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La no tan normal vida del cazador por Allure

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Notas del capitulo:

Ni Supernatural o sus hermosos personajes me pertenecen y eso...hahahaha

 

 

A veces Dean se preguntaba si sus padres podían verlos, desde donde quisiera que ambos estuviesen. Se preguntaba si su padre se sentiría decepcionado de que su hijo mayor tuviera una opción sexual distinta y vaya que distinta, después de todo no es cosa de todos los días que un ángel del señor caiga a los pies del hombre que saco del infierno. Nunca llegaría a saber que pensaba su madre, Mary, de ese tema pues esta había muerto antes que el supiera que existían hombres que podían querer a otros hombres de la misma manera que querían a las chicas. Si pensaba en ella no podía imaginar que ella lo rechazara, Mary Winchester habría amado a su nieta.

Cuando miraba a su pequeña y disfuncional familia un millón de preguntas aparecían en su cabeza, y los “que hubiera pasado si…” se repetían con mayor frecuencia. Mary estaba creciendo rodeada de hombres, pese a que él y Castiel, sin olvidar a Sam y a Gabriel, estaban haciendo todo lo posible por darle la familia que  ella necesitaba habían ocasiones en las que parecía que no importaba todo lo que intentaran, todo salía mal. Le había puesto a la niña el nombre de su madre, como una forma de honrar su memoria y porque sabía que jamás amaría a otra mujer más que a ellas. La echaba tanto de menos, sabía bien que Mary necesitaba una figura materna en su vida pero no era algo que podía ofrecerle, bueno, si podía pero primero se pegaría un tiro antes de dejar que Gabriel volviera a convertirlo en mujer.

-¡Papi, ven a jugar con nosotros!-la voz de su hija lo arrebato de sus pensamientos. La niña estaba sentada en un sillón al lado de su padre y sus tíos se encontraban frente a ellos sentados en otro sillón. Entre ellos se encontraba una mesa baja y sobre ella pudo apreciar un tablero que el supuso era un monopolio-el tío Gabe está haciendo trampa y papá aun no entiende porque debe pagar por caer en mi propiedad—

— ¿Aun no lo entiendes, Cass?—con una sonrisa el cazador se acercó a ellos y tomo asiento al lado de Castiel que seguía mirando atentamente el tablero—creo que te había explicado que tienes que pagar renta cuando caes en la propiedad de otro, no es tan difícil si hasta tu hermano puede jugar—

— ¿De qué hablas, rubito? Conozco el juego de memoria—Sam a su lado lanzo los dados y con un suspiro de frustración movió su ficha hasta que esta estuvo en el casillero marcado como “Cárcel”—oh…mi alce ha caído en la cárcel, eres un chico malo ¿no?—

—Solo fue mala suerte, eso es todo—el pelilargo se inclinó sobre el tablero y le pellizco la mejilla a la niña que en ese momento estaba lanzando los dados—recuerda que cuando terminemos de jugar, vamos a seguir con tus lecciones de matemáticas ¿bien?—

—No me gustan las matemáticas, tío—la pequeña hizo un puchero y se quedó mirándolo con la cabeza un poco ladeada al otro— ¿podemos leer un cuento?—

—Está bien, pero primero aprenderás las tablas de multiplicar…—

—Pero, tío Sam…—

—Bien, pero será uno corto—al oír aquella conversación Dean no pudo evitar sonreír ante la derrota de su hermano menor—luego te enseñare como multiplicar por cinco—

—Felicidades, mi amor, has sido vencido por una niña de siete años—rio Gabriel acercándose a él y poniendo una mano en su rodilla—aunque es bastante comprensible ya que es mi linda sobrina—

—Agradece que aun este en la cárcel—Sam rio también antes de darle un trago a la gaseosa que se encontraba en la mesita al lado del sofá— ¡Hey, ya que ustedes no están haciendo nada deberían ir a hacer las maletas!—

— ¿De que estas hablando? Nosotros no trajimos…oh, ya veo—Dean sonrió reconociendo la mirada que su hermano estaba dándole. La verdad es que habían venido a ese lugar para estar más tiempo con su hija, sin embargo, si pasaban más tiempo con Mary no podía hacer nada más que actuar como los padres juiciosos que debían ser delante de su inocente niña. Desde que habían llegado a la isla (vaya mala frase de mala serie de suspenso) él y Castiel habían estado haciendo muy bien el papel de padres juiciosos cuyo únicos contactos entre si habían sido algunos besos y uno que otro manoseo rápido antes de que Mary lo notara. Francamente, eso ya no daba resultado y masturbarse en la ducha era algo de lo que quería olvidarse.

— ¡Vamos, Cass, a preparar las maletas!—le dio un suave codazo al ángel a su lado que en esos segundos terminaba de leer el manual del juego—necesito que me des una mano—

—Lo siento, Dean, creo que por fin he comprendido las reglas de este juego—respondió Castiel ante la incredulidad del humano—no creo que me necesites a mí para eso—

— ¿Qué no te necesito a ti? Quizás tengas razón—enfadado con Castiel, Dean se levantó y camino hacia la alcoba en la que ambos habían estado durmiendo junto a Mary. Aun se encontraban en la casa a la que Gabriel los había llevado para pasar unas cortas vacaciones, a pesar de ser un lugar grandioso, el cazador ya estaba comenzando a sentirse incomodo en ese lugar lleno de lujos. Sencillamente él no estaba acostumbrado a eso, no es como si le desagradaran pero no iba a negar que extrañaba un poco las noches en los moteles al lado del camino.

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—Creo que deberías ir con mi hermano—Castiel levanto su mirada del tablero y la fijo en el hermano menor de su pareja, Sam lo observaba con una mueca que él no alcanzaba a entender del todo—él debe estar necesitándote en este momento—

—Dean puede encargarse de algo como eso—el ángel podía no alcanzar a comprender del todo el comportamiento humano pero apostaría sus alas a que estaba perdiéndose algo. Sam lo miraba con ese gesto que ponía cuando Dean no comprendía sus explicaciones, a su lado Gabriel tenía una sonrisa malévola en su cara— ¿hay algo de lo que estoy perdiéndome?—

—Probablemente estés perdiéndote una buena oportunidad de fo… ¡auch, Sammy!—un certero codazo logro que el arcángel se callara de golpe—no era necesario que fueras tan rudo, sabes que me gusta eso solo cuando estamos solos—

—Lo que Gabriel quiere decir, sin tener que recurrir a un lenguaje inapropiado delante de nuestra sobrina es que nosotros cuidaremos de Mary mientras ustedes…disfrutan de algo más de intimidad—un pequeño sonrojo se apodero de las mejillas de Sam—ya sabes, dudo mucho que hayan podido hacer…algo—

—Papá ¿Por qué no le ayudas a papá a hacer maletas?—Mary termino de mover su ficha por el tablero y luego se giró a ver a su padre— ¿estas enfadado con él?—

—No lo estoy, Dean no ha hecho nada malo—pese a todo el tiempo que había permanecido junto a los hermanos Winchester al ángel aun no le iba bien con la parte del lenguaje no hablado—¿hay algo que ustedes no me han dicho?—

—Es una suerte que seas guapo, hermanito, lo que Sammy quiere decir es que vayas con tu mono sin pelo y le des una banana—tras decir eso el arcángel movió sus cejas intentando hacerle saber algo de lo que él no estaba seguro. Normalmente Gabriel se refería a Dean de esa forma despectiva cuando discutían, pero estaba bastante seguro que no los había oído pelear. Supuso que su desconcierto fue visible para su hermano mayor pues lo vio fruncir el ceño y chasquear sus dedos. Nada más hacer esto el tiempo pareció detenerse para Sam y Mary quienes se congelaron—a veces eres insoportablemente inocente, quizás deba darte algunas clases—

—No creo comprender a lo que Sam y tú se refieren con sus palabras—

—Lo que mi alce y yo hemos estado tratando de decirte desde hace un buen rato es que su hermano está esperando en la habitación por un poco de sexo angelical—

—Pero el jamás dijo que quería eso—Castiel se sentía auténticamente confundido, según sus limitados conocimientos decir que Dean quería una banana era algo relacionado a la comida y no al sexo—creo que aun no entiendo esa forma de hablar—

—Pues te daré la clase en otro momento, ahora mismo lo único que tienes que hacer es ir con el rubito antes que se enfrente a un grave caso de bolas azules—la nueva mueca de intriga en la cara de su hermano hizo que Gabriel se diera un golpe en la frente con su palma—bien, quitare de mi agenda unas cuantas bromas y te daré clases para que puedas comprender el fino arte del doble sentido. No tengo nada más que decirte, ve con tu mono y hazme sentir orgulloso—

Castiel asintió antes de desaparecer frente a él. Gabriel dejo salir un pequeño suspiro antes de volver a chasquear sus dedos y dejar que la escena a su alrededor siguiera desarrollándose. Sam lo miro extrañado unos segundos antes de voltear a mirar hacia el sillón en el que ahora Mary se encontraba sola. Con una risita iba a lanzar los dados cuando el arcángel lo sujeto por la manga.

—Sam ¿sabías que no puedes salir de la cárcel sin tu inspección de cavidades?—

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Dean estaba sentado en la orilla de la cama revisando su celular cuando la puerta de la habitación se abrió de golpe. Confundido por aquello se puso inmediatamente de pie y espero a que lo que fuera que hubiese abierto la puerta entrara. Sin embargo, se tranquilizó al ver al ángel entrar lentamente en la habitación. Por alguna razón que no deseaba cuestionar demasiado aquello se parecía mucho a la primera vez que se vieron. Lo único que faltaba era que le enseñara sus alas y que el intentara disimular una pequeña erección para que aquella fuera como la vez que se conocieron. Dean se puso de pie e iba acercarse a él cuándo Castiel levanto su mano y el cuerpo del cazador se vio catapultado de espaldas a la pared más cercana. Enfadado por la extraña actitud de su pareja, Dean iba a lanzarse contra el pero no pudo despegarse de la pared. El ángel se aproximó lentamente observándolo fijamente, hasta que su cuerpo estuvo separado por unos cuantos centímetros del cazador.

— ¿Qué mierda intentas probar, Castiel? Déjame ir en este instante—el enojo en la voz de Dean era palpable, el ángel sabía que eso no era una buena señal, pero desde hacía algunos días tenía una pequeña fantasía en la que el otro estaba bajo su completo poder. Su hermano le había dicho que lo enorgulleciera y el esperaba estar a la altura. Puso su mano en el pecho del cazador y lo acaricio por encima de la tela de la camisa—Cass…no podemos, Mary puede venir en cualquier momento y no quería explicarle sobre el sexo hasta que tuviera dieciocho años—

—Si mal no recuerdo tu empezaste a los quince años ¿no?—lentamente llevo su palma al estómago del rubio y la dejo allí, maravillándose con el calor y temblor que podía sentir a través de la ropa—con esa chica que trabajaba en el restaurante que estaba cerca del motel—

—Creo haberte dicho antes que no a todos les gusta que le hables de su pasado o las cosas que hicieron en él, Cass—Dean dejo el enfado relegado a un oscuro lugar en su memoria. El simple hecho que Castiel pusiera su mano sobre él era suficientemente placentero como para dejar de lado todo—a pesar de que me gusta un poco el que estés comportándote como “soy—un—puto—ángel” no podemos hacer esto—

—Gabriel y Sam dijeron que cuidarían a Mary—el ángel acerco su cara al cuello de Dean y aspiro su aroma—ella no va a venir—

—S-Si, lo hará…mierda, Castiel no hagas eso—la mano que antes se encontraba en su pecho ahora se encontraba a la altura de su entrepierna y estaba frotando la creciente erección que allí se encontraba. Dean gimió cuando el ángel froto un poco más fuerte—déjame ir antes que haga un sello—

—No puedes, en este momento el único que manda aquí soy yo—volvió a llevar su mano hacia el pecho del cazador y tras darle un largo beso se separó de el— ¿estás listo, Dean?—

—Ya te dije que…—a pesar de lo mucho que le gustara ese beso, Dean no podía dejar de pensar en que su hijita estaba a unos metros de ellos. Repentinamente unos golpes en la puerta los hicieron detenerse.

— ¡Dean, Cass! ¡Llevaremos a Mary a comprar algunas cosas y volveremos en…Gabriel dice que volveremos mañana!—el tono de la voz de su hermano le hizo pensar que estaba avergonzado, algo obvio si el menor sospechaba que estaban teniendo sexo—no se preocupen por hacer ruido, dormiremos en un hotel. Hasta mañana—

— ¿Tu hermano y mi hermano saben que nosotros…?—tras algunos ruidos de pisadas y la corta despedida de Mary, el silencio inundo el lugar. Castiel lo miro sin expresión un rato antes de volver a acercarse para besarlo, enredo su lengua con la suya al tiempo que deslizaba sus manos por su abdomen hasta llegar a los botones que unían su camisa. Apretó las orillas de la prenda y con un pequeño esfuerzo hizo que los botones saltaran por los aires. Asustado y excitado en partes iguales por la actuación de su pareja, Dean se separó para tomar algo de aire, dejando que Castiel dejara un sendero de besos hasta su cuello.

Sin demasiada suavidad el ángel termino de quitarle la camisa al humano y la lanzo al suelo. Dean estaba respirando con algo de dificultad, sus mejillas habían enrojecido después que Castiel le susurrara lo que quería hacerle. Dean no era una virgen o alguien que desconociera el sexo pero la cadencia y el tono de voz del ángel, sumado a las manos que estaban acariciando su pecho lograron hacerle volver al instante en que perdiera su virginidad. Hacer el amor con Castiel era como volver a hacerlo por primera vez. Gimió sintiéndose perdido cuando los dedos del otro trazaron sus abdominales mientras sus tetillas eran succionadas y mordisqueadas de la forma en que le gustaba tanto, el ángel conocía cada uno de sus puntos erógenos y sabia con pasmosa exactitud como tocarlo para dejarlo rogando por más.

—Chúpame, Cass, por favor hazlo—dijo cuándo logro construir una frase más o menos coherente en su mente. El tiempo sin intimidad con Castiel había sido tan largo que sospechaba que si el ángel no cumplía con lo que él le pedía sus testículos harían explosión por la presión—n-no aguanto más…Cass…Follame—

—No lo haremos, no de esa forma—susurro el ángel sobre su tetilla  izquierda antes de darle una última mordida—esta vez quiero que me ruegues—

Antes que Dean pudiera quejarse, el ángel se alejó de él y se sentó en la cama, frente al sorprendido cazador que se quedó mirándolo. Castiel podía no comprender el supuesto doble sentido del que su hermano Gabriel tanto presumía pero si sabía usar una computadora y entrar en los sitios de internet a los que Dean a veces, cuando creía estar solo, entraba. Allí había visto lo que según él era lo más excitante que alguna vez presenciara. Un hombre y un joven, el primero sentado en una cama esperaba la llegada del segundo quien se le acercaba lentamente antes de darle una corta pero placentera sesión de sexo oral para después montarse en su regazo y dar comienzo al acto principal. Era bastante obvio como terminaba todo pero él quería hacerlo de la misma forma y no podía imaginarlo con alguien más que no fuera Dean.

El rubio pasó del desconcierto inicial a la compresión gustosa en un par de segundos. Tras sentarse Castiel, se dio cuenta que ya nada lo sujetaba a la pared. Dio un paso hacia el ángel mientras deslizaba sus manos por su torso desnudo. Observo al ángel un rato, disfrutando del placer que parecía provocarle solo verlo allí de pie, si eso no le subía el ego nada se lo subiría.

— ¿Ahora qué quiere que haga, su alteza?—Castiel esbozo una diminuta sonrisa al tiempo que se acomodaba en la cama y abría sus piernas—creo que ya tengo una idea—

—Quítate toda la ropa—Dean se quedó quieto nada mas oír la orden del otro, usualmente era el quien llevaba las riendas en el sexo pero no podía negar cuanto lo excitaba que los papeles se cambiaran. Con lentitud procedió a quitarse las botas primero, los calcetines y luego se incorporó para bajarse los jeans. Dejo que estos se deslizaran hacia abajo por sus piernas y solamente ataviado con su ropa interior se le acerco. Sin una sola palabra se arrodillo entre sus piernas, las palpo hasta llegar a su entrepierna y cuando llego allí se demoró unos segundos en bajar el cierre de su pantalón y desabrochar el botón que mantenía cerrado el pantalón del ángel. Iba a quitárselo cuando las manos de Castiel se lo impidieron, tras un rato de confusión Dean comprendió que el ojiazul tenía algo nuevo en mente. Metió su mano bajo la ropa del otro, excitado por el calor que podía sentir a través de la tela.

— ¿Quieres que la ponga en mi boca, Cass?—susurro enterrando su cara en su regazo, aspirando el olor almizclado que desprendía aquella parte de su cuerpo. Froto su mejilla contra su erección, oyendo los gemidos en la boca del ángel. Sin hacerle esperar más, hizo a un lado la ropa interior y saco su pene. Pausadamente comenzó a lamer el glande, levanto su mirada hacia el ángel, buscando su atención, cosa inútil ya que Castiel estaba completamente hechizado por los movimientos de Dean. Sujeto su miembro con su mano derecha y la izquierda se dirigió a sus testículos. Comenzó a chupar su cabeza, primero lentamente y después subió el ritmo. Excitándose por los sonidos que estaban abandonado su boca. Guio su propia mano hacia abajo y bajo su ropa interior para comenzar a acariciarse. Llevo su pene un poco más adentro de su boca y chasqueo su lengua, Castiel gimió un poco más audiblemente.

—D-Dean…—después de recibir tantas mamadas a lo largo de su vida, Dean ya sabía que era lo que un hombre más disfrutaba y él estaba haciéndoselo al ángel. Oírle gemir era ese tipo de cosas de las que no se cansaría en toda su vida, pero si su experiencia no le fallaba ese era un signo claro de que faltaba poco para que Cass acabara y eso era algo que no quería…todavía.

Las manos del ángel acariciaron su cráneo, bajando por su cuello hasta llegar a sus hombros. En ningún instante había dejado de observar lo que Dean estaba haciéndole, le maravillaba como el cazador podía llevarlo al cielo sin siquiera abandonar la tierra. Lo sujeto por los brazos y le indico que ya era suficiente. Apenas lo tuvo frente a si volvió a besarlo, perdiéndose en el sabor de su boca mezclado con el suyo propio, amaba tanto a Dean Winchester que no podía alcanzar a imaginar un futuro en el que él no existiera. Freno sus movimientos y se levantó de la cama. Dean iba a quitarle la gabardina cuando el ángel volvió a detenerlo.

Dean estaba francamente sorprendido por la forma en la que Castiel estaba actuando pero de alguna manera el suspenso le gustaba, quería experimentar lo que él quisiera hacerle. El ángel le dio la vuelta y lo acerco a la cama.

—Arrodíllate—Cass susurro en su oreja al tiempo que le acariciaba los muslos. Dean hizo lo que él le pedía y pronto estaba sobre la cama con el trasero en su dirección. Castiel se inclinó hacia él y separo sus glúteos para tener mayor acceso a su entrada. Un gritito de placer le indico que su lengua estaba haciendo un buen trabajo. Necesitaba lubricarlo antes que su razón se esfumara e hiciera algo que lastimara a su pareja. Unió sus dedos a su lengua y pronto los gemidos de placer del cazador comenzaron a taladrarle los tímpanos y a hacer mella en su autocontrol. Ya no podía más, se incorporó y sujetando su pene para que no resbalara penetro a Dean. Centímetro a centímetro, disfrutando del calor que lo rodeaba. Cuando estuvo por completo dentro suyo se inclinó sobre él y comenzó a besar su columna. Empezó a moverse lentamente, deleitándose en la sensación que el cuerpo de su pareja le ofrecía. Dean temblaba y jadeaba intentando acostumbrarse pero Castiel no podía detenerse allí. Tras un último beso empezó a moverse, gimiendo mientras veía el lugar donde sus cuerpos se unían.

— ¡C-Cass, joder!—Dean llevo su propia mano a su miembro y comenzó a masturbarse. Sus movimientos algo erráticos por el placer que el ángel estaba dándole. Gruño en el instante que Castiel subió la velocidad y la profundidad de sus embestidas. Estaba tocando su próstata, el ángel era muy bueno haciendo eso.

Dean grito algunas incoherencias más antes de sentir como el ángel se corría en su interior y un segundo después el hizo lo mismo sobre las sabanas de la cama. Definitivamente no podía acostumbrarse a estar tantos días sin tener a su ángel follandolo. Lo amaba y sabía que sus sentimientos eran fielmente correspondidos. Noto sus manos acariciándolo, sosteniéndolo mientras le ayudaba a llegar a la cama, aunque nada más tocar su estómago la húmeda superficie se contrajo.

— ¿Estas bien, Dean?—rápidamente el cazador se giró alejándose del pequeño charco que su semen hiciera en las sabanas. Castiel se quedó en silencio, embobado por la sensual imagen que le ofrecía el cuerpo del cazador: desnudo y sudado. Quizás no hubiesen completado su fantasía inicial pero no iba a negar que la realidad era muchísimo mejor.

— ¿Sabes? Tienes esa mirada de pervertido que me encanta—rio el cazador extendiendo sus brazos hacia el ángel que de inmediato se posiciono entre ellos, dejando que la cercanía del ser que más amaba en todo el universo calmara cualquier duda o preocupación que tuviera—No creo que Sam o el idiota traigan a Mary todavía, así que ¿Qué opinas de hacer el amor en la sala?

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— ¡Gabriel, deja de comprarle cosas inútiles a Mary!—Sam estaba comenzando a enfadarse con su pareja, ya le había explicado un par de veces que su sobrina no iba a necesitar dos bicicletas—sabes perfectamente que no tenemos una casa en donde almacenar todo esto—

—Pero, Sammy, ella tiene que tener todo—Ambos se encontraban delante de una juguetería y Sam ya sostenía unas cinco bolsas que contenían lo que Gabriel ya le comprara a la niña. El arcángel extendió sus brazos dramáticamente hacia la vitrina en la que se encontraban algunas bicicletas infantiles— ¿Qué tal si hago aparecer una casa y vivimos todos juntos?—

Mary había seguido atentamente la conversación de sus tíos los primeros segundos pero después de algún rato su concentración se había desvanecido. Era obvio que su tío Gabriel iba a perder delante de su otro tío y además no sabía todavía como montar una bicicleta. Habían llegado hacia algunas horas a aquella ciudad, sus padres se quedaron en la isla haciendo las maletas, o eso le había dicho su tío Sam. Después de almorzar pasaron un rato en un pequeño parque en el que se encontraban muchos juegos infantiles, mientras sus tíos se ponían románticos en una de las bancas, Mary había subido a los columpios. Ya sabía cómo funcionaban y ya no se asustaba cuando lograba mayor altura. Mientras disfrutaba el aire en su cara se dio cuenta que cruzando la calle se encontraba un edificio que reconoció como una escuela. Tenía una inmejorable vista del patio de juegos y de los niños que allí jugaban. Pronto se encontró deseando ir con ellos y jugar pero por alguna razón que aun nadie le explicaba, ella todavía no asistía a la escuela. Ahora se encontraban frente a una tienda y sus tíos al parecer ya habían solucionado sus problemas pues estaban besándose.

La niña sonrió girándose al sentir una extraña punzada en su nuca, sin embargo, lo único que vio a sus espaldas fue el incesante tráfico de autos que por allí pasaba. Aún tenía la extraña sensación molestándola e iba a girarse otra vez cuando la vio. Una niña de su edad con un vestido de color blanco la observaba, tenía el cabello rubio y la miraba con una gran sonrisa. Iba a pedirle que la esperara cuando un bus que estaba pasando, interrumpió momentáneamente su visión de la otra niña. Pero cuando el autobús siguió avanzando se dio cuenta que la niña ya no se encontraba allí. Había desaparecido en menos de cinco segundos.

—Mary, ven vamos a comprar algunas cosas—la voz de su tío Sam la hizo reaccionar, le quitó importancia a la desaparición de la niña y corrió hacia él, notando que tenía un periódico en sus manos—acabo de leer en el periódico que uno de mis autores favoritos está firmando sus libros en una librería aquí cerca—

—Tío Sam ¿Qué significa descuartizada?—pregunto Mary tras leer la portada del periódico que Sam sostenía—acabo de ver a esa niña que sale en esta foto, estaba mirándome desde el otro lado de la calle—

— ¿Qué…esta niña?—confundido Sam busco la página en la que se encontraba esa noticia y mientras leía su rostro palideció. Mary lo miro confundida cuando sin decir nada él se acercó a Gabriel y hablaron de algo que ella no alcanzo a escuchar. Tras eso, Sam acompañado por Gabriel volvió a acercarse a ella—Cariño, creo que debemos irnos ahora—

—Pero yo quería saber…—

—Mary, no podemos hablarte de eso aquí. Se una buena niña y haz caso ¿bien?—la niña asintió y cogió la mano que el arcángel le extendía. Segundos después los tres se encontraban en la playa que rodeaba la casa en la que estuviesen quedándose los pasados días—nos quedaremos aquí para darle privacidad a tus padres—

Con un chasquido, Gabriel transformo la ropa de todos en trajes de baño. Al ver el agua la niña corrió hacia la orilla en donde comenzó a chapotear feliz. Sam la observo con una mueca de preocupación unos cuantos segundos hasta que sintió la mano del arcángel sostener la suya.

—No te preocupes por ella, ya debe haberlo olvidado—

—Gabriel, el periódico hablaba de un asesino que había destrozado a una niña y que aun esta libre. Mary me dijo que la vio y que ella la miraba—Sam apretó la mano del otro sintiendo que el hacía lo mismo. Realmente le asustaba que aquello fuera la señal de algo más grande—quizás Adira no esté viva pero hay muchas criaturas que puedan dañarla—

—La protegeremos, te lo prometo—

Mientras tanto a unos metros de ellos Mary jugaba en la orilla, aunque ya no sola. La niña rubia había aparecido junto a ella y la pequeña nephilim feliz de ya no estar sola la había invitado a ser su amiga. En respuesta la otra solo le había sonreído.

 

 

Notas finales:

Continuara...


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