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La no tan normal vida del cazador por Allure

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Notas del capitulo:

Ni Supernatural o sus deliciosos personajes me pertenecen sino a sus respectivos creadores y todo eso que nunca pongo...hahaha

 

Cap largo...no se como sucedio eso!

 

— ¿Estas completamente seguro que Mary estará bien?—pregunto Dean a su hermano, mientras se estacionaba frente al edificio medio derruido en el que se encontraba el nido de vampiros que habían venido a cazar. Sam se soltó el cinturón de seguridad y tras darle un último vistazo a su reloj, se giró a mirarlo.

—Con esa ya son quince, supuse que la quinta vez que te respondiera tu cerebro ya habría comprendido que  estoy lo suficientemente seguro que Mary correrá el mismo riesgo en esa escuela como estando con nosotros—El menor de los cazadores suspiro viendo a su hermano bajar la mirada unos segundos, era obvio que estaba preocupado por la niña ¿Cómo no estarlo? El también lo estaba. Mary asistiría a la escuela por primera vez en unas cuantas horas. —Dean, ella está emocionada con esto—

—Eso no me importa, yo soy su padre y si creo que ella puede correr algún riesgo no la dejare ir, además, allí no hay nada que vaya a serle de utilidad. Lo único que Mary necesita aprender es como desmontar y disparar un rifle—Dean sabia cuan estúpido estaba sonando soltándole a su hermano todas esas tonterías de padre sobre protector ¡ni siquiera John les había prohibido ir a la escuela!—mierda…Sammy, dime que no me escucho como una de esas madres locas de la tele—

—Si quieres que no te lo diga no lo hare pero es exactamente lo que estás haciendo, aunque es bastante divertido, ni te imaginas lo gracioso que le parecerá a Gabriel cuando se lo cuente—

—Perra—

—Lo siento, ese puesto te lo has ganado a pulso—rio Sam y antes que Dean pudiera decir algo más, bajo rápidamente del auto y se dirigió a la parte posterior del impala. Abrió la cajuela y comenzó a sacar algunas armas de la enorme colección que guardaban en el portaequipaje del auto. Sumo a la pistola que tenía ya en su bolsillo un rifle y un cuchillo con una hoja de por lo menos veinte centímetros de largo. Oyó cerrarse la puerta del lado del conductor cerrarse y supuso que su hermano se había demorado por llamar a su hija. — ¿Mary está bien?—

—Estaba a punto de acostarse, está bastante feliz que Jimmy estuviera con ella para contarle un cuento, aunque si no me equivoco el santurrón le leerá la biblia—

—Me sorprende un poco ver que ustedes ya no se llevan tan bien como antes—Dean detuvo lo que estaba haciendo en ese momento. Un poco asustado, Sam, lo vio apretar fuertemente el cañón de un rifle mucho más grande que el que el llevaba. No creía que fuera a dispararle pero no iba a apostar—me refiero al hecho que él es el recipiente de Castiel—

—Escúchame, no soporto ese idiota y solo continúa con vida porque es el cuerpo de Cas. Apenas regrese el ángel le disparare en la cabeza y me sentiré mejor—Sam trago saliva, el rencor de su hermano era casi palpable. Debía recordar llevarse a su sobrina cuando el ángel regresara—tenemos trabajo pendiente, estoy seguro que nadie echara de menos a unos cuantos chupasangre—

Jimmy tomo el celular que Mary estaba extendiéndole y lo puso sobre la mesita de noche que se encontraba entre las dos camas. Dean no era un padre común y corriente pero aun así no podía decir que fuera negligente con su pequeña hija. Aun no se sentía cómodo con el hecho de que la niña hubiese sido concebida usando su cuerpo. Definitivamente él no se sentía homosexual, aun amaba a su esposa y estaba bastante seguro que el extraño hormigueo que notaba en su piel cuando el cazador estaba cerca era cosa de Castiel. Jimmy no era un teólogo, no uno experto, pero la única vez que había leído sobre la unión de un ángel con un humano esta no había terminado en algo bueno. Los nephilim eran algo totalmente prohibido, sin embargo, Dean le dijo que la pequeña era uno de ellos. El resultado de la unión de un humano y un ángel, dos hombres como si no fuera poco.

—Papá, léeme un cuento—la vocecita de la niña lo arrebato de sus pensamientos. Mary estaba de pie a su lado, mirándolo con esos casi increíbles ojos de dos colores. Reconoció el color azul de sus propios ojos y el verde de los de Dean. —el tío Gabe me trajo un libro nuevo, él dice que son cuentos nuevos—

— ¿No quieres que te cuente sobre otra cosa? ¿Conoces a Jesús?—

—Emm… ¿es un amigo del tío?—Jimmy logro esconder su exclamación de sorpresa, se sentía francamente consternado de que la pequeña no conociera a su salvador. Aunque si lo pensaba detenidamente, la única forma de imaginar a los Winchester cerca de una iglesia era prendiéndole fuego. — ¿es un superhéroe?—

—Pues en cierta forma lo es, aunque no es como los que muestran en la televisión—Mary ladeo su cabeza mientras miraba a Jimmy. Aquel gesto era uno de los tantos que ella le mostraba y que prácticamente lo ponían en su mano. El hombre se acercó a la mochila de color rosado que se encontraba a los pies de una de las camas y busco en ella el pijama de la niña. —Es hora de dormir así que ven aquí para ponerte el pijama y te contare un cuento. —

—Sí, papá, léeme ese del gigante—Mary se sentó en la orilla de la cama y se quitó las zapatillas. Jimmy le ayudo a quitarse el resto de la ropa para después ponerle el pijama y meterla bajo las mantas. —ese que vivía en el castillo y que…—

—Ya te dije que iba a contarte otra historia, una que pasó de verdad…—

Jimmy estaba seguro que Mary ni siquiera había sido bautizada, así que supuso que debía empezar de a poco a interesar a su hija en el cristianismo. Quizás una historia fuera un buen inicio, después de todo a Claire le gustaba mucho la historia del nacimiento. Mientras relataba a la pequeña como los reyes magos habían llegado trayendo regalos, la niña se acomodó en la almohada y tras un largo bostezo sus ojos se cerraron. Mary se durmió profundamente, no sin antes preguntarle si el bebé Jesús no se enfermó por dormir en una cama de paja.  Jimmy la observo unos segundos antes de acercarse a ella para arreglar la manta que la cubría. Se inclinó sobre ella y deposito un beso sobre su frente.

Una sonrisa ilumino su rostro, mientras velaba el sueño de la niña. Mary se había metido en su corazón tras el primer encuentro y después de enterarse de su paternidad física la quería tanto como a Claire. Su corazón se encogió al recordar a su familia ¿aún lo recordaban su hija y su esposa? ¿Amelia había reconstruido su vida? No quería ser egoísta pero esperaba que la respuesta fuera no. Si no había ido a buscarla era solo porque estaba preocupado por el futuro de Mary. Podría apostar su biblia a que los hermanos la convertirían en una cazadora igual que ellos. Jimmy no se sentía feliz de que su hija pudiese llegar a convertirse en la versión femenina de Dean Winchester. Ella merecía crecer en un ambiente familiar y con una familia cuyo capital más valioso no fuera un arsenal de armas en la cajuela de un auto antiguo.

Después de darle una última mirada a la niña dormida. Se alejó hasta la silla cercana a la pared y miro hacia el lugar en donde Sam dejara para él un revolver. En su vida, Jimmy había tocado un arma pero con la vida que los hermanos llevaban no iba a negarse a tenerla cerca, protegería a Mary con su vida de ser necesario.

—He vuelto, Jimmy—una voz que Jimmy no esperaba oír resonó en el interior de su cabeza. Quizás no podía ver a Castiel pero su tiempo en el cielo había hecho que su sexto sentido mejorara, se giró hacia la ventana y espero a que volviera a hablar—es hora que regreses—

—No quiero, no dejare que ocupes mi cuerpo otra vez…Mary es mi hija y me quedare con ella—respondió.

—No tienes alternativa, no me obligues a usar la violencia contigo—Eso era nuevo, la primera vez que el ángel le pidiera usar su cuerpo para cumplir su misión en la tierra fue gentil y paciente. Había que ser un idiota para no ver que el mayor de los Winchester traía al ángel en la palma de su mano. No conseguiría nada intentando razonar con él. Castiel quería volver a usar su cuerpo y él no lo dejaría. Mary se movió entre sueños, probablemente la llegada del ángel la había afectado un poco. Jimmy se levantó de la silla y se alejó hacia la puerta en un intento de no despertar a la niña.

—Vete Castiel, no te dejare tener mi cuerpo y no hay forma en que puedas tomarlo por la fuerza…mientras estaba en el cielo aprendí una cosa o dos sobre los ángeles y tu nuevamente necesitas mi permiso para usarme como recipiente—aquella información la había obtenido de un tipo muy raro que conoció en el cielo, no recordaba bien su nombre pero era algo parecido a ¿Bash? ¿Ash…? No importaba, el tipo era un genio, un poco chiflado pero un genio.

Apenas toco el pomo de la puerta noto como el ambiente de la habitación cambio y algo le dijo a Jimmy que Castiel se había marchado. Respiro profundamente, intentando sentir algo de alivio pero era tonto pensar que el ángel no regresaría. Comprendía eso, si estuviera en el lugar del ángel y Mary fuera el premio el tampoco dejaría de insistir. Regreso a la silla en la que antes se encontrara y volvió a sentarse. Observo unos segundos a Mary antes de cerrar los ojos.

Jimmy estaba muy seguro que habían pasado algunos segundos solamente desde que cerrara los ojos, sin embargo, se dio cuenta que ya iban a ser las tres de la madrugada cuando miro el reloj sobre la mesita. Lo que lo despertara fue el sonido del motor de un auto y luego las luces, que parecían provenir del mismo, atravesaron las delgadas cortinas e iluminaron la pared en la que se encontraba Jimmy. El motor fue apagado y su sonido se intercambió por el de unas pisadas que se acercaban a la puerta. Segundos después esta se abrió y un poco aliviado, Jimmy, descubrió que se trataba de los hermanos Winchester junto a Gabriel. Sam entro primero, seguido por el arcángel quien iba tras el mirándole descaradamente el trasero. Dean entro último y a diferencia de su hermano su ropa se veía muy maltratada, casi como si hubiese caído rodando por una colina. Su rostro mostraba varios rasguños y Jimmy pudo jurar que estaba intentando no cojear.

— ¿Cómo esta Mary?—pregunto el rubio sentándose en la cama opuesta al lado de la que en que se encontraba la niña—dijo que le leerías un cuento. —

—Ella está bien, le conté una…historia de la biblia—

—Eso explica porque esta tan profundamente dormida—

Jimmy iba a preguntarle qué significaba eso cuando noto la mueca de dolor de Dean. El cazador se apretó el costado y gruño entre dientes una maldición. Sam, quien se encontraba sentado en una de las tres sillas de la habitación se puso de pie y se acercó a él observándolo ceñudo un rato antes de intentar tocarlo. Nada más verlo Dean aparto su mano de un manotazo, al verlo Gabriel se levantó y dio un paso amenazador hacia el rubio. Velozmente, Sam se interpuso entre su hermano y su pareja, observando a este último con sus ojos de cachorro.

—Ya te dije que estoy bien, no necesito que me defiendas de ese tipo. —

—No te hagas el rudo, recuerda que estaba presente cuando ese vampiro te lanzo por las escaleras de incendio. — De haber sido Dean, Jimmy se hubiese sentido algo intimidado por Sam, quizás fuera el menor pero era mucho más grande que el rubio.—no soy un doctor pero estoy seguro que debes tener alguna costilla fracturada, deja que Gabe te cu…—

— ¡Sammy, no curare a ese mono sin pelo!—se quejó dramáticamente el ángel dejándose caer en la silla—tu eres el único al que le pondré una mano encima, bueno, quizás las dos—

—No te preocupes, no dejare que me pongas un solo dedo encima—Dean se levantó a duras penas y se dirigió al cuarto de baño—no te necesito a ti ni a ningún puto ángel—

— ¡Como si yo quisiera poner un dedo sobre tu feo trasero!—

—Gabriel, si curas a Dean…dejare que me cubras con crema, tal como querías—Sam se apresuró en acercarse al ángel y susurrar en su oreja. No quería que aquella tonta discusión siguiera y estaba preocupado por despertar a Mary— ¿puedes hacerlo sin tocarlo?—

—Depende—una gran sonrisa apareció en el rostro del arcángel que chasqueo sus dedos—si te preguntas de que depende…solo te diré esto ¿hoy o mañana? Aunque es mejor la sorpresa…no grites cuando te ataque—

—Yo no grito—murmuro un poco enfadado mientras se giraba hacia la puerta del baño. Dean se encontraba en el interior y esperaba que cuando comenzara a quejarse de la intervención de Gabriel no despertara a Mary.

—Si quieres lo mando a la Antártida—murmuro también Gabriel, leyéndole el pensamiento—no creo que sea una gran pérdida para la humanidad—

—Limítate a curarlo y hablaremos de la crema—un gruñido en el interior del baño les hizo saber que Dean estaba consciente de lo que el ángel rubio hiciera. Sam se alejó de Gabriel y camino hacia la puerta, justo en el instante que esta se abría. Dean apareció frente a Sam con una mirada asesina que hasta Lucifer le envidiaría—antes que digas algo, recuerda que Mary está dormida—

El rubio había abierto la boca y ya tenía una mueca de enfado en su rostro, aunque al oír a su hermano esta se transformó en una de confusión.

—Tienes suerte que Mary este dormida—gruño para después cerrar la puerta tras él y dirigirse a la cama en que Mary dormía—aun no puedo creer que mañana nosotros vayamos a…—

—Dean, solo asistirá a la escuela. No estamos enviándola al infierno—respondió Sam regresando a su asiento frente a la mesa. Gabriel estiro su brazo para coger su mano. —Se lo has prometido y yo me he encargado de todos los detalles—

—Lamento no estar de acuerdo contigo, mi amor, pero hay un “pequeño detalle” que se les ha estado escapando a ambos—el ángel comenzó a jugar con la mano del cazador, acariciando sus dedos y deslizando su uña suavemente por ellos. Sam sintió su corazón ir un poco más rápido viendo la mano de Gabriel acariciar la suya. De pronto, el rubio cerro su mano y volvió a abrirla y el humano se dio cuenta que en la palma de su mano se encontraba un pequeño collar plateado del que pendía la figura de un ángel diminuto.—si algún niño idiota mañana quiere molestar a la princesa, ella lo va a enviar a volar por los aires.—

— ¿Qué?...Claro lo había olvidado. Mary tiene fuerza sobrehumana y no estoy seguro que vaya a controlarse con los otros niños—el cazador acerco el collar a su rostro y examino al pequeño ángel. Era obvio que se trataba de una representación de Castiel, incluso sus ojos eran azules. — ¿este collar es una especie de sello para ella?—

—Tu novio ha pensado en todo ¿no, Sammy? ¿No me merezco un premio?—

—No lo sé ¿en qué estás pensando?—

Dean puso los ojos en blanco al oír a su hermano y al ángel comenzar a hablar de esa forma. Lo único bueno que tenía aquello era que ambos desaparecerían en un segundo de la habitación. Tal como esperaba Dean que sucediera, Sam y Gabriel desaparecieron después de chasquear los dedos este último. En la mesa quedo el collar que el arcángel creara para contener la fuerza de Mary. El cazador  se acercó y lo tomo, dándose cuenta que tenía la imagen de su pareja en él, bueno, era también la de Jimmy pero no le importaría que él, según sus propias palabras,  santurrón de pacotilla desapareciera. Decidió que confiaría en el bromista y regreso con el objeto hasta la cama en la que la niña dormía.

— ¿Vas a ponerle esa cosa a nuestra hija?—Dean chirrió los dientes al oír a Jimmy referirse de esa forma a Mary, sin embargo, no podía comenzar a gritarle al otro sin despertar a la niña. —no estamos seguros que vaya a resultar—

—No me importa lo que tú pienses, así que harás bien en guardarte tus opiniones para ti mismo. Yo me dormiré, mañana tengo que llevar a MI hija a su primer día de escuela—Dean se quitó las botas y se tendió sobre las mantas al lado de Mary.

Jimmy se quedó mirándolo unos segundos antes de levantarse de la silla y dirigirse a la cama que se encontraba vacía. Sam tenía razón al decir que no podían empezar una pelea sin despertar a Mary. Él tampoco se quitó la ropa pero si se acomodó bajo las mantas. Tras unos segundos de silencio, solo interrumpidos por los ocasionales ronquidos de Dean, suspiro y comenzó a orar para encontrar una forma en que Dean no lo odiara.

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Al abrir los ojos, Mary vio a su papá observándola con una sonrisa algo forzada. Se froto los ojos y se incorporó mirando a su alrededor. Sus tíos se encontraban sentados en la cama de al lado pero lo que llamo verdaderamente su atención fue la mochila que se encontraba entre ambos. Soltando un gritito de felicidad, se levantó y salto a la otra cama, a los brazos de Sam que la abrazo riendo.

—Te compre algo para celebrar tu primer día de escuela ¿te gusta?—Mary rio abrazándolo lo bastante fuerte como para dejarlo sin aire momentáneamente, aunque lo dejo ir en unos segundos para dirigir su atención a la mochila de color purpura, que tenía estampada a la pony Pinky Pie. —cof, cof…vaya… ¿no le pusiste el collar, verdad Dean?—

—Lo olvide, estaba cansado—Dean camino hacia su hija que inmediatamente se giró a verlo, con la mochila fuertemente abrazada a su pecho—Hey, nena, tengo algo para ti—

 — ¿Qué papi?—sin soltar la mochila, Mary se levantó de la cama en la que se encontraban sus tíos y regreso a la cama en la que se quedara dormida. Dean la observo unos segundos con una mueca antes de sacar el collar de su bolsillo y mostrárselo a su hija— ¡qué lindo! ¿Es para mí, papi?—

—Claro, es un regalo muy especial para ayudarte en la escuela. Mary, ya sé que hemos hablado de que eres más fuerte que otras niñas ¿no?—

—Lo sé, papi, te dije que no iba a pegarle a nadie a propósito—la niña hizo un puchero y abrazo más fuerte la mochila—no es mi culpa que los demás sean más débiles—

—Dímelo a mi…Mary, este collar lo hizo el idiota de tu tío y se supone que va a hacer que tu fuerza sea como la de los demás niños—Dean abrió el broche del collar y lo puso alrededor del cuello de su hija—necesito que me prometas que no te lo quitaras a no ser que sea absolutamente necesario ¿lo has entendido?—

—Sí, papi, pero si alguien me golpea…—

—Si alguien te golpea yo me encargare de hacerle algo muy malo—Dean se inclinó hacia ella y le dio un abrazo que Mary correspondió, ahora con una fuerza acorde a una niña de siete años—te llevaremos a la escuela, vístete y desayuna—

Media hora después Dean, Sam y Mary a bordo del impala se dirigían a la escuela. En el camino Sam evaluó todos los conocimientos que había logrado meter en la cabeza de su sobrina. Según los estándares de educación, la pequeña debía estar casi a la altura de un estudiante de tercero, sin embargo, dudaba que su opinión fuese a ser tomada en cuenta. De todas formas creía que lo mejor sería que ella se relacionara con niños de su edad. Por fin llegaron a la escuela, Sam fue el primero en bajar y ayudo a su sobrina a hacer lo mismo. Dean se quedó mirando el volante varios segundos antes de desabrocharse el cinturón y bajar del auto.

—Mary ¿estas segura que esto es lo que quieres? Aun podemos regresar y…—comenzó a decir Dean mientras se acercaba a la niña que en ese momento estaba observando la escuela: un gran edificio de ladrillos rojos, rodeado por una gran extensión de césped. Bajo las ventanas y bordeando la entrada habían plantado varias flores de distintos colores que le daban un aspecto familiar al lugar. A su alrededor caminaban niños y niñas de distintas edades, varios de ellos junto a sus madres que se quedaban mirando a los hermanos.

—Papi, quiero ir a la escuela—las palabras de su hija se estrellaron contra su corazón y no porque ellas hubieran sido dichas con odio u otro tipo de mala emoción. Dean siempre había sentido que no importara lo que el hiciera, su hija merecía mucho más y todas esas cosas que ella merecía eran justamente las que él no podía ofrecerle: una infancia normal. Ahora mismo la pequeña estaba portando un collar que sellaba su verdadera fuerza ¡que otro niño tenía que pasar por eso!

—Ella estará bien, Dean, debemos dejarla ir—Dean sintió que le faltaba el aliento, su hermano tenía razón pero de alguna forma lo que le dijera se le antojo demasiado parecido a un augurio “¿dejarla ir?”—recuerda que estamos hablando de nuestra Mary, además, Gabe me ha prometido que la vigilara de vez en cuando ¿bien?—

—No confió en ese idiota, es todo—gruño el mayor entre dientes y respirando con fuerza camino hacia su hija y se arrodillo frente a ella—Ten mucho cuidado, si te sientes en peligro…no dudes en llamarme desde tu teléfono, vendré en seguida. Prométeme que no harás nada estúpido—

—Sí, papi… ¿en dónde está papá?—

—Está ocupado, pero el estará vigilándote, así que si no quieres uno de sus sermones, no hagas nada que yo no haría—

—Creo que ese último consejo deberías olvidarlo, cariño, ahora dame un abrazo que creo que la campana está a punto de sonar—Sam se agacho al lado de la niña y le dio un abrazo, que ella correspondió—es bueno saber que ya no vas a fracturarme más costillas—

—Lo siento, tío—

La campana comenzó a sonar y varios niños corrieron hacia la entrada. Una mujer morena se acercó a ellos. Observando la escena con una sonrisa, vestía de manera elegante aunque informal al mismo tiempo. Los hermanos se pusieron de pie y se alejaron de Mary, quien se quedó viendo a la mujer curiosa.

—Usted debe ser el señor Page, es un placer conocerlo y tú debes ser Mary ¿no?—la mujer tenía un leve acento latino—soy la directora de la escuela, mi nombre es Laura García. Es bueno volver a verlo, Samuel—

—Por favor, solo llámeme Sam…esta preciosura es mi sobrina y este es mi hermano, disculpe su falta de modales pero está un poco asustado de separarse de su hija—después de que Dean aceptara que Mary asistiera a la escuela, Sam se había encargado de todo el papeleo para que la niña fuera aceptada. —el aun esta algo mal por lo de su esposa, si usted me entiende. —

—No hay problema, señor Page quiero que sepa que nuestra institución es una de las mejores y yo personalmente me encargare de mostrarle la escuela a la pequeña. Sé que su estancia aquí será de algunos días y le aseguro que Mary no podría estar en mejores manos. —

El resto de la escena se había desarrollado demasiado rápido para el gusto de Dean. Mary se despidió de él y Sam con un beso, para luego ser guiada al interior del edificio por la mujer. Sinceramente, la directora no le parecía una mala persona pero él no iba a sentirse aliviado hasta que su hija volviera con él.

Regreso al motel solo para encontrarse con la mirada enfadada de Jimmy. Pasó de él y se dirigió a la cama. De todas maneras no iba a disculparse por haberlo encerrado en el baño. Cogió sin permiso el computador de su hermano y se pasó toda la mañana viendo porno. Cualquiera que lo hubiera visto habría jurado que estaba de maravilla, pero quienes lo conocían mejor, como su hermano, sabían que estaba pasándola muy mal. Solo le faltaba empezar a comer chocolate y Sam comenzaría a sospechar que su hermano en realidad era su hermana. El también echaba mucho de menos a su sobrina pero no podía dejar de lado la investigación que tenía entre manos. Pese  a que Gabriel le dijo que la niña que Mary había visto fue asesinada por un humano y no una criatura, no podía sacar de su cabeza que algo más estaba pasando y que ellos deberían saberlo.

Repentinamente, el sonido de pasos acercándose rápidamente distrajo a ambos de lo que hacían y un poco asombrados vieron la puerta abrirse y a Mary aparecer en el umbral, una gran sonrisa en su cara. Sam desvió la mirada al reloj y se dio cuenta que era la una de la tarde. Algo extraño si mal no recordaba ella iba a salir de la escuela a las dos de la tarde.

— ¡Papi, ya llegue!—exclamo la niña corriendo hacia la cama en la que Dean estaba. Rápidamente el cazador bajo la tapa del portátil y se levantó para abrazarla—me gusta mucho la escuela, tengo una maestra y se llama maestra Wilson. Jugué con unas niñas y aprendí a…—

—Wow, cálmate, nena…siéntate y dime, tampoco olvides respirar—dijo Dean con el rostro iluminado por una sonrisa. Le quito la mochila de la espalda a la niña y la lanzo a la otra cama—tu tío me dijo que debíamos recogerte a las dos—

—La directora dijo que leyeras esto—Mary saco un papel doblado de su bolsillo y se lo dio a Dean quien tras abrirlo comenzó a leerlo—papá todavía no ha llegado, yo quería mostrarle el dibujo que hice de el—

—Él está en…la verdad no se en donde esta—murmuro Dean después de terminar de leer el papel que Mary le diera. —aquí dice que olvido decirle a Sam que tenían programada una junta de maestros o algo así, te trajo ella ¿no?—

—No, vine en el autobús—respondió la niña poniéndose de pie y acercándose a la mochila que Dean lanzara. La abrió y busco en si interior hasta que encontró lo que estaba buscando. Saco una hoja y con ella en la mano se acercó a Dean—mira, papi, aquí estamos todos…la maestra dijo que dibujáramos a nuestra familia y yo te dibuje aquí, mi papá y los tíos—

— ¿Dibujaste al inútil?—a pesar de decir eso, Dean estaba feliz de ver a su hija comenzar a vivir una infancia más o menos normal, aunque esa alegría duro el escaso tiempo en que se fijó en el dibujo que representaba a Castiel: su dibujo, a diferencia del de Gabriel, no incluía alas. —Mary, te faltaron las alas de Cass—

—Papá no tiene alas ahora, le pregunte y él me dijo que estaba enfermo y que por eso yo no las veía—

—Ya veo, ven vamos a comer, tengo demasiada hambre—Dean no sabía que decir ante las palabras de su hija. Desvió la mirada hacia su hermano que seguía sentado frente a la mesa, en la que se encontraban algunos periódicos—si Ji…digo, Castiel regresa dile que fuimos a comer—

—Está bien—respondió el menor, feliz de poder recuperar su computadora—tráiganme algo a mi también, que sea vegetariano—

— ¿Qué es vegetariano?—pregunto Mary mientras salían del cuarto.

—Lo que comen las vacas—

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Jimmy se encamino directamente a la iglesia más cercana. Le había pedido a Sam que le ayudara a encontrar una y el menor amablemente le ayudo. Era tan fácil hablar con Sam, pensó el hombre mientras atravesaba las puertas de la iglesia. Necesitaba algo de consuelo, no era saludable estar recibiendo miradas de odio a cada instante. Si aún no se marchaba era por Mary, pero no sabía cuánto podría soportar de los ataques de Dean. Muchas veces se había tenido que morder la lengua para no decirle que Castiel quería regresar con él, pero que el jamás le daría otra vez su cuerpo. Hacer eso era ponerse intencionalmente en peligro.

El característico olor de flores y velas lleno su nariz y feliz observo a su alrededor. Varias bancas en dos filas fueron lo primero que vio. Camino por el pasillo que iba entre ambas y dedico unos segundos a la contemplación de la figura del hombre en la cruz. Instintivamente hizo la señal de la cruz y volvió a suspirar, se sentía otra vez en casa. No necesitaba que nadie le dijera en donde estaban los confesionarios así que allí se dirigió. La mayor parte del mobiliario estaba hecho de madera de color oscuro y parecía que alguien se dedicaba a encerarlo diariamente. Mientras entraba al pequeño cubículo intento pensar en cuantas formas distintas había violado los mandamientos por los que se regía. Se preguntó si también deberían contar los pecados que Castiel cometió usando su cuerpo. Esperaba que el sacerdote no se tardara demasiado, quería estar presente cuando Mary regresara de su primer día de escuela.

—Ave María purísima—una voz se oyó del otro lado de la rejilla que separaba su cubículo del que usaba el sacerdote. Por un segundo Jimmy se sintió confundido, ni siquiera había oído abrirse la puerta del otro lado.

—Sin pecado concebida—respondió dejando de lado sus temores, quizás solo estaba algo paranoico.

—Bienvenido hijo ¿Qué quieres confesar?—

—Padre, soy un hombre casado y he tenido…algunos pensamientos que no me enorgullecen—Jimmy noto como una gota de sudor se formaba en su sien y bajaba luego por su mejilla—padre, he tenido pensamientos sucios con otro hombre y mi familia…—

— ¿Pensamientos sucios? ¿Qué hay de malo con eso? Personalmente considero ese tipo de cosas una pérdida de tiempo, pero con el tiempo me he dado cuenta que no son del todo malos…—

— ¿Padre? ¿Se encuentra usted bien?—

—…En especial cuando estos están relacionados con Dean Winchester ¿no lo crees, recipiente de Castiel?—al escuchar ese nombre, Jimmy sintió como si la temperatura de la habitación hubiera descendido por lo menos tres grados. Iba a levantarse cuando se dio cuenta que una fuerza invisible lo mantenía firmemente sujeto a la silla. Quiso gritar pero parecía haber perdido la voz, la puerta frente a él se abrió de un golpe y un anciano apareció delante de él.

—Quizás no nos hayamos presentado antes pero es un gusto conocer por fin al hombre tras la máscara—frente a él se encontraba un hombre vestido con la túnica de los sacerdotes y que llevaba en sus hombros la característica cinta de color morado. Su apariencia no decía exactamente: “saludable”, su piel era pálida  y el cabello estaba comenzando a desaparecer de su cabeza. Su cuerpo era delgado y era obvio que la sotana le quedaba grande. —Castiel es o era un buen amigo mío ¿no me crees?—

El sacerdote rio y con un solo movimiento arranco la puerta del confesionario y la lanzo al otro lado de la habitación. Jimmy no podía creer que eso estuviese pasándole a él, el hombre delante de él no era normal.

— ¿Normal? Yo no entro en los parámetros que tú consideras “normal”—la sonrisa que le enseño le hizo sentir oleadas de pánico recorrer su cuerpo—haces bien en temerme, Jimmy Novak, Castiel no me considera su amigo y tú harías bien en pensar de la misma forma…perdona mis pésimos modales: yo soy Aziel. —

 

Notas finales:

Continuara...


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