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2MIN S.O.S TIME por Kang_princessM

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Notas del capitulo:

Este mini capítulo está dedicado a: TaeHyun.

"Por sus comentarios tan bellos y animarme a seguir".

Corea del sur.

P.O.V. Taemin ~

 

Jong In me miró atentamente, aunque trataba de sonreír se notaba preocupado por mí, yo quise ignorarlo, francamente no tenía ganas de tocar el tema que los medios de comunicación y cada uno de mis saengs, así como hyungs, me habían hecho recordar en los meses pasados. Estaba harto de todo, no quería escuchar nada más. Suficiente tenía con que mis padres me llamaran todos los días para tener noticias de Na Eun y exigirme una explicación respecto a mi divorcio.

“Era la mujer perfecta para ti, Tae Min…” No cesaba de repetir mi madre cada que tenía oportunidad haciéndome sentir el ser más miserable sobre la faz de la tierra cada vez que me reprochaba el haberle roto el corazón al separarme de la madre de su nieto.

-¿Estás bien…?

Ahí estaba la jodida pregunta.

-Sí, Jong In. Estoy bien, maldita sea, dejen de preguntarme eso cada vez que me ven.

Kai formó una pequeña mueca y asintió, sé que no creía nada de lo que yo le decía. Mi mejor amigo me conocía mejor de lo que yo mismo hacía. Ambos habíamos madurado. Jong In había ganado unos kilos más, de hecho su cuerpo estaba más trabajado, no era más aquel chico delgado que se divertía bailando a mi lado, ahora era, por lo menos, dos tallas más grande que yo. Sinceramente se veía genial. Sus labios casi tan carnosos como los míos, sus ojos grandes, su cuerpo de infarto con ese abdomen marcado, su figura algo esbelta, pero con la espalda ancha y su tono de piel a veces blanco y otras tostado hacía que las fans de EXO se derritieran al verlo en el escenario. Sí, EXO seguía siendo dueño del escenario e indiscutiblemente sabía llenar con orgullo el vacío que SUPER JUNIOR y SHINee habían dejado un par de años atrás, cuando sus integrantes crecimos demasiado como para seguir.

Los chicos de EXO estaban haciendo todo bien, nuestros diez bebés, nuestros diez hermanitos, pues dos no habían querido seguir.

¿Dónde estaban? Nadie lo sabía, se habían alejado de las cámaras, al menos Luhan lo hizo. Lo último que supe fue que tras rodar un par de películas más había decidido dedicarse al sector empresarial y trabajaba como asesor de ventas en una importante empresa de Beijing. Eso era todo. La vida de IDOL murió para él, aunque nosotros, sí, sé que todos al igual que yo lo hacían, solíamos preguntarnos si de vez en vez pensaba en Sehun. Es decir, fueron novios. ¿Acaso lo había olvidado tan pronto?

Hacer que Sehun, el niño fuerte, dejara de llorar noche a noche por Luhan, fue casi tan difícil como hacer que yo olvidara  a Minho.

Minho…

¿Me había olvidado de Minho en tres años?

-Taemin.

-¿Qué pasa?

-No has escuchado nada de lo que he dicho –me reprochó Jong In con voz ronca. Se llevó la lata de coca-cola a sus labios y dio un largo trago antes de seguir-. ¿En serio amaste a Na Eun?

-¿Por qué lo preguntas?

-Porque aún no puedo creer cómo es que acabaste tan… “así” con tu divorcio. Es decir, mírate. Tu mirada, tu forma de hablar, todo lo que eres tú ahora es completamente distinto al Taemin que fuiste antes de tu matrimonio, incluso al que fuiste durante tu vida de casado. Y yo, francamente, no sé cuál Taemin es el que prefiero.

-Tal vez la amé, Jong In. No lo sé –respondí, por primera vez tras mi divorcio, con completa sinceridad-. Tal vez llegué a amarla después de un año viviendo con ella, después de hacerla mía infinidad de noches, después de traer al mundo a nuestra pequeña Ga-Eul… Tal vez la amé, porque poco a poco olvidé el recuerdo de mi primer amor y me centré solamente en darle a Na Eun lo mejor de mí, en hacerla sonreír y cuidar de nuestra pequeña. Fue un tiempo feliz. Mamá y papá estaban contentos, yo adoraba pasar mis tardes con Na Eun y llegué a sentirme afortunado…

-Sin pensar en Minho.

Asentí.

-Luego descubrí su mentira. Descubrí que la mujer con la que me había casado no era la princesa dulce, bondadosa y débil que siempre pensé, sino que me había engañado, me había utilizado, había firmado un pacto con el mismo diablo e incluso mi hija, el ser que tan feliz me había hecho, era parte de ese contrato.

Mis ojos se llenaron de lágrimas y respiré hondo tratando de que las lágrimas no cayeran. Cinco jodidos meses después de mi divorcio, diez meses después de saber la verdad y me seguía doliendo aquello.

-¿Por qué te duele, Taemin…?

-Me engañaron, idiota. Me utilizaron. ¿Acaso tú no llorarías? –Cuestioné con dolor. Aquella pregunta se me hacía demasiado estúpida. Kai miró alrededor y luego cogió mis manos entre las suyas. A veces parecía que él era mi mayor-.

-Sabes bien que no me refiero a eso, Tae. Quiero saber si te duele la mentira de Na Eun porque la amabas, porque deseabas pasar el resto de tu vida a su lado jugando a la familia feliz, o si te duele porque a causa de su mentira perdiste a tu primer amor, porque a causa de su mentira lloraste noche a noche la falta de Minho.

Jalé mis manos separándolas de golpe de las de mi amigo y me puse en pie. Quise darme la vuelta y huir, pero Jong In tomó mi muñeca dejándome quieto en el mismo lugar.

-Taemin…

-Estoy dolido porque me siento usado. No por otra cosa, espero que te quede claro, Jong IN. No pienso repetirlo nunca más.

Mi amigo asintió liberándome poco a poco.

-Entonces… debo suponer que ya no amas a Minho. Debo suponer que eres capaz de verlo y no sentir nada, verlo simplemente como… ¿un viejo compañero de grupo?

-Exactamente.

“Exactamente…” En realidad no lo sabía, no tenía claro nada, solamente quería evitar el tema de mi primer amor. Minho estaba muerto para mí, tan muerto como yo lo estaba para él. Todos los recuerdos relacionados con Minho estaban sepultados en un rincón casi obsoleto de mi memoria, todo se notaba lejano, confuso e irreal, casi como un sueño. Jin Ki que había empezado a estudiar psicología desde poco antes de que Shinee dijera adiós al escenario, decía que era un “mecanismo de defensa”. Según él, el dolor era tan grande, que mi cerebro fingía que todo había sido un sueño para que yo estuviese bien.

Estúpido, a mi parecer.

Jong In pareció meditar mi respuesta y de su mochila oscura sacó un sobre blanco con letras doradas. Lo tendió hacia mí.

-Esta mañana no vine aquí simplemente a saber cómo estabas, Taemin. Es cierto que aún eres mi mejor amigo y lo serás siempre, pero hoy vine exclusivamente a traerte esto.

Tomé aquel sobre en mis manos y le miré curioso, mientras le abría para sacar lo que había en su interior mis ojos se iban abriendo y él hablaba.

-Como verás, la boda de ___________ y Siwon hyung será dentro de dos semanas. Las invitaciones se repartieron desde hace un mes, en realidad solamente faltaba la tuya. Imagino que pese a evitar ver las noticias sabías ya del enlace y ellos lamentan si llegasgte a pensar que no serías invitado. La verdad es que ni ___________ ni Siwon sabían cómo darte la invitación, sabes bien que desde la última vez ella no te habla, sin embargo te aprecia y me dijo que quiere que estés presente.

-¿_________ dijo eso?

Kai asintió.

-En efecto. Ella fue quien me pidió que fueses a su boda, aunque yo le dije que me reservaría el darte la invitación si tus respuestas a mis preguntas así me lo indicaban.

-¿A qué te refieres? Si __________ y Siwon quieren que vaya allí estaré, no creas que lloraré a mitad de la misa recordando mi fallido matrimonio –susurré con una risa algo irónica. Jong IN no se rio, permaneció mirándome con un rostro completamente serio-. ¿Qué pasa? ¿Invitó a Na Eun?

Kai negó.

-Minho será el padrino.

No supe cuánto tardé en reaccionar. Me quedé allí, estático, sin saber qué hacer. No hubo muecas, no hubo llanto, no hubo un gesto de sorpresa, no hubo nada, absolutamente nada. Solamente era yo y la confusión en mi mente, en mi cerebro, en mi corazón.

Minho.

Minho regresaría a Corea. Minho iría a la boda de _____________, de su mejor amiga y de su adorado hyung.

Minho.

Minho estaría allí como padrino de la boda después de tres años de ausencia, después de tres años donde la tierra se lo había tragado y nadie sabía su paradero, sólo que estaba lejos, muy lejos de Asia.

-Taemin…

Cuando reaccioné, Kai estaba detrás de mí y me rodeaba con sus brazos ayudándome a tomar asiento.

-Joder. Yo sabía que esto era mala idea. Aún lo amas, ¿verdad?

Una risa casi maniática se dejó escapar de mis labios.

-¿A Choi Min Ho? ¿Amar a Choi Min Ho? ¡Han pasado tres años! Está muerto para mí, Innie. Completamente muerto. Sólo me has pillado desprevenido.

Traté de brindarle a Kai la mejor de mis sonrisas aunque él no pareció convencido.

-Pues ese muerto estará en la boda. Ese muerto respira, Tae Min.

-¿Sabes? Debo irme. Te llamo más tarde, ¿de acuerdo? ¡Salúdame a Kyung Soo…!

No supe cómo salí de la cafetería. No supe cómo subí a mi auto y conduje hacia el pequeño departamento donde vivía tras mi separación con Na Eun. Inconscientemente un par de lágrimas habían surcado mis mejillas. Lloraba, pero ¿por qué? ¿Por qué, maldita sea? Tenía dos años sin pensar en Minho, dos años pensando que nunca volvería a verlo, que él no regresaría, al menos no tan pronto.

Muchas preguntas pasaron por mi mente. ¿Dónde había estado durante estos últimos tres años? ¿Qué habría hecho? ¿Habría conocido a alguien más…?

¿Cómo se vería? ¿Seguiría igual de atractivo o habría subido de peso? ¿Llegaría a la boda tomado de la mano con una bella mujer y un bebé?

Pensar en eso me dolía, maldición, dolía como la mierda. Era como una daga atravesándome el corazón. Eso estaba mal, muy mal. ¡Yo me había enamorado de Na Eun! ¡Yo había aprendido a amar a Na Eun! ¡Yo me había enamorado de mi esposa y llevaba sufriendo por ella los últimos meses! ¡Yo ya no pensaba en Minho!

¡Definitivamente no!

¡Joder!

Pateé con fuerza todo lo que encontré a mi paso, desde la sala hasta mi habitación, lancé las almohadas en diversas direccionas y abrí los cajones de mi armario revolviendo todo.

Estaba por volverme loco.

Yo, Lee Tae Min, ex maknae de Shinee, ex esposo de una mujer hermosa, padre de una niña de casi año y medio, y socio con Ki Bum de una importante línea de ropa estaba llorando por mi ex novio, por mi primer amor, por algo que formaba parte de mi pasado.

Tomé la caja, bastante empolvada, donde guardaba uno a uno los recuerdos de mi relación con Minho y me dejé caer al suelo echando todo alrededor mío. Había fotos, un par de collares, anillos de pareja, cartas… y el sobre blanco que le había dado a ____________ para mí. Mientras le abría y leía nuevamente el contenido recordé  la respuesta que le di a Kai cuando me preguntó si aún amaba a Choi Min Ho.

¿A Choi Min Ho? ¿Amar a Choi Min Ho?

“Sí. Te amo, Min Ho. Aún te amo”.

 

 

 

 

Madrid, España.

P.O.V. Minho

 

Di un par de vueltas en mi cómoda silla de cuero, tenía los ojos cerrados y escuchaba la dulce melodía de Jose Luis Perales que llenaba mi oficina.

Hoy me acordé de ti… quería recordarte esta mañana.

 Te vi sentada en un sillón, tomando tu café, los niños correteando por la casa.

Me pregunté, ¿será feliz? ¿En dónde vivirá? ¿Será una mujer enamorada? Me respondí que no, porque lo nuestro no es flor de un día; me respondí que no, porque lo nuestro jamás lo olvidarías.

Mi cuerpo estaba ahí, en mi oficina, en España. Pero mi mente se encontraba lejos, y mi corazón igual.

Taemin.

¿Por qué seguías presente en mi día a día? ¿Por qué cuándo creía haberte olvidado volvías a aparecer? ¿Por qué? Joder. Tú eras feliz. Yo te vi. Vi los periódicos. Salías retratado con Na Eun saliendo de una cena romántica en un restaurante de lujo, con tus padres de vacaciones en navidad y besándola en los labios mientras ella te abrazaba por el cuello y tú sostenías a tu pequeña en brazos.

Tú eras feliz…

Soo Man se había encargado de que así fuera. Yo lo sé. Y me alegraba por ello, claro, a  veces. Otras veces me dolía como la mierda y deseaba ser yo el que estuviera allí contigo haciéndote sonreír, haciéndote el amor…

Los ligeros pasos que cruzan el pasillo que da directo a mi oficina me sacaron de mi trance, sería capaz de reconocer esos pasos a un kilómetro de distancia. Poco tiempo después el aroma dulce de la fragancia de Hansol impregna el aire y está allí, mi precioso novio, de pie en mi oficina con una pesada mochila morada, un maletín con sus pinceles, las mejillas pintadas de pintura azul y su violin colgando por un lado. 

Negué de manera divertida soltando una risa suave. La música ya se había detenido.

-Deja de burlarte –se quejó formando un pequeño mohín con sus labios y tras dejar todas sus cosas desparramadas en mi sofá, corrió hacia mí y se sentó a horcajadas sobre mi cuerpo echándome de inmediato los brazos alrededor del cuello-. ¡Mi amor!

-Buenas tardes, precioso –le sonreí con amplitud apresando su estrecha cintura con mis fuertes manos. Sus ojos brillaban de esa forma tan bella que me había cautivado desde la primera vez y su sonrisa continuaba siendo perfecta. Nuestros labios se unieron en un beso pequeño que yo deseé que durara más, pero mi pequeño novio era así, siempre que él iniciaba los besos éstos eran pequeños, suaves, lindos y bastante graciosos. Eran como un juego donde Hansol me decía cuanto me amaba y lo mucho que deseaba casarse conmigo, así como un montón de apodos cursis, mientras dejaba caer una lluvia de besitos sobre mis labios, mejillas y demás parte de mi rostro-.

-Vamos a comer, bebé. ¿Sí? Anda, anda. No salimos desde la semana pasada y yo quiero presumirte. ¿Sí?

-¿Qué es lo que quieres presumir? –Cuestioné nuevamente entre risas dejando una pequeña mordida en su mentón-. Soy uno de los pocos coreanos que viven en España, ¿quieres que se rían de ti porque eres jodidamente precioso y en lugar de andar con un guapo español andas con una rana ojona?

-¡Ya, Minho! –Me gritó haciendo uno de esos berrinches que me fascinaban.

-Mi bello Hansol… -Susurré tiernamente. Rocé mi nariz con la suya y le dio un largo beso de esquimal de esa forma. Él me devolvió la sonrisa.

Hansol se había convertido en mi razón de ser, en mi fuerza, en mi sonrisa al final del día. Llevábamos apenas un año como pareja formal y francamente deseaba convertirlo en mi esposo, aunque él aún era muy pequeño. Recién había cumplido los veinte años y estudiaba diseño gráfico por las mañanas, mientras en la tarde se mantenía en sus clases de música, y los sábados iba a idiomas por las mañanas. Era un niño increíble.

Había aprendido a tocar maravillosamente el violin y aunque decía que fue gracias  a mí, yo siempre pensé que fue porque lo tenía en la sangre gracias a su mamá. Sin duda alguna era un artista y yo estaba orgulloso de él, de mi precioso novio. Tan perfecto para mí, tan hecho a mi medida.

 

 

Me dejé arrastrar al interior de aquel restaurante de comida italiana por Hansol. Hablamos de varias cosas, de todo y de nada. Se podría decir que todo se encontraba medianamente bien, hasta que él sacó a flote el tema de nuestro próximo viaje a Corea del Sur.

-¿Ya tienes todo listo? – Me preguntó de forma tierna mientras se dedicaba a comer de su rebanada de pastel de una manera tan inocente y feliz que parecía ser un niño pequeño-.

-Mhm. Anoche terminé de guardarlo todo, no es como si quisiera llevar la gran cosa. Solamente guardé lo básico, el resto puedo comprarlo allá, incluso el traje.

-¡Serás el padrino de boda más guapo de todo el mundo! –Exclamó Hansol visiblemente feliz y sin dudarlo me incliné sobre la mesa para besarlo dulcemente durante un breve instante-. Y tendrás el novio más bello. No olvides eso.

-Cierto, seré el padrino de bodas más afortunado por tener un novio tan bello como tú.

Hansol me sonrió, sus mejillas se encontraban teñidas con un leve carmesí.

-Amor.

-¿Qué pasa?

-¿Estás preocupado…? Hablo del viaje a Corea, ya sabes… El ver nuevamente a tus amigos, estar en tu tierra, hablar con tus padres… Nadie sabe nada de ti desde hace tres años.

Medité mi respuesta un momento y respiré hondo. Estaba más que preocupado y Hansol lo intuía, resultaba genial leyendo mis emociones, yo era como un libro abierto que mi pequeño novio podía leer a su antojo y placer.

-Tú lo sabes mejor que yo.

Él asintió y tan pronto acabó su postre dio la vuelta y fue hacia mí, se sentó en mi regazo y recargó su cabeza contra uno de mis hombros mientras  parecía acurrucarse entre mis brazos. Con ese gesto me recordaba a un pequeño felino buscando mimos por parte de su amo. Era realmente tierno y no me cansaría de verlo jamás.

-¿Debo tener miedo?

Su voz parecía temblar, era casi un débil susurro. Fruncí el ceño sin comprender muy bien a qué se refería.

-¿Miedo?

-De que aún lo ames.

Tragué en seco. Joder. Taemin… Taemin era lo que más me preocupaba en ese momento, no quería pensar en él, no quería poner su nombre en las noticias virtuales por no enterarme de nada relacionado con su vida actual, ni mirar sus fotos. Estuve  a punto de amarrarme las manos en las horas previas a mi encuentro con Hansol para no buscar información en la web sobre mi primer amor.

Hansol no se merecía aquello, no se merecía que después de un año de relación formal estuviera pensando en otro.

¿Por qué no había logrado sacar a Taemin de mi corazón? ¿Por qué? ¡Maldita sea!

Hansol era bellísimo, perfecto. Su sonrisa, su cuerpo, sus gestos, su amor… Hansol era perfecto para mí y yo le adoraba. Le adoraba más que a nadie en el mundo. Era egoísta con él, me enojaba cuando algún chico o chica le miraba por largo tiempo, me gustaba tenerlo a mi lado en todo momento, quería que solamente me mirara a mí. Amaba posar mis grandes manos en su delgada cintura, adoraba el roce de sus labios con los míos y disfrutaba escondiendo mi rostro en el arco de su cuello para embriagarme con su aroma tan dulce.

Hansol era mío y yo era de Hansol. Hansol se había convertido en mi mundo, en mi sostén, en mi amigo y única familia.

Nos habíamos ayudado mutuamente, yo le había enseñado a salir de ese estado aislado del mundo en el cual se encontraba debido a la muerte de su madre y a la falta de atención de su padre. Yo le ayudé a desenvolverse mejor en la escuela, a prestar mayor atención en clases y a seguir desarrollando sus talentos artísticos. Él me ayudó a salir de la depresión en la que Lee Tae Min me había hundido. Él sanó mi corazón, él me hizo sonreír y me apoyó en todo momento sin atreverse a cuestionarme jamás. Hansol nunca se enojó conmigo, Hansol nunca mostró odio hacia Taemin o reprochó mis acciones, al contrario, le gustaba escucharme, le gustaba saber más de mí.

Hansol.

Mi precioso Hansol.

Apenas tres meses atrás había cumplido la mayoría de edad y de cara al cielo estrellado, tras la cena romántica que habíamos tenido, le había jurado que cuidaría de él tanto como viviera, y que muy pronto no tendría que volver a casa de su padre, sino que podría dormir conmigo, en la misma cama, como marido y mujer. Sí. Le dije a Hansol que le pediría a su padre su mano y lo convertiría en mi esposo. ¡Nunca vi a Hansol tan feliz!

Entonces pasó.

Los noticieros de todo el mundo se encargaron de hacer pequeños espacios en sus contenidos para anunciar que el gran Choi Siwon, actor, modelo, cantante, integrante del disuelto grupo Super Junior y uno de los hombres más poderosos de Corea del Sur finalmente contraería nupcias con __________, la joven no asiática que había robado su corazón. No me quedaba duda de que Siwon tenía el dinero suficiente como para comprar la SM y que posiblemente lo haría pronto, mi amiga siempre había soñado con ser dueña de la empresa y mi hyung vendería su propia alma al diablo con tal de hacerla feliz, aún si él es un devoto cristiano.

Lejos del enorme poder de Siwon, sabía que _____________ había hecho que la noticia se diera en todo el mundo no solamente por las Siwonest que merecían  saber de la boda de su bias, sino que lo hacía por mí.

Era la señal que yo esperaba, esa era la señal, era lo que me indicaba que era tiempo de volver.

Debía volver, prometí asistir a la boda de mi mejor amiga, lo hice y tenía que cumplir. Tres años debían haber sido suficientes para madurar, además estaba feliz junto a Hansol y confiaba plenamente en que nada ni nadie podría destruir eso que mi pequeño novio se había esmerado en construir durante los últimos años.

La llamé. Llamé a ____________ y tan pronto escuché su voz supe que los tres años habían valido mierda. Supe que seguía siendo el Minho de siempre, supe que no era tan fuerte, supe que no estaba listo para volver a Corea, pero debía hacerlo, yo era el padrino de la boda.

“Perdóname, mi amor…” pensé mientras apretaba mejor a Hansol contra mi pecho, pero desde que hable con ______________ los recuerdos regresaron uno a uno y no pude evitar pensar en él. Le pedí perdón a Hansol con toda la fuerza de mi alma porque me encontraba temeroso, expectante, yo tampoco sabía qué pasaría al volver a Corea, yo tampoco sabía cómo reaccionaría al encontrarme nuevamente en mi tierra y quizá toparme frente a frente a mi primer amor.

No lo sabía y tenía miedo, mucho miedo.

Miedo de mí, miedo de ser lastimado nuevamente, miedo de herir a Hansol. ¡Yo mataría por ver feliz a Hansol!

No me atrevería a dañarlo, Hansol era mi todo… Pensaba que le amaba, pero en los últimos meses la duda me había entrado, y me preguntaba si en verdad era amor o un simple cariño.

-¿Amor?

-No –aseguré-. No tengas miedo… No le temas a Lee Tae Min, por favor. Él no puede contra ti, mi amor. Nadie es tan perfecto como mi pequeño novio.

Pese a que le mostré una de mis perfectas sonrisas mi novio no pareció creerme del todo y suspiró. Se acercó a mi rostro y besó mi mentón, mis labios y acarició mis mejillas con extrema ternura. Su mirada me rompió en cientos de pedazos.

-Amor…

-¿Sí…?

-Prométeme que pase lo que pase siempre buscarás tu felicidad. ¿Sí? No importa si no es mi lado, yo sabré entenderlo.

-¡Hansol…!

Sus labios sellaron los míos en un pequeño besito impidiéndome discutir.

-Te amo, Choi Minho. Te amo más de lo que crees, te amo más de lo que puedo expresar y porque te amo quiero que seas feliz.

-Princesa… No digas eso, tú eres mi felicidad…

Él negó un poco.

-No me digas más. Solamente promételo… Por favor.

No pude resistirme a sus berrinchitos y soltando una risa muy suave asentí.

-Lo prometo, princesa. Seré feliz si eso es lo que a ti te hace feliz.

Él me sonrió y no dudé en sellar mi promesa con un beso dulce, lento, profundo y apasionado, parecía que quería devorarme a mi pequeño en aquel restaurante, pero no me importó. Mis manos subieron y bajaron por los costados de su pequeña cintura y un suspiro salió de sus labios, así como un par de gemidos muy suaves.

Durante ese beso y las horas siguientes me olvidé por completo de mi viaje a Corea, me olvidé de todo, me sentí seguro con el chico que yacía dormido entre mis brazos y quise confiar en que a la vuelta de mi viaje con Hansol de la mano, todo estaría bien… que todo seguiría su curso.

Quise creerlo, me convencí de ello.

Notas finales:

¿Qué tal? ¿Será que ya es tiempo de volver?

Los siguientes caps serán bellos, porque Minho se reencontrará con todos y veremos los cambios que han sufrido. 

¡Gracias por leer y comentar!


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