especie de ritual, nos hizo venir como sus ingredientes y no como sus invitados—

— ¿Por qué eso no me sorprende? Te sacare de aquí y podrás acabar con ella antes de…—las palabras se detuvieron en los labios del cazador, al darse vuelta para ver que estaba haciendo Adira, descubrió que esta sujetaba en sus manos una espada, probablemente se la hubiera quitado a Nathan. Rochel estaba inclinado sobre el cuerpo de Andrea, inconsciente de lo que pasaba tras él, inconsciente de que Adira estaba caminando tranquilamente en su dirección. Dean abrió la boca para alertar al ángel pero la nephilim viéndolo llevo un dedo a su boca pidiéndole que guardara silencio al tiempo que movía la mano que sostenía el cuchillo y una fuerza invisible derribaba al cazador.

Adira siguió moviéndose, se detuvo a unos centímetros de la espalda del ángel y levanto la espada que tomara del cuerpo del moribundo Nathan. El ritual estaba completándose lentamente, ahora debía tomar la vida de Rochel. El arma corto el aire y se enterró con facilidad en la espalda del ángel, la hoja penetro su cuerpo hasta tocar su corazón, sin perder tiempo la nephilim se inclinó y lo sujeto por los hombros para que no se desplomara. Sonriendo acerco su boca al cuello de Rochel y antes que este muriera succiono su gracia, podía sentir como aquella energía tan pura recorría su cuerpo, reparándola y destrozándola al mismo tiempo. Se sentía poderosa pero sabía que aquello no iba a durar demasiado, no si continuaba en ese cuerpo tan enfermo. Después de arrebatarle por completo su gracia al ángel lanzo el cuerpo al lugar en donde permanecía el de Nathan.

—No te preocupes, querida, pronto estarán juntos—la bruja se arrodillo al lado de la anciana en la que Andrea se convirtiera y presiono su cabeza en su pecho, su corazón latía tan lentamente que era seguro que dentro de poco se detendría. Volvió a levantarse y tras observarla unos segundos, llevo su mano a su pecho, las uñas de su mano se alargaron hasta parecer las de una bestia—hare esto rápido, después de todo nunca te considere mi enemiga—

Antes que Dean pudiera impedirlo, Adira clavo sus uñas en el pecho de la mujer. Los ojos de Andrea se abrieron brevemente y un jadeo escapo de sus labios. La bruja mantuvo su mano en el pecho de la mujer hasta que esta exhalo por última vez, rápidamente recito algunas palabras en un idioma extraño y el cuerpo de la mujer brillo brevemente, después de eso, Adira, se puso de pie y volteo hacia el lugar en donde se encontraban Aziel y Castiel. El ángel de cabello negro la observaba con visible ira, a unos cuantos metros el otro ángel se mantenía con su espada en posición defensiva.

—Me siento poderosa, así que ¿quién sigue?—

El fuego alrededor de los dos ángeles comenzó a apagarse lentamente. Por fin Gabriel sabía lo que la nephilim estaba haciendo y eso no le gustó nada, desvió su mirada hacia Sam que inútilmente intentaba liberarse de lo que sea que estuviera aprisionándolo. Dean era el que se encontraba más cerca, pero por la forma en que estaba intentando respirar era visible que algo estaba mal con sus pulmones. Encerrado allí, el poderoso arcángel era solo un espectador del ritual que Adira estaba llevando a cabo, debía reconocer que había sido muy inteligente al asegurarse de reunir en un solo lugar todos los ingredientes necesarios para llevar a cabo el ritual que el solo había visto a través de libros. Gabriel había sentido temor tan pocas veces en su vida que no sabía lidiar con esa molesta sensación, pero lo sentía en ese momento. Temía por la vida de su hermano Castiel y por la de Dean pero por quien más se preocupaba era por la de su pareja. Adira necesitaba dos almas humanas más y los únicos humanos en aquel lugar eran los hermanos Winchester.

Las llamas que rodeaban a Aziel y a Castiel desaparecieron, al instante Aziel fue por la bruja para asesinarla. Por su parte, Castiel se dirigió rápidamente al lugar en el que Dean seguía intentando respirar. Se agacho a su lado y le ayudo a incorporarse, preocupado vio el hilillo de sangre que bajaba por su barbilla. El cazador comenzó a toser y varias gotas de sangre salpicaron el abrigo de Castiel que rápidamente puso su mano en su frente para curarlo, pero nada ocurrió.

—Si no me equivoco, la casa debe estar rodeada por fuego. Nuestros poderes son algo inútiles, él debe tener un pulmón dañado, no sobrevivirá mucho tiempo—Castiel miro fijamente al arcángel, a pesar de la sonrisa en su rostro sabía que eso ocultaba su preocupación—ella matara a ese idiota y después de chuparle la gracia matara a Dean y a Sammy—

— ¿Cómo lo sabes?—

—He visto muchas cosas. Adira está haciendo un ritual para hacer algo así como un cambio de cuerpo. Aunque tenemos un poco de tiempo, estoy seguro que matara primero al tarado ese y después vendrá por nosotros, solo necesita la gracia de un ángel más. Vamos, Cass, libérame de una vez—

Castiel volvió a mirar al hombre en sus brazos, se veía pálido y su respiración era irregular, su cuerpo estaba amoratado y rasguñado. El ángel deseaba con todas sus fuerzas que nada dañara a su pareja, quería guardarlo de todo mal pero la vida que llevaba se lo impedía y estaba muy seguro que sería inútil pedirle que dejara las cacerías. Se demoró un poco más en dejar al humano en el suelo antes de ponerse de pie.

—El morirá si no lo sano—dijo Castiel quitándose la gabardina, sus ojos se encontraron con la sangre de Dean y desviando su mirada se apuró en comenzar a apagar con ella el fuego que rodeaba a su hermano.

—Sammy morirá también, Cass—por fin el otro ángel apago el fuego—ella los matara si no la matamos antes pero no estoy muy seguro que podamos hacerlo—

Castiel volteo y la escena que vio lo dejo sin palabras. Adira sostenía por el cuello a Aziel quien inútilmente intentaba liberarse de su agarre. La bruja sonreía mientras apretaba un poco más el agarre de su mano. Su otra mano sostenía la que parecía ser la espada del pelinegro.

—Si no te has dado cuenta aun…ella se ha vuelto más fuerte y lo será más cuando le clave esa espada a Aziel—Gabriel volvió a darle un vistazo a Sam y sus ojos se encontraron con los del humano, le dio una sonrisa y le mostro su pulgar en alto—por más que odie decirlo debemos salvarlo o pronto ella vendrá por ellos—

Sin decir nada más, ambos corrieron en dirección a la bruja…

 

Notas finales:

Continuara...


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