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La no tan normal vida del cazador por Allure

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Notas del capitulo:

Ni Supernatural o sus sensuales personajes me pertenecen...odio eso, de veras...hahahaha

Gabriel no creía que aquello estuviese ocurriendo de verdad. La bruja estaba a punto de asesinar a su alce y él no podía hacer nada por él. Miro a su alrededor buscando una forma de salir del circulo que lo aprisionaba, pero no había manera alguna de huir de él. A su lado Aziel aún se encontraba sorprendido por lo que acabaran de presenciar, del enojo paso a la sorpresa cuando vio como la bruja desarticulaba el plan que Lilia tenia para engañar a la criatura y asesinarla. Adira había consumido su gracia y ahora se preparaba para asesinar a Sam y a Dean.

— ¡Déjalo ir, perra!—grito su hermano mayor disparándole a la nephilim pero aunque no erro ningún tiro no logro que ella dejara libre a Sam. Dean intento ponerse de pie ayudado por su hija que logro levantarlo, pero aquel esfuerzo hizo que el cazador sufriera un ataque de tos que lo debilito y lo volvió a enviar al suelo—m—maldita sea ¡cof! …Mary…ayúdame ¡cof! ¡Cof!—

Asustada por lo que estaba sucediéndole a su padre, la niña comenzó a llorar. Sam intento liberarse de lo que fuera que estaba sujetándolo pero lo único que consiguió fue hacer sonreír a la bruja.

—No te molestes tanto, Sam, todo terminara dentro de poco—Adira movió su mano y el cuerpo del cazador se acercó a ella. Cuando lo tuvo al alcance de su mano le enseño la espada de Castiel cubierta por la sangre de Lilia—te prometo que no dolerá más de lo necesario, no quiero hacer enfadar más de lo que ya está a Gabriel—

— ¿Qué harás con mi sobrina?—

—Hasta el último momento te comportas como la mitad inteligente, no veo problema en decirte que ella es el paso final en mi renacimiento. Te matare a ti y a tu hermano, después de eso sigue la pequeña llorona—con un gesto la bruja le señalo a la niña que se abrazaba a Dean, quien tosía en el suelo—he hecho ciertas cosas que hicieron que mi cuerpo se convirtiera en algo putrefacto, moriré si no lo hago…consumiré a la niña para volver a la normalidad—

—Es solamente una niña ¿no sientes vergüenza de lo que has hecho?—Sam volvió a intentar liberarse pero no tuvo mayor suerte que antes—Lilia dijo que vendrían más ángeles, detén esto y huye—

— ¿Huir? No lo creo, he estado huyendo por más de cien años, ya es suficiente. No pasare de hoy, he usado casi todo el poder que tenía. Ahora dejemos la charla y conviértete en la llave a mi nueva vida—sin poder moverse Sam noto como la punta del arma se apoyaba sobre su pecho. Sus ojos se dirigieron al lugar en el que Gabriel se encontraba, quiso sonreírle pero ver su mueca de tristeza fue demasiado para él, le había prometido al ángel quedarse a su lado todo el tiempo que pudiera y este parecía haberse terminado. Esbozo una sonrisa y respiro profundamente para enfrentar lo que ahora venía. No quería morir, pero detener a la bruja había demostrado ser algo demasiado difícil, su único alivio fue que no vería como su hermano y la pequeña Mary corría el mismo destino que él.

—Él va a odiarme toda su vida—el cazador volteo hacia la bruja al oírla hablar, ella lo miraba con cierta tristeza en su rostro. La piel de la nephilim se veía oscura, estaba tan delgada que era fácil ver las venas de color verde bajo ella, Sam pensó que se parecía mucho a un cadáver y con cierta repugnancia se obligó a sí mismo a seguir mirándola—puedo ver en tu rostro que no estás muy agradecido de mirarme, pero no te preocupes esto ya no durara demasiado…volveré a ser la mujer que el amo alguna vez—

La punta de la espada atravesó la chaqueta de mezclilla de Sam antes de clavarse en su piel, el humano soltó una maldición sin poder moverse. Era extraño como aquello de “ver pasar la vida frente a tus ojos” estaba haciéndose realidad, su infancia junto a su hermano se desarrolló delante de él, las noches durmiendo en moteles mientras esperaban la llegada de John. El tiempo que paso junto a Jessica, la muerte de Dean y su posterior resurrección para concluir con el nacimiento de Mary. Aunque apareció al último, Gabriel no dejaba de ser importante, había llegado a conocer al arcángel como nadie más parecía conocerle, ya no podría sentir la tibieza de su piel o el sabor de sus labios. Con los ojos humedecidos contemplo por última vez al otro.

—Te amo—susurro sintiendo como una lagrima solitaria bajaba por su mejilla.

—Sam…te amo—repitió el arcángel acercándose todo lo que podía al fuego. Cuando Adira consumiera su alma no podría revivirlo, ni aunque descendiera al infierno y peleara con todos sus demonios podría recuperarlo. El ángel que jamás había derramado una lágrima por nadie que no fuera alguien de su familia, dejo que estas corrieran libremente por su rostro mientras contemplaba por última vez a su pareja.

La espada traspaso la piel y estaba a punto de hacer lo mismo con el musculo cuando la puerta por la que entrara Lilia se ilumino, una fuerte luz de color blanco que provenía desde el exterior se coló a través de las ventanas y las paredes de la casa temblaron antes de comenzar a agrietarse. Una gran grieta se extendió por el suelo hasta llegar al sitio en donde ardía el aceite sagrado, la grieta se abrió un poco más haciendo una brecha en el círculo, de inmediato Gabriel aprovecho la oportunidad y seguido por Aziel cayeron sobre la bruja que se apresuró en lanzar al suelo a Sam. El arcángel levanto al mal herido cazador, lo acerco a su pecho y comenzó a examinarlo. Aziel por su parte saco su propia espada y ataco con ella a la bruja que uso la espada que aún conservaba de Castiel para defenderse. El ángel y la bruja se enfrentaron, aunque la diferencia de fuerza era obvia, con un golpe en el estómago la mujer hizo que el otro cayera al suelo.

—No perderé mi tiempo contigo, solo necesito dos almas más y veo que Gabriel no me cederá la de Sam ¿no?—Adira rio al ver al rubio fruncir el ceño, se giró hacia el lugar en el que Castiel estaba a punto de deshacerse de Christian y cogiendo al ojiazul por el cuello lo lanzo lejos del otro—Christian, tráela—

El espíritu se incorporó a duras penas y corrió en búsqueda de su compañera. Después del golpe que Mary le diera a la mujer, esta aún se encontraba en el suelo. Christian se agacho a su lado y la levanto entre sus brazos para después cargarla hasta el sitio donde Adira se hallaba.

—Mi señora…—

—No hay tiempo, Christian—murmuro la bruja observando fijamente a Gabriel que tras asegurarse que Sam estuviese bien, se había levantado y la estaba mirando con ira mal disimulada—les agradezco a ambos por todo pero debemos apresurarnos, los sellos que Lilia no rompió no duraran por siempre y apenas puedan esos sujetos vendrán por nosotros—

—Fue un privilegio permanecer junto a usted—por unos segundos Adira se permitió sonreírle a su fiel sirviente antes de que este sacara un puñal de su bolsillo—deseo que su sueño se haga realidad—

Antes que la mujer pudiese responder, Christian puso el arma sobre el pecho de su compañera y lo hundió hasta la empuñadura, Andrea abrió los ojos unos segundos y emitió un quejido cuando la hoja volvió a salir. Después de sacar el puñal  del cuerpo de su compañera, el otro espíritu lo puso sobre el lugar donde su corazón se hallaba.

—Gracias, Christian—

Con una sonrisa el espíritu miro por última vez a su ama y clavo el cuchillo  en su corazón, su rostro se contrajo por una mueca de dolor  antes que se desplomara al lado de su compañera. Adira estaba a punto de agacharse para recuperar el arma cuando Gabriel la ataco. La nephilim sujeto su mano que sostenía la espada, a pesar de sentirse bastante más poderosa tras consumir a Lilia, no lo era lo suficientemente aun para enfrentarse al furioso ángel de la anunciación. Gabriel golpeo a la nephilim repetidas veces. Adira tenía la impresión que aun el arcángel sentía dudas sobre matarla pues aun no intentaba matarla de veras, debía aprovechar eso y sacárselo de encima. Un rápido vistazo a su alrededor le dio una idea, el sillón aún continuaba en su lugar así que concentrándose logro levantarlo y lanzarlo al lugar en el que Sam aún estaba tendido, rápidamente Gabriel fue en su ayuda, momento que la bruja aprovecho para pronunciar las palabras que le permitirían absorber las almas de sus dos sirvientes. Percibió como el poder de las dos almas se unía al propio estabilizando las energías que chocaban dentro de ella. Lo único que faltaba era tomar la vida de Mary.

La niña se apretó contra Dean intentando protegerse de la mujer que en esos momentos estaba acercándose a ella y a su papa que respiraba a duras penas. La había visto golpear a sus tíos y a sus padres, también la vio morder a la mujer que llegara hacia unos minutos y que ahora se encontraba en el suelo, inmóvil… ¿eso quería decir que estaba…muerta?

— ¿Me tienes miedo, niña?—antes de darse cuenta, la mujer estaba a unos cuantos pasos de ella con una sonrisa adornando sus labios—yo soy Adira, soy algo así como tu madre también—

— ¡No, mentirosa!—grito la niña aferrándose al brazo del rubio que estaba de rodillas a su lado— ¡tú no eres de mi familia! ¡Tú eres mala!—

— ¿No me crees? Supongo que tendré que resignarme a que la princesa no sepa nada de mí—

— ¡Aléjate de ella! Primero tendrás que pasar por encima de mí para tocar a mi hija—Dean volvió a toser mientras intentaba sostener derecho el rifle—retrocede o te llenare de plomo—

—Esas palabras son fuertes para alguien a quien le queda tan poco—la bruja siguió caminando hacia Mary que comenzó a llorar—no llores pequeña…aun no te he hecho nada como…—

Una bala se incrusto bajo el ojo derecho de la nephilim, Adira dejo de hablar mientras quitaba el proyectil de su mejilla.

—Eso ha sido muy descortés de tu parte, Dean—

—Te diría que lo lamento, pero ya sabes cuánto quiero matarte—dijo Dean al tiempo que volvía a cargar el arma—Mary, ponte detrás de mí—

— ¿Sabes, Dean? Me agradas, no eres el típico cazador bruto que va por ahí solo matando criaturas. Eres honesto y muy gracioso, así que me permitiré ser honesta contigo—valiéndose de su rapidez la bruja se acercó al cazador y le arrebato su arma, la cual lanzo al otro lado del cuarto—he planeado todo lo que has visto aquí por más de cien años, no creas que no he fallado en varias cosas pero la mayor parte del plan sigue funcionando—

— ¿Entonces planeaste perder en el último instante? Por si no te has dado cuenta, esos idiotas están libres y Castiel está a punto de caer sobre ti—con una sonrisa el rubio le señalo al ángel que los observaba a unos cuantos metros—fallaste, perra, no hay nada que puedas hacer—

—Siempre hay esperanza, Dean, además, no sabía que necesitabas que el angelito viniera a salvarte ¿en qué momento dejaste de ser un hombre?—la sonrisa burlona de la bruja cayó sobre el como un balde de agua fría sobre el— ¿no eras tú el cazador más macho entre los machos?—

—Acércate y te demostrare como es un hombre—gruño el rubio, molesto por lo que dijera antes la bruja—aunque es una lástima que te veas y huelas como un cadáver—

Adira rio al escuchar las palabras de Dean. No podía negar que aquellas palabras eran ciertas, en esos momentos no debía verse tan bien, no después de haber estado usando sin parar sus poderes. El cazador estaba en lo cierto pero aún le quedaba el poder suficiente para llegar al final. Lo primero que debía hacer era mantener alejados a los ángeles el tiempo suficiente para apuñalar a la niña, aun cargaba la espada de Castiel y mantenía escondida entre sus ropas una botella con el aceite suficiente para hacer sufrir un poco más a Dean y a su hija.

—Créeme, no tengo ese tipo de interés en ti…—la bruja tomo al cazador por el cuello y lo levanto del suelo con una sola mano, asustada de la mujer Mary se quedó quieta observando lo que estaba ocurriendo delante de ella. Saco la botella  y antes que cualquiera de los ángeles pudiese impedirlo Adira, usando el aceite que le quedaba hizo un círculo alrededor de Mary, Dean y ella que encendió usando sus poderes.

—Antes te dije que sería honesta contigo, así que espero que no te moleste si te digo que no te necesito—el cazador pateo a la mujer intentado librarse de su agarre, pero esta apretó su mano clavando sus dedos en el cuello del rubio. Una sonrisa se extendió por el rostro macilento de la mujer antes que esta clavara la espada de Castiel en el estómago de Dean quien escupió sangre cuando la hoja salió de su cuerpo. Adira lo dejo caer a sus pies, el cuerpo del cazador se estrelló con un golpe sordo mientras Mary empezaba a gritar—no llores querida, pronto estarán juntos para siempre—

Sin perder más tiempo la bruja esquivo el cuerpo de Dean y se aproximó a la niña que encogida en el suelo seguía llorando a gritos mientras llamaba a su padre. Por unos escasos segundos, Adira tuvo piedad de la niña, era casi como ver lo que a ella le sucediera en el pasado. Ella amaba a sus padres, pero estos le habían sido arrebatados por el ángel que ahora la observaba con ira. No podía detenerse ahora, recordó el escaso tiempo que aun tenía antes que Castiel o Gabriel lograran llegar hasta ellas. Se inclinó sobre la pequeña y puso su mano sobre su cabeza, los ojos de la niña se cerraron un segundo y cuando volvió a abrirlos estos se habían vuelto blancos. Lentamente, Mary se puso de pie, Adira se paró tras ella y la sujeto por el cuello. Levanto la espada que perteneciera a su padre y se apresto a darle el golpe mortal. La niña no se movió, ni siquiera parpadeo cuando la hoja se acercó a ella. Adira pudo oír  claramente los gritos a su alrededor, la voz de Castiel y la de Gabriel ordenándole que se detuviera. La bruja los ignoro y siguió adelante, pero antes de que pudiera apuñalar a la niña sus movimientos se vieron interrumpidos por la inesperada aparición de Dean. El cazador se aferró a la mujer por la espalda y logro detener el golpe que esta iba a darle a su hija.

—¡¡Quita tus garras de Mary!!—

— ¡¿Por qué crees que podrías detenerme?!—Adira soltó a Mary e intento que Dean la dejara libre pero a pesar de todos los golpes que recibiera él no la soltó— ¡muérete de una vez!—

—¡¡Ya te dije que tendrías que…m—matarme primero, perra!!—la bruja logro agarrarlo por la chaqueta y lo lanzo por sobre su hombro al suelo. Dean choco contra el piso pero no soltó a la mujer, al estrellarse contra el suelo dejo salir un quejido que impulso a Castiel a lanzarse contra el fuego que lo separaba de su pareja pero cuando ya sentía el calor en su rostro, su hermano Gabriel lo detuvo a duras penas.

— ¡Te matare cien veces si es necesario, Winchester!—exclamo Adira golpeando al humano en el estómago, justo en el lugar donde le clavara la espada. Dean grito de dolor pero no aflojo su agarre, sino que se levantó y procuro que ella no pudiera alejarse. Pese a todos sus esfuerzos lo único que consiguió fue que Dean soltara uno de sus brazos, las fuerzas estaban abandonándola justo en el momento crucial, había dado por hecho que el cazador no sobreviviría a todas esas heridas— ¡suéltame, perro!—

— ¡N-No, preciosa, si me voy…vienes conmigo!—un increíble dolor atravesó el cuerpo de la bruja que confundida clavo una mirada de sorpresa en el rubio que ahora sonreía, se separó un poco de él y miro su abdomen del cual sobresalía la empuñadura de una espada mata ángeles, el cazador le había engañado y ahora su destino estaba sellado.

 El rubio soltó su agarre y aun confundida la bruja comenzó a retroceder hasta que el fuego que los rodeaba se prendió a su vestido. El fuego subió por su cuerpo lamiendo su piel. Enceguecida por el dolor y la sorpresa la bruja salió del círculo, Adira cayó al suelo logrando así que se apagara el fuego en su ropa. La nephilim se arrastró por el piso en dirección a la falsa Mary. Sus últimos segundos de vida, Adira los empleo en intentar alcanzar a la criatura que tenía la misma forma que la persona que se suponía seria su salvación…pero no había manera en que esa Mary pudiera servir a sus deseos, lo único que logro antes de morir fue agarrarse a su pierna. Eso fue lo último que Dean alcanzo a ver de la bruja antes que Castiel lo abrazara contra su pecho. Cerró los ojos con la visión de la muñeca que tenía la forma de su hija y con la mujer muerta a sus pies grabados en sus parpados.

El tacto de su ángel era cálido y curaba su miedo, perderse en su aroma fue tan fácil…

La próxima vez que Dean abrió los ojos ya no se encontraba en la habitación en la que Adira los había hecho sufrir tanto, sus ojos vagaron por el techo de una habitación que se le parecía mucho al cuarto del motel en el que decidieran quedarse mientras investigaban la invitación de la bruja. Recordó el dolor que lo invadió cuando la nephilim enterrara en su estómago la espada, la bruja lo había dado por muerto dándole así una oportunidad para encontrar la espada que perteneciera a Lilia, la escondió entre su ropa y cuando vio como la vida de su hija peligraba no dudo ni un segundo en lanzarse contra la bruja, casi al final de su vida logro reunir las escasas fuerzas que le quedaban y con un último esfuerzo apuñalo a Adira logrando asesinarla. Estaba solo en aquella habitación, tenía demasiadas dudas y no había nadie que pudiera responderlas. Sobre todo quería saber que paso después que cayera inconsciente, ni su hermano o Castiel se encontraban presentes así que su única posibilidad de saber que había pasado era levantarse de la cama y buscar respuestas por sí mismo. Se incorporó y lo primero que hizo fue levantarse la camiseta para ver la herida que Adira le había hecho al apuñalarlo pero la piel de su estómago estaba lisa, a excepción por las cicatrices que ya tenía no se veía ninguna nueva.

Tras una rápida visita al baño se dirigió al exterior del cuarto. El corazón le dio un brinco de felicidad cuando vio a su pequeña hija correr hacia él y lanzarse a sus brazos. Con una gran sonrisa Dean la tomo entre su brazos y la levanto acercándola para besarla en la frente. Castiel se acercó a ellos con una diminuta sonrisa en su rostro, con agrado el rubio noto que la gabardina había vuelto a su lugar.

—¿Te sientes mejor, Dean?—pregunto el ángel haciendo que las mariposas se alteraran en el estómago del cazador, de verdad necesitaba un tiempo a solas con él, ese tono tan profundo solo le provocaba malos pensamientos—te dejamos dormir un poco más porque parecías cansado—

—Debo decir que necesitaba descansar ¿Cómo estas tú, nena?—la niña le sonrió antes de esconder el rostro en su cuello— ¿Qué sucede? ¿Hiciste algo malo?—

—Mi sobrina es un angelito ¿Cómo podrías pensar que ella ha hecho algo malo?—pese a oír la voz de Gabriel la sonrisa no desapareció del rostro del cazador, se sentía demasiado feliz de ver a toda su familia a salvo—sospecho que quiere pedirte algo ¿no es así, princesa?—

—Papi, el tío Gabe dijo que si yo quería podíamos ir a la playa—ahora comprendía todo, el entrometido de su cuñado había influenciado a su hija para que le pidiera eso—yo…nunca he ido a la playa…yo sé que estuviste mucho tiempo resfriado pero de verdad me gustaría ver el mar, se ve tan grande en la tele—

— ¿Estuve resfriado?—aquello sí que confundió al rubio que busco con su mirada una respuesta en los ojos de su ángel—no lo…—

—Claro que estuviste resfriado, Dean, estabas muy enfermo—Sam se acercó en ese momento poniendo una mano en el hombro del mayor— ¿cariño, porque no vas con el abuelito Bobby a hacerle compañía?—

—Bueno, le diré que me lea el cuento de la bella durmiente otra vez—Dean dejo a la niña en el suelo y esta de inmediato corrió hacia el viejo cazador que en esos momento se acercaba al grupo en su silla de ruedas.

— ¿Así que tuve un terrible resfriado?—se volteo hacia Sam que camino hacia el encuentro de Gabriel que pasando su brazo por su cintura lo atrajo hacia el—por favor, dejen las cursilerías para después. Tengo tanta hambre que me comería una vaca—

—Nos vimos en la obligación de cambiar algunas partes de la memoria de Mary, vio demasiadas cosas que una niña tan pequeña jamás debe ver—Castiel fue el primero en hablar, se acercó a Dean y se quedó mirándolo fijamente—ella vio como Adira te asesinaba, cuando despertó del trance en el que estaba comenzó a gritar y a llorar—

—Maldición… ¿Qué paso después?…ya sabes, cuando…—

— ¿Cuándo te desmayaste como una chica? Pues no mucho, se aparecieron un montón de ángeles y por un momento creí que tendríamos que salir huyendo pero apareció Micael—ignorando la burla del arcángel, Dean busco con la mirada su auto. Repentinamente el cazador recordó que había dejado su auto cerca de la casa de Adira, pero su ánimo mejoro al ver al automóvil brillando bajo la luz del sol—al parecer nuestro buen amigo Aziel está en muchos problemas ahora, el cielo quiere llevarlo a juicio por todas las cosas que hizo—

— ¿Entonces ya no perseguirán a Mary?—

—Creo que eso ya no sucederá, la niña no es peligrosa y no representa ninguna amenaza para el cielo—nada mas oír aquella voz, Castiel y Gabriel se pusieron delante de los hermanos. A unos cuantos metros se hallaba Micael, el hombre que apareciera en la casa de Chuck y que ayudara a Sam a encontrar a Dean—tampoco es necesario que me vean como una amenaza, ni a mí o a Aziel—

— ¿Eliminaron ya a ese idiota?—Dean salió de detrás de Castiel dándole una mirada que claramente decía que no quería que el ángel lo defendiera—espero que lo hayan hecho, si vuelve a intentar hacerle algo a mi hija no será el único que pague—

—Confía en mí, Dean Winchester, Aziel ya no será un peligro para ella o cualquiera. Está ocupando una celda en el cielo en estos momentos— el ángel le ofreció una sonrisa que el cazador no correspondió—debo retirarme ahora, me alegra ver que todos se encuentran bien, por un momento creí que habíamos llegado demasiado tarde. Bien, debo retirarme ahora, es un gusto volver a verte Gabriel—

Sin agregar nada más Micael desapareció frente a ellos. Castiel volvió a acercarse a él y se quedó mirándolo anhelante. Dean suspiro bajito descifrando el anhelo en la mirada del otro, el también quería lo mismo e iba a acercarse a él para susurrárselo en el oído cuando su estómago comenzó a gruñir audiblemente.

—Creo que antes de llevarte al rubito a la cama deberías llevarlo a comer algo, ya sabes, antes de que se desmaye entre tus brazos—rio Gabriel alejando el brazo de Sam para tomarlo de la mano—yo y Sammy llevaremos a Mary al parque mientras ustedes se ponen como conejos en celo—

Dean iba a gritarle al arcángel cuando Castiel se acercó a él y lo tomo de la mano para transportarlo junto a el a un callejón. El cazador miro a su alrededor reconociendo el callejón que se encontraba detrás de su restaurante favorito en Kansas, le hizo feliz saber que Castiel lo conociera tan bien. Se arrimó a el, obligándolo a que pegara la espalda contra la pared y comenzó a besarlo. Los brazos del ángel rodearon su cintura, presionándolo firmemente contra su cuerpo mostrándole cuanto le necesitaba, pero nuevamente su traidor estomago volvió a gruñir haciéndole notar que su hambre aún no se veía satisfecha, bueno, no por lo menos “esa” hambre.

—Déjame recuperar algo de energía, tigre, después me ocupare bien de ti—le gruño seductoramente mientras palpaba descaradamente  el visible bulto en el pantalón del ojiazul—a no ser que quieras que las palabras del idiota de tu hermano se hagan realidad—

—¿Qué quieres comer, Dean?—cuestiono el ángel alejándose a duras penas de su pareja, tener tan cerca de Dean y no poder hacerle el amor era una verdadera tortura. Se alejó de él y comenzó a caminar hacia la parte frontal del restaurante— ¿una tarta?—

—Quiero comerte a ti, Cass, pero eso será para después—rio pasando a su lado y pellizcándole el trasero—ahora de verdad necesito una gran tarta de manzana—

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Aziel miro a su alrededor pero no vio absolutamente nada más que un gran espacio de color blanco. Sabía perfectamente que se encontraba encerrado en una cárcel y como era bien sabido por todos los ángeles, huir de una de sus celdas era algo casi imposible…a no ser que fueras un ángel llamado Aziel y no tuvieses a alguien que te ayudaría a huir. Micael se había encargado de desarticular su escuadrón pero no conto con que Aziel había previsto algo así. Era imposible que cualquiera de esas torpes mentes se dieran cuenta que no estaban a su nivel. Saldría de esa prisión y bajaría a la tierra para reunirse con su lindo perrito.

 

Notas finales:

Continuara...


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