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La no tan normal vida del cazador por Allure

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Notas del capitulo:

Ni Supernatural o sus hermosos personajes me pertenecen...ya quisiera yo mi Castiel particular...ehmm bien y eso hahaha

 

 

Antes de que la puerta pudiera abrirse, Sam volvió a levantar el rifle y le disparo otra vez a la bruja, que para su sorpresa ahora tenía la forma de Mary. Tres tiros dirigidos a su cabeza la derribaron al tiempo que su cabeza se rompía en varios pedazos. No hubo demasiada sangre y Dean hubiera querido verla manchar todo a su alrededor. Sabía que esa cosa no era su hija pero que se viera exactamente como ella era algo demasiado aterrador.

Dean oyó unas exclamaciones ahogadas y cuando miro a su alrededor vio a los niños que los rodeaban. Gabriel se mantenía cerca, esperando que alguno de ellos atacara a los hermanos, sin embargo, estos se mantuvieron en sus lugares, inmóviles, observándolos con sus rostros paralizados en una mueca de sufrimiento.

Los hermanos los observaron confundidos unos segundos hasta que su atención se dirigió otra vez hacia la puerta que en esos segundos se abría. Jimmy junto a Mary salieron de ella, la niña exhibía una gran sonrisa en su rostro. Dean intento levantarse para ir por ella pero la pérdida de sangre estaba mareándolo. Miro el cuerpo destrozado de la muñeca y rogo que ella no volviera a levantarse y atacara a Mary.

— ¡Mary Winchester, ven aquí ahora!—logro gritar y al instante la sonrisa se borró de la cara de la niña. Su rostro se quedó en blanco cuando contemplo la extraña escena que estaba sucediendo en el estacionamiento del motel. Jimmy a su lado observo horrorizado a los niños ensangrentados que rodeaban a los cazadores y al ángel. Rápidamente la atrajo hacia su cuerpo y comenzó a caminar rápidamente hacia ellos— ¡muévanse, no se detengan!—

Dean los observo moverse hacia ellos y sintió un poco de alivio…mismo alivio que se extinguió cuando sus ojos comenzaron a pesarle. Aún estaba sangrando y de seguir así no iba a poder escapar de la muerte. A duras penas se arrodillo en el suelo y miro a los niños que los rodeaban, parecían inofensivos pero no iba a apostar a que solo podría ser una fachada. Repentinamente una mano en su hombro llamo su atención y al voltear sus ojos se encontraron con los dorados de Gabriel que le dio una sonrisa. Mientras sentía que su respiración regresaba a la normalidad y el cansancio desaparecía, Dean le dio un puñetazo al ángel. Pese a que fue como pegarle a una barra de acero Dean se sintió un poco mejor, Gabriel no dijo nada y se incorporó para mirar a Sam que estaba pendiente de su sobrina y Jimmy.

—Más tarde le diré a Sammy que me golpeaste—

—Eres una niña mimada—gruño, luchando para no sobarse la mano. Se puso de pie y comenzó a caminar hacia su hija quien al verlo ensangrentado dejo salir un grito de terror y corrió hacia él, dejando atrás a Jimmy— ¡ven aquí, nena!—

Por un segundo, Jimmy creyó que se encontraba en medio de una pesadilla. Un segundo antes su mundo se reducía a llamar a Castiel para que volviera a usarlo como recipiente y ahora se hallaba caminando junto a Mary, rodeado por un montón de niños que parecían cadáveres, todos cubiertos de sangre. Mientras guiaba a la niña hacia el cazador se permitió mirar a su alrededor y fue en ese segundo cuando la vio. Estaba tirada en el suelo, con la cabeza destrozada por lo que parecían haber sido disparos. No había un rostro que contemplar pero ese ser era idéntico a Mary, por lo menos lo que quedaba de ella. Mientras se acercaban al lugar en el que la falsa niña se encontraba apretó a Mary contra su cintura y apuro el paso. No estaba seguro si correr sería una buena idea pero no iba a arriesgarse, esos niños no se veían felices.

— ¡Ven aquí, nena!—oyó a Dean gritar y al mirarlo su corazón cayó a sus pies. El rubio estaba o parecía mortalmente herido. Su ropa estaba manchada de sangre al igual que la de los niños que los rodeaban. Mary grito y se liberó de sus brazos para echar a correr hacia él.

El también habría corrido, pero algo estaba impidiéndole avanzar. Confuso le dio un vistazo a sus pies…al principio creyó que estaba alucinando, cosa no rara tomando en cuenta la situación en la que se encontraba. Sin embargo, eso sí era real, la cosa tirada en el suelo y que se parecía horriblemente a Mary estaba moviéndose cerca de él y a pesar de su destrozada cabeza lo había sujetado con firmeza, su fría mano alrededor de su tobillo.

De pronto la vio levantar lo que le quedaba de cabeza y a pesar de que sus ojos ya no se encontraban en sus cuencas sintió que ella estaba mirándolo fijamente. Un escalofrió lo recorrió de los pies a la cabeza. Se dijo a si mismo que eso no podía estar pasando pero cuando la criatura sonrió y una sustancia de color negro bajo por las comisuras de su boca supo que todo pertenecía a la horrible realidad.

— ¿P-Papá…soy hermosa?—Esa fue una de las pocas veces que Jimmy blasfemo en toda su vida. Dejando salir un grito intento liberarse de su agarre, pero para su sorpresa era más fuerte de lo que parecía. La criatura extendió su otro brazo y lo sujeto por la rodilla, como si quisiera trepar por su cuerpo—pa…papá…duele…—

— ¡Aléjate, criatura del infierno!—exclamo logrando golpearla con el pie. La bruja volvió a sonreír y la sustancia que escapaba de su cuerpo se multiplico, creando un charco oscuro  su alrededor. Jimmy iba a volver a golpearla pero su pie resbalo y cayó en aquel líquido viscoso que seguía extendiéndose.

—Papá…te am…—la criatura estaba tan cerca, que el olor de podredumbre invadió la nariz de Jimmy que sintió como su estómago se revolvía al ver su cabeza destrozada aproximándose a su rostro, pero antes de que esta pudiera moverse un poco más su cuerpo fue derribado por el golpe de la culata de un rifle. Atónito por lo que acababa de presenciar, Jimmy, levanto la mirada y se encontró con los ojos verdes del mayor de los Winchester, que sin perder tiempo lo cogió de la mano para levantarlo.

— ¡Muévete, idiota!—le grito levantándolo sin mucha delicadeza, aunque Jimmy se sintió más que feliz de alejarse de la monstruosa criatura que lo llamara padre. Corrió tras Dean hacia el lugar en el que se encontraba Mary, su hermano y Gabriel. El ángel estaba frente a ambos, como si se tratara de un escudo.

—Dejare para después la pregunta de cómo esta esa perra con vida y permitiré que nos digas como acabar con ella de una vez—gruño Dean tomando en sus brazos a Mary que escondió su rostro en su cuello—o mejor, acabala tú y mejora un poco mi opinión sobre ti—

—Pese a lo mucho que anhelo tu aprecio, debo decir que no tengo idea de lo que está pasando aquí. Ella debería haber desaparecido—por fuera, Gabriel, se veía como si la situación actual no le importara ni un poco pero por dentro estaba bastante sorprendido. La bruja estaba usando como recipiente la muñeca que el creara para despistarla y como si no fuera poco no podía hacerla desaparecer como a todas sus anteriores creaciones.—es como si Adira se hubiera adueñado de ella…debería cobrarle la renta—

— ¿Puedes o no puedes matarla?—volvió a preguntar Dean buscando con su mirada el impala— ¿o tendremos que hacerlo nosotros?—

— ¡P-Papi, tengo miedo!—Mary apretó su abrazo y Dean noto sus lágrimas rozar su piel— ¡vámonos! ¡No quiero estar aquí!—

—Calma, preciosa, yo te protegeré—murmuro acariciando su espalda—confía en mí, eres una Winchester y nosotros no le tememos a nada—

— ¡Pero esa cosa…es un monstruo!—volvió a decir para luego separar su cabeza del cuello de Dean que la dejo en el suelo— ¡tengo miedo…quiero a mi papi!—

—En este momento también me gustaría que estuviera aquí—respondió Dean dándole una mirada de reojo a Jimmy que se encontraba a unos pasos de el—pero él no está y nosotros no podemos esperarlo por siempre—

—P-Pero Jimmy dijo que…—

—Dean, mira, se están moviendo—dijo Sam capturando toda la atención de su hermano mayor. El cazador cogió la mano de Mary y la sujeto al tiempo que miraba la escena que comenzaba a desarrollarse delante de ellos: Todos los niños habían comenzado a caminar hacia el lugar en el que la bruja se hallaba, algunos se inclinaban sobre ella, extendiendo sus manos para tocarla suavemente. — ¿Qué crees que harán?—

—No lo sé y no me interesa verlo, solo sé que ahora es una buena oportunidad para acabar con ella—gruño el cazador al tiempo que se giraba para ir por las armas que se encontraban en su auto, aunque no dio más de dos pasos cuando un tipo desconocido se materializo frente a él. De inmediato puso a su hija tras su espalda para alejarla de ese nuevo peligro. — ¿quién eres tú?—

—Que modales, me presento…soy Dariel—el desconocido le hizo una pequeña inclinación de cabeza a modo de saludo y luego traslado su atención a lo que estaban haciendo los niños—esa bruja…estábamos seguros que la habías asesinado Winchester. —

— ¿Quiénes? ¿Los inútiles ángeles que debieron encargarse de ella antes de que yo tuviera que hacerlo? Lo lamento, idiota, pero al parecer la perra tiene secretos que no conocía—una sonrisa se dibujó en la boca del ángel mientras volvía a mirar al cazador. — ¿Qué? ¿Tengo algo en la cara?—

—De hecho no, eres bastante corriente, no puedo imaginar como Castiel o Aziel vieron algo en ti que los hiciera ir en contra de su propia familia—respondió dirigiendo su mirada hacia la pequeña que se ocultaba a medias tras el cazador—tu eres Mary, que suerte que seas bonita…los Winchester no son demasiado listos y hubiera sido una pena que fueras así…aunque quien sabe si…—

—Cierra la boca, Dariel, los Winchester son nuestros amigos—la repentina llegada de Mikael hizo callar al otro ángel. Mikael volvía a usar el recipiente con el que Sam lo conociera—bueno, eso creo después de todo lo que me han ayudado. —

—Pero señor, ellos no…—

—Dariel, no me obligues a castigarte—

— ¡oh! Por favor, terminen con eso, si van a destruir a esa perra háganlo de una puñetera vez—exclamo Dean enfadado tras contemplar la extraña relación entre los dos ángeles. —Hagan su trabajo alguna vez—

—Lo siento, no es parte de nuestra jurisdicción. Adira ya no es una nephilim, si nos encontramos aquí es por algo meramente ligado a la investigación. —El rostro de Dean era todo un poema. —es su responsabilidad el deshacerse de ella, nosotros…—

—Pero…ustedes son ángeles ¿no? ¿No harán nada?—cuestiono Jimmy acercándose a Dean y a Mary.

—No moverán un puto dedo, Jimmy ¡bien!—sin muchos miramientos, Dean empujo a Mikael a un lado y se encamino hacia su auto—vamos Mary, es hora de mostrarte una pequeña parte del negocio de la familia—

— ¿Qué vamos a hacer papá?—

—Dean, dime que no vas a hacer lo que creo—Sam corrió hacia ellos y observo a su hermano abrir la cajuela y tomar un rifle—ella es muy pequeña como para manejar…esto—

—A su edad tú ya sabias desarmar una pistola, sabes que no podemos depender del cielo y sus inútiles ángeles por siempre—Dean le dio a Sam algunas balas y tras cerrar la cajuela volvió a tomar la mano de su hija y la guio hacia el lugar en el que Adira aún se encontraba. Los niños habían logrado levantarla y algunos de ellos sostenían las partes de su cabeza e intentaban ponerlas en su lugar—Mary, no les temas a esas cosas, son monstruos y es nuestro deber encargarnos de ellos—

—Ella es solo una niña, Dean, yo te ayudare a…—Jimmy se acercó al auto también pero Dean lo ignoro olímpicamente. El ojiazul observo la escena unos segundos antes de regresar con los ángeles.

—P-Pero son niños y están heridos…el tío Gabe puede curarlos—murmuro la niña apretándose contra el costado del rubio, intentando no mirarlos—yo no quiero hacerles daño—

—Lamentablemente, nena, ellos no piensan de la misma forma. Es nuestro deber exterminarlos antes que ellos le hagan daño a alguien importante para nosotros—De manera irremediable la muerte de su madre y la de otras tantas personas importantes en sus vidas apareció en su cabeza, no quería perder a nadie más…su corazón ya se sentía desgarrado sin Castiel—Mary, nosotros salvamos vidas—

— ¿Cómo…como superhéroes?—

—Exactamente, ahora veamos como matamos a la bruja—Dean soltó la mano de la niña y le apunto con el arma a la muñeca, sin embargo, nada más acercar su dedo al gatillo los niños detuvieron otra vez sus movimientos y se voltearon a observarlos. Mary a su lado volvió a sollozar, Dean deseaba que dejara de hacer eso, pero sabía que su hija aun no tenía la fortaleza de espíritu que ellos habían aprendido obligatoriamente—Mary, deja de llorar…será rápido—

Antes de que el cazador pudiese disparar, los niños dejaron lo que estaban haciendo y empezaron a caminar en su dirección. Sus rostros ya no mostraban sufrimiento sino mucha ira. Dean le disparo a uno y lo derribo, pero la niña que se encontraba a su lado grito y corrió hacia él. Mary grito también, asustada y esta vez fue Sam el que hizo caer a la criatura.

Los hermanos volvieron a disparar, pero a pesar de que les dieran en la cabeza, los niños se levantaban y corrían otra vez. Cuando escucho el sonido que indicaba que el arma se había quedado sin munición, Dean tomo a la niña y la puso tras él. Antes de que pudiera levantar su mirada hacia el frente, el chillido de uno de los niños se oyó más fuerte y supo que lo que siguiera dolería mucho…

Jimmy no podía creer que eso estuviera pasando, los hermanos estaban plantándole cara a seres del infierno frente a sus propios ojos. Como si aquello no fuera poco, estaban peleando prácticamente solos, a pesar de que un arcángel se encontraba con ellos. Antes que pudiera preguntarle a Gabriel sobre los otros ángeles que aparecieran estos se desvanecieron sin dejar rastro, dejándolos a ellos cinco.

Miro a Gabriel a su lado, quería gritarle que hiciera algo. Que ayudara a su pareja y a su sobrina pero en cambio el arcángel se mantuvo inmóvil como una estatua y continuo observando la escena.

El también miro. Quizás jamás fuera a confesarlo, pero admiraba mucho el valor de Dean, la forma en que se enfrentaba a cualquier cosa por su familia. Él era muchas cosas pero no podía negar que no amara a su hija. Mary era su vida…y durante esos días el también la sintió de esa forma.

Era hora. No sabía si sus palabras serian respondidas pero no quería dejar su promesa en el aire, Mary esperaba por su padre y no por un sujeto que no podía defenderla. Era algo humillante pero era verdad, no podía protegerla ni a ella ni a su padre. Elevo su vista hacia el cielo y espero a que la voz de Castiel sonara en su interior tal y como había estado haciéndolo desde que lo rechazara…pero nada sucedió.

Los horribles chillidos de esas criaturas inundaron sus oídos. Dean y Mary estaban en peligro. Castiel no vendría y el también moriría…la niña grito y fue como si el tiempo se detuviera a su alrededor.

Parpadeo.

Allí estaban las criaturas, una de ellas se hallaba suspendida frente a Dean que protegía a Mary con su cuerpo. Sam se encontraba a unos pasos, extendía sus manos hacia su hermano como si quisiera sacarlo del camino del monstruo.

 Jimmy tomo aire y camino hacia ellos. No comprendía que estaba pasando. De pronto la oyó, una voz que no era la de Castiel y que lo llamaba. Mientras caminaba examino el rostro  de la pequeña y su corazón se partió al verla tan asustada.

—Es una pena ¿no?—Jimmy giro sobre sus pies buscando al dueño de aquella voz—esperaba que las cosas fueran diferentes, ya sabes, la paternidad cambia muchas cosas—

— ¿Castiel?—

—No, no soy el…soy más viejo—La voz retumbo en sus oídos—pero no te preocupes, el vendrá ahora mismo. Hay cosas que deben solucionarse… ¿le darías un mensaje por mí?—

—Supongo ¿Quién eres?—pregunto repitiendo su búsqueda. Esa voz decía cosas extrañas pero estaba dotada de tanto poder que notaba su pulso acelerarse—regresare para que el vuelva a ser el padre de Mary—

—Eres generoso, Jimmy. Mi hijo te estará muy agradecido—

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La próxima vez que Dean oyó el chillido de uno de los niños demonio fue cuando Jimmy lo envió de un golpe al suelo, el golpe fue lo suficientemente poderoso como para hacer que el pavimento se resquebrajara…espera un minuto ¡¿resquebrajo el pavimento?!

El hombre estaba de espaldas a él. Al ver a uno de ellos caer, los otros niños volvieron a chillar y se lanzaron sobre él.

Dean trago el nudo que se había hecho en su garganta y observo como el ojiazul se deshacía de varios de ellos, destrozándolos con su espada.

— ¿J-Jimmy?—susurro tratando de obviar el rápido golpeteo de su corazón. Extendió su mano hacia él y en el instante que iba a tocar su hombro el otro se giró rápidamente, clavando sus ojos azules en el— ¿Quién eres?—

—Castiel, un ángel del señor—Dean estaba muy seguro que su expresión debería verse muy graciosa pero no tenía ganas de reír—estaba seguro que eso ya lo sabias, Dean.—

—Maldita sea…ni te imaginas cuanto quiero meterte algunas balas en el trasero—Castiel le sonrió, no era una sonrisa de esas que aparecía en los comerciales de dentífricos pero que el infierno se lo tragara si ese simple gesto no lo hizo sentir que todo en el mundo volvía a estar bien—pero creo que sería desperdiciarlas.—

—Creo que no entiendo ¿esa es una forma de expresar entusiasmo por el regreso de una pareja?—

—En algunos lugares lo es…pero, dejemos eso para después hay una perra de la que debemos encargarnos—respondió el cazador aguantando los deseos que sentía de lanzarse sobre el ángel y arrebatarle toda la ropa, se contentó con saber que más tarde podría encerrarse en su cuarto y enviar a Mary a arruinarle la noche a su hermano—quizás estés falto de noticias pero nuestra amiga ha vuelto a jodernos—

— ¿P-Papi?... ¿eres tú?—la voz de Mary llamo la atención de ambos. La niña salió de detrás de Dean y se quedó mirando a Castiel que la observo también, ladeando la cabeza ambos al mismo tiempo. —tu si brillas… ¡brillas!—

—Sí, nena, brilla como una hada…ahora ve con tu tío mientras nosotros nos encargamos de una perra—Mary asintió varias veces con una sonrisa pero en vez de hacer lo que él le pedía corrió hacia el ángel y se abrazó a su cintura, enterrando su rostro en su ropa. Dean sintió su corazón llenarse de un montón de femeninos sentimientos, tantos que se alegró que nadie pudiera llegar a saberlo jamás—ven, Mary, Sam se sentirá celoso si no vas con el—

—S-Si, papi…te amo, papá—murmuro antes de soltarlo y hacer lo que Dean le dijera.

—Deberías decirle que tú también…ella te extraño mucho—murmuro el cazador pasando por el lado del ángel para dirigirse hacia la criatura.

—Ella sabe que la quiero, no creo que sea necesario repetir información que ella ya conoce—

Dean suspiro y desvió su atención a la muñeca destrozada en el suelo. A su lado se encontraba el único niño que no se había lanzado a atacarlos. Al verlos acercarse siseo pero no se apartó del lado de la bruja, a la que sostenía. Su cabeza seguía destrozada pero parecía que estaba curándose lentamente. Incluso se permitió sonreírles mientras llevaba su mano a su mejilla para sostenerla.

—Bienvenido de vuelta, ángel, has hecho sufrir a mi linda Mary—su voz se oía extraña pero Dean supuso que eso era porque uno de los disparos de Sam le había dado cerca de la garganta. —Es tan emocionante asistir a una reunión familiar—

— ¿Eso crees? Entonces supongo que te gustara saber que vas a participar de otra reunión…la de mi bota con tu feo trasero—respondió el cazador con una sonrisa—aunque antes me gustaría saber porque sigues aquí…nosotros ya te derrotamos, deberías estar retorciéndote en el infierno—

—Los nephilim no tienen alma, Dean, ellos no van al infierno—dijo Castiel y Dean se giró para mirarlo con una ceja alzada—tampoco al purgatorio, solo desaparecen—

—Pues, hagamos desaparecer a esta perra—el cazador devolvió su atención al ser frente a ellos— ¿te importaría hacerlo, Cass? Acabo de recordar que me quede sin municiones. —

Sin decir nada el ángel se inclinó hacia ella e iba a tocarla cuando el niño se abalanzo sobre él, mordiéndolo en el brazo. El ángel lo observo unos segundos antes de poner su mano sobre su frente. Los ojos del pequeño se volvieron de color blanco y soltó el brazo del ángel para después caer cerca sobre el cuerpo de la bruja. Adira lo observo desplomarse sin borrar la sonrisa de su cara.

—Que malo eres, ese era un niño inocente—Castiel no dijo nada, se limitó a mirar a la bruja y esta le guiño un ojo—no puedes detenerme Castiel, ni la muerte pudo ¿Qué podrías hacer tu? La tomare y con sus propias manos…te…asesinare. —

Castiel puso su mano en el pecho de la bruja pero antes de que pudiera siquiera hacer algo, el cuerpo de la bruja empezó a deshacerse. Miembro por miembro su cuerpo se esparció por el suelo, como si de una verdadera muñeca rota se tratara.

El cazador y el ángel se observaron entre si unos instantes. Ambos habían oído claramente las últimas palabras de la bruja.

 

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—Qwan ¿sabes que ella es una bruja, no? Va a intentar engañarte—Zack miro el agua que se extendía bajo sus pies. Estaba sentado en lo que antaño fuera un gran templo que ahora se encuentra tan maltratado por el tiempo que es difícil saber en dónde termina la tierra y empiezan las rocas que conforman los escalones que llevan a la parte superior. El chico se pone de pie con cuidado para no caer al agua y sube los escalones. A su alrededor el silencio solo es interrumpido por las pequeñas rocas que se precipitan desde el techo de la caverna.

Zack mira a su alrededor y el sueño en el que cree estar se difumina un poco más. A veces es consciente de que camina hacia un lugar que nunca recuerda…a veces siente que ha hecho algo muy malo y es en ese momento que vuelve a aferrarse a las palabras de Qwan.

Él es su único amigo, no recuerda en donde están sus padres y si debe ser sincero no los extraña demasiado. Qwan le dijo que ellos eran muy malos con él y que planeaban enviarlo a una escuela muy lejana para deshacerse de él. El hombre en el espejo es bueno y amable con él, incluso ha traído para él una pequeña amiga.

Susan es pequeña pero, según las palabras de Qwan, muy importante. Ella es la encargada de guiar a la única persona que puede liberarlo del plano en el que él se encuentra.

—Adira quiere traicionarlo—repite por si acaso el otro no lo ha oído. Qwan lo ha guiado a su prisión. Es como estar en un cuento de hadas, en medio del bosque. Cercado por una gran cantidad de paredes y trampas que solo unos pocos han logrado atravesar. En la parte superior se encuentra un gran espejo, sostenido por dos pilares de piedra—Ella quiere matar a la niña para comérsela, ella lo dijo—

—Lo sé—su voz retumba en su cabeza y Zack se encoge inconscientemente, sabe que Qwan no va a lastimarlo pero a veces le da un poco de miedo— ¿de verdad crees que no lo sé? Es por eso que aún sigue con vida, ella es ambiciosa y odia a los humanos que destruyeron su cuerpo original…es una excelente distracción—

— ¿Eso quiere decir que ella sabe que usted lo sabe?—pregunta y vuelve a encogerse cuando el espejo ubicado a unos metros de él se oscurece por completo, una pálida mano se posa sobre la superficie.

—Oh si…ella lo sabe, es por eso que es tan divertido…Zack ¿me temes?—el chico sabe que el hombre tras el cristal no puede llegar hasta él pero eso no lo hace menos aterrador. Este vestido de negro y el color contrasta con su blanca piel, es joven, el chico piensa que no debe tener más de treinta años. El cabello rojo le cubre gran parte del rostro pero es muy guapo—tu aun me tienes miedo después de todo lo que he hecho por ti. Ven aquí. —

—N-No es eso…es que usted… ¿Qué hará cuando salga de allí?—pregunta parándose frente al espejo, mirándose los zapatos. Qwan lo intimida, le hace sentir como si no pudiera ocultarle nada y eso lo asusta. —Ya sabe, la persona que lo encerró…usted dijo que estaba muerta. —

—Recuerdo eso, mi pequeño Zack, lo recuerdo tan bien que hare pagar a todos los que él llamaba familia—lentamente el chico alzo su mirada hasta que sus ojos se encontraron con la negrura de los del hombre tras el cristal. Sus ojos no poseían otro color, eran completamente negros…como si él fuera un de…—pero no te preocupes, cuando salga de aquí nada malo te pasara. Tu y yo seremos uno por fin, tal y como has deseado toda tu vida. —

Y Zack sonrió. Qwan jamás le había mentido, aunque no recordaba que ese fuese su deseo, pero si él lo decía debía ser verdad ¿no?

 

Notas finales:

Continuara...


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