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La no tan normal vida del cazador por Allure

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Notas del capitulo:

Ni Supernatural o sus personajes me pertenecen...y todo eso que nunca pongo.

Estoy en esos dias que me falta desde inspiracion hasta tiempo, debo hacer mil cosas pero no se preocupen que esto saldra...de alguna forma.

 

A pesar de tener más de quinientos años de vida, Dariel, podía recordar perfectamente cualquier detalle u objeto que hubiese visto. Quizás no fuera un gran talento pero el ángel se sentía más que orgulloso de su memoria. En ella almacenaba cada hecho en orden de importancia, bueno, la importancia que él les daba. En primer lugar estaba el momento que presencio la ira que poseyó a su antiguo jefe Aziel cuando le dijeron que estaban investigando sus movimientos. Ese día había huido de su presencia solo para poder reírse a gusto. Pese a que admiraba un poco al otro, no podía dejar de reír y es que Dariel tenía un sentido del humor que otros ángeles consideraban molesto.

Formaba parte del escuadrón inquisitorial prácticamente desde el principio de este, aunque no en la parte visible. Aziel lo llamaba “plan de emergencia”, el solo lo llamaba “la paranoia del jefe”.

Aziel ostentaba el cargo desde hacía tanto que para Dariel el tema ya no le llamaba la atención. Así que cuando el ángel apareció delante de el con caras de pocos amigos lo único en que pudo pensar era en que otra vez no había podido ascender en la jerarquía angelical, precisamente iba a hacer una broma sobre eso cuando el otro lo hizo callar. Si había algo que el ángel detestara era que lo interrumpieran pero no era como si pudiese deshacerse del otro. Aziel le informo con su ya conocido tonito: “soy tu jefe y te callas” que era la hora de usar el plan de emergencia. Al parecer había ciertos miembros superiores que estaban sospechando de sus acciones y habían enviado para investigarlo a otro ángel de nombre Micael. Dariel sabía de él, de hecho todos en el cielo conocían su trabajo, pero no todos sentían afecto por él. Micael era lo que un humano podría llamar un detective privado, si, esos que siguen a los esposos infieles y le llevan las pruebas a la esposa. El ángel estaba a cargo de la investigación que revelaría todos los secretos de Aziel y este no estaba nada feliz.

Dariel sabía de Adira, no todos en el escuadrón lo sabían así que eso lo hacía especial y peligroso al mismo tiempo. Esperaba que de un momento a otro el jefe en persona cayera sobre el para que la verdad jamás se supiera, sin embargo, Aziel tenía otros planes para él y estos incluían que se ganara la confianza de Micael.

El segundo hecho de importancia que Dariel retenía casi con cariño en su cabeza era la primera vez que hablara con Micael. Normalmente el jamás había sentido admiración por alguien que no fuera el mismo, pero de alguna manera cada vez que estaba junto al ángel no podía evitar sentirse feliz. Micael era totalmente opuesto a Aziel: era paciente, inteligente y parecía disfrutar sus bromas. En toda su vida no había logrado encontrar a alguien que se riera con el de las mismas cosas, pero Micael lo hacía y eso lograba que su existencia se llenara de alegría. Con el tiempo y gracias a que no sospechaba que él era en verdad parte de los sirvientes de Aziel, había pasado a ocupar el puesto de su asistente. Micael llevaba varios años buscando pruebas de las verdaderas acciones de Aziel y Dariel, sin que este sospechara nada, le comunicaba cada uno de sus pasos al otro…aunque no disfrutaba nada haciéndolo. Dariel no alcanzaba a comprender porque se sentía tan mal cada vez que ayudaba a Aziel a costa de engañar a Micael.

Pasado algún tiempo y de forma que Dariel aun consideraba confusa descubrió que la causa de que se sintiera tan mal con su nuevo jefe era porque había comenzado a sentir por el cierto afecto y no era el tipo de afecto que sienten entre si los buenos amigos. Para su mala suerte (y no es que estuviese muy triste por ello) el ángel se dio cuenta que estaba enamorado de Micael. Se guardaría esa información para el mismo, Dariel se consideraba a si mismo único en su tipo y solo su personalidad lo había convertido en alguien que atraía demasiado la atención, ni quería imaginar lo que pasaría cuando alguien comenzara a sospechar de su cercanía con Micael. El otro ángel estaba tan enfocado en hallar algo que revelara las acciones de Aziel que todos los gestos demasiado cariñosos de parte de su asistente le pasaban desapercibidos.

—Estoy seguro que Aziel está tras ese incremento de nacimientos de nephilims—Dariel se acercó lo más silenciosamente que pudo al ángel y se quedó allí, aturdido por su sola presencia—cada vez que hemos estado a punto de caerle encima el desaparece, es como si alguien estuviese traicionándome—

— ¿Quién podría hacer tal cosa?—susurro Dariel alejándose un poco, no quería que el otro viese la culpabilidad en su rostro—nuestro grupo es pequeño y no imagino quien…—

—He pensado en lo mismo, no puedo creer que uno de nosotros tenga algo que ver pero si esto sigue así tendré que desarticular todo el grupo y comenzar desde cero, incluso tendría que pedirte a ti que…—

— ¡No! Digo, eso no es necesario, confió plenamente en que todos los demás son tan tontos como para hacer algo como ponerse del lado de Aziel—Dariel rogo que el ángel no sospechara de él, no quería separarse de él o que este pensara que le ocultaba algo, bueno, aunque obviamente le ocultara algo.

—Dariel, eres mi mano derecha. Sabes que te confiaría mi vida, sé que tú no podrías traicionarme… ¿no lo harías, verdad?—sin que Dariel se diese cuenta su jefe se había acercado a él y estaba observándolo fijamente—por favor, dime que no eres tú el que me ha traicionado—

—Yo…jamás haría tal cosa, primero me clavaria yo mismo mi espada antes que ayudar a ese imbécil. No te preocupes por nada más, me encargare de que Aziel no vuelva a conocer ninguno de nuestros movimientos. —

Dariel le había mentido a Micael, siguió dándole información a Aziel sobre los movimientos del otro, sin embargo, no toda la información que llego hasta los oídos del líder del escuadrón inquisitorial fue verdadera. Gracias a Dariel, su ex jefe estaba cada vez más cercano a caer y a pesar de haber sido por el que conociera a su actual líder no podía sentirse mal por ello. Por eso cuando los Winchester descubrieron la verdad sobre la unión entre Aziel y la bruja Adira supo que todo estaba a punto de terminar. Él podría formar parte del plan de emergencia de Aziel pero eso no quería decir que él se comportaría como un obediente perrito y haría todo lo que el molesto ángel le ordenara. No, Dariel estaba cansado de recibir órdenes de alguien a quien no respetaba y mucho menos temía, no, eso ya se había terminado.

—Es hora, amigo, Aziel ha caído—

Y así fue, por supuesto, él no se apareció en aquella misión. Los Winchester habían asesinado a la bruja y con su muerte se habían revelado los secretos de Aziel. Micael en persona lo apreso y lo traslado a la prisión que se encontraba en el cielo. Adira estaba muerta y como si no fuera poco les había revelado a los humanos y a dos ángeles la naturaleza de sus planes.

Aziel estaba cubierto hasta las alas en su propia mierda, el pensamiento de Dariel era compartido por casi la totalidad de los ángeles que integraban las jerarquías superiores, que se sentían más indignados por el hecho de que un ángel hubiese convertido en su socia a una nephilim que por todas las inocentes vidas que ambos habían destruido. Ciertamente el cielo era algo contradictorio. Lo habían encerrado y en esos instantes, sin poderes y sin honores, esperaba su juicio aunque no era ninguna sorpresa que su futuro ya estaba decidido. Por fin, después de tantos años de esperar a que Aziel decidiera matarlo a causa de lo que sabía, Dariel se permitió mirar el futuro con expectación. Era libre ahora, podía hacer lo que quisiera…y lo único que pasaba por su cabeza era quedarse el resto de su existencia con su jefe.

— ¿Qué harás después del juicio? Ya sabes, después de que conviertan al ególatra de Aziel en polvo de estrellas—le pregunto al ángel que acababa de llegar. Ambos se encontraban en una sala que tenía un ventanal que les ofrecía una vista de un campo de nubes, tan blancas que parecían irreales—yo creo que deberíamos tomarnos por lo menos un siglo de vacaciones—

—Nada me haría más feliz, pero sabes que ahora estoy encargado del escuadrón y como se ven las cosas no estoy seguro que vaya a estar libre en un buen tiempo—A Dariel, Micael le pareció un poco más cansado de lo común, no iba a mencionárselo pero no le parecía demasiado feliz con la nueva responsabilidad que ahora llevaba sobre sus hombros. —Nuestro buen amigo, Aziel hizo demasiadas cosas de las que aún no nos hemos enterado—

— ¿Debes ser tu quien tenga que llevar todo esto a cuestas?—

—La verdad es que creo que nadie más quiere llevarla—respondió el ángel acercándose hacia la ventana para contemplar a través de ella el cielo que se extendía más allá de sus ojos—pero me siento honrado de que se me haya sido confiada—

—Estas actuando como un tonto, solo diles que ya has hecho demasiado y que estás cansado de tener que arreglar los problemas de los que ellos debían encargarse—quizás estuviera pasándose de la raya al hablarle a su superior de esa forma pero Dariel simplemente no podía detenerse—vámonos de aquí, no seremos los primeros que desaparecen—

—Creo que concordamos en eso pero no voy a desatender mis obligaciones, sabes bien que yo no haría eso—

—Lo sé, eres como el modelo de lo que yo debería ser pero no soy—murmuro apenado Dariel—lo bueno es que aun poder permanecer contigo mientras…—

—Dariel, lamento decirte esto pero…—

Y así era como todo había terminado. Micael le informo que sus superiores habían decidido sin preguntarle quienes integrarían el nuevo escuadrón y su asistente no sería uno de ellos. Tenían otros planes para Dariel, algo sobre una nueva investigación que sinceramente al ángel no le importaba en lo más mínimo. Apenas las palabras de Micael abandonaron sus labios, los engranajes en su cabeza habían empezado a girar a gran velocidad. Iban a alejarlo de él y no podría hacer nada por impedirlo…a menos que.

Dariel sabía que no era el ángel más inteligente de todos. Se suponía que todos los ángeles eran perfectos e iguales, bueno, eso se suponía pero quizás él era la excepción pues era pésimo haciendo planes, así que cuando se le ocurrió que liberar a Aziel para seguir junto a Micael era un plan aceptable, ni siquiera se detuvo a pensar que estaba a punto de cometer un terrible error.

Después de liberar a su antiguo jefe, Dariel sospechaba que este iría tras el mayor de los Winchester. Micael le había dicho que el ex líder de escuadrón estaba bastante obsesionado con el cazador y odiaba profundamente a la pareja de este que, todavía se sorprendía de eso, también era un ángel. Solo faltaba sumar uno más uno y obtendría un ángel furioso que aceptaría ayudarle a localizar y destruir a Aziel. Después de eso obtendría el eterno agradecimiento de Micael por eliminar al ángel y este le rogaría por que se quedara a su lado y sus superiores, admirados por su poder les dejarían permanecer juntos…aunque existía la posibilidad de que Aziel asesinara al otro ángel. Ciertamente también había pensado en esa posibilidad pero si debía ser sincero, eso no le causaba mucha preocupación. Si moría Aziel o el otro no le importaba, solo quedarse junto a Micael.

—Puedo sentir la presencia de Aziel en ese lugar, aunque las paredes están llenas de sellos que me impiden ver más allá. Ambos ángeles estaban a varios metros de una pequeña casa de campo, hecha con troncos, perdida en la inmensidad de un denso bosque. Dariel la había encontrado y creyó que ese era el lugar conveniente para esconder a su ex jefe. La voz profunda del ángel a su lado lo hizo regresar al presente. —es probable que no esté aquí—

—Estoy seguro que está adentro, podría jurar que es así—respondió recordando la pequeña charla que mantuviera con Aziel, le había asegurado que estaría a salvo en ese lugar. El mismo puso cada sello para hacer que el otro se sintiera más confiado de permanecer allí. Aziel tenía un nuevo cuerpo humano pero este se le hacía tan desagradable que prefería permanecer escondido en ese lugar hasta encontrar un nuevo cuerpo para el—mis fuentes me lo han dicho—

—¿Por qué no se lo has informado a Micael?—Dariel maldijo en su interior a Castiel, no le agradaba que estuviera usando su cabeza en una situación que debía estar comportándose como una bestia enfurecida en contra del tipo que se aprovechara de su pareja, o eso se suponía que debía estar haciendo si tomaba como guía una especie de telenovela que viera durante una visita a la tierra, en compañía de Micael—si en verdad eres uno de sus subalternos estoy seguro que ya debería haber hecho eso—

—Pues no eres una lumbrera, Micael lo sabe y fue el quien me pidió que yo guardara silencio en este asunto, si te dije algo fue porque me daba lastima el ver que jamás podrías vengarte de Aziel—Dariel se sentía algo tonto soltándole tantas mentiras al otro pero un nuevo plan estaba comenzando a tomar forma en su cabeza. Castiel era más inteligente de lo que hubiera pensado, quizás ya no era tan buena idea que el sobreviviera. Si Aziel lo asesinaba sería más peligroso y Micael lo valoraría un poco más. Lo primero que necesitaba era que regresara a su recipiente y sería más fácil para Aziel eliminarlo y cuando el otro estuviese distraído podría asestarle el golpe final. —Ahora que lo pienso, puede ser que en ese sitio haya sellos que desconocemos, lo mejor sería que usaras tu recipiente para pelear con el—

—Tu historia no concuerda con los hechos, tengo la sospecha que mientes—Dariel supo que en ese instante su seguridad estaba tambaleándose en la cuerda floja—si en verdad Micael supiese en donde esta Aziel hubiese venido el mismo a por él ¿Qué mas no estás diciéndome?—

— ¿Por qué crees que haría eso? Soy el asistente de Micael, su mano derecha y jamás ha pasado por mi cabeza hacerle algún daño—

—No has respondido a mi pregunta—

—Deberías agradecérmelo, te estoy mostrando el lugar exacto en el que se encuentra el sujeto que ataco a tu cazadorcito—Dariel estaba a punto de perder la calma que lo caracterizaba. Castiel estaba dando en el clavo con sus sospechas, tenía que tener cuidado con el—veo que mi ayuda no es bienvenida, bien, puedo aceptarlo pero no tolerare que creas que estoy engañándote de alguna forma. Regresa con tu patética familia pero no pienses en intentar hablar con Micael…recuerda que soy su mano derecha y que Aziel volvería a desaparecer de tu vista—

Antes que Castiel pudiese responder algo, Dariel ya no se encontraba a su lado. Castiel sopeso sus posibilidades pero la sospecha que el ángel le hubiese ocultado algo más sobre Aziel le hacía pensar que entrar en esa casa podría ser una mala idea. Además, Dariel tenía razón en la parte de su familia, ansiaba ver a Dean y a Mary. Era hora que Jimmy regresara al cielo y que el volviera al suyo.

Unas palabras tomaron forma en su cabeza: una oración. Alguien estaba orando por el en ese instante y si no se equivocaba la persona tras esas palabras era su pequeña hija. Dean usaba unas palabras un tanto “diferentes” cuando lo llamaba. Quizás Dariel no estuviera diciendo toda la verdad en ese momento pero no podía averiguar en qué parte estaba haciéndolo. Necesitaba un plan b y ese incluía a su hermano mayor. Debía regresar con su familia y recuperar su recipiente. En menos de tres segundos apareció en la habitación desde la cual oyera venir la voz de la pequeña y enternecido la vio acostada en su cama. A su lado se encontraba Jimmy mirándola con auténtica adoración, ayudándole a cubrirse con las mantas. Una pequeña punzada de celos en su interior le hizo saber que tenía celos del humano. Mary cerró sus ojos y se quedó profundamente dormida. Jimmy se alejó de ella no sin antes depositar un beso en su frente para luego retroceder hasta una silla que se hallaba cerca de la pared y sentarse en ella.

—He vuelto, Jimmy—su voz resonó en el interior de la cabeza del humano que se giró con autentico terror hacia el—es hora que regreses—

—No quiero, no dejare que ocupes mi cuerpo otra vez…Mary es mi hija y me quedare con ella—

—No tienes alternativa, no me obligues a usar la violencia contigo—quizás Castiel fuese alguien calmado pero la mayoría de las criaturas que se enfrentara a él ya sabían que esa calma desaparecía cuando Dean o Mary estaban involucrados. Vio a Jimmy ponerse de pie y caminar hacia la puerta—vete Castiel, no te dejare tener mi cuerpo y no hay forma en que puedas tomarlo por la fuerza…mientras estaba en el cielo aprendí una cosa o dos sobre los ángeles y tu nuevamente necesitas mi permiso para usarme como recipiente—

Castiel guardo silencio mientras veía a Jimmy fijamente, el humano estaba en lo correcto. Ya no podía usarlo como recipiente. Volvió a mirar a la niña dormida y supo que volver con ella sería más difícil de lo que imaginara.

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Zack Wilson no era distinto a cualquier otro chico de dieciséis años. No pertenecía a la poderosa clase deportista pero tampoco era un nerd con los que ellos se metieran, el simplemente estaba al medio. Fácilmente podría decirse que formaba parte del montón de chicos que pululaban por la escuela, aun no tenía novia y su mayor experiencia sexual había sido en su cuarto, cada mañana cuando tenía tiempo.

Vivía en una bonita casa en los suburbios, alejada de los barrios donde se encontraba la gente más pobre. Su familia no era adinerada ni mucho menos pero el chico podía decir que su futuro estaba casi asegurado. A veces Zack se sentía fuera de lugar en su casi perfecta familia. Personalmente no se consideraba demasiado listo o guapo pero si era muy especial. Quizás no de la forma en que sus padres desearían pero él no iba a dejar a su nuevo amigo por convertirse en la promesa del futbol americano. Desde muy pequeño, Zack se había visto fascinado por todo lo que tuviera algo que ver con lo paranormal. Disfrutaba cada película de terror que incluyera monstruos y era un asiduo visitante de varios sitios de internet que trataran temas sobrenaturales.

Era tarde, el sol ya se había ocultado hacía tiempo, lo que quería decir que era el esperado momento para hablar con “Qwan”. En realidad su amigo no se llamaba así pero no había querido decirle su nombre, así que sin ninguna pista de su verdadero nombre termino llamándole como el personaje secundario de un libro. Como siempre cerro todas las cortinas y dejo la habitación a oscuras antes de sentarse en la cama y sacar de debajo de su almohada el pequeño espejo que tomara del tocador de su madre. El reflejo le devolvió un rostro pálido y unos ojos negros penetrantes, el cabello rubio le caía lacio sobre la frente.

—Qwan… ¿estás ahí?—

Zack no se consideraba a si mismo afortunado pero en el momento que vio el libro forrado en cuero negro y con runas recorriéndole el lomo, supo que ese era su día de suerte. Estaba dando una vuelta con su perro Scotty por el vecindario y antes de que diera la vuelta en la esquina se dio cuenta que en la casa de la fallecida anciana señora Brown alguien estaba haciendo una venta de garaje. Desde donde se encontraba vio a una mujer vestida de negro, sentada observándolo. Curioso, el chico iba a cruzar la calle cuando su perro, un pequeño bulldog de color blanco, comenzó a tirar de su correa en la dirección opuesta, como si no quisiera por nada del mundo acercarse a ese sitio. Zack no tuvo más remedio que tomarlo en sus brazos y cargarlo hasta su casa, en donde lo encerró antes de correr hacia la extraña venta.

— ¿Cuánto por este libro?—pregunto a la figura sentada en la silla plegable, no podía ver a la mujer con claridad porque estaba oculta tras una pila de cajas pero estaba seguro que la oyera reír.

— ¿Cuánto tras muchacho?—no tenía que verla para saber que se trataba de una anciana por el tono de su voz, de todas maneras toda su atención la tenía la mesa en la que el libro se hallaba. —No es un libro común y corriente como los de la biblioteca—

—Tengo veinte dólares pero si es más caro puedo…—

—No, estoy segura que tú eres a quien este libro esperaba—otra vez se oyó la risa de la mujer y un escalofrió recorrió la espalda del chico—deja tu dinero y llévate el libro—

Media hora más tarde, Zack se encontraba encerrado en su cuarto, mirando fijamente el libro entre sus manos. Era un libro realmente antiguo como pudo comprobar tras hojearlo brevemente, sus hojas estaban amarillentas pero no parecía que fueran a destruirse si las tocaba así que desde aquel momento comenzó a leerlo cada noche. No quería que sus padres vieran que estaba leyendo un libro de brujería y menos que había comenzado a practicar algunos de los hechizos. Se sentía afortunado de que la mayoría no involucrasen algún tipo de sacrificio de sangre porque de verdad no se sentía preparado para eso.

Habían pasado algunos días y una noche, Zack logro reunir el valor para invocar a un espíritu. El libro decía que podía invocar a un espíritu que le enseñaría algunos encantamientos. Emocionado por eso, no se detuvo a pensar y memorizo las palabras mágicas que debía pronunciar frente a un espejo. Al principio nada sucedió pero un minuto más tarde, algo aterrado vio algo moverse tras el reflejo de su rostro y un segundo después el espejo ya no lo reflejaba a el sino a un hombre. La mitad de se rostro se hallaba cubierto por las sombras pero Zack supuso que eso no importaba ¡había hecho un hechizo!

—Saludos, amo, he venido para completar su destino—la voz del hombre se le hizo encantadora, como si se conociesen de toda la vida—juntos prepararemos la venida de los que cayeron antes de nosotros—

Desde aquel momento Zack se sintió como si lo hubiera separado en dos. Su memoria ya no era la misma y como si no fuera poco a veces se despertaba con la terrible sensación de que había hecho algo que debía recordar. Sus padres parecían distintos, ellos también se veían como si ya no descansaran lo suficiente, grandes ojeras hacían que su madre se viera como si hubiera envejecido. Su padre no se veía mucho mejor tampoco. Zack sospechaba que todo había empezado en el instante que Qwan apareciera en el espejo.

A veces Zack despertaba en una habitación que no era la suya. Un cuarto que estaba en su casa y que parecía que nadie más podía ver. El color rosa de las paredes estaba manchado de una sustancia de color rojo y que él deseaba no fuera sangre. La cama también estaba manchada y cada vez que el chico despertaba en ella, lo llenaban unas increíbles ganas de vomitar y sin poder aguantar corría hacia el baño para vaciar su estómago. Zack sospechaba que esa habitación era importante pero nunca podía permanecer más de unos segundos en ella. En algunas ocasiones mientras miraba a su alrededor había visto una fotografía tirada en el suelo, en ella pudo reconocer a sus padres y a él en compañía de una pequeña niña rubia, que por más que lo intentara, no podía recordar. Era como si su memoria hubiese sido puesta bajo llave…sabía que conocía a la niña…pero de alguna forma ese conocimiento le estaba prohibido.

—Qwan… ¿sabes quién es esa niña?—pregunta al hombre en el espejo y este esboza una sonrisa—creo que la conozco—

—No, amo, no se de quien me estás hablando—

Zack sonríe también, debe ser verdad si Qwan lo dice.

 

 

Notas finales:

Continuara...


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